Divorcio Quotes

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Mouloud Benzadi
“Si realmente amas a alguien y quieres construir una relación exitosa con él, sé abierto el uno con el otro, sé real el uno con el otro y date mucho espacio, tiempo y libertad.”
Mouloud Benzadi

Mouloud Benzadi
“La confianza es como una antigüedad valiosa: una vez que se pierde, nunca podrá ser reemplazada.”
Mouloud Benzadi

Mouloud Benzadi
“En este mundo imperfecto, nos enfrentamos a un clima impredecible, estados de ánimo fluctuantes, relaciones frágiles, perspectivas laborales inciertas y un futuro desconocido. Hay momentos en los que podemos sentir que nada sale como queremos. Sin embargo, nunca debemos perder la esperanza, porque la vida siempre continuará.”
Mouloud Benzadi

Frédéric Beigbeder
“Marc Marronier es así: finge ser un degenerado bajo su trajecito de pana lisa porque le da vergüenza mostrarse tierno. Acaba de cumplir treinta años: la edad espuria en la que uno es demasiado viejo para ser joven y demasiado joven para ser viejo. Para no decepcionar a nadie, hace todo lo posible por estar a la altura de su reputación. A base de querer aumentar las dimensiones de su press-book, se ha ido convirtiendo poco a poco en una caricatura de sí mismo. Le resulta agotador tener que demostrar que es amable y profundo, así que se las da de canalla superficial, adoptando ese comportamiento desordenado, incluso mortificarte.”
Frédéric Beigbeder, L'amour dure trois ans

Margarita García Robayo
“Estaba en crisis, era cierto, pero —pensó Lucía y se llenó de furia—: ¿quién no estaba en crisis?”
Margarita García Robayo, Tiempo muerto

Isabel Allende
“«Divorciarme, eso es lo que debo hacer», mascullaba para mis adentros, pero debo haberlo dicho más de una vez en voz alta, porque Willie paró la oreja ante la palabra divorcio. Había pasado por dos anteriores y estaba decidido a evitar untercero; entonces me presionó para que consultáramos a un psicólogo. Yo me había burlado sin piedad del terapeuta de Tabra, un alcohólico despelucado que le aconsejaba las mismas perogrulladas que yo podía ofrecerle gratis. En mi opinión, la terapia era una manía de los estadounidenses, gente muy consentida y sin tolerancia para las dificultades normales de la existencia. Mi abuelo me inculcó en la infancia la noción estoica de que la vida es dura y ante los problemas no cabe sino apretar los dientes y seguir adelante. La felicidad es una cursilería; al mundo se viene a sufrir y aprender. Menos mal que el hedonismo de Venezuela suavizó unpoco aquellos preceptos medievales de mi abuelo y me dio permiso para pasarlo bien sin culpa. En Chile, en tiempos de mi juventud, nadie iba a terapia, excepto los locos de atar y los turistas argentinos, así es que me resistí bastante a la propuesta de Willie, pero él insistió tanto que por fin lo acompañé. Mejor dicho, él me llevó de un ala. El psicólogo resultó tener aspecto de monje, llevaba el cráneo afeitado, bebía téverde y permanecía la mayor parte de la sesión con los ojos cerrados. En el condado de Marin se ve a cualquier hora hombres en bicicleta, trotando enpantalones cortos o saboreando su capuchino en mesitas de las veredas. «¿Esta gente no trabaja?», le pregunté una vez a Willie. «Son todos terapeutas», me contestó. Tal vez por eso sentí un gran escepticismo frente al calvo, pero pronto éste se reveló como un sabio. Su oficina era un cuarto desnudo pintado de color arveja, decorado con una tela -mandala, creo que se llama- colgada en la pared. Nos sentamos con las piernas cruzadassobre unos cojines en el suelo, mientras el monje sorbía como un pajarito su té japonés. Empezamos a hablar y pronto se desencadenó una avalancha. Willie y yo nos arrebatábamos la palabra para contarle lo que había pasado contigo, la existencia de espanto que llevaba Jennifer, la fragilidad de Sabrina, mil otros problemas, y mi deseo de mandar todo al diablo y desaparecer. El hombre nos escuchó sin interrumpir y cuando faltaban pocos minutos para que terminara la sesión, levantó sus párpados capotudos y nos miró con una expresión de genuina lástima.«¡Qué tristeza hay en sus vidas!», murmuró. ¿Tristeza? Eso no se nos habíaocurrido a ninguno de los dos. Se nos desinfló la rabia en un instante y sentimos hasta los huesos una pena vasta como el Pacífico, que no habíamos querido admitir por pura y simple soberbia. Willie me tomó la mano, me atrajo a su cojín y nos abrazamos. Por primera vez admitimos que teníamos el corazón muy adolorido. Fue el comienzo de la reconciliación.-Voy a aconsejarles que no mencionen la palabra divorcio durante una semana. ¿Pueden hacerlo? -preguntó el terapeuta. -Sí -respondimos a una sola voz.”
Isabel Allende, La suma de los días

Stephen  King
“Y luego está el divorcio, un término en latín que significa: <>”
Stephen King, The Dark Tower

Stephen  King
“Y luego está el divorcio, un término en latín que significa: "arrancar los genitales a un hombre a través de su cartera”
Stephen King, The Dark Tower

Viki Morandeira
“Confiamos demasiado en el amor como algo abstracto. Algo que está ahí y estará para siempre. Tenemos un exceso de seguridad en ese amor. Un amor ingenuo que olvida que una de cada dos parejas se separará. Claro, se separan los otros. ¿Nosotros? ¡Nunca!”
Viki Morandeira, El arte de No amargarse el Matrimonio

Viki Morandeira
“Una relación de años se acaba por no prestar atención a los pequeños conflictos no resueltos que se han ido acumulando, llenando el vaso, gota a gota…”
Viki Morandeira, El arte de No amargarse el Matrimonio

Carla Lonzi
“El divorcio es un injerto en el matrimonio con el cual se refuerza dicha institución.”
Carla Lonzi, Sputiamo su Hegel e altri scritti