Laura Urcelay's Blog: Laura Urcelay, page 13

February 28, 2019

Andrea: protagonista de Nada

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Nada obtuvo el Premio Nadal en 1944. La autora, Carmen Laforet, tenía 23 años y había sido capaz de crear a Andrea, un personaje femenino inolvidable, y situarla en un contexto repleto de dificultades en la Barcelona de posguerra.


La autora dividió la novela en tres partes, y así voy a dividir yo a Andrea, ya que, aunque en esencia es la misma, las vivencias que experimenta en pocos meses provocan una transformación inevitable en ella.



La primera Andrea: ilusión, pesadilla y asfixia
Ilusión

Andrea es una chica de dieciocho años, huérfana, que ha vivido en el pueblo con una prima paterna. Se muda a Barcelona para estudiar en la universidad, donde se alojará en la casa de sus abuelos maternos.


Cree que la ciudad va a ser la “palanca de su vida”. Llega con ansias de vida, excitada por la libertad que siente por primera vez. Como compañía, un maletón cargado de libros e ilusiones con el que pisa, llena de asombro, la Estación de Francia.


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Estación de Francia, lo primero que ve Andrea al llegar a Barcelona. Fuente: La Barcelona de antes


La última vez que visitó la casa de sus abuelos tenía siete años y la recuerda como el lugar donde pasó las temporadas más excitantes de su vida infantil. Allí, espera encontrar el empuje hacia su vida adulta, pero esta idea comienza a derrumbarse en el momento en que pone un pie en el portal y todo se torna extraño.


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Calle Aribau donde se sitúa la casa de los familiares de Andrea y donde la propia Carmen Laforet nació. Fuente: La Barcelona de antes


Pesadilla

Antes de enfrentarse por primera vez a sus parientes que, al fin y al cabo, son desconocidos, se muestra dudosa, temerosa y tímida; sus miedos se confirman al abrirse la puerta que da comienzo a la pesadilla. El aire cargado, el agua helada, las miradas de esos espectros, lo que ha cambiado aquel lugar y aquellas gentes tras la Guerra Civil le llena de inseguridad. Toda la ilusión se escapa de la maleta, tal como ella dice:



En el momento de entrar en ese ambiente de gentes y muebles endiablados.



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Placa conmemorativa en el número 36 de la calle Aribau. “Carmen Laforet nació en esta casa, fuente de inspiración de su primera novela, Nada”. Fuente: La Barcelona de antes


En el piso se va a encontrar con decadencia, locura y crueldad. Su tía Angustias se cree con el deber de educarla y se convierte en una mujer asfixiante, arrogante, maltratadora, dominante, ante la que Andrea se muestra al principio pasiva y obediente. Comienza una época de constante tensión nerviosa provocada por el acoso de Angustias ante el que Andrea se siente presa:



Me parecía que estaba atormentada conmigo. Me daba vueltas alrededor. Me buscaba si yo me había escondido en algún rincón. Se sentaba a mi lado y apoyaba a la fuerza mi cabeza contra su pecho. A mí me dolía el cuello, pero, sujeta por su mano, así tenía que permanecer mientras ella me amonestaba dulcemente.



Asfixia

Se suceden los días tristes, sin importancia, que le pesan demasiado. La realidad se desdibuja. Tan invadida se encuentra por las locuras que ocurren en el piso, que se olvida de sus sueños, del porvenir, se siente anulada por ese ambiente opresivo y termina enfermando.


Al recuperarse, reúne fuerza para hacer frente a la opresión de Angustias. Busca apoyo en los compañeros de la universidad y aquí es cuando aparece el personaje de Ena, por la que Andrea se sentirá fascinada desde el principio. Avergonzada por las diferencias sociales, tomará la determinación de no mezclar esos dos mundos casa-universidad porque no quiere mostrar su “realidad miserable”. Comienza así una temporada de alegrías, solo empañadas por la vergüenza de que su amiga siempre tenga que invitarla.


A esta alegría se suma la marcha inesperada de Angustias, con la que Andrea consigue el único deseo de su vida: “que la dejen en paz hacer su capricho”.



La segunda Andrea: libertad, hambre y desconcierto
Libertad

Por primera vez se siente “suelta y libre, sin miedo al fantasma del tiempo”. Poder controlar su propio dinero (tiene una pensión de orfandad), antes administrado por la mano severa de Angustias, termina por darle el control sobre su vida. Pero la libertad conlleva asumir responsabilidades de las que antes podía desentenderse, a lo que Andrea no está acostumbrada y tendrá que aprender a base de errores.


Hambre

Decide que dejará de comer en la casa, solo pagará por su habitación y su ración de pan, el resto de comidas las gestionará por su cuenta. Así, comienza una época de hambre terrible, ya que, movida por el deseo de agradar a Ena y su familia, el primer mes se gastará el dinero en jabón, una blusa nueva y rosas para la madre. No le quedará más remedio que beber el caldo que sobra de cocer las verduras.


Esta situación se repite los siguientes meses; gasta sin previsión y los últimos días solo se alimenta de la ración de pan diaria, pero siente que es la época más feliz de su vida y no cambiaría ni a su amiga ni su independencia por una buena alimentación.


Desconcierto

Esta felicidad se ve enturbiada por la distancia que Ena impone de repente entre las dos, donde juega un papel importante y desconcertante Román, uno de los tíos de Andrea.


Andrea vuelve a sumirse en una soledad que la empuja a formar parte de un mundo bohemio, de chicos ricos y artistas donde a pesar de hacer bocadillos y café mientras escucha a los “hombres” divagar, se siente a gusto, hasta que acude a una fiesta donde se dará cuenta de que no encaja en esa clase social a la que no pertenece.



La tercera Andrea: secretos, desesperanza e ilusión
Secretos

El desconcierto por la distancia de Ena desaparece con la revelación de un secreto que aclara el comportamiento extraño de su amiga durante los últimos meses y que fortalece su amistad.



Los secretos más dolorosos y más celosamente guardados son quizá los que todos los de nuestro alrededor conocen. Tragedias estúpidas. Lágrimas inútiles. Así empezaba a parecerme la vida entonces.



Desesperación

La situación en la casa llega a tal punto que Andrea teme volverse loca. Se siente “reblandecida, con los ojos húmedos por cualquier cosa”. Además, está deprimida por la marcha de Ena que se muda a Madrid con su familia.


Vaga, atormentada por el cansancio que ni siquiera le permite dormir, histérica por todo y por nada. Cuando parece que las cosas no pueden empeorar, el ambiente opresivo explota en una tragedia que traerá más gritos, reproches y violencia.


De nuevo la ilusión

Su fortuna cambia con la llegada de una carta y vuelve a llenar la maleta de ilusiones. Se cierra la etapa en la ciudad donde soñó que empezaría a vivir y, en realidad, aprendió a sobrevivir.



De la casa de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces.




Puedes adquirir el libro AQUÍ


Te puede interesar la reseña del blog Un humilde lector donde nos cuentan más sobre el microcosmos de la Calle Aribau y el estilo de Carmen Laforet.

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Published on February 28, 2019 08:19

February 21, 2019

Mis 5 herramientas de escritora imprescindibles

1. Cartel “Escritora trabajando”
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Cartel de mi despacho cuando NO estoy escribiendo




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Escribo por la mañana. Después de dar los buenos días y pasar por el baño, me preparo una taza de café, le doy la vuelta a este cartel hecho a mano que me trajeron los Reyes y me siento a teclear mi ordenador del Pleistoceno.




Antes trabajaba con la puerta entornada (la maldita no quiere cerrarse) y sin nada que indicara que no me molestaran, por lo que cada mañana tenía varias interrupciones que me ponían de los nervios. Ahora, sigo con la puerta entornada, pero este cartelito ha reducido digamos en un 80% las interrupciones, no está mal.


Si quieres escribir “en serio”, indica a los demás que lo que haces no es pasar el rato, quizá les cueste un tiempo entenderlo, creo que usar una señal parecida a esta ayuda.



2. Recursos electrónicos

Dos diccionarios:

RAE : tengo la app en el móvil, la utilizo a diario para resolver dos tipos de dudas que suelen surgirme al reescribir. ¿Realmente es esta la palabra precisa, la estoy utilizando bien? Me sorprendo al descubrir que llevo utilizando palabras mal toda la vida, creyendo que significan algo que en realidad no es. ¿Cómo se escribe esta palabra? Algunos lectores, al leer güisqui, reguetón o wifi en Mujeres de retales me han preguntado si están bien escritas, mi respuesta: “Es lo que dice la RAE” siempre genera un debate muy interesante.


Wordreference: lo utilizo para buscar sinónimos cuando no quiero repetir alguna palabra en el mismo párrafo o cuando la que se me ocurre no me termina de sonar bien. 



Fundéu: es una institución sin ánimo de lucro que tiene como principal objetivo impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación y ser una herramienta que ayude a todos aquellos que utilizan el idioma en su actividad diaria en los medios de comunicación, las redes sociales, las nuevas plataformas digitales… Por ejemplo, mientras escribía esta entrada no tenía claro si Pleistoceno se escribía con mayúsculas, aquí su respuesta.
Generador de palabras aleatorias: me encanta esta herramienta. La uso al reescribir, para sacar brillo al texto, mejorar descripciones, dar pinceladas de color, sensoriales a los ambientes. Me obligo a introducir la palabra que aparece en el párrafo que estoy trabajando, lo que hace que se me ocurran asociaciones e ideas que de otra manera no hubieran surgido, dispara la creatividad.
QuickMemo: esta app la tengo también instalada en el móvil, me salva cuando estoy en la calle y se me ocurre una idea, sé que no me puedo fiar 100% de mi memoria, así que esta herramienta me ayuda a no olvidar ideas que pueden convertirse en grandes historias (o no).


3. Cuadernos y libretas
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Los dos cuadernos preciosísimos que pintarrajeo actualmente


Lo reconozco, soy una nostálgica, me encanta escribir a mano. Tengo el despacho lleno de papeles a sucio con ideas y cosas por hacer. Además, utilizo libretas. Sus páginas terminan siendo un batiburrillo de cosas: lo que me han dicho los lectores cero sobre el último capítulo, ideas para el blog, esquemas de personajes, correcciones que debo hacer…, pero me encanta perderme en ellas y revisar las anotaciones, aunque parezca mentira me ayudan a organizarme. Después de un libro, es mi regalo favorito.



4. Grabadora

Utilizo la del móvil para grabar lo que estoy corrigiendo y escucharlo más tarde en otro espacio, donde puedo alejarme de ello, escucharlo como si lo hubiera escrito otra persona y detectar fallos que con la lectura se me escapan.


Una de las cosas que detecto mejor son los sonidos repetidos, el sibilante es mi peor enemigo. 


2 People Doing Karate during Sunset

Yo luchando contra el sonido sibilante



5. Pluma para firmar ejemplares

Me la regaló un gran amigo junto a una nota que pongo en el pie de foto. Ese amigo ya no está, así que el valor de esta pluma es incalculable. Aún no le he cogido el truquillo (mi letra es espantosa) siento si las dedicatorias quedan un pelín feas, pero no puedo dejar de usarla.


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“Para cuando cumplas tu sueño de ser escritora, que lo cumplirás, y dediques libros acordándote de mí”.



¿Qué te parecen mis 5 herramientas imprescindibles? Y tú, ¿cuáles usas? ¿Me recomiendas alguna?

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Published on February 21, 2019 02:17

February 14, 2019

Volverse Palestina: identidad, lenguaje y censura

¿Cómo puedes sentir tuyo un sitio en el que no has estado? ¿Cómo es posible que te descubras anhelando regresar a un lugar que jamás has pisado?


Lina Meruane narra en Volverse Palestina esta, en apariencia, paradoja. Es la historia de la búsqueda de sus raíces, el descubrimiento de la tierra de sus abuelos y el nacimiento de su compromiso político como escritora con la situación de palestina.


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Portada del libro



VOLVERSE PALESTINA

No sería un regreso mío. Sería un regreso prestado, un volver en el lugar de otro. De mi abuelo. De mi padre.


En este primer apartado Lina narra el viaje personal en el que emprende la búsqueda de las raíces que ha ido dejando sujetas en distintos lugares, o que otros arraigaron por ella y, a través de un leve rumor, ataron a su identidad.


Nos transporta a una tienda de alfombras en Chile, donde levanta cada una de ellas hasta que encuentra la marca que dejó sobre el parqué la pata de hierro de su cama; la acompañamos hasta un solar, también en Chile, donde lo único que queda de la presencia de su abuelo en la colonia es una placa oxidada con su apellido; vivimos la búsqueda de recuerdos y de acontecimientos que la empujarán, al fin, a viajar a la tierra de sus antepasados con su “apellido como señal invencible de pertenencia”.


¿Y cómo es que no conoce Palestina si usted puede entrar?


Esta pregunta la realiza un palestino que ha emigrado a Nueva York para poder enviarle dinero a su familia trabajando como taxista. No es una pregunta casual, a través de ella se evidencia la violación de los derechos de millones de refugiados palestinos al retorno. Pero Lina es de nacionalidad chilena, ella solo tendrá que enfrentarse a un exhaustivo, humillante, vejatorio chequeo en el aeropuerto antes de embarcar rumbo a Tel Aviv, ya que ha decidido decir la verdad, “Porque la verdad es revolucionaria, decía Lenin”, ha pronunciado palabras que la convierten en peligrosa, que la desnudan y le plantan la etiqueta roja en el pasaporte; palabras como: Jaffa.


Una vez en Palestina, Lina nos cuenta sus impresiones en distintas ciudades: Jaffa, Belén (donde se reencuentra con una parte de la familia), Jerusalén y, sin duda, la que más impacto le causa, Hebrón, con sus calles desiertas donde encontrará, espantada, fachadas pintadas por los colonos con un mensaje aterrador por todo lo que implica: “Árabes a las cámaras de gas“.


Pintada en una calle de Hebrón. Fuente: Gloobal


Es también en Hebrón donde un judío, activista por los derechos de los palestinos, le confiesa que fue sionista:


Fui educado de esa manera, en Chicago, y desde lejos esas convicciones son fáciles. Pero vine a Israel, y vi lo que estaba pasando, y entonces desperté.


Entre pitas, bolas de queso que se escurren en aceite, pollo con almendras, arroz blanco y zattar, Lina Meruane nos transporta a una realidad descrita con precisión y acierto, una realidad que necesita ser contada.



VOLVERNOS OTROS

“Escribir sobre lo visto para contrarrestar el olvido”.


La segunda parte del libro es en un ensayo donde la autora presenta las ideas, textos y reflexiones de distintos pensadores y escritores que a lo largo de la historia han dado su visión sobre la situación de Palestina. Y no recurre a cualquiera, sino que cita, entre otros, a David Grossman, Noam Chomsky, Amos Oz, Susan Sontag, Gideon Levy, Nelson Mandela, Ghandi…


El lenguaje, la “conciencia de las palabras” que utilizamos, toman especial importancia en sus reflexiones, siendo “las portadoras de múltiples significados que sirven para construir realidades”. Porque no es lo mismo decir paz que victoria; ocupación que liberación; refugiados que gente de los campamentos; Israel que entidad sionista.


En definitiva, este último apartado es un acercamiento a la comprensión de la situación que se vive en Palestina y a las injusticias y violaciones de derechos que se cometen a diario desde hace más de setenta años.



SOBRE CENSURA

Cuando se trata desde una perspectiva crítica la situación de Palestina, corres el riesgo de encontrarte con la censura, o peor aún, la autocensura. A modo de ejemplo el documental Gaza, ganador del Goya al mejor cortometraje documental 2019, cuya proyección fue suspendida en el centro pastoral de San Carlos Borromeo por presiones de la comunidad judía.


El miedo a las represalias está presente en el libro. No solo por parte de Lina, también de su contacto en Jaffa, su amigo escritor de ascendencia judía casado con una palestina, que en principio se había prestado a escribir el libro, pero se vio obligado a renunciar por el riesgo de quedar separado de su familia.


La propia autora confiesa que mientras escribía alguien le dijo que no le habían dado vela en este entierro. Su respuesta es demoledora, la he colgado en la pared de mi despacho para leerla cada vez que me entren el miedo y las dudas de continuar con mi novela:


“A mí y a todos nos tocan velas en este entierro que es el de nuestra humanidad. Velas de todos los portes y minúsculas llamas que permitan iluminar algo de esa tragedia, así como antes otros le pusieron luz a otras desventuras étnicas”.



Puedes comprar el libro AQUÍ


Puedes leer el relato sobre Palestina, con el que gané el Premio Internacional de Narrativa Joven “Abogados de Atocha” 2018 y que estoy ahora convirtiendo en novelaAQUÍ 


Puedes leer el relato sobre algunas de mis experiencias como cooperante en Palestina AQUÍ

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Published on February 14, 2019 01:44

February 6, 2019

Montaña de juguetes. Microrrelato para escribir jugando (febrero)

Montaña de juguetes


Se enfundó las gafas de aviadora y pilotó hasta la pista de aterrizaje del bosque. Encontró una montaña hecha con los juguetes que había coleccionado en sus diez años de vida: peluches, triciclos, televisores, robots… En la cima, sobre la pelota, lo único que jamás había tocado: una flor. Trepó con miedo de que el tiesto cayera. Estaba a punto de cogerla cuando un trueno hizo temblar los cristales de su habitación. Abrió los ojos. Tropezó con el dron de camino a la ventana. Lloró al comprobar que los árboles se habían convertido en edificios; la flor, en una farola.


retofebrero



Esta es mi participación en el reto Escribir jugando (febrero) de Lídia Castro Navàs, en el que hay que escribir un microrrelato o poema de máximo 100 palabras inspirado en la imagen, donde aparezca un bosque y una pista de aterrizaje (opcional). He vuelto a conseguir 100 palabras sin contar el título. 


Lo primero que me vino a la cabeza al ver esta imagen fue la cantidad de niños y niñas que viven rodeados de juguetes y jamás han pisado un bosque. Para ellos va este micro.


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Published on February 06, 2019 23:40

January 31, 2019

Los personajes literarios femeninos de Adelaida García Morales (II): Ángela y Bene

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La novela corta que sigue a El sur lleva por título el nombre de uno de sus personajes: Bene.


Es un relato que se mueve entre el mundo real y el mágico, que explora la soledad, la pobreza, la superstición, la locura, la muerte, las tinieblas.


Destacan dos personajes femeninos.




Ángela

La protagonista y voz narrativa es Ángela, que escribe a su hermano ausente para hablarle de aquella época en la que aún vivían juntos y todo se volvió extraño con la llegada de Bene. Así comienza la historia que nos transporta a la infancia de Ángela a raíz de un sueño:


“Anoche soñé contigo, Santiago […] habías vuelto para quedarte conmigo aquí, en esta vieja casa donde los dos nacimos y donde yo vivo ahora, envuelta en las sombras de los que os habéis marchado. Venías con la misma edad que tenías entonces, cuando te fuiste”.


Aislamiento y soledad

Ángela es una niña de doce años que vive en “una casa grande y aislada que dista unos tres kilómetros de la ciudad“. Apenas sale de allí, ni siquiera para ir al colegio, ya que recibe clases privadas por parte de doña Rosaura.


Desde que su madre murió, hace diez años, tía Elisa se encarga de criarlos a ella y a su hermano Santiago que tiene dieciséis. El padre es una figura ausente, casi siempre de viaje.


Ángela ha sido feliz justo a su querido hermano, pero desde que Santiago comenzó el colegio, se ha sentido abandonada, encerrada, aislada. Ahora él pasa el tiempo enfrascado en lecturas, preocupado por sus nuevas amistades, sin interesarle lo que ella pueda ofrecerle.


Pobreza

Encontramos un retrato de la pobreza que azotaba la Extremadura de los años cincuenta. Ángela sabe que es privilegiada porque la única amiga que tiene, Juana, es una niña que vive con su abuelo en una chabola. Solo se ven cuando Juana pasa frente a su cancela de camino a la ciudad para mendigar, y hablan o juegan cuando nadie las ve, porque las niñas saben que tienen prohibido relacionarse.


Niños mendigando en la España de los años 50. Foto: ‘España años 50’: la miseria que captó el objetivo de Carlos Saura


“Un día la vi pasar con su abuelo por la carretera y ni siquiera me miró. Iba vestida de blanco y, aunque la falda era corta, supe que había hecho la primera comunión. Llevaba el velo caído sobre los hombros. No se lo podía sujetar en la cabeza, pues la tenía rapada. Su abuelo se la afeitaba para que los piojos no anidaran en ella”.


Juana tiene una hermana mayor, Bene, a la que adora y no ve desde hace años, ya que marchó a trabajar. Su único deseo es que Bene vuelva y la rescate de la miseria. La relación entre Ángela y Juana se empieza a estropear desde el momento en que Bene regresa, pero no para rescatar a Juana, sino para trabajar de criada en casa de Ángela.


Ángela recibe entusiasmada a la hermana de su amiga, le confía sus sentimientos, espera que aplaque su soledad y ocupe el lugar que Santiago ha dejado vacío, pero se va a encontrar ante una actitud a ratos cálida, alegre y tierna, a ratos fría, turbia y brumosa, que la va a desconcertar y atormentar con el torbellino de sucesos que se van a producir en la casa.


Bene

 


Yipunka Koudakoff (Romani) Whitechapel, 17 May 1914

Así me imagino a Bene. Foto: Pinterest


“Bene parecía entrar como la dueña y no como la sirvienta […] destacaba la gracia enorme de sus ademanes y de los movimientos de su cuerpo al caminar. No era guapa, pero su rostro parecía conmovido por algo indefinible: una vaga tristeza, un estremecimiento, un destello de ternura”… 


Superstición y tinieblas

Desde que entra por la cancela, Bene deja claro con su actitud que nadie, ni siquiera tía Elisa, puede herir su dignidad. Se muestra segura, decidida, orgullosa, a ojos de tía Elisa es una descarada.


Es una joven desenvuelta que alegra la casa con sus cánticos, sus tacones que se calza para servir la mesa y sus labios pintados de rojo. Incluso se atreve a fumar, algo que los demás consideran impropio de una mujer y menos de una sirvienta. Bene es un auténtico personaje feminista que desafía las normas sociales impuestas a las mujeres de su época.


Quizá por ello, desde el principio se la considera una amenaza y afloran, entre tía Elisa y Rosaura, las supersticiones más arraigadas, que encarnan en la joven el mal, “un mal que no es de este mundo”.


Ángela, influenciada por las conversaciones que escucha a hurtadillas y sin encontrar otra explicación a la mirada vacía y espeluznante que ha visto en Bene y a las sombras que acechan el jardín, se ve arrastrada a este mundo de tinieblas y fantasmas que, como una profecía autocumplida, traerá la desgracia al caserón.



Puedes comprar el libro AQUÍ


Puedes saber más sobre los personajes femeninos de Adelaida García Morales AQUÍ



 

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Published on January 31, 2019 00:31

January 29, 2019

Reseña: Laura Urcelay – Mujeres de retales

Aquí podéis leer la reseña que Rubén Almarza González ha hecho de mi libro Mujeres de retales.


Ha captado a la perfección el motivo de mis finales abiertos.


Reseña: Laura Urcelay – Mujeres de retales


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Published on January 29, 2019 11:51

January 24, 2019

Lectura recogiendo Premio Internacional de Narrativa Joven “Abogados de Atocha” 2018

Hoy hace un año de este momento. Hoy vuelvo a Madrid, al Auditorio Marcelino Camacho, bastante menos nerviosa porque paso el testigo y será otro escritor joven quien lea su obra ante un auditorio repleto, que se reúne cada año para recordar la memoria de los abogados laboralistas asesinados hace ya 42 años.


Hoy no quedará grabada mi voz temblorosa como en este vídeo, pero me temblará, sin duda, porque hoy es un día para emocionarse recordando y conociendo.

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Published on January 24, 2019 01:00

January 16, 2019

Grupos. Microrrelato para escribir jugando (Enero)

Me animo por segundo mes a participar en el reto de escritura Escribir jugando (Enero)El microrrelato debe estar inspirado en la siguiente carta y, como reto opcional, ambientado en Nochevieja. Otra vez he conseguido las 100 palabras exactas sin contar el título.


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Grupos

 


—¿Seguro que no prefieres salir?


Sergio no entendía por qué su novia se había puesto el vestido blanco y los tacones rojos para jugar al ajedrez.


—Nunca me han gustado las fiestas de Nochevieja. —Apoyó una mano en la mejilla y sonrió recordando—: Mi padre me decía que me quedara en casa, pero entonces era joven y si no salía, me sentía aislada del grupo, cosas de crías.


—Te toca.


—Sí, un momentito, corazón.


—Marina, llevas toda la noche con el móvil, ¿puedes concentrarte en el juego?


—Espera un poco, en el grupo de mis amigas hay mucho ambiente.

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Published on January 16, 2019 23:06

January 10, 2019

Mi debut como miembro de un jurado literario: cómo he llegado hasta aquí

2017
Primer año de escritura “en serio”

Recordaré el 2017 como el año en que empecé en serio con la escritura, el año en que me puse el reto de escribir un relato al mes, de acumular rechazos de revistas y concursos porque las negativas significaban más escritura, y la escritura significaba más currículum, y el currículum significaba más práctica, y entre tanta práctica algo bueno saldría, digo yo.


En octubre, el reto consistía en escribir una historia basada en una noticia que hubiera leído; así surgió Hasta luego, futuro. Cuando consideré que el relato estaba listo, busqué concurso y encontré que encajaba en las bases del Premio Internacional de Narrativa Joven “Abogados de Atocha” 2018. Lo envié y seguí con otras historias.


Premio Internacional de Narrativa Joven

Escultura que representa “El abrazo” de Juan Genovés en la Plaza de Antón Martín de Madrid


2018
Premio y libro

Recordaré el 2018 como el año en que recibí la llamada que daría sentido a aquellos doce meses de trabajo. Estaba sola en casa, corrigiendo otro relato, cuando el móvil empezó a vibrar. Un número extraño, “seguro que es spam” pensé. No suelo contestar llamadas de números desconocidos, pero ese día lo hice y aquella voz amistosa con una ligera cadencia extremeña era la de Francisco Naranjo, Director de la Fundación Abogados de Atocha, que me decía que había quedado en primer lugar. Ese día no pude hacer nada más.


Entrega premios año 2018

De izq. a dcha. Alejandro Ruiz-Huerta, servidora, María Sánchez (segundo premio), Miriam Morales y D. Dame Fall (ganador de la edición anterior).


 


Este reconocimiento me dio el impulso para hacer algo con todas aquellas historias sobre mujeres que había creado. Así surgió la edición de mi primer libro Mujeres de retales, una compilación de doce relatos sobre mujeres contemporáneas en situaciones no siempre fáciles. Vale, el 2018 también pasará a mi historia como el año en que publiqué el primer libro.


2019
Miembro del jurado

El 2019 acaba de empezar y ya me ha dado mi primera alegría literaria. Como ganadora de la edición anterior, este año me correspondía formar parte del jurado, así que cogí el tren y me fui para Madrid con una selección de los cinco relatos que más me habían gustado (se presentaron 91).


Jurado

Miembros del jurado. Me podéis ver con dos libros de los cuatro que me regalaron los compañeros.


¿Qué criterios seguí para mi selección?

Historia: ¿qué me quieres contar? ¿consigues transmitirme emociones y reflexiones? ¿se ajusta a los valores que se pedían en las bases?
Ortografía: si alguien pretende ganar un certamen literario con un texto lleno de faltas de ortografía, debería reflexionar (os aseguro que había varios textos con los que dolían los ojos).
Puntuación: algunos escritores no le dan la importancia que merece. La puntuación marca el ritmo, un ritmo inadecuado estropea el texto.
Fluidez: un texto cargado de adjetivos y adverbios se vuelve infumable, engorroso y pesado.
Final: para mí los finales son cruciales. Un texto muy bien escrito puede echarse a perder con un final sin sentido, precipitado o vago. Hay que trabajar los principios (para enganchar) y los finales (para dejar con buen sabor).

Relatos ganadores

Tras una deliberación concienzuda, donde se votaron y comentaron los relatos varias veces, las tres obras ganadoras fueron:



Perdices rojas de D. Carlos Serrano Lorigados: una historia sobre perdón que ahonda en la capacidad de ver a las personas en lugar de las ideas. Humanidad y reconciliación en una de las peores épocas de nuestra historia reciente, la posguerra. Ambientada en un valle del norte de España, el autor nos ofrece unas imágenes bellísimas y un final sorprendente de esos que le dan un nuevo sentido al título.
Jueves de D. Fernando Solana Romero: un cuento crudo, desesperanzado, que nos narra las vida anónima, solitaria y precaria en un barrio obrero de Madrid. Una denuncia al trabajo precario de los repartidores, a la sociedad impersonal que hemos construido en las grandes ciudades. Una historia que deja con un poso de amargura, ya que se presiente un futuro de días homogéneos.
Individualidad de  Dª. Paloma Catalán Quijada: un relato donde se muestra la necesidad de ver a los refugiados como personas con sus circunstancias únicas, con su dolor individual, en lugar de a la masa anónima que presentan los medios de comunicación bajo la etiqueta de “refugiados” tras la que quedan alienados. Este relato tiene una fluidez, puntuación y ortografía impecables que te hacen leerlo de principio a fin con mucho gusto.

Puedes ver el acta y leer los relatos AQUÍ


Mi enhorabuena a los ganadores a los que espero acompañar el día 24 de enero a las 11:00 en el Auditorio Marcelino Camacho, en el acto del 42 aniversario de los asesinatos de los abogados laboralistas de Atocha 55, donde se entregarán los premios.




Me volví para Cantabria con los siguientes libros, regalos de los compañeros de jurado que me quieren dar trabajo para muchas semanas:



 Los carriles de la vida de Paco Naranjo
La memoria incómoda: Los abogados de Atocha  de Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell
Cuentos en la tierra de los nadie  de Javier López
El Madrid del primero de mayo: de Atocha a la Puerta del Sol: de Javier López



 

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Published on January 10, 2019 03:32

January 3, 2019

La nieta del señor Linh: exilio, identidad, soledad, supervivencia y amistad

El blog Deshojando Libros me incluyó hace unos días en su Reto lector 2019 de superpoderes. Me tocó el mes de enero y el poder de la supervelocidad que consistía en reseñar un libro corto (de 150 páginas o menos).


En ese momento estaba en casa de mi madre celebrando la Navidad, donde tengo una biblioteca con libros de toda mi vida. Me puse a buscar entre los finitos, a ver si había alguno que me apeteciera releer y analizar, y ahí estaba, “La nieta del señor Linh”, la fábula del 2006 que tanto me había gustado cuando me la regaló una de mis primas, también por Navidad. Cumplía los requisitos: 126 páginas. Además, a pesar de los años que han pasado desde su publicación, la temática que aborda no podría ser de mayor actualidad. Así que, lápiz en mano, empecé su lectura de nuevo.


Esta vez la experiencia ha sido muy diferente, porque ya conocía el secreto que se desvela al final, lo que me ha permitido recrearme con una mirada distinta en lo que me pasó desapercibido en la primera lectura y disfrutar de la historia con otra perspectiva.


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“Un anciano en la popa de un barco. En los brazos sostiene una maleta ligera y a una criatura, todavía más ligera. El anciano se llama Linh. Es el único que lo sabe, porque el resto de las personas que lo sabían están muertas”.



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El autor: Philippe Claudel


Este es el primer párrafo. Brutal. En él, Philippe Claudel nos presenta al protagonista, el señor Linh, que huye de la guerra junto a su nieta Sang Diu en un barco que los llevará a un país nuevo, lejano, occidental, donde la etiqueta de “refugiados” se les pegará en la frente.


El señor Linh ha visto morir a su familia, ha visto su aldea destruida y sus vecinos masacrados; querría quedarse en su país, aunque ello significara morir, pero tiene la obligación de salvar a su única nieta, un bebé de pocas semanas, por lo que decide embarcarse hacia ese mundo desconocido que le acoge, a veces lleno de hostilidades, a veces con una mano amiga sobre el hombro.



PRIMERAS SEMANAS DE EXILIO
Miedo, frío y nostalgia

Una vez en tierra, las trabajadoras sociales conducen al señor Linh y a su nieta a un piso para refugiados. Allí, compartirá habitación con otras dos familias de su país que resultan muy desagradables, por lo que solo entablará con ellas una relación cortés, como mandan sus tradiciones.


Empieza la soledad del anciano, que deambula por las calles con varias capas de ropa y la pequeña en brazos, en busca de olores, sabores y sonidos que le transporten a su aldea querida; pero descubre que ese lugar no huele a nada, que los ruidos de coches y gente apresurada invaden la ciudad y que la sopa, como el aire, “no tiene auténtico olor, auténtico sabor“. La necesidad de escuchar su propia voz y la cadencia de su lengua le lleva a entonar una nana que cobrará vida en el libro cada vez que el señor Linh necesite traer al presente su hogar y recuperar la esperanza:



“La mañana siempre vuelve, siempre vuelve con su luz, siempre hay un nuevo día, y un día serás madre tú”.   




EL HOMBRE GORDO
Compañía, amistad y consuelo

La suerte del señor Linh cambia cuando decide sentarse en un banco frente al parque, el mismo en el que Bark, un hombre grande que fuma sin parar, se sienta cada día a recordar a su esposa fallecida. Entre los dos hombres nacerá una complicidad que no precisa palabras, que se fortalecerá a base del tono y los gestos, de las sonrisas, los detalles y la calidez de una mano sobre un hombro.


Juntos recorrerán la ciudad, visitarán cafés y restaurantes, se contarán sus historias sin comprender las palabras pero entendiendo el dolor. Por fin, Bark encontrará un amigo con el que compartir momentos olvidados desde que enviudó. Por fin, el señor Linh empezará a sentirse a gusto en ese país extraño. Por fin, el invierno está terminando y gracias a su amigo encontrará olores, sabores y sonidos en la ciudad.



EL ASILO
Encierro, alienación y pérdida de identidad

Tras varios meses, la estancia en el piso de refugiados llega a su fin y al señor Linh y a su nieta los trasladan a un asilo a las afueras de la ciudad. El señor Linh no tiene tiempo de avisar a su amigo del cambio de domicilio.


Comienza aquí una denuncia de la burocracia deshumanizada y de la situación de los viejos de occidente, aparcados en residencias que fomentan la alienación y la pérdida de identidad:



” Lo más chocante de su nuevo hogar es que todos visten exactamente igual pero muestran una absoluta indiferencia hacia los demás”.



El señor Linh se desespera cuando comprende que no podrá reunirse con su amigo, el hombre gordo, ya que no le permiten salir de allí. Ahora, no solo está triste por haber perdido su país, su aldea, su familia; ahora también ha perdido a su único amigo y comienza a sentir un vacío existencial que solo combate porque “tiene a su nieta y debe ser fuerte por ella.


Por su parte, el señor Bark espera cada día al señor Linh en el banco, aunque sabe que lo han trasladado a algún lugar.



EN BUSCA DEL SEÑOR GORDO
Decisión, humillación y sorpresa

Pero el señor Linh no está dispuesto a pudrirse en ese sitio, “Ha sobrevivido al hambre y a la guerra. Ha cruzado los mares. Es invencible“. Se aventura a recorrer la ciudad, se pierde, le humillan, se desespera, todo para reunirse con el único amigo que ha encontrado en ese país.


Esta última aventura del señor Linh nos llevará a un desenlace que es toda una sorpresa. Uno de esos finales que coloca las incógnitas en su sitio, que da un nuevo sentido a la historia y que esconde una ternura infinita.



“Puede que la vida sea también esto. De vez en cuando un milagro, oro y risas, y de nuevo la esperanza cuando crees que a tu alrededor todo es destrucción y silencio”.  





¿Has leído el libro? ¿Qué te pareció el final? ¿Lo esperabas o te sorprendió igual que a mí?
Esta historia se ha adaptado al teatro, aún no he tenido el placer de verla, si la has visto, coméntame tus impresiones en los comentarios.
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Published on January 03, 2019 03:16

Laura Urcelay

Laura Urcelay
Este blog es un espacio para compartir lecturas y escritura.

Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, li
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