Laura Urcelay's Blog: Laura Urcelay, page 12
April 30, 2019
Si eres escritor, tienes que ir a Sant Jordi
Este verano me mudo a un pueblo de Barcelona y, para ir introduciéndome en las tradiciones literarias de la ciudad, por fin he visitado la feria del libro y las rosas: Sant Jordi.
Me llevé unos ejemplares de Mujeres de retales por si acaso, ¿queréis saber lo que pasó? Mirad este vídeo, un guiño al mejor humor de Pantomima Full, donde podéis sentiros identificados si sois escritores independientes.
Disfrutadlo, porque reírse de uno mismo sienta muy bien 
April 25, 2019
3 cuentistas españoles contemporáneos
Este mes he leído varios libros de relatos cortos. Os presento tres de ellos escritos por autores españoles del panorama literario actual.
[image error]
Los que duermen de Juan Gómez Bárcena
Descubrí a este autor por su novela Kanada. Fue una recomendación de mi librero que consideró que debía ofrecerme un libro “potente”, palabra que se quedó corta para describirlo; esa novela me fascinó y me dejó con ganas de leer más historias de este magnífico narrador.
Por suerte, este año la editorial Sexto Piso ha recuperado la primera obra que publicó y que ya no se encontraba disponible, una compilación de quince cuentos deliciosos, entretejidos como la tela de araña que forma la constelación de su portada y que enlazan pasado, presente y futuro con la pericia de unas patas arácnidas que no dejan hilo suelto.
Los primeros cuentos transportan a tierras lejanas de dioses, sacrificios y profecías que disfrutarán aquellos lectores amantes de la fantasía, las leyendas y los mitos. Me costó un poco entrar en ellos por mi predilección al realismo, sin embargo, el modo en el que están escritos y las conexiones que iba descubriendo entre ellos terminaron por arrastrarme con esa sensación que ya me había embrujado en Kanada; el autor te introduce en un ambiente hipnótico del que es difícil escapar.
A partir del noveno relato comienza la parte con la que más he disfrutado: momias que dan sentido al sinsentido nazi, un campo de concentración que se convierte en una ciudad feliz para recibir la inspección del Comité Internacional de la Cruz Roja, más momias de torturados que sufren la condena eterna de ser expuestas en un museo…
El libro termina con relatos futuristas que imaginan despertares de criogenizados en un mundo imposible de vivir para esas personas que conocieron otro y robots que esperan la vuelta de sus creadores en una metáfora que pone de relieve el poder de la fe y la religión.
Mi relato favorito
“Las buenas intenciones” cuenta la historia de una mujer que cuida a su madre con demencia y cada día reconstruye la historia de su vida; sin embargo, la historia va cambiando por antojo de una hija a ratos compasiva, a ratos cruel, capaz de convertir el día en pesadilla cuando despierta con jaqueca. El relato termina con una reflexión sobre la funcionalidad de la verdad y la mentira.
Mi cita favorita
“La muerte de una criatura es apenas un rasguño en la piel de ese hombre que somos todos y nada importa que yo sea esa criatura”.
pag. 54
Puedes adquirirlo AQUÍ
Cuentos en la tierra de los nadie de Javier López
A Javier López tuve la suerte de conocerlo en persona, ya que es miembro del jurado del “Premio Internacional de Narrativa Joven Abogados de Atocha”. Tuvo la amabilidad de dedicarme su libro de cuentos.
Se trata de una compilación de diez cuentos que sacuden la indiferencia con su realismo. En cada uno de ellos se percibe el compromiso social del autor, que refleja la vida de personas anónimas, normales, de barrio, de extrarradio, los nadie, que con su discurrir por la vida construyen la verdadera historia de los pueblos.
Encontramos a la bibliotecaria y el historiador que apuestan por una idea arriesgada para fomentar en un pueblo dormido el interés por el pasado; al viudo que reconoce que al morir su compañera de vida, en cierto modo ha muerto él; a quienes se mueven por vertederos de droga, guetos arrinconados que nadie quiere ver; al joven con un trabajo precario, muy por debajo de su formación, que sabe lo que la basura dice de nosotros y lo utiliza para mejorar su situación; a las mujeres que enviudan y viven solas, tantas y tantas en nuestro país…
Además, esta compilación tiene una peculiaridad. Tras cada relato, el autor explica por qué lo escribió, qué quiso transmitir y qué ocurrió con cada historia, lo que nos permite releerlas con otra mirada para descubrir detalles que en una primera lectura pueden pasar desapercibidos.
Mi relato favorito
“Mayores para el amor” es una carta de amor que un viudo viejo le escribe a su esposa que ha muerto hace casi año y medio. En pocas líneas el protagonista expresa lo que es el amor y la pérdida de él, lo que significa quedarse sin la persona con la que has compartido tu vida, la soledad de la pérdida y el consuelo del recuerdo.
Mi cita favorita
“Nadie dice que el dolor que sentimos no es por quien ha muerto, sino por lo que ha muerto en nosotros cuando se ha ido”.
pag. 68
Puedes comprarlo AQUÍ
El círculo virtuosos y otros relatos de Andrés Hernández Rabal
A Andrés Hernández Rabal lo descubrí por su blog Ficciones casi reales.
El círculo virtuoso es un libro de siete relatos que hablan de amor, educación, infidelidades y violencia de género, en definitiva, de las dos caras, la amable y la amarga, de las relaciones humanas. Son historias que podrían ser reales, con las que no es difícil sentirse identificado porque, si no te han ocurrido a ti, seguro que conoces a alguien que ha vivido alguna similar.
El autor hace que nos preguntemos hasta dónde seríamos capaces de llegar para hacer feliz a la persona que amamos; nos enfrenta a dilemas morales que no tienen una única respuesta; nos muestra el simbolismo y el significado de un objeto en apariencia insignificante; refleja cómo una
víctima de violencia de género ignora las señales y la escalada de violencia llega al punto de poner en riesgo su vida ante la impotencia de quienes no saben qué hacer; muestra el deseo de un padre por educar a un hijo en los valores que considera adecuados sin saber qué le deparará el futuro.
Mi relato favorito
“Coma” es un cuento escalofriante que plantea la posibilidad de que una persona en coma pueda oír y ver todo lo que ocurre a su alrededor. Infidelidad y muerte van de la mano en esta historia, donde su protagonista, sin posibilidad de reacción, descubrirá una mentira que supondrá su fin.
Mi cita favorita
“Tan humano es idealizar como razonar, pero nunca encierres tus ideales tras un muro impenetrable. Escucha a los demás”.
Puedes adquirirlo AQUÍ
April 17, 2019
Entrevista-Presentación “Mujeres de Retales”
Hace un mes hice la última presentación de Mujeres de retales. Fue larga, con interacción del público y muchas anécdotas personales, por eso hemos tardado tanto en seleccionar material y montar el vídeo de forma que fuera breve. Mucho se ha quedado fuera, pero creo que hemos resumido bien la esencia del libro.
Como os comenté en este artículo, la presentación fue en la biblioteca del pueblo donde escribí los 12 relatos que lo componen y donde me conocen bastante, por lo que la sala se llenó y pasamos dos horas intensas al calor de un público entregado que culminamos con la firma de libros y un trozo de bizcocho que habían realizado las componentes del club de lectura.
Aquí os dejo la entrevista que me realizó la periodista y escritora BenHur Valdés Llama. Espero que os guste y si me queréis dar algún consejo o ideas para presentaciones futuras, adelante, mi cuñada ya me ha dicho que me suelte el pelo 
April 11, 2019
Mis fuentes de inspiración literaria
Habréis leído mil veces eso de: “la inspiración existe pero tiene que encontrarte trabajando”. Estoy de acuerdo, una rutina de trabajo es necesaria para cualquiera y no iba a ser menos para los escritores (de eso hablaremos en otra entrada), pero también es verdad que si te aíslas en tu habitación de escritura, le estás cerrando la puerta a muchas ideas que solo te llegarán cambiando de actividad. Hoy os quiero contar cuáles son las distracciones que me encienden la bombilla, me proporcionan temas sobre los que escribir, ideas para empezar una historia.
1. El teatro
Me encanta el teatro, incluso hubo un tiempo en el que lo practiqué y soñaba con ser actriz, luego me dijeron que era muy difícil conseguirlo y decidí que sería escritora (siempre fui una ilusa). A pesar de que voy poco porque mi economía no me lo permite, cuando lo hago siempre vuelvo a casa con alguna idea para teclear.
El sábado pasado, acudí a una obra sobre la inmigración y los refugiados. Imaginaba que tratándose de esta temática vería algo sobre lo que querría escribir y, efectivamente, a media función interpretaron una escena que me sacudió los huesos. Me vi a mí misma, este verano, en la costa mediterránea, disfrutando del sol con un vestido veraniego y un sombrero de palma de los que tanto me gustan, bañándome en un mar tranquilo y templado, obviando que ese mismo agua es la tumba de miles y miles y miles. Creo que puede salir una buena historia, ¿no?
2. Las series
Tras un día agotador no hay mejor recompensa que una serie junto a mi pareja. Hemos visto muchísimas, pero tengo que elegir unas pocas para hablar aquí porque si no, este post sería eterno y os irías a leer otra cosa más ligera, así que me quedo con tres de las que quiero destacar una cualidad que nos puede servir como escritores.
Breaking bad
Para crear personajes creíbles
Seguro que la mayoría ya la habéis visto, si no, ¿a qué estáis esperando? Yo tenía mis reticencias al principio, pensaba que era una serie más sobre drogas y narcos, suerte que dejé mis prejuicios a un lado y empecé a verla. Lo que nos cuenta esta historia es la capacidad del dinero y del poder para corromper a cualquier persona, incluso a una que ha pasado su vida cumpliendo las normas y agachando la cabeza. Para mí lo más destacable son los personajes, tan reales y creíbles en situaciones extremas.
Peaky Blinders
Pedazo de ambientación
Hielos que chocan contra un vaso de güisqui, crepitar de cigarros, trotar de carromatos tambaleantes, calles tiznadas de hollín, vestuario exquisito y un acento logrado te transportan al Birmingham de los “Peaky fucking blinders“, una familia de gitanos que tras la Gran Guerra comienza a ascender en la escala social gracias a las ideas de su ambicioso líder Tommy Shelby. Está basada en un grupo criminal que existió en la ciudad, famosos por llevar unas cuchillas enganchadas en sus gorras con las que sacaban los ojos a sus enemigos. Una clase magistral de ambientación.
Mira lo que has hecho
Escenas absurdas pero reales, como la vida misma
Termino con una serie española que muestra la realidad de una pareja tras tener su primer hijo. Suegras que te dan consejos, hermanas que te dan consejos, padres que te dan consejos, noches sin dormir, sexo bajo mínimos y malabarismos para conciliar la vida laboral. Todo ello bañado por el humor de Berto Romero que nos muestra pedacitos de su vida tras convertise en padre. Aunque ya ha dicho que no es una serie biográfica, sí que contiene muchísimas anécdotas y situaciones de su vida. Consigue que te creas escenas absurdas como si las hubieras vivido, y eso es lo que quiere cualquier escritor, que el lector se crea lo que lee por muy absurdo que sea.
3. Libros buenos y malos
Para aprender a escribir hay que leer, leer mucho, leer todo el rato y leer obras buenas. Por eso yo siempre recomiendo los clásicos. No es que en la literatura contemporánea no haya obras buenísimas, pero los clásicos son clásicos por algo, han aguantado el paso de los años porque son obras que tratan temas universales que preocupan al ser humano de cualquier generación y que están escritas de una forma excepcional (la mayoría de las veces). No se trata de leer solo clásicos, pero sí de incluirlos en tu lista de lectura.
Y ¿qué pasa cuando nos topamos con libros malos? En vez de tirarlos a la piscina como confesaba Francisco Umbral en este artículo, yo recomiendo leer alguno de vez en cuando, es una manera buenísima de aprender lo que no hay que hacer.
Hace poco terminé La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey, una novela que tiene a muchísimos lectores enamorados y que leí por recomendación de un amigo. La historia me pareció interesante, incluso aprendí algunas cosas sobre la II Guerra Mundial que desconocía, pero, durante toda la lectura tuve la sensación de que algo andaba mal en ese libro, no me terminaba de gustar. Era algo que me resultaba empalagoso, poco creíble, inverosímil. Algo pasaba con esa protagonista que carecía de defectos o los que tenía resultaban encantadores al resto de los personajes, que era el centro de atención y todos la admiraban, que poseía una gran habilidad para la escritura, que tenía un pasado trágico y atípico, de la que dos de los personajes se enamoraban y al final de la historia terminaba con el que creo que era el favorito de la autora (una especie de réplica de Mr. Darcy)…en definitiva, no me matéis por decir esto, pero Juliet Ashton es una auténtica ¡MARY SUE!
Una Mary Sue es un arquetipo literario con el que te puedes cargar el mejor argumento de la historia. Empatizar con los personajes es primordial y yo no lo conseguí con este. Así que, aunque el libro me ha parecido malo (no me matéis, reconozco que tiene cosas rescatables), he aprendido mucho con él, sobre todo, cómo no crear mis personajes. Si estás escribiendo una novela y tienes dudas de que tu personaje sea una Mary Sue, te recomiendo leer este artículo.
4. La vida real
La vida es mi mayor inspiración literaria. De ella he cogido muchas historias para relatos que he escrito: de situaciones mías o de otras personas, conversaciones, cosas que observo y escucho por la calle.
En mi libro de relatos Mujeres de retales gran parte de los cuentos surgen a partir de situaciones reales. Por ejemplo, Sangre y pastillas comienza con una escena real que viví en mi último año de carrera en una clase donde abordamos el tema del suicidio, podéis leerlo en Buenos Relatos, aunque es una versión anterior a la recogida en el libro, donde introduje algunos cambios, pero la esencia es la misma.
También la novela que espero publicar este año tiene de base mis experiencias como cooperante en Palestina, podéis leer el primer capítulo aquí y si os interesa conocer más, este otro relato donde también conté algunas situaciones que viví en Belén y el aeropuerto de Tel Aviv.
Si alguna vez te dices a ti mismo “quiero escribir y no sé de qué”, simplemente sal a la calle, observa y escucha, porque:
“De una pequeña chispa puede prender una llama”.
Dante Alighieri.
¿Qué os parecen estas fuentes de inspiración? ¿Las compartís? ¿Tenéis alguna otra que os sirva?
¿Habéis visto las series que recomiendo? ¿Me recomendáis alguna?
¿Habéis leído La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey? ¿Qué os pareció la protagonista?
Imagen: pexels
April 3, 2019
Cuando Nada es todo. Microrrelato Escribir Jugando (Abril)
Al fin en mi barrio, donde la ropa de mercadillo cuelga de una cuerda sin reparos, a la vista de todos. La fiesta ha sido un desastre. Los invitados llevaban disfraces caros, comprados, y yo con esta cola de cartón piedra y estas orejas de cartulina mal recortadas. Ridícula. Preferiría que se hubieran reído de mí, las miradas condescendientes son mucho peores. He aguantado una hora y cuarenta minutos, el tiempo que he tardado en llegar a Lidia. «¡Un libro!», ha dicho al abrir mi regalo. Nada, lo único que poseía, mi novela favorita, era todo cuanto podía darle.
Participo otro mes más en el reto Escribir jugando de El blog de Lídia. Además de la fotografía y el libro tiene que aparecer el número cuarenta porque ¡este mes cumple 40 años! Felicidades, Lídia, espero que te guste mi regalo, (99 palabras sin contar el título).
El mes pasado conseguí la mención especial con el micro Criaturas mágicas ¡muchas gracias!
March 28, 2019
3 libros que ojalá hubiera leído antes
Hay grandes obras que siempre estuvieron ahí, pero ignoraste por completo hasta que una casualidad te las puso delante; otras llevaban tiempo en tu lista de lectura sin que encontraras el momento para ellas; y algunas han pasado desapercibidas y, de pronto, reciben el reconocimiento que merecían y llegan a tus manos para dejarte sin palabras. Las terminas y te preguntas: ¿en qué narices estaría yo pensando para no haber leído esta joya primero? ¿Cuántas otras ignoro? ¿Cuánto tardaré en descubrirlas?
Os presento tres libros realistas que he descubierto en los últimos meses y me han dejado con esas preguntas taladrándome la cabeza.
1. Marianela, Benito Pérez Galdós
Benito Pérez Galdós publicó esta novela en 1878. La protagonista es una muchacha huérfana, pobre, fea y debilucha que vive de la “solidaridad” de sus vecinos y cree que no sirve para nada ya que así se lo repiten continuamente. Su única felicidad es hacer de lazarillo de un joven ciego, Pablo, de mejor posición social. Los deliciosos paseos diarios a través de los montes y el pueblo minero en el que residen, crean un vínculo entre ellos que pasa de la amistad al amor en poco tiempo. Sin embargo, la llegada de un especialista que puede solucionar la ceguera de Pablo y de una muchacha bella, encantadora y de la misma clase social que él, hace que todas las esperanzas de Marianela se tambaleen, ya que está segura de que en cuanto su amado la vea, el amor se esfumará.

La actriz Margarita Xirgu caracterizada como Marianela.
Por fin lo leí
El nombre de Marianela me sonaba, pero por algún motivo no me resultaba una lectura atractiva. Esto cambió en la presentación de otro libro, cuando alguien comentó que estaba ubicada en el pueblo minero donde se crió mi abuela. Por lo visto, Galdós pasó por Cantabria, visitó Torrelavega y las minas de Reocín, donde el paisaje y las gentes le inspiró esta historia tan cruda y profunda sobre el comportamiento humano y las injusticias sociales.
Por qué deberías leerlo
Porque a través de una historia de desamor, Galdós realiza una crítica social de la época de mis tatarabuelos donde retrata la diferencia de clases, el egoísmo, la pobreza, la hipocresía y la necesidad de una educación que ofrezca a las personas más desfavorecidas la oportunidad de mejorar sus vidas ¿te parecen temas de otros tiempos? Pérez Galdós escribió una literatura de compromiso social que todavía tiene mucho que decir.
Cita destacada
No comprendía que una palabra cariñosa, un halago, un trato delicado y amante que hiciera olvidar al pequeño su pequeñez, al miserable su miseria, son heroísmos de más precio que el bodrio sobrante de una mala comida.
2. Matar a un ruiseñor, Harper Lee
La novela más famosa de Harper Lee se publicó en 1960. A través de los ojos de Scout, una niña de seis años, descubrimos la vida en un condado del sur de los Estados Unidos en los años treinta. El padre de Scout, abogado y defensor de la igualdad y los derechos humanos, lucha para salvar a un hombre negro acusado de violar a una chica blanca, aun sabiendo desde el principio que tiene la batalla perdida. Con este argumento de fondo, nos sumergimos en una sociedad cargada de prejuicios, injusticias, racismo y doble moral que la pequeña Scout, junto a su hermano Jem y su amigo Dill, trata de entender. La autora vivió una historia similar y plasmó en esta novela sus experiencias, aunque siempre negó que fuese un libro autobiográfico.
Por fin lo leí
Llevaba siglos en mi lista de lecturas, pero siempre había otra que se le adelantaba. A finales del año pasado empecé a recibir señales para que no lo postergara más. La primera fue en un local de comida rápida en la estación de Chamartín (Madrid), donde hay un espacio reservado a la lectura y el descanso, con sofás y una estantería pequeña con algunos libros. Tengo la manía de descubrir qué libro tiene la gente entre manos, pero ese día no me costó mucho averiguarlo, una mujer sostenía Matar a un ruiseñor delante de su cara y pensé: mierda, tengo que leerlo. Luego, buscando novelas recomendadas, aparecieron algunas reseñas como las de los blogs Literariamente y Deshojando libros que me dieron el último empujón para comprarla y empezar a disfrutar desde la primera página.
Por qué deberías leerlo
Por su narración ágil y limpia, por la variedad de personajes redondos y perfectamente construidos, por la voz inocente de Scout que nos relata unos hechos crueles con la dulzura de la inocencia y que te hará sonreír con su agudeza, porque es un testimonio necesario para comprender la violencia y desigualdad que aún viven los negros en Estados Unidos. Puro realismo social literario.
Cita destacada
Llorar por el infierno puro y duro en que unas personas hunden a otras… sin detenerse a pensarlo siquiera. Llorar por el infierno en que los hombres blancos hunden a los de color, sin pensar que también son personas.
3. Manual para mujeres de la limpieza, Lucia Berlin
Lucia Berlin nunca publicó este libro de relatos, sino que fue publicando distintos volúmenes de cuentos a lo largo de su vida (76 cuentos en total). A lo largo de 1960 y 1970 escribió de manera esporádica, ya que al mismo tiempo tuvo que trabajar en gran variedad de puestos para sacar a sus cuatro hijos adelante, además de lidiar con sus problemas de alcoholismo. Esta compilación recoge 43 cuentos a través de los que podemos imaginar la vida fascinante de esta mujer, ya que reflejan trocitos de sus experiencias de una manera directa e inteligente. Sus relatos son exquisitos golpes de realidad que te transportan a asentamientos y pueblos mineros de Idaho, a El Paso, Santiago de Chile, Nuevo México (donde estudió con Ramón J. Sender), Nueva York, California, Ciudad de México… y te sorprenden descubriendo desde centros de aborto clandestinos hasta historias de amor bajo el mar.

Historias cortas para reflexionar.
Por fin lo leí
Cuando empecé a escuchar este título no tenía ni idea de quien era Lucia ni de qué trataba el libro. La verdad es que pensaba que era una autora actual y que el libro era una especie de novela frívola. Menos mal que vino mi prima a rescatarme de la ignorancia y las pasadas Navidades me hizo el mejor regalo de Reyes. Descubrí que el título lo habían escogido de uno de los relatos, aunque todavía me pregunto por qué eligieron precisamente ese, no estoy segura de que refleje la esencia del libro. Desde que lo leí, Lucia se ha convertido en una de mis mujeres escritoras favorita.
Por qué deberías leerlo
Porque Lucia te enamorará con su estilo directo y sin tapujos y te hará sentir dolor, asco, pena, rabia, pero también te hará sonreír y comprender mucho mejor cómo se cae en una adicción, lo difícil que es librarse de ella y cómo, a pesar de todo, se puede seguir adelante. Te hará tocar las clases altas y los bajos fondos, te llevará de viaje alrededor de América (norte y sur) y te sorprenderá con su ingenio y fortaleza.
Cita destacada
Cuando fallecen tus padres has de afrontar tu propio final […], ya no queda nadie para protegerte de la muerte.
Puedes comprar los libros aquí:
Marianela
Matar a un ruiseñor
Manual para mujeres de la limpieza
March 21, 2019
Los personajes literarios femeninos de Adelaida García Morales (III): María, Elsa y Matilde
Ganadora del III Premio Herralde de Novela en 1985, en El silencio de las sirenas Adelaida García Morales nos presenta el encuentro de dos mujeres jóvenes en las montañas de Las Alpujarras donde han ido a parar por distintos motivos. Sus vidas quedarán enlazadas para siempre desde la noche en que una vieja del pueblo las une a través de un misterioso ritual.
Es una historia que ahonda en lo destructivo del amor romántico, en la necesidad de imaginar para escapar de la realidad y en la delgada línea entre cordura y locura.
María
María es quien relata los acontecimientos que tienen lugar en el pueblo aislado al que llega para trabajar como maestra, una aldea de ambiente mágico que aún parecen recordar la presencia musulmana.

Capileira, pueblo de la Alpujarra Granadina donde Adelaida García Morales vivió durante cinco años, escenario de esta novela.
Describe un pueblo silencioso, quieto, frío, abandonado por los jóvenes que han huído de la dureza del campo y han dejado olvidados a los aldeanos de ojos huidizos e indiferencia cruel, que no marchan de su hogar aunque su pueblo o ellos mismos agonicen sin curación posible.
Disfruta de largos paseos al atardecer a través de calles vacías y heladas, invadida por el letargo y la vida vegetal, en los que descubre a las mujeres del pueblo, viejas solitarias y sombrías que deambulan por todas partes:
Mujeres nacidas con el siglo, lentas y enlutadas […] Yo deseaba conocer eso que ellas habían creado en sus vidas para llenar tanta soledad. En una ocasión lo comenté con Elsa, pero ella solo quería saber qué habían inventado para renunciar tan serenamente al amor. Pues eran mujeres que habían dejado de serlo para convertirse en otra cosa, libres ya de las imposiciones sociales de su sexo.
Gentes que resultan impenetrables para la maestra que solo consigue cruzar algunas palabras con ellas, hasta que una noche recibe una invitación para participar en un ritual. Allí conocerá a Matilde y más tarde a Elsa, dos mujeres misteriosas que darán interés a su estancia.
María desea conectar con ellas, en especial con Elsa, por lo que se adentrará en una aventura hipnótica de la que le resultará complicado escapar.
Matilde
Una de las aldeanas enlutadas es Matilde, mujer independiente, viuda desde hace mucho tiempo, que ha logrado sobrevivir sola “gracias a unos pocos animales y porque desde temprana edad había aprendido a mantenerse viva casi sin nada”.
Es una mujer menuda y muy delgada, pero fuerte, respetada y temida por sus vecinos que la creen capaz de conjurar y echar el mal de ojo. Actúa con cordialidad y distancia, con un control perfecto de sus gestos. A través de sus relatos donde se mezclan antepasados, fantasmas y seres imaginarios, las dos forasteras aprenden la historia de la aldea y sus supersticiones.
Matilde no olvida un agravio, pero es bondadosa y solícita, tal y como mostrará con su comportamiento al final de la novela, donde confesará por qué desde el principio se acercó a Elsa:
Le pareció una mujer frágil y desvalida y en seguida sintió deseos de protegerla. Ya entonces adivinó que algo muy grave le estaba sucediendo.
Elsa
Elsa es la verdadera protagonista, ya que es su historia de amor romántico la que María nos cuenta. Es una mujer elegante y descuidada que huye de formalismos ya que poco le importa lo externo, todos sus movimientos, miradas o palabras giran en torno a sí misma.
Ha llegado a esas montañas, a la casa vacía de un amigo, a descansar y curarse de una supuesta anemia. Su única ocupación allí es escuchar música, un elemento central para vivir su fantasía amorosa. A Elsa la palabra realidad le asusta, prefiere vivir en su interior, darle vueltas una y otra vez a sus sueños, pensamientos, ilusiones, fantasías, de una manera intensa y delirante, obsesiva, que la empuja a una irrealidad consciente y deseada:
A veces me pregunto cómo pueden los sueños tejer una historia que me va enredando más que la vida misma. Aunque, ¿acaso no son ellos mi vida? Me afectan más que los acontecimientos llamados reales.
A través de las palabras construye su propia realidad insensata en la que realiza su amor. Alimenta un sentimiento indiscutible que ha creado ella misma y que confirma con detalles, casualidades que dan sentido a una historia delirante que no precisa de un hombre real, ya que ella lo único que desea es sentir amor sin importarle de donde venga.
De tanto habitar en sus sueños, en su imaginación, comienza a padecer insomnio, pierde el apetito, el control, las ganas de vivir. La situación se vuelve insostenible, crece ayudada por el silencio de la aldea, hasta que decide actuar y se marcha hacia un final helador .
Puedes comprar el libro AQUÍ
Puedes saber más sobre personajes femeninos de Adelaida García Morales AQUÍ y AQUÍ
Si quieres saber por qué la autora escogió este título, escucha este cuento de Franz Kafka:
Foto de Capileira: Wikipedia
March 14, 2019
5 Miedos de todo escritor novel
El otro día leí este artículo donde Rosa Montero explica lo humillante que resulta ser escritor. Humillante porque después de dedicarle horas (muchas veces robadas a familiares y amigos) a una obra en la que dejas corazón, ojos y dedos, te encuentras con resultados pobres, en ocasiones desastrosos, que te hacen plantearte si mereció la pena el esfuerzo.
Aquí os dejo con cinco miedos y situaciones desagradables por las que todo escritor novel puede pasar alguna vez, por las que he pasado yo y lo que he hecho para sobrevivir.
1. Las editoriales no me hacen caso o me quieren engañar
Hace un par de años escribí un cuento infantil sobre una gata que no quería ser princesa y se marchaba de casa en busca de la vida que deseaba construir. Fue la primera obra que terminé. Se la hice leer a dos niños con los que trabajaba, me dieron sus opiniones, les interesó y me decidí a enviarla a varias editoriales. Silencio casi absoluto. Solo me contestó una que desde el principio me olió a fraude, se presentaban como editorial tradicional, hablaban maravillas del cuento (estoy segura de que no lo leyeron porque me contestaron rapidísimo) y lo que me proponían sonaba a coedición; cuando les mostré mis dudas ante lo que me ofrecían, desaparecieron. En fin, la única que se interesó por el cuento fue una editorial de esas que juegan con las ganas de publicar de los escritores nóveles (cuidado con ellas), por suerte me había informado primero con artículos como este.

¡No quiero ser princesa, quiero ser aventurera! Y como intentes engañar a mi creadora te clavo uno de estos dientes como agujas en el ojo.
El siguiente proyecto fue mi libro de relatos Mujeres de retales para el que, después de leer infinidad de artículos como este, decidí olvidarme de las editoriales y probar con la autopublicación en Amazon.
Me llevó mucho trabajo, pero también me dio una satisfacción enorme y pleno control de todo el proceso y ventas. Sin embargo, darse a conocer en Amazon es lento, complicado y requiere mucho tiempo y esfuerzo.
Como ambos tipos de edición no están reñidas, con mi siguiente proyecto (una novela sobre una niña palestina) probaré con editoriales de tirada nacional y si no hay suerte, Amazon que te quiero Amazon.
Por cierto, el cuento sigue esperando ver la luz…
2. ¿Y si me critican?
Cuando vas a publicar te entra el miedo a las críticas. Yo ya había tenido opiniones positivas de mis relatos en varias plataformas y mis lectores cero me habían ayudado a mejorar y ganar confianza, pero empecé a pensar en haters, un miedo normal si tenemos en cuenta que escribir es un trabajo muy íntimo y mostrar lo escrito es casi mostrar las entrañas, si te las arrancan, el dolor es agudo.

Hola, soy un hater, vengo a destriparte.
Por suerte, de momento conservo todas mis entrañas en su sitio, he recibido críticas positivas y cariño de muchos lectores. Solo me he encontrado con uno de estos seres en Goodreads, que le dio una estrella al libro sin dejar valoración. Cuando visité su perfil me di cuenta de que se acababa de hacer la cuenta y todas las puntuaciones que había dado eran de una estrella a libros que hablasen de mujeres, hay de todo en la viña del señor y ante semejantes situaciones lo mejor es ignorarlo.
3. Cuatro gatos en las presentaciones
No vamos a engañarnos, a no ser que seas un escritor de esos que se sacuden las hordas de fans (en ese caso dudo que estés leyendo esta entrada), cuando hagas presentaciones de tu libro van a ir cuatro gatos y tres comparten apellido contigo.

Cómo no íbamos a venir a la presentación, Laura, somos los protagonistas del cuento aquel que escribiste, ¿te acuerdas?
De momento he hecho dos presentaciones, mañana tengo la tercera y creo que última que haré de Mujeres de retales. La primera la hice en la Biblioteca Central de Cantabria, en una sala que llené a la mitad (unas veinticinco personas) gracias a mis familiares, amigos y tres desconocidos muy simpáticos. La segunda fue en una librería muy especial, donde el número de asistentes se redujo a ocho. Este viernes espero más asistencia porque la hago en la biblioteca del pueblo en el que vivo, donde me conoce bastante gente, ya os contaré.
Mi conclusión sobre las presentaciones (en mi caso y en este momento) es que la estrategia más adecuada cuando eres un autor que está empezando es presentar en lugares donde te conocen por algún motivo y hay más posibilidades de que unas cuantas personas se tomen la molestia de ir a escucharte y, si acaso, de comprar el libro.
4. No me lee ni mi madre
Los fenómenos de ventas son eso, fenómenos (cosas extraordinarias y sorprendentes). No es lo normal, no le pasa a todo el mundo, no te tiene por qué pasar a ti y menos si es tu primer libro. No te frustres si vendes poco al principio, el número de ventas no determina la calidad de tu obra, hay muchas otras variables en juego.
Antes de publicar en Amazon leí artículos donde aseguraban que si llegabas a vender diez libros con tu primera autopublicación, podías estar contento. Supongo que esta afirmación me ha servido para que vender más de un centenar en cinco meses me parezca todo un éxito (igual estoy equivocada y es una auténtica mierda).
En fin, hay que ser realista y no desanimarse. Dicen que con la segunda publicación la cosa aumenta bastante, ¡a por ella!
5. Pero ¿sirvo para esto?
Las editoriales no se interesan por ti, tu libro no es un superventas, no puedes vivir de ello, haces presentaciones y no viene casi nadie… Con todas estas frustraciones te surge la duda de si realmente vales para esto o si todo el esfuerzo que conlleva escribir lo estás haciendo para nada. Dice Rosa Montero en el artículo:
“Como no hay reglas objetivas que definan cuál es el arte bueno, nunca podrán saber si no lo lograron por culpa de la mala suerte o porque no valían. Ese sí que es un pantano doloroso“.
Incluso te planteas dejar de intentarlo y continuar con tu vida de antes, que era más tranquila y normal, pero te levantas cada mañana y algo te empuja hasta el ordenador.
El camino no es fácil y quizá no te lleve donde desearías, pero mientras tanto, disfruta de él, porque, como concluye Montero:
“Me parece preferible la derrota tras una pelea que esconderse en una existencia amedrentada. Es mejor fracasar estando muy vivos“.
¿Has vivido estas u otras situaciones? Cuéntamelas, me encanta conocer las experiencias de los demás.
Imágenes: Pexels
March 8, 2019
No es calle para niñas
[image error]
No es calle para niñas
Tuve conciencia de lo que significaba ser mujer cuando aquel tipo se masturbó mientras nos miraba. Tendría yo once años. Era sábado, había invitado a una amiga a dormir porque mis padres vendrían tarde y mi prima, cinco años mayor, cuidaba de nosotras. Yo vivía en el centro de una ciudad pequeña, en un piso dentro de unas galerías donde había tiendas de ropa, peluquería, dentista, videoclub, sala de recreativos y hasta un cine. Por lo general los jóvenes bullían por el pasaje, pero ese día había fútbol y estaba vacío. Queríamos unas patatas fritas, así que entramos en la sala de recreativos que te abría el apetito con su olor a kétchup; al fondo estaban los billares y esas máquinas con volantes en las que te convertías en piloto de rally; nosotras nos quedamos a la entrada, reservada a los juegos tranquilos de soniquetes hipnóticos. Mientras mi prima comía, mi amiga y yo echamos veinticinco pesetas al Pang, un juego que consistía en explotar burbujas saltarinas. Aporreábamos el botón con esa intensidad de las primeras salidas, tan concentradas que no nos dimos cuenta de que la mano de mi prima dejaba de coger patatas al tiempo que la del tipo se balanceaba de arriba abajo, de arriba abajo. «Lauri, vámonos», dijo mi prima. Salimos sin saber qué ocurría. De camino al portal nos contó lo que había visto, entramos y nos escondimos tras una pared acristalada desde la que se veían los interfonos. El tipo nos siguió, pulsó varios timbres; recuerdo una barba canosa, alborotada, y un chándal de mercadillo. Subimos la escalera a trompicones —suerte que mi piso era el primero—, trancamos y nos quedamos en silencio. La puerta del vestíbulo era pesada, desde allí se oía al cerrarse. ¡Blam! El temblor llegó a nuestros pies. Pensé en el padre policía de otra amiga, la llamamos. Cuando llegaron los refuerzos mi prima empezó a sangrar por la nariz. Registraron el edificio y solo encontraron una cagada junto al ascensor que juramos que antes no estaba.
Ya debía de andar por los catorce cuando nos trasladamos a un pueblo cercano. Alquilamos una casa frente a las vías del tren; una recta de unos quinientos metros la unía con la estación. Me negué a cambiar de instituto, por lo que viajaba cada madrugada y cada atardecer en un vagón. Aquel día, cuando volví, ya había anochecido. El apeadero estaba iluminado, pero la recta, sin farolas, con el muro de piedra a un lado y un prado al otro, era una cueva al descubierto. Una sombra se agazapaba junto a los contenedores; rogué que fuera una mujer sacando la basura. El tren ya se había alejado, dejando tras de sí un silencio helador en el que solo se escuchaba: chof-chof, chof-chof. Cuando llegué a su lado comprendí que aquel movimiento rítmico era el mismo que había hecho sangrar la nariz de mi prima. Aceleré el paso, el sonido me siguió, chof-chof, chof-chof. Al fin vi la verja del patio, sabía que mi madre esperaba tras la ventana, quería correr, pero, por algún motivo, me parecía fuera de lugar. Entré dando tumbos, como si me hubieran soplado con un trombón al oído.
Volvimos a la ciudad, a nuestro piso de siempre. Volví a atravesar cada mañana las galerías para ir a clase, ya en el último curso de secundaria. A esas horas los comercios tenían las rejas bajadas, solo se oían los coches en el exterior; había que andar con cuidado porque las baldosas de mármol, recién fregadas, eran una pista de hielo. Ojalá hubiera fingido dolor de cabeza ese día, como tantos otros. A la altura del videoclub me topé con un hombre, intenté esquivarlo por la izquierda, por la derecha, me cerró el paso, me agarró las muñecas. Recuerdo la presión de sus manos y su boca a milímetros de la mía. Ni gritar me salió. No sé qué habría pasado si no hubiese aparecido aquella chica que le increpó. Corrí, con miedo a resbalar, con miedo de dar la vuelta y encontrarlo antes de entrar en mi portal, así que corrí al instituto. «No hay derecho a que una niña tenga que aguantar eso, mira qué ojillos tienes» dijo una profesora que me cogió del brazo y me llevó a comisaría. Me pidieron que volviera con mis tutores legales, aquella tarde fui con mi madre. Sacaron un libro de fichados donde lo reconocí; me explicaron que no podía denunciarlo si no me había tocado «mis partes», me pregunté si las muñecas no eran partes de mí misma.
En mi época de veinteañera los episodios de acoso se redujeron, supongo que echarse un novio-lapa ayuda. Solo algunas anécdotas, como cuando iba a casa de mi abuela, un tío me llamó preciosa y me tropecé delante de sus narices; o cuando iba en bicicleta por una calle abarrotada y un viejo me gritó que me la metería hasta atrás. Ahora soy treintañera y muchos días me sorprendo pensando que podía haberme pasado algo peor, que me podrá pasar algo peor. Por eso, el otro día, cuando iba al trabajo a las tres de la tarde por un parque vacío y un hombre silbaba tras de mí, cambié de trayectoria sin atreverme a girar la cabeza. Al desviarme, el silbido cesó. No sé por qué me sentí ridícula. Llegué tarde al trabajo, pero al menos llegué.
Con este relato participé en un certamen con el lema “Vivas, libres y unidas”. No gané, pero puse en palabras muchas de mis peores experiencias (no todas, por falta de espacio).
March 7, 2019
Criaturas mágicas. Microrrelato Escribir jugando (Marzo)
Aunque parezca una hechicera de los bosques con estos ropajes de capas y pingos, solo soy una vieja pobre. Una vieja pobre que sueña con uvas brillantes, infladas de azúcar, que explotan en mi boca y arrastran el olor a estómago vacío. Una vieja pobre contenta de que este año la primavera llegue antes del equinoccio y barra el frío de las calles de Madrid. Una vieja pobre que todos los jueves espera la visita de unas mujeres con café, bocadillos y palabras que resuenan como las cuerdas de una lira; ellas sí son criaturas mágicas.
[image error]
Vuelvo a la carga con el reto Escribir jugando de Lídia Castro Navàs. 96 palabras sin contar el título.
La imagen de este mes me recordó a una mujer sin hogar de los muchos que he visto últimamente en mis viajes a Madrid. Tenía pendiente escribir algo sobre una situación terrible que no veo a menudo porque vivo en un lugar pequeñito y es cuando visito las ciudades que me topo con esta realidad. Dedicado a ellos y a quienes los miran, se acercan, los escuchan, porque hay algo peor que el hambre y el frío: la indiferencia.
Microrrelatos de meses anteriores
Febrero: Montaña de juguetes
Enero: Grupos
Diciembre: 39.000 km/h
Laura Urcelay
Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, li Este blog es un espacio para compartir lecturas y escritura.
Como lectora puedo leer casi de todo mientras no esté escrito de forma petulante, rimbombante, fatua. Disfruto de la narrativa sencilla, limpia y clara, la más difícil de escribir. Me apasionan las historias realistas con personajes creíbles y tengo preferencia por el drama.
Como escritora me interesa contar la vida y sus inconvenientes, las situaciones complicadas, poner a mis personajes en circunstancias adversas y hacer que reaccionen cada una a su manera. Me considero una narradora realista, fascinada por los personajes femeninos que protagonizan todas mis historias.
Si tienes los mismos intereses que yo y te apetece compartir opiniones, no dudes en hacerlo.
Hablamos. ...more
- Laura Urcelay's profile
- 13 followers

