Edilberto Aldán's Blog, page 56

November 18, 2020

Abrir los ojos



Ayer se cumplieron ocho meses del primer muerto en México a causa del Covid-19, algunos noticieros no dudaron en recordarlo, hicieron bien, mientras las autoridades sanitarias federales se empeñan en minimizar los daños de la pandemia, algunos nos volvieron el rostro al nombre de la primera víctima: Carlos.

Ayer también, con negligencia criminal, Jorge Alcocer, titular de Salud del gobierno de López Obrador declaró que la pandemia estaba controlada, que le duelen mucho las muertes y los estragos que ha dejado la pandemia “pero en la actualidad afortunadamente tiene una tendencia a la baja”.

Ayer por la tarde, en su conferencia diaria, el responsable federal del manejo de la pandemia, Hugo López-Gatell, quien estuvo presente y respaldó cuando su jefe le dijo al presidente que todo estaba bajo control, decidió emplear su turno al micrófono para dar una lección a los medios de comunicación: “Un tip para todas las fuentes de información, todos los periódicos, no usen el término caso cero, eso no existe en los términos de la epidemiología. Esto existe en las películas. Llamarle caso cero es un error técnico”; qué afortunados como de contar con un científico tan responsable, dedicado a señalar la paja en el ojo ajena, no vaya a ser que los medios de comunicación cometan el error de transmitir un mensaje confuso, algo que pudiera contradecir que todo está bajo control.

Ayer entraron en vigor en Aguascalientes las nuevas restricciones de movilidad, así como medidas para intentar bajar los números de contagios; mientras en la calle se vive el desconcierto, comerciantes que no saben o no quieren saber si la actividad que realizan es esencial; empleadores que con desesperación buscan la forma de evadir las instrucciones de cierre; trabajadores que sólo quieren tener la certeza de que les permitirán cumplir con su labor para así llegar al día de pago; desconcierto y desazón por la incertidumbre, mientras eso ocurre en las calles, en los corrillos políticos, en las redes sociales, quienes sólo tienen la mirada puesta en el próximo proceso electoral sólo discuten sobre la responsabilidad de los diferentes niveles de gobierno en el manejo de la pandemia, antes que colaborar en la difusión de las medidas preventivas juegan a la repartición de culpas, a la exhibición de lo que sí y lo que no se ha hecho, a señalar culpables.

Ayer, como todos los días desde que inició la pandemia, a unos pasos de mi casa un local que vende objetos religiosos levantó su cortina, rodeada de figuras de santos, vírgenes y devocionarios, la mujer atiende sin cubrebocas, sin seguir ninguna medida de sana distancia, ni siquiera cuenta con una botellita de gel que ofrecer a sus clientes. Ajena a cualquier mensaje de la autoridad, de sus vecinos, de sus clientes, sigue todos los días su rutina, no hay pandemia que le preocupe, virus en el que crea, la imagino todos los días, con los ojos cerrados, abriendo su comercio, cumpliendo con el día a día, fanática de la rutina no cuenta los horas que faltan para el día siguiente, sólo se responsabiliza del ahora, del minuto a minuto, hasta que llega la hora del cierre y, entonces sí, ya Dios dirá. 

Ayer recordaron que el 17 de noviembre se cumplió un año de que se descubrió al primer paciente que en el mundo enfermó del virus SARS-CoV2, seguramente la comerciante de objetos religiosos no lo sabe, no lo sabrá, porque no le interesa; en el fondo, como muchos de nosotros, no quiere saber de números o nombres, ¿cómo hacerle abrir los ojos?

Coda. Cuando al fin conocí al doctor Rubén Díaz López fui rudo y grosero, le dije que no podía concebir que alguien tan joven e inteligente pudiera ser militante del PRI, a pesar de ello, me extendió su mano y aceptó la solicitud de amistad. Rubén colabora con LJA.MX desde hace mucho tiempo y lo leo con interés, también sigo su carrera política, cuando fue representante de su partido ante el instituto electoral, cuando laboró en el Órgano Superior de Fiscalización y, desde hace unos años, como comisionado del Instituto de Transparencia del Estado de Aguascalientes. Rubén acaba de finalizar su labor en el ITEA, desde aquí mi reconocimiento por su labor, su integridad y vocación de servicio. Éxito en lo que emprendas, amigo.


@aldan

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Published on November 18, 2020 00:43

November 17, 2020

Política del silencio



Si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio, no lo digas, suelen usar ese proverbio árabe como advertencia para detener el impulso primero, en especial en redes sociales, no es una censura, es una admonición que intenta prevenir sobre las consecuencias que se pueden tener al externar una opinión que pudiera ser considerada negativa, un comentario que podrá ser visto por todo mundo e interpretado por cualquiera, lo que deja al emisor totalmente expuesto.

De un tiempo a la fecha, la mecánica misma con que la mayoría de las redes sociales alientan la participación, no dejan mucho espacio para los comentarios, se alienta la participación en la comunidad simplificando el método a una sola reacción, y la respuesta tiene que ser positiva. Tenemos los corazones y los dedos arriba, simplificaciones del pensamiento.

Da igual si es un tuit revelador, un comentario esclarecedor o una imagen que merece la recompensa del comentario, la dinámica de las redes sociales obliga a participar de forma inmediata, no hay espacio para la reflexión, si uno se lo piensa demasiado ya aparecieron otra decena o centena de publicaciones con las que nos sentimos obligados a interactuar, porque para eso estamos en esa red social, es nuestro deber comentar, ante la velocidad de las cosas, reducimos la reacción a un Me gusta o Corazón, y listo, ya nos comunicamos, ya formamos parte de la comunidad.

Es un círculo vicioso del que parece imposible escapar, todo indica que la manera adecuada de pertenecer sólo se mide por el éxito que tenemos al comunicarnos con los otros, y ese logró se cuantifica en el número de likes; por un lado, si quieres formar parte tienes que compartir contenido (muy diferente a escribir lo que se piensa o siente o aquello que está ocurriendo) y este debe pasar por el juicio de los otros, esos que en una regla no escrita sólo te visibilizan si antes interactuaste con ellos (te sigo si me sigues; te comento si me comentas). La indiferencia no es una opción y a la conversación se le hace a un lado porque no hay tiempo para ella.

Nos obsesiona pertenecer a toda costa, que nos vean, sin propósito nos arrojamos y presumimos que las redes sociales son una comunidad, pero no hay comunicación entre sus participantes, tampoco objetivo, sólo el propósito de ver y ser vistos, de calificar y ser aceptados.

Necesitados de aceptación no importa reducirlo todo a un gesto hueco.

Coda. Deleuze describe su política del silencio así: “La dificultad hoy en día no estriba en expresar libremente nuestra opinión, sino en generar espacios libres de soledad y silencio en los que encontremos algo que decir. Fuerzas represivas ya no nos impiden expresar nuestra opinión. Por el contrario, nos coaccionan a ello. Qué liberación es por una vez no tener que decir nada y poder callar, pues solo entonces tenemos la posibilidad de crear algo singular: algo que realmente vale la pena ser dicho”, algo tan hermoso como el silencio, sobre todo, algo que merece ser escuchado.

@aldan

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Published on November 17, 2020 00:42

November 16, 2020

Fluir



Agotados por la pandemia, es cada vez más frecuente escuchar que ya no se quiere pensar, la vida se ha transformado en una serie de hechos sobre los que nos vemos obligados a reflexionar porque de ese resultado depende lo que haremos en el futuro, o al menos eso parece. Agobiados por las condiciones en que se desarrollan todos los aspectos de nuestra vida, desde los pequeños actos caseros hasta las decisiones fundamentales, pasando por la comunicación con quienes amamos, resulta inevitable la necesidad de observar qué ha cambiado a nuestro alrededor.

La educación a distancia, la forma en que compramos, la convivencia en el encierro… todo hoy se empeña en voltearnos el rostro para obligar a una reflexión, y de su resultado depende lo que haremos en los próximos días. Pareciera que estamos condenados a “pensar de más”.

Cito a Pascal: “No nos atenemos jamás al tiempo presente. Recordamos el pasado. Anticipamos el futuro como algo que tarda demasiado en llegar, como para apresurar su curso, o recordamos el pasado para retenerlo como algo demasiado fugaz; tan imprudentes que erramos por los tiempos que no son nuestros y no pensamos en el único que nos pertenece, y tan vanos que sonamos en aquellos que no existen ya y dejamos escapar sin darnos cuenta al único que subsiste”. Ahora imponga que vivimos tiempos extraordinarios, mayor peso a las decisiones que tomemos, estamos inmersos en la maldición china que desea “que vivas tiempos interesantes”; la salida lógica pareciera evadirnos, así que quienes podemos elegimos hacerlo a través de las redes sociales.

El problema de proyectar nuestro deseo de evasión, ese intento por no pensar, es que se confunde la banalidad con el sentido del humor, que en el afán de hacer el tiempo ligero se olvida que el ocio, como ese periodo en que uno puede dedicar su tiempo libre, no sólo se relaciona a la condición de activo o pasivo, es decir, generar estímulos o sólo recibirlos, implica también pensar. Creer que ocuparse de lo insustancial o intrascendente nos alejará de la obligación de pensar es rendirse a esa imprudencia que evoca Pascal. Los resultados son catastróficos porque nos dejan vacíos y con culpa, antes que permitir que aparezca el pensamiento, dejamos que nos lleve la distracción.

La forma en que los niños aprenderán los sentimientos negativos de una relación, la sobreexplotación en el trabajo y cada una de las condiciones que nos impone vivir la pandemia no desaparecerán por el simple hecho de buscar la positividad en las redes sociales, que en muchas ocasiones se confunde con un simple Me gusta, por el contrario, lanzarse de lleno a esa forma de comunicación termina por disolver la posibilidad de comunidad, pues no hay proyecto en la suma de ligas que no tienen un propósito.

Nuestra forma de estar en el mundo es por sí misma un “tiempo interesante”, el desarrollo de nuestras relaciones y la participación en el colectivo, el formar parte de la comunidad son “interesantes” porque son nuestro tiempo, no habrá otro en el que se pueda decidir sobre cómo queremos estar en el mundo. 

Siguiendo la lógica de los tiempos extraordinarios, lo único que se podría proponer es pensar en cómo deseamos que sea, otorgando todo el tiempo a las ideas sobre cómo se desea estar en el ahora, esa constante.

Coda. En un ensayo incluido en Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno se refiere a la agonía del cristianismo y hace referencia a la fe pascaliana, sobre los Pensamientos escribe: “La idea es algo sólido, fijo; el pensamiento es algo fluido, cambiable, libre. Un pensamiento se hace de otro, una idea choca contra otra. Podría decirse acaso que un pensamiento es una idea en acción, o una acción en idea”, quizá de eso se trata, de fluir.


@aldan

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Published on November 16, 2020 00:53

November 12, 2020

Poder



Necesitamos políticos comprometidos con el servicio público, aspirantes a los que no les dé miedo declarar que están buscando alcanzar el poder que les otorga un cargo. Insisto en el tema no sólo porque ya ha iniciado, otra vez, un proceso electoral, sino porque me abruma la réplica de discursos con que los candidatos venden su ambición, con una falsedad que se disfraza de corrección política para lograr el apoyo de los electores.

Ante el descrédito de los políticos, los aspirantes entienden que para lograr ser votados tienen que mentir, diluir aquello que los electores pueden entender mal, eso que seguramente no comprenderán, entonces el discurso se despersonaliza y se vuelve una sarta de buenas intenciones, un modelo dicotómico en que el aspirante se inventa un gigantesco sujeto del mal para oponerse como un sujeto del bien, y en ningún lado hay acciones o ideas, sólo una oposición que intenta garantizar la bondad de las intenciones.

“Es una idea simple, que me vuelve a menudo, pero que no veo formularse nunca (quizá sea una idea estúpida); ¿no hay siempre algo ético en la política? Lo que funda la política, orden de lo real, ciencia pura de lo real social, ¿no es el Valor? ¿En nombre de qué un militante decide… militar? Arrancándose justamente de toda moral y de toda psicología, ¿no tiene la práctica política un origen… psicológico y moral?”, leo la pregunta en Roland Barthes por Roland Barthes y como al autor me vuelve una y otra vez la imagen del aspirante censurándose antes de confesar que lo que quiere es el Poder.

Eso está mal, la clase política ha transformado la aspiración al Poder en algo malo por sí mismo, como si estuviera distanciado del ejercicio, de la práctica, y se tratara de un objeto, del botín que se obtiene al finalizar el atraco.

El poder no es un objeto, describe Foucault: “El poder no es una sustancia. Tampoco es un misterioso atributo cuyo origen habría que explorar. El poder no es más que un tipo particular de relaciones entre individuos” e indica que uno de los rasgos distintivo del poder es que algunos pueden, en mayor o menor medida, “determinar por completo la conducta de otros hombres, pero jamás de manera exhaustiva o coercitiva. Un hombre encadenado y azotado se encuentra sometido a la fuerza que se ejerce sobre él. Pero no al poder”.

La aspiración sería a que quien quiera un cargo de se comprometiera a un ejercicio benéfico para todos desde ese puesto, sin embargo, décadas de pensar en el Poder como un objeto antes que como una relación han dejado un surco del que parece imposible salir, los aspirantes sólo aprenden a que se puede alcanzar el Poder sólo a través de estrategias y tácticas que consisten en ocultar, como si su ejercicio sólo fuera posible a través de la fuerza o la violencia.

Lo que el sistema ofrece es un camino en el que se debe seguir el ejemplo de quienes ya estuvieron ahí para compartir el Poder, lejos, muy lejos está la idea de trabajar una relación, de ganarse la confianza de los otros para establecer esa conexión y hacerla productiva, a tal grado que sea benéfica y generosa para todos.

Sí, es una idea simple, que me vuelve a menudo, quizá sea una idea estúpida, pero estoy convencido de que se pueden desarrollar otras estrategias, otras tácticas, no la del engaño o la falsa corrección que intenta adular a los electores y finaliza, siempre, tratándonos como bobos.

Coda. Sobre los juegos: “El poder no es el mal. El poder son los juegos estratégicos. ¡Se sabe bien que el poder no es el mal! Tome por ejemplo las relaciones sexuales o amorosas: ejercer poder sobre el otro, en una especie de juego estratégico abierto donde las cosas podrían invertirse, eso no es el mal; eso es parte del amor, de la pasión, del placer sexual”, así, Foucault de nuevo.


@aldan


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Published on November 12, 2020 01:17

November 11, 2020

Charlatanes



En pandemia caminar se ha vuelto una actividad riesgosa por las razones que ya todos sabemos, también es doloroso, no hay cuadra que se recorra sin que se encuentre una cortina metálica cerrada, un candado y el anuncio de Se renta a un lado, duele pensar en los millones de personas que ya no tienen empleo, en los que ya no pueden emplear, en todos los que no han logrado mantener un trabajo a causa del contagio; no sin asombro, otro anuncio que he visto prosperar, quizá en la misma medida que el de los alquileres, son aquellos donde se ofertan lecturas de tarot, quiromancia y adivinaciones del futuro. Nos urge saber dónde vamos a estar, si vamos a poder estar.

Por experiencia personal descreo de los adivinadores, sólo he estado cerca de quienes encuentran la respuesta que quieres después de leerla en tu mirada, esos que completan tus frases y extienden en la medida que le atinan, charlatanes que toman el pulso de nuestra necesidad y construyen vaguedades en las que cualquier cosa cabe: un amor antiguo, una relación reciente, una muerte cercana, la sorpresiva recepción de dinero o una deuda saldada mágicamente. Tanta es nuestra necesidad de certezas que somos capaces de entregarla a un desconocido con tal de que nos la devuelva forrada en esperanza.

Con el encierro voluntario hemos desarrollado también una necesidad de explotarnos a nosotros mismos, ser mejores de lo que somos en el presente, se ha vuelto una obsesión ser algo más, antes que pensar en cómo y dónde estamos, se ha exasperado la obligación de agregar novedades al catálogo personal, antes que afirmar quiénes somos se nos impulsa a demostrar que podemos hacer más.

Como los anuncios de Se renta o los de adivinos, a través de las redes sociales proliferan quienes te ofrecen su conocimiento, desde coach de vida hasta acompañantes de emprendedores, por supuesto gurúes que te iluminarán con su filosofía. Si antes de la pandemia ya eran multitud quienes pergeñaban manuales de autoayuda, lo de hoy es una legión de influencers que están dispuestos, por unas cuantas monedas, a allanarte el camino hacia un novedoso tú, uno que no eres.

Con la misma desconfianza con que se debe evitar el contacto visual con quien te toma el pulso para leerte las líneas de la mano, así se debe confrontar a los maestros que venden sus servicios a través de las nuevas tecnologías, porque lo que están generando es la eliminación del método socrático, lo intercambian por una supuesta horizontalidad donde no se intercambian y comparan premisas.

La fórmula es sencilla, los charlatanes piden establecer un diálogo antes que compartir su conocimiento. Los nuevos maestros exageran la amabilidad de su disposición e invitan al público a que expresen sus puntos de vista, porque el maestro está ahí para aprender de ellos, antes de confiar sus descubrimientos o compartir sus tesis piden a la audiencia que tome las riendas de la conversación, que sean ellos quienes determinen el puerto al que debe llegar la conversación, mientras eso sucede, una vez saciada la vanidad de creer que todas las opiniones valen lo mismo, el maestro se dedica a llenar los huecos de la ignorancia. No hay diálogo, no hay debate, el método único es hacerte creer que el respeto consiste en no llevarte la contraria, en tomarte de la mano y llevarte a un lugar en el que no necesitabas estar, pero ya compraste.

Con la misma desconfianza con que se atiende a quien desde el pedestal de huacales te va a dictar cátedra por todos los libros que ha leído, se debe sospechar de quien te pide caminar a su lado con los ojos vendados.

Coda. Mientras digo no a otra de esos cursos, navegando, me encuentro con “¡Qué nochecita!”, un poema que Anne Carson leyó en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca y que la revista Este país acaba de publicar, un fragmento:

A Sócrates le basta con hablar.

Hablar, aquí, es de lo más común.

En Atenas, los oradores son famosos.

Pericles, por ejemplo.

Pericles es bueno, pero

al escucharlo se vuelve bastante predecible.

En cambio, cuando habla Sócrates,

me pasa algo extrañísimo,

no sé bien

 

qué: es una sensación arrebatadora

parecida a un ataque al corazón, parecida a bailar:

las noches que uno baila como en trance

y al verse en el espejo se descubre llorando.


@aldan

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Published on November 11, 2020 00:09

November 9, 2020

Paridad



El Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó nuevos criterios de paridad de género que aplicarán en la elección de gubernaturas en el 2021, siete de las 15 candidaturas deberán ser para mujeres; previo a la votación, la mayoría de los coordinadores de los partidos políticos en el Senado se manifestaron en contra de la decisión del INE, alegando que el Instituto estaba invadiendo sus facultades y que buscarían la forma de impugnar las nuevas reglas. Con esta decisión, los partidos políticos evidencian una de las fallas mayores de nuestro sistema, estas organizaciones no están preocupadas por representar movimientos o causas, hipócritas alegan que legislar es sólo atribución de diputados y senadores, cuando lo que están peleando es que no se afecte su capacidad de decisión sobre las candidaturas.

Hombres y mujeres por igual se cobijaron en el argumento legaloide para manifestarse en contra de los criterios. De Morena, Ricardo Monreal demandó que “el INE no legisle, que no invada nuestras facultades y atribuciones, como nosotros no lo hacemos con otros poderes. Es un llamado atento a que no extralimiten sus facultades. Lo hacemos todos los legisladores de todos los partidos” y por parte del PRI, Claudia Ruiz Massieu, intentó matizar la falta de compromiso por cumplir con la paridad de género en las candidaturas indicando que se trataba de defender, desde el Senado, su “ámbito de facultades legislativas”.

El consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, respondió que “El INE no legisla, pero sí adopta medidas afirmativas que contribuyen a concretar en los hechos el mandato constitucional de una contienda electoral en condiciones de equidad, certeza, transparencia y legalidad”; la consejera Dania Ravel estableció que “No deben existir más mujeres políticamente relegadas ni excluidas, mucho menos tras bambalinas o en segundo plano. Nuestra meta debe ser que todas las mujeres que lo deseen pueden participar políticamente sin discriminación ni violencia” e indicó que la falta de mujeres en las gubernaturas se debe a que los partidos no las postulan para este tipo de cargos.

La reacción de los partidos políticos rechazando los criterios de paridad para gubernaturas es vergonzosa, exhibe el nulo compromiso con las mujeres, Acción Nacional comunicó que aunque postulará a siete mujeres, impugnará el acuerdo; Morena amenaza con acudir al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y a la Suprema Corte de Justicia; Movimiento Ciudadano esgrimió un penoso argumento, indicando que en la reforma constitucional de paridad se excluyeron los cargos de presidente y gobernadores porque son “unipersonales”, como si la persona o lo individual excluyera a las mujeres, cuando la Constitución indica que la paridad aplica para todos los cargos.

En diciembre los partidos deberán presentar sus candidatas a gobernadoras, están a prueba y bajo el escrutinio de una sociedad que demanda paridad, equidad e igualdad, no hay pretextos para no cumplir.

Coda. En su Nota sobre la supresión general de los partidos políticos, Simone Weil asegura que es imposible examinar los problemas complejos de la vida pública mientras se intenta discernir la verdad, la justicia, el bien público y, al mismo tiempo, conservar la actitud que conviene a un miembro de un grupo específico, como un partido político, “La facultad humana de atención no es capaz simultáneamente de ambas preocupaciones. De hecho, el que se preocupa por una, abandona la otra. Pero quien abandona la justicia y la verdad, a ese no le espera ningún sufrimiento. Mientras que el sistema de los partidos comporta las penalidades más dolorosas para la indocilidad. Penalidades que alcanzan casi todo —carrera, sentimientos, amistad, reputación, la parte exterior del honor, a veces incluso la vida familiar”; se puede entender, por los riesgos que asumen las mujeres, que callen ante las justificaciones legaloides con que los hombres pretenden mantener su poder de decisión, el control sobre los partidos, nada justificaría su complicidad con la permanencia de ese sistema.


@aldan

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Published on November 09, 2020 23:50

November 8, 2020

Ceder



Sin pensarlo mucho, quienes podemos, hemos vuelto a la reclusión voluntaria, así nos obliga el comportamiento de la pandemia y sus números fatales, ahora, es más frecuente la pregunta acerca de cuándo volveremos a lo de antes, nos urge saber cómo va a ser el futuro para tener una costa a dónde dirigir todo este esfuerzo que está transformando todos nuestros comportamientos, las conductas y relaciones; esa necesidad de establecer un puerto hace que olvidemos de dónde venimos, para simplificar la llamamos normalidad, así podemos aspirar a establecer una nueva. Y no, la normalidad que se asume nunca fue un sitio estable ni en el que mereciéramos estar.

Aceptar que se trabaja para alcanzar una nueva normalidad implica que se estaba de acuerdo con el estado de las cosas y que, una vez pasada la pandemia, se podrá construir una manera de relacionarse con y entre el mundo diferentes, pero partiendo de lo que ya teníamos, con los cimientos de una normalidad que no será cuestionada.

No hay que mirar muy atrás para darse cuenta de que la normalidad de la que nos sacó la pandemia no era el mejor lugar para estar y que muchos de los problemas de convivencia que teníamos apenas se estaban analizando para resolverlos de una manera justa y equitativa, con dignidad para todos. Para la generación que me antecede, por ejemplo, todavía era normal el racismo o que los maestros golpearan a los niños, practicaba la tolerancia de una manera hipócrita para aceptar la diversidad sexual pero no reconocerla, entre muchos otros problemas de convivencia.

Todavía hoy existen grandes segmentos de la población que no reconocen la universalidad de los derechos humanos, previo a la pandemia comenzábamos a discutir en todo el mundo la necesaria equidad e igualdad entre hombres y mujeres; de hecho, en México, la emergencia sanitaria nos distrajo del obligatorio análisis del papel y peso que juegan las mujeres en el país, en todos los terrenos.

Estamos tan ansiosos por sentirnos seguros que está dejando de importar la participación activa de todos en el mundo en que merecemos vivir, lo dejamos a los primeros que ofrezcan las mínimas certezas; también hacemos a un lado que este momento de nuestra historia ya lo hemos vivido y con resultados nada halagüeños: cedimos el control a quienes se presentaron como quienes lo sabían todo. No es necesario citar la distopía orwelliana para pintar el panorama, mejor un ejemplo de la vida cotidiana: nuestro comportamiento en redes sociales, donde cedemos voluntariamente toda nuestra información a cambio de unos momentos de confort o juego, no han bastado toda la difusión que se hace acerca de la protección de datos, los crímenes que se cometen a diario contra nuestra identidad ni saber de las consecuencias de esos delitos, se continúa siendo irresponsable con lo que comunicamos de nosotros mismos.

Si no nos importa arriesgar lo más íntimo, si cedemos a lo desconocido nuestra privacidad, lo que nos espera es que otros tomen el control y decidan por nosotros, en todos los ámbitos, exactamente como antes, en la normalidad en que nos volvimos sólo espectadores.

Coda. “Adiós a toda teoría del comportamiento humano, desde la lingüística hasta la sociología. Olvida la taxonomía, la ontología y la psicología. ¿Quién por qué la gente hace lo que hace? La cuestión es que lo hace y que podemos seguirlos y medirlo con una fidelidad sin precedentes. Con suficientes datos, los números hablan por sí mismos”, escribió Chris Anderson en Wired, y no puedo dejar de citarlo porque quienes tomen el control si no participamos, lo harán a partir de que lo que dicen de nosotros los números, no las ideas.


@aldan

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Published on November 08, 2020 23:35

November 6, 2020

Censores



El pésimo perdedor que es Donald Trump inició su discurso mintiendo “Si contamos los votos legales, ganamos fácilmente. Si cuentas los ilegales, nos van a tratar de robar”, el presidente de los Estados Unidos se fue con todo en contra del sistema electoral, una tras otra acumuló acusaciones sin evidencia para establecer que es víctima de un fraude. Las tres cadenas de televisión estadounidenses ABC, CBS y NBC decidieron interrumpir la transmisión del discurso, lo sacaron del aire, lo censuraron.

“Aquí estamos nuevamente en la posición inusual de no sólo interrumpir al presidente de los Estados Unidos, sino de corregir al presidente de los Estados Unidos ...”, comentó el presentador de NBC. En Univisión Noticias, Jorge Ramos justificó la interrupción indicando que se abandonaba la conferencia de Donald Trump, “porque parte de las cosas que dijo son mentira”.

No todas las televisoras cortaron la transmisión, en CNN, Jake Tapper, al finalizar el mensaje del presidente apuntó que Donald Trump acusaba falsamente de intentar “robarse las elecciones, intentar atacar así la democracia con su festín de mentiras. Mentira, tras mentira, tras mentira”, mientras que Anderson Cooper, también en CNN criticó severamente a Trump, describiéndolo así: “es la persona más poderosa del mundo, y lo vemos, como una tortuga obesa tumbada sobre su espalda, agitándose bajo el sol ardiente, dándose cuenta de que su tiempo ha terminado. Pero simplemente no lo ha aceptado y quiere llevarse a todos con él, incluido este país. No creo que hayamos visto nunca algo así de un presidente de los Estados Unidos. Es triste y realmente patético, y, por supuesto, peligroso. En Fox News no se cuestionó al presidente, sólo se repitieron los cargos infundados declarados por Trump.

La mayoría de los analistas presentaron la interrupción del mensaje de Trump como una muestra de la responsabilidad de las grandes cadenas de televisión con el electorado estadounidense, pocos se atrevieron a considerar que fue un acto de censura; quienes fuera y dentro de los Estados Unidos desean que pierda Trump también elogiaron la actitud de las cadenas televisivas; sin embargo, no hay nada que enaltecer en el corte de la transmisión.

Me queda claro que siendo privadas, las cadenas de televisión no tienen la obligación de transmitir completo el discurso de nadie, sin embargo, considero que es un acto de censura al exponer los motivos por los que se decidió cortar la difusión, ¿cuántas mentiras, declaraciones falsas o acusaciones sin sustento se transmiten diariamente?, no se lo cuestionan porque, supuestamente, se decide la censura aduciendo que se hace para proteger a los electores, por protección a las instituciones.

Sin importar quién se quiera que sea el ganador, no se debe alentar la censura, mucho menos si se indica que se hace en nombre de la ciudadanía, tampoco si se disfraza de cumplir con código ético periodístico, el verdadero periodismo no se trata de establecer una verdad, sino de mostrar los hechos y, tras eso, si así lo decide, editorializar, como hizo Anderson Cooper; callar al otro, quien quiera que sea, en nombre de una verdad, no es la opción.

Coda. Un poema de Sandro Cohen, maestro de múltiples generaciones y admirable editor, víctima del Covid-19:

Malinalco, 18 de enero

Para Luis Mario Schneider (1931-1999)

Y tendré que comprarme un traje negro.

No me gusta el color,

pero se están muriendo mis amigos.


El mundo 

cada día está un poco más oscuro

y me queda muy grande.


Los trajes negros 

solo sirven para morir.


Qué mal gusto el de los amigos

que se van así, nada más…


Uno se queda en su lugar 

pero le queda enorme,

y no hay sastre capaz

de achicar este hueco.


@aldan

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Published on November 06, 2020 00:49

November 5, 2020

Infalibles



En Todo el mundo miente, Seth Stephens-Davidowitz predice “una revolución basada en las revelaciones de los macrodatos. Pero eso no quiere decir que podamos contestar cualquier pregunta con solo echarle datos. Más aún, la inteligencia de datos no elimina la necesidad de utilizar las demás formas de entender el mundo que han desarrollado los seres humanos a lo largo de milenios. Ambos ámbitos se complementan”, un consuelo para quienes, a unas horas de haber declarado el matemáticamente irrevertible triunfo de Donald Trump, tienen que agachar la cabeza y excusarse porque les faltó considerar los votos adelantados que hoy tienen a Joe Biden más cerca de convertirse en presidente de Estados Unidos.

Indico que es un consuelo, porque esos mismos especialistas, en el afán de justificar el triunfo de Trump, coincidieron en culpar a los encuestadores, que como hace cuatro años, apuntaban a un ganador y se equivocaron. El camino simple es indicar que uno se equivoca por culpa de otro, y en el afán de tener la razón, de ser infalible en las predicciones, se culpa a la fuente de información a la que acudimos, no a la interpretación de los datos que hacemos.

De nada servirá contar con un cúmulo enorme de información si nuestra interpretación está sesgada, cualquier análisis de todo fenómeno tendría que realizarse siguiendo los datos, lo que señalan los hechos, no lo que queremos que nos digan para alinearse a nuestras ideas; al no establecer con seriedad una tesis que pueda ser contradicha, el sesgo de nuestra observación sólo nos llevará a la confusión.

La adicción a la aprobación con que nos comportamos en redes sociales acentúa estas malas interpretaciones, antes que informar o compartir las dudas, la velocidad del intercambio de opiniones prepondera influir; ya no se trata sólo de ganar la primicia, sino de construir una verdad antes que cualquier otro. 

En esta ocasión, los medios de comunicación, en su mayoría, no quisieron arriesgarse a adelantar el resultado de la elección en los Estados Unidos, no así quienes creen que juegan un papel de influencer en las redes sociales, las pifias contundentes, los errores de percepción e incluso los olvidos, se reprodujeron intensamente en Twitter y Facebook, en especial en quienes intentaron convencer a los otros sobre su infalibilidad.

A eso se refiere Seth Stephens-Davidowitz con la necesidad de complementar el análisis de los macrodatos, que las encuestas hayan fallado no implica que se tengan que descartar para siempre, implica que se requiere hallar otras maneras de acercarse al objeto de estudio, si por la deseabilidad social sabemos que el encuestado suele mentir u ocultar sus decisiones para no ser juzgado mal por el otro, es necesario elaborar estudios que auxilien a la interpretación de los hechos. 

El futuro es algo que se construye entre todos, en el que cuentan todas las opciones, cualquier intento por influir sobre lo que viene, es un error. Frente al tiempo por venir, se requieren menos influencers y más personas preocupadas por compartir la información.

Coda. Uno de los párrafos finales de En jirones el tour de force de la pasión y el amor de Luis Zapata: Sólo puedo decir adiós a esta ciudad (porque en realidad digo “adiós”, con todo lo que eso pueda implicar y asumiendo plenamente la cursilería de despedirse de una ciudad, como de una persona querida a la que no volveremos a ver) con una profunda tristeza que empieza a convertirse en añoranza en el momento de abordar el tren, con la absoluta certeza de haber perdido algo, de que, como se dice comúnmente, una parte de mi aquí se queda. Para siempre: “en el tren de la ausencia me voy, mi boleto no tiene regreso…”. El autor de la entrañable y vigorosa El vampiro de la colonia Roma y el intenso volumen de cuentos Ese amor que hasta ayer nos quemaba, entre otras obras esenciales para la literatura nacional falleció ayer, hará falta Luis Zapata.


@aldan


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Published on November 05, 2020 01:04

November 4, 2020

Defraudados



Al filo de la medianoche se descompuso la contienda electoral de los Estados Unidos, el candidato demócrata, Joe Biden, dirigió un mensaje a sus seguidores: “Creemos que estamos en el camino para ganar esta elección, supimos esto por el voto por correo y el voto anticipado”, además, subrayó que no le tocaba a él o a Donald Trump declarar un vencedor, que eso correspondía al pueblo estadounidense, fue un discurso mediocre y cauto, como la personalidad de Biden, pero bastó para que Donald Trump reaccionara y a través de Twitter escribiera “Vamos a lo GRANDE, pero están tratando de ROBAR la elección. Nunca se los permitiremos”.

La jornada electoral se había desarrollado con tranquilidad, por la forma en que está conformado el sistema electoral en los Estados Unidos no se podía dar por ganador a nadie, los medios de comunicación habían sido, en general, prudentes, a diferencia de otras elecciones, nadie se quería llevar la primicia de definir un ganador; entonces salió Donald Trump con un mensaje en respuesta a Joe Biden, desde la Casa Blanca el presidente enlistó los estados en los que iba ganando y aseguró que había obtenido la victoria, por lo que ahora se preparaba para combatir a un grupo, así lo dijo, que planea un fraude para arrebatarle su triunfo.

El resultado oficial de las elecciones podría tardar días, meses si se judicializa como ya apostó Donal Trump con su mensaje y todos lo sabían, incluso aquellos comentaristas que lo saben todo acerca de todas las cosas. Con el reto de Trump, con la promesa de combatir a un enemigo inexistente, se puede desatar un conflicto en las calles, es lógico, por más que algunos vean a los Estados Unidos como la democracia más avanzada, lo cierto es que su sistema electoral es arcaico y no considera al voto popular como su fundamento. 

Aún cuando no hay resultados oficiales, es de esperar que el desencanto de la democracia genere protestas, ojalá no generen violencia física ni enfrentamientos que se tengan que explicar como el resultado del desencanto de unos votantes que elección tras elección comprueban que su voto no vale lo mismo que el de otros y que su voluntad tiene que ser interpretada por el Colegio Electoral. Será natural que una mayoría que ejerce el voto como un derecho se sienta defraudada por las acciones que en los Estados Unidos se toman en nombre al respeto que se tiene a los padres fundadores, quienes lo pensaron todo, menos que el tiempo avanza.

En México ayer inició el proceso electoral 2020-21, no es poca cosa lo que se elegirá, lo que no hay que olvidar es que contamos con un diseño e instituciones que permiten ejercer el voto como un derecho, en la elección todos somos iguales y nuestra decisión vale lo mismo sin importar la condición social, el lugar de nacimiento, el género o la preferencia sexual. 

Del proceso electoral en los Estados Unidos y de la declaración de Trump sobre su victoria hay que dar seguimiento, para reflejarnos en esa condición, de la influencia que las redes sociales tienen sobre el electorado, a la reacción primera del presidente estadounidense le siguió una censura de Twitter por afirmar falsedades, ¿a qué punto ha llegado el electorado de ese país que lo deben de cuidar de lo que afirma en una red social? En México hace mucho que dejamos de considerar a los electores como niños sin criterio, sin embargo, los ataques constantes al Instituto Nacional Electoral, la distinción entre sociedad civil y pueblo sabio, abonan a debilitar la infraestructura institucional con que se cuenta.

Coda. Andrés Manuel López Obrador, una vez más, se niega a establecer un diálogo con los gobernadores, aduce que le han faltado al respeto y que debe cuidar la investidura presidencial, en un artículo reciente, José Woldenberg indicó que el presidente tiene una concepción pedestre de la vida y que López Obrador “encuentra la noción de que las normas, la división de poderes y las preocupaciones por los excesos de las autoridades, no son más que ansiedades ‘burguesas’ o ‘neoliberales’ y, por ello, no puedan asimilarlas y valorarlas como lo que son: auténticas construcciones civilizatorias”, habría que recordar esto último cuando reflexionemos acerca de nuestras elecciones.


@aldan

Bajo presión, mi columna en LJA.MX
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Published on November 04, 2020 01:03