César Vidal's Blog, page 6
June 11, 2018
De regreso a El Espejo… y a China
Espero que disfruten del programa. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí están los videos
http://www.americateve.com/videos/1-277627
http://www.americateve.com/videos/1-277628
June 10, 2018
La que se avecina
Curiosidades aparte como la de que un astronauta se ocupe de la ciencia o un twittero que ha hecho carrera a la sombra de un político del PSOE acabe de ministro de cultura, no resulta difícil bosquejar un cuadro de lo que le espera a la sufrida piel de toro. En primer lugar, el gobierno está concebido para dar la sensación de solvencia ante una Unión Europea que, en otoño, tiene que decidir si sigue comprando la deuda española como en los últimos años o deja a España a merced de los pecados de un incumplimiento reiterado del límite del déficit y un endeudamiento público impagable. Tanto el ministro de Asuntos exteriores como la ministra de Hacienda son la baza de Sánchez para convencer a Bruselas de que son más formales y cumplidores que en la época de Montoro y para esperar que cuele. En otras palabras, puesto que la economía está prendida con alfileres a ver si en Europa los sujetan. En segundo lugar, con un panorama en el que, presumiblemente, van a subir los impuestos y a aumentar el desempleo, Sánchez ha optado por sumergirnos en la ideología de género de hoz y de coz. No sólo es que tenemos que creer como dogma de fe que un gobierno con mayoría de mujeres y homosexuales es muy superior a otro con mayoría de varones heterosexuales – hay que tener las gónadas en el cerebro para creer en majaderías semejantes – sino que además sufriremos un ataque tras otro a la libertad para imponer la ideología de género hasta a la hora de ir a evacuar. En otras palabras, hacia fuera se tratará de engañar a las autoridades europeas para que sigan comprando una deuda imposible ya de pagar y hacia adentro de adoctrinar a la sociedad en el nuevo evangelio que intenta satisfacer, como señaló en su día el izquierdista norteamericano James Petras, no a los millones de desempleados sino a un dos por ciento de población marginal. Bien es verdad que constituye la excusa para que los progres se sientan bien y gasten el dinero de los contribuyentes. ¿Qué sucederá con los nacionalistas vascos y catalanes? Se gastará mucho y no se arreglará nada. A la vuelta de cien días – o antes - hablamos.
June 9, 2018
Jesús, el judío (II): “Siendo emperador Tiberio…” (I)
El contexto de la vida[1] de Jesús transcurrió en medio del entrelazamiento de cuatro aspectos. El primero fue el de una Judea capitidisminuida y en no escasa medida helenizada. El reino de Herodes era, al fin y a la postre, una potencia menor sometida a Roma que no dudó en dividirla a su muerte. Se trataba además de un reino de población mezclada en el que lo mismo se encontraban los judíos fieles a la Toráh que los helenizados sin descontar a sirios muy influidos por la cultura helénica e incluso a griegos. Aparte de la presencia romana, los judíos que deseaban seguir fielmente los preceptos de la Toráh no dejaban de moverse en medio de un cosmos donde resultaba innegable la presencia de manifestaciones más o menos acentuadas de helenización. A la lengua griega conocida seguramente por la práctica totalidad de los súbditos de Herodes y empleada en multitud de circunstancias se sumaba una presencia cultural helénica fácil de contemplar en no pocas ciudades y, peor aún, innegables manifestaciones de paganismo como podía ser el culto a las imágenes. Éste resultaba, desde luego, impensable en la Ciudad Santa de Jerusalén. No lo era, desde luego, en otros lugares del reino. Responder ante esa presencia helénica en un sentido u otro resultaba inevitable.
En segundo lugar, no menos clara era la presencia de Roma. Ciertamente, con Herodes – de origen idumeo - se había vivido la ficción formal de una independencia de Judea. La realidad, sin embargo, era que se trataba de un estado sometido a Roma y esa realidad resultó aún más evidente cuando, tras la muerte del idumeo, Octavio dividió el reino. Esa presencia de Roma como potencia dominadora dejaba aún más de manifiesto la fragilidad de las instituciones judías y la dolorosa situación a la que se hallaba sometido el pueblo. En tercer y cuarto lugar, hay que señalar la persistencia de las instituciones religiosas judías y las diversas respuestas de carácter espiritual dadas a la situación de Israel.
Aunque los Evangelios apócrifos han gustado de presentarnos a un niño Jesús entregado a obras maravillosas como la de convertir unos pajaritos de barro en aves reales que remontaban el vuelo y a pesar de que no pocas de esas imágenes fueron entrando en la religiosidad popular católica durante la Edad Media, lo cierto es que los primeros años de Jesús transcurrieron en la normalidad total de un niño judío.
Como era de esperar, Jesús, hijo de una familia judía, fue circuncidado al octavo día (Lucas 2, 21) entrando así en el pueblo de Israel de manera formal. Por su parte, sus padres cumplieron con el precepto de purificación contenido en la Toráh y ofrecieron dos tórtolas o dos palominos (Levítico 12, 6 ss), lo que indica, primero, que su posición económica era humilde y, segundo, que eran judíos piadosos. A decir verdad, aquel inicio de la vida de Jesús – un inicio que compartió con millones de judíos que nacieron antes y después de él – deja de manifiesto los canales espirituales por los que transcurriría su vida y que, al fin y a la postre, lo acabarían llevando hasta la muerte más vergonzosa de la época.
Jesús había nacido como judío, en medio del pueblo de Israel y, mediante el mandamiento de la circuncisión, había pasado formalmente a constituir parte del mismo. En ese sentido, su vida se hallaría estrechamente vinculada a las instituciones religiosas de Israel y a la articulación de una respuesta espiritual frente al mundo en que se desenvolvió su vida. Así, de él sabemos que acudía con sus padres[2] a Jerusalén con ocasión de las fiestas religiosas, en especial la Pascua (Lucas 2, 41), existen razones para pensar que sintió un temprano interés por cuestiones de carácter espiritual (Lucas 2, 46 ss) y, con seguridad, aprendió el hebreo, la lengua sagrada, puesto que podía leer el rollo de Isaías en la sinagoga (Lucas 4, 16-20).
Es bastante posible que aprendiera el oficio del hombre al que todos consideraban su padre, el artesano José, e incluso se ha especulado con la posibilidad de que viviendo la familia en Nazaret trabajara en la construcción de Séforis [3]. Sin embargo, ese último aspecto no pasa de la mera conjetura. Como señalaría Lucas en un magnífico resumen, durante los primeros años, “el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría, y la gracia de Dios estaba sobre él” (Lucas 2, 40). En otras palabras, Jesús era un judío normal en el seno de una familia judía piadosa.
Ese crecimiento transcurrió en paralelo a un peso creciente de la presencia romana en Judea. Coponio fue el primer prefecto romano de la provincia de Judea - que, en este período, sólo comprendía el territorio que había sido regido previamente por Arquelao – y, según Josefo, durante su gobierno, se produjo la rebelión de Judas el galileo en oposición al pago del impuesto a Roma, aunque existen poderosos indicios que hacen pensar en que el mismo fue anterior[4]. Si es más verosímil que, efectivamente, durante su administración, los samaritanos profanaran los patios del Templo de Jerusalén esparciendo en ellos huesos humanos. Semejante tropelía no provocó una reacción violenta de los judíos (ese tipo de acciones se sitúan, con la excepción del levantamiento de Judas el galileo, generalmente en el periodo posterior a la muerte de Herodes Agripa). Sin embargo, se redoblaron las medidas de seguridad para que el hecho no volviera a repetirse.
Del año 9 al 26 d. de C. – la etapa de infancia, adolescencia y juventud de Jesús - se sucedieron tres prefectos romanos: Ambíbulo (9-12 d. de C.), Rufo (12 al 15 d. de C.) y Grato (15 al 26 d. de C.). Grato llevó una política arbitraria en relación con los sumos sacerdotes, impulsado posiblemente por la codicia (destituyó al sumo sacerdote Anano y nombró a Ismael, hijo de Fabo; un año después destituyó a Eleazar y nombró a Simón, hijo de Camit. Menos de un año después, éste fue sustituido por José Caifás)[5]. Sin embargo, de manera bien reveladora4, no parece que la situación fuera especialmente intranquila en lo que al conjunto de la población se refiere.
A Grato le sucedió Pilato (26-36 d. de C.), que es el prefecto romano que más nos interesa en relación con este periodo. Su gobierno fue de enorme tensión[6] y tanto Josefo como Filón nos lo presentan bajo una luz desfavorable[7] que, seguramente, se correspondió con la realidad. Desde luego, se vio enfrentado con los judíos en diversas ocasiones.
Josefo narra[8] cómo en uno de esos episodios introdujo, en contra del precepto del Decálogo que no sólo prohíbe hacer imágenes sino también rendirles culto (Éxodo 20, 4-5), unas estatuas en Jerusalén aprovechando la noche. No está muy claro en qué consistió el episodio en sí (¿eran quizá los estandartes militares los que entraron en la ciudad?) pero, fuera como fuese, la reacción de los judíos fue rápida y unánime. De manera reveladoramente pacífica, marcharon hacia Cesarea, donde se encontraba a la sazón Pilato, y le suplicaron que retirara las efigies de la Ciudad santa. Pilato se negó a ceder ante aquella petición y entonces los judíos permanecieron postrados durante cinco días ante la residencia del prefecto. Cuando éste, irritado por aquella conducta, les amenazó de muerte, los judíos mostraron sus cuellos indicando que preferían morir a quebrantar la ley de Dios. Finalmente, Pilato optó por retirar las imágenes. El episodio resulta de enorme relevancia porque los judíos optaron por llevar a cabo una acción que podríamos denominar no-violenta y que les permitió alcanzar su objetivo.
Una respuesta similar, en lo que a la ausencia de violencia se refiere, fue la que dieron también los judíos con ocasión de otro de los desaires de Pilato. Nos estamos refiriendo a la utilización de dinero sagrado de los judíos por parte del romano con la finalidad de construir un acueducto[9] Para los judíos resultaba obvio que el aspecto religioso primaba sobre la consideración práctica de que Pilato hubiera traído el agua desde una distancia de doscientos estadios. Sin embargo, aún así, optaron por una conducta pacífica que excluía cualquier forma de violencia. Pilatos resolvió entonces disfrazar a parte de sus tropas y darles la orden de que golpearan a los que vociferaban, pero no con la espada, sino con garrotes. El número de heridos fue considerable (entre ellos, los pisoteados por sus compatriotas en el momento de la fuga), pero allí terminó todo el tumulto[10].
En ese contexto de reducido peso político de los descendientes de Herodes el grande, de odiosa presencia romana y de convicciones judías profundas y, a la vez, ocasionalmente heridas por las acciones de Pilato apareció un nuevo profeta de Israel tras cuatro siglos de silencio, un profeta que tendría un enorme peso en la vida de Jesús hasta el punto de que Marcos da inicio con él a su evangelio y, salvado el prólogo inicial, lo mismo sucede con el autor del Cuarto evangelio.
CONTINUARÁ
[1] A aquellos que deseen profundizar en el contexto político y espiritual de la época los remitimos a los Apéndices III y IV de la presente obra.
[2] Sobre la familia de Jesús y la época de su nacimiento, véase Apéndice I.
[3] En ese sentido, véase: R. A. Batey, Jesus and the Forgotten City. New Light on Sepphoris and the Urban World of Jesus, Grand Rapids, 1991.
[4] Una discusión sobre el tema en H. Guevara, Ambiente político del pueblo judío en tiempos de Jesús, Madrid, 1985, pp. 56 ss y 85.
[5] Ant XVII, 34-5.
[6] En el mismo sentido, M. Smallwood, The Jews under the Roman Rule, Leiden, 1976, p. 172.
[7] Una crítica de diversas opiniones en los especialistas en M. Stern, The Jewish People, I, Assen, 1974, p. 350.
[8] Guerra 2, 169-174; Ant 18, 55-59.
[9] Guerra 2, 175-77; Ant 18, 60-62.
[10] Pilato, como tendremos ocasión de ver, representó un papel esencial en los últimos días de la vida de Jesús. En el año 36 d. de C., como consecuencia de unas protestas presentadas ante Vitelio, gobernador de Siria, por los samaritanos, a los que Pilato había reprimido duramente con las armas, fue destituido.
June 8, 2018
Put Your Hand In The Hand
Sin embargo, para mi – que en su día escribí una versión española de la canción – lo más importante es su mensaje sencillo y, a la vez, vital. El ser humano – por más que se empeñe en lo contrario – no puede dar nada a Dios. Carece de méritos propios que ofrecerle y mucho menos cuenta con ceremoniales, ritos o un listado de acciones que le permitan ganarse el favor de Dios. Le guste o no, todo es juicio o, por el contrario, gracia inmerecida en la relación entre Dios y los hombres. Jesús ofrece su mano a los seres humanos para que depositen la suya a su vez y confíen en él para el presente y el futuro. No les da un mapa – ni siquiera una brújula – para avanzar… pero sí les da la mano. Ahora cada cual ha de decidir si pone la mano en la de Jesús o prefiere seguir caminando por su propia cuenta.
Yo les dejo con tres versiones de la canción – ya percibirán que es una de mis favoritas – la original de Anne Murray, la extraordinaria de Elvis Presley y una del coro de jóvenes de una iglesia evangélica en Colombia. Espero que las disfruten todas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Aquí está Anne Murray
www.youtube.com/watch?v=SY-2XHqKGuw
Elvis que cada año canta mejor
www.youtube.com/watch?v=os2w4S3932g
Una notable versión juvenil hispana
June 7, 2018
Mateo, el evangelio judío (XVII)
Si ya resulta bien diferente lo que Jesús consideró apóstol y aquellos que hoy en día dicen serlo o, al menos, sucederlos, cuando llegamos a la descripción de su ministerio la distancia se revela abismal. De entrada, su misión sería la de predicar, pero desprovistos de cualquier interés material. En primer lugar, deberían dirigirse no a gentiles o a samaritanos sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel (10: 5-6). Esa predicación se caracterizaría por anunciar la cercanía del Reino (10: 7), por atender las necesidades materiales y espirituales de otros (10: 8), por no recibir dinero porque Dios les había dado todo gratis (10: 9), por no contar con bienes materiales porque “el obrero es digno de su salario” (10: 10), por desarrollar un ministerio itinerante en el que confiarían en la benevolencia de la gente mejor, pero estarían dispuestos a ser rechazados por gente cuya suerte en el día del juicio sería peor que la de Sodoma y Gomorra (10: 11-15).
Ser apóstol implicaría no almacenar dinero, ni contar con jets privados, ni habitar en viviendas suntuosas, ni acumular joyas o títulos valores ni codearse con los poderosos. Por el contrario, los apóstoles deberían ser conscientes de que eran enviados como ovejas en medio de lobos lo que exigiría que no perdieran su inocencia, pero también que fueran sagaces ante un mundo hostil (10: 16). Lejos de confiar en los poderes, deberían ser conscientes de que serían perseguidos tanto por los religiosos (10: 17) como por los políticos (10: 18). Con esa hostilidad – disfrazada de halago no pocas veces – podían contar, pero no debería tomarlos por sorpresa. El Espíritu del Padre será el que hablaría por ellos en los momentos de dificultad (10: 19-20). Promesa nada pequeña teniendo en cuenta que, un día, cabía la posibilidad de que la persecución se produjera en el seno de la familia (10: 21) y el aborrecimiento simplemente por el hecho de seguir a Jesús es una eventualidad nada rara (10: 22). Ante esa situación, tendrían que perseverar (10: 22), darse cuenta de que nunca llegarían a terminar su misión y por eso no cabía distraerse (10: 23) y, sobre todo, habría que recordar que no puede esperarse otra cosa cuando se sigue como maestro a Jesús (10: 24-25).
Ciertamente, basta con comparar esta visión enseñada por Jesús para percatarse de que no pocos de los que se proclaman apóstoles o sucesores de ellos no pasan de ser unos farsantes. Es posible que, en algunos casos, estén engañados, pero en otros son ejemplos deplorables de la estafa espiritual.
Ante un futuro que no es el de la fama, el dinero, la popularidad, el poder muchos podrían sentirse desalentados e incluso atemorizados. Sin embargo, Jesús se enfrenta con esas posibilidades con un auténtico canto de esperanza. La vida puede volverse dura cuando enfrente están la oposición, la persecución y males semejantes. Sin embargo, no hay que tener miedo (10: 26). Tarde o temprano, todo se acaba sabiendo. Por muchas mentiras que se hayan vertido sobre nosotros, por muchas calumnias con que se haya intentado acabar con nosotros, por muchos ataques injustos lanzados contra nosotros, hasta los secretos más recónditos acabarán sabiéndose (10: 27). ¿Y qué sucederá si no llegamos a contemplar en nuestras vidas esa reivindicación, ese descubrimiento de la verdad, esa rehabilitación que merecemos? No deberíamos darle la menor importancia. De la misma manera, que no tendríamos que preocuparnos por aquellos que pueden destruir nuestra vida terrenal, pero no pueden tocar la espiritual, esa que Dios sí puede aniquilar (10: 28).
En momentos así, debemos recordar que la misma suerte de un pajarillo está en manos de Dios y que incluso los cabellos de nuestra cabeza están contados (10: 29-31). Más valemos nosotros que los pajarillos – parece de sentido común – y, por lo tanto, deberíamos confiar en las promesas del Padre.
Veremos en la siguiente entrega el final de este segundo discurso de Jesús recogido en el Evangelio de Mateo, pero, ya de entrada, tenemos que reconocer que, como en el caso del Sermón del monte, presenta una visión espiritual radicalmente distinta de la que sostienen no pocos dirigentes religiosos. No pocos consideran que tienen una misión dada por Dios que tienen que coronar, pero la verdad es que antes de que llegue el Hijo del Hombre no habremos terminado con todo lo que pudimos hacer (10: 23). No pocos creen que la jerarquía espiritual debe ir ligada a un beneficio real en el que se recibe dinero, honor, popularidad e incluso poder político, pero Jesús enseña que nada de eso tiene que ver con sus discípulos, gente que no acumula bienes y que vive por fe confiando en la Providencia (10: 9-14). No pocos creen que pueden ir desplazándose entre los poderosos del mundo como algo deseable cuando Jesús señala que somos ovejas lanzadas en medio de lobos, que es más que posible que nos persigan las autoridades religiosas, las políticas e incluso los parientes (10: 16-23) simplemente por querer ser fieles a las enseñanzas del Maestro, un maestro al que aborrecen (10: 23-25). No pocos creen que sus concesiones – nunca gratuitas – a la maldad apenas oculta les traerá el aplauso y la fortuna, pero, al final, hasta los acuerdos más secretos se verán expuestos y sólo los que confían en Dios y no en el hombre pueden contar con tener un futuro no sólo en esta vida sino también en la futura (10: 28-31). Son la gente que sabe que todo lo recibió de Dios gratis y que su vida debe ser también una ofrenda gratuita (10: 8). Es cierto. Con esas ideas, resulta extremadamente difícil llegar a obispo o a tener un programa de televisión religiosa de éxito internacional, pero ¿es tan importante cualquiera de esas dos circunstancias cuando la alternativa es ser fiel a la enseñanza de Jesús?
CONTINUARÁ
June 6, 2018
¿Una España mejor?
Mariano Rajoy llegó al poder con una abultadísima mayoría absoluta otorgada por los ciudadanos para corregir los excesos de ZP y la pésima situación económica. Casi todo ha empeorado estos años. Mantuvo la criminal ley de aborto, avanzó la ideología de género incluido un ministro de justicia arrodillado ante las turbas callejeras, no tocó la sectaria ley de memoria histórica y cedió todavía más ante los nacionalistas vascos y catalanes. Por si fuera poco, su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro ha convertido a España en la nación con mayor esfuerzo fiscal de la OCDE, ha vulnerado principios elementales del derecho, se ha ciscado en la constitución como han reconocido sesudos catedráticos en la reciente declaración de Granada, no ha cumplido con el objetivo del déficit en seis años y ha colocado la deuda pública del cuarenta por ciento de ZP en un cien por cien oficial aunque hay expertos señalando que es muy superior. En términos institucionales, Rajoy transfirió constantemente el dinero de otras regiones a Cataluña – incluido el empleado para el golpe del 1-O según señalan las fuerzas de seguridad del estado – toleró un golpe catalán que luego llevó a otro más grave, ha mantenido a las franquicias de ETA en las instituciones y ha aplicado un art. 155 emasculado que ha dejado a los pies de los caballos a los catalanes que se sienten también españoles. No sorprende que el PP haya perdido tres millones de votos – prácticamente uno de cada cuatro votantes - que tenga un pavoroso futuro como partido, que la derecha esté resquebrajada, que haya llegado al parlamento una izquierda chavista y que hasta un político con menos de un centenar de escaños se haya convertido en presidente de gobierno. Rajoy encontró una España penosa fruto de la acción de ZP, pero dispuesta aún a otorgar una confianza aplastante a alguien que la sacara de esa situación. Tras de si, Rajoy deja una España angustiosamente frágil. Situada al borde del abismo, corre un peligro nada imaginario de que le den el último empujón. Todo esto se lo hubieran ahorrado España y el PP si la dimisión de Rajoy del martes hubiera tenido lugar en su momento, es decir, hace cinco años.
June 5, 2018
Rebelión a bordo
El título del libro era Rebelión a bordo. No es que yo tuviera una idea muy clara de lo que significaba “a bordo”, pero la mera visión del buque me había cautivado. Mi padre no pudo aclararme de que se trataba aquel volumen aunque luego he pensado que, seguramente, conocía la versión cinematográfica que protagonizaron Clark Gable y Charles Laughton. Fuera como fuese, la economía doméstica no andaba para muchos dispendios y, desde luego, no me compró el libro. A decir verdad, no entonces, pero lo acabó haciendo. Fue ya unos cuatro o cinco años después, tras un curso académico razonablemente brillante en lo que a mi se refería. Aquel verano, uno de los maravillosos pasados en el Grao de Gandía, bebí la trilogía formada por “Rebelión a bordo”, “Hombres contra el mar” y “La isla de Pitcairn”. Confieso también que soñé con ser Fletcher Christian y con alzarme en armas contra el tiránico capitán Bligh para luego poner rumbo al paraíso de la isla de Pitcairn. Un año después, esto ya fue en los escolapios, tuve oportunidad de ver la adaptación cinematográfica citada. No me parecía yo a Gable, pero puedo asegurar que cada paso que dio en la pantalla lo sentí como propio y algo similar me sucedió cuando, años más tarde, vi la versión protagonizada por Marlon Brando.
Cambié de opinión con el paso del tiempo y creo que la culpa la tuvo Anthony Hopkins encarnando al capitán Bligh. Su versión del motín era que los marinos, ablandados por las delicias del Pacífico Sur y nada deseosos de cumplir con su deber, se habían sublevado. No sólo eso. Bligh había sido un verdadero héroe sobreviviendo en el océano a pesar de no contar con instrumentos, armas o comida. Reconozco que a partir de ese momento el motín de la Bounty cambió de perspectiva para mi. Pudo ser el paso de los años o quizá que Mel Gibson, el nuevo Fletcher Christian, no era como Clark Gable. O, simplemente, es que yo, con el paso del tiempo, había dejado de creer en la posibilidad de hallar un paraíso al lado de una bella mujer y ya me conformaba con sobrevivir en un mundo donde cualquier chusma puede arrojarte por la borda con el deseo de que el mar acabe contigo.
June 4, 2018
El drama de Lefebvre
El Mussolini que había solucionado la situación diplomática con el estado Vaticano cayó en 1943 y el Hitler con el que se firmó un concordato proporcionando una enorme respetabilidad al nacional-socialismo alemán aparecía en 1944 como seguro derrotado. A finales de la guerra y en la inmediata posguerra, la Santa Sede ayudó a escapar a centenares de criminales de guerra del Eje – incluido Eichmann – pero esa circunstancia no podía ocultar el hecho de que el mundo estaba dividido entre una Unión Soviética atea y unos Estados Unidos que eran demócratas y, por definición, partidarios de la libertad de conciencia y religión. Como en tantas ocasiones a lo largo de los siglos, el papado debía elegir un imperio bajo el que ampararse y resultaba obvio que sólo podía optar por los Estados Unidos. Semejante paso implicaba, no obstante, realizar cambios que pudieran ser aceptables para la ideología definida por Estados Unidos. Sólo hubo que esperar a que Pío XII – que tan buenas relaciones mantuvo con el nazismo antes, durante y después de la guerra – falleciera para que Juan XXIII, el nuevo pontífice, realizara todos los cambios necesarios para que todo siguiera igual. Fue así como, tras casi un siglo sin concilios, se celebró el Vaticano II.
No voy a entrar aquí en lo que esperaban unos y otros de ese concilio. Es un tema apasionante, pero no el que voy a abordar hoy. Por el contrario, deseo detenerme en lo que implicó para ls cardenales aceptar unos cambios no poco radicales en la enseñanza de la iglesia católica a la vez que se fingía que nada se cambiaba. Desde luego, lamentar el antisemitismo de siglos o afirmar que los herejes condenados y quemables del protestantismo eran ahora “hermanos separados” no debió ser fácil. Mucho menos lo fue tener que aceptar que en naciones donde no existía ninguna libertad religiosa por su carácter católico se dejara respirar mínimamente a minorías como la evangélica. Sin embargo, la iglesia católica ha mutado siempre que lo ha considerado conveniente y la guerra fría no era ninguna fruslería.
El gran problema – como con algunos de los últimos dogmas definidos por la iglesia católica – eran los cardenales decentes, es decir, aquellos que sabían lo que habían enseñado siempre y que, precisamente por ello, no estaban, en absoluto, dispuestos a cambiar la enseñanza de toda la vida o, al menos, de toda su vida. El caso más trágico fue el de Marcel Lefebvre. Persona de profundas convicciones católicas, Lefebvre no estaba dispuesto a recurrir a la supuesta obligación de someterse al papa para decir blanco donde antes decía negro. En términos objetivos, Lefebvre tenía razón porque los cambios eran innegables, pero, precisamente al ser coherente con lo que siempre le habían enseñado y él había enseñado, tenía que romper con una doctrina tan católica como la de la sumisión al romano pontífice. Dicho sea de paso, tras el Vaticano II, esa sumisión ya no es condición para la salvación, pero semejante paso implica una contradicción con dogmas definidos expresamente por papas como Bonifacio VIII que señalan que no hay manera de salvarse si no se obedece al papa. El problema de estas contradicciones no lo tengo yo sino la iglesia católica – que no ha levantado cabeza tras el Vaticano II ni siquiera con Juan Pablo II – y para algunas personas que no estaban dispuestos a ir contra su conciencia representó también un inmenso drama. Fue el caso de monseñor Lefebvre.
El documental que dejo hoy recorre su trayectoria y merece la pena verlo. Espero que lo disfruten. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
Y aquí está el video
June 3, 2018
En Tiempo de Hablar
No faltó tampoco la presencia en los medios. Uno de esos pasos es lo que deseo compartir hoy con ustedes. Se trató de una entrevista que me practicó Reynaldo Aragón, un más que veterano periodista, en su programa de TV Tiempo de hablar. Conversamos gratamente sobre muchas cosas. Espero que lo disfruten tanto como yo lo hice respondiendo las preguntas. God bless ya!!! ¡¡¡Que Dios los bendiga!!!
www.facebook.com/TiempoDeHablarOficial/videos/635325133475099/
Jesús el judío (I): Introducción
JESÚS EL JUDÍO (I): Introducción
La Historia del pueblo judío y la figura de Jesús y de sus primeros discípulos, especialmente aquellos que eran judíos, han ocupado un lugar privilegiado en mi trabajo profesional tanto en calidad de historiador como de escritor de obras de ficción. No resulta extraño, pues, que, de manera muy cercana en el tiempo, apareciera publicada mi estudio sobre los primeros discípulos de Jesús en el período previo a la ruptura entre la nueva fe y el judaísmo [1] - un texto que constituyó mi tesis doctoral en Historia y que no sólo obtuvo la máxima calificación académica, sino que también fue objeto del Premio extraordinario de fin de carrera – y mi primera novela que abordaba la cuestión de los orígenes históricos de Israel a su salida de Egipto[2]
En el curso de los siguientes años, junto con otros estudios sobre el judaísmo del Segundo Templo, fueron apareciendo obras dedicadas al estudio de la Historia judía que intentaban, a título de ejemplo y sin pretender ser exhaustivos, compendiarla[3], que se centraban en aspectos concretos como el Holocausto[4] o que intentaban acercar su pensamiento religioso al gran público [5]. En paralelo, me acercaba novelísticamente a la andadura histórica del pueblo judío tomando como punto de referencia personajes históricos como Maimónides[6] y Gabirol [7] o legendarios como el judío errante[8].
Algo semejante ha sucedido con los inicios del cristianismo como puede desprenderse de mis obras sobre los orígenes de los Evangelios [9], su contenido [10], la relación con fenómenos de la época como los sectarios de Qumrán [11], la figura de Judas[12] o la vida de Pablo de Tarso[13]. Por supuesto, también he abordado esos temas desde una óptica de ficción tanto al referirme a los orígenes del Evangelio de Marcos[14] como a la investigación de Lucas para redactar su Evangelio[15].
Considerado desde esa perspectiva, lo que van a leer ustedes en las próximas semanas constituye una consumación obligada de una trayectoria de investigación que se ha prolongado a lo largo de varias décadas. Jesús el judío es un intento, desde la perspectiva rigurosamente histórica, de abordar quién fue Jesús, qué enseñó y cómo se vio a si mismo. Cuestiones de considerable relevancia como el desarrollo del judaísmo del Segundo Templo, la helenización, las instituciones religiosas, las sectas de la época, el contexto familiar de Jesús o las profecías que probarían la mesianidad del mismo tienen una importancia no desdeñable, pero detenernos en ellas entorpecería la lectura del texto, especialmente para los no especialistas. Por ello, sin abandonarlas, aparecerán tratadas al final de la serie. En las sucesivas entregas lo que hallará el lector será una reconstrucción de la vida de Jesús y de sus enseñanzas prestando especial interés al contexto judío. Y es que estas páginas constituyen un esfuerzo por mostrar hasta qué punto fue medularmente un judío de su época incomprensible sin conocer a fondo el contexto espiritual de Israel y hasta qué punto las interpretaciones posteriores que han pasado por alto tan esencial aspecto no han hecho sino deformar su persona y sus enseñanzas de manera que, históricamente considerada, ha caído incluso en lo grotesco y lo absurdo.
En las próximas semanas, veremos, en primer lugar, una descripción del contexto histórico, político y religioso en que vivió Jesús para adentrarse a continuación en lo que fue su vida y su enseñanza hasta la muerte en la cruz tras una sentencia pronunciada por el gobernador romano Poncio Pilato y los anuncios posteriores de sus discípulos en el sentido de que se había levantado de entre los muertos. Los sucesivos posts no son de de teología sino de Historia. Con todo, seguramente, puede servir de instrumento auxiliar para las personas que se dedican a esa disciplina. He decidido por eso que determinadas cuestiones de carácter dogmático, especialmente alguna que sólo muy lejanamente puede considerarse cristológica, sean abordadas al final de la serie y no en medio de la misma.
Como todas las obras humanas sin excepción, ésta es perfectible con seguridad. Por eso mismo agradezco por adelantado las críticas formuladas a partir de posiciones documentadas y científicas y carentes de prejuicios o dogmatismos ya asumidos.
A partir de la semana que viene, Dios mediante, la historia de Jesús el judío se desplegará ante ustedes.
CONTINUARÁ
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[1] C. Vidal, El judeo-cristianismo palestino del s. I: de Pentecostés a Jamnia, Madrid, 1995.
[2] C. Vidal, El escriba del faraón, Madrid, 2007 (reedición).
[3] C. Vidal, Textos para la Historia del pueblo judío, Madrid, .
[4] C. Vidal, La revisión del Holocausto, Madrid, 1994; Idem, El Holocausto, Madrid, 1995 e Idem, Los incubadores de la serpiente, Madrid, 1996.
[5] C. Vidal, El Talmud, Madrid .
[6] C. Vidal, El médico de Sefarad, Barcelona e Idem, El médico del sultán, Barcelona, .
[7] C. Vidal, El poeta que huyó de Al-Andalus, Madrid .
[8] C. Vidal, El judío errante, Barcelona, 2008.
[9] C. Vidal, El primer evangelio, Barcelona, 1991 e Idem, El Documento Q, Barcelona, 2005.
[10] C. Vidal, Diccionario de Jesús y los Evangelios, Estella, 1995.
[11] C. Vidal, Jesús y los documentos del mar Muerto, Barcelona, 2006.
[12] C. Vidal, Jesús y Judas, Barcelona, 2007.
[13] C. Vidal, Pablo, el judío de Tarso, Madrid, 2006.
[14] C. Vidal, El testamento del pescador, Barcelona, 2003.
[15] C. Vidal, El Hijo del Hombre, Madrid, .
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