Ruy Xoconostle W.'s Blog, page 33

August 28, 2009

El diablo

Venga, me obsesioné por el Príncipe de las Tinieblas por culpa de unas revistas Geografía Universal, el copycat de National Geographic que llegaba mensualmente a mi casa (para no perder el pedigrí editorial: también llegaba National Geographic a casa, no se preocupen). Recuerdo este artículo sobre las brujas, ilustrado con pinturas de Francisco de Goya. El texto (alucinante, al menos en mi infancia) comenzaba con la supuesta transcripción del juicio a una bruja en el Salem oscurantista de la Nueva Inglaterra. El meollo era hallarle a la bruja un nexo con el diablo, una marca, una evidencia de que había participado en un aquelarre. Y ahí comenzó mi larga y aún inconclusa búsqueda por entender la figura del diablo. Me obsesioné con la religión católica, luego la abandoné y estudié (siempre de forma autodidacta) y las religiones del mundo y lo que llaman la “religión comparada”. Entendí que “el mal” no es el mismo en todas las latitudes, pero es más divertido en el ámbito judeocristiano. Cuando en el budismo los demonios distraen al hombre del fin ulterior que es el nirvana, en el cristianismo lo pervierten a su perdición total. Visité el Museo del Prado en Madrí y me decepcionó que los cuadros del Goya de mi infancia fueran tan pequeños. Llegué a Baudelaire y a su frase legendaria (que jamás dijo en serio), a los rituales católicos del exorcismo, a la ética liviana de Shiva y su danza de la destrucción y a La divina comedia. La obra maestra de Dante es uno de los amores de mi vida. Estos son los versos de la puerta del infierno:

Per me si va ne la città dolente,
per me si va ne l’etterno dolore,
per me si va tra la perduta gente.
Giustizia mosse il mio alto fattore:
fecemi la divina podestate,
la somma sapienza e ‘l primo amore.
Dinanzi a me non fuor cose create
se non etterne, e io etterno duro.
Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate

Una novia que hablaba italiano me traducía pasajes. Leí que Borges leyó la Commedia en inglés, italiano y español, así es que la tomé y la leí entera en italiano y español, aunque del italiano sólo entendí lo que fonéticamente me sonaba similar. “E caddi come corpo morto cade“, decía Borges del pasaje de Paolo y Francesca en lengua italiana, “escuchas el cuerpo caer”. Y cae como cae un cuerpo muerto. La belleza del inframundo. Satanás me estaba dando belleza. Mi obsesión con el diablo había cobrado otra dimensión.

Recordé esos placeres, extrañamente, con Drag Me To Hell de Sam Raimi. Cuando salimos del cine le dije a la môme que lo que más me había gustado era que Raimi se limitaba al esquema clásico de la lucha entre el alma condenada y el diablo –con una fecha límite encima– amenazando con llevársela. El hombre no puede hacer nada, ni normal ni paranormalmente, contra un demonio. Lo único que lo puede salvar es su ingenio, como en el famoso cuento de Robert Bloch. En ese sentido, es como un largo episodio de Dimensión desconocida, pero funciona porque no erra en su argumento. Me divertí muchísimo.

El diablo es terrorífico. Por si se lo preguntan (y por si no): durante muchos años creí firmemente en la existencia de Satanás, Lucifer, el mal llamado “Príncipe de este mundo”. El mal encarnado, como una entidad externa e independiente a nosotros. Sí creía en eso. Luego ya no creí en él.

Pero un segundo. Sí creo en el mal. El mal como en El corazón de las tinieblas. Joseph Conrad escribió ese libro pensando en el río Támesis, y luego lo trasladó al corazón de al menos un hombre en el río Congo. Coppola lo tradujo como Apocalypse Now en la guerra de Vietnam:

Because there’s a conflict in every human heart, between the rational and the irrational, between good and evil. And good does not always triumph. Sometimes the dark side overcomes what Lincoln called ‘the better angels of our nature’. Every man has got a breaking point. You and I have one. Walter Kurtz has reached his. And very obviously, he has gone insane.

Y en eso se convirtió para mí el diablo. Esa cosa que surge cuando los mejores ángeles de nuestra naturaleza son rebasados por el lado oscuro.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on August 29, 2009.

El diablo was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 28, 2009 17:00

August 18, 2009

Hacer ejercicio no te hará adelgazar

Díganme algo nuevo. La lógica es: hacer ejercicio es bueno para la salud. De acuerdo, pero ¿hacer ejercicio es sinónimo de perder peso? Na na na, paren las prensas. Cuando haces ejercicio te da más hambre. Ergo, es factible meterle más duro a la papa después de una sesión de ejercicio. Es decir, meterle a la papa indiscriminadamente. Jugué diez años futbol americano. Y créanme: ver comer a una mesa de tackles, alas cerradas y linebackers de categoría juvenil es como presenciar los bacanales que se organizaban en tiempos de este hermano. Un provocador artículo de portada de Time (portada al menos en la edición que yo recibo en casa, que no es la gringa) le mete tremenda revolcada a nuestras concepciones del ejercicio para ponerse “fit”, los últimos hallazgos en la ciencia del apetito y el metabolismo humano y, por qué no, lo culpígenos que nos hemos hecho al respecto de la relación ejercicio-obesidad. De vez en vez Time me sorprende con temas de este calibre. Estoy cerca de cumplir tres años de haber retomado el ejercicio físico como una parte casi diaria de mi rutina. Lo cierto es que no he bajado de peso, au contraire, baby, diría el agente Powers: he subido mis buenos cuatro kg. Sí, he ganado fuerza. Sí, me siento más ágil y vivito. Sí, no me estoy despedazando al subir un piso de escaleras. Pero más delgado, ni madres (inserte aquí un ¡¡¡NO, CÁLLATE!!!). Hace una semana aprox leí un tuit de este maricónsobre el tema y me hypeé; cuando llegó mi revista, devoré el artículo. Corte a: joder, hay indicios científicos de que la actividad física extenuante no quema tantas calorías como pensamos, pero la ingesta de ciertos alimentos sí agrega calorías a lo pendejo. Yo suelo correr y jugar basket los sábados. Entre semana recorro 9 km en tres rondas de 3 km cada una. En cada una de esas rondas, quemo poco más de 300 calorías. Si al acabar el ejercicio me empaco un muffin de blueberry, habré mandado derechito a la mierda mis 300 calorías perdidas (y ganado 50 más). Viéndolo así, esos 3 km me traen muchos beneficios, pero no el de volverme una varita de nardo. Time explora la triste realidad con un cinismo perturbador: el humano es un ser con un metabolismo mediocre. Mientras la proporción quema-ganancia de calorías en otras especies es supereficiente, en nosotros es como una mala broma de él. Agreguen la mentada vida sedentaria del hombre moderno. Agreguen el estrés. Agreguen la terrorífica efectividad de Domino’s Pizza de llevar a tus pies una pizza en menos de 30 minutos y tendrán al gordito contemporáneo en el que nos hemos convertido. Dice el artículo que la gente “se premia” por hacer ejercicio con toda clase de barbaridades llenas de azúcar que, lejos de “balancear” su esfuerzo en el gym (me zurra la palabra “gym”) lo tiran por la borda. Y con creces. Hoy, una amiga en Twitter se quejaba amargamente de unas galletas que se había comido, pero me decía con unos WEBOTES fenomenales que no había pedo porque al otro día iba a “pagar” el pecado en la elíptica. No sé qué vergas sea la elíptica, pero supongo que es uno de esos inventos divertidos de gimnasio para hacer de la furibunda tortura del ejercicio algo un poco más llevadero. La lógica es: no hay pedo, me meteré esta cagada de 525 calorías (una Whopper, más o menos… sin contar papas y refresco), al fin que mañana la quemo en el gym mientras doce cabrones que no conozco me ven el culo. Y así, seguimos comiendo. Desde esta óptica, el ejercicio físico extenuante –es decir, el que da más hambre– es una quimera que, lejos de ayudarnos a bajar de peso, nos ayuda a subir de peso. De paso, este planteamiento manda al cuerno a toda una industria que está basada en la culpa. Millones de cabrones se meten a los gimnasios en enero, le bajan de yemas en febrero y dejan de ir en marzo. El resto del año lo pasan entre quejándose por la inversión y sintiéndose unos asnos. Y en diciembre, luego de meterle al guacalao y el romerito y el nefasto frútqueic, venga, esas culpas “call-to-action” que llamamos propósitos se activan de nuevo. Vean la mamona campaña del Deporteísmo de Sport City: es un llamado al son de “ven y únete al clan de elegidos que optaron por sentirse bien”. Nike Runners. Gatorade. Men’s Health. Siempre acompañando dietas de la rutina diaria de al menos 30 minutos puteando el cuerpo. Venga, tú lo puedes lograr, ponte metas. ¿Lograr qué? Claro, el cuerpo de Bad Pritt en Troya. Cuántas mujeres no hacen ejercicio para que les quede una prenda. O para ir a la playa. Es una idea generalizada: si no haces ejercicio nunca dejarás de ser Pericles/Petunia. Sin embargo, los argumentos científicos que expone Time –y dedica largos párrafos a derrumbar el mito del ejercicio extenuante vs el ejercicio moderado, como subir escaleras o caminar– son tan controversiales como sólidos: vale un pito que hagas una hora diaria de spinning. Lo que importa es lo que te comes cuando aplastas el culo en la silla. Amén. El ejercicio me hace sentir mejor. Eso es un hecho. Sudar es pocamadre. Competir los sábados en el basket es pocamadre. Mi mañanero esprint final de 300–400 metros es pocamadre. No quiero dejar de hacer ejercicio, pero quizá debería hacer menos ejercicio. Lo pensaré.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on August 19, 2009.

Hacer ejercicio no te hará adelgazar was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 18, 2009 17:00

June 30, 2009

Ciencia ficción motivacional y la resaca de la oveja Dolly

¿Se acuerdan de Gattaca? El eslogan era “no hay un gen para el espíritu humano”. Detrás de su premisa ciencia ficcionera –de acuerdo, no de hard sci fi– en la que mostraba una sociedad futurista obsesionada con la manipulación genética (con un tinte facho), el corazón de Gattaca es un cuento de superación personal que bien podría quedarle como anillo al dedo a Jorge Bucay (nasty pic, aquí). Ya saben, el hermano “impuro’ (Ethan Hawke) tiene más TENATES que su hermano genéticamente diseñado para ser perfectito (Loren Dean). Sí, es interesante plantear las posibilidades de la sociedad esterilizada al grado que te mata de la hueva, pero la película en realidad se sume en la necedad de un cabrón por ser astronauta y viajar a la luna de Titán (nunca entendí por qué), plancharse a Uma Thurman de paso y armar tremenda farsa con otro perfectito pero que tuvo la mala pata de accidentarse y acabar en una silla de ruedas (Jude Law). A mí me gustó mucho cuando la vi. Yo quería que el impuro se saliera con la suya. La pura empatía. Me parece que fue la primera vez que vi a Jude Law. El cabrón parecía un Cary Grant en clonazepam. Su carrera prometía, pero creo que nunca acabó de despegar. Los espectaculares de Gattaca en el DF tenían a un bebé, un número telefónico y la leyenda: “¿Quiere que su hijo nazca sin enfermedades congénitas?” o algo así. “Llame ahora.” Hablabas y tenían una especie de buzón de voz que promocionaba el filme. La idea también me pareció buena. Las palabras “genética” y “ADN” estaban de moda a fines de los noventa, sobre todo por la cruda de Dolly. En 1997 yo tenía 24 años y el fin de siglo me parecía algo francamente alucinante y atemorizante también.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on July 1, 2009.

Ciencia ficción motivacional y la resaca de la oveja Dolly was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 30, 2009 17:00

June 24, 2009

La chica del póster

Habré tenido cinco años o seis años, vivíamos en la calle de Alondra, en Las Arboledas, Estado de México. Uno de nuestros vecinos era Víctor Iturbe “El Pirulí”, quien terminó ejecutado por un sicario o algo así. Y Lupita D’Alessio, créanlo o no. Mi padre tenía un Karmann Ghia –que nunca funcionó– estacionado en la cochera. Nuestro perro se llamaba Argos, era un bóxer. Mi madre escuchaba Batas, pijamas y pantuflas en el radio, todos los días cuando nos llevaba a la escuela. Los Bee-Gees estaban hot, sí, porque eran fines de los setenta. Y mi hermano, de 12 o 13 años, tenía ese póster pegado en la pared, el de Farrah y la bici. El appeal sexual de esa mujer, en su época Ángeles de Charlie era brutal. Yo era muy joven para masturbarme, claro, pero mi hermano no (seguro le dedicó varias, si no con el póster, con las docenas de tarjetas Topps que guardaba en cajas de tenis). Igual, Farrah debió de formar parte de mi educación sentimental. Sólo porque hace muchos años era la tipa perfecta, con su esposo biónico y nuclear. Y hoy se murió, a los 62. Qué raro se siente y qué melancólico.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on June 25, 2009.

La chica del póster was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 24, 2009 17:00

June 5, 2009

Ojos de botón

Anoche, a mi hija le dio mucho miedo este dibujo que tengo en un póster:

Mi hija no sabe nada de Gorillaz, pero sí de Coraline. Confundidilla, de inmediato se tapó la cara y me dijo: “No me gusta ese niño porque tiene ojos de botón”. Me dediqué a calmarla y a pensar en una solución. El potente mensaje de los ojos de botón en Coraline ha sido tema en mi casa durante los últimos meses. En unos ojos “normales”, la pupila y el iris proveen esa sensación de calma, de profundidad. De que hay alguien allá adentro. Un sensei en la universidad decía, en plena clavadez kantiana y heideggeriana, que los ojos de las aves se movían tanto y tan rápidamente porque su cerebro (su “red cognoscitiva”) no era capaz de darle orden al mundo: la lámpara en el buró esquinado es eso, una lámpara en el buró esquinado, pero quizá para el ave sea una forma grotesca o monstruosa donde se une la madera del buró con la sombra de la pared y la luz del bulbo de la lámpara. Mi sensei decía que los ojos de las aves todo el tiempo exhiben el terror. Lo cual es particularmente cierto (e irónico) en Los pájaros de Hitchcock.

Ahora vean los ojos de Toshiro Mifune. Anoche vi de nuevo The Hidden Fortress (隠し砦の三悪人 o Kakushi toride no san akunin) de Kurosawa, editada bellamente hace unos años en la siempre competente Criterion Collection. Kurosawa era un maestro de los planos “mudos”, tomas largas de acción sin diálogo donde pasaban muchas cosas. Y también era un dios del close up. De nuevo vean los ojos de Toshiro Mifune. Es la mirada del samurái de Kurosawa, perfectamente enfocado en su tarea –no es la “mirada noble” a la que se refiere la princesa Yuki en la cinta– y con ese aire raro que al occidental podría parecernos como… permanentemente encabronado.

Sergio Leone era otro dios del close up. Supongo que él fue quien le fabricó a Clint Eastwood su mirada despiadada y de acero característica (que luego intentaron copiar, sin éxito, cabrones como Bruce Willis o Tom Cruise… o Derek Zoolander). Leone sabía poner un close up como el hombre sin nombre sabía poner una bala, sin CGI ni dollys hidráulicos. Ya no hacen close ups como esos, igual que ya no hacen flashbacks como estos.

Volviendo a Coraline, admiro cuando alguien (en este caso, Neil Gaiman) pone dos ideas simples y muy preconcebidas y las hace girar. Los ojos. Los botones. Es una película que genuinamente impresionó (y obsesionó) a mi hija. Cuando se enoja con su mamá, mi hija le dice que ella no es su mamá, que tiene ojos de botón y que su mamá verdadera tiene ojos normales. Mi hija ha tenido varias pesadillas al respecto, pero también un muy particular morbo por el tema que le hace buscarlo y buscarlo y buscarlo. No hay semana que no juegue a ponerle ojos de botón (con el objeto que sea, mientras sea más o menos circular) a sus muñecas y muñecos, o a nosotros. Ayer estábamos cenando y tomó dos pedazos de tortilla y me los acercó a los lentes. “Tienes ojos de botón.” Y se cagó de la risa. En cuanto al pobre 2D, que nada tiene que ver con Coraline, la solución fue ponerle una post-it en la cara, y que mi hija le dibujara un boceto de carita feliz:

Nos reímos mucho, finalmente nos sentamos en el sillón, vimos Transformers un rato y después la llevé a dormir.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on June 6, 2009.

Ojos de botón was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 05, 2009 17:00

May 13, 2009

Estar solo, estar acompañado y Bob Sugar

Al final de Jerry Maguire, cuando están en el estadio de los Cardenales y Rod Tidwell ha hecho la atrapada del año y él y Jerry se abrazan y lloran y todos estamos viviendo un genuino momento de superación personal, del tipo “mierda, no puedo creer que esto me esté haciendo sentir bien”, un personaje realmente secundario, un cuyo agente es el depravado Bob Sugar –ya saben, el güero hipercapitalista que le roba casi todos los clientes a Maguire–, se voltea con éste y le dice: “¿Por qué nosotros no tenemos esa clase de relación?” El pendejo de Bob Sugar quiere sacarse un abrazo forzado de la manga pero su cliente lo manda al carajo. Con Bob Sugar, Cameron Crowe le dio forma a un personaje que pulula por los corporativos contemporáneos, un chamaco caguengue que quiere comerse a puños y que no le importa llevarse entre las patas a lo que sea con tal de escribirse en la frente la palabra É X I T O, con todas las connotaciones cornejistas que quieran agregarle. Quien ha vivido esa vida corporativa, o esa quimera corporativa, ha sentido el sabor y la tentación de convertirse en un Bob Sugar, de sentirse de pie en la cima del mundo y gritar por teléfono “I’m the fucking terminator”. Quizá sea una buena manera de motivarse, pero no es una buena manera de andar por la vida. Porque esos Bob Sugar en el fondo son piltrafas emocionales que le hablan mal a los meseros, a su secretaria y a su novia, y quizá tienen un padre sexagenario con un Gran Torino estacionado en la cochera pero lo tiran de viejo loco y pedorro y pendejo. No está chingón ser Bob Sugar. Los Bob Sugar de este mundo terminan solos. Ya saben, no construyeron amistades ni amores ni buenas historias que recordar en la peda con sus viejos panas. Los Bob Sugar de este mundo sólo tienen clientes. Estar solo es una cagada, aunque te digan en algún momento de tu vida que “tienes que aprender a estar solo”, naaaaa, la verdad es que es una cagada. Sobre todo cuando pasas, por ejemplo, un domingo solo y en realidad quieres estar con alguien, pero no hay nadie a la mano. Por eso, cuando dejas de ver un tiempo, aunque sea unas horas, a la gente que te quiere y la vuelves a ver, la primera sensación es completamente ensimismada pero genuina: no estoy solo (o “¡yeah, no estoy solo!”). Por eso hay quienes aman verse recogidos por su familia en el aeropuerto luego de un vuelo de ocho horas. Por eso los amigos queridos se dan abrazos. Y en el fondo, los románticos de clóset agradecemos con el corazón un SMS improvisado de un compadre que sólo estaba pensando en ti y le dieron ganas de escribirte porque tiene ganas de verte para tomar una cerveza. Aunque a la mera hora nos hagamos los rudos, en el fondo sabemos que es incomparablemente mejor estar acompañado que estar solo. Hay gente que nunca tiene hijos y no los necesita. Hay gente que nunca tiene suerte con el sexo opuesto, y quizá no lo necesita o al menos al final aprende a vivir con eso. Pero lo que es impensable es vivir sin amigos, sin cabrones con los que te puedas encuerar emocionalmente, aunque sea sólo por dos segundos. Hoy recibí un mail de un amigo querido y me hizo sentir todas esas cosas. Las gracias son para ti dude. Gracias por ayudarme a no ser un Bob Sugar más.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on May 14, 2009.

Estar solo, estar acompañado y Bob Sugar was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 13, 2009 17:00

May 6, 2009

El cine (y esa portada no aprobada del especial de cine de Conozca Más)

Mi amigo Rafael Muñoz dice que la magia del cine (y voy a parafrasear) consiste en que nos aísla “en el entorno enrarecido de una sala oscura para abrirnos una enorme ventana al mundo externo, se apodera de nuestra mirada y, en complicidad con un defecto visual, nos regala emociones”. Amén.

Pocas cosas me hacen tan feliz como el cine. De hecho, cuando abandone este mundo creo que diré (o pensaré, si ya no puedo hablar, o se lo diré al puto de San Pedro): “Mierda, cómo voy a extrañar el cine”. Y lo digo en serio.

Hace un año, editamos una brevísima historia del cine en Conozca Más. Perramus propuso una portada que terminé rechazando. Craso error. Aquí está.

Abraham: siempre tuviste la razón. Y lo supiste desde el minuto uno. Mis respetos, maese.

Voy a subir durante las próximas semanas mis 25 películas favoritas de la década de los 2000. Y para abrir boca, pronto subiré un post viejo (pero actualizado) con mis favoritas personales de los 70, 80 y 90. Y esta noche, para abrir boca antes de abrir boca, quiero compartirles el texto –mejorado– del editorial que escribí para La historia del cine 1895–2008 de la revista Conozca Máshace un año. La firmé como “Los editores”, pero sí la redacté yo. Alfredo Q. lo puede constatar.

Enjoy.

La historia del arte visual más importante de nuestra era es un asunto complejo que se bifurca por incontables caminos. Casi desde su concepción, el séptimo arte ha servido a los intereses de artistas, científicos y empresarios. Así es que hablar de una epopeya de la historia del cine es, en realidad, hablar de varias. Está la de la construcción del lenguaje propio del medio; la de las innovaciones tecnológicas que impactaron cómo se ve y se escucha, y también cómo se distribuye y llega hasta los espectadores; los intereses comerciales, la riqueza que genera y el glamour; los grandes éxitos de taquilla, los escándalos, los fracasos descomunales y las tragedias. El interés en común, casi siempre, ha sido el de narrar una historia y llevarla a millones de personas. En medio de esta vorágine, el cine se nos presenta como un arte vigoroso e incansable, con docenas de géneros y subgéneros y cientos de miles de protagonistas, que van de los famosos y los legendarios, a los peinados ejecutivos y los “cargacables”, cuya presencia es también esencial para la supervivencia del medio. El cine se nutre de las anécdotas de las divas y los galanes, así como de los excesos y el fanatismo de algunas –pero decididas– porciones de la audiencia. Gracias a su insuperable capacidad para adaptarse y transformarse aprendió a mover la cámara y a hablar, a cantar canciones y a verse a sí mismo a colores, a producir imágenes en 3D y meterse en nuestras casas y televisores. El cine por sí solo es una épica que ha abarcado décadas, múltiples disciplinas (a veces tan disímiles como el diseño gráfico, la música y la balística) y naciones, que ha sobrevivido a contextos sociales, censura y periodos de guerra. Ha contado “historias reales”, biografías intimistas, cuentos fantásticos en mundos imaginarios adentro y afuera de la Tierra, y a veces en las profundidades de la mente. Ha denunciado, divertido, hecho reír y, por obra y gracia del cliché, hecho llorar. Es un entretenimiento que alcanza a los niños y a los ancianos, a los adolescentes y a los adultos, a los ricos y a los pobres (aunque sea en formato pirata y a domicilio). Produce empleos, activa y desactiva economías, es nuestra charla de premesa, mesa y sobremesa, se discute en el tráfico, los chats, por teléfonos móviles y en sesudas mesas redondas y conferencias de académicos. Ha sido objeto de estudios, análisis, artículos periodísticos, blogs, libros profusos y esa aún sobreviviente página de cartelera en los periódicos, sean locales o de circulación nacional. Se disfruta en una sala grande, a oscuras, de preferencia con buena compañía y palomitas de maíz, pero también en grupo o en solitario, o entre dos, en calzoncillos y debajo de las sábanas. Su música es objeto de culto. Su utilería, de subasta. Sus afiches, de paredes tachueleadas por pubertos… o por coleccionistas esnobs en museos de primera línea. Sus estrellas gozan del fervor del público y el acoso de los paparazzi. Se ha robado lo mejor de la literatura, el teatro y los cómics, pero lo que toma lo retribuye con un pequeño pedazo de eternidad en imágenes que corren a veinticuatro cuadros por segundo frente a nuestros ojos, ahí, en esa especial magia que sucede cuando el proyector arranca y comienza la película. Una magia que sólo es posible gracias a un defecto visual.

Sí, el cine cambió nuestra cultura y nuestra civilización. Todos los días, de hecho, toca nuestras vidas. Nos llena de emociones y nos inspira. Y qué mejor manera de celebrar su existencia para un grupo de editores que aman el cine, que preparar un especial como éste: 176 páginas con el estilo visual pero a la vez cargado de información que caracteriza a CM. Un modesto pero sentido homenaje a casi 120 años del arte que, por un par de horas, nos hace olvidarnos un poco de esa insufrible cosa que llamamos vida diaria.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on May 7, 2009.

El cine (y esa portada no aprobada del especial de cine de Conozca Más) was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 06, 2009 17:00

April 27, 2009

La Biblia en gore

Soy fan de los antiguos jueces y reyes de Israel. Sus aventuras, guerras y actos de brutalidad me fascinaban en la pubertad/adolescencia. Quizá mi maestra de Catecismo habría querido que me enamorara de las historias del jovial Jesús (y sí me gustan, simplemente no soy tan fan), pero la verdad es que yo estaba más en la onda de los Jueces de Israel o, para el caso, las imágenes oscuras del Apocalypshit. Hoy recordé, por virtud de My Morning Jacket, a Gedeón, aquel juez de Israel que le partió la mandarina en gajos a unos 15 mil madianitas con sólo 300 hombres. Ajá, 300 (y si el recuento histórico es verídico, unos 600 años antes de la Batalla de las Termópilas). Poco antes, Dios había hecho que los madianitas se atacaran a sí mismos con sus propias espadas. Gedeón decapitó a los dos jefes, Oreb y Zeeb. Después, comenzó a perseguir a los reyes madianitas, y al pararse en dos ciudades (Sucot y Penuel) a pedir pan para sus tropas, lo mandaron al cuerno. ¿Qué hizo el gran Gedeón? Les dijo, palabras más, palabras menos: “Miren cabrones, voy a ir a putearme a los reyes madianitas y después regreso a matarlos a todos ustedes por no quererme ayudar”. Y así lo hizo: alcanzó a Zébaj y Salmuná, los reyes madianitas, y asesinó a los hombres y ancianos de las ciudades, dejando un generoso y sangriento legado de viudas en la región. La historia de Gedeón se encuentra en cualquier Biblia católica en el libro de Jueces-6. Los reyes son también la onda. En el libro de Samuel viene el relato de Goliat, el gigante filisteo que se me figura como el Superinmortal de 300. En mi libro Miller y Giménez hice un cover a manera de farsa del episodio, titulado “Desayuno con Michelle Pfeiffer”. El desenlace es heroico:

David fue corriendo y se paró junto al filisteo; le agarró la espada, se la sacó de la vaina y lo mató, cortándole la cabeza. Al ver que su héroe estaba muerto, los filisteos huyeron. Inmediatamente, los hombres de Israel y de Judá lanzaron el grito de guerra y persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Muchos filisteos cayeron heridos de muerte por el camino de Dos Puertas, hasta Gat y Ecrón. Después, los israelitas volvieron de su encarnizada persecución contra los filisteos y saquearon su campamento. David tomó la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero dejó las armas en su propia carpa. Libro de Samuel, 17:51

La Biblia es hermosa.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on April 28, 2009.

La Biblia en gore was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 27, 2009 17:00

April 24, 2009

Feliz fin del mundo

Todo este asunto de la epidemia de influenza/gripe porcina fue como el mes del Chupacabras en los noventa, pero concentrado en 24 horas. Ayer tuiteros y feisbukeros enloquecieron. Avatares con cubrebocas, chistes buenos, 2–3, malos y pésimos al respecto de la epidemia, algunos tuiteros cubrieron estoicamente el pedo, el resto sólo echó desmadre. Hubo retuits sobre las exageraciones de los medios de comunicación (kudos a El Universal), tuits exagerados –y cínicos– sobre la exageración (un saludo a los que se hicieron los rudos y comenzaron a criticar la cobertura mediática), exceso de referencias zombis, Carlos Puig (me dijeron) pronunciando “influencia”, Susan Boyle who? Lo de hoy es el zombi mexicano, nuestro propio y privado holocausto zombi woot woot woot! A huevo, al fin la Revolufia nos ha hecho justicia, no sólo los gringos tienen escenarios dignos de películas de desastre.

Favoritos personales: los que se hacen los intelectuales con comentarios como “a mí lo que me preocupa es la epidemia de ignorancia”, los que ya se subieron a la teoría de la conspiración con status del tipo “nos estarán diciendo la verdad??????” y alguien en FB que puso: “Miren, mi hermano es médico y me dijo que esto sí es serio”.

–No mi lic, esto es como en la de 28 días.
–No la haga lic.
–Le digo: mi carnal, digo mi compadre, digo el hermano de mi sisterna, digo un conocido…
–Oh ya ve.
–Da igual mi lic. Un amigo que es médico me dijo que esto sí va en serio.
–No la haga lic.
–Pues ahora sí nos cargó el payaso, mi lic.
–Lo dirá de chía pero es de horchata mi lic: se me hace que el Gobierno nos está ocultando algo.
–Yo tengo mi teoría: es una distracción porque van a devaluar el dólar, mi lic.
–Ya en serio mi lic, dicen que ya evacuaron los Pinos.
–¿Cómo supo eso?
–Pus ya ve. Y los canadienses avisaron de esto en 1987 pero las autoridades fingieron demencia.
–Lo de siempre mi lic.
–Sí, pinches mexicanos.
–¿Y qué tal la cumbia de la influenza?
–Le digo, no nos tomamos nada en serio.
–Pero yo le voy a decir algo lic: lo más preocupante no es la epidemia de influenza…
–Pork flu…
–Swáin flu mi lic, ya ve, ud nomás no masca la lengua de Chéispier.
–Oh ya ve.
–No mi lic, lo más preocupante es la epidemia de ignorancia. Lo que le falta a este país es la educación.
–Y mis Chivas van a jugar a puerta cerrada.
–Pues ahi lo veo el lunes mi lic, si no se acaba antes el mundo.
–Igual mi lic. Un abrazo para la farmacia.
–¡Iguanas!

(clic)

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on April 25, 2009.

Feliz fin del mundo was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 24, 2009 17:00

April 21, 2009

Videojuegos, infancia y tardes echadas a perder

Esta zurrada me dio horas y horas de sano entretenimiento en los 80. Pueden burlarse. No me importa.

Por ahi de 1983–84, mis veranos peligrosos se resumían a entrenar futbol americano por las tardes y repartir el resto del tiempo entre a) jugar con los amiguitos de la cuadra, b) jugar videojuegos como enfermo, c) ver tele como enfermo. Tenía un Intellivision II y podía estar horas y horas y horas y horas jugando alguno de mis dos favoritos, Tron Deadly Discs o Advanced Dungeons & Dragons: Treasure of Tarmin. También me gustaba leer, pero en realidad los niveles enfermizos que alcancé como lector de libros y cómics me dieron más en la adolescencia. La llegada del NES a mi vida por ahi de 1987 (¿o fue 1988?) empeoró mi obsesividad –estábamos en Liverpool y mi papá se puso todo nervioso cuando lo empecé a bombardear con preguntas sobre sexo, y bueno, salí con un NES de la tienda–. En esa época nadie pensaba que los niños, pubertos y adolescoiteantes (un saludo al maese Philip Jose Farmer, donde quiera que esté) pudieran ser adictos a un videojuego. Decían que las consolas arruinaban las teles, o que pegarte demasiado a la pantalla te provocaría quedarte ciego, pero nada más. Adictos, nunca.

Leo en Wired que la Universidad de Iowa publicó un estudio en el que se asegura que 1 de cada 10 gamers entre 8 y 18 años sí son adictos a los videojuegos. Algunas conductas típicas de estos jóvenes yonquis:

Mentirle a su familia y amigos sobre qué tanto usan los videojuegosUsar juegos para fugarse de problemas o malos sentimientosIrritabilidad e incomodidad general cuando intentan dejar de jugarBrincarse la tarea con tal de jugarSalir del nabo en exámenes y trabajos escolares por pasar demasiado tiempo jugando

Nada nuevo, supongo. Los vaguitos siempre han sido los vaguitos. ¿Qué puedo decir yo? Fui un pésimo estudiante y me tripleencabronada cada vez que mi mamá me apagaba la tele porque tenía quince minutos llamándome a comer (a lo mejor por eso me gustaba apagarles el Xbox a mis compañeritos covacheros cuando jugaban Halo). El problema es que no todos los vaguitos son rebeldes sin causa cabroncitos como Matt Dillon en Rumble Fish, sino que tienen más probabilidades de convertirse en nerds antisociales con sobrepeso que a los 30 años no han cogido una vez en su vida, se masturban compulsivamente y hablan klingon o alguna pendejada por el estilo. Como el Oscar Wao de la novela de Junot Díaz.

La nota de Wired cayó ayer, justo el día que se cumplían 10 años de Columbine. Oh coincidencias.

Para mí lo mejor fue cultivar las artes nerdáceas con el deporte. Ya lo dijo el pomposo Juvenal, amiguitos: Mens sana in corpore sano. No tengo la autoridad moral para juzgar a un morro que pasa 5 horas embutido en algún mundo virtual que Rockstar Games preparó para su PSP. Pero sí es una lástima que un chamaco no aproveche los días y salga a correr o a andar en bici, ensuciarse con lodo, tocar timbres, patear pelotas, fumar a escondidas, hacer hasta lo imposible para verle los calzones a las niñas… ya saben, las cosas bonitas de la infancia.

Además, el cielo sigue siendo azul. Todavía.

Originally published at ruyxoconostle.wordpress.com on April 22, 2009.

Videojuegos, infancia y tardes echadas a perder was originally published in Ruy Xoconostle W. on Medium, where people are continuing the conversation by highlighting and responding to this story.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on April 21, 2009 17:00