Maite Mateos's Blog, page 47
March 19, 2021
DAIMONES
La ruta de los círculos laberínticos está plagada de numerosos conjuntos escultóricos creados por la Encantadora de Piedras. Lástima que por todas partes se vean aún los estragos de la riada. Son numerosos los troncos, ramas secas y basuras arrastradas por la fuerza del agua, que han acabado empotrados aquí y allá, en un desorden desolador. Las aguas del río corren turbias, impulsadas por una fuerte corriente, mientras Gubia les va mostrando una a una la situación de las espirales laberínticas.
-Esta es la última espiral de la ruta – les dice al fin señalando el suelo.
Strap que no se había percatado que estaba casi justo en el centro de un enorme círculo laberinto, entre las rocas, trata de alejarse hecho un manojo de nervios.
-No te preocupes – se carcajea el Daimón de Belisama, no te va a absorber. Para eso alguien debería pronunciar unas palabras determinadas…
Strap el Luminoso mira a Fork el Oscuro con preocupación, a su pesar. Aún ignora por completo cuales deben ser esas palabras enigmáticas. Pero su compañero permanece sereno como siempre. Imperturbable. ¿Sabrá ya cuales son?
Gubia se despide entonces provisionalmente de los Daimones de Endora. Debe seguir el rastro de los Dips y atraerlos hasta la ruta de los círculos laberínticos.
Los Airones y Fork se vuelven para desandar el camino andado, mientras Strap sigue con la mirada la figura llamativa del Daimón de Belisama, que se aleja de ellos rauda como un rayo. El joven Daimón se da la vuelta, entonces, para reunirse con sus compañeros. Recuerda que no deben separarse. Y avanza pensativo, sin parar de darle vueltas a las enigmáticas palabras que se siente incapaz de encontrar. Inspira y expira y deja pasar los pensamientos, recuerda para sí ¿y si las palabras son tan simples como esas? Inspira y expira… Repentinamente excitado corre a situarse junto a Fork el Oscuro.
-Lo sé – se adelanta a explicar el mayor de los Daimones de Endora –, ya has encontrado las palabras. O al menos te has aproximado mucho a ellas. Me alegro de que por fin hayas entendido que pensar no es caer en la confusión de los pensamientos. Aprender a pensar es reflexionar. Inspirar y expirar contienen la idea de vacío y pleno. Lleno y vacío. Pleno y vacuo. Como vacuas son siempre las palabras de los Necroligarkas, siempre vacías de contenido. Expiradas continuamente. Sin llegar a ninguna parte. Palabras Vacías. Pensamientos vacíos. Con la única idea de confundir. Siempre hay alguien dispuesto a aprovecharse de la confusión de los demás. Los Necroligarkas son profesionales de la confusión. Por eso Endora nos advertía sobre las palabras de los Dips ¿recuerdas? Estoy seguro que las palabras vacío o vacuo son las más potentes, las más cargadas de contenido en este caso. Y Las palabras vacías deben afrontarse con las palabras más llenas de contenido…
Continuará…
© Maite Mateos
March 16, 2021
BAJO EL EMPEÑO DE CAMBIAR EL MUNDO
RESEÑA: MÁS DE CIEN POEMAS – BERTOLT BRECHT
Partiendo de la base de que Bertolt Brecht fue un autor de origen alemán, considerado como uno de los más importantes pensadores y dramaturgos del siglo XX, etiquetado a menudo como marxista o comunista, cuando su ideología se acercaría más al anarquismo que a otra cosa, fue perseguido por el nazismo, lo que le condujo durante cierto tiempo a vivir en el exilio. Pero se suele pasar por alto que Brecht fue también un prolífico y excepcional poeta, muy comprometido con la ética y el sufrimiento humano. En todas sus obras denuncia cualquier forma de opresión, así como el materialismo, las guerras, la violencia, el nacionalismo…

Sus versos son muy potentes, intensos, controvertidos e incitan a la reflexión, pero con un estilo muy directo y accesible, tanto, que más de uno, prefiere definir sus versos como poesía de combate. Y es que, sin renunciar a la rima, Brecht rechaza las convenciones de la literatura burguesa para convertirse en altavoz del pueblo y otorgarle un merecido protagonismo. No es de extrañar que haya quien rechace sus formas estilísticas y dude de que los versos de Brecht puedan ser considerados como poesía, pues en ellos, alejándose de la lírica tradicional, muestra con toda crudeza y a menudo con sarcasmo, la realidad de la vida, la realidad de la condición humana, y pese al bajo concepto que a menudo ésta le inspira, o precisamente por ello, no ceja en su empeño de intentar cambiar el mundo, de intentar abrir los ojos de todos en un intento de que dejen de existir oprimidos y opresores. Y cuán necesarios son aún este tipo de versos, versos siempre en busca de más y más lectores…
Autor reseña: Maite Mateos
March 13, 2021
DIALOGANDO CON LAS NUBES VI
Hay mucha cola para entrar en el recinto del museo de la vida rural. Y no es porque ahora precisamente todos se interesen por la vida rural o los recitales de poesía, sino porque como se han establecido una serie de medidas de seguridad ante la pandemia de coronavirus que estamos viviendo en los últimos meses, están haciéndonos entrar con cuentagotas en el recinto, para controlar el aforo, obligados todos a usar mascarillas bajo pena de multa y a lavarnos las manos con hidrogeles abrasivos cada vez que entramos en cualquier establecimiento o edificio público.

Mi amigo y yo nos miramos con resignación mientras rebuscamos nuestras mascarillas y nos la ponemos sumisamente. Sabemos perfectamente que estamos llevando a cabo un acto de excesiva credulidad, que tal vez sirva de bien poco, si es que sirve de algo. Todas las informaciones al respecto son contradictorias y provocan demasiada confusión. Si acaso, sirve para evitar una multa y las malas miradas de los que creen firmemente que la mascarilla les protege. Tal vez es así y protege realmente. Tal vez no. No está claro. Y en el momento en que algo no está claro y genera debate la duda está servida. La duda, la desconfianza y el miedo. Ante la situación de pánico generada por esta pandemia, ahora por ahora es imposible ejercer el derecho a actuar libremente, siempre bajo la premisa del respeto por los demás. Pero, ¿qué ocurre cuando eres tú el que no se siente respetado? Te tienes que reprimir por miedo a la multa o a los malos rollos. Eso es lo único que está claro. Bien, me reprimo. Nos reprimimos mi amigo y yo. Nos ponemos las mascarillas. Pero no nos callaremos. Ya encontraremos la manera de expresar nuestra disconformidad con lo que está ocurriendo, aunque por ahora nos limitemos a susurrarla.
De pronto percibo como la señora que me sigue en la cola me roza la espalda con su hombro y ni parece percatarse de nada, tan absorbida está en la conversación que mantiene con sus acompañantes. La mayoría no mantienen las distancias y no sé si sentirme indignado o resignado ante la incongruencia de todo.
¿No es absurdo tener que ponerse una mascarilla por un tema de supuesta seguridad y en cambio nos obliguen a hacer cola, una cola en la que la gente no está respetando las distancias de seguridad impuestas por las autoridades?
Superada por fin la frontera de la recepción y con las manos empapadas en hidrogel, nos dirigimos mi amigo y yo a los jardines del recinto, donde está a punto de comenzar el recital de poesía.
Con los rostros semiocultos tras las mascarillas es difícil distinguir a un posible conocido de otro entre los asistentes. Se supone que hemos venido a abrirnos, a relacionarnos y hacer contactos. A algún conocido hemos podido identificar ya pero, todas las sillas de madera están ocupadas o reservadas. Hay poco espacio pues aquí sí que se están guardando distancias de seguridad entre los asientos.
Mi amigo y yo nos miramos y nos encogemos de hombros, para acabar sentandonos de mutuo acuerdo en lo que fuera una antigua cruz de término de piedra, ahora bellamente emplazada en el centro del jardín del museo de la vida rural, a modo de monumento a una época pretérita de la que apenas quedan ya vestigios. Mi amigo y yo volvemos a sonreírnos con complicidad, encantados de sentir la calidez de unas piedras centenarias y seguramente más que milenarias, bajo nuestros cuerpos.
Observo mi entorno mientras espero a que dé comienzo el recital de poesía pero, nada ni nadie acapara mi atención. Le doy vueltas al díptico amarillo anaranjado que nos han entregado en la entrada para acabar abriéndolo. Releo el nombre de los poetas y los cuatro datos acerca de sus trayectorias literarias.
Son dos poetas femeninas y tres poetas masculinos. Una paridad más o menos aceptable. Lo curioso es que de ellos se menciona que al margen de la literatura viven económicamente de la docencia, mientras que de ellas no se da ninguna pista clara acerca de la realidad de su sustento económico, al margen de algunas traducciones o algunos proyectos culturales varios, que imagino que tampoco darán mucho de sí. Porque ya se sabe que, de todas las creaciones artísticas la poesía se cuenta entre las más marginadas económicamente hablando, si no es la número uno de las marginadas y parece ser que si eres mujer y poeta, doblemente marginada…
Repentinamente hace acto de presencia sobre el escenario la presentadora de esta gala de la lírica para explicarnos que el primer poeta que debía deleitarnos con sus poemas, no nos acompañará hoy, debido precisamente al temor ante la pandemia, si no entiendo mal.
De todas formas, la presentadora se muestra satisfecha por el éxito de afluencia de público. Afirma que eso demuestra que no todos somos víctimas del miedo a la pandemia por igual y nos agradece que en pro de la cultura continuemos moviéndonos, pese a todo. Porque precisamente es la cultura la que debe alzarse sobre el miedo y la ignorancia. En eso me muestro totalmente deacuerdo, convertido ya en todo oídos, dispuesto a disfrutar.
Los primeros poemas los recita la misma presentadora del acto, en representación del poeta ausente y se me antojan bastante convencionales y rimbombantes. Rechina el exceso de rimas, tal vez. No me tocan ninguna fibra, la verdad y me distrae la llegada de un nuevo conocido que nos saluda mientras se sienta junto a nosotros, sobre la misma cruz de término que hemos convertido en un banco de piedra provisional.
Seguidamente sube al estrado la primera poeta, una mujer de aspecto desenfadado, entrada en años pero, embargada por una sorprendente energía juvenil que se multiplica justo al pronunciar sus primeras palabras, que nos aclaran las fuentes de su más reciente inspiración, la lectura de un libro del marqués de Sade, textos de Juan de la Cruz y poemas de Emily Dickinson. Una intertextualidad explosiva que estalla en sus primeros versos para expresar, sin complejos de ningún tipo, la verdad o las verdades que todos encerramos en nuestro interior y que tendemos a reprimir, unos más que otros. O unos con más éxito que otros.
Está claro que Dolors Miquel, la poeta estrella sin duda alguna ya para mí de este recital, no tiene pelos en la lengua, no reprime en su interior nada en absoluto y eso provoca toda mi admiración y no solo por el contenido de sus magníficos versos, sino también por toda su desenvoltura, que despierta en mí una creciente envidia que a duras penas puedo contener. Yo sería incapaz de recitar así, de expresarme con esa vehemencia, con esa pasión tan embargada de seguridad. Envidio esa seguridad en sí misma y esos versos tan llenos de luz, tan bestiales y transgresores. Una total sublimación erótico-mística, dirán algunos después. Yo no habría sabido expresarlo mejor.
Al acabar es aclamada mayoritariamente por el público con infatigables aplausos, pero también se oye alguna que otra muestra de indignación e incomprensión por parte de ciertos oyentes.
Continuará…
© Maite Mateos
March 7, 2021
DIALOGANDO CON LAS NUBES V
Todavía hace muchísimo calor pese a lo avanzado de la tarde. El sol sigue picando con fuerza y el cielo tiene una extraña tonalidad gris azulada que sorprende aún más por el hecho de que repentinamente no se ve una sola nube en el horizonte. Pasamos junto a los restos de un incendio acontecido hace dos años que me obliga a pensar en la mala gestión de nuestros bosques, tan abandonados, tan sucios. Solo nos acordamos de los bosques cuando se queman. Olvidamos que se puede vivir de otras maneras, calentando nuestras casas de otras maneras, recogiendo leña, pastoreando los bosques, manteniéndolos más limpios y alejados de la amenaza del fuego. Pero estamos olvidando tantas cosas…

De pronto veo como todos los coches que nos preceden por la carretera han reducido la marcha para acabar deteniéndose junto a un hombre vestido con un uniforme, pero no de policía, sino de obras públicas o mantenimiento de la calzada. A saber. Algo debe estar pasando, porque todos los coches se esfuerzan por dar la vuelta. Cuando alcanzamos nosotros al hombre del mantenimiento de la calzada, nos explica que ha habido un accidente múltiple y no podremos continuar por esa vía. Nos pregunta que a dónde nos dirigimos. Se lo explicamos y nos aconseja como alternativa que demos la vuelta, como el resto de coches y cojamos la autopista para poder continuar nuestra ruta.
Mi amigo resopla mientras da la vuelta y yo le comento que conozco otro itinerario que nos permitirá seguir la marcha dando algo de rodeo también, pero que nos evitará el gasto de la autopista. Y con todo, él no quiere aventurarse. Se niega a descubrir caminos nuevos. Prefiere ir a lo seguro y no llegar excesivamente tarde al recital de poesía. Aunque nadie nos espera. No somos nosotros quienes en esta ocasión recitaremos. Es un recital de más envergadura que no tiene cabida para unos pretendidos don nadie de la literatura. Aunque el nombre de mi amigo sí que es bastante conocido en otros ámbitos artísticos, me recuerdo a mí mismo con una pequeña chispa de envidia que, en seguida trato de ahogar en emociones más constructivas, como el aprecio y la admiración. Y total, me digo, no debería pretender ser más conocido, ni valorado. Debería bastarme con valorarme yo mismo.
Pero claro, difícilmente obtendré una remuneración económica si nadie valora mi trabajo. Ya es bastante difícil que un autor obtenga una remuneración por su trabajo, por mucho que sea valorado, a no ser que cuente con un ingreso monetario suplementario por otra actividad al margen de la creativa… ¡Qué triste! Mejor no seguir por aquí porque cuando me pongo a pensar en el poco valor que se le da al mundo intelectual y a las artes en general me deprimo.
Ya hemos pasado el peaje y en el parking del museo de la vida rural, donde se celebra el recital poético, nos ha costado un poco encontrar un rincón donde aparcar el minúsculo coche de mi amigo. Si hubiéramos llegado en mi enorme tartana habríamos tenido que aparcar en la otra punta de la población y acercarnos al museo caminando. Pero que más quisiera yo que volviéramos a movernos todos en tartanas, en carros tirados por caballos de los que ya hemos olvidado sus diferentes nombres y que mi coche no fuera de diesel, si no que tuviera esas evocadoras ruedas de madera que ahora mismo veo apoyadas sobre las paredes del parking.
Eso sí que era otra forma de vivir, rodeados de caballos, mulos y burros por todas partes, respirando estiércol, vale, pero no los purines y los fitosanitarios que respiramos ahora cada vez que un agricultor deja que le vendan la idea de que sin sulfatar o aplicar herbicidas en sus cultivos no alcanzará el nivel productivo óptimo que le permita obtener un buen rendimiento económico.
Y me pregunto, ¿después de invertir en el tractor, en el diesel, en los aperos del tractor y sus reparaciones, en los cultivos y en los productos fitosanitarios que supuestamente previenen o acaban con las plagas y las presuntas malas hierbas, al margen de los posibles seguros y otros gastos varios, pueden obtener los agricultores realmente un aceptable rendimiento económico por su trabajo? Por no hablar del plus del pago de las cuotas que supone sumarse a la agricultura ecológica.
Y me pregunto también ¿qué tiene de ecológica una agricultura que usa tractores para roturar la tierra, cosechar o lo que sea? Una agricultura o una ganadería realmente ecológica debería ser solo la que utiliza exclusivamente los medios tradicionales de hace siglos, en los que no existía ni la gasolina ni el diesel, ni productos fitosanitarios o veterinarios altamente contaminantes.
Solo los que apuestan por la agricultura y la ganadería tradicional de los siglos pasados deberían merecer subvenciones. Todo lo demás es agricultura y ganadería industrial que nada tiene de ecológica, por mucho que algunos se precien de merecer esa etiqueta pagando cuotas especiales para ello.
Todos necesitamos comer, consumir productos agrícolas y ganaderos y en cambio, el agricultor y el ganadero están cada vez más empobrecidos. A duras penas subsisten si no es por las subvenciones y en algunos casos, ni aún así. Subvenciones que luego utilizan para ayudar a pagar tractores y accesorios cada vez más grandes y caros, o para pagar más y más productos fitosanitarios y veterinarios contaminantes.
Vamos mal. Por mucho que en el fondo desconozca el tema pues, yo precisamente no vivo del mundo rural, sé que vamos mal. Porque sí vivo en el mundo rural y observo cada día a los que viven del mundo rural y solo sé que vamos mal. Estamos atrapados en una rueda infernal de la que parece imposible escapar.
Dicen que todo es culpa de la globalización y de los distribuidores… Pero lo mismo pasa en muchos otros sectores. No lo sé. No pretendo ser un experto en ninguno de estos temas, de hecho en el fondo no sé nada de nada, pero todo esto me da que pensar, me preocupa.
Tampoco sé absolutamente nada de economía pero, tal vez, si saliera más caro producir en serie y al por mayor, aplicando impuestos elevados sobre esos productos, que producir artesanalmente y al por menor, mejoraría mucho la economía de todos en general. Dejaría de ser beneficiosa para unos cuantos sí, para esos que ahora mismo se están beneficiando del sistema actual a costa de la salud y la economía de muchos otros.
El producto artesanal y la materias primeras necesarias para crear cualquier producto deberían estar exentas de impuestos, lo mismo que los productos de primera necesidad, mientras que todo lo demás, incluídos los alimentos de importación deberían estar grabados con elevadísimos aranceles. En el momento en que los productos de cercanías y los productos artesanales sean los más baratos, todos compraremos prioritariamente productos artesanales y de cercanías, mejorando la economía de la mayoría. Porque lo que está claro es que por el camino que vamos, vamos mal.
Ahí la tenemos hoy, la vida rural relegada en un museo porque la realidad es que ya ha dejado de existir la vida rural como tal. Los agricultores y ganaderos forman parte hoy día de un enorme engranaje industrial del que difícilmente pueden evadirse. Agricultura y ganadería industrial. Todo en manos de los intereses económicos de unos pocos en detrimento del utópico bien común.
Y sé que peor aún lo tienen los auténticos artesanos. Y no hablo solo de los artesanos de productos alimentarios. Hablo de los artesanos en general, de cualquier tipo de producto, de los pocos artesanos que quedan aún hoy día que se ven obligados a cotizar como empresarios o profesionales, que pagan cada mes unas cuotas abusivas como autónomos, y declaran y pagan cada tres meses unos impuestos por unos beneficios que no son tales, sino eternas pérdidas. Porque es imposible competir con los productos fabricados en serie, con materiales de baja calidad y a menudo con mano de obra esclava. Porque el esclavismo sigue existiendo en muchísimos rincones de este mundo, aunque no queramos o no podamos verlo. Vamos mal.
Continuará…
© Maite Mateos
March 5, 2021
UNA EVOCACIÓN DE LA NATURALEZA PRIMIGENIA
RESEÑA: LLIBRE DE REVELACIONS – LAIA LLOBERA

Libro de poemas con bellas resonancias impregnadas de cultismos elitistas, que oscilan entre claroscuros, entre una cierta áurea críptica y distante y una nítida aproximación a la naturaleza primigenia, a la reivindicación de lo femenino que hay en todos nosotros, hombres y mujeres, al conocimiento ancestral, en donde perduran trazas de un romanticismo elegante, embriagador, convencional, con cierto aire de tímido vanguardismo y reflejos de la cultura y la filosofía del mestizaje, de esa cultura que navega entre lo occidental y lo oriental.
Es un libro que cierra un ciclo místico iniciado en las dos obras precedentes de la catalana Laia Llobera, “Certesa de la llum” y “Boscana”. Una poesía que habla de piedras, astros, sueños y adivinación, de la impronta del espíritu y del amor, con una fuerza y una voz lírica singularísima.
Autor reseña: Maite Mateos
March 3, 2021
RECUPERANDO EL ORDEN CÓSMICO
RESEÑA: APOFIS Y EL DRAGÓN – MISAEL CAPONE
A un lector poco habituado a la poesía y poco familiarizado con la épica, Apofis y el dragón podrá parecerle una historia extremadamente densa, barroca y difícil, pero no lo es tanto si uno se ha sumergido previamente en todos los universos mitológicos que abarca, desde la cultura griega, sumeria, hindú, egipcia, nórdica, romana, celta o china, pasando por el folklore español, árabe o judío. Con toda esta amalgama el autor argentino Misael Capone compone una nueva y extensa epopeya que explica el origen de la ruptura del orden cósmico bajo las claras influencias de autores como Shelley, Milton, Keats, Coleridge, Nietzsche, Goethe o Borges, en una mezcla de estilos épicos, entre el clasicismo y el romanticismo.

Es cierto que yo he sentido siempre ciertas prevenciones contra la épica, a la que suelo juzgar de narración versificada comúnmente al servicio de la exaltación de héroes masculinos o de naciones de mentalidad dualista y patriarcal, como es la de Homero. Por eso me han sorprendido tan gratamente esta epopeya de Misael Capone dividida en tres largos poemas narrativos.
El primer poema, titulado Aquel próximo lugar es una clara referencia al mítico país del irás y no volverás, a la muerte en definitiva. Es un canto al crepúsculo, a esa última hora que conduce a la muerte, una muerte entendida como el paso irremediable a la nada o al todo, como el paso a la inmortalidad.
El segundo poema, titulado Absalon fili mi, está impregnado de reminiscencias bíblicas del Libro de Samuel, intercaladas con el ciclo artúrico y la mitología griega. Recoge la muerte de Absalón, hijo del rey David, a modo de elegía, como un canto a lo irreparable y a la culpa.
El tercer poema presenta la historia de Apofis y el dragón propiamente dicha y para ello se adentra en el mito bíblico del Edén, relacionándolo con el mito del Dilmún sumerio en el cual se inspira y en otros mitos posteriores, para intentar distanciarse de esa idea dualista de la separación entre el bien y el mal que carga todas las culpas de los males del mundo sobre la mujer. De hecho, en el mismo título ya encontramos las claves del significado del poema, a ese Apofis de la mitología egipcia, serpiente gigantesca que encarna el puro caos, que tenía su origen en la Tiamat babilónica, que a su vez tenía su origen en la Nammu sumeria, esa diosa de las aguas primordiales, responsable de las crecidas de las aguas, aguas que suponen el caos y al mismo tiempo suponen la vida, el bien, la fertilidad, representada como una serpiente gigantesca, una diosa dragón… Lo que convierte a Apofis y al dragón en un mismo personaje, un mismo ente, que tanto simboliza el bien como el mal.
Es interesante el uso del arquetipo del dragón en la historia, esa criatura mítica universal, híbrida, sintética y compleja que aparece en todas las culturas humanas desde el principio de los tiempos como una necesidad de proyectar todos los miedos en una sola criatura excepcional y poderosa a la que se va dotando de las garras, fauces y escamas de los animales más temidos y responsabilizándola de los fenómenos naturales más catastróficos, como pueden ser las erupciones volcánicas, las crecidas de los ríos, los tsunamis, los eclipses…
Pero Apofis y el dragón no es una historia tan enrevesada como parece. Mientras Apofis, el dios del caos identificado con la serpiente o el demonio del Edén, el bíblico y cristiano señor del mal comienza a vagar por el mundo, y a lo largo de los siglos se debate en soledad con la culpa por haber tentado a Eva, intenta desentrañar los enigmas del universo y se lamenta por la pérdida de la belleza, acabará viendo resurgir repentinamente esperanzado, al final de los tiempos, la figura de ella, de Eva, de ese dragón abatido y supuestamente vencido por la muerte, esa Eva-dragón relacionada también con la Innana sumeria y la Ishtar babilónica, diosas del amor y la fertilidad. Apofis verá resurgir a Eva, esa figura de mujer de la que había estado platónicamente enamorado, para recuperar su lugar cíclico en el orden cósmico, y sin embargo, Apofis ¿será capaz de verse también en ella, en la Eva-dragón, reconocido? ¿Acabará de superar la culpa que le atormenta? ¿Será capaz de recuperar del todo el pensamiento no dual, que busca el equilibrio, que no distingue, que no separa y que se limita a aceptar la existencia del bien y el mal? ¿Acabará Apofis por entender plenamente que todo forma parte de un todo?
Autor reseña: Maite Mateos
February 28, 2021
DIALOGANDO CON LAS NUBES IV
Precisamente encuentro el primer reflejo de mí mismo en el retrovisor del coche de mi amigo, que cruza una rápida mirada de complicidad con la mía pues, los dos sabemos que compartimos las mismas inseguridades. Nos saludamos e intercambiamos breves palabras para ponernos un poco al día. Más bien habla él mientras yo comienzo a sumergirme en mis pensamientos.
En la radio del coche suena la última canción del anuncio de Estrella Damm. La música es buena, el mensaje de fondo es bueno, pero no deja de ser una publicidad cansina que lo que intenta es vendernos cerveza. Debe haber otra forma de vivir…

Sí, debería haber una forma de vivir en la que no necesitáramos tantas cosas, ni siquiera beber cerveza o lo que sea en latas o en plástico y encima por puro aburrimiento, las más de las veces. A mi no me gusta la cerveza, y con todo, no se trata de que me guste o no. Se trata de que por mucho que digan que dejan de venderla envuelta en anillos de plástico, la cerveza sigue vendiéndose envasada en plástico y en envases de lata, contaminando prácticamente igual. Hablan de compromiso, de pequeños gestos. Nano gestos diría yo. Cuando lo que necesitamos son grandes gestos, si queremos hacer más habitable realmente el planeta en que vivimos. Y mucho menos son suficientes los pequeños gestos con los que se pretende cargar toda la responsabilidad sobre el consumidor final de los productos. Sí, cierto, podemos encontrar otra manera de vivir no consumiendo cerveza o cualquier otro producto enlatado o envasado en plástico, pero las grandes empresas alimenticias siguen vendiendo productos de primera necesidad envueltos en envases altamente contaminantes, en lugar de buscar soluciones alternativas.
Y no las buscan porque priorizan lo económico sobre lo ecológico y luego pretenden que todos limpiemos nuestras conciencias con la acción más que insuficiente de reciclar plásticos y latas, cuando la solución más eficaz, seguramente, sería sancionar a las empresas que envasan con productos contaminantes, para que dejara de ser más barato lo contaminante que lo ecológico.
El día que lo ecológico sea la opción más barata, fabricantes y consumidores seremos auténticamente ecológicos y tal vez, así comiencen a darse los primeros grandes gestos que necesitamos para salvar realmente el planeta.
Aunque aún quedarían muchos grandes gestos por realizar, por encontrar otra manera de vivir, como viajar y movernos de otra manera… ¿De qué manera? La que venga marcada por la más estricta necesidad ecológica. Necesidad ecológica y saludable. Por la salud de la Tierra y la supervivencia de sus habitantes humanos, que al fin y al cabo debería ser un todo. Porque la Tierra seguirá ahí, más o menos contaminada, pero los humanos no podremos sobrevivir a los niveles de contaminación que ya estamos alcanzando.
Sí, lo reconozco, realmente me da mucha rabia ese anuncio de Estrella Damm cuya música emociona hasta hacerte saltar las lágrimas. Emociona y hace creer que se están haciendo cosas para salvar el planeta y a los animales, a los que se les enredan las patas en las anillas de plástico. Nos hace creer que bebiendo esa cerveza en concreto también estamos contribuyendo a salvar el mundo cuando todo es una falacia, una pura mentira. Apenas he visto las imágenes del anuncio porque ni siquiera tengo televisor.
La televisión aborrega aún más si cabe que cualquier otra cosa, por mucho espíritu crítico que uno presuma tener. Lo mejor es evitar consumir televisión. Yo me limito a seleccionar lo que me interesa ver a través de una pantalla de ordenador o de lo que sea, pero una pantalla que no tenga programado ningún canal de televisión.
-Estás muy poco comunicativo hoy – oigo decir a mi amigo de repente.
Tiene razón. Desde que he subido a su coche pocas frases he intercambiado. Me limito a intentar escuchar sus historias mientras sigo sumergido en las mías propias. ¡Qué razón tiene! Me repito. Y me esfuerzo por seguir el hilo de lo que me está contando acerca de su última frustración amorosa. Amorosa y sexual. A veces todo va ligado. Pero no debería escribir ni una sola palabra sobre ello porque si llega a leerme me recriminará que airee su intimidad en público… Como si me leyera mucha gente a mí. Que más quisiera yo. O no. No lo sé. Es más, bajo la censura de las amistades y la familia, pocas cosas interesantes puedo escribir. Cosas quedan, sí, pero no le interesan a nadie y menos si las disfrazo de alegóricas historias que nadie entiende. Cierto que mi primer censor soy yo mismo. Por eso a veces me resulta más fácil escribir poesía que prosa. La poesía la siento muchas veces como una especie de válvula de escape que utilizo cuando ya no puedo más. La poesía o los diarios íntimos. Pero los diarios pueden ser peligrosos si caen en manos de la pareja y eres excesivamente sincero contigo mismo.
Continuará…
© Maite Mateos
February 26, 2021
EL DESEO DESMEDIDO DE POSEER AL OTRO
RESEÑA: DAME PLACER – FLAVIA COMPANY
A través de un largo y fluido monólogo nos adentramos en una historia muy intimista, una novela que navega entre dos conceptos, el del placer y el del amor como dos ejes equidistantes, contrapuestos. Placer definido como una escalera de caracol por la que se avanza siempre en círculos ¿obsesivos? Porque el deseo de lo imposible, el deseo de la posesión del otro, del más y más, conduce a menudo por caminos como el sadomasoquismo o los “menages” divergentes y exige siempre una fe ciega que comporta adicción, que conduce a la obsesión y se diluye en la incomunicación. Ese es el camino que escoge la protagonista, la narradora, que relata desde la alteridad, su relación con otra mujer, como podría haber sido la relación entre un hombre y una mujer, o entre dos hombres. Eso es lo de menos. Lo que interesa es el relato de esa relación amorosa, alejada del amor, amor definido como una escalera que avanza peldaño a peldaño, en recta diagonal, donde el deseo es posible y su perdurabilidad exige constancia y conduce al crecimiento. Todo lo contrario del camino escogido por la protagonista de esa relación amorosa de deseo y pasión que deja en ella una profunda huella, que no puede menos que lamentarse por su final, sin acabar de entenderlo, dominada por la obsesión, dominada por fuertes sentimientos de autodestrucción y que busca desesperadamente asirse a algo, a esa interlocutora muda que asiste a su monólogo, una supuesta psicoanalista que asiste a una auténtica crisis existencial, al derrumbe de una vida, de una sensibilidad desmedida y compleja.

Flavia Company, autora argentina de ascendencia catalana, ganó con esta novela el Premio Rómulo Gallegos 1997, fue traducida a numerosos idiomas y ha sido considerada desde entonces, por la crítica, como una pequeña joya literaria que no puede dejarnos indiferentes por su gran capacidad de convertir la prosa en pura poesía.
Autor reseña: Maite Mateos
February 23, 2021
CUANDO SE DA RIENDA SUELTA A LOS ANHELOS…
RESEÑA: LAURA A LA CIUTAT DEL SANTS – MIQUEL LLOR
Era una lectura obligatoria en la mayoría de institutos catalanes en mis tiempos jóvenes y parece ser que lo sigue siendo. Me preguntaba por qué, exactamente.
Laura a la ciutat del sants se publicó en 1931 y ganó el premio Crexells, otorgado por el Ateneo Barcelonés. Se tradujo después al castellano como Laura en la ciudad de los santos.

Miquel Llor escribió la novela en un momento en que en Cataluña imperaba el novencentismo, un movimiento literario asociado al vanguardismo que ponía énfasis en la poesía y había relegado a la novela a la marginalidad durante más de una década. Pero entonces afloró una polémica entre Carles Riba y J. M. de Segarra sobre la necesidad de escribir novelas, una polémica impulsada por el sector editorial. Carles Riba apostaba por la creación de un nuevo modelo narrativo que siguiera las últimas tendencias europeas, que iban llegando de la mano de Proust, Joyce y Virginia Woolf entre otros. J. M. de Segarra, en cambio, se inclinaba por recuperar la tradición novelística del siglo XIX.
En Laura a la ciutat dels sants se reflejan precisamente las dos caras de dicha polémica. Por un lado, la novela sigue las tendencias de los temas que más habían interesado a autores del siglo XIX como Flaubert o Tolstoi, pero los envuelve en una narrativa más experimental, aproximándose a la técnica del monólogo interior y más intimista, profundizando en los aspectos más psicológicos de los personajes, bajo la influencia de Freud.
Y es que está claro que hay cierto paralelismo entre el personaje de Laura y el de Emma Bovary de Flaubert, el de Anna Karenina de Tolstoi, el de Ana Ozores de Clarín, el de Effie Briest de Fontane o el de Luisa de Eçà de Queiroz. Todas son mujeres atrapadas en un matrimonio convencional y en un triángulo amoroso. Mujeres insatisfechas, inadaptadas y que acaban marginadas socialmente hablando por sus anhelos románticos y sexuales.
Es cierto que el destino de Laura se aleja ligeramente del de sus predecesoras de las novelas del siglo XIX, en las que el adulterio y su consecuente marginación social las abocaba a un final más trágico. En el final de Laura la mayoría de los críticos perciben un mayor grado de modernidad e incluso hablan de reivindicación feminista y crítica del modelo patriarcal. Y sin embargo, yo discrepo. Yo percibo el mismo mensaje de advertencia para aquellas mujeres que se dejan arrastrar por sus anhelos de romanticismo y sus deseos sexuales fuera de la legalidad matrimonial, los hagan realidad o no.
Sí es cierto que hay una denuncia de la sociedad burguesa, provinciana, materialista, envarada e hipócrita, pero es una crítica que navega por el más gris de los pesimismos, un pesimismo enmarcado en la niebla que domina la ciudad ficticia de Comarquinal, como si fuera un personaje más. Es una novela impregnada de un ambiente evocador y de cierto romanticismo, con una visión muy negativa del comportamiento humano y de la sexualidad. El personaje de Laura está tan idealizado, es tan irreal y “angelical” que ni siquiera se permite disfrutar de su sexualidad. Laura es un personaje tan reprimido sexualmente como el de Teresa, la cuñada. Las dos viven en el fondo una sexualidad neurótica. Y con toda su represión, a ojos de la sociedad, Laura es tan culpable por sus anhelos como si les hubiera dado rienda suelta… Todos los estigmas recaen solo sobre ella.
El final de Laura puede parecer más esperanzador que el de Emma Bovary o Anna Karerina. Laura conserva la vida, sí, pero es repudiada por su marido. Esa aparente libertad en su regreso a Barcelona esconde en realidad una falta de opciones. Laura, condenada por la sociedad y por su marido, no tiene más remedio que dejar atrás el bienestar económico y social y trabajar para ganarse la vida en el aparente anonimato de una gran ciudad pero, una vida ya marcada por una ruptura matrimonial, en la primera mitad del siglo XX, no se presentaba precisamente como muy halagüeña…
Autor reseña: Maite Mateos
February 22, 2021
HACIA EL LADO MÁS OSCURO DE NOSOTROS MISMOS
RESEÑA: SU ÚLTIMO DÍA – SHARI LAPENA
De ritmo trepidante, Su último día es una novela de suspense psicológico. Una vez que la empiezas a leer resulta difícil parar. Tiene todos los ingredientes para convertirse en un bestseller, en una historia de ágil lectura dada su sencilla y absorbente narrativa.

Autor: Shari Lapena
Traductor: Jesús De La Torre Olid
Sello: SUMA
Fecha publicación: 01/2021
Páginas: 400
Se publicó por primera vez, en Canadá, en 2020 y solo un año después se traduce y edita en castellano.
Aunque yo prefiero lecturas mucho más complejas y profundas, intelectualmente hablando, reconozco que Su último día plantea un tema interesante, un tema que la autora canadiense, Shari Lapena, lanza como un sutil mensaje envuelto en una historia que aparentemente puede no antojársenos como excesivamente original, con sus triángulos amorosos envueltos en oscuros secretos donde nada es lo que parece. Una historia donde el peso mayor recae en los personajes femeninos. Principalmente en Stephanie, una madre primeriza con dos gemelas y en Erica, una extorsionadora sin escrúpulos. Dos personajes enfrentados, al que se suman muchos otros y todos ellos enredados en mentiras y verdades difíciles de desentrañar…
Pero no importa tanto la historia como el dilema moral que plantea, ese mensaje o reflexión en torno a lo que sucede o puede llegar a suceder cuando la ambición, la maldad de los otros o nuestros propios errores nos conducen a situaciones límites que nos obligan, o no, a inclinarnos continuamente y sin fin hacia el lado más oscuro de nosotros mismos.
Autor reseña: Maite Mateos


