Hugo García Michel's Blog, page 178

August 8, 2016

Paco Calderón: crítico desde la caricatura

Polémico, por completo distinto a los previsibles caricaturistas que inundan a la prensa progre y  políticamente correcta –y vilipendiado y acusado de “reaccionario” por lo mismo, Calderón es uno de los cartonistas más duros y críticos del país.
“Nací en 1959, en Coyoacán, que es enteramente distinto al que veo ahora; el que veo ahora me hace llorar”. Así se presenta Francisco Paco Calderón, tal vez el caricaturista político más polémico del país, quien se inició como cartonista en 1977, en El Heraldo de México, diario en el cual permaneció durante diez años. En l987 ingresó a Televisa, junto con Sergio Hiracheta, donde trabajó poco más de un año. Luego entró al periódico El Norte de Monterrey y “ahí inventamos el cartón que hasta la  fecha aparece en Reforma, cartón que con el tiempo ha ido evolucionando y ahora lo publican casi cuarenta diarios del país”. En 1991 recibió el Premio Nacional de Periodismo que otorga el Club de Periodistas y en 1992 y 2003 el Premio Nacional de Periodismo que otorga el gobierno de la república. En España ha recibido varias veces el Premio Quevedo y junto con los caricaturistas Helio Flores, Pedro Sol, Antonio Garci y Rafael Ruíz Tejada fue nombrado profesor honorario de la Universidad de Alcalá de Henares “y para alguien que nunca se recibió, es todo un honor”.

¿Por qué crees que debe haber crítica?
Debe haberla porque la crítica es la única forma de evaluarte y de mejorar. En los lugares donde se prohíbe la crítica, las sociedades se atrofian. La crítica es fundamental.

Y en un país como México, ¿es necesaria?
Totalmente. Creo que en nuestro país no tenemos una crítica a la altura de las circunstancias. En México educamos críticos de café, críticos que son como seminaristas en busca de dogmas. Y una vez que encuentran esos dogmas, dan gracias al cielo porque ya están completamente exentos de pensar por su cuenta. Repiten como papagayos todas las netas y verdades que tiene su dogma y luego no saben platicar con quien no tiene esas netas y esos dogmas. Nos falta aprender a ser autocríticos, aprender a digerir lo que se nos da. Si lo aprendemos, seremos tolerantes y si somos tolerantes, seremos democráticos y si somos democráticos, seremos prósperos. Todavía nos falta mucho, mucho, mucho.

¿Cuál ha sido tu experiencia como crítico?
Mi experiencia ha sido que en este país inmediatamente buscan la etiqueta con la cual catalogarte y dejar de ver tu trabajo, de valorarte, de ver si en tus capacidades puedes aportar algo sin prejuicio de visión. Sacas una cosa que toca alguno de los dogmas e inmediatamente te sacan la etiqueta de “caricaturista de derecha”. El político que me llevó a las páginas de la historia nacional como el primer caricaturista que se quejó públicamente de un político está en la peor bronca de su historia y en parte está en esa bronca porque este señor quiso a toda costa evitarse la crítica.

¿Cómo fue esa queja? ¿Nos puedes contar esa anécdota?
Hice una caricatura muy sonsa el año pasado, en la cual aparecía Brozo soplando y subía López Obrador a las alturas con la banda presidencial. No era un cartón ofensivo ni mentaba la madre, como luego se estila en la caricatura de este país. Se llamaba “El fin y los medios” y justo el día en que se publicó, estaba López Obrador con Brozo y éste le mostró el cartón. Entonces Andrés Manuel dijo: “¡Ah, es el caricaturista de la derecha! Le mando un saludo, pero hay que entender que es la opinión de la derecha”. Entonces, bueno, de eso se agarraron, de que “el caricaturista de la derecha”. Siempre cita un montón de nombres y a Paco Calderón como “el caricaturista conservador”.

¿Y que quieres conservar?
Siempre he estado por el cambio. Nunca he aplaudido a un dictador. Nunca he estado por la violencia. Este año publiqué un cartón en el cual criticaba a la prensa y decía que la prensa a un político le perdona todo y al otro le critica todo. Si el uno no lee, es un ignorante estúpido; si el otro no lee, nada se dice. Si el uno evade la responsabilidad y dice una burrada, ¡ah!, es un irresponsable; si el otro dice otra burrada, nadie dice algo. Pues no se qué callo pisé que al otro día, en su conferencia matutina, este señor aludió a mi caricatura y la citó textualmente. Me dio mala espina ver qué tan sensible tenía la piel ante una caricatura. Me gusta poner en ridículo a la gente cuando se lo gana, pero por lo general no me voy al ataque sangriento y despiadado. No te diré que era una caricatura suave, pero ciertamente hay caricaturistas más sangrientos. Y si una caricatura promedio recibe una indicación de tanta malicia, dices: “¡Guau! A este cuate no hay que tocarlo ni con pincitas”. Y tú ves la actuación del personaje  y todo ha sido “que no me digan, que no me critiquen, que me andan golpeando por todos lados”.



¿Tienes fórmula para hacer tus caricaturas?
Tengo la metodología de ver cómo va a salir el cartón y tengo un principio rector que es: “Sin odio y sin piedad”. Cuando criticas a alguien, lo tienes que hacer porque no estás de acuerdo con las políticas que está siguiendo. Te tienes que reír de la figura pública del personaje. Si el señor tiene problemas en casa, si tiene hijas feas, si tiene una amante, mientras eso no entre a la vida pública, a mí no me interesa y no me voy a ir por ahí. Si me voy por ahí, es porque ya tengo un odio y lo odio tanto que se vale todo. Cuando odias, lejos de atacar al personaje se te revierte y quien queda mal eres tú. Por ejemplo, Martha Sahagún, una mujer que ha sido criticada en muchos lados por ser frívola y vanidosa, pero lo criticable es que esta mujer se haya querido atribuir funciones que no le corresponden y que las pretensiones que tiene vayan en contra de los intereses de la república, eso es lo que hay que criticar. Pero si criticas que se cambió el peinado nomás porque la odias, es ofensivo. Me parece que el caricaturista tiene que revisar sus filias y sus fobias. Si cierto personaje es mi amigo y piensa lo que yo pienso y creo en sus ideas, pero el tipo la regó, pégale, pégale duro, sé justo tanto con lo que te cae bien como con lo que te cae mal. Para una democracia como la nuestra, como la queremos los mexicanos, es necesario tener buenos críticos y un buen crítico tiene que aprender a reírse tanto de sus filias como de sus fobias.

¿Crees que en México hay tolerancia para el crítico?
No. Yo creo que un problema, a lo largo de toda nuestra historia, es la intolerancia. Estamos educados en la intolerancia desde siempre. Lo ves en cualquier película mexicana. Me acuerdo mucho de una que se llamaba La calle de chinos de Carlos Orellana. Había un personaje que era chino y Chachita le decía: “Usted tiene que creer en la Virgen de Guadalupe; porque si no, no es mexicano”. Oye, ¿y porqué? Si el señor quiere creer en la Virgen de Guadalupe o quiere creer en Shiva qué carambas te importa a ti.

¿La intolerancia proviene de todos los sectores, de la derecha, el centro y la izquierda?
La izquierda todo el tiempo te anda con el rollo de la tolerancia, pero siempre se andan cortando la cabeza entre ellos, siempre se andan denunciando y no se le ocurra a un izquierdista criticar a otro izquierdista porque entonces lo corren. Ve a Castañeda, a Luis González de Alba, a Héctor Aguilar Camín. Se les aborrece como en la derecha no se aborrece a nadie.

¿El crítico es un artista?
No es un artista, gracias a Dios. La gente piensa que soy un artista, pero yo nunca me he visto como tal, Me dicen: “ay, es que usted sabe dibujar muy bien” y les digo que no es cierto, que yo sé dibujar mis dibujos, lo cual es distinto. Si tú me dices saca un block y dibuja un cuaco, yo no sabría, porque no sé un carambas de perspectiva. Si me dices hazme un retrato no puedo, porque no sé cómo sacar el retrato de una persona. Yo me veo como un periodista que sabe dibujar.

Se dice mucho que los críticos son seres amargados, frustrados…
Todos somos seres amargados. Y el hombre que dice que todos los críticos estamos frustrados, también está frustrado.

¿Qué opinas de quienes dicen que la crítica debe ser positiva y no negativa?
Yo no conozco la crítica positiva. Una buena crítica, para que lo sea, debe ser destructiva. La crítica positiva siempre es una crítica hipócrita.

¿Ves a la crítica como una actividad creativa?
Siempre lo es.

¿Cómo te imaginarías al mundo si no existiera la crítica?
Pues me lo imaginaría como el mundo en 1984, la novela en la cual el sólo hecho de pensar ya es un crimen. Sin la crítica, lo que queda es sólo un estado de esclavitud total. Nunca podrás ser un hombre feliz si no hay quién te critique. Te critican tus papás, tu novia, tu mujer. Siempre te critican y siempre te sirve. Todo es crítica y todo te ayuda. La gente que odia la crítica la verdad es la que más se la merece.

(Entrevista que realicé en octubre de 2004 y que apareció publicada poco después en la sección "Razón de la crítica impura" de La Mosca en la Pared No. 88, de enero de 2005, Las fotos que salieron publicadas las hizo la gran Isadora Hastings).
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Published on August 08, 2016 18:28

August 7, 2016

Empezar de cero

Terminé de leer las páginas que me faltaban de Empezar de cero, el libro autobiográfico de Jimi Hendrix editado por Sexto Piso del que escribí a fines del mes pasado en Milenio. Una obra estupenda y muy recomendable para quienes gustan de la música de Hendrix o les gusta el rock clásico de los años sesenta.
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Published on August 07, 2016 20:00

August 6, 2016

Mi apoyo al presidente Peña

En los datos personales de mi página de Facebook, en lo referente a religión, mi respuesta es: “sin intermediarios”.
  Mi relación con la Iglesia es nula desde hace varias décadas. Fui educado en el más estricto catolicismo (mi familia materna es de tan rancio abolengo católico que uno de los hermanos de mi madre, mi tío Javier Michel, fue “soldado de Cristo Rey” durante la guerra cristera). Cursé mis cuatro años iniciales de primaria en un colegio tlalpeño de monjas (para colmo llamado “Hernán Cortés”), donde nos hablaban pestes de Benito Juárez y rezábamos el rosario una vez a la semana, mientras que quinto y sexto grado los hice en un colegio salesiano (“Espíritu de México”), donde se acostumbraban los castigos físicos y asistíamos a misa cada viernes en la enorme capilla del plantel.
  Mi rompimiento con la Iglesia católica sobrevino a mis trece años, cuando entré a una secundaria oficial y empecé a leer Los Supermachos de Rius. Entonces dejé de ir a misa (durante al menos dos años logré que mi mamá no se diera cuenta) y me volví religiosamente socialista y devotamente ateo.
  Hoy continúo sin ser religioso, pero tampoco profeso el ateísmo (el agnosticismo a la Bertrand Russell me va mejor). Sin embargo, la Iglesia y sus ideas híper retrógradas (en las que coincide curiosamente con buena parte de nuestra izquierda populista) me siguen pareciendo escalofriantes, lo mismo que su siniestra doble moral (que también comparte con esa izquierda de tintes morenos).
  Por ello, ante las oligofrénicas declaraciones de la Arquidiócesis de México que encabeza el cardenal Norberto Rivera, en contra del matrimonio igualitario que promovió constitucional y (hay que decirlo) inusualmente el gobierno de Enrique Peña Nieto, no me queda más que refrendar mi anticlericalismo y apoyar (como no lo ha hecho el sector progre nacional, tal cual lo hizo notar el maese Gil Gamés el miércoles pasado) esa iniciativa en todo lo que vale.
  Significativo que ante los embates del clero más furibundo y ultramontano, los izquierdosos (que no izquierdistas) se queden callados. Hipócritones y oportunistas que son.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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Published on August 06, 2016 21:30

August 5, 2016

Richard Thompson / Rumor and Sigh (1991)

Gran compositor, cantante apasionado, guitarrista de primer orden y a pesar de ello, Thompson ha permanecido en la oscuridad durante más de cuarenta años. Rumor and Sigh es el disco ideal para introducirnos en el mundo de este artista londinense excepcional, una especie de Eric Clapton del mundo bizarro.

Mejor tema: “Read About Love”

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Published on August 05, 2016 13:08

August 4, 2016

Lluvia de verano

Una preciosa y breve novela que cayó en mis manos gracias a los buenos oficios de la editorial Sexto Piso.
  Escrita en 1944 por al narrador turco Ahmet Hamdi Tanpinar (a quien debo confesar que desconocía), Lluvia de verano cuenta la sencilla historia de Sabri, un hombre maduro cuya esposa y sus hijos se van a pasar una temporada a casa de los padres de ésta, dejándolo solo en su casa de Estambul. Una tarde de tormenta, descubre el el jardín a una bella y joven mujer que contempla embelesada un árbol, sin importarle quedar empapada. De ahí parte una enigmática y tenuemente erótica relación cuyos pormenores no revelaré, por si alguien tiene a bien leer este libro de escasas 84 páginas, con hermosas ilustraciones del libanés Hassan Zahreddine.
  Varias cosas suceden a lo largo del relato, pero lo que más me gustó es la manera de escribir de Tanpinar, con un estilo delicado y lleno de finura, con frases plenas de una belleza que no está exenta de ironía. Porque a pesar de sus momentos duros, Lluvia de verano es gozosa y en momentos divertida.
  "'Debe tener unos veintisiete o veintiocho años. Pero también podría tener dieciocho e incluso quince'... Tenía una faceta increíblemente joven, quizá hasta de niña pequeña.
  "'Bajo la lluvia parecía un sueño que quedara en la memoria al despertar... Y un poco de animal de raza... Siempre encuentra la postura más atractiva, la más bonita. Y, por supuesto, sin pensarlo'".
  Estilo sutil, casi como un cuento de Las mil y una noches (o Las mil noches más una noche, como las llamaba Borges).
  Una joya que recomiendo con entusiasmo.
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Published on August 04, 2016 16:49

August 3, 2016

Preciosa sesión

Hoy fue la octava sesión de grabación y toco el turno de meter las voces en "Gitana", con la preciosa voz de Daniela y la mía también. Ya estaba puesta la base de guitarra y bajo (este último cortesía de Israel Pompa-Alcalá). Iris y Jehová, como siempre, espléndidos.
  Ahí va el disco, poco a poco.
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Published on August 03, 2016 18:00

August 2, 2016

Homenaje al “Carefoca”

En 1974, la actriz Ofelia Medina se presentó en el Teatro Blanquita para bailar acompañada por la orquesta del gran músico cubano Dámaso Pérez Prado, conocido también como el “Carefoca”, en una puesta en escena dirigida por Juan Ibáñez en la que participaban también nada menos que Celia Cruz, Tongolele, Resortes, Borolas y María Victoria. Mi hermano, el cineasta independiente Sergio García, filmó en formato Super 8 un documental acerca de este espectáculo y a mis 19 años tuve el privilegio de acompañarlo y ver en concierto, tras las mismísimas bambalinas del Blanquita y a escasos metros de distancia, a ese fabuloso orquestón y su singular director, a quien sólo había visto en la tele o en alguna película de Tin Tan. Yo que despreciaba la llamada música tropical, no pude más que amar el mambo en su más pura y potente expresión (y verlo bailado por las legendarias Dolly Sisters fue el acabose).
  Vinieron a mi memoria aquellos momentos vividos hace poco más de 40 años, al escuchar el nuevo disco de Los Músicos de José, el estupendo ensamble mexicano de jazz funk liderado por el saxofonista Aldo Max, intitulado Dilo! Homenaje a Pérez Prado (Ducado Records, 2016).
  Se trata de un trabajo muy respetuoso con la música del enorme músico, compositor y arreglista caribeño y recoge varios de sus temas más conocidos, así como algunos que no son quizá tan populares. Ahí están maravillas como como “Mambo en sax”, “Lupita”, “Caballo negro” y “La niña popof”, pero también curiosidades como “A Go Go”, “Cayetano”, “Mi cerebro” o “La rosa de Tokio”.
  Cuando digo que el grupo es respetuoso de la música de Pérez Prado no significa que la toque tal cual, sino que los arreglos respetan la esencia de la misma sin perder el estilo funkie de Los Músicos de José, lo que da a cada corte un sonido muy singular e interesante.
  En el disco hay músicos invitados: Los Liquits, María Love, Agrupación Cariño y otros que contribuyen de buena manera con el resultado final de la grabación.
  Y por supuesto, el famoso grito del “Carefoca” aparece muchas veces, perfecta y sabrosamente sampleado.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)
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Published on August 02, 2016 20:00

August 1, 2016

Fiona Apple y la marea alta

Perteneció a la generación de cantatutoras que surgió a mediados de los años noventa del siglo pasado, en plena explosión del movimiento grunge. Una generación de grandes creadoras e intérpretes como Tori Amos, Ani Difranco, Alanis Morisette, Heather Nova, Tracy Chapman, Liz Phair, Aimee Mann, Jewel, Lisa Loeb, Cat Power, Paula Cole, Michelle Shocked, Natalie Merchant, Beth Orton, Sheryl Crow y aquella jovencita delgadísima y sensual, de mirada provocativa y voz más provocativa aún, quien con su disco debut detonó al rock de la época, a pesar de que al mismo tiempo varias de sus colegas produjeron álbumes tan buenos como el Dilate de Ani Difranco, el Boys for Pele de Tori Amos, el This Fire de Paula Cole, el Myra Lee de Cat Power, el Trailer Park de Beth Orton y el disco homónimo de Sheryl Crow. Todos de 1996.
  Fiona Apple (Nueva York, 1978) grabó Tidal (Columbia Records) también en 1996, a los 18 años de edad, y no faltaron los críticos que la calificaron de inmadura y pretenciosa. Incluso hubo quienes pronosticaron una carrera efímera para la novel cantante, pianista y compositora.
  A 20 años de haber visto la luz y con la perspectiva que da el tiempo, pienso que es hora de revalorar a éste, el álbum iniciático de una artista en todos los sentidos del término. Porque Tidal (“Marea”, en español) es una obra intensa y profunda, visceral y desafiante, un disco que muestra a una joven mujer vulnerable pero dura, tierna pero retadora, tan a la defensiva como a la ofensiva. “Soy una persona tan estúpida e increíblemente sensible que todo lo que me sucede lo experimento con demasiada intensidad”, decía Apple en aquellos días.
  Al contrario de lo que afirmaban los críticos de hace dos décadas, lo que a mi modo de ver demuestra Fiona Apple en Tidal es una gran madurez como creadora y como persona. Las diez canciones que conforman el álbum poseen un poderío que con el tiempo se ha acrecentado y si bien hoy es una artista más hecha y sofisticada (como lo demuestran sus apenas tres álbumes posteriores a éste, los fabulosos When the Pawn Hits..., de 1999, Extraordinary Machine, de 2005, y The Idler Wheel, de 2012), lo que hace de Tidal un clásico es esa visceralidad, esa crudeza y ese austero minimalismo que lo recorren de principio a fin.
  Desde “Sleep To Dream”, el estremecedor tema con el cual abre el disco, entendemos que no estamos ante una cantante más. Hay ahí una fuerza volcánica que hace que retiemble la tierra y nos obliga a no permanecer indiferentes ante esa música. La impresión se confirma, aunque en otro sentido, con el segundo corte. “Sullen Girl” es una canción tan bella como ominosa que, en medio de la hermosa melancolía de la música, narra con estremecedora poesía la terrible experiencia de Fiona cuando era adolescente y fue violada.
  El álbum crece aún más con la extraordinaria “Shadowboxer”, uno de los momentos de mayor clímax en Tidal. Apple canta con una intensidad impresionante y su piano la acompaña con el beat exacto para expresar lo que ella quiere. Un gran tema, al igual que el sensacional “Criminal”, al cual algunos han definido como una de las canciones que mejor reflejan la angustia juvenil de los años noventa. Una absoluta maravilla que da paso al track con que virtualmente termina la primera parte del plato, “Slow Like Honey”, otro portento, una composición que coquetea cachondamente con un jazz blueseado. Sensualidad pura.
  “The First Taste” es una canción que musicalmente se sale un poco del mood del disco, pero sólo en apariencia. Con un ritmo cercano al reggae, la melodía transcurre con una materialidad acuosa y un aire que hace recordar algunas interpretaciones de la nigeriana Sade. Por su lado, “Never Is a Promise” es otra de las joyas de Tidal, una pieza conmovedora de principio a fin que se habla de tú a tú con la belleza. La dialéctica que se produce entre la voz de la cantante, su piano, los coros y las cuerdas la convierten en una verdadera escalera al cielo.
  Los tres cortes que cierran el disco mantienen el alto nivel del mismo. Desde la majestuosa atmósfera de “The Child Is Gone” al poético transcurrir minimal de “Pale September”, para culminar con la sorpresa  de “Carrion” y su inesperado arreglo sin piano, en una melodía que Fiona Apple interpreta de un modo susurrante, acompañada por una guitarra, un bajo, cuerdas, xilófono y batería. Una manera tan extraña como suntuosa de terminar este espléndido trabajo.

(Publicado hoy en la sección "El ángel exterminador" de Milenio Diario)
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Published on August 01, 2016 20:46

July 31, 2016

Trainspotting (la película)

La había visto hace muchos años, no recuerdo si en la Cineteca o en video. El caso es que me acordaba de muy pocas cosas (de la música sí, porque tengo el soundtrack en CD) y de una u otra manera fue como si la viera por primera vez. Me gustó mucho, me divirtió enormidades. La película que para algunas personas resulta deprimente, me pareció por demás jocosa. Su sentido del humor sardónico la salva de caer en el drama y el dibujo de personajes es absolutamente delirante.
  En realidad, como alguna vez apuntó el crítico Roger Ebert, Trainspotting (1996) es más una cinta sobre la amistad que sobre la drogadicción. La camaradería entre cuatro o cinco amigos impresentables pero que se necesitan, aunque la mayoría de las veces esa camaradería sea más perjudicial que benéfica, como más perjudiciales que benéficas resultan las familias de algunos de los protagonistas, inmersas en una hipócrita doble moral.
  Las actuaciones son memorables, en especial por parte del protagonista principal, Mark Renton, interpretado por un muy joven Ewan McGregor, pero también por esos dos tipos que son Sick Boy (Johnny Lee Miller) y el demencial Begbie (un fantástico Robert Carlyle). Mención de honor también para la entonces debutante Kelly Macdonald, preciosa como la jovencita Diane.
  Dirigida por Danny Boyle y basada en la novela homónima de Irvine Welsh (que ya conseguí y pienso leer en seguida, a pesar de la horrenda traducción gachupine style), Trainspotting se desarrolla en un Edimburgo un tanto hostil y en un Londres inhóspito para sujetos como Renton y compañía, para quienes no existe redención posible y parecen destinados a vivir de por vida pegados a las jeringas de heroína.
  Un filme desesperanzador y, sin embargo, paradójicamente amable y ¿optimista?
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Published on July 31, 2016 16:46

July 30, 2016

Los barriles de Barrales

Como nueva presidenta del PRD, Alejandra Barrales es todavía una incógnita. Qué hará con el partido es un enigma que deberá resolverse muy pronto.
  Frente al 2018 (que está a la vuelta de la esquina), Barrales tendrá que decidirse por escoger uno de los cuatro barriles políticos que tiene frente a ella.
  1. El barril de Miguel Ángel Mancera. La nueva líder del Partido de la Revolución Democrática podrá optar por quien fuera su pareja sentimental y apoyarlo en sus deseos de ser el candidato presidencial del sol amarillo. Si ya se reconciliaron, no habrá problema para que avancen juntos y traten de conquistar, con muchas dificultades, el voto de las mayorías en julio del 18. Pero si siguen distanciados...
  2. El barril de Andrés Manuel López Obrador. Con su pasado (¿o su presente?) lópezobradorista, no sería difícil que Alejandra operara para hacer que el partido se convierta en dócil aliado de Morena y se sume a la candidatura de AMLO. Sería el revólver en la sien del perredismo que resultaría devorado enterito por el apetito voraz del pejelagarto.
  3. El barril de la alianza con el PAN. Se ve difícil, aunque le dio al PRD muy buenos resultados en las pasadas elecciones intermedias. Buscar un candidato común entre azules y amarillos (¿Margarita Zavala, el propio Mancera, algún personaje neutral?) daría muchas posibilidades a ambas organizaciones de alcanzar Los Pinos y conformar un gobierno de coalición.
  4. El barril de Barrales. Pudiera ser que la antigua sobrecargo se volara y buscara ser ella la candidata del partido, lo cual seguramente provocaría una enorme lucha interna y un divisionismo mayor del que ahora existe.
  ¿Por cuál barril se decidirá la guapa Alejandra? ¿Tendrá la inteligencia política para elegir el que más le conviene al PRD o cumplirá el papel que muchos temen, como el agente pejista que termine por desmantelar al partido?
  En poco tiempo lo sabremos.

* * * * *
Margarita Zavala asistió a la convención demócrata que eligió a Hillary Clinton: veo similitudes entre ambas. En cambio, Liopez (Gil Gamés dixit) no estuvo en la de los republicanos que eligió a Donald Trump... y también veo similitudes entre ambos.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)
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Published on July 30, 2016 20:00

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