Hugo García Michel's Blog, page 226
April 13, 2015
Emiliano
Anoche empecé a escribir al fin, después de largo tiempo de tener la idea en la cabeza, la novela sobre mi abuelo Emiliano. No había encontrado el momento y el modo para empezarla, pero en altas horas de la noche me vino la luz y escribí las primeras cuatro o cinco páginas. Me he dado un año para terminarla, tengo que hacerlo así porque quiero tenerla para principios de 2017, cuando se cumplan cien años de la Constitución Mexicana. ¿Que qué tiene eso que ver con la vida de mi abuelo? Todo: don Emiliano Celso García Estrella (y ya lo he contado en otras ocasiones, incluso en este blog) fue uno de los cinco diputados por el estado de Sinaloa en el Congreso Constituyente de Querétaro en 1917.Estoy muy entusiasmado (y espero que donde quiera que él se encuentre, lo esté también; además, casi coincidentemente, su cumpleaños fue hace justo una semana, el 6 de abril. Hubiera cumplido 139 años, Será un muy buen regalo para 2016, cuando cumpla 140).
Published on April 13, 2015 20:08
April 12, 2015
"Matar por Ángela" en Radio Mexiquense
Published on April 12, 2015 20:00
April 11, 2015
De helicópteros y jarritos de Tlaquepaque
Hubo un tiempo en que los mexicanos lo aguantábamos todo. Por eso Rius bautizó a su primera historieta como Los Supermachos. Antiguo tiempo en que el PRI tenía el control absoluto y en que los políticos podían ser lo corruptos y ostentosos que se les pegara la gana, sin que alguien los molestara ni con el pétalo de un reclamo.El sexenio de Miguel Alemán, el sexenio de Luis Echeverría, ¡el sexenio de José López Portillo!, con Arturo El Negro Durazo como mojón en el pastel. “La corrupción somos todos”, se proclamaba a sotto voce, como paráfrasis entre burlona y cinicaza de la frase de campaña del inenarrable Jolopo.
Old times, bad times en los cuales enfrentar a los gobernantes significaba riesgo real de encierro, tortura, desaparición y muerte. Tiempos de impunidad en los que no existían libertades, prensa opositora, redes sociales o la actual manga ancha para manifestarse. Tiempos y entornos que muchos “rebeldes” contestatarios de ahora no pueden imaginar siquiera.
Por eso me provoca cierta sonrisa sarcástica la manera como se hace un escándalo alrededor de cosas que si bien resultan ilegales y abusivas, no son ni por asomo cuestiones que pongan al país al borde del precipicio. Como todo este relajo de los helicópteros que lleva días en el centro de la atención mediática (y luego se quejan de las cortinas de humo). De acuerdo: algunos políticos y funcionarios se pasaron de rosca y deben ser sancionados. Vale. Pero no es que de eso dependa la situación nacional.
Hay tanto jarrito de Tlaquepaque en las redes y en el famoso círculo rojo, tanto espantado con cosas a veces tan baladíes, que los problemas profundos de México se olvidan para centrarse en el vestido de la primera dama o en cualquier otra cuestión intrascendente.
Por ejemplo, ¿cuántos niños se quedan sin clases en Guerrero, Oaxaca y Chiapas, sin que a nadie –y en especial a sus maestros– le importe? ¿Por qué las fuerzas políticas no se unen y lanzan una verdadera cruzada por la educación que es lo único que algún día nos podrá sacar del agujero en que estamos? Es que eso no vende.
Yo por eso mejor me espero, al próximo helicoptéro.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario).
Published on April 11, 2015 20:00
April 10, 2015
Mi entrevista con Carlos Puig
En su programa "En 15", de Milenio Televisión (para verlo, dar clic en el vínculo que está aquí abajo).http://bcove.me/ttci63vh
Published on April 10, 2015 21:30
April 9, 2015
Sixto Rodríguez: la invención de un mito
Ilustración: Sandoval.“Es mejor que Bob Dylan”, me dijo un amigo. "Tienes que escucharlo, pero sobre todo tienes que ver Sugar Man, la película en la que se cuenta su historia", concluyó. Muy bien. Escuché su música y vi el documental de marras, dirigido por Malik Bendjelloul, en el que se narra la accidentada saga de este cantautor estadounidense de origen mexicano, contemporáneo de Dylan, ciertamente, quien tuvo un éxito fenomenal en Sudáfrica, durante la guerra contra el apartheid, ya que quienes combatían al régimen racista de ese país tomaron varias de las canciones de aquel hombre, en especial las de su álbum Cold Fact de 1970, para convertirlas en himnos combatientes, en cantos de lucha. Fue de ese modo que Sixto Rodríguez (quien comenzara su carrera con el nombre de Rod Riguez) se convirtió en leyenda para los sudafricanos, mientras que en su propio país, los Estados Unidos, nadie sabía de su existencia.La historia es muy bonita y la peli la cuenta de manera conmovedora. Tanto que los espectadores terminan por aceptar que las canciones de Rodríguez eran tan buenas, pero tan buenas, que superaban en calidad musical y poética a las de Mr. Robert Zimmerman. ¿Te cae?
Seamos objetivos y no nos dejemos llevar por los sentimientos que despierta el documental, con todo y que haya ganado un premio Oscar. Yo sé que lo políticamente correcto sería alabar a Rodríguez y decir que es un genio desconocido y que su descubrimiento ha sido tan importante como el de la penicilina y hasta el del continente americano, pero si nos centramos en las composiciones del buen Sixto, encontramos que están bien hechas, bien estructuradas, con arreglos decentes, que las letras son buenas, pero no hay en ellas, en las canciones, algo extraordinario, algo fuera de serie, algo cercano al genio, como sí lo hay en las de Dylan, en las de Tom Waits o en las de Leonard Cohen, por ejemplo.
Sé que es odioso comparar, pero pongamos una canción emblemática de Rodríguez, como “Sugar Man”, frente a “Like a Rolling Stone” de Dylan, “Heart of Saturday Night” de Waits o “I’m Your Man” de Cohen. No hay forma de equipararlas. Vamos, el méxico-estadounidense ni siquiera se aproxima a un Donovan, una Joni Mitchell, un Country Joe McDonald, un David Crosby o un Neil Young. Si acaso, estaría a la altura de Don Mclean (el de “American Pie”) o de Neil Diamond.
La fama de Sixto Rodríguez viene más de su singular historia personal (quién sabe qué tan mitificada) y sobre todo de la película de Bendjelloul. Pero artísticamente, se trata de un músico mediano, aceptable, simpático. Un hombre de azúcar.
(Texto que iba a salir publicado en la revista Mosca No. 10 que ya no vio la luz. Lo rescato con todo y la gran ilustración de mi querido y magnífico Ricardo Sandoval)
Published on April 09, 2015 20:00
April 8, 2015
En Milenio (grabación)
Hoy grabé la entrevista sobre Matar por Ángela con Carlos Puig, en los estudios de Milenio Televisión. Llegué a las cinco, pasé a maquillaje (donde saludé a Mariza Iglesias) y casi en seguida grabamos. Creo que salió todo muy bien.De ahí me fui a saludar a Roberto López (actual director del canal) y luego subí al sexto piso para saludar a Carlos Marín (muy efusivo), Claudia Amador, Jairo Calixto Albarrán, Vero Maza, Rafael Tonatiuh, Óscar Ocampo, José Luis Martínez, Susana Moscatel y Rafael Ocampo. Con todos pude platicar un ratito.
Me encanta ir a Milenio: todos me tratan de maravilla y me hacen sentir en casa (digo, soy alguien de casa, como me dijo Puig en la entrevista).
Estupendo.
Published on April 08, 2015 21:00
April 7, 2015
¿Quién es Mark Ronson?
No sé si fue porque estábamos en plena Semana Santa, pero hasta hace un par de días aún no decidía de qué escribir en esta mi columna musical de los martes en la querida sección ¡hey!, de Milenio Diario. Entonces Alain, mi hijo mayor, DJ de profesión desde hace doce años, me recomendó que escuchara el más reciente disco del músico y productor británico Mark Ronson. El nombre me remitió de inmediato al ya desaparecido y legendario guitarrista Mick Ronson, mano derecha de David Bowie en su etapa glam, y aunque al parecer no existe parentesco entre ambos, me llamó la atención buscarlo para conocer su música.No me arrepentí. Con una discografía que data de 2003, cuando grabó el álbum Here Comes the Fuzz, Mark Ronson hace una mezcla de música soul de los años setenta (llamémosle retro soul), pero con elementos de rock y del pop electrónico actual, todo con una producción impecable.
Ronson compone, programa, arregla y produce. Para las partes vocales, invita a diferentes intérpretes (por sus discos han pasado cantantes y raperos como Mos Def, Sean Paul, Rivers Cuomo o Jack White). Esta fórmula le ha funcionado de maravilla y le vuelve a funcionar en su más reciente trabajo: Uptown Special (RCA, 2015).
Con notoria influencia de gente como Stevie Wonder (cuya armónica aparece en un par de cortes) y Terence Blanchard y con reminiscencias lo mismo de Donald Fagen y Steely Dan que del funk de The Meters y James Brown, el rap de Public Enemy y hasta el neo soul de Janelle Monáe o el rock pop de Phoenix, las once piezas que conforman este plato resultan una muy grata y variada colección de composiciones, cuyas letras, por cierto, fueron escritas en su mayoría nada menos que por un ganador del premio Pulitzer: el novelista Michael Chabon.
Esta vez con voces invitadas como, entre otras, las de Bruno Mars, Mystikal, Keyone Starr, Andrew Wyatt y Kevin Parker, además de un formidable grupo de músicos de sesión, Uptown Special es literalmente un discazo que homenajea a la música negra en su versión más rítmica y bailable, un álbum que habría hecho felices a Sly Stone y Michael Jackson.
(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
Published on April 07, 2015 18:00
April 6, 2015
Dos presentadores
Ya tengo confirmados a dos de las personas que presentarán mi novela Matar por Ángela a principios de mayo próximo. Aún no puedo revelar sus nombres, pero se trata de dos personajes muy conocidos en los medios y verdaderos pesos completos. Había un tercero, muy amigo mío aunque últimamente se ha distanciado un poco de mí, debido a incompatibilidad de ideas políticas, pero declinó hoy y no estará presente. Debo buscar en poco tiempo al tercer presentador o dejarlo quizás en dos. Lo platicaré con mi editor, Porfirio Romo.Respecto, pues, a la fecha, hora y lugar (que ye están), se darán a conocer en unos pocos días, para que todos se enteren y asista la mayor cantidad de gente posible.
Published on April 06, 2015 20:30
April 5, 2015
¿Demasiado viejo para rocanrolear?
“Too old to rock ‘n’ roll, too young to die”.
Ian Anderson.
Mi situación como músico y como escribidor de música, sobre todo como escribidor de rock, se ha vuelto un tanto paradójica a partir de marzo pasado. La razón es más que nada cronológica: acabo de cumplir sesenta años de edad.
“¿Y qué carajos hace un sexagenario carcamán como columnista en una revista para jóvenes? ¿Por qué no busca asilo (literalmente) en alguna publicacion para la tercera edad?”, se preguntará, altivo y desafiante, más de un lector veinteañero de Marvin. Trataré de darle respuesta, sin acudir al fácil expediente de citar ridículos lugares comunes tipo “la edad es un estado mental” o “uno es tan joven como se sienta”, etcétera (aunque debo confesar que me encanta aquella frase de Groucho Marx que reza algo así como “uno tiene la edad de las mujeres con las que anda” y que quizás explique mi afortunada situación de estar rodeado de amigas entre los diecinueve y los treinta y tantos… Pero ya me estoy saliendo del tema).
Mi primer argumento es que tengo la edad exacta del rock, ya que éste surgió justo el año en que nací, en 1955, cuando apareció “Rock Around the Clock” de Bill Haley y sus Cometas. Ese rock cincuentero lo hizo gente nacida en los años treinta del siglo pasado, desde Chuck Berry y Little Richard hasta Buddy Holly y Eddie Cochran (para no mencionar a Elvis). Luego vino la generación dorada que brilló a lo largo de los sesenta, conformada por músicos geniales nacidos en los cuarenta: desde los Beatles, los Rolling Stones, los Kinks y The Who, hasta Frank Zappa, Bob Dylan, David Bowie, Jimi Hendrix y un largo y talentosísimo etcétera. Nací, pues, con la tercera generación del rock: los cincuenteros que brillaron básicamente en los setenta (atento aviso a los lectores, antes de que comiencen a hacerme pedazos: no me estoy comparando con esos músicos, sólo digo que me tocó nacer al mismo tiempo que ellos).
La pregunta es entonces: ¿somos viejos los nacidos en la década del cincuenta y, en caso de ser así, eso nos inhabilita o desacredita para seguir dentro del rock, ya sea como músicos, periodistas, escritores o, incluso, meros aficionados al género? Dejo en usted, estimado lector, la respuesta.
Los roqueros de los sesenta, con Pete Townshend (hoy a punto de convertirse en un honorable septuagenario) a la cabeza, proclamaban que mejor sería morir antes de los treinta (“La gente trata de menospreciarnos, / sólo porque vamos a donde queremos. / Las cosas que hacen parecen horriblemente frías. / Espero fallecer antes de hacerme viejo” cantaba The Who en “My Generation”, en 1965). No sé si las actuales generaciones de jóvenes entre los quince y los treinta mantengan la misma actitud. Lo que sí persiste es el desprecio generacional hacia los “viejos” (a quienes suelen desacreditar tan sólo por su edad, a pesar de que compartan el mismo gusto y amor por el rock y todos sus derivados).
Más que un culto a la juventud, el fenómeno que hoy se da es el del retroceso cronológico del género masculino: los actuales adultos de cuarenta años se comportan como si tuvieran treinta, los treintañeros parecen tener diez años menos y los de veintitantos son como adolescentes imberbes. Lo confirmo a diario, no lo estoy inventando, como confirmo que ese mismo fenómeno no se repite tanto entre las mujeres, quienes se mantienen en sus respectivas edades (una chava de veintiocho es una chava de veintiocho) y a veces son incluso más maduras que eso.
Así las cosas en las generaciones jóvenes del presente milenio con las cuales tengo mucho trato cotidiano. Mis dos hijos pertenecen a esa juventud milenaria y ambos son diyéis muy creativos y talentosos, aunque todavía me cuesta comprender cómo elaboran su música.
Millenials es el tema de este número de Marvin. ¿Se dará en este siglo, en este aún joven milenio, un fenómeno como el de los Beatles, por ejemplo? ¿Un nuevo Zappa, un nuevo Bowie? ¿Habrá algo por inventar en la música. Lo conseguirá algún joven actual, alguien que aún no ha nacido? Lo veremos… o lo verán otros.
(Publicado en el número de este mes de la revista Marvin)
Published on April 05, 2015 09:00
April 4, 2015
Elecciones y futbol
Me parece una soberana marranada. Una jugarreta de los mafiosos y los empoderados, para perjudicar a la mayoría de los mexicanos. Con cuánto cinismo se comportan esas mentes maquiavélicas que un día sí y el otro también sólo están pensando en dañar a las masas más pobres y desprotegidas, aquellas que no tienen acceso a los grandes privilegios que ostentan los poderosos, los oligarcas, los que desde sus posiciones hiperaburguesadas desprecian todo aquello que huela a pueblo, aunque en su demagógica verborrea digan que hablan en nombre de la gente.México no se merece esto. Ese día, el 7 de junio próximo, decenas de millones de connacionales sólo tenemos en mente una cosa y no es justo que nos la quieran arrebatar, sobre todo si de lo que se trata es de favorecer a unos cuantos que, por supuesto, saldrán ganando si su obsceno propósito finalmente se lleva a cabo y los muy viles se salen con la suya.
Nuestro país tiene una larga tradición en ese campo y si bien en el pasado ha habido fraudes y chanchullos al por mayor, aun así es menester que podamos conservar esa indudable conquista popular. Por ende, los verdaderos patriotas debemos unirnos para impedir que esos pocos –poquísimos– que nos quieren privar de nuestro derecho, en aras de enajenar más y más a la población, logren echar a perder lo que sin duda será una fiesta llena de colorido, alegría y nacionalismo del bueno.
Es muy posible que haber juntado ambos eventos, el mismo día, responda a un plan perverso y premeditado. Estos sátrapas son capaces de todo. Ya me los imagino en pleno cónclave, decidiendo la manera de pegarnos en dónde más nos duele a los verdaderos mexicanos.
Porque eso es lo que pretenden: perjudicarnos, jodernos, despojarnos de lo poco que para nosotros aún representa patria e identidad.
Mexicanos y mexicanas, no demos pie a semejante despojo. Si ellos quieren hacer sus elecciones ese día, que las hagan. Pero que no nos priven de ver el encuentro entre México y Brasil. Allá ellos y sus partidos, allá ellos y sus candidatos. Los mexicanos queremos futbol.
Ego dixit.
(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
Published on April 04, 2015 20:30
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