Pedro Cayuqueo's Blog, page 21
December 13, 2017
Palabras al cierre
Con el debate de Anatel puede darse políticamente por cerrada la confrontación entre el expresidente Piñera y el senador Guillier, los chilenos esperamos el transcurrir de las horas que nos separan de la elección con cierta incertidumbre, pues se anticipa un resultado estrecho y las encuestas prácticamente salieron del escenario tras el fiasco de la primera vuelta.
Pero no todo es incertidumbre, hay hechos concretos sobre los cuales se puede reflexionar y evaluar las dos ofertas de gobierno que están sobre la mesa. Como en todas las cosas de la vida, no se trata de una opción en blanco y negro, no es la lucha del bien contra el mal, ni de la justicia contra la injusticia, como parecen creer quienes han intentado mostrar esta elección en términos maniqueos, haciendo una caricatura de la alternativa opuesta a la de su preferencia.
Sin embargo, son dos propuestas claramente diferentes; aunque manida, es correcta la frase de que no da lo mismo quién gobierne y el debate mostró eso de una manera muy concreta. Al final del día, gobernar implica la capacidad de comprender a cabalidad los problemas del país, de conocer los recursos con los que se cuenta para resolverlos, de formar equipos consistentes y con objetivos claros, de manera que a pesar de las dificultades que impone la sociedad contemporánea, de la fragmentación de nuestro sistema político y de la enorme limitación de medios, el gobernante pueda hacer avanzar al país en el cuadrienio que le corresponde dirigirlo.
Es difícil discutir el contraste mostrado por el expresidente Piñera, respecto del senador Guillier. Desde el retorno a la democracia pocas veces se ha visto -si es que se ha visto- una disputa presidencial con tanta disparidad en el conocimiento de los temas públicos. Aflora a cada momento la experiencia de 30 años dedicado al servicio público, como senador, presidente de partido y Presidente de la República, que acumula Sebastián Piñera.
Los seguidores del senador están en todo su derecho de alegar diferencias políticas, reivindicar una visión diferente del rumbo que debiera tomar el país, pero la mayoría de los chilenos carece del compromiso ideológico que supone ese razonamiento. Es lógico que cada candidato conozca mejor su programa, lo que no es esperable es que uno de ellos conozca mejor los dos programas. El expresidente Piñera no solo mostró mayor conocimiento de las propuestas propias, sino también de las de su competidor, para desazón de los acompañantes del candidato oficialista.
Como dijo Miguel Crispi, finalmente el electorado del Frente Amplio no tiene una razón poderosa para ir a votar por Guillier. No se sienten convocados por ideología, ni por liderazgo. Al cierre algunas cosas están claras y el resultado, como la vida misma, debiera seguir la luz y no la penumbra.
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¿Por qué Jerusalén?
Jerusalén nuevamente es el centro de atención para la Comunidad Internacional generando un clima de gran incertidumbre tras el anuncio del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de trasladar su embajada a Jerusalén y reconocer dicha ciudad como capital del Estado de Israel.
La peligrosidad del hecho, debemos entenderla a partir de ciertos ejes y propósitos que se buscan a partir de él. Estados Unidos es un conocido aliado de Israel, que si bien sus lazos se vieron algo mermados al término de la administración del Presidente Barack Obama, hoy están más vigentes que nunca en una amistad cercana entre Trump y el Primer Ministro Israelí Benjamin Netanyahu.
Esta profunda amistad, reafirma la tesis de que Estados Unidos hoy es un mediador deshonesto. Reafirma el rol de mediador en uno parcial y subjetivo, “en juez y parte”, violentando uno de los principios básicos de cualquier proceso que se digne a ser justo. El principio de imparcialidad entonces, se ve aún más quebrantado cuando el Presidente Trump anuncia el traslado de su embajada a Jerusalén, ciudad considerada ocupada en su parte Este, según las Resoluciones 242, 338 y 2334 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Ni la legislación Internacional, ni tampoco la Comunidad Internacional reconocen soberanía israelí sobre la ciudad, por tanto la decisión de Trump es un apoyo sin límites al control israelí de la ciudad y a todas las medidas que tienen por objeto alterar la composición demográfica, el carácter y el estatuto del Territorio Palestino Ocupado desde 1967, especialmente de Jerusalén Oriental.
Esta burla a la Comunidad Internacional y a las normas internacionales, es no solo por el “espaldarazo” a las políticas de colonización de Israel en Territorio Ocupado, sino que también es una burla en contra de aquellos que aún creen en el llamado “Proceso de Paz” entre israelíes y palestinos, el que entiende que las partes deben llegar a acuerdos negociados y que Jerusalén Oriental sería la capital del futuro estado de Palestina.
El hecho por tanto, reafirma asimismo que Estados Unidos no puede ser garante de un “proceso de paz” el cual desde que se tiene su “generoso” auspicio ha dado luz verde a la construcción y expansión de los asentamientos; el traslado de colonos israelíes; la confiscación de tierras; la demolición de viviendas y el desplazamiento de civiles palestinos, entre otras actividades, todas constitutivas de crímenes de guerra. Ahora no solo le dirán a los palestinos confórmense en un Estado sobre el 8% de la Palestina Histórica, sino que también les está arrebatando su capital histórica, sin ningún derecho ni autoridad, sepultando así cualquier posibilidad a una solución biestatal. Solución, por lo demás, sobre la cual se ha engañado a palestinos descaradamente desde los Acuerdos de Oslo, momento desde el cual Israel no ha hecho más que avanzar en la colonización del territorio de Palestina y establecer un régimen de Apartheid.
No es casualidad tampoco el espacio de tiempo en el cual el presidente Trump anuncia el traslado de la Embajada, lo hace en un momento clave de reconciliación nacional entre las principales facciones palestinas, Hamas y Al Fatah. Ni a Israel ni a Estados Unidos les conviene esta frágil unidad palestina, por tanto el anuncio es un intento de sabotaje ideal para generar caos y diferencias dentro del perdido liderazgo palestino.
Con esta decisión de Donald Trump, no queda más que marginar el rol de Estados Unidos como mediador ya que comprueba que su país solo ha sido un aval de la destrucción del sueño de una Palestina libre, soberana y con Jerusalén Este como su capital.
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Educarnos a la ciudadanía
Esta columna fue escrita junto a Mauricio Salgado UNAB – Centro para la Educación Inclusiva.
Chile está ad portas de la segunda vuelta Presidencial con la amenaza de que el 53,3% de los ciudadanos inscritos en el Registro Electoral no votó en la primera vuelta.
Aunque aún no contamos con datos de participación desagregados por edad, sabemos que son los más jóvenes quienes se están restando del proceso eleccionario. En las últimas elecciones municipales del 2016, la población entre 18 y 19 años la participación fue de 14%, mientras que entre 18 y 44 años no sobrepasó el 33%.
Esta situación de desafección con el proceso electoral entre los más jóvenes puede estar incubando una crisis de legitimidad mayor respecto a las instituciones políticas de nuestro país. Aunque la participación política no se agota en el proceso eleccionario, éste sigue siendo fundamental en toda democracia.
¿Qué podemos hacer para fomentar la participación electoral de los más jóvenes? Para la mayoría de las personas, la respuesta radica en la escuela, que es el espacio donde buscamos formar en la diversidad y educar para la colectividad. Entonces surge la pregunta sobre cuáles son los alcances y las limitaciones que tiene la formación ciudadana.
Este es un momento clave para autoevaluarnos como sociedad, entender qué ha sucedido y qué sucede, a qué se deben estos resultados electorales y por qué existe una apatía (del griego apátheia “falta de sentimiento”), falta de interés y de motivación, a participar de este proceso político.
Pero ¿qué tipo de ser humano queremos formar? Personas funcionales que respondan a un modelo de crecimiento que se orienta a ser productivo y aportar al producto interno bruto. O personas que, además de incrementar su capital cultural y adquirir destrezas cognitivas, saben vivir en sociedad, tienen mentalidad crítica y reflexiva, con autonomía, responsables y comprometidos, que reconocen a los otros como iguales, que poseen virtudes, derechos y responsabilidades consigo mismos y con su entorno local y global.
En ese sentido, la formación tiene un rol clave. Para Aristóteles, la educación desempeña un rol fundamental para la actividad política. La habitud, desarrollada tanto en el contexto familiar como en los programas de educación pública, es el factor decisivo a adquirir la bondad.
Pero la desafección electoral de los jóvenes no responde a una única razón. De acuerdo a un reciente informe del PNUD, una de las principales razones de la baja participación electoral es la deficiente educación para la ciudadanía en el sistema de educación chileno, con un incipiente foco en la institucionalidad política. Otra razón, sería la desconfianza hacia las instituciones, la falta de información y conocimiento sobre cómo funciona el sistema político.
En el informe 2017 del International Civic and Citizenship Study (ICCS), Chile no muestra cambios en el conocimiento cívico entre 2009 al 2016, más bien un leve retroceso. Una estrategia que algunos países han adoptado es bajar la edad de sufragar a 16 años, como es el caso de Austria. Se ha demostrado que esta medida genera un aumento no sólo en la participación electoral futura de los jóvenes, sino que además, al discutir de política en la escuela y en sus hogares fomentan también el involucramiento de los adultos al debate político.
Por tanto es el momento de preguntarnos si ¿estamos educando desde nuestros hogares hacia la bondad? ¿De qué trata la educación ciudadana en la escuela? ¿Qué ser humano queremos educar? En base a estas tres preguntas podríamos diseñar plan de educación tanto en las familias, en la escuela y en la sociedad, porque la democracia se construye en el cotidiano, con los dilemas y conflictos que podemos resolver, no de manera individual, sino con todas y todos quienes viven en este territorio llamado Chile.
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La lectura y su incentivo con el ejemplo
La lectura es una experiencia fundamental para la vida, sin distinción de edad, género, nacionalidad o creencias. Leer no solo puede tocar la emoción misma de las personas, sino que revela mundos que de otro modo tal vez nunca conoceríamos.
Sin embargo, a pesar de eso, muchos adultos no leen. Según los resultados del Estudio Internacional de Progreso en Competencia Lectora, PIRLS, en Chile los padres demuestran menos afinidad con la lectura que el promedio internacional. Solo uno de cada cinco (27 %) reporta que le gusta mucho la lectura, mientras que el promedio de los cincuenta países y nueve ciudades participantes alcanza uno de cada tres.
No hay duda que la lectura es un hábito que se educa y que se traspasa con el ejemplo. Este se forma tanto cuando les leemos a nuestros hijos e hijas como cuando nos ven leer. De hecho el estudio demuestra que el 75 % de los estudiantes cuyos padres son buenos lectores disfrutan leyendo; y que el 42 % de los niños y niñas cuyos padres dicen que no leen habitualmente, encuentran que leer es aburrido.
Por eso es esencial que los padres se hagan parte del proceso de motivar la lectura en sus hijos, pues además de generar oportunidades de aprendizaje, fortalece vínculos y aporta al desarrollo de pensamiento crítico, reflexivo y empático con el mundo.
Los primeros años de un niño son particularmente importantes, ya que el éxito en la lectura en esa etapa está fuertemente asociado con el buen desempeño escolar futuro. Vale decir, los niños que presentan dificultades con la lectura en los primeros años, es altamente probable que las seguirán teniendo a lo largo de su vida.
De ahí que el rol del profesor, complementario a la labor de los padres, es importante, porque ellos pueden incentivar y marcar la diferencia innovando dentro de la sala de clases, como mediadores de lecturas desafiantes y atractivas. Así también son cruciales las bibliotecas de las escuelas en el sentido de que estas son más concurridas cuando son amigables y contienen variedad de libros para los diferentes intereses de los estudiantes.
A eso habría que agregar la importancia de las redes de bibliotecas públicas y privadas, donde muchas de ellas son centros culturales, lugares de encuentro para toda la comunidad. La idea es que estas se consoliden como un lugar donde se invite naturalmente a tomar un libro, sin miedo. De hecho, las bibliotecas son el espacio donde nadie nos puede decir qué leer, ni cuándo, ni cómo.
En definitiva, la tarea es dejar de aprender a leer para aprender a través de la lectura. Un niño que entiende lo que lee aprende algo nuevo todos los días, pues leer es una posibilidad de descubrir, de ir más allá. Por eso es fundamental hablar del placer de la lectura, para que todos la percibamos como una diversión, no como una imposición. Es central apoyar a cada niño para que tenga un encuentro personal con la lectura, según su edad e inquietudes. Lo contrario, sería un mal cuento.
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La provocación de Trump
Trump encendió la mecha del polvorín palestino-israelí, y por cierto ha prendido, sin saberse hasta cuando y con qué intensidad. Rompió el frágil “satu quo” imperante al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, traslade o no su Embajada ahora o en años más. Viola las tan difíciles decisiones de Naciones Unidas, que procuran balancear la realidad en el terreno, con los derechos de cada parte. Israel controla casi todo, y la comunidad internacional reconoce que es ilegal y debe devolver los territorios que se apropió desde 1967 en la Guerra de los Seis Días, incluido el sector oriental de Jerusalén, según las Resoluciones obligatorias 242 (1967) y 338 (1973) del Consejo de Seguridad, más la 478 (1980) que acordó trasladar a Tel Aviv las sedes diplomáticas.
Asimismo, ha provocado lo más sensible del conflicto, como es Jerusalén, sin solución en las negociaciones de Camp David, Oslo, Sharm El Sheikh, y otros intentos. Hay avances y retrocesos, en innumerables reuniones en los organismos y la Liga de Estados Árabes, en los últimos setenta años de una controversia más que secular. Palestina es un Estado reconocido, aunque sólo observador en la ONU. Pero la Ciudad Santa sigue siendo estratégica, dividida en sectores, y sobre todo, sitio de los vestigios sagrados de tres religiones: el Muro de Las Lamentaciones del templo de Salomón, para los judíos; la Mezquita Al Aksa con la Roca donde el Profeta subió al cielo, para los musulmanes; y el Santo Sepulcro de Jesús, para los cristianos. No hay otro lugar así en el mundo. Estas tres religiones, con millones de fieles, se materializan en un área muy pequeña y en constante disputa. No sólo es reconocer políticamente una capital, sino privilegiar el predominio de una creencia sobre las otras.
Los efectos están a la vista, y el riesgo de una violenta tercera Intifada es real. Hay que recordar que en muchos de los procesos de paz, ha bastado algún incidente para detenerlo o anularlo, hasta que los enfrentamientos se calman y se restablece la confianza perdida. Ha sido así por años. Cabe preguntarse que busca en verdad Trump, que no sea la respuesta fácil de que actúa de manera irreflexiva y sin experiencia.
No es lógico que la convicción personal del Presidente de la primera potencia mundial, sea la única para adoptar una medida de tal trascendencia y efectos. Debería estar acompañada por un proceso reflexivo del Departamento de Estado y demás Agencias, asesorado por expertos, y detallada consideración de sus implicancias. Sería inusual en un sistema norteamericano que busca los contrapesos institucionales. Lo decidiría sin consultar a nadie. No se ha dado en otros campos, y recordemos las dificultades del propio Tump para imponer sus iniciativas. Tampoco basta argumentar que se cumple una promesa de campaña, o que el Senado ya la aprobó mucho antes (1995) y sólo se venía postergando la decisión, aunque sean verdad. No es atribuible sólo a los problemas políticos internos, como se especula. Parecen respuestas incompletas.
Lo grave es que no sabemos si hay otros objetivos, negociaciones, propuestas o promesas a las potencias interesadas, o con países árabes aliados, para intentar lo que adicionalmente afirmó Trump, es decir, que ahora se podrá construir una paz duradera entre palestinos e israelíes. Menos conocemos si el verdadero y último propósito es enfocarse en la amenaza que significaría Irán, tanto para Israel como para algunos árabes. Si no hay nada de esto, la situación sería todavía más grave. Estados Unidos habría abandonado su usual postura de facilitador de la paz del Medio Oriente, para desequilibrar las posiciones.
Trump habría encendido la mecha del polvorín, y no sabría cómo apagarla.
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Cambios tributarios en Estados Unidos
6El presidente Donald Trump está impulsando una reforma tributaria cuyo componente principal son modificaciones al impuesto corporativo, al igual que lo fue nuestra reforma de 2014. Sin embargo, los caminos emprendidos son distintos: mientras Estados Unidos bajará los impuestos y simplificará el sistema tributario para ganar competitividad y aumentar el crecimiento, acá los subimos, nadando en contra la corriente.
Los impuestos corporativos se aplican sobre las utilidades, sin importar si estas se invierten o se reparten a sus dueños. Así, el impuesto afecta la disponibilidad de caja de la empresa y su capacidad para invertir. De igual forma, el impuesto corporativo, disminuye la inversión de las empresas al disminuir la rentabilidad de sus proyectos. Una manera didáctica de entender esto es mediante el siguiente ejemplo: imagine que usted tiene un negocio a medias con un socio. Mientras usted aportó capital líquido, su socio aportó con capital físico como por ejemplo, una fábrica. Sin embargo, un desastre natural dejó inutilizable este último aporte (supongamos que tampoco tenía seguro). Si usted quiere invertir nuevamente en el negocio lo tendrá que pensar dos veces, porque tiene un socio que no aportó nada pero que reclamará la mitad de las ganancias. Con el impuesto corporativo es lo mismo, usted tiene un socio (el Estado) que no aporta, pero reclama el 27% de las ganancias, es por esto que usted se preguntará dónde es mejor invertir. ¿Aquí o en un país con menores impuestos? Bajo una mayor tasa corporativa, sólo se realizarán los proyectos que aseguren una mayor rentabilidad, descartándose otros proyectos que antes eran realizables. En un lenguaje más técnico, diríamos que el costo de uso del capital aumenta.
A través del ejemplo anterior se puede comprender por qué el impuesto corporativo afecta la inversión cuando hay libertad en la movilidad de capitales: las inversiones se moverán hacia lugares más convenientes. No por nada los nórdicos -que comprendieron bien esto- decidieron que la mejor forma de mantener el “estado de bienestar” es cobrarles más a las personas y menos a las empresas, entre dichos países este tributo promedia 21,6% por debajo del 23% promedio de sus vecinos Europeos.
Volviendo al caso de los Estados Unidos, la tasa corporativa federal se encuentra actualmente en un nivel de 35%, siendo la mayor en la OCDE, sin embargo, este país recauda por debajo del promedio de dicha organización para este tipo de impuesto. Por lo anterior, se entiende que se quiera avanzar hacia un sistema más simple, con menores exenciones, una base tributaria más amplia y una tasa de impuestos menor. Si bien el logro de estas medidas, junto al resultado final, dependerá principalmente de las negociaciones del congreso, lo cierto es que la disminución en la tasa de impuesto parece bastante probable.
En Chile por otro lado nos hemos movido en la dirección contraria. Nuestra reforma de 2014 no sólo ha vuelto más complicadas las cosas sino también ha elevado de manera sustancial el impuesto de las empresas. Es interesante como nos encanta compararnos con la OCDE para todos los temas excepto tributación. Desde el año 2000 y considerando el próximo año (en que nuestra reforma estará en pleno régimen) habremos sido el único país que tendría alzas de impuestos en el periodo. Mientras en promedio la OCDE disminuyó la tasa de impuesto en 8,7% en periodo citado, pasando desde 32,5% a 23,8% (considerando que Estado Unidos logre su meta). Nosotros en cambio la aumentamos en 12 puntos, pasando de 15% a 27%.
La reforma de Estados Unidos consolida la tendencia mundial que se ha desarrollado en las últimas décadas en torno a la reducción del impuesto a las empresas. Dada la apertura de nuestro país y lo inserto que está en el mundo, será difícil mantenerse como un destino atractivo de inversiones si es que los demás países continúan bajando sus impuestos. Este es uno de los problemas de nadar contra la corriente en esta materia.
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December 12, 2017
Diferencias consistentes
Finalmente, la ciudadanía pudo anoche ser testigo de un verdadero debate, un intercambio de opiniones sustantivo, gatillado por la en general correcta labor de los periodistas. El formato fue, con seguridad, el que un importante sector de la opinión pública esperaba, un espacio de interacción real donde quedaron expuestas con claridad las definiciones programáticas y, también, el manejo de los temas y las capacidades de cada candidato para abordarlos. Así, en un interesante intercambio de opiniones, los contrastes fueron visibles; entre otras cosas, Sebastián Piñera debió precisar su giro en materia de gratuidad universitaria y sus dichos sobre los ‘votos marcados’.
Por su parte, Alejandro Guillier debió aclarar también su posición sobre el futuro de las AFP y la eventual condonación o suspensión del CAE. En definitiva, las ambigüedades y contradicciones que los candidatos han ido dejando en evidencia durante estos largos meses de campaña, pudieron ser confrontadas, en un ejercicio que sin duda terminó siendo aclarador para la decisión que los electores deberán tomar el domingo. En términos de evaluación en el desempeño de ambos contrincantes, siempre es difícil, subjetivo y polémico intentar precisar un juicio general; con todo, resultaría aún más difícil no reconocer que el representante de Chile Vamos mostró anoche un manejo riguroso de los temas y propuestas, frente a un representante del oficialismo que tuvo mayores complicaciones a la hora de exponer con claridad sus planteamientos y compromisos.
En los hechos, Sebastián Piñera consiguió anoche exhibir bien los atributos que otorgan los largos años de experiencia en el servicio público, es decir, una mayor prolijidad en los aspectos técnicos y de gestión asociados a su oferta programática. Alejandro Guillier abordó, en cambio, los temas con más dificultad, sobrevolando en muchos casos los lugares comunes, y con menor capacidad de precisión en los asuntos sustantivos. Será muy difícil -y quizás también inútil- tratar de evaluar los efectos de este debate en el electorado, intentar precisar cuál puede ser el grado de incidencia de lo observado anoche en el resultado final que entregarán las urnas. Sin embargo, no puede subestimarse que en un tiempo especialmente complicado para la política y su credibilidad, el formato de este intercambio de opiniones resultó un aporte innegable. Tener la oportunidad de ver y escuchar un debate consistente, en el que se repasaron los planteamientos en las áreas de gestión más relevantes, y observar diferencias, resultó a estas alturas casi estimulante.
Por último, a pesar de la aspereza que irrumpió en varios pasajes, el tono general se mantuvo en un clima de respeto y relativa cordialidad, algo que también marcó un positivo contraste con las dinámicas de campaña observadas en las últimas semanas. En resumen, un buen ejercicio en lo general, donde los contrastes en materia de propuestas, experiencia y manejo de los temas, al final no brillaron por su ausencia.
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Litio: la base de la energía del futuro
Esta columna fue escrita junto al Dr. Flavio Salazar Vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile
Chile está implementando una decidida transformación de la base energética del país. “Estamos viendo un verdadero cambio mundial” señala Al Gore en su último documental An Inconvenient Sequel, respecto a la situación de la energía a nivel planetario. En el mismo largometraje se presenta con entusiasmo “el caso chileno” como una buena política, al multiplicar por mil los proyectos solares aprobados o bajo construcción en los últimos cuatro años. Esto demuestra cómo el país puede sumarse a las nuevas tendencias globales en energía sustentable y amigable con el medio ambiente.
Para almacenar estas nuevas energías y contar con una electricidad limpia de abastecimiento seguro, necesitamos desarrollar la industria nacional del litio. Nuestro país posee una de las mayores reservas de este mineral en el mundo, pero lo está exportando sin visión estratégica y con mínimo valor agregado. Esto provoca que se pierdan posibilidades de desarrollo tecnológico de base científica, generación de empleos y mayores ingresos económicos, además de descuidar los potenciales impactos sociales y ecológicos.
Estamos hablando de un recurso fundamental para el presente y futuro del mundo, gracias a sus singulares propiedades físico-químicas. Hay tres aplicaciones destacadas del litio que abren un sinnúmero de posibilidades en investigación y desarrollo: su capacidad para almacenar energía en baterías eléctricas y acumuladores termosolares; su eficiencia energética, con el uso de aleaciones livianas y resistentes en aviones, barcos y rodados, como son las de aluminio-litio; y además constituye el elemento clave en la producción del tritio, que es el combustible de la fusión nuclear.
A pesar de estas aplicaciones y muchos otros usos por investigar, Chile hoy solo está en condiciones de exportar la materia prima sin procesar, al igual que lo hizo con el salitre y lo hace actualmente con el cobre. No podemos dejar una vez más que las principales riquezas nacionales sean capitalizadas exclusivamente por entes privados, cuando es el Estado quien debe jugar un rol activo, incorporando la ciencia y tecnología de forma estratégica con mirada de futuro. Agregar valor a nuestros recursos, no solo al litio, contribuirá a generar más riqueza para el país, mayor sustentabilidad, bienestar y desarrollo. Esto es urgente para construir un país más justo, con una mejor educación, mejor salud y mejor previsión, ámbitos que se beneficiarían de una economía basada en el conocimiento.
Ante este desafío, el papel de las universidades públicas es ineludible, ya que estamos trabajando colaborativamente para entregar evidencia científica multidisciplinaria al diseño de políticas públicas, y además contamos con las capacidades para posicionarnos a la vanguardia en el desarrollo tecnológico de este recurso. Es por esto que hacemos un llamado a las autoridades del país, candidatos presidenciales, universidades, empresas y la sociedad en su conjunto, a que aprovechemos esta nueva oportunidad que el litio nos entrega, para implementar un proyecto país dirigido desde la institucionalidad pública y hacer de Chile el país desarrollado que merecemos.
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Elecciones presidenciales: ¿Dónde están las prioridades educativas?
Estamos a pocos días de las presidenciales y la educación vuelve a tomarse la agenda pública. Ambos candidatos entregaron sus programas en primera vuelta y la tónica de esta etapa son los anuncios de “última hora” en educación superior: aumentar la gratuidad en educación, el fin al CAE y la condonación de deudas, parecen ser los grandes temas en disputa.
La discusión sobre estos temas se ha centrado en los recursos. Pareciera ser que la principal encrucijada es si el país cuenta o no con las arcas fiscales para financiar estas reformas. Mientras, los argumentos sobre las prioridades educativas, la apuesta en educación en el largo plazo y los modos de llevar a cabo estos cambios, parecen haber quedado en el olvido.
Nos preocupa la ola de anuncios de última hora, a modo de “lista de supermercado”: muchas iniciativas, sin mayor precisión sobre las metas que persiguen, contenido y su real impacto. En educación la evidencia es categórica, no hay recetas mágicas, los países exitosos han emprendido procesos de reforma de largo plazo, con prioridades claras que ponen foco en la calidad de los aprendizajes de los estudiantes y progresivamente en las condiciones para asegurarla.
Por eso vemos riesgoso este afán de crear programas o priorizar iniciativas sin precisar si ellas son la mejor respuesta para asegurar una educación de calidad a todos los estudiantes. ¿Qué respuesta están entregando hoy los programas presidenciales a esos miles de niños que están en lista de espera para una sala cuna o un jardín infantil? ¿Qué proponemos a todos esos jóvenes que están egresando del sistema sin las habilidades mínimas? ¿Cuándo solucionaremos el enorme caos y desregulación en la educación superior y aseguraremos niveles equitativos de calidad entre las instituciones?
Quienes trabajamos en educación sabemos que, contrario a la propiedad matemática, el orden de los factores altera enormemente los resultados. Por tanto no da lo mismo qué temas privilegiar, por donde partir y las secuencias de políticas que hay que seguir.
Esto implica entender que para lograr que los estudiantes aprendan y se desarrollen de manera integral, tenemos que tener una perspectiva de trayectoria educativa, pues la pelea se juega en gran medida en los primeros años de vida. Como país requerimos dar un salto enorme en cobertura y calidad, desafío de largo plazo que requiere que comencemos ya a formar las 18.000 mil educadoras y 23.000 técnicos en párvulos que hoy faltan para contar con una proporción de adultos que asegure bienestar y aprendizajes de calidad a los niños que asisten a la educación parvularia.
Al mismo tiempo, los enormes avances logrados en cobertura y mejora de las condiciones del sistema educativo no se sostendrán en el tiempo si no priorizamos la sala de clases, donde requerimos impulsar con fuerza una verdadera revolución en las formas de enseñar y aprender, entregando mayores recursos a las escuelas, apoyando a las comunidades educativas con herramientas, pero especialmente con mayores niveles de confianza y autonomía.
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December 11, 2017
Las preguntas de Ishiguro
Hace unos días, Kazuo Ishiguro, escritor británico de origen japonés, leyó su discurso de aceptación del Premio Nobel de Literatura ante la Academia Sueca. El autor de Los restos del día, Cuando fuimos huérfanos, Nunca me abandones, entre otras extraordinarias obras, habló sobre su vida en Inglaterra a la que llegó de niño, la forma como había ido creando su literatura, basada en un Japón íntimo, y la profundidad e impacto de su narrativa y de sus personajes, Como simple ejemplo, respecto de su última novela, El gigante enterrado, Alex Preston crítico del The Observer, escribió: “Un libro hermoso y desgarrador sobre el deber de recordar y la necesidad de olvidar”.
En su discurso, Ishiguro enseña al mundo el lenguaje profundo que lo ha hecho famoso en el ámbito de la literatura. También reflexiona sobre nuestros tiempos frustrados y los fenómenos políticos que nos sacuden a diario con acontecimientos violentos, grupos que toman el poder en Europa bajo signos ultranacionalistas, la incapacidad de responder a preguntas que creíamos sencillas.
Ishiguro nos dice que la época que surgió tras la caída del Muro de Berlín parecía una buena señal para el mundo, pero resultó marcada por la autocomplacencia y las oportunidades perdidas. Se ha permitido –añade- que crezcan enormes desigualdades –de riqueza y oportunidades- entre países y dentro de los mismos países. También habló de su propia experiencia política y confesó ser un escritor cansado de una generación cansada. Vaticinó, sin embargo, que la que viene llegará con todo tipo de nuevos –y en ocasiones desconcertantes- modos de contar historias importantes y maravillosas. En el contexto de su discurso, no se refería únicamente a cambios literarios sino también políticos.
Finalmente, afirmó que debemos encontrar una gran idea, una gran visión humanista, alrededor de la que congregarnos.
Nos hemos preguntado si las inquietudes de Ishiguro son aplicables en alguna medida a las vicisitudes y momentos que vive nuestro país. ¿Habremos perdido muchas oportunidades en estos años?; ¿han crecido las desigualdades entre los chilenos?; ¿de qué o de quiénes estamos cansados?
Tal vez las preguntas más importantes, ¿existe en Chile una gran visión humanista alrededor de la cual congregarnos? Finalmente, ¿las elecciones presidenciales que tendrán lugar el próximo domingo, son una respuesta al anhelo de oportunidad y crecimiento encarnada por alguno de los candidatos, o debemos esperar a esa nueva generación que traerá respuestas, como dice Ishiguro, importantes y maravillosas?
Lo que hemos visto hasta ahora insinúa que habrá que esperar. Tal vez más grave, quien resulte elegido tiene asegurada una oposición más o menos férrea de la facción que obtuvo 20 diputados y un senador y que, aguas arriba, se conoce como Frente Amplio, pero cuyo pensamiento global es muy difícil de discernir.
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