Edilberto Aldán's Blog, page 53
December 24, 2020
Lo mismo, pero más barato
La historia se repite, Hegel supone que los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces, como reza el lema de una farmacia de similares: lo mismo, pero más barato, y lo barato, sabe el dicho popular, siempre sale caro. Ante la fractura del sistema de partidos por la aparición e insistencia de Andrés Manuel López Obrador, en vez de pensar en las modificaciones necesarias para ganar la confianza de la sociedad, alentar la participación ciudadana y modificar los malos hábitos electorales, los dirigentes partidistas eligieron hundirse en la espiral de la descalificación, seguir el juego de la polarización postulado desde la presidencia y para mantenerse en la lucha por el poder, que parece ser lo único que importa, en las próximas elecciones los partidos irán en coaliciones parciales.
Con una idea muy básica de lo que significa ser oposición PAN, PRD y PRI se unen en Va por México y anuncia que presentará candidatos en 180 diputaciones del total de 300. Al día siguiente, el Movimiento de Regeneración Nacional decide hacer lo mismo, revivir la coalición que gracias al arrastre de López Obrador llevó a las Cámaras a cientos de políticos ineptos, oportunistas, serviles y corruptos.
En lo que va de la Cuarta Transformación, Morena no ha sabido consolidarse como partido, sus integrantes, sabedores de que todo se lo deben al presidente, no han dudado en hacer lo que sea necesario para repetir la historia que los hizo ganar, como no lograron incluir en la boleta a López Obrador, repiten el esquema de negociación que los ha ayudado a consolidar su mayoría en el Congreso. A poco tiempo de que venciera el plazo para registrar su mezcolanza ante el Instituto Nacional Electoral, Morena, el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México se vuelven a juntar en Juntos Haremos Historia.
La recomendación del presidente ha sido que todos los diputados federales se reelijan, para sacar adelante su proyecto de gobierno, requiere de esos apoyos incondicionales, de la bravuconería de los Fernández Noroña, del silencio de las cientos de mujeres a las que no les importa el aumento de la violencia feminicida, de la ausencia de proyecto ideológico que permite prestar, cambiar o salirse del partido que los postuló, todo con tal de mantener la disciplina priista que está en el ADN de todos los morenitas.
Juntos Haremos Historia presentará candidatos comunes en, dicen, aproximadamente 150 de los 300 distritos electorales federales, no hay un número exacto porque tuvieron que apurar las negociaciones, porque al igual que la oposición, carecen de creatividad política, porque siguen manejando el mismo diagnóstico de un país inmerso en las prácticas corruptas, con pobreza en ascenso, lleno de carencias y desigualdad, pero sólo eso, un diagnóstico, ningún plan que implique cambiar el estado de las cosas.
El dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, días antes de rendirse a presentar Juntos Haremos Historia, había advertido que como son el partido del presidente, quienes quisieran ir en coalición tendrían que rendirse a los designios del Movimiento y que postularían primero a los morenitas; ante el vencimiento de los plazos, Mario Moreno dobló las manitas discursivas y ahora habla de una distribución de candidaturas que considere las fortalezas de cada partido. Las mujeres que hablaron en nombre del PT (la senadora Geovanna Bañuelos) y Karen Castrejón, dirigente del PVEM, sólo se animaron a señalar que hay “grandes coincidencias”. Vergonzoso.
Coda. La corrección que hace Marx a Hegel sobre la repetición de la historia, aparece en el primer párrafo en El 18 Brumario de Luis Bonaparte y señala que “se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”, eso son actores, farsantes en el peor sentido de la palabra.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 23, 2020
Apuntes para próximas conversaciones
Tania Magallanes escribió un texto fabuloso en Por mis ovarios, bohemias sobre Rompan Todo , por alusiones personales, por el amor que le tengo, le respondí con estas líneas:
Everybody's talkin' 'bout the new sound
Funny, but it's still rock and roll to me
Billy Joel
¿Ya viste todo lo que dicen en Twitter del bodrio este?, me pregunta Tania, y gira a mil revoluciones la ardilla en mi cabeza, ¿ahora con qué lapidarias frases de odio están llenando la maquinita? ¿Qué dijo Andrés Manuel López Obrador? ¿Por qué apareció de nuevo Chumel Torres? ¿Qué reivindicación idiota levantó el griterío? ¿Cuál tuit rescatado consiguió esa relevancia efímera que enciende las pasiones?, gira veloz hasta que de inmediato me dice que están hablando de Rompan todo, la miniserie en Netflix que se presume como “la historia del rock en América Latina”; elimino los resultados de los giros y respondo: Tania, no sigo esas conversaciones en Twitter, y me rio, en espera de la reseña que me hará de la rebambaramba en esa red.
¿Qué está pasando?, pregunta Twitter para invitar a una conversación, así empleo esa red, para enterarme de qué ocurre en otras partes, con otras personas; durante mucho tiempo se destacó la importancia de esta red como herramienta de los movimientos sociales y formación de la opinión pública, se destaca la horizontalidad de la comunicación, todos pueden informar, todos pueden incidir, es un ejemplo de democracia; como nunca se tenía el mundo en las manos y a la vista; sin embargo, de un tiempo a la fecha, he ido limpiando lo que sigo a fuentes de información que intenten verificar lo que publican y a un grupo de personas de las que me interesa saber qué les ocurre, qué piensan, qué les está pasando, y es que cada vez, también, con mayor frecuencia, lo que me ofrecía Twitter era el ruido de una conversación desordenada donde todos hablan al mismo tiempo porque sienten que es indispensable que el mundo sepa su opinión sobre lo que está ocurriendo, no necesariamente el hecho, sino cómo lo ven, de manera parcial, subjetiva, personalísima.
Nada me desengaña, el mundo me ha hechizado, escribió Quevedo, y tuerzo los versos para describir mi asombro ante las cosas del mundo, todo me interesa, casi ante cualquier cosa me doy la oportunidad de conocer un poco para saber si le doy rienda suelta a mi compulsión coleccionista y busco las demás piezas para armar un rompecabezas. Twitter era ideal para ir juntando cabos y seguirlos, pero de un tiempo a la fecha me cuesta más trabajo jalar algunos de los hilos porque me decepciona lo que me brinda, no importa que esa red se empeñe en agrupar los temas de los que todos están hablando.
Una mirada superficial sobre las tendencias que ofrece Twitter permite descartar a qué se dedica la atención, si lo que se desea es jugar se participa con las frases propuestas tras el signo de #, sin importar que sean una banalidad como FelizJueves, MisPalabrasTienenColor, o CanijoPoderoso; mi problema es que si quiero saber qué está pasando, no importa cual sea la tendencia que elija, lo que se muestra es una mayoría de tuits de lo que un grupo de personas opina, en muchas ocasiones gente con la que no me animaría a sostener una conversación porque desde el planteamiento mismo rechazan que se pueda agregar algo a lo que piensan.
Por eso nunca me decepciona la forma de contar de Tania, sin importar el asunto, me comparte sus certezas para ponerlas a prueba con mis dudas, me reseña lo que otros dicen y busca puntos de acuerdo o disenso no para llegar a una verdad, sino para andar el camino. Así es como compartimos lo que vemos, cada uno recorriendo el camino recolectando lo que nos llama la atención para ofrecerlo en la conversación después, sin prejuicios elegimos nuestras lecturas, las series o películas que vamos a realizar juntos. Durante el día cada uno puede estar ensimismado en sus preocupaciones o intereses, en la noche, al finalizar la jornada laboral, nos sentamos a compartir.
La mirada superficial con que barro esa parte de la conversación digital que agrupa las tendencias sí me había mostrado que “todo mundo” estaba hablando de Rompan todo, la miniserie que Tania y yo habíamos decidido ver juntos; ella resumió lo que ya intuía que pasaba en redes con la serie, todos se subieron al tren de la comentadera para disertar sobre los errores, las ausencias, las omisiones y atacar la exposición de ego del productor del documental.
No voy a comentar nada de eso, para mí lo mejor de Rompan todo es haberla visto con Tania y compartir la música que es la base de nuestra educación sentimental, siendo tan distintos, con gustos musicales tan diferentes, en varios momentos de la miniserie, cantar en voz alta y poner pausa para contarnos dónde y cómo estábamos al escuchar esa canción, porqué tal grupo significa tanto, cómo una melodía y una letra nos lleva a uno que ya no somos, pero nos conforma.
Intentar contar “La historia del rock en América Latina” es un despropósito magnífico, esas historias merecerían una larga serie de programas semanales en los que se reunieran entrevistas no sólo con productores o músicos, también historiadores y ciudadanos de a pie que enriquecieran el repaso a esos momentos.
Mientras veíamos Rompan todo, más de una ocasión pusimos pausa a la serie para comentar las ausencias, los olvidos, las omisiones; también cuando alguna declaración de los entrevistados me hacía chascar la lengua, en especial aquellas que no asumen cómo nos modifica el paso del tiempo y se niegan a sí mismos para colocarse en el centro de la Historia (así con mayúscula) como protagonistas con un destino predeterminado desde antes de nacer o tocados por la divinidad.
Una de las maravillas de leer Historia de Herodoto es que los sucesos se narran a partir de las historias privadas, que se cuenta para intentar darle sentido a los acontecimientos antes que rendirse a la intervención divina. En Rompan todo, más de uno de los entrevistados miente descaradamente sobre el lugar que ocupa en esa historia del rock en América Latina, presumen un protagonismo que no tienen o una conciencia de sí mismos que niega a los jóvenes que fueron, intentan demostrar que el rock es sinónimo de libertad porque se tiene conciencia de clase antes que una actitud crítica, como Rubén Albarrán pintándose a sí mismo como un provinciano humilde que llevó al Distrito Federal el tesoro de la irreverencia, sólo por poner un ejemplo.
Tania y yo pausamos para cantar, pero sobre todo para contarnos, en mi caso, compartir la banda sonora de mi educación sentimental:
La primera vez que fui a Rockotitlán, los demos grabados ahí por Las insólitas imágenes de Aurora; Café Tacvba tocando en el campus de la UAM Azcapotzalco; las noches escuchando Radio Alicia; las cenas concierto clandestinos a las que asistí para escuchar a Jaime López o la reacción del autor de “Chilanga banda” cuando un grupo de mujeres lo confundió con un cantante de covers y le exigió que cantara las de José José; el arrebato con que se quitaba el celofán a los cidis de Fobia; el primer disco de Botellita de Jerez comprado en una tienda de la Conasupo; que a Serú Girán y Los abuelos de la nada todavía en vinilo; la reseña que mi hermano hizo de un concierto de rock en el Monumento a la Revolución en que escupieron al tecladista de Los amantes de Lola; por qué sin vergüenza grité mi admiración por Álvaro Henríquez en Guadalajara, pidiéndole que me hiciera un hijo; una presentación de Julieta Venegas en la que apareció deslumbrante Ely Guerra en una cafetería de la Condesa; la abrumadora emoción de escuchar a Radio Futura y descubrir que la mayoría de edad se cumple no necesariamente el día de tu cumpleaños; el sonido terrible del Palacio de los Deportes en donde no importaba quien tocara; los múltiples discos adquiridos confiando en lo que ofrecería el sello COMROCK, Culebra o Rock en tu idioma; las carcajadas filiales con que escuchamos a El personal; una mesa que compartí con Armando Molina en la que conversamos sobre la posmodernidad y el cedió amable ante mi negativa a considerar a El Ritual, Los Dug Dugs y Three Souls in my Mind como rockeros posmodernos; la sorpresa prolongada al oír que la Cuca se permitía decir frases que seguramente serían censuradas, porque pertenezco a una generación que escuchó en la radio cómo cortaban “sufre, mamón” de una canción de Los Hombres G; un concierto de bienvenida a la prepa en el que se presentó Cecilia Toussaint y el after en que rompí para siempre mi relación con el pulque, aunque fuera en curados; un fan de las Víctimas del Dr. Cerebro que casi me golpea en el Teatro Metropolitan porque me negaba a mover el esqueleto; montones de one hit wonders privados, que hablaban de ir en Taxi con la Radios Kaos prendida y los Rostros Ocultos, cantar con Pedro y las tortugas o Bon y los enemigos del silencio sobre los marielitos de Ritmo Peligroso; un grupo de hinchas argentinos que idolatró a Fito Páez cuando en la presentación de Euforia cantó La casa desaparecida; irrumpir en llanto cuando al fin entendí a qué desaparecidos cantaba Charly García y los relacioné con los míos; la primera entrevista que publiqué en un semanario con los de Juguete Rabioso; el obsesivo movimiento de manos de Jacobo Leiberman cuando Santa Sabina iba a musicalizar un proyecto de teatro en casa; la escena final de Ciudad de ciegos y la canción de José Elorza que interpretaron Saúl Hernández, Sax y Rita Guerrero; La Última Carcajada de la Cumbancha y que nunca fui con mi hermano, quizá en respuesta a que él no me quería llevar a El Chopo, a menos que me quitara mi camisita de fresa, como tampoco fuimos al infecto hoyo donde predicaba el profeta del nopal y por eso sólo escuchamos a Rockdrigo en discos; la Navidad que mi hermana y yo nos cruzamos con el contingente del EZLN, tras acompañarlos al Ángel de la Independencia, mejor regresar a bailar con Tijuana No y cantar la versión de Javier Solís de La Castañeda… Para, detente memoria. Un respiro.
No me considero rockero, apenas un juguete de hoja de lata al que le das cuerda y ya verás, cómo se acuerda y se pone a bailar con cualquier cosa. Las conversaciones nocturnas con Tania son esa cuerda que desata contarle historias, ofrendarle los capítulos de mi educación sentimental, siempre musicalizada con una banda sonora que se va conformando con lo que escuchaba en ese momento, no necesariamente lo que estaba de moda o lo que se supone que me correspondía escuchar a mi edad. Suelo preferir escuchar a Bach o Julio Jaramillo antes que cualquier grupo o cantantes que me corresponda por la edad; no pasa un solo día sin que escuche a los Beatles y no he dedicado una sola hora a escuchar eso que llaman rock pesado, abjuro del rock progresivo porque profeso en la escuela del jazz, cualquiera de esas filias o fobias no se relacionan con mi convicción ciudadana ni las causas o movimientos que apoyo, mucho menos con mis preferencias sexuales o amorosas. Me resulta imposible ligar un gusto musical a una preferencia política. El rock es sólo música, y la música es el lenguaje de la memoria.
¿Viste todo lo que dicen del bodrio ese?, me preguntó, y no, no lo leí, prefiero que ella me cuente para yo contarle, ponerle música, junto, al desorden de la memoria con el orden de la conversación. Gracias, Tania.
@aldan
Maniobras de escapismo, columna esporádica en LJA.MX
TUMOR
Triste y decepcionante espectáculo el de la presentación de la alianza electoral del PAN, PRI y PRD, cuyo único acierto fue nombrar la coalición Va por México y no como proponía Gabriel Quadri: TUMOR, Todos Unidos contra Morena, aunque esa sea realmente la única coincidencia de esos partidos.
Va por México se presentó sin un plan programático, sólo con buenas intenciones y el propósito único de arrebatarle al presidente Andrés Manuel López Obrador la mayoría que tiene en la Cámara de Diputados, para lo que postularán candidatos comunes en 180 distritos electorales. Es decir, PAN, PRD y PRI sí tienen muy claro dónde creen que pueden ganar por sí mismos, de otra manera, se habrían unido en una alianza total, pero ni para eso les alcanza.
En la presentación virtual de Va por México participaron los tres dirigentes nacionales de los partidos, Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano, todos con un discurso vacío, centrado no en las ideas sino en pintar a López Obrador como el enemigo a vencer; lo que a mi entender, va a resultar contraproducente en el ámbito local, al querer imponer en las entidades federativas una visión centralizada de lo que es el poder, a lo que hay que sumar que estos partidos no acaban de entender que al unirse contra el presidente, sólo le cumplen el capricho a López Obrador, quien ante el castigo se crece, a quien si atacan animan a los tetratransformistas a defender a su guía.
El presidente nacional del PAN confesó que no los unen “solamente una propuesta determinada o una política pública específica”, es decir, que no hay programa, Marko Cortés indicó que lo que motiva la alianza es “una forma de entender el sistema democrático y político, de entender el poder y sus funciones, nos une la convicción democrática y el sentido de responsabilidad. También nos une la amenaza que hoy vivimos todos”; esa forma de entender el poder es incapaz de observar la crisis del sistema de partidos, que se requieren propuestas y candidatos que, antes de responder a los intereses de cada partido, defiendan causas y movimientos.
Quizá el peor momento del panista fue cuando hizo alusión a la incertidumbre, la estrategia del miedo como campaña, porque volver el pésimo manejo de la pandemia por parte del Gobierno Federal muestra una ausencia total de empatía con el sentir de la sociedad, porque evidencia que los partidos tampoco han sido solidarios con sus electores en estos tiempos de pandemia, y que incluso tienen que mentir, como cuando Marko Cortés acusó al Gobierno Federal de querer “monopolizar el acceso a la vacuna”, reducir a eso la ausencia de un plan de distribución y aplicación de la vacuna es ruin.
El presidente del PRI aseguró que la coalición no estaba hecha para derrotar a nadie, que su intención era rescatar a México, pero cuando tuvo oportunidad, Alejandro Moreno criticó por frívolo a Hugo López-Gatell. Para quienes crecimos bajo el régimen priista, escuchar al líder del tricolor asegurar que es necesaria la voluntad política de los partidos para “corregir el rumbo de México” sólo puede mover a risa, al hacer alusión a la ineptitud de los funcionarios públicos no se puede más que recordar los muchísimos ejemplos de la falta de capacidad demostrada por priistas que llegaban a un puesto sólo para servirse y corromper.
“No hay un solo aspecto fundamental de la vida nacional que se encuentre en buen estado”, dijo Jesús Zambrano, el perredista hizo un repaso de la situación política nacional y acusó de todos los males a la “excesiva concentración del poder de todos los Poderes de la Unión en el presidente de la República. Estamos de regreso en el país de un solo hombre. Morena no sabe gobernar”, dicho por el líder de un partido que se une al partido que generó ese modelo, que se alía con el PRI, resulta poco convincente, no importa que sostenga que “el presidente sabe que nuestra unidad es veneno puro para su proyecto autocrático y que le podemos ganar. Morena es un gigante de pies de barro”.
Va por México, el tumor que genera la enfermedad del poder.
Coda. Cuando los candidatos de Va por México tengan que explicar por qué van en alianza y sin un programa específico, entonces tendrán que mentir para justificar las contradicciones que los distinguen.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 22, 2020
Vacíos
De acuerdo al anuncio del gobierno federal, hoy tendría que iniciar la campaña de vacunación, pero la empresa Pfizer se ha retrasado en la entrega, por lo que la agenda ha tenido que ser modificada. Los adversarios de la Cuarta Transformación no han dudado un solo momento en pintar una raya más al tigre de la ineptitud del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El presidente, como es su costumbre, no ha dudado en repartir culpas que le permitan exculpar a su administración; como se había advertido, ante la incertidumbre se desarrolla el peor escenario, el de la politiquería en vez de la atención a un problema de salud.
Mientras esperamos a que inicie la vacunación, algunos medios de comunicación, cumpliendo con su obligación de informar, continúan con la bitácora de las acciones de los distintos gobiernos para combatir la pandemia, en estos días el The New York Times reveló que “México engañó a los ciudadanos sobre la gravedad del coronavirus en su capital” y pospuso el paso de semáforo rojo de la Ciudad de México. La jefa de gobierno Claudia Sheinbaum reaccionó de inmediato y logró que el periódico matizara su encabezado, cambiándolo por algo no menos grave: “México tergiversó los datos sobre la gravedad del coronavirus”. Por la noche, el subsecretario Prevención y Promoción de la Salud apoyó al gobierno morenita indicando que hay medios de comunicación que no saben interpretar la información: “hay varios hoyos de información en ese reportaje, indudablemente tomaron información parcial, la interpretaron sin un conocimiento correcto de la situación, de los múltiples mecanismos que tenemos de trabajo para hacer la calificación del semáforo”. Una vez más, Hugo López-Gatell empleó la táctica de demeritar la interpretación de los otros para anotarse un tanto y dejar bien parado al gobierno de López Obrador.
Insisto, mientras todos esperamos que inicie ya la vacunación, priva la politiquería; este “debate” entre un medio y un gobierno pasarán rápidamente al olvido porque no tienen importancia, porque nada es más relevante que implementar las medidas necesarias para asegurar la inoculación de la mayor parte de la población. Centrar la atención en estos debates para demostrar quién tiene la razón, no sólo es indigno de los servidores públicos, además, se fomenta una actitud irresponsable por parte de la sociedad.
Los conspiranoicos, reitero, hacen suya la sospecha para justificar la primacía de la ignorancia. Si una voz autorizada desde el gobierno les regala que el cuestionamiento de la prensa es “un ejemplo de infodemia” (como también aseguró Hugo López-Gatell), antes que una acción organizada por parte de la sociedad que auxilie a acelerar el proceso de vacunación, lo que tendremos será una aceleración de la ignorante sospecha que retoma cualquier información y, con una supuesta actitud rebelde, cuestiona cualquier intento, con base en declarar que “alguien” nos está engañando, que “algo” se nos está ocultando.
No vale en este momento ninguna excusa para no ser solidarios, de una manera ética, con compromiso colectivo, para con las autoridades, no una obediencia ciega, sino una responsabilidad compartida para hallar, juntos, una solución a un problema de salud que nos toca a todos. Frente a la responsabilidad del cuidado colectivo, no podemos permitirnos caer en la trampa de tomar partido.
Coda. Escribo bajo presión, de manera reactiva, señalar a los conspiranoicos en un texto anterior, partió de reconocer múltiples publicaciones en redes que ponían en duda el descubrimiento de una vacuna, que cuestionaba a la ciencia por la rapidez con que habían encontrado la fórmula para la inoculación. Dialogar con idiotas me es ajeno, no le veo caso alguno a perder tiempo en discutir con los inquisidores de la ciencia que basan sus dudas en rumores; hoy vuelvo a escribir sobre el tema porque uno de esos conspiranoicos en los que me basé para señalar ese comportamiento sospechosista, me regaló un Me gusta, tan vacío como como el hoyo al que se refiere López-Gatell para defenderse de las críticas.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 21, 2020
Conspiraciones
Los conspiranoicos se alimentan del sospechosismo, sin distinción de las fuentes suelen agrupar cualquier información y ponerla en duda porque proviene del grupo opresor, de quienes intentan mantener el status quo, se inventan un enemigo mayor, casi siempre invisible, para convocar a la resistencia.
No importa quién diga qué, hay que sospechar, en especial si la información proviene del gobierno, porque con la idea de que no hay autoridad que busque, sinceramente, el bien común no merecen nuestra confianza; a “ellos” los mueve sólo el interés egoísta de un reducido grupo de privilegiados.
Si ese conocimiento es técnico o científico, con mayor razón se duda de él, se simplifica la historia para establecer que al grupo que nos domina lo hace desde el privilegio, sin prurito alguno se mezclan educación, raza, género y origen para conformar el grupo opresor. A ese enemigo invisible se le dota de características que permitan a la masa encontrar en su ignorancia una forma de cohesión, por eso es necesario sospechar de lo que digan, porque quienes nos dominan, desde siempre, emplean su conocimiento para avasallar a los simples; mejor crear un pasado idílico, acudir a lo ancestral, a cuando todos éramos buenos salvajes, el paraíso donde todos sabíamos muy poco, pero lo sabíamos todos.
El conocimiento, antes que una herramienta, es considerada un privilegio, por tanto, una de las herramientas que el grupo opresor emplea para mantenernos bajo su dictadura. Se combate a la inteligencia, se desestima la ciencia y se prefiere al pensamiento mágico, ese que confía nuestro futuro a un destino mejor, escrito por una voluntad más alta.
En el fondo, lo que los conspiranoicos logran es igualarnos en la mediocridad.
En medio de la pandemia, ante el descubrimiento de las vacunas, se multiplican los mensajes de advertencia, embozados en la sospecha, leo con preocupación, cómo cada vez son más quienes comienzan a dudar del descubrimiento de la sustancia que podría lograr la inmunización. En redes, se viraliza la postura de cuestionar cómo es que se logró elaborar en menos de un año un remedio contra el covid-19, cuando hemos pasado siglos sin poder erradicar el cáncer. A los conspiranoicos no les importa agrupar en una sola enfermedad una multiplicidad de manifestaciones de un proceso, el propósito es poner en duda la vacuna.
La lógica del conspiranoico es sorprendente, presenta sus fantasías como argumentos y es capaz de explicar sus delirios de forma coherente, después de todo no es tan difícil, se basa en el miedo, no en el análisis de los hechos, para convencer al otro no requiere más que una mentira contundente a la cual rodear de suposiciones. No se tiene que citar la fuente, basta mencionar que lo leyó en un correo, que alguien le pasó la información, que una tía se acuesta con el asistente segundo de alguien que tiene acceso al gabinete, que un amigo tiene un primo con una hermana que a su vez tiene un amigo al que le sucedió. Además, es verdad porque así lo dicta el tono docto que asume para desechar cosas de las que no tenía el menor conocimiento unas horas antes, como descartar el uso de tapabocas porque el virus se mide en nanómetros mientras que los orificios de la tela se pueden ver a simple vista; si aún encuentra resistencia, basta disparar una serie de preguntas a las que antecede la sospecha de que algo se nos oculta.
La duda es un principio para ampliar nuestro conocimiento. La sospecha es rendirse a pensar.
Coda. “Pero enseguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo era falso, era necesario que yo, quien lo pensaba, fuese algo. Y notando que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy, era tan firme y cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que estaba buscando”, sí, el cogito ergo sum de René Descartes.
@aldan
December 18, 2020
Recordatorio
Cierre de año, como siempre en estas fechas, los opinadores comienzan a difundir sus listas de lo mejor, lo más destacado, los personajes del año, ante esas recomendaciones es inevitable hacer un cálculo mental del tiempo que llevamos atrapados por la pandemia, regresar al primer trimestre del año y compararlo con lo que estamos viviendo, la coincidencia mayoritaria en que el 2020 deberíamos borrarlo.
La pandemia lo invadió todo, en el mundo el coronavirus ocupa todos los titulares de los periódicos, es la noticia, el hecho noticioso que permea absolutamente todo, en México también, al grado que cuando se elige al personaje del año, se menciona a Hugo López-Gatell, el subsecretario que alcanzó su cima como rockstar de la pandemia hace unos meses y quien por sus constantes contradicciones, zalamería con el presidente y soberbia ante la opinión de sus pares, va en picada, pero eso sí, nadie le quitará estos meses de gloria en que su aparición concentraba la atención de millones en espera de encontrar en sus mensajes algo para disolver la incertidumbre. Víctima de su fama, López-Gatell acabó siendo payaso que se divierte perorando.
Hugo López-Gatell será, en México, el personaje del año no por méritos propios sino porque la atención obligatoria a la pandemia le regaló ese lugar, el covid-19 hizo eso, hundió a muchos, elevó a otros, otorgándoles una notoriedad inmerecida.
En marzo de este año, no tenía dudas de que los movimientos de mujeres merecían, ya, desde ese momento, ocupar el centro de los futuros textos dedicados a lo más relevante del año. En ese ahora lejano primer trimestre la exigencia de visibilización, su lucha ordenada y la demanda por sus derechos orientaban la opinión hacia un replanteamiento de nuestras prioridades como sociedad, en todos los ámbitos, comenzábamos a cambiar el chip del tradicional respeto que merecen porque todos tenemos mamá y hermanas a mirarnos como iguales, a la igualdad desde las diferencias y la diversidad.
Los movimientos encabezados por mujeres y para las mujeres eran lo que necesitábamos como país para reformular las formas de convivencia, también en todos los ámbitos, y su merecida notoriedad la fueron disolviendo los miedos que nos trajo la pandemia. Los motivos de la lucha, las demandas, la obligación que tenemos de escuchar, atender y resolverlas siguen ahí, sólo que en este momento todo se concentra en resolver el mantenernos con vida.
Al mismo tiempo y con la misma fuerza con que la pandemia encubrió los movimientos de mujeres, el encierro obligatorio revela contundente que no se pueden dejar atrás los motivos de esa lucha y sus exigencias, la constante de la violencia feminicida y el aumento de las agresiones a las mujeres por quedarse en casa son un recordatorio de que la resolución de la urgencia no elimina lo importante.
A meses del siguiente proceso electoral, el INE indicó que, por paridad, los partidos políticos deberían designar un mayor número de candidatas a las gubernaturas, el machismo con que la mayoría de los dirigentes de partido respondieron fue vergonzoso, al grado de llegar a decir que para impulsar la paridad sustantiva en todos los espacios de toma de decisiones del Estado, se excluyó a las gubernaturas y la presidencia de la República, por ser cargos unipersonales, concluyendo entonces que las mujeres no son personas… lamentable, porque entre quienes se sumaron a impugnar la paridad de género en las gubernaturas, hubo muchas mujeres.
Como los motivos de su lucha se mantienen, también se ha impulsado establecer leyes para erradicar la violencia política de género, ha sido relevantísima la actuación de mujeres para que se establezcan los mecanismos y procedimientos para alcanzar la igualdad.
Pero, siempre hay un pero, como observador lamento que, al menos en Aguascalientes, las mujeres que participan en la política se comporten sumisas y agachen la cabeza ante las dirigencias masculinas de sus partidos, no hay una sola que exija sus derechos en los órganos de toma de decisiones, en general, sólo esperan ser favorecidas por el dedo del señor, cuando tienen todas las herramientas a la mano para empoderarse, ocupar el lugar que les corresponde, simplemente, de la misma manera vergonzante en que lo hacen los hombres, se someten a las reglas del juego.
Coda. “Ahora que sabemos leer, ¿qué nos detiene de juzgar el estado de las cosas?” se pregunta Virginia Woolf en uno de sus textos, líneas adelante agrega: “Llegará el momento en que sólo habrá una sola cosa que les puedas enseñar. Y eso es a creer en ella misma”, eso en el cuento “Una sociedad”, trata del momento de iluminación de un grupo de mujeres que aprende a creer en ellas mismas.
@aldan
December 17, 2020
Rufianes
Nunca escriba o diga algo de una persona que no se le pueda decir a la cara. Ese es el primer punto del decálogo de Miguel Ángel Granados Chapa, uno de los más grandes periodistas de México. Ese consejo está implícito en el código universal de ética de la Unesco, pues el periodista está obligado a dedicarse a la realidad objetiva y su compromiso con el derecho de la gente a la información veraz, determina a probar nuestros dichos, incluso aquellos adjetivos que puedan sonar fuertes.
Ahora que se suele confundir la opinión con la información, cuando se cambia el oficio de reportero o periodista por el de generador de contenidos, es fácil encontrar a quien descuida su lenguaje y cae en la tentación de insultar al describir, a eso hay que sumar la distancia de la virtualidad, no sólo creemos que no hay obligación alguna de sostener lo que se dice, sino que jamás nos encontraremos cara a cara con aquel o aquellos de quienes decimos algo.
La columna editorial de este diario, La Purísima… Grilla, es un texto colectivo que intenta representar con un estilo provocador, la postura de quienes elaboramos LJA.MX, en su manufactura colaboramos todos, desde la directiva hasta nuestro querido vigilante de las instalaciones, partimos de que no todos pensamos igual, pero nos unen las causas y movimientos en los que creemos y a los que nos debemos. Entendemos el colectivo no como una máscara tras la que podamos deslindarnos de la responsabilidad sino como la posibilidad de expresar aquello que creemos en conjunto.
Bajo ese colectivo yo he llamado ladrones a los miembros de la LXIV Legislatura del Congreso de Aguascalientes, cada vez que lo he escrito pienso en el principio de Miguel Ángel Granados Chapa y si seré capaz de llamarlos así de tenerlos frente a frente, tanto lo he pensado que ya no dudo, por supuesto, los 27 diputados le roban al erario, mensualmente gastan, no ejercen, dilapidan 30 mil pesos mensuales que pide para “apoyos sociales”, sobre esa cantidad de dinero, no rinden ninguna cuenta, no presentan comprobantes, incluso acordaron clasificar esa información como confidencial para que no se les pueda exigir a través de los mecanismos de transparencia con que la ciudadanía cuenta.
Quien roba, y vámonos al diccionario, es “tomar para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea”, al negarse a rendir cuentas sobre cómo gastan ese dinero, los diputados, todos, son unos ladrones. No importa cuántas veces se les diga, porque esta Legislatura ha escogido la indignación como disfraz, pero eso son, unos ladrones.
Ayer, en un acto más de simulación, estos diputados a los que les fascina poner en vergüenza a Aguascalientes, realizaron un foro para discutir sobre un cambio a la Constitución local que permitiría criminalizar la decisión de las mujeres sobre su cuerpo; insisten en vulnerar los derechos humanos con el pretexto de que quieren “proteger la vida desde la concepción”, nomás no quieren decir que no pueden estar sobre la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así que fingen que atienden opiniones diversas sobre el tema, cuando en lo oscurito, ya pactaron cuál será el sentido de su voto.
Durante ese encuentro virtual, alguien los llamó rufianes, Tania Magallanes, jefa de información de LJA.MX, lo contó así:
“Karina Banda Iglesias se ofende porque Dahlia de la Cerda llama a los diputados rufianes que no protegen ni la vida ni los derechos humanos, y todavía se pone a defender el Pin Parental, aun cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación ya les dijo que es inconstitucional porque viola los derechos de las infancias. ¿Ven por qué sí son unos rufianes los diputados del Horrible H. Congreso del Estado de Aguascalientes?
“RUFIÁN: m. y f. Persona sin honor, perversa, despreciable.”
Totalmente de acuerdo, rufianes y ladrones, ahí están las definiciones del diccionario, afortunadamente no tendré que decírselos a la cara porque suelo escoger mis compañías, pero puedo dormir tranquilo porque nadie me puede llamar ladrón o mentiroso.
Coda. Estoy en paz con Miguel Ángel Granados Chapa, quien en el segundo punto de su decálogo periodístico propuso: “Combata la ambigüedad: no insinúe, no exagere, no minimice. Elija una postura y defiéndala. Un juicio no depende de la complicidad del lector sino del apego a la verdad”, diccionario en mano, estoy con Tania Magallanes y Dahlia de la Cerda.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 16, 2020
Buitres
Kevin Carter odiaba la foto con que ganó el Pulitzer, la imagen brutal de una niña africana, famélica, que no tiene fuerza para levantar la frente del suelo, para advertir que detrás de ella se encuentra un buitre al acecho, en espera de su muerte. Junto con una disculpa, Kevin Carter escribió en su nota suicida “El dolor de la vida supera la felicidad a tal grado que la felicidad ya no existe”. Nunca se perdonó a sí mismo por el éxito de la imagen que logró captar las consecuencias indescriptibles de la guerra y la hambruna en Sudán.
“Estoy atormentado por los vívidos recuerdos de los asesinatos, cadáveres e ira. De los niños hambrientos o heridos. De los locos que sonríen cuando disparan, la policía, los verdugos” también decía la nota que dejó Kevin Carter. La imagen fue publicada en el New York Times y provocó que se calificara al fotógrafo de traficante del dolor, que se le acusara de haber preferido tomar la foto antes que auxiliar a la niña, el mismo periódico tuvo que publicar una aclaración días después indicando que el mismo Kevin Carter había reportado que la niña logró continuar su camino y se espantó al buitre; pero nada de eso importó, la opinión pública ya había señalado la inhumanidad del reportero, lo acusó de preferir captar el momento antes que auxiliar a la niña, antes que hacer algo.
En Aguascalientes, el lunes 14, Montserrat Johana, niña de cinco años fue localizada sin vida al interior de una planta tratadora de aguas en el Fraccionamiento Villas Las Palmas de Aguascalientes. A la tragedia se suman muchos más elementos, como la posibilidad de un feminicidio, la falta de rigor de la Fiscalía General para emitir la Alerta Amber, el descuido familiar que pudo provocar la desaparición… La familia se ha manifestado ante la autoridad porque en una rueda de prensa el fiscal Jesús Figueroa, aseguró que no hay indicios de que la niña haya sido víctima de violencia y se pudo haber tratado de un accidente, también aprovechó el encuentro con los medios para detallar el procedimiento burocrático que justifica el incumplimiento de los protocolos.
La niña Montserrat Johana está muerta, las investigaciones siguen, mientras, en redes se reparten culpas y se inventan responsables, se acusa, se estigmatiza, sin decoro alguno se especula sobre las condiciones del fallecimiento, todos tienen algo que decir, sobre todo, algo que exigir, el fallecimiento de la menor se enarbola para justificar una causa, sin pensar en las víctimas.
Insisto, las investigaciones siguen en curso, lo que no le ha importado a la masa en redes para cebarse en el morbo y expresar su opinión, defender su causa, sin cuidado alguno hacia las víctimas.
La información que se genera alrededor de este caso ha sido mínima en hechos, son pocos los elementos con que se cuenta, a los medios de comunicación se les podrá acusar de que son traficantes del dolor, pero las opiniones alrededor de la muerte de Montserrat Johana no son parte del hecho informativo, la consignas no forman parte de la tragedia, son producto de los consumidores del dolor que genera esa tragedia, son los espectadores que mueven la cabeza ante la foto de Kevin Carter y furiosos reclaman que el fotógrafo no haya hecho algo, dejando a un lado que puso ante sus ojos la magnitud de la desgracia, en vez de, como ellos, hacer algo, como indignarse en Twitter o Facebook.
Coda. Roland Barthes decía que cada vez que se dejaba fotografiar experimentaba una sensación de inautenticidad porque vivía la microexperiencia de la “muerte (del paréntesis): me convierto verdaderamente en espectro. El fotógrafo lo sabe perfectamente y él mismo tiene miedo (aunque solo sea por razones comerciales) de esta muerte en la cual su gesto va a embalsamarme”, Kevin Carter bien supo de esto.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 15, 2020
Esperanza
La esperanza hace del vencido un esclavo del futuro, la frase no tiene punch, no es optimista, mucho menos alentadora, nunca la integrarán a uno de esos sitios en los que hacen decir a grandes personajes de la historia que todo saldrá bien por el simple hecho de esperarlo. Acudir únicamente a la esperanza es rendirse a que, tarde o temprano, se cumplirá un destino favorable con nuestro deseo, sin considerar lo que ocurra en lo que se cumple ese plazo.
La esperanza es una de las virtudes teologales, se fundamenta en la confianza de que al final se podrá alcanzar la “felicidad eterna”, ante la promesa de que se cumplirá ese destino omitimos que marca un final. Quizá por esos pequeños olvidos consideramos tan atractiva la esperanza, el tiempo de espera obliga a buscar una distracción.
El anuncio del descubrimiento de la vacuna contra el covid-19, la difusión de un plan por etapas con el que se logrará inmunizar al total de la población, las imágenes de la aplicación de las primeras dosis, resultaron en un relajamiento de las medidas de prevención, lo queramos ver o no, el avance de la pandemia, sus consecuencias y los millones de mensajes que diariamente recibimos, nos tienen agotados, ya no queremos escuchar más, y nos aferramos a la esperanza de que pronto volveremos a la normalidad.
Miramos hacia otro lado para no pensar más en la pandemia, dejamos de considerar la responsabilidad que nos corresponde y se busca colocar la atención en el futuro próximo, al grado que ya no se toma en cuenta la necesidad de conocer los detalles de la distribución y aplicación de la vacuna. Como en tantas otras ocasiones, relegamos la responsabilidad en los otros, en este caso, en el gobierno, y dependiendo de nuestras filias o fobias, innecesariamente nos sumamos a un bando. ¿No es eso lo que hay detrás de la campaña en defensa del presidente Andrés Manuel López Obrador por las “ofensas” que recibió por parte de Brozo?
“Seamos claros: como gobierno la pandemia les quedó grande, y muy probablemente la vacuna les va a quedar enorme. En este momento, el más importante para la humanidad de las últimas décadas, no se les vaya a ocurrir jugar con la desesperación de la gente. Acuérdate, Andrés: no eres dios, no eres el Hijo del Hombre. Eres un pinche presidente que o nos sirve, o no sirve pa’ni madres. ¡Óraleee!”, eso fue lo que dijo el personaje que interpreta Víctor Trujillo, eso y nada más; ¿acudiremos a la plaza pública para linchar a Brozo?, ¿nos sumaremos a un plantón con la mitad de las casas de campaña vacías?
Quizá algo más simple, creeremos que incendiamos el mundo escribiendo el signo de # antes de una frase lapidaria y cruel, porque a ese nivel ha descendido lo que creemos que podemos hacer, a una distracción de las decisiones que debemos tomar, de las acciones que se requiere cuestionar no para formar parte de un bando, sino para ser parte de las soluciones.
Coda. “El que quiera pensar debe renunciar a buscar adeptos”, escribió Elias Canetti, no distraerse, pues.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MXDecember 14, 2020
Covihaters
¿Sueñan los covihaters con miles de covidiotas sujetos al arresto? Se preguntan Marcela Leticia López Serna y Rubén Díaz López en una colaboración para LJA.MX y, lamentablemente, la respuesta es que no, porque aquellos que señalan a los covidiotas y los acusan por organizar fiestas no son un movimiento organizado que busque el castigo a quienes siguen exponiéndose al contagio de covid-19, el deseo de que las autoridades sean más severas y castiguen a quienes organizan fiestas o incumplen las medidas sanitarias como el uso obligatorio de cubrebocas, no necesariamente responde a una decisión que auxilie a la protección de la salud de todos, sino a la costumbre de ser espectadores, dividir el mundo entre buenos y malos, en espera de que alguien más se encargue de aplicar el castigo a quienes se pasen de la raya.
Nuestra adicción al sistema punitivo parte de la costumbre de ampararnos en criterios morales antes que racionales para así no ejercer las responsabilidades a las que la ciudadanía nos obliga. En su texto “Covi-haters o apología de la libertad”, la inteligente pareja de colaboradores señala que ante el deseo de los covihaters de tener en la cárcel a todos los covidiotas, no se puede olvidar la manera en que “John Locke nos marcó de forma fundamental; hay tres libertades conquistadas que no se pueden retrotraer: vida, libertad y propiedad”, lo que los lleva a comulgar con el presidente Andrés Manuel López Obrador acerca de que la libertad es fundamental.
Visto así, nadie dudaría en comulgar con López Obrador, sólo que los dichos de López Obrador acerca de la libertad no consideran en absoluto la responsabilidad ciudadana, parten de que el pueblo es bueno e inteligente y sabe lo que tiene que hacer, la libertad a la que se refiere el presidente es una confianza ciega en que su gente, sus seguidores, acatarán de la mejor forma sus consejos, lo que le permitirá a la Cuarta Transformación seguir evadiendo su responsabilidad con políticas públicas que permitan disminuir los contagios.
Coincido con Marcela Leticia López Serna y Rubén Díaz López en que muchos de los covihaters son activistas de escritorio que, desde el pedestal de huacales, creen legítimo ofender a quienes no viven la pandemia como ellos quieren que lo hagan, sin embargo, también creo que a quienes hacemos llamados a que los covidiotas no sigan vulnerando la salud de todos lo hacemos por miedo, ante la incertidumbre, el aumento en el número de muertos y la identificación cercana con los muertos, la única salida que encontramos, ante la débil presencia de la autoridad, es la de repetir una y otra vez el señalamiento; y antes que acudir a la responsabilidad social, se elige la acusación y el señalamiento.
No coincido con el texto de Marcela y Rubén al destacar que quienes denuncias fiestas tienen una vida miserable porque están “buscando arruinarles la pachanga a los demás” y asistir a una fiesta en época de pandemia se trata de una medida personal, de la que uno se hace responsable de las consecuencias , “hacer de mi vida un volantín y pasear a quien quiera o como ahora se le conoce en derecho, todo es cuestión del libre desarrollo de la personalidad, incluso el posicionamiento de ubicarse en una situación de riesgo, como ahora se visualiza el consumo de muchas sustancias y alimentos”. Es decir, si decido salir de mi casa a realizar actividades no esenciales, porque no creo en el virus, porque la virgencita me protege, ¿anulo la responsabilidad que tengo con el otro? Si organizo una fiesta clandestina, en la que no cumplo con las medidas mínimas de sanidad, como es una decisión personal asistir, ¿estoy ejerciendo mi derecho al libre desarrollo de la personalidad?
Sí hay covihaters, sí hay covidiotas, y a ambos bandos nos define la incertidumbre y la costumbre. El miedo ante la muerte o el contagio. La irresponsable delegación de la autoridad en un poder superior.
Coda. En Masa y Poder, Elías Canetti subraya que como el miedo revela lo vulnerable que somos, la masa tiende a agruparse y actuar dando palos de ciego, no podemos permitir que la vulnerabilidad nos lleve a transformarnos en la masa que renuncia a la inteligencia, al grupo anónimo que sacrifica su responsabilidad con el colectivo en nombre de una “libertad” individual.
@aldan
Bajo presión, mi columna en LJA.MX

