Hugo García Michel's Blog, page 244

October 11, 2014

Lo que Iguala desiguala

Lo sucedido en Iguala es el horror sin adjetivos. El secuestro y la matanza de casi cinco decenas de estudiantes normalistas, perpetrados al parecer por las órdenes combinadas del alcalde y de un jefe del crimen organizado de la zona, no tienen justificación alguna y deben ser investigados y castigados por el bien no sólo de los directamente afectados, sino de la nación entera. En esto no hay vuelta de hoja y no creo que exista alguien en su sano juicio que se oponga.
  Sin embargo, con la gravedad que conlleva este crimen, no debe conducir a una cacería de brujas sin concierto y sobre todo no puede ser prejuzgado por una opinión pública, desatada en las redes sociales, tan dada como es a condenar sin pruebas y por medio de percepciones y reacciones viscerales.
  Es claro que el caso tiene muchísimos matices y recovecos y que en el mismo está involucrada una enorme maraña de intereses que parecería conducir a la narcopolítica que se ha enseñoreado en diversos puntos del territorio nacional –puntos focalizados y localizados–, aunque no en todo México.
  Me parece muy importante hacer esta distinción, porque no es verdad que la república en su totalidad esté en manos del crimen, como no lo es que exista un plan maquiavélico del gobierno para reprimir al pueblo, etcétera, según se maneja en algunos medios de la “opinotecnocracia” (Ángel Aguirre dixit, aunque seguramente quiso decir opinocracia).
  En este contexto, la agresión contra el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas por un grupúsculo de radicales resulta infame y que haya quienes la justifiquen es más infame aún (he leído cada comentario de una vileza inenarrable).
  Por el bien de México, entonces, y por su propio bien, el gobierno federal está obligado a esclarecer los crímenes de Iguala y no caer esta vez en el conocido “se investigará hasta las últimas consecuencias”, cuyos nulos resultados ya conocemos sobrada e históricamente.
  Sin maniqueísmos, con inteligencia, hay que igualar lo que en Iguala se desigualó. No hacerlo, puede tener consecuencias funestas. Que se conozcan la verdad y el fondo de lo acontecido, por duro que esto sea.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 11, 2014 18:30

October 10, 2014

Miriam

Truman Capote se hizo célebre primeramente por sus cuentos, publicados en los años cuarenta en revistas como Elle o Harper's Bazar, cuando tenía veinte o veintiún años de edad. Una de sus narraciones más famosas de aquel tiempo fue "Miriam", un cuentito aterrador y lleno de suspenso, a pesar de que su materia es la presencia de una simple niña. Pero una niña que ejerce el terror sicológico de la manera más cruel e implacable sobre una pobre mujer, la señora Miller, quien vive sola en un apartamento neoyorquino y a la que acosa de manera sádicamente sutil.
  La narración es perfecta y va en un lento crescendo lleno de suspenso que hace que la solitaria mujer se sienta cada vez más desolada e indefensa ante una chiquilla de diez o doce años de aspecto bello e inocente y que invade su espacio físico y mental con cuestiones tan en apariencia inocuas como pedirle que la invite al cine o que le compre unos pastelitos. ¿Es real esa niña? ¿Es parte de la imaginación de la señora? ¿Es un reflejo de sí misma? ¿Es un fantasma?
  Un cuento genial que aparece en el libro de relatos Un árbol de noche (Argos Vergara) y cuya lectura deja una sensación de rica tensión nerviosa.
  Estupendo.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 10, 2014 20:00

October 9, 2014

Otras voces, otros ámbitos

Other Voices, Other Rooms es la primera novela de Truman Capote. La publicó en 1948, cuando sólo tenía veinticuatro años (el escritor nació en Nueva Orleans, en 1924). A pesar de eso, la narración se siente madura, compleja y ambiciosa. En la misma se cuenta la historia de Joel Knox (basado sin duda en el propio Capote), un adolescente de trece años que a fines de los años treinta debe viajar de Nueva Orleans a Alabama, específicamente a un lugar apartado del mundo al que se conoce como el desembarcadero de Scully, a las orillas de Noon City, para conocer a su padre, quien lo abandonara de muy pequeño.
  Se trata se un libro de iniciación y su estilo tiene algo de barroquismo, en ocasiones estupendamente logrado y en otras un tanto confuso, pues de pronto suele abusar de la prosa poética, aunque muchas de sus metáforas están muy bien logradas y logran dotar a la trama de un aura de misterio, irrealidad y ensoñación que va muy bien con el ambiente del sur profundo en el cual se desarrolla (alguien la he descrito como una novela gótico-sureña y me parece una muy acertada definición).
  Otras voces, otros ámbitos termina por ser un trabajo memorable, aunque muy lejos de la extraordinaria A sangre fría que Capote publicaría muchos años después, en 1966, y que yo considero su obra maestra, al menos entre las que he leído (sólo me falta Desayuno en Tiffanys que espero abordar dentro de poco tiempo). Es memorable por su historia, pero sobre todo por sus ambientaciones y sus personajes: desde el primo Randolph, un homosexual frustrado que trata de vivir del recuerdo de las antiguas glorias de la familia, hasta Amy, la delirante mujer de Edward Sansom, el padre de Joel, quien para desgracia de éste yace paralítico y mudo en un camastro, pasando por la sensual y avispada criada negra Zoo y su ancianísimo progenitor, Jesus Fever; las gemelas Florabel y Idabel, más o menos de la misma edad que el protagonista y con quienes hace una peculiar amistad; el enigmático Little Sunshine, quien habita el aún más enigmático y casi sobrenatural Hotel Cloud, un lugar abandonado que alguna vez fue un espacio turístico y ya se encuentra en ruinas, o la insaciable enana miss Wisteria que aparece perturbadora casi al final.
  Narrada con parsimonia y sin prisa alguna, pero sin caer jamás en el tedio, Other Voices, Other Rooms termina por seducir al lector y por envolverlo con su magia un tanto enfermiza. No es la gran novela de Truman Capote, pero sí es una gran novela.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 09, 2014 17:51

October 8, 2014

Capitán Pijama

Anoche me enteré de que Jesús Bojalil, mejor conocido como el Capitán Pijama, había fallecido. Sabía que había estado enfermo, aunque no cuál era su enfermedad. De lo que sí me daba cuenta era de que se sentía muy solo y muy aislado, sobre todo a raíz de que debió irse a vivir a una alejada zona de la delegación Xochimilco y de que perdió la visión en un ojo. Últimamente, se había convertido en un activo feisbuquero y sé que sostenía charlas por inbox con muchas personas, en especial con sus amigas virtuales.
  De unos meses para acá habíamos tenido poco contacto, pero seguía colaborando en la revista Mosca, con su delirante sección Ufonías, continuación de otras secciones moscosas similares como su divertidísima Ensalada genealógica. Su último comentario en facebook data del día 4 de este mes, es decir, apenas el sábado pasado. No sé si a partir del domingo se puso mal o qué fue lo que sucedió.
  Supe de la existencia del Capitán Pijama a finales de los años setenta, cuando tenía a su legendario grupo de tecno Pijamas a Go-Go, pero sobre todo porque me gustaba leer la columna que escribía para la sección de cultura y espectáculos del diario unomásuno. Sus textos eran muy divertidos. Lo conocería en persona hasta veinte años después, cuando me buscó para ver si podía colaborar en La Mosca en la Pared, cosa que acepté con mucho gusto. De ahí se inició una estupenda amistad, siempre cordial y afectuosa -yo solía decirle: "¿cómo estás, mi querido Capitán?"-, aunque nos veíamos poco. Solíamos coincidir en la redacción de Editorial Toukán, cuando él iba a recoger su cheque y platicábamos un poco. Una vez fui a su casa, en la delegación Benito Juárez, antes de que se mudara a Xochimilco, y una vez, también, fue a verme tocar con mi banda de blues, Los Pechos Privilegiados, al bar Ruta 61. Esto último debió ser por allá de 2006.
  A principios del nuevo siglo, Pijama trabajaba como editor en una revista "para hombres" y varias veces me comentó que me envidiaba, porque yo podía editar una revista como yo quería, con mis propios criterios, mientras que a él sus jefes le imponían muchas cosas con las que no estaba de acuerdo. Nunca le gustó aquella chambita de la revista erótica, a la cual terminaría por renunciar.
  No sé si él lo sabía -supongo que sí-, pero por azares del destino compartimos el amor por una misma mujer, aunque en tiempos distintos. Recuerdo que en algún viejo correo que me escribió, me contaba acerca de una jovencita que iba a visitarlo y con quien tenía una apasionada relación. Durante un tiempo estuvo muy enamorado de ella y eso lo hizo muy feliz. Pero todo terminó. Años después, yo conocí a una mujer joven de la que también me prendí y por pláticas con ella, supe que conocía a Jesús y descubrí que se trataba de la misma jovencita que años atrás lo había llegado a enloquecer de amor. No sé si él supo de mi relación con ella, pero jamás me tocó el tema y yo tampoco lo hice. Nuestra amistad siguió como siempre.
  Varias veces me mandó sus discos. Llegaba a enviarme hasta tres títulos distintos de golpe, maquilados de manera casi artesanal, lo que que demostraba que era un creador más que prolífico. Era música instrumental, extraña y delirante, con títulos tan enloquecidos como los que solía emplear en sus artículos para la Mosca.
  Nunca supe cuántos años me llevaba, quizás unos cuatro o cinco. Su muerte me tomó por sorpresa y el pasmo no me ha dejado reaccionar. Sirvan estas líneas como humilde remembranza y homenaje a uno de los personajes más originales del rock que se produce en México y a quien jamás se le hizo justicia. Nunca fue incluido en un festival como el Vive Latino, por ejemplo, y sus conciertos siempre los daba en lugares pequeños y poco conocidos. Era un artista subterráneo, en la más estricta acepción del término. Quizá por eso su muerte haya pasado casi inadvertida en los medios.
  Descanse en paz (aunque lo dudo; en donde ahora se encuentre, debe estar haciendo locura y media) el gran Capitán Pijama.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 08, 2014 16:14

October 7, 2014

No es lo mismo Ryan que Bryan

Comprensiblemente, abundan quienes suelen confundir a Ryan Adams con Bryan Adams, ya que es sólo una letra lo que hace distintos sus nombres. Sin embargo, en otros aspectos son muchas las diferencias. No sólo porque el primero es estadounidense y el segundo canadiense, no sólo porque el primero nació en 1974 y el segundo en 1959, sino sobre todo porque mientras la propuesta del primero va por el camino de una música profunda y alternativa, la del segundo siempre ha ido por senderos más facilones y comerciales.
  Quiso el destino que ambos confluyeran en estos días con sendos discos y que ello pudiera prestarse a una nueva confusión. Pero no debe haber tal, pues se trata de trabajos cuya única liga evidente es el rock y cuyas cualidades y calidades son bastante disímbolas.
  Ryan Adams (Blue Note), el flamante álbum homónimo del nacido en Carolina del Norte, es una obra espléndida y una muestra más del talento que como autor y cantante tiene el creador de joyas como Heartbreaker (2000) o Love Is Hell (2004). Desgarrado, visceral, hondo y propositivo, el rabioso country rock del joven Adams tiene en este nuevo larga duración una manifestación más madura y más sabia y puede ir de la fuerza guitarrística y vocal de composiciones como “Gimme Something Good” y “Trouble” a la suavidad melancólica y acústica de “My Wrecking Ball” o la ingente hermosura de “Tired of Giving Up” y “Let Go”. Un discazo.
  Tracks of My Years (Verbe), el muy reciente plato del nacido en Ontario, es, por su parte, una simpática colección de canciones que formaron parte de su educación músico-sentimental y que incluye catorce versiones a temas de los Beatles, Creedence Clearwater Revival, The Beach Boys, Bob Dylan, Ray Charles, Smokey Robinson y Chuck Berry, entre otros. Son covers que, sin proponer algo nuevo, se dejan escuchar con agrado y hacen del disco algo accesible y disfrutable. Pero nada que no hayan hecho antes James Taylor o Rod Stewart con mejor fortuna.
  En conclusión, más vale no hacerse bolas: en el caso de los Adams, no es lo mismo Ryan que Bryan.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 07, 2014 15:21

October 6, 2014

Un reportaje sobre Tlalpan

Lo transmitió originalmente Canal 11 (u Once TV).


Publicación de ItinerarioTv.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 06, 2014 17:48

October 5, 2014

Les Mistons

Aunque estrictamente no es la primera realización de François Truffaut (antes, en 1955, había filmado el cortito amateur Une visite), Les Mistons sí es su primera película en forma, con un presupuesto, una idea, un guión, un grupo de actores. Filmado en 1957, este cortometraje hizo que el director francés, entonces de veinticinco años, lograra llevar a la práctica todos los conocimientos que había adquirido a lo largo de al menos una década de ser un cinéfilo empedernido que había visto cientos (¿o miles?) de películas y tomado detalladas notas de ellas, además de ser uno de los críticos más agudos y provocativos de la legendaria revista Cahiers du Cinema.
  Con apenas diecisiete minutos de duración en su versión definitiva (originalmente duraba veintiséis), Les Mistons narra una anécdota muy sencilla, basada en un relato de Maurice Pons, en el cual un grupo de chiquillos provincianos (les mistons, es decir, los mocosos) acosa latosamente a una pareja de novios, conformada por los actores Gerard Blain y Bernadette Lafonte (que en la vida real eran marido y mujer), celosos por la presencia del hombre. Se trata de una sucesión de viñetas filmadas en blanco y negro, con un tono amable y divertido. No se hizo en estudio sino en locaciones naturales de Nimes, Francia.
  La importancia de este corto es que ya muestra algunas de las características de lo que será el cine de Truffaut y que se manifestará claramente en su primer largometraje, el espléndido Les Quatre Cents Coups (Los cuatrocientos golpes) de 1959.
  Aquí les dejo Les Mistons, para que la disfruten.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 05, 2014 14:07

October 4, 2014

De secretarios de gobernación y otras rulfianadas

“Vine a Bucareli porque me dijeron que acá despachaba el secretario de Gobernación, un tal… (ponga el lector el nombre que guste de los funcionarios que han ocupado ese cargo de 1868 a 2014)”.
  Valga la referencia rulfiana para decir que en México, hasta antes del año 2000, la figura del secretario de Gobernación era la de un personaje temible que solía infundir terror y a quien asociábamos con palabras como represión, control, censura, cárcel y otras linduras por el estilo. Nombres como los de Ernesto P. Uruchurtu, Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría Álvarez, Mario Moya Palencia, Manuel Bartlett Díaz o Fernando Gutiérrez Barrios ponían la carne de gallina y hacían que muchas cosas se dijeran en voz baja o de plano no se dijeran.
  Claro que también habían ocupado ese puesto notables personajes, como Jesús Reyes Heroles o Jorge Carpizo, pero fueron la excepción que confirmaba la escalofriante y funesta regla. Eran las épocas de la llamada dictadura perfecta (Mario Vargas Llosa dixit) y nuestro ministerio del Interior provocaba más miedo que confianza, más resquemores que simpatías.
  La docena tragicómica (es decir, los doce años panistas) quitó la etiqueta de malos (y buena parte de su poderío e influencia) a los encargados de ese despacho y mucho se llegó a especular acerca de si con el regreso del PRI a la presidencia de la república, la figura del secretario de Gobernación recobraría sus antiguos y autoritarios fueros.
  Por suerte, hoy son otros tiempos. El poder que todavía hace tres lustros ejercía el ejecutivo ahora es compartido con el legislativo y ello disminuye las tentaciones dictatoriales. Pero no sólo eso. Como se vio el miércoles pasado, hoy el titular de la Segob sale a la calle a dialogar con un numeroso grupo de descontentos y lo hace con éxito. Al momento de escribir esto, desconozco cómo le fue ayer viernes, pero como sea hay una positiva señal de cambio que todos deberíamos saludar, aunque los agoreros de siempre lo vean con malos ojos.
  Afortunadamente, ya no estamos en épocas de Pedro Páramo y hay posibilidades más civilizadas de apagar el llano en llamas.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 04, 2014 14:42

October 3, 2014

Murales en el centro

M me convenció de salir de mi casa e ir con ella a pasear al centro histórico, cosa a la que accedí gustoso. Nos encontramos a mediodía frente a Catedral y de ahí nos fuimos a San Ildefonso, para ver "La creación", el primer mural que pintó Diego Rivera, en 192X, en el anfiteatro Simón Bolivar de lo que entonces era la Escuela Nacional Preparatoria. Es una maravilla ver de cerca esa obra y es una maravilla también el propio anfiteatro. Estuvimos ahí un buen rato y luego fuimos a tomar algo a la cafetería de la librería Porrúa, a media cuadra. El lugar es muy agradable y tiene una vista preciosa del Templo Mayor, el palacio de la Autonomía, la cúpula del ex convento de Santa Teresa la Antigua y un edificio construido por Manuel Tolsá y que alberga las instalaciones de Educal. También se ve parte de la Catedral, un costado del Palacio Nacional y una parte del Zócalo. Hermoso panorama.
  Luego de un delicioso chocolate caliente y un cuernito, pasamos a conocer el edificio y los jardines del Colegio Nacional, sobre Donceles. Al salir, empezó a lloviznar tupido y nos metimos a otro edificio colonial, donde se encuentra el Museo de la Caricatura. Ahí me encontré con el buen caricaturista Román, quien nos consiguió que entráramos gratis y vimos el pequeño pero muy buen muestrario que incluye caricaturas desde la época de la Reforma hasta la actualidad. Fue emocionante ver trabajos de dibujantes que yo casi tenía olvidados, como Guerrero Edwards, Heras y otros.
  Cruzamos la Plaza de la Constitución bajo la leve lluvia y llegamos a la sede de la Suprema Corte de Justicia, sobre Pino Suárez, a un costado de Palacio, para ver los murales de Nishisawa, Cauduro y otros muralistas. Muy impresionantes las pinturas y el inmenso inmueble. Ya por último, comimos en la cantina "Nuevo León", a un lado de la Corte. Muy sabroso y barato.
  Fue un día muy agradable, al lado de mi queridísima M. Tomamos algunas fotos (como la que adorna este texto que tomé desde la SCJ). Ya quedamos de ir a más lugares juntos.
  Regresé aquí como a las siete.
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 03, 2014 19:49

October 2, 2014

Para quienes dicen "han habido"

"Cuando el verbo haber se emplea para denotar la mera presencia o existencia de personas o cosas, funciona como impersonal y, por lo tanto, se usa solamente en tercera persona del singular (que en el presente de indicativo adopta la forma especial hay: Hay muchos niños en el parque). En estos casos, el elemento nominal que acompaña al verbo no es el sujeto (los verbos impersonales carecen de sujeto), sino el complemento directo. En consecuencia, es erróneo poner el verbo en plural cuando el elemento nominal se refiere a varias personas o cosas, ya que la concordancia del verbo la determina el sujeto, nunca el complemento directo. Así, oraciones como Habían muchas personas en la sala, Han habido algunas quejas o Hubieron problemas para entrar al concierto son incorrectas; debe decirse Había muchas personas en la sala, Ha habido algunas quejas, Hubo problemas para entrar al concierto".

(Tomado del Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española).
 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on October 02, 2014 12:51

Hugo García Michel's Blog

Hugo García Michel
Hugo García Michel isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
Follow Hugo García Michel's blog with rss.