Eusebio Ruvalcaba's Blog, page 7
September 29, 2015
.
Cuando tener sed era un privilegio
Soy de la época en l...
Cuando tener sed era un privilegio
Soy de la época en la que tener sed
era un privilegio.
Cuando el hombre sentía el ritmo
de la vida en el palpitar de su corazón.
Que milenios más tarde
Beethoven lo convertiría en música.
Soy de la época en la que el hombre
sentía más que pensaba.
Cuando comía la carne cruda
y se llevaba a la boca los insectos
que embestía.
Cuando le hablaba de tú a las estrellas.


September 28, 2015
.
Cuestión de Vida
Prefiero morir a que una mujer me salv...
Cuestión de Vida
Prefiero morir a que una mujer me salve la vida
y vivir para siempre a sus pies.
Porque vaya que si esa mujer heroína
se lo cobra caro.
De ahí en adelante, sin decir palabra
alguna
te echará en cara su salvamento.
Y aprovechará
para decirte que la tienes muy abandonada.
Que no la sacas más a la calle.
Que no le haces más el amor.
Que no la acompañas a las galerías.
Y todo por haberte salvado la vida.
Como si tu vida valiera tanto.
Tantos favores acumulados.
Y no es que precisamente te haya detenido
cuando estabas a punto de arrojarte al metro.
O haya vigilado que no te llevaras a la boca
alimento chatarra.
O acaso te haya hecho la lectura de la glucosa.
Pero está ahí. A la expectativa de salvarte la vida.
Cuando ni tú ni tu vida valen nada.


September 27, 2015
.
historia de un retrato
yo soy éste.
lo único que me hac...
historia de un retrato
yo soy éste.
lo único que me hace diferente
es que bebo los miados de las mujeres.
me acerco cuando están en la taza
orinando.
cuando oigo el chorro escurrir
meto la mano abajo de su panocha.
y la saco colmada de orina
como una cuchara enorme.
la bebo.
hasta la saciedad.
calmo mi sed.
sé que eso no se los hace ningún otro hombre.
la orina es deliciosa. caliente.
retrato de eusebio ruvalcaba
autor: enrique ramírez


September 22, 2015
Cuento
Unas gotas de angustia
Para Perla Itzel, con grati...
Unas gotas de angustia
Para Perla Itzel, con gratitud
Llevo dos noches sin dormir. Me van a correr de la chamba de un momento a otro. Ya me lo advirtieron. Como no tengo dinero para apoyar al candidato, mi destino es la calle.
La calle de donde yo provengo.
¿Tendrán idea estos políticos de lo que significa ser callejero, como un perro? ¿Tendrán idea de lo que es para un hombre ganarse el pan, o, mejor que ganarse la vida, luchar por una ínfima ración? Claro que saben lo que significa vivir en un estado de jodidez. Quizás alguno de ellos lo sufrió. Pero más que eso, lo saben porque por ahí aprietan. Ante la sola amenaza de que van a mocharte la quincena, todo mundo acepta. Para conservar el trabajo. Yo no quise firmar la carta de aceptación. Al carajo. Prefiero que me corran, antes que sumarme a la corrupción. Si fuera mi candidato, el partido por el cual voté, me aventaba el tiro. Y quizás ni así. Porque me sentiría extorsionado. Qué fácil para ellos.
MI familia cabe en un buró: tres niños, mi esposa y yo. No tenemos gastos excesivos. De ninguna manera. Porque sé guardar. Mi abuelo me enseñó a vivir con lo mínimo. Porque gracias al cielo así vivía él. Es lo único que te puedo enseñar. Me decía en la comida. Comíamos en la cocina. Siempre vivió con nosotros. La misma casa donde ahora yo vivo. Pero él ya no vive. Mi madre sí. Y cosa rara, se lleva bien con mi mujer. Quizás porque no se hablan. Y lo digo muy en serio.
En estos tiempos ahorrar ya no es una enseñanza, es una obligación.
Con dificultades sobreviviré un mes. Sobreviviremos, quiero decir. Aunque estemos tan apretados, no soy de los que admiten que su mujer trabaje. ¿Qué podría hacer para remontar esta situación?
Veamos.
Podría matar al candidato este. Pero eso no me iba a generar plata para la manutención de mi familia. Tal vez no, pero quedaríamos a mano. Quizás no sea culpable. Quizás atrás de él hay toda una maquinaria de trabajadores que lo obligan a seguir ese tipo de preceptos. Quizás no sea culpable pero se merece una cuchillada en el cuello. Mi abuelo alguna vez me dijo que todos los político deberían morir. Asesinados por sus víctimas.
Mi abuelo tenía razón en todo.
Conseguí mi trabajo a los 30 años. Tengo 40. Me lo van a quitar. Me van a despedir. Me van a despellejar como se despelleja a un pollo. Me van a despedir sin darme gratificación alguna. Creo que me odian. No debería decir eso. Así son con todos.
Tal vez pueda encontrar chamba en el crimen organizado. Todos aquí en la cuadra sabemos que la casa de la esquina es una casa de seguridad. Quizás pueda tocar y pedir trabajo. Podría cuidar a las víctimas de secuestros. Darles de comer, asearlos,. Alguien tiene que hacer ese trabajo. Y puedo ser yo.
También podría ser un comerciante en pequeño. ¿Por qué no? A mi cuñado Jorge Arturo le ha ido bien. Vive al día, pero no se queja. Con su negocio de quesadillas. La inversión fue mínima. Ya hasta la recuperó. Y no tiene que darle nada al puto candidato. Eso podría ser. Pero no puedo arriesgarme a dilapidar mis ahorros. Corro el riesgo den quedarme sin nada. Ni siquiera para una emergencia. ¿Qué hago si uno de mis hijos se enferma y yo sin seguro? Siquiera mi lana que tengo ahorrada me salvaría.
No veo más caminos. Pero cuando menos el de la casa de seguridad tiene la ventaja de que está muy cerca. Tengo que preguntar. Arriesgarme.


September 7, 2015
.
Carta a Pascal Guignard
Qué decepción. Esto es normal. ...
Carta a Pascal Guignard
Qué decepción. Esto es normal. Es condición humana. Quienes estamos vivos —o acaso vivos— nos decepcionamos todos los días. Del desayuno. Del transporte. De lo que leemos.
Como de leerlo a usted, señor Guignard —iba a escribir maestro, pero me arrepentí. Fui a la librería y me topé con un libro de su autoría: El odio a la música. Pese a su precio exorbitante —más allá de una botella de mediano whisky— lo compré de inmediato. Hasta el momento de pagar en la caja peso sobre peso, me consideraba yo su más devoto lector. Por un solo libro. El cual me hizo suyo, y que llevaré en el alma hasta el día de mi muerte: Todas las mañanas del mundo. Qué modo de escribir. Porque se nota la benevolencia, el cariño al (supuesto) lector, digamos la elevación espiritual de por medio. Un músico que conserva intacta su vocación pese a todas acechanzas del medio que lo rodea. Y del cual sale bien librado. Con la consecución de un amor.
Bajo el manto de esta premisa, inicié la lectura de El odio a la música. Línea tras línea, párrafo tras párrafo, página tras página, su figura literaria —gracias al cielo que no conozco su rostro— fue cayendo ante mí. En grotescos pedazos se pulverizaba —en imágenes que ni el peor Tarantino hubiese admitido. ¿Cómo era posible?, ¿es usted adicto al opio en cualquiera de sus manifestaciones, o a otro estupefaciente que aún no se consume en México? Porque créame que intentaba yo sorprenderme con la lectura de su libro. Sorprenderme positivamente. Cubrirse bajo el manto de ese título, o es usted un grande hombre investido de sabiduría o es un charlatán. Y yo buscaba la sabiduría. Odiar la música es menos grave que odiar a la patria. O que odiar al amor. O que odiar a la medicina. O que odiar al deporte. O a la política. Pero lo que encontré en su libro no fue una disertación sobre el odio a la música sino al sonido. Al arte del sonido. Y hasta donde yo entiendo, que es muy poco, no es lo mismo el sonido que la música. O cuando menos yo nunca denominaría música al sonido del motor de un camión —sonido o ruido, como usted guste. Tanta erudición que despliega usted en su libro —¿le gustan 15 mil palabras, o más?—, para qué. De verdad que leerlo constituye una experiencia muy cercana al cuaderno de la doctrina en el cual uno no entiende nada. Pero acaba entornando los ojos y clamando al cielo: ¡Cuánto sabe este señor!
Y lo peor de todo —o lo mejor de todo— es que en ningún momento me hizo usted dudar de la belleza sublime de la música. Le confieso que todo el tiempo tuve en mi cabeza: la Hammerklavier de Beethoven, el concierto Turco de Mozart, el cuarteto La doncella y la muerte de Schubert, el quinteto Furioso de Schumann, o el trío para corno de Brahms, o bien el Souvenir de Florence de mi amado Tchaikovsky. Y yo me preguntaba: ¿qué habrá llevado a este hombre a pavonearse con la cola abierta de un pavo real y enseñar su abominable trasero? ¿No habría sido mejor quedarse callado? Quién sabe. Cada quién. Creo que uno de los preceptos de los disidentes es su capacidad de divergir. Y buscándole tres pies al gato, según Guignard, puedo mandar al carajo a todos los pintores contemporáneos de Rembrandt. O a todos los contemporáneos de Dostoievski… O de Faulkner. O de quien sea. Basado simple y llanamente en que su literatura, su música, su plástica fue usada para adormecer a los hombres convertidos en insectos de un régimen totalitario. ¿Y de eso qué culpa tiene Schubert, que los nazis utilizaban para embrutecer a los condenados muerte?
Se despide de usted el último de sus lectores.


September 1, 2015
.
Acercamientos ruvalcabianos
Para Jaime Aljure, con mi g...
Acercamientos ruvalcabianos
Para Jaime Aljure, con mi gratitud
1) La literatura universal nos cubre cual manto protector. Cuando la atmósfera se torna irrespirable. Cuando la violencia asedia como la cuchilla que nos rebanará el cuello, Héctor nos protege de un extremo al otro de la calle.
2) Todos tenemos una Helena en la mira. Sabemos que sólo la belleza de Helena justifica su infidelidad. A partir de Helena, las mujeres infieles caminan desnudas en su imaginación.
3) Nos sabemos astutos. Capaces de desafiar el batir de alas del ángel de la muerte. Todo tarda en llegar. Pero llega. Aun la noche envuelta de tinieblas. Nueve años lo demuestran entre aqueos y troyanos.
4) La sangre se inflama ante el desafío. Ignoramos si saldremos vivos o muertos de la batalla frontal. Pero delante hay un gran guerrero. Que no vemos. Cuyo aliento nos agobia.
5) Obviamos cualquier placer ante la vacuidad del destino. Pero tomamos nuestro lugar en la fila de la batalla.
6) El poder de convocatoria de Jesús palidece delante del de Héctor. Se necesita un héroe. No un mártir.
7) Obediencia y gallardía calificaban a los guerreros al margen de la Troya invencible. Nunca por encima de la valentía,
8) No hay sobredosis que rebase la fatuidad del cobarde. Ni los siglos borrarán la debilidad de Paris. Ni la belleza de Helena la solapa.
9) A los aqueos les bastaba con la respiración de la sangre.
10) La aristocracia del liderazgo sólo se comprende a través de la nobleza de Príamo.
11) No hay hombre que no desee a la mujer de su hermano —siempre y cuando sea más bella que la propia. Ni Héctor se salvó. Aunque no se diga.
12) Homero atravesó todas las modalidades humanas para escribir lo que escribió. Fue jinete. Fue arquero. Adornó su cabeza con un yelmo empenachado. Sintió el fragor de sus músculos. La enjundia de su alma. La desesperación de los celos. El fuego incontenible del deseo. Fue niño. Fue mozalbete. Fue caballo. Fue mujer.
13) Las ciudades envejecen a otro ritmo. ¿Cuánto tiempo habrá que esperar para que una mujer envejezca?: ¿un año?, ¿cinco?, ¿diez? —pero más allá, ¿para que un ejército de héroes esté dispuesto a morir por ella?
14) Si Helena hubiese sido escasamente agraciada, la gesta de Troya no existiría.
15) ) Hécuba aceptaba a Helena porque su hijo Paris la había robado, como se roba un tesoro embarrado de sangre. Pero si su marido Príamo hubiera sido el autor del robo, la habría echado a los chiqueros. Pese a su belleza.
16) El término épico está pasando a poder de los narcotraficantes. Son ellos los que acometen grandes hazañas. Los que se fugan vía túneles en medio de la vigilancia más sanguinaria. Pero también son quienes distribuyen riquezas, quienes salvan vidas, quienes protegen sus ciudades. Quienes usan armas de oro. Como Héctor. Como Patroclo. Como Ulises. Como Aquiles. Y nos guste o no, como Paris.
18) Héctor obsequiaba a su enemigo armas de bellísima factura, luego de un empate. Y en reciprocidad, el rival hacía lo mismo. E invocaban la clemencia de los dioses. Ambos. Con los brazos al cielo.
19) Quisiera ser escritor. Y estremecer a mis lectores. Quisiera ser escritor y narrar batallas y traiciones. Hazañas y cobardías. Tramos del infausto amor. Y el cuerpo de una mujer que todos los hombres desearan. Quisiera ser escritor y provocar espanto por el olor de la sangre. Y aturdimiento por las decisiones de los héroes. Quisiera ser escritor y enjugar las lágrimas de una madre, y arropar el corazón de una mujer abandonada. Quisiera ser escritor y trepar las murallas de una ciudad, luego de extraer las vísceras de sus defensores. Quisiera ser Homero.


August 30, 2015
.
Consideraciones Ruvalcabianas
¿Será que en la noche los...
Consideraciones Ruvalcabianas
¿Será que en la noche los bares son más relajados? ¿Por qué la gente bebe en las noches y no en las mañanas, si en la Iliada se combate de día y no de noche? ¿Les da pavor? ¿Temen pulverizar las buenas costumbres en los que alguna vez fueron educados, hijos de otras buenas costumbres? Pocas cosas tan deliciosas como beber en la mañana. Todo parece en contra. Y uno se ataca de la risa de los pusilánimes, que bajo la neblina del alcohol se ven en todas sus dimensiones. Hete ahí la paradoja.
*
A veces tengo la impresión de que todos se confabulan contra mí. Como si yo fuera la última persona que acaso mereciera un poco de consideración. Que para el caso es lo mismo, si todos nos hemos de morir.
*
Si hemos de morir, mejor sería al lado del azar y no del ser amado. Para qué hacerle pasar un rato amargo, cuando puede ser tan dulce.
*
Si morir hemos, abrigar en la mano la calidez del amigo. Que los últimos minutos transcurren en una especie de vaivén entre la vida y la muerte nos depara. En ese instante ya pertenecemos al infierno.
*
Si hemos de morir, que sea con nuestro corazón desamparado. Siempre será mejor morir desamparado, que a la cubierta de una sensación equívoca.
*
Si hemos de morir —que hemos— siempre será mejor en la ignorancia que bajo el amparo de ilusiones vagas. Nada más doloroso que errar la dedicatoria de un sentimiento de amor.
*
Si hemos de morir —un poco antes, un poco después—, siempre habrá alguien que se sonría de nuestra muerte. Y alguien que palidezca.
*
Odio a las mujeres intelectuales. Que siempre, inequívocamente siempre, humillan al macho. Con sus aires de grandeza.
*
Digamos que cada vez soy más fresa. Todavía más. Cada vez estoy más alejado de los autos. Yo, que identificaba el modelo de un Ford Fairline por el tablero. Que reconocía el volante de un Mustang 68. Digo que cada vez me duermo más temprano. A las 11 ya estoy roncando. Cada vez abrazo más a mi perro. Él me da todo a cambio de nada. Ni siquiera implora cariño. Su sensibilidad es superior a la de cualquier ser humano.
*
Diario bebo. Ahora mismo. Domingo. Estoy briago. Principio a celebrar mi cumpleaños. Este jueves 3 de septiembre. 64 años. En fin. Decía que bebo todos los días. Religiosamente. Vivo en un estudio miniatura. Donde sólo caben la música, el alcohol y yo. Más unos cuantos libros. Cero mujeres. Cuando extraño alguna, veo Las mujeres de la mafia. Y me masturbo como chamaco. Qué rico.
*
Quién sabe si serías tú. Pero te vi llegar al Carro del Sol. No manches. Una maravilla con tu gorrita negra. Ibas toda de negro. Seguro tus calzones eran negros. Y lo mismo tu bra. Con dos hombres. Con tu pelito güero. Tirando a negro. O negro tirando a güero. Estos hombres te asediaban. Te acosaban. Te tocaban. Me descubriste y tus ojos se clavaron en los míos. Uno de los hombres te sacó a bailar. Te querían coger. Pidieron cerveza y tequila. Tomaste una botella y te empinaste la chela. Te querían coger. Como si supieran lo cachonda que te pones con esa combinación diabólica.
*
¿En dónde radica el coraje de un hombre? ¿En su fuerza o en su temperamento?
*
Me gusta ser un hombre de bajo perfil. Siempre lo he sido. Pero ahora más. ¿Quién asaltaría a un hombre de ropa corriente, despeinado, sucio, que sólo lleva en la cartera estampas de las vírgenes jaliscienses? En donde levanto la nariz es en el mundo de la música. La neta. Hablemos de Brahms, de Beethoven, de Schumann, de Schubert, y entonces mi perfil se afila.


August 26, 2015
.
El alma de Paganini
1) La bravura paganiniana permea la...
El alma de Paganini
1) La bravura paganiniana permea la música para violín que le sucede. Quién más, quién menos, compositores e intérpretes le brindan homenaje al príncipe de los virtuosos.
2) Los 24 Caprichos de Paganini comprenden el llanto de un niño incorregible.
3) Todo Capricho contiene la voluptuosidad de una mujer en brama. Por eso se recomienda no escucharlo hasta la saciedad.
4) Para tocar los Caprichos se requiere rayar en la locura. Tal como le aconteció al autor cuando los compuso. Nadie que se tome en serio podrá intentar tocarlos. Y se necesitó estar loco para componerlos.
5) Un Capricho es un ajuste de cuentas.
6) Quien escucha los Caprichos de Paganini sufre estragos en su organismo: la piel se le pone chinita. Los ojos se quieren escapar de sus órbitas. Los oídos se conmocionan hasta pulverizar el cerumen. Reumas recorren la columna vertebral como un herpes. La lengua se traba por no dar con el adjetivo adecuado —ese adjetivo que se merecen los Caprichos.
7) Hay quien se inclina por el Capricho XIII. Hay quien lo hace por el Capricho IX. Hay quien no cambia el XXIV por ningún otro. Como sea, un Capricho sirve de epitafio. Para que aquel escucha no descanse en paz.
8) Que resulte incapaz de tocar los Caprichos, mantiene vivo a un violinista.
9) ¿Por qué razón un violinista se empeña en tocar un Capricho de 3 minutos en vez de un concierto de 35? Lo más con lo menos.
10) Los Caprichos no acompañan la entrada al paraíso. Ni al infierno. Acompañan la entrada al alma de quien los escucha.
11) En los Caprichos jamás se va de la sencillez a la complejidad. Ni de la complejidad a la sencillez. Se toca la primera nota, y se desparrama la inmensidad sonora.
12) Un berrinche no es un Capricho. Pero el Capricho tiene elementos del berrinche. Sobre todo por el coraje. La bravura. Todo Capricho es una muestra de poderío. Todo Capricho es un alacrán.
13) Hay Caprichos que deberían adornar el pelo de una mujer.
14) Cuando un Capricho se toca a la luz del sol inclemente, se distingue a lo lejos un incendio que porfía por ver la luz.
15) Cuando sueñes que masticas un Capricho es una pesadilla. Lo que estás estrujando es tu cerebro.
16) Cuando el diamante adquiere la forma de un crucifijo, el Capricho desafina.
17) El diamante brilla con luz propia. El Capricho no; su luz proviene del arte del demonio.
18) Cuando se toca un Capricho de Paganini en forma descabellada e irregular, el demonio suelta la carcajada. Tiene una nueva víctima.
19) Los 24 Preludios de Chopin, son el polvo que suelta el arco durante la ejecución de los 24 Caprichos de Paganini.
20) Paganini estrenaba un violín cada vez que tocaba la serie completa de sus Caprichos. Un violín que tenía 200 años. Pero que bajo sus dedos avistaba la eternidad.
21) Si al gran violinista le hubieran dado a escoger entre la más hermosa dama y la ejecución de un Capricho, se habría quedado con la mujer.
22) Cuando Paganini besó la mano de Berlioz en público y le extendió un cheque por 50 mil libras, lo que en realidad estaba haciendo era componer el Capricho XXV.
23) Los violinistas pierden el alma por tocar los 24 Caprichos de Paganini; cuando en realidad lo que están haciendo es armar su ataúd.
24) Cada Capricho contiene la bomba de tiempo del que viene enseguida. Aun el XXIV. Que el siguiente está dentro del que oye.


August 19, 2015
.
La metáfora
Para mhijta chula, érika coral
1) La metáfo...
La metáfora
Para mhijta chula, érika coral
1) La metáfora lima asperezas entre la rigidez del adjetivo, y la estulticia del sustantivo.
2) Nadie se baña dos veces en la misma metáfora.
3) La metáfora pone las palabras en los labios del escritor infecundo.
4) Siempre serán superiores las metáforas emanadas de la sangre popular.
5) Un escritor que decante su prosa huye de la metáfora.
6) Las metáforas son al escritor crepuscular lo que los cantos de la sirena a ya sabemos quién.
7) Nada más fácil para enamorar a una mujer que una metáfora vulgar.
8) Una metáfora asusta a los niños.
9) Las metáforas espejean en los hielos del whisky.
10) Las mujeres llevan su artillería de metáforas debajo de la falda.
11) Metáfora se escribe con m de mar embravecido.
12) La metáfora hace tanto daño como una trampa para osos. O una ratonera.
13) Hay poetas adictos a la metáfora. Ojalá lo fueran al alcohol. Y aquí no hay metáfora.
14) Las mujeres prefieren que se les rocíe con una gota de alcohol, que con un chorro de metáforas.
15) Una metáfora bien puesta en el hocico del rijoso, lo calma intempestivamente.
16) La metáfora sustituye el prodigio de la lengua.
17) La metáfora sugiere que la poesía es ingeniosa.
18) La metáfora es mera hoja de parra.
19) La mujer adulta prefiere la mano a la metáfora.
20) La mujer joven prefiere la mano y la metáfora.


August 10, 2015
.
El lied
Cada vez estoy más convencido de la diáfana gen...
El lied
Cada vez estoy más convencido de la diáfana genialidad de Franz Peter Schubert. Supo hincar el diente donde advirtió la verdura de la inspiración. Es decir, donde Beethoven había dejado un hueco. Sabía que la ruta de la sinfonía había llegado al tope —se necesitaba de un Brahms para horadar nuevos derroteros—, sabía que el cuarteto de cuerdas se hallaba atascado, sin salida de emergencia ninguna, y en cuanto a los conciertos para piano, sabía de sobra, le constaba todos los días al mirarse al espejo, que sus manos regordetas y pequeñas, que su cuerpo de corta estatura y rechoncho, no provocarían ningún impacto en el espectador. Y aquí viene otra cuestión: el compositor escribe conciertos para sí mismo, para que él mismo los toque. Para que se exhiba delante de la gente que acude presurosa a escucharlo. De ahí la dificultad extraordinaria de los conciertos de Paganini. De que los conciertos para violín más difíciles de la historia sean los de su autoría. Y lo mismo acontece con los conciertos para piano de mi amado Johannes Brahms. No es posible concebir belleza más cercana a la divinidad que los suyos. Y que exigen mayor entrega en lo que se refiere a la musicalidad. Era lo suyo. Musicalidad y dificultad. Estoy hablando de sus dos conciertos para piano. Los escollos de su concierto para violín rayan en la locura, y pese a su intocabilidad, dicho concierto es para los oídos como la dulce superficie de un lago suizo. Menos cotizado es su concierto para violín, violonchelo y orquesta. Como si Dios le hubiera dado la espalda. Así fuera por unos segundos. Perdón, regreso al lied. Cada lied de Schubert equivale al pétalo de una flor de belleza intocable. Si por la flor toda entendemos aquello inalcanzable. Los lieder de Schubert contienen la inefabilidad de la música. Lo más con lo menos. Unas cuantas notas son suficientes para palpar el nacimiento de la idea. Lo que más adelante devendrá en la cristalización del sentimiento más alto, que es el del amor.


Eusebio Ruvalcaba's Blog
- Eusebio Ruvalcaba's profile
- 36 followers
