Laura Urcelay's Blog: Laura Urcelay, page 4

November 8, 2020

La Forastera — Olga Merino

[image error]Imagen de Laura Urcelay.



Suicidio, entorno rural, secretos familiares, clases sociales, la acusación de locura como método para someter a las mujeres, inmigración y explotación, Londres y su lluvia fina, el poder de los colores y la música, los animales, la dureza del campo y a la vez la satisfacción de su trabajo. El calor asfixiante, la homosexualidad oculta en el pueblo. Letras de canciones de los Rolling, Eric Clapton y otros que pueden acompañar la lectura. Si te atraen estos temas, este libro es para ti. Un western en el sur de España protagonizado por Angie, una mujer que resiste acompañada de sus muertos. Áspero y duro, directo a las entrañas.







Para escuchar mientras lees la novela.







Comparto la reseña de David, earth planet, knopfler and humble man:





«Ellos no lo saben pero aquí estoy bien, con el huerto y los perros, las trochas y mis piernas. La cancela siempre está abierta. No les tengo miedo. Chismorrean. Saben que escondo una escopeta en la cámara del grano, una vieja Sarasqueta del calibre doce. Creen que estoy loca porque frecuento el cementerio, hablo sola […]

La Forastera — Olga Merino López / The Outsider by Olga Merino López (spanish book edition) — David, earth planet , knopfler and a humble man




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Published on November 08, 2020 22:23

October 28, 2020

Claroscuro de Nella Larsen

[image error]Claroscuro. Contraseña editorial.



La primera vez que oí hablar de Nella Larsen fue en la novela gráfica Vida y muerte de Federico García Lorca. La autora aparece retratada como la persona que introdujo a Lorca en la vida de Harlem, experiencia que el poeta español plasmaría en su libro Poeta en Nueva York.





Las palabras de Nella llamaron mi atención:





Acabo de publicar mi segunda novela, Passing. El tema es la angustia de los negros en este mundo de blancos intolerantes”.

Vida y muerte de Federico García Lorca.




Con un poco de investigación descubrí que Nella Larsen fue una de las escritoras más aclamadas del Renacimiento de Harlem con sus dos novelas: Quicksand (1928) y Passing (1929) traducida como Claroscuro.





[image error]Nella Larsen



Una serie de circunstancias adversas hicieron que dejara la escritura y terminara sus días en el anonimato de la enfermería. Pero aquí nos dejaba una historia que, además de denunciar la injusticia racial en Estados Unidos en los años 20, aborda de una manera magnífica la construcción de la identidad y el mundo de las apariencias.





¿Qué significa Passing?



El título original de la novela hace referencia a una práctica que desconocía: personas de una raza que se hacen pasar por otra raza para conseguir ventajas sociales. Ese es el caso de las dos amigas protagonistas de esta historia: Irene y Clare. Ambas, a pesar de ser negras, tiene la piel lo suficientemente clara para pasar por blancas. Sin embargo, han elegido vidas distintas.





Irene



Irene vive cono negra en la comunidad de clase media de Harlem. Casada con un médico afroamericano, trata por todos los medios que sus ocupaciones de esposa, madre y anfitriona se mantengan estables, que su vida continue sin cambios, que no se perturbe esa aparente estabilidad familiar.





Orgullosa defensora de su raza, solo utiliza su piel clara para acceder, en solitario, a ciertos establecimientos exclusivos para blancos.





Clare



Clare es una mujer deslumbrante que creció en un ambiente pobre y falto de cariño. Durante su infancia fue vecina se Irene y guarda un recuerdo agradecido de ella y sus padres, que siempre la ayudaron hasta que desapareció del barrio.





Ahora está casada con un blanco de buena posición que ignora sus raíces negras. Ha conseguido todo lo que se ha propuesto: lujos, una vida desahogada, privilegios, pero siente una soledad crónica alejada de los suyos, de su raza. Además, para ella la familia, los hijos, no son una prioridad, aportando una visión totalmente contraria a la de su amiga sobre la maternidad.





Yo creo que ser madre es lo más cruel de este mundo”.

Claroscuro. Nella Larsen.




La amistad retomada y la identidad



Las dos mujeres llevan mucho tiempo sin verse y se reencuentran en la terraza de una cafetería lujosa a la que no pueden acceder negros. A partir de ese momento, se retoma una amistad movida por el deseo de Clare de volver a sus raíces, a su gente, a su identidad, de buscar el calor que no ha encontrado entre los lujos de su posición junto a un marido abiertamente racista.





La construcción de la identidad queda reflejada como una cuestión social, colectiva, de grupo, y no como el proceso individualista que nos quieren vender ahora con mantras como “busca en tu interior”.





Irene se resiste a retomar la amistad, viendo el peligro en cada paso que da su amiga, no solo el peligro de lo que podría ocurrir si el marido de Clare descubriera que es negra, también siente que su propia estabilidad familiar comienza a estar amenazada. Se mueve entre la lealtad a la raza y el deseo de librarse de lo que puede suponer el fin de una vida “perfecta” de apariencias





En aquel instante supo que podría aguantar cualquier cosa, a condición de que nadie se diera cuenta de que había algo que aguantar. Estaba dolida, asustada, pero aguantaría“.

Claroscuro. Nella Larsen.








Una novela que refleja una realidad social de forma delicada y directa con un final sorprendente, inesperado, aplastante.





¿Conocías a Nella Larsen? Si quieres saber más sobre la autora puedes leer este artículo.





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Published on October 28, 2020 01:25

October 18, 2020

6 escritoras que he descubierto

Hoy es el día de las escritoras. Este año coincide con mi santo, nunca lo he celebrado, pero me parece una coincidencia bonita. Quiero hablaros de algunas autoras y de los libros con los que me han conquistado.





[image error]6 escritoras que me han hecho disfrutar estos últimos meses



Elia Barceló



El secreto del orfebre es una novela corta que me pareció una historia de amor preciosa. Elia Barceló es alicantina y ha recibido recientemente el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil (2020).






Irene Solà



Canto jo i la muntanya balla, una novela original, tierna y cruda al mismo tiempo, que no deja indiferente con esas voces narrativas tan variopintas. Irene Solà es catalana y ha recibido varios premios por esta novela, entre ellos el Premio de Literatura de la Unión Europea (2020).





Lina Meruane



Volverse Palestina es una crónica en la que Lina Meruane indaga en sus raíces y en su identidad. Lina es chilena y recibió por este libro el Premio Instituto de Cultura Chileno-Árabe. A Lina la descubrí el año pasado, pero no quería dejar de mencionarla en este post.





Mariana Enríquez



Sus cuentos de Las cosas que perdimos en el fuego me sorprendieron mucho. Mariana Enríquez es argentina y recibió por este libro el Premio Ciutat de Barcelona en 2017 en la categoría “Literatura castellana”. 





Banana Yoshimoto



Me estrené con esta autora con Sueño profundo un libro que me llamó desde la estantería de la biblioteca. En él nos presenta tres relatos cargados de soledad, duelos, dolor y vacío, pero narrados con una belleza y elegancia que los hace más llevaderos. Banana Yoshimoto es, junto con Haruki Murakami, una de las voces más prestigiosas de la literatura japonesa actual.





Alba Dalmau



Su libro El camí dels esbarzers puede parece un libro de relatos cortos, en realidad es una novela coral, donde a través de tantas voces narrativas te sumerge en la vida de un pueblo, sus misterios, relaciones y secretos. Alba Dalmau es catalana y entremezcla diversas disciplinas artísticas. Hay que seguirle la pista.









Recomendadme autoras que hayáis descubierto últimamente.

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Published on October 18, 2020 23:00

October 13, 2020

Ni huerta, ni pajar, ni crucifijos en las paredes #historiasrurales

En cuanto abría los ojos y veía el crucifijo, me llenaba la cara una sonrisa al recordar que estaba en la casa de los abuelos y no en mi piso de la ciudad, donde no había ni huerta, ni pajar, ni crucifijos en las paredes. Solo un dulzor era comparable: las tartas de cumpleaños. Como el mío es en verano, también soplaba las velas allí, en una mesa improvisada en el portal, llena de sándwiches de Nocilla y vasos de plástico con naranjada, rodeada de las primas mayores y los chicos del pueblo, de ladridos, maullidos y cotorreo de vecinas.





La huerta era un misterio, una colcha brillante con recovecos en los que improvisar juegos y secretos. En una esquina estaba el árbol más grande al que mi abuela llamaba el «perujal», era un peral que daba unas peritas duras y secas del que llegaban los cánticos de las alondras. Bajo el «perujal» construíamos casetas con palos y telas, casetas que nunca disfruté porque se llenaban de arañas y olían a moho. Había un bulto sospechoso junto al tronco, alguien me había dicho que era el cadáver de una vaca mal enterrada; la Luna, mi pastora alemana, lo rodeaba y olisqueaba sin parar y yo tenía miedo de que asomara algún hueso y nunca lo pisaba.





Me encantaba decir que la Luna era hija de una perra policía, no como el Trotski y el Yogui, dos chuchos que custodiaban la entrada de la huerta y que mi abuelo envenenó cuando se hicieron demasiado viejos y rabiosos. Siempre los recuerdo atados con cadenas largas y el Yogui, que era el más cascarrabias, se las ingeniaba para morderle las pantorrillas al que pasara cerca, por eso, yo nunca lo tenté y, si quería bajar al lado prohibido de la huerta, saltaba por los rosales y atravesaba la colada que secaba al viento.





A la zona prohibida la llamaban el barranco. Era una hondonada donde echaban la mierda del establo que había detrás. Con los años se hacía más profunda y los niños teníamos la advertencia de no acercarnos. Vivía con el temor de caer en ese hoyo y hundirme lentamente, como había visto en televisión que ocurría en las arenas movedizas. Pero la atracción del barranco era superior al miedo y, en cuanto no había adultos cerca, atravesaba las flores seguida de la Luna, ignorábamos los ladridos roncos del Yogui, y nos asomábamos a la sima con los pelos erizados: la Luna los del cogote y yo los de los brazos. 





La Luna tenía un trabajo nocturno, era la encargada de proteger el taller. Por eso dormía dentro del garaje, rodeada de herramientas, coches abollados que mi padre rebozaba con masilla y devolvía relucientes a sus dueños, y pósteres de mujeres semidesnudas. Era un trabajo muy digno el que hacía la Luna y debía mantenerse fuerte como su madre policía, así que entrenaba en el muro que separaba el taller de la huerta. Yo le tiraba un palo y ella saltaba como una leona de circo una altura casi imposible para cualquier otro perro. El Trotski y el Yogui ladraban recelosos y de buena gana la habrían enganchado, pero ella era tan lista que jamás les dio oportunidad.





Lo único que no podía hacer la Luna era venir al pajar. Esa diversión me la guardaba para los días de lluvia. Hacía lustros que ahí no se guardaba paja, se había convertido en un almacén de trastos viejos, en un escaparate del pasado. En la última reforma de la casa habían cubierto el suelo con una moqueta color oliva y sobre ella descansaban cunas, somieres, juguetes, radios, muebles y polvo. No me atrevía a pasar mucho tiempo dentro por las ratas que, según mi madre, saldrían a buscarme. Entraba con sigilo, notaba el suelo hundirse bajo mis pies, rebuscaba alguna novedad, abría la portezuela que daba a la parte de atrás de la huerta, miraba el barranco de lejos, rodeado de hierba fresca, y corría abajo a merendar un chocolate caliente con bizcochos.





No recuerdo el momento en que la amistad con la Luna se fue distanciando, la huerta perdió la capacidad de sorprenderme y desapareció la emoción de entrar al pajar. Supongo que fue paulatino, un proceso natural; cuantas más velas soplaba en el portal, menos me interesaba el pueblo.





De nada sirve que le diga a la niña que dejó de subir al pueblo que un día no podría entrar en esa casa, que el taller cerraría, los abuelos se mudarían a la ciudad donde no había ni huerta, ni pajar, ni crucifijos en las paredes y la Luna moriría ciega y sola en un prado cualquiera. De nada sirve ya.









Participo con este relato en el concurso de historias rurales de Zenda





Un homenaje por el centenario de Miguel Delibes, quien también volcó sus experiencias de infancia en un pueblo de Cantabria en la novela El camino.





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Published on October 13, 2020 23:27

October 8, 2020

“Hasta luego, futuro”, de Laura Urcelay — Sorpresa y suspense





Por favor, leed esta reseña, llevo desde anoche sin poder cerrar la boca. Como el nombre del blog de Juan Gómez Pintado, la leí con sorpresa y suspense. Agradecidísima.

Reseña de “Hasta luego, futuro: Historia de una niña palestina”, de Laura Urcelay. Novela iniciática que nos acerca a la terrible situación que viven los palestinos en los Territorios Ocupados.

“Hasta luego, futuro”, de Laura Urcelay — Sorpresa y suspense
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Published on October 08, 2020 22:03

October 6, 2020

3 objetos personales que aparecen en mi novela

En esta fotografía hay tres objetos con un gran significado personal y que tienen su papel importante en mi novela sobre Palestina: Hasta luego, futuro: historia de una niña palestina.





Objetos que guardo con mucho cariño desde hace ocho años y me han acompañado en todas mis mudanzas (7 desde entonces).





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Published on October 06, 2020 23:25

September 30, 2020

EJ: Optimvs mensi

Hoy me siento muy agradecida con Lídia Castro Navàs por su reto de escritura y por este galardón a un microrrelato basado en hechos reales que me sacó del bloqueo escritor que arrastraba este verano.


El Blog de Lídia




Escribir jugando banner II





El día 28 publiqué todas las creaciones presentadas al reto de Escribir Jugando del mes de septiembre.







La vuelta al cole y sus inquietudes por el COVID nos han tenido ocupados todo este mes, al menos a mí. Sigo cruzando los dedos para que todo salga bien.













Vamos al lío.







La mención especial en esta ocasión es para un microrrelato con un formato diferente y que me encantó empezando ya por el título. Crea una historia llamativa y que atrapa, aún contando con unas pocas palabras. El uso de muchos corazones para esconder una metáfora sutil de la vida es lo que me decidió; me refiero a “¿Te atreves a sentir?” por Lola.







¡Me encantó! ¡Gracias!

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Published on September 30, 2020 01:58

September 15, 2020

Manzanas al otro lado

[image error]Imagen del reto de septiembre “Emociones en 50 palabras”



Manzanas al otro lado



Detrás de la alambrada imaginé árboles repletos de manzanas. El estómago vacío me hacía verlas al otro lado de las concertinas. Avancé hacia la valla en plena oscuridad, casi la tocaba cuando comenzó la lluvia de piedras. Luego, media hora de palos, la comisaría, el hospital y vuelta al Gurugú.









Tras muchos meses ausente vuelvo al reto Emociones en 50 palabras (septiembre) con este micro de 50 palabras exactas.

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Published on September 15, 2020 22:12

September 8, 2020

Lo del bloqueo era verdad

Me siento ante el ordenador y no soy capaz de escribir, ni siquiera de abrir el archivo en el que ya tengo escrita la primera parte de la novela. Quiero continuar, pero, por alguna razón, no puedo. ¿Cómo empezó todo esto? ¿Cómo he llegado a esta situación y qué es lo que la mantiene?





Lo del bloqueo del escritor siempre me había parecido una cosa para otros. Pensaba “si tienes algo que decir, no hay bloqueo posible, simplemente te sientas y lo dices”. Pues bien, ahora tengo mucho que decir, una historia completamente estructurada, y no me sale ni un renglón.





[image error]Así están mis ideas: arrugadas.



Todo empezó en marzo. Cuando llegó el confinamiento a España, hacía diez días que había inaugurado mi centro de psicología y había publicado mi novela Hasta luego, futuro. Todo al mismo tiempo, como si una cosa no fuera suficiente. Me pareció una coincidencia bonita, ya que no había sido premeditado, de hecho, el centro tenía que haberlo abierto unos meses antes, pero las obras se alargaron, como siempre. Mis dos granes ilusiones de este año vieron la luz con uno o dos días de diferencia y la oscuridad esa misma semana.





Se paralizaron las ventas del libro, las presentaciones, las firmas de ejemplares. Se paralizaron las citas presenciales (aunque mi clínica podía permanecer abierta, ya que es un centro sanitario) seguí yendo a desempeñar trabajo interno y, simplemente, dejé de leer y escribir. La incertidumbre, la decepción, el miedo, ¿podemos decir que fue el origen del bloqueo?





Pasé semanas de altibajos literarios en las que salieron algunos relatos, algunas historias, algunas lecturas, pero a un nivel mucho más bajo del que estoy acostumbrada.





En mayo recibí un gran empujón, mi relato La canción del huerfanito, ganó un segundo premio en el concurso Nuestros Mayores que organizó Zenda. Este relato cuenta un trocito de la vida de mi abuela y me dio el ánimo definitivo para embarcarme en mi siguiente novela, un proyecto que siempre he tenido en mente: contar la historia de mi abuela. Así que comencé y me puse una fecha: terminarlo en septiembre. Nunca había hecho eso de ponerme fecha de entrega, pero quería presentarlo a un concurso concreto. ¿Puede haber contribuido esta presión al bloqueo? Es posible.





[image error]Mi alter ego viendo que para septiembre no termina.



Al principio todo fluyó bastante bien, escribí y escribí y terminé el borrador de la primera parte (la novela se divide en tres partes). Pero a partir de mayo también se reactivó el trabajo, llegaban cada vez más casos a la clínica, me acostaba agotada y por la mañana no era capaz de levantarme a escribir (normalmente escribo de 6:00 a 8:00). Perdí mi hábito de escritura diaria.





¿Y ahora qué pasa? Por suerte tengo mucho trabajo en la clínica y casi todo es de tarde, así que puedo pasar las mañanas en casa, excepto los lunes. Me he propuesto empezar a madrugar como antes y retomar mis horarios de escritura. Unos días lo estoy consiguiendo y otros no. A veces encuentro nuevas excusas: pintores por casa, cansancio, ruidos…





Pero hay retos que ayudan a terminar con el bloqueo, ejercicios de desbloqueo para escribir, a mí participar en Escribir Jugando siempre me ha dado una dosis de creatividad y este mes ha actuado como un bálsamo, porque la satisfacción de escribir este cuento me ha devuelto la confianza, ahora sé que simplemente tengo que sentarme cada mañana delante del ordenador y volver a teclear, retomar el hábito, sin excusas.









¿Algún consejo sobre cómo salir del bloqueo del escritor? ¿Habéis sufrido un bloqueo de escritura alguna vez? ¿Cómo salisteis?

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Published on September 08, 2020 22:18

September 6, 2020

Columpios, bolas de nieve y bicicletas.

Columpios, bolas de nieve y bicicletas. Texto basado en esta imagen y con la palabra tesoro/cofre




Columpios, bolas de nieve y bicicletas



Veinticuatro años llevo con este corazón de mierda. Me diagnosticaron la cardiopatía al poco de nacer y mis padres lo rodearon con una vitrina de cristal. Lo protegieron del cansancio de los columpios del parque; del frío de las bolas de nieve en invierno; de las llamas del verano en bicicleta por el pueblo. Tres veces lo metieron en un quirófano para recomponerlo: «Los médicos arreglarán tu pequeño tesoro, como hace la cinta adhesiva», me decían para que comprendiera. Así me quedé, con un tesoro marchito, una soledad crónica y sueños recurrentes sobre columpios, bolas de nieve y bicicletas.      






Columpios, bolas de nieve y bicicletas. Opcional: que aparezca algo relacionado con la cinta adhesiva








Esta es mi participación en el reto Escribir Jugando (Septiembre). Un microrrelato de 99 palabras sin contar el título.

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Published on September 06, 2020 00:33

Laura Urcelay

Laura Urcelay
Este blog es un espacio para compartir lecturas y escritura.

Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, li
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