Laura Urcelay's Blog: Laura Urcelay, page 6
June 9, 2020
La más inútil del pueblo. Microrrelato Escribir Jugando (Junio)

A esos cuervos no se les engaña fácilmente. Vinieron al atardecer, cuando el cielo parecía un campo de caléndulas que tiznaron con su oscuridad. Los pollitos estaban en un bidón volcado, bajo el calor de su madre, menos el último, que tenía el cascarón pegado al culito y piaba de frío. El piar fue la señal. Los cuervos bajaron al huerto, me ignoraron y estiraron al pollito como si fuera una goma elástica hasta que lo partieron en dos. Los atuendos estrambóticos que me había puesto la señora solo valieron para que me sintiera la espantapájaros más inútil del pueblo.
Con este microrrelato de 100 palabras (sin contar el título) participo en el reto Escribir Jugando (Junio).
Ayer nacieron pollitos en casa. Ninguno ha sufrido daños. La gallina ha picado a la gata.
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June 3, 2020
Escritoras españolas actuales jóvenes
El otro día, en una entrevista me preguntaron qué cosas había hecho durante el confinamiento que no hubiese hecho antes. Una de ellas ha sido leer literatura catalana en catalán.
Alba Dalmau. Foto de El TempsMe apunté a un club de literatura catalana virtual pensando que leeríamos obras clásicas y, para mi sorpresa, las dos autoras que hemos leído son contemporáneas, jóvenes y vienen con mucha fuerza.
Hoy os quiero hablar de la primera de ellas: Alba Dalmau con su libro El camí dels esbarzers.
El camí dels esbarzers
El camí dels esbarzersPuede parece un libro de relatos cortos. Relatos donde los protagonistas son diferentes personajes que viven en un mismo lugar y van entrelazando sus vidas a medida que transcurren las historias. Sin embargo, la sensación que me dejó al terminar de leerlo fue que, en realidad, la autora había construido una novela coral, donde a través de tantas voces narrativas me había sumergido por completo en la vida del pueblo, sus misterios, relaciones y secretos.
Las historias transcurren en Sandville, un pueblo imaginario de los Estados Unidos al lado de Nashville, donde viven diferentes personajes con personalidades muy fuertes. Un pueblo cerrado, homófobo, racista, machista que vive los cambios como una amenaza. A lo largo del libro descubrimos temas recurrentes como el amor incondicional, el dolor por la pérdida, la soledad, las relaciones de dependencia y la asfixia del pueblo.
El camí dels esbarzers (el camino de las zarzas) es el lugar donde confluyen la felicidad y la desgracia de los habitantes de Sandville. La zarza es un arbusto que pincha, como las heridas que tienen los personajes, pero también da fruto, da moras, como la ternura que transmite el libro.
Foto de la revista MètodeEstilo e influencias de Alba Dalmau
La prosa de la autora es precisa, sin florituras, va directa al detalle y crea imágenes de gran simbolismo y belleza. Influenciada por autoras como Carson McCullers y Elisabeth Strout. Encontramos, además, un homenaje a tres historias que podéis leer de forma gratuita:
El gato bajo la lluvia de Ernest HemingwayUn día perfecto para los peces plátano de SalingerLa broma, de Chéjov
La influencua de Hemingway se hace más que patente al utilizar la autora con gran maestría la Teoría del Iceberg propuesta por el autor y que nos permite, como lectores, pensar, elucubrar y participar de las historias.
Mezcla de disciplinas artísticas en El camí dels Esbarzers
Alba Dalmau es licenciada en comunicación audiovisual y disfruta entrelazando diferentes disciplinas. Para escribir las historias de Sandville se inspiró en una serie de fotografías del proyecto “Tierra incògnita” de Israel Ariño. La foto de la portada es una de ellas, el resto se pueden ver AQUÍ.
May 29, 2020
Entrevista “Hasta luego, futuro”
Ayer me entrevistaron en la sección “Encuentros Literarios” del programa “Encuentros culturales”. Hablo mucho, pero que mucho de mi novela Hasta luego, futuro. Hablamos de mi experiencia en Palestina, lo que me llevó a escribir la novela, si está basada en hechos reales. Al final me preguntan qué cosas nuevas he hecho durante la cuarentena, mi respuestas es….larga 
May 27, 2020
La sombra del penacho. Microrrelato escribir jugando (Mayo)

Cuando cumplí seis años, la abuela me regaló un tipi. Lo montamos en su jardín. Habló de animales de poder. Vio en mí una gacela, indefensa, grácil; yo vi en ella una lechuza, por las gafas redondas que le cubrían media cara. Jugamos mientras los demás bebían, incluso la até con espumillón. A la hora de la siesta entré en el tipi con mis muñecas. Algo me acechó. Cuando asomó la cabeza, vi una hiena, el animal de poder de mi abuelo, que me atrapó con dientes de carroña, garras callosas, y extendió sobre mí la sombra de su penacho.
Participo con este relato en el reto Escribir jugando (Mayo). 100 palabras sin contar el título.
May 15, 2020
Premio para La canción del huerfanito #Nuestros mayores
Estoy emocionada de que este relato haya sido galardonado por Zenda. Ya os comenté que es una historia especial, nada menos que la vida de mi abuela, una niña de posguerra que ha pasado por situaciones terribles.
Me queda mucho por contar de su vida, por eso estoy empezando a trabajar en una novela y este reconocimiento me ha dado el empujón que me faltaba para meterme de lleno en el proyecto.
Que mi nombre aparezca en este artículo junto al de escritores de la talla de Espido Freire o Juan Gómez-Jurado es un subidón.
Aquí os dejo los 11 relatos que han sido premiados. Todos maravillosos.
Ganador y finalistas del concurso de historias sobre Nuestros Mayores
May 12, 2020
Reseñas “Hasta luego, futuro”
A pesar del confinamiento y las consecuencias que ha tenido para el lanzamiento de mi novela, estoy contenta porque muchos lectores y lectoras me han hecho llegar sus valoraciones por distintos medios.
Os dejo aquí dos opiniones. Recordad que la podéis adquirir en Amazon en este enlace (en papel o en e-book) y también os podéis poner en contacto conmigo para que os envíe un ejemplar dedicado a vuestra casa (envíos nacionales en España), los próximos envíos saldrán en un par de semanas.
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Salud.
May 5, 2020
La canción del huerfanito #Nuestros mayores
Hace más de setenta años que falleciste, pero aún oigo tu voz: «Cántame, Beni, siéntate aquí y cántale algo a tu padre». Yo me acercaba deprisa, me encaramaba por tus rodillas y rodeaba tu torso que me parecía inmenso, aunque no debía de abultar ni la mitad que el mío ahora. Con timbre melancólico, entonaba tu canción favorita, la de aquel niño que, en cueros y descalzo, lloraba por las calles porque no tenía madre. Tus ojos, uvas danzarinas, no tardaban en derramar unas lágrimas gordas que se te acumulaban en las bolsas.
—Pepe, eres peor que los chiquillos —decía mamá desde la lumbre, envuelta por el aroma a chorizo y cebolla que desprendía algún guiso—. ¿Para qué mandas a la cría que cante si te pones a llorar como una madalena?
Tú te levantabas, me dejabas en el taburete y la sorprendías con un beso.
—Que nos ven los críos, hombre —decía al tiempo que te daba un empujón.
Yo os miraba, iluminados por la claridad primaveral que entraba por las ventanas junto al trino de los pájaros y los ladridos de algún perro lejano, y me parecía que así debían quererse todos los matrimonios del mundo.
Aunque éramos siete hermanos, gracias a tu trabajo de soldador en la mina vivíamos desahogados. «Soldador de primera» te llamaban aquellos a los que hacías favores por los que pedías a cambio una caja de Ideales.
—Debes cuidarte, te vas a matar —decía mamá cada vez que te sobrevenía un ataque de tos seca que te dejaba sin respiración.
—Pero, Nati, ¿no será mejor vivir cuarenta años feliz que sesenta a disgusto? —contestabas, ya con otro cigarro prendido.
Llegó un momento en que la tos no te dejaba dormir. El doctor dijo que estabas quemado por dentro y la única alternativa era enviarte a un hospital de Madrid que pagaba la mina para sus trabajadores. A los pocos días partiste hacia la capital, no sin antes subir a nuestra habitación y despedirte con un mensaje al oído: «Beni, no dejes de cantar el huerfanito», que se me quedó grabado junto a tu olor a tabaco, tus ojos danzarines y el calor de tu mano sobre mi frente.
Mamá fue a verte. Sufrió para conseguir el billete de tren; su hermano Antonio —al que le habías regalado aquel torno de madera que habías hecho para ti y que le había fascinado—, dijo que no le prestaba dinero para ir a ver a «ese borracho». Yo sé que te gustaba el orujo y que, cuando tardabas en llegar a casa y te esperábamos para darte un beso de buenas noches, había una contraseña con la que nos avisabas de tu estado: si en vez de los cinco golpes alegres en la puerta, sonaban dos, antipáticos y fuertes, ya sabíamos que tu presencia luminosa se había empañado por el alcohol y mamá nos decía: «Venga a la cama que papá viene un poco mal, ya mañana le dais el beso» y subíamos la escalera corriendo. Pero yo me agazapaba en el rellano y, mientras pegaba la nariz a la madera para absorber el aroma a roble y pasaba las manos por la suavidad de la baranda, te escuchaba murmurar: «No tengo hambre, Nati», y mamá te decía: «Pues a dormir, que mañana hay que madrugar», te llevaba de la mano y hasta te descalzaba como al niño que en ocasiones me parecía que eras. Eso ocurría cuando bebías orujo, así que no entendí por qué el tío Antonio te llamaba borracho como si fuera algo terrible y nunca le perdoné lo que le hizo a mamá. Al final, el dinero se lo prestó su otro hermano, Juanito, que la acompañó a Madrid. Al volver, mamá nos contó que te habías empeñado en quedarte con sus zapatos, como había llevado dos pares, te dejó unos junto a la cama. Y yo pensé que cuando volvieras la calzarías, como en una especie de ritual para que supiera que, a partir de entonces, serías tú quien cuidaría de ella y nunca más tendría que descalzarte.
Tres semanas más tarde, se presentó en nuestra casa Carmen, la vecina cuyo marido había muerto hacía unos días en el mismo hospital en el que estabas tú.
—Te acompaño en el sentimiento —dijo mamá. Invitó a Carmen a sentarse a la mesa de la cocina y le ofreció café, pero la mujer, con los hombros encogidos, dijo que solo quería un vaso de agua. Mamá corrió a cerrar las ventanas porque comenzó un aguacero que impregnó la estancia de olor a tierra mojada, cogió a la nena que entonces tenía tres años y se sentó junto a la vecina.
—Nati, lo siento tanto. ¡Fue un error! —dijo Carmen tras dar un sorbo. Mamá sacudió la cabeza—. Era Pepe, el muerto era tu Pepe ¡Confundieron los nombres!
Mamá se levantó y deambuló acunando a la nena con expresión cérea mientras Carmen nos contaba que ellos acudieron a tu funeral, vieron cómo te introducían en uno de esos nichos donde nadie dejaría flores y te compraron unas pocas. Nunca hemos sabido dónde está tu tumba.
Teñimos la ropa de negro y el tinte se filtró por nuestra piel. En la de mamá debió de entrar más profundo, debió de emponzoñar su cerebro, porque perdió la razón y solo aguantó viuda nueve meses.
La canción del huerfanito cobró más sentido que nunca. No la he dejado de cantar, tal y como me pediste el último día que vi tus ojos danzarines hundidos por el insomnio. Y así llevo toda la vida; hoy, con ochenta y siete años que tengo, la he cantado con la ventana abierta para que las notas os alcanzaran y os susurraran que no falta mucho para que deje de ser esa huérfana descalza que nunca ha encontrado unos zapatos tan hermosos como los de su infancia.
Participo con este relato, un trocito de la vida de mi abuela, en el concurso de historias sobre nuestros mayores de Zenda.
Y esta es la canción que sigue cantando mi abuela:
April 30, 2020
Las vidas que pudimos vivir
¿De qué nos habla la novela?
A veces, las decisiones más insignificantes señalan con marcas de fuego el devenir de tu vida sin que ni siquiera seas consciente de lo que está sucediendo.
Esta frase resume uno de los mensajes más importantes que nos deja esta novela: las decisiones que vamos tomando empujados por las circunstancias, por los temores, por los deseos… son las que van conformando nuestra vida de un modo u otro. Quién no se ha preguntado alguna vez ¿Si hubiera cogido el otro camino, cómo sería ahora mi vida?
Mucha veces me preguntaría qué habría pasado si me hubiese marchado a Madrid. Pero eso forma parte de un pasado que no ha existido, de una decisión que no tomé y de una vida que no viví.
Pero no es ni mucho menos la única reflexión a la que nos invita la novela que toca temas como los problemas psicológicos, el acoso laboral, los conflictos en las relaciones de pareja y familiares, los problemas de identidad sexual, la violencia de género, el abuso sexual y el trabajo precario en el contexto de la crisis en la España del 2008.
Y es que en este libro nos sumergimos en la vida de cinco mujeres: Susana, Violeta, Diana, Paola y Soledad. Mujeres contemporáneas, diversas, cuyas historias se entrelazan en dos escenarios clave. A lo largo de los capítulos vamos conociendo las vivencias personales de cada una y la perspectiva que tienen sobre la misma situación, de tal modo que, cuando llegamos al final, a la versión de Soledad, encajamos la última pieza del puzle que Mayte Blasco ha deconstruido de forma tan inteligente.
Personajes inolvidables
La prosa, sencilla y elegante, fluye de tal manera que te engancha desde el principio y hace que no quieras dejar de leer. Te mantiene expectante para descubrir a cada una de ellas y lo que ocurrirá al final, un final inesperado y sorprendente.
Pero lo que más me ha llamado la atención es la construcción de los personajes femeninos, tan bien perfilados, cada una con sus características y peculiaridades. Cierto que con algunas puede resultar más fácil empatizar que con otras, en mi caso es Violeta con la que más he conectado, pero al final llegas a comprender a todas, por difícil que algunas nos lo pongan, porque la autora contextualiza sus comportamientos al mostrarnos su trayectoria vital, sus aprendizajes, sus relaciones, todo un pasado y unas vivencias que las han llevado a ser lo que son y a comportarse de la manera que lo hacen.
Sabía que esta novela me iba a gustar porque cuenta con todos los ingredientes para ello: personajes femeninos, mujeres en situaciones de la vida cotidiana, historias realistas. No me equivocaba, he disfrutado descubriendo a estas cinco mujeres y espero que Mayte nos sorprenda pronto con una nueva obra.
Podéis adquirir la novela: AQUÍ
April 26, 2020
Entrevista-Presentación en Instagram Live
El lanzamiento de Hasta luego, futuro me ha pillado en plena pandemia. He tenido que cancelar presentaciones, ferias y envíos. El otro día hablaba sobre esto con Andoni La Red, escritor y autor de Partido a 22 y me comentó la idea de hacer una presentación virtual a través de un directo en Instagram. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Me puse manos a la obra y le pedí a Andoni que me acompañara como presentador-entrevistador, ya que él conoce bien la obra.
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Este jueves 30 de abril de 17-18 (hora española peninsular) os esperamos en Instagram. Os contaremos secretos de la novela, podréis preguntar todo lo que queráis y haremos algún juego sorpresa. Nos espera un directo muy dinámico. ¿Os apuntáis?
April 22, 2020
Sant Jordi confinado
El año pasado por Sant Jordi vivía en Cantabria y me vine a Barcelona a grabar este vídeo con mi primer libro Mujeres de retales. Este año vivo en Barcelona y hoy no podré presentar mi novela Hasta luego futuro por las calles catalanas. La vida es así de caprichosa.
Tenía planes geniales: inauguraba la feria en el pueblo donde vivo desde hace 10 meses con un manifiesto sobre la literatura en el que pensaba hablar de la importancia de apoyar a las autoras; firmaba mi novela a quien se quisiera acercar; y celebraba una fiesta en la escuela donde estudio catalán en la que se desvelarían los ganadores de un concurso de relatos que llevaba por nombre: Sant Jordi, la amistad y el amor.
Todo cancelado. A cambio nos hemos puesto delante de las cámaras, mi manifiesto feminista-literario se ha convertido en un manifiesto sobre la importancia y el poder de la literatura en tiempos complicados en el que animo a la gente a llenar las librerías cuando pase el confinamiento; los ejemplares de mi novela están aquí conmigo muertos de risa; y en la escuela también nos han hecho grabarnos leyendo el relato para que se emita por la radio.
A pesar de todo, hoy tenemos muchas opciones para celebrar este Sant Jordi confinado. Os cuento lo que haré yo.
Os dejo aquí el relato que escribí para la escuela en su versión castellana, tened en cuenta que lo escribí antes del confinamiento, por lo que hace alusión a un Sant Jordi normal, si lo hubiese escrito después, seguro que me habría salido una historia diferente, de hecho ahora hasta se me hace raro releerla.A la 13:00 quiero ver el directo en Instagram de Almudena Grandes. Estaré por las redes compartiendo los vídeos de los que os he hablado.Leeré, por supuesto, quizá incuso termine el libro que tengo entre manos.
Contadme ¿qué planes tenéis vosotros para celebrar este día tan especial?
[image error]La tradición de Sant Jordi en Catalunya consiste en regalar libros y rosas
Rara Avis
No es que sea una rata de biblioteca, tengo amigas de mi especie y a veces hasta las veo, pero nada comparado con un domingo de silencio absoluto, olor a hoja impresa y ojos irritados de tanto leer.
Es un amor incondicional, por su parte, yo sí pongo condiciones y son bastante estrictas: nada de novela romántica ni fantasía épica, no lo tolero; un poco de ciencia ficción y quizá un thriller no me haga demasiado daño; pero mis estanterías están repletas de historias realistas, dramas de vida, de los que remueven las tripas de pena y de rabia.
Podrías pensar que, siendo catalana, me encanta ir a Barcelona por Sant Jordi, parece lógico, pero resulta que no soporto el aroma de las rosas mezclado con el sudor de la multitud. Fui una vez, el sol achicharraba, el barullo de las voces se me fue colando como un virus que me debilitó los músculos y casi me caigo muerta junto a la Fuente de Canaletas después de recibir varios empujones. No, no, yo por Sant Jordi me quedo en el pueblo, que la gente es más pacífica y no se montan esas colas interminables para que te firmen un libro, porque los autores que vienen no son comerciales, por eso, a veces, descubres verdaderas joyas que te enamoran. Porque yo me enamoro con todas las consecuencias.
Cuando cuento que me he enamorado, la gente se alegra, tienen miedo de que me quede solterona, pero en el momento que empiezo a hablar de la historia en cuestión y descubren que me refiero a un libro, a unos personajes, a una forma de narrar, el gesto de ilusión con el que habían recibido la noticia se torna decepción, a veces condescendencia. No lo entienden, yo lo siento así, de verdad, no lo digo por hacerme la interesante. Me enamoro de las novelas y paso por cada una de las fases del amor. En la primera fase no dejo de pensar en el libro, quiero estar a solas con él, sentirlo cerca, ando como embobada por todas partes, ilusionada, eufórica; luego me sereno un poco y suelo preguntarme ¿estará la historia ahí siempre que la necesite? ¿Podré contar con ella para los buenos y los malos momentos? Cuando la respuesta es un sí rotundo, tengo claro que quiero seguir hasta el final. La última fase es más sosegada, madura, cuando ya he conocido la historia completa, hago una valoración más profunda y aparecen el apego, la ternura, el afecto. Si he llegado hasta aquí, el libro permanece para siempre en un lugar privilegiado de mi estantería.
En fin, quizá no sea una rata de biblioteca, pero entiendo que haya quien me considere una Rara Avis.
FELIZ SANT JORDI
Laura Urcelay
Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, li Este blog es un espacio para compartir lecturas y escritura.
Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, limpia y clara, la más difícil de escribir. Me apasionan las historias realistas con personajes creíbles y tengo preferencia por el drama.
Como escritora me interesa contar la vida y sus inconvenientes, las situaciones complicadas, poner a mis personajes en circunstancias adversas y hacer que reaccionen cada una a su manera. Me considero una narradora realista, fascinada por los personajes femeninos que protagonizan todas mis historias.
Si tienes los mismos intereses que yo y te apetece compartir opiniones, no dudes en hacerlo.
Hablamos. ...more
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