Miguel Ángel Núñez's Blog, page 28

September 13, 2019

Una suegra ejemplar



Regresó Noemí, y con ella su nuera, Rut, la moabita ” Rut 1:22

Dicen que el varón más feliz de la tierra fue Adán, la razón es simple, no tuvo suegra. Aunque el chiste es repetido, nunca fue fácil ser suegra. Aunque hay que admitir que algunas suegras no han hecho mucho para aliviar el prejuicio que se cierne sobre ellas hay otras, como el caso de Noemí, que se han convertido en proverbiales.

¿Qué hizo que Rut se enamorase tanto de su suegra al grado de decidir abandonar todo: pueblo, prosperidad, familia, prestigio? Noemí no era rica. No tenía posesiones terrenales que le permitieran un buen pasar. Sin embargo, había algo que la hacía atractiva, su vida llena de integridad.

Fue una mujer abnegada. Siguió a su esposo e hijos a una tierra extraña, aunque sabía que era una aventura sin rumbo. No le temía al trabajo duro, sus manos encallecidas así lo demostraban. Demostró ser valiente cuando decidió volver a su tierra aún cuando su regreso parecía una derrota.

Cuando se enamoró de Elimelec nunca sospechó el giro dramático que tomaría su vida. Ser extranjera, viuda y pobre no era el plan que tenía para su vida. En realidad nadie en su sano juicio proyecta ese tipo de futuro.

Cuando sus hijos se enamoraron de mujeres paganas no estuvo feliz, pero, decidió apoyarlos y convertirse en la mejor suegra.

Trasmitió en sus acciones la convicción profunda de que era Hija de Dios y no importa cuan difícil fuese vivir nada cambiaría ese hecho. A menudo repetía con una sonrisa: Dios me ama. Dios nos ama a todos.

Sus nueras, inexpertas e inmaduras, fueron poco a poco prendándose de esa confianza en un Dios invisible sin ninguna imagen visible que le recordase ni ninguna fiesta orgiástica que atrajera multitudes. Rut y Orfa admiraban la entereza de aquella mujer que las trataba con cariño, rectitud y dignidad. Cuando llegó la hora de optar no dudaron en seguirla a un país lejano.

Ser suegra es difícil, pero Noemí demostró que es posible serlo sin causar rechazo, al contrario, provocando a cambio una lealtad a toda prueba.

Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 13, 2019 15:30

Nabal, un seudónimo insultante



No haga usted caso de ese grosero de Nabal, pues le hace honor a su nombre, que significa necio. La necedad lo acompaña por todas partes ” (1 Samuel 25:25)

En el pueblo de Israel solían ponerle nombre a los niños a los 12 años de edad, que era el momento en que iban al templo por primera vez, y el sacerdote les entregaba una piedrecilla blanca y en ella escrito su nombre y el que era leído por primera vez por aquel que lo tendría. Difícilmente los padres le pondrían a su hijo “necio” (Nabal), así que lo más probable es que el “nombre” de este personaje sea un seudónimo por el cual era conocido por la gente.

No sabemos cómo se convirtió en millonario, pero lo más probable, a juzgar por sus acciones es que era una herencia recibida de parte de su familia. Eso significa que era el hijo mayor, o el único varón de una familia, porque en dicha época, lamentablemente, los únicos herederos eran los hijos varones mayores.

No se sabe nada más de él en la Biblia, sólo este corto episodio en el que queda totalmente retratado. Mientras su esposa Abigail se había ganado el respeto de los siervos y de los encargados de la hacienda, su esposo se la pasaba en borracheras y fiestas con sus amigotes. Probablemente, en medio de la intoxicación alcohólica más de alguna vez realizaba acciones absurdas, por lo que sus contemporáneos no dudaban en llamarlo “necio”, lo más probable es que a sus espaldas.

¿Cómo se llega a esta situación? ¿Cómo una persona despilfarra su vida delante de otros? ¿Cómo es que alguien no mide las consecuencias de sus decisiones absurdas? Es allí donde la psicología ha fracasado al proponer un modelo que explique el fenómeno de la conducta errática. Teorías abundan, no obstante, es difícil entender cuál es la causa.

La Biblia nos da algunas pistas, por ejemplo, el salmista dice: “Dice el necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1). Eso implica que la necedad está asociada a una persona que niega a Dios. ¿Por qué es tan importante esto? Por la simple razón que cuando alguien saca a Dios de la ecuación de su vida, entonces, es más proclive a hacer necedades. La facultad de pensar con propiedad y dominio propio lo da el Espíritu Santo, no sólo la inteligencia.

Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 13, 2019 02:36

September 11, 2019

Herido en el camino



Pero un samaritano, que iba de camino … vendó sus heridas ” (Lucas 10:33-34)

La historia del buen samaritano no habría trascendido si Jesús hubiese elegido otros protagonistas. Cada uno representa un sector de la humanidad. El sacerdote al gobernante. El levita al religioso. El samaritano a los despreciados. El herido puede ser cualquier ser humano, porque todos podemos estar heridos en algún camino.

Los que gobiernan a menudo pasan de largo ante las necesidades reales de las personas, la mayor parte de las veces están preocupados de ayudar en tanto obtengan algún voto que los mantenga en su posición o alguna ganancia. Muchos religiosos por su parte están tan en el limbo de las alabanzas y aclamaciones a Dios que no escuchan los clamores de quienes están a su lado sufriendo.

Los que menos tienen más dan. Las poderosos están ocupados en contar sus recursos y no tienen tiempo de dar. He visto a ricos malgastar millones en diversiones insulsas y mendigar un centavo.

Los samaritanos son aquellos que aunque pobres, despreciados y humillados por su procedencia, etnia o nacionalidad están dispuestos a ayudar y aliviar el sufrimiento de quienes están a su lado.

Recolectando alimentos para personas necesitadas llegué a casa de una mujer rica, luego de escuchar mi pedido mirándome con un gesto altanero entró a su casa y me trajo una caja de fósforos, que devolví diciendo:

—Señora, seguramente hoy almorzará lo que una o dos familias necesitadas tendrán por alimento para todo el día. No necesito su limosna. Confio en que nunca esté tan necesitada que le den como comida un caja de fósforos.

Triste golpee al hogar de una familia modesta. Cuando expliqué el motivo de mi visita me hicieron pasar y al poco rato volvieron con una caja de comestibles pidiendo disculpas por no poder dar más. Seguramente no entendieron porque mis ojos se llenaron de lágrimas. Quise ir a la casa anterior para mostrarles pero me contuve.

Tal como ayer, sigue habiendo heridos en el camino. Personas que necesitan que les cubran sus heridas y los lleven al posadero para descansar.
Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 11, 2019 15:30

September 10, 2019

El padre pródigo



Y cuando aún estaba lejos lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió y se echó sobre su cuello, y le besó ” (Lucas 15:20)

Cuando mi hijo tenía 10 años instaló en la puerta de su dormitorio un letrero que decía: “Prohibido entrar a toda persona ajena”. Al otro día mi esposa entró sin golpear y él le reclamó diciendo:

—¡Pero mamá! ¿No leíste el letrero?

—Si —contestó ella— pero yo no soy una persona ajena.

—Si —dijo él— pero es mi pieza, y ¿qué tal si me estaba desvistiendo?

Mi esposa sonrió y luego ambos nos hemos reído. En cierto modo repitió lo que su hermana de 16 años puso en su puerta: “Si usted ha venido con pensamientos negativos por favor deshágase de ellos antes de entrar”.

Aprendí con mis hijos que necesitan su propio espacio. Debe aprender a tomar sus propias decisiones y hacerse responsable de ellas. No creo que Alexis y Mery —mis hijos— sean egoístas, simplemente nos dijeron:

—¡Por favor! ¡Déjennos crecer!

Deberíamos hablar del “padre pródigo”. Su hijo viene con una serie de reclamaciones. Entiende que con imposición no logrará nada. Puede negarse, pero el hijo buscará otra forma de huir. Decide darle lo que desea. Contra toda la lógica de su tiempo hace lo impensable, entrega su herencia en vida.

Entiende que lo que en realidad su hijo le dice es:

—Papá, quiero tomar mis propias decisiones. Equivocarme o triunfar sólo. No quiero que vayas conmigo déjame ir.

El padre se lo concede, y se queda sólo. La situación del hijo no fue buena, pero, para el padre tampoco fue fácil. La espera fue angustiosa. Amaba a su hijo, pero, no podía retenerlo a la fuerza. Cuando lo dejó ir se dedicó a esperar con el alma en un hilo hasta que el hijo al fin regresara, aunque existía la posibilidad de que no volviera.

Cuando lo vio venir a la distancia gritó de alegría y salió corriendo a su encuentro. No tuvo asco de abrazar sus andrajos y oler su nauseabundo aroma. Lo recibió con la misma actitud de amor con la que lo había dejado ir.
Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 10, 2019 15:30

September 9, 2019

El innombrable



Más aquellos hombres no le quisieron oír; por lo que tomando aquel hombre a su concubina la sacó ” (Jueces 19:25)

En la antigüedad existía la “damnatio memoriae”, una costumbre que consistía en eliminar de todo registro a alguien que no mereciese memoria en la historia. En el caso del hombre de la reflexión de hoy, no se lo elimina totalmente, pero, no se lo nombra, lo que es igual que ignorar su persona. Jueces 19 es un texto de terror. Un capítulo que no quisiéramos ver en la Biblia. Pero, está allí para que aprendamos una lección.

El levita tenía una esposa, en realidad era su concubina, una mujer que vivía con él pero con la cual no estaba casado. Los tratos que le daba a la mujer no eran buenos, en el tenor de la época la mujer importaba poco y nada. Ella se hartó y regresó a casa de sus padres. El hombre fue tras ella para “hablarle amorosamente y hacerla volver” (Jueces 19:3). Se quedó algunos días en casa de sus suegros y al fin la convenció de seguirlo.

De regreso pernoctó en casa de un anciano. Estando allí, un grupo de degenerados vinieron para que aquel viejo les entregara a la visita para abusar sexualmente de él. El anciano intercedió de la forma más horrenda ofreciendo a cambio de aquel levita a su hija virgen y a la concubina diciendo:

—“Humilladlas y haced con ellas como os parezca, y no hagáis a este hombre cosa tan infame” (Jueces 19:24).

Viendo que aquellos hombres insistían el levita sacó a la fuerza a su mujer y la entregó en brazos de esa banda pervertida. Ellos la violaron masivamente durante toda la noche. En casa, mientras tanto el levita dormía.

Al amanecer la mujer vino moribunda hasta la puerta del supuesto protector. El levita sin compasión y viéndola morir simplemente le dijo:

—“Levántate y vámonos” (Jueces 19:28).

Al percatarse que había muerto la puso sobre su asno. En casa la descuartizó y envió los restos a las tribus de Israel para testimonio de lo que aquellos pervertidos habían hecho. El resto de la historia es masacre y venganza. El levita actúa como si estuviera ofendido, cuando en realidad, trata a la mujer como un objeto no humano.
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Published on September 09, 2019 15:30

September 8, 2019

La adúltera inocente



Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más ” (Juan 8:11)

No sabemos su nombre. Tal vez el escritor quiso guardar su identidad para protegerla, o, quizá, era tan conocida que no era necesario identificarla. Todo el mundo sabe que ella es una mujer que cometió adulterio, lo extraño es que para realizar un acto sexual adúltero se necesitan dos personas y en este caso es llevada la mujer sola delante de Jesús aún cuando la mujer fue “sorprendida en flagrante adulterio” (Juan 8:4). Eso demuestra que de un modo u otro, el hombre ausente era cómplice. Tal vez había participado en una trama en conjunto con los fariseos y sacerdotes que no escatimaban ningún medio con tal de desacreditar a Cristo. Pero también porque el adulterio era un “pecado” sólo de mujer, no de varones.

Solemos poner al adulterio entre los pecados horrendos y despreciables. Tenemos la tendencia a ser más magnánimos con los orgullosos, mentirosos y vanidosos, aunque para Dios no hay categorización de pecados.

El adulterio es la punta del iceberg. Pero, es resultado de un largo proceso. Difícilmente alguien se involucra en relaciones extramaritales sólo por la apetencia sexual. A menudo las motivaciones son otras. La necesidad de apoyo, cariño y comprensión hace más adúlteros que cualquier otra cosa.

Conocí a alguien “culpable” de adulterio. Todos la señalaban. Pero ¿alguien entendió su trasfondo? Había sido violada cuando niña y cuando se casó su esposo en vez de apoyarla en los problemas que manifestaba, especialmente a la hora de tener relaciones sexuales, optó por estigmatizar, mofarse y nunca le ayudó a buscar ayuda. Vino alguien que la apoyó y lamentablemente confundieron las cosas y se involucraron en una relación adúltera. Sin embargo, los que la juzgaron, simplemente, vieron el acto no el trasfondo.

Es muy fácil tirarle piedras a los culpables, especialmente si son adúlteros. Tal vez deberíamos responder al desafío de Cristo, el que esté sin pecado que lance la primera piedra. Los que se atreven a lanzar una piedra asumen inocencia. Que no hay ninguna culpa en ellos. Que simplemente están libres de pecado. Ese “pecado” del que se creen inocentes se llama presunción.

Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 08, 2019 15:30

September 7, 2019

Las endechas de una hija frustrada



Déjame por dos meses que vaya y descienda por los montes, y llore mi virginidad, yo y mis compañeras ” (Jueces 11:37).

Admiraba a su padre. Era el hombre que Dios había usado para librar a su pueblo. Antes de Jefté los amonitas habían abusado alevosamente de los Israelitas. Veía a su progenitor arengar a sus soldados. Lo contemplaba cuando él atendía las necesidades de la gente que recurrían a él como juez.

Las hijas admiran a sus padres cuando estos representan modelos atractivos. Admiraba a su padre porque había superado las amarguras de su niñez. De hijo de una prostituta se había convertido en un hombre poderoso.

La Biblia no ha registrado su nombre. Tal vez para no ironizar. Puede ser que su nombre tuviese un sentido esperanzador y su final fue diferente, que el redactor decidió omitir para no fuera objeto de burla.

Como mujer tenía muchas posibilidades. Era hija única de un juez de Israel. Como tal podría ser pedida en matrimonio por cualquier joven israelita. Sin embargo, dado su rango y alcurnia sólo el mejor o con mayores proyecciones en la vida seguramente sería el elegido. Como toda joven había soñado con la maternidad y el estado matrimonial.

Cuando anunciaron que se acercaba su padre victorioso reunió a sus amigas para ser la primera en saludarlo. Quería celebrar la victoria. Juntó instrumentos y se vistió con sus mejores ropas y salió al encuentro de su destino.

Al ver la desazón de su padre comprendió que algo andaba mal. Supo que sus sueños de un marido y matrimonio serían sólo un sueño que nunca podría concretarse debido a la poca sabiduría de su padre que ofreció a Dios a un ser humano y no un cordero.

Comprendió que era injusto, pero, entendió que no podía ir contra lo que su padre ya había juramentado a Dios. Salió durante dos meses por los valles a llorar junto a sus amigas. Un llanto inútil. Al menos serviría para que su padre y otros se diesen cuenta del enorme dolor que le acompañaría el resto de su vida. ¿Alguien le habrá dicho a Jefté la necedad que había hecho? ¿Entenderán los padres actuales la torpeza de elegir por sus hijos?

Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 07, 2019 15:30

September 6, 2019

Ciego, pero obediente



Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego? ” (Juan 9:1).

El hombre al que miraban Jesús y sus discípulos no los podía ver, pero, como siempre lo había hecho, escuchó con atención. No se le escapaba ningún suceso a su alrededor. Su oído atento estaba pendiente de todo.

Sin previo aviso sintió que ponían lodo en sus ojos. En circunstancias similares hubiese reaccionado con ira. Pero, esta acción vino de un hombre que segundos antes había dicho: “Soy la luz del mundo” (Juan 9:5 DHH).

Había aprendido a evaluar a las personas por la voz. El timbre de voz de aquel extraño era distinto a todo lo que había oído. Transmitía paz. No había ni un dejo de mala intención en sus palabras. Así que sin pensarlo dos veces a la indicación de ir hasta el pozo de Siloé se paró y marchó obediente.

No sabía que vendría. Nadie lo preparó. Sólo caminó el sendero descendente. Holló con sus pies la senda escarpada de los ciegos. Para los que ven era difícil bajar hasta el Estanque de Siloé, ¿cuánto más para un ciego? Era una pendiente, con un sendero de piedras y polvo, cualquiera, aún viendo podría haberse tropezado.

Podría haber reclamado y eso habría generado una ola de simpatía. Pero decidió confiar en esa voz que infundía confianza. Cuando llegó al estanque se arrodilló con dificultad y puso sus manos en el agua y luego, tal como se lo ordenaron procedió a limpiar sus ojos. De pronto sintió una llamarada de luz que casi lo tumbó de espanto. Nunca antes había percibido algo así. Ni siquiera sabía cómo llamarlo. Era algo desconocido para él y su mente.

En un instante miles de formas y colores invadieron su cerebro. Había dejado de ser ciego en segundos. Se quedó inmóvil. Por momentos no articuló palabra. Se quedó pasmado recibiendo aquel caudal de luz que le traía por primera vez a su mente la sensación de formas, objetos y colores. De pronto vino a su mente la voz de aquel hombre y subió corriendo por el sendero que minutos antes le costó tanto bajar. Mientras corría gritaba:

-¡No estoy ciego! ¡Ya no estoy ciego! ¡Veo! ¡Veo!

Buscó a Jesús y no lo encontró. Sin embargo, desde aquel día se convirtió en su más devoto discípulo. Ser obediente es garantía.
Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 06, 2019 15:30

September 5, 2019

Jonatan: El amigo incondicional


Y Jonathán dijo á David: Vete en paz, que ambos hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová sea entre mí y ti, entre mi simiente y la simiente tuya, para siempre ” (1 Samuel 20:42).
Amigos cuando hay higos” dicen en alusión a aquellos que se quedan sólo si hay un beneficio. Los verdaderos amigos no son así.
Jonatan era el futuro rey de Israel. Tenía derecho a la corona. Sin embargo, entendió que la voluntad de Dios era otra, y a diferencia de su padre no se amargó ni hizo cosa alguna para cambiar la opinión del Señor. Se abocó a la tarea de hacer que David llegase a ser rey. Defendió a David a riesgo de su vida. El amor al poder convirtió a Saúl en un enajenado. Jonatán siguió un camino diferente. Fue leal a su padre, pero no al grado de traicionar a su mejor amigo, la persona que Saúl consideraba su más grande enemigo.
En el mundo de hoy es cada vez más difícil distinguir la verdadera amistad. No porque existan elementos nuevos o esté teñida de misterios, sino porque cada vez menos personas están dispuestas a ser amigos sin condiciones. La consigna parece ser “qué tienes para darme a ver si me conviene”.
Jesús tuvo una familia de amigos incondicionales: Lázaro, María y Marta. Mediante esa amistad el maestro ilustró el sentido del verdadero encuentro humano. A menudo iba a la casa de dichos hermanos a descansar y a desconectarse de las actividades diarias que le tocaba realizar. Era su lugar de refugio. El hogar donde podía ser sin tapujos de manera natural.
Eso son los amigos verdaderos. Un refugio. A los amigos de verdad no se les pregunta si puedo visitarlos, simplemente, uno sabe que las puertas de su casa y de su vida están constantemente abiertas. El amigo que realmente ama es aquel que nunca usará dicha amistad como un medio para conseguir algún beneficio, todo lo contrario, simplemente será amigo por la alegría de sentir el contacto con una persona que es capaz de aceptarlo plenamente.
Las personas sin amigos son tristes. Llevan sobre si la carga de algo que les falta. Los verdaderos amigos producen alegría. Son el resguardo de nuestros anhelos, los oídos amorosos de nuestras cuitas y problemas, los brazos que nos sostienen en los tiempos malos. Dichosos los que tienen amigos.
Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 05, 2019 15:30

September 4, 2019

Jesús: Un hombre como todos





Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó ” Juan 4:6
Pero mientras navegaban, él se durmió ” Lucas 8:23

¿Le dolieron las muelas a Jesús? ¡Claro que sí! Y no sólo eso. También perdió los dientes cuando era niño. Le dolió el estómago. Probablemente alguna vez tuvo indigestión. Iba al baño todos los días como cualquiera persona normal. Le dolían las manos cuando trabajaba. Le salían callos cuando las sandalias le apretaban. Le molestaban los mosquitos cuando le picaban y le dejaban aquellas desagradables ronchas en la cara y los brazos.

La tendencia de los cristianos es mitificar a Cristo. En otras palabras, nos hemos olvidado que la encarnación es precisamente lo que dice la palabra. La expresión de la presencia corporal de Dios mediante Jesucristo.

¿Se enamoró alguna vez? ¿Sintió atracción sexual? ¿Tuvo deseos de estrangular a alguien? ¿Sintió el peso del dolor al grado de querer en algún momento morir? ¿Se sintió solo? ¿Necesitaba la compañía de otros seres humanos? Sí. Sin duda. Era ser humano. Y a los humanos nos pasa todo eso. Se enamoró, sintió apetencia sexual, se enojó, sintió deseos amargos de morir, se sintió solo, necesitó el cariño y la simpatía de otros.

Una de las estrategias favoritas del enemigo de Dios es hacernos creer que Jesús no fue humano. Quiere que creamos que estuvo alejado de nuestras realidades cotidianas y por eso no es capaz de entendernos. Pero no es así. La Escritura lo dice con una sencillez extraordinaria: “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza” (Hebreos 4:15).

Cuando sufrimos él entiende.

Cuando la persona que amas no te habla él sabe.

Cuando sufres el rechazo y te hacen sentir paupérrimo, no temas, Jesús vivió lo mismo.

Cuando otra persona ha hecho algo que te enoja al punto que parece que vas a enloquecer, no te preocupes, Cristo vivió lo mismo. El nos entiende. Cuando sufrimos su mano amorosa nos toca y nos dice:

-Llora, yo sé lo que se siente.

Del libro inédito Cada vida un universo Copyright: Miguel Ángel Núñez
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Published on September 04, 2019 15:30