Gustavo Solórzano-Alfaro's Blog, page 7

December 21, 2013

El 50 de "Las Malas Juntas", por KO


Vamos llegando al final del año y a punta de golpes y jabs de izquierda salimos a la calle con la edición del volumen número cincuenta de Las Malas Juntas . En esta ocasión, con un especial dedicado al boxeo.

Contenido

"Fajadores, estilistas y pegadores", Leo Felipe Campos (Venezuela)

"Muhammad Alí (falso obituario)", Luis Chaves (Costa Rica) 

"Mi padre el veterano", Miguel Hidalgo Prince (Venezuela)
"Escribir a los golpes", Omar Genovese (Argentina)
"Boxeador cadáver de su propia mano", Carolina Lozada (Venezuela) 
"Recortes", Juan Marcos Almeda (Argentina)

"En busca de Arthur Cravan", Luis Moreno Villamediana (Venezuela)


Leed y refexionad, en esta Navidad, sobre los "golpes de la vida" Comentarios
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Published on December 21, 2013 07:49

October 31, 2013

Sexto aniversario de esta casa: a pesar de todo


Inauguramos esta casa en octubre de 2007. Hoy, a pesar de que los blogs "han muerto", celebramos el sexto aniversario de La Casa de Asterión. Como siempre, gracias: a los primeros visitantes, a los nuevos y a los pocos que permanecen.
Curiosamente, el aniversario coincide con el lanzamiento del número 3 de la revista Pórtico 21, de la Editorial Costa Rica (ECR), que está dedicado al libro electrónico, a la literatura digital y a los blogs, y que incluye un artículo de este su anfitrión. En este enlace la pueden descargar de forma gratuita (nada más deben registrarse y luego dar su datos).

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Published on October 31, 2013 07:23

October 29, 2013

¡Reed ha muerto. Viva Reed!


Lou Reed (1942-2013)
1991. Por un lado, Marky Mark (Mark Walhberg, luego actor, hermano del “new kid on the block” Donhie Walhberg) and The Funky Bunch lanzan “Wildside”, una versión rapera de “Walkin the Wild Side”, de Lou Reed. Por otro lado, Oliver Stone revive a The Doors, en una película homónima, cuya banda sonora incluye esa disonante genialidad de dos acordes que es “Heroin”, de The Velvet Undergorund. Esa es la banda sonora de una generación. Así se descubren y redescubren los clásicos. Cinco años después, de la mano de Danny Boyle y su Trainspotting, terminamos de ingresar al culto: “Perfect Day” es LA canción, y es la canción de esa película.
Lou Reed, con su cara de palo, con su voz monocorde y lacónica, con letras secas y melodías parcas, en perfecta conjunción con un músico superdotado como John Cale, la otra cara imperdible de The Velvet Underground. Luego, Andy Warhol cobijó al grupo en The Factory y les impuso a Nico, esa cantante-modelo alemana que supo ser el ícono warholiano que Andy quería; y aunque solo cantó en tres canciones del álbum debut del grupo su nombre quedó estampado en la carátula.
Pero la música de la Velvet iba más allá de Nico. Reed-Cale es una de esas parejas hechas en el cielo con boleto directo para el infierno (y viceversa). Reed ha sido la cara visible, el poeta y ahora el nuevo mártir; Cale ha seguido siendo el músico genial que es.
En 1972 Bowie lo rescató, y junto con con Mick Ronson, lo instó a crear Tranformer . Le produjeron el álbum, le lavaron la cara y lo pusieron en lo más alto. Al año siguiente, Bob Ezrin (quien más adelante produciría entre otros a Pink Floyd) produjo la otra pieza maestra de Reed: Berlin . Los grandes siempre se encuentran y desencuentran.



¡Reed ha muerto. Viva Reed!



Aquí un intento de traducción de “Heroin” (por supuesto con video incluido), con su letra ácida –literalmente– y esas violas distorsionadas de Cale.Comentarios
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Published on October 29, 2013 07:39

October 23, 2013

Por qué leer los clásicos: una elegía


Théodore Géricault,  Le Radeau de la Méduse [La balsa de la Medusa],óleo sobre lienzo, 491 x 716 cm, 1819, Musée du Louvre.


                                                ¿Por qué leer los clásicos?
… una obra es “eterna”, no porque imponga un sentido único a hombres diferentes, sino porque sugiere sentidos diferentes a un hombre único, que habla siempre la misma lengua simbólica a través de tiempos múltiples:
Roland BarthesEn tiempos posmodernos (aunque ya pasaron), lo usual ante un problema como el que nos convoca esta noche sería hablar durante una hora sobre el significado (relativo) de la palabra “clásico”. He preferido escamotear esa opción, para adoptar justamente un “espíritu clásico”, más emparentado con Harold Bloom que con lo que él mismo define como “escuela del resentimiento”. Así las cosas, hemos de partir de que todos podemos identificar cuáles textos son clásicos y cuáles no lo son, y además, en virtud de qué ostentan tal categoría. Que cada quien pueda formar su propia lista de clásicos, que estas listas cambien con el tiempo o que sean diferentes en una cultura o en otra –en fin, que los cánones se transformen– no debe ser la conclusión, sino apenas el evidente punto de partida en el cual a lo mejor vale la pena reparar, so pena de quedar paralizados desde el vamos.
En todo caso, la tarea o el intento por definir qué es un clásico ha sido realizada con bastante éxito por Italo Calvino en un libro que es ya –él mismo– un clásico, aunque apenas supera las tres décadas –a pesar de que no por clásico todos lo hayamos leído–, y de donde es más que seguro se tomó el título para esta velada.En este libro, Calvino comparte las ideas de que un clásico no termina nunca de decir lo que quiere decir, se sacude fácilmente el polvo de la crítica y se confunde con el inconsciente colectivo. Dice: “Los clásicos son esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que han atravesado (o más sencillamente, en el lenguaje o en las costumbres).”Pues bien, armados con esas herramientas mínimas, y hechas las salvedades del caso, vamos directo al problema.
Calvino argumenta que es más fácil leer los clásicos que no leerlos. Siguiendo esta posibilidad, aventuro una primera respuesta, que quizá peque de grosera: ¿Por qué leer los clásicos? Porque sí. Porque están ahí, a la mano. Pero más allá de la rudeza o de la simpleza de dicha respuesta, esta nos sugiere dos caminos: a) la posibilidad de hacerlo justamente porque carece de toda “utilidad” –el otium es quizá una de las mayores transgresiones en nuestras sociedades– y b) porque no hay ningún imperativo para hacerlo. ¿Por qué leer los clásicos o por qué no leerlos? Alejemos ese tufo moral y reivindiquemos el derecho de leer lo que cada quien desee, tal y como  nos invita Pierre Bayard a partir de un personaje de El hombre sin atributos, de Musil (clásico que no he leído): entender la lectura como la capacidad para establecer una red de relaciones, más que como una acumulación de obras.Entonces, una vez escogida esta primera respuesta, podemos aventurar otras opciones.
Queremos leer los clásicos porque en ellos lo actual deja de importar, y el tiempo mítico nos permite entrar en contacto con lo eterno, es decir, con lo que está fuera del mundo y de sus miserias cotidianas. Pero no se trata de una lectura evasiva, se trata de una lectura de plenitud. Los clásicos nos arrastran con su fuerza verbal en un torrente que atraviesa los siglos, un vendaval de voces que nos sugieren que el mundo es más extenso y más complejo que nuestra pequeña parcela diaria. Un clásico no necesariamente debe tener mil años porque un clásico es un palimpsesto, un banco de coral en el que se depositan, cual sedimento, los ecos de palabras dichas hace mucho.
Pero también dejemos algo claro. Los clásicos no confortan. No dan sentido a la vida. Muy al contrario nos descubren el vacío. Son clásicos porque enfrentan al ser humano con sus miedos, y no le dan respiro, y no le dan tregua, y lo obligan a reconocerse pequeño e insignificante en el universo.
Al respecto, reflexiona Bloom:
¿De qué sirve la sabiduría si sólo puede alcanzarse en soledad, reflexionando sobre lo que hemos leído? Casi todos nosotros sabemos que la sabiduría se va de inmediato al garete cuando estamos en crisis. La experiencia de hacer de Job es, para la mayoría de nosotros, menos severa que para él: pero su casa se desmorona, sus hijos son asesinados, está cubierto de dolorosos forúnculos y su esposa, magníficamente lacónica, le aconseja: «¿Todavía perseveras en tu entereza? ¡Maldice a Dios y muérete!» Eso es todo lo que le oímos decir y se hace difícil de soportar. El libro de Job es una estructura en la que alguien se va conociendo cada vez más a sí mismo, en la que el protagonista llega a reconocerse en relación con un Yahvé que estará ausente cuando él esté ausente. Y esta obra, la más sabia de toda la Biblia hebrea, no nos concede solaz si aceptamos dicha sabiduría.Extrañeza, fuerza, sabiduría. Para Bloom, la “extrañeza” es “una forma de originalidad que o bien no puede ser asimilada o bien nos asimila de tal modo que dejamos de verla como extraña”.Ahora bien, hasta ahora he estado ensayando una respuesta para lectores. Una para escritores debe ser algo diferente.
Un escritor sí debe, sin duda alguna, leer los clásicos, simple y llanamente porque son la voz de la tradición y por tanto serán el fundamento de su propia voz. Porque solo en el diálogo es posible crear nuevas formas, porque la escritura es una actividad humana, concreta, material, convencional, con normas y parámetros. Solo quien considera la literatura –o la escritura– como algo espiritual, como un don o como una profecía piensa que la tradición no es importante, y más aún, piensa que no hay reglas ni parámetros, con lo cual la actividad del escritor sería magia, religión o metafísica. El escritor frente a la tradición no es una bacante o un acólito, sino un arqueólogo, un espeleólogo o un cirujano. El lugar de un clásico no es un altar, sino la mesa de disección. Solo escarbando –excavando– en la tradición seremos capaces de encontrar las huellas y los cimientos del presente.
Reencontrados el lector y el escritor, avancemos.
Es importante insistir en la noción de diálogo. Los clásicos no son monumentos impenetrables, piedras angulares que deben permanecer sin ser tocadas o contaminadas. Al contrario, el mayor homenaje que se le hace a un clásico es leerlo, pero sobre todo releerlo; sí, vivirlo, llorarlo, sentirlo, encarnarlo en la propia piel, pero también desarmarlo, exprimirlo, darle vuelta, faltarle el respeto, encararlo, luchar con él y contra él, porque todo placer implica ante todo un trabajo y además un displacer. Corolario: un escritor siempre estará en lucha contra Cervantes o contra Góngora.  
Los clásicos parece que nos hablan en una lengua muerta, por eso lo primero que presentimos es su ritmo: nos dejamos seducir por la música antes que por el sentido. De ahí su extrañeza, esa extrañeza que nos atrae y también nos repele. Escuchamos una voz que no entendemos, pero seducidos, entre sus capas empezamos a descubrir su poder simbólico. Los clásicos son el canto de las sirenas de la Odisea.
El presente nos obliga a estar vigilantes del significado inmediato, el que nos sirve para comunicarnos y por ende para sobrevivir. El pasado, como es eterno –aunque no siempre vaya a serlo– nos da también otro camino, uno en el cual podemos atisbar la trascendencia o el abismo (son lo mismo y se confunden). Los clásicos nos separan del mundo, suspenden el tiempo, lo superan todo, nos llevan a un espacio diverso. Voluntad de perpetuidad y anhelo de futuro.
William Logan afirma que la tradición ha probado ser permeable, pero sobre todo resistente, capaz de recuperarse y de adaptarse, motivo por el cual se reimprimen viejas novelas y poemas, porque los lectores agradecen más los encantos del lenguaje que la crueldad del crítico. De igual forma, aduce que los profesores de literatura, armados con su jerga (“transgresión”, “el otro”, “deconstrucción”), cada día enseñan menos literatura y más filosofía e historia social.De los clásicos, podemos afirmar lo que apunta Logan sobre la mejor poesía: a menudo ha sido tan compleja, tan oscura, que los lectores han luchado apasionadamente por ella.Despertarse y dormirse, dormirse y despertarse, atravesar períodos de duda, de melancolía, pesada como el plomo, de indiferencia, de tedio, y después, en épocas de animación, de claridad, de intenso y alegre trabajo, de felicidad, de gozo, recordar y olvidar y acordarse de nuevo que aquí a nuestro lado arde el fuego eterno, un Dios de nombre desconocido, y que nunca podremos llegar a él.Leer los clásicos porque sí, porque están ahí, porque anuncian aquello que apenas logramos suponer. O tan solo porque es infinitamente más divertido y estimulante sufrir por un mal de amor que por el precio de la luz o el pago del alquiler.
Así, quisiera creer que Las ciudades invisibles, libro hermoso como el que más, ilustra en parte lo que Calvino buscó expresar en Por qué leer los clásicos, y por esa misma ilusión, quisiera creer que puede servir de cierre a mis propios balbuceos. Por eso, para terminar, permítanme un cierre circular, con un texto tomado de aquel libro, a modo, si se quiere, de (no) definición tautológica:
Las ciudades y la memoria. 2
Al hombre que cabalga alegremente por tierras agrestes le asalta el deseo de una ciudad. Finalmente llega a Isidora, ciudad donde los palacios tienen escaleras de caracol incrustadas de caracolas marinas, donde se fabrican con todas las reglas del arte catalejos y violines, donde cuando el forastero está indeciso entre dos mujeres siempre encuentra una tercera, donde las peleas de gallos degeneran en riñas sangrientas entre los que apuestan. En todas estas cosas pensaba el hombre cuando deseaba una ciudad. Isidora es, pues, la ciudad de sus sueños; con una diferencia. La ciudad soñada lo contenía joven; a Isidora llega a edad avanzada. En la plaza hay un murete desde donde los viejos miran pasara la juventud: el hombre está sentado en fila con ellos. Los deseos ya son recuerdos.Eso, señoras y señores, es un clásico. Y por esa convicción –inquebrantable y vital– debemos leerlo.


Referencias




[1] Leído el martes 22 de octubre de 2013 en la Alianza Francesa (barrio Amón, San José, Costa Rica), en el marco de Leer es una Fiesta, en el conversatorio “¿Por qué leer lo clásicos?”, junto con Carlos Cortés y Carlos Villalobos.
[10]William Logan, “Introduction. Poetry in the Age of Thin”, The Unidscovered Country. Poetry in the Age of Thin, New York: Columbia University Press, 2005. [Libro electrónico, en Google Books]  
Italo Calvino, Las ciudades invisibles(Aurora Bernárdez, trad.), Biblioteca Calvino 3, Madrid: Siruela, 15.ª ed., 2007, p. 23. [Edición original en italiano de 1972]Comentarios
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Published on October 23, 2013 08:25

October 17, 2013

Los clásicos / literatura digital


En la Alianza Francesa se está llevando a cabo Leer es una Fiesta, con múltiples actividades, que incluyen lecturas de poesía, charlas y exposiciones.
La próxima semana se estará realizando el conversatorio "¿Por qué leer los clásicos?", con Carlos Cortés, Carlos Villalobos y este servidor.
Martes 22 de octubre7:00 p.m.Alianza Francesa (barrio Amón)
Aquí pueden revisar todas las actividades

Asimismo, octubre es el mes de lanzamiento de la revista Pórtico 21, n.° 3, cuyos artículos giran en torno al libro digital y a la literatura en tiempos de la Internet. Para ello, la Editorial Costa Rica ha organizado un simposio, que incluye la participación de varios de los autores presentes en este número de la revista. El lunes 28 estaré conversando acerca de literatura y blogs.
Lunes 28 de octubre1:30 p.m.Instituto Cultural de México
Quedan cordialmente invitadas e invitados.Comentarios
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Published on October 17, 2013 12:48

September 24, 2013

Llegué a los acetatos cuando ya iban de salida


Llegué a los acetatos cuando ya iban de salida

Empecé a coleccionar música quizá a los 15 años. En ese tiempo, como podrán imaginar, mi poder adquisitivo era mínimo. Así, entre 1990 y 1993, aproximadamente, armé una pequeña discoteca, con casetes comprados y grabados y con unos 50 discos de larga duración (LP, vinilo, acetato, etcétera). Pero esos fueron justamente los años en que el formato de los vinilos pasó de moda. Bajó su producción y emergió el todopoderoso disco compacto. Sumado a esto, se dañó la aguja de mi tornamesa, y debido a la caída en popularidad de los discos “grandes” fue imposible hallar una nueva. Al año siguiente tuve mi primer reproductor de discos compactos y mi exigua colección de acetatos pasó a dormir el sueño de los justos.
Entre 1994 y el 2006, logré reunir unos 300 discos compactos, y claro, me resistía a bajar música. Quemar discos me parecía aberrante. Disfrutaba aún en esos años de sentarme o acostarme para escuchar un disco completo, repasar los libritos, memorizar las letras. (El poco inglés que manejo lo aprendí así y viendo cine. Hoy, es muy posible que pueda relacionar una palabra con la canción de la cual la aprendí.)
Pues sí, me negaba a bajar música… hasta que llegó la banda ancha, y no hubo marcha atrás. Horas, días, semanas enteras dedicadas a rastrear lo “inconseguible”, lo “inclasificable”. Cientos de canciones, decenas de discos quemados sin etiquetar. Y es que con tanta abundancia, la música pasa a segundo plano. Dejamos de escucharla, obsesionados por coleccionarla, o más bien, por acumularla. El formato digital hace que dejemos de prestar atención. Hay más formas y lugares para reproducir el sonido, pero nosotros hace mucho que abandonamos la sala, el cuarto, y solo escuchamos el ruido de una contemporaneidad efímera (como toda contemporaneidad).
Tenemos computadoras, celulares, smpartphones, equipos en los carros, reproductores de todo tipo (ipod, ipad, iphone), pero cada día escuchamos menos música. Solo hay sonido de fondo, “música ambiente”. Ahora toda la música es de elevador, de supermercado, de consultorio de dentista, porque ya la música no importa. Obsérvese el comportamiento típico de un adolescente con un ipod. Simple y sencillamente pasa de un tema a otro sin detenerse a pensar, a escuchar. Bien valdría que las canciones hoy durasen 10 segundos. Nadie lo notaría. Bajamos canciones y saltamos de pieza en pieza sin sentido, solo porque ahí están. Un problema de exceso. (Y ni siquiera hemos llegado al problema de iTunes.)
La música debe disfrutarse, escucharla realmente es un ritual
El asunto es que durante el reinado del disco compacto, conseguir una tornamesa no era algo muy común. Sin embargo, eso ha cambiado, quizá por el auge digital que acabo de explicar. Las miradas, y los oídos, hoy se vuelven a los acetatos, a las formas “antiguas” de escuchar. Yo, con mi coleccioncita de discos de vinilo guardada, hace tiempo que quería ponerlos a girar de nuevo. Pero repito, el asunto no era fácil. No solo era cuestión de comprar la tornamesa, sino que por lo general se requería un sistema de sonido para poder amplificarlo, y ya nadie tiene equipos de sonido en casa, ¿o sí?
Pero todo cambió hace unos días. Entré a una tienda de discos a ver para matar el rato y salí con un modesto aparatito marca Crosley. Muy completo. Es tocadiscos, tiene radio AM y FM, con entrada para USB y para SD, guarda directamente en mp3 y trae los parlantes incorporados.



Llegué a casa, 20 años después, reacomodé la ínfima coleccioncita de long plays, armé el tocadiscos y desempolvé una edición original de Radio One , de Jimmy Hendrix, un acetato doble, en vinilo transparente, que solo tiene tres caras (la cuarta es lisa). Encendí el aparato, moví el brazo y un click anunció que el plato empezaba a girar. Puse el disco, bajé la aguja, se escuchó el crepitar, y la guitarra de Hendrix emergió poderosa, incendiaria (como dice el protagonista de Almost Famous). No sé si son ideas mías o si todo se debe a la magia de Hendrix, pero eso sonaba salvaje, fuerte. A unos 30 metros nadie hubiera podido asegurar que se trataba de un acetato.
Los discos, luego de veinte años guardados, parecen no haber sufrido por nada. Ni polvo ni rayaduras (nuevas). Luego de Radio One puse Lisztomania , la banda sonora de la película homónima, que estoy seguro no es lo más usual en You Tube. Luego vino In Concert , otro doble de otra “suicida”: la Joplin. Después el Double Fantasy , de John y Yoko, en vinilo rojo. Y hace dos noches, por primera vez en mucho tiempo, junto con mi esposa, escuchamos completo un álbum: el extended play de Sting Nada como el sol , con versiones en español y portugués de su disco Nothing Like the Sun.
Porque de eso se trata, de aprender a escuchar de nuevo. Más allá de que realmente el sonido de un vinilo sea superior (de por sí tengo pésimo oído y este tocadiscos no es el más sofisticado del mundo); más allá de la nostalgia y del predecible “hipsterismo”, se trata de tomarse el tiempo, de reposar, de meditar, de permitir -sin vergüenza freudiana- que los sueños diurnos (o los mojados) resurjan, y tomen su lugar en esa posibilidad de construir o habitar otros mundos.
Que haya un lugar como El Sótano, donde solo ponen música en long play, que yo me haya tropezado con mi crosley o el artículo de hoy en La Nación son mera casualidad, contingencia o cruce de astros. Ustedes ya saben, busquen la forma de aprender a oír de nuevo. Yo apenas comienzo y espero que no se me pase esta fiebre. Además, ya pueden hacerse una idea de qué regalarme en Navidad, en mi cumpleaños, el día del niño o simplemente porque son gente buena nota.  Comentarios
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Published on September 24, 2013 08:23

August 27, 2013

Concluye ciclo Imaginación y Memoria

Clausura del cicloImaginación y MemoriaMiradas en Torno a la Poesía Costarricense
Miércoles 28 de agosto,en el marco de la 14 Feria Internacional del Libro Costa Rica 2013(FILCR134)
Los secretos y misterios de la poesía ticaserán por fin revelados
"De influencias y resistencias. De Debravo a la poesía coloquial"
Con la participación de
Carlos Francisco MongeDiana ÁvilaLuis Chaves
ModeradorG.A. Chaves
Lugar: Espacio Cultural Carmen Naranjo (antigua estación al Atlántico)Hora: 7:00 p.m.
Habrá libros a la venta, recepción y recuerde que puede parquear al lado o al frenteComentarios
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Published on August 27, 2013 07:49

August 20, 2013

Feria Internacional del Libro Costa Rica 2013 y cierre del ciclo Imaginación y Memoria


Del viernes 23 de agosto al domingo 1 de setiembre se estará desarrollando la 14° Feria Internacional del Libro Costa Rica 2013 (FILCR 2013), con México como país invitado. 
La edición de este año ha sido coproducida por el Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), y salta a la vista que habrá cambios importantes. Para empezar, la entrada será totalmente gratuita. Asimismo, a la oferta editorial y literaria se sumará una variada propuesta de cine, artes plásticas, humor y otras expresiones. La feria se realizará en las instalaciones de la Antigua Aduana, el salón del teatro de la Aduana, la Casa del Cuño y el Espacio Cultural Carmen Naranjo.
Presentaciones de libros, talleres, lecturas, conferencias, ofertas, un variado catálogo, escritores de diferentes países, presencia de libreros, editoriales nacionales y extranjeras, públicas e independientes y muchas otras atracciones esperan a los visitantes cada día, de 9:00 a.m. a 8:00 p.m.
FIL Costa Rica 2013 from PUPILA ESTUDIO on Vimeo.

Por otra parte, el ciclo Imaginación y Memoria. Miradas en Torno a la Poesía Costarricense estará llegando a su fin, con las dos últimas actividades, en el marco de la FILCR 2013.
Miércoles 21 de agostoLectura con Mía Gallegos, Guillermo Fernández y Mauricio Vargas OrtegaPresentadora: Laura Casasa
Miércoles 28 de agosto"De influencias y resistencias. De Debravo a la poesía coloquial"Tertulia con Diana Ávila, Carlos Francisco Monge y Luis ChavesModerador: G.A. Chaves
7:00 p.m., Espacio Cultural Carmen Naranjo (antigua estación al Atlántico)*

Nota: Pueden parquear al lado o al frente. Se ofrece recepción.Comentarios
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Published on August 20, 2013 14:10

July 25, 2013

Sesiones en Duluoz. Poesía, n.° 3 / Osvaldo Sauma


Sesiones en Duluoz. Poesía, n.° 3 / Osvaldo Sauma
Para la tercera edición de Sesiones en Duluoz.Poesía, invitamos al escritor Osvaldo Sauma, quien compartió con nosotros los poemas “Tríptico de la buhardilla” y “Viejo niño padre mío” (los transcribimos para que pueden seguir la lectura).
Nota: Debido al sonido ambiente, recomendamos usar parlantes externos o audífonos.



Los libros La canción del oficio. Poesía reunida (2013-1983) y poemas inéditos(San José: Editorial Germinal, 2013, 400 pp.) y Poesía reunida (Colección Los Conjurados, Bogotá: Común Presencia Editores, 2013, 104 pp.) los puede adquirir en Libros Duluoz.
Agradecemos a Osvaldo por participar y a Andrea Mickus y G.A. Chaves, de Libros Duluoz, por el espacio y la complicidad.


Tríptico de la buhardilla*

A Francisco Amighetti,in memóriam

I
derramolos primeros tragos del aguardientepara que los ángelesbeban conmigo en soledadcon amigos asíes fácil perder la corduranada mejor que beberamparado a su pulcritud
extraña costumbre estaa la que a diario me acostumbropara exorcizar los fantasmas de la tierrapara despertar la embriaguez seráficay alzar vuelo en medio de la nada

II
 salud           hermano                          salud
de más está decirque cada uno lee en el otroel cúmulo de sus miserias
de más está decirque envejecemosy que de nada nos sirvenlas estatuas de salque dejamos perdidas en el camino(el viento a nuestras espaldassopla una tramontana inútil)
salud           hermano                          saludpor esta soledad que compartimosfrente a frente / espejo contra espejo

III
hoy no llamaré a nadiehoy quiero emborracharmea solas con mis ángeles
aquí adentrono hace falta el mundotenemos amigosque desde las sombrascelebran con nosotrosen silenciohermanos que releemosa la maneraen que se lame un animal herido
aquí        ni siquierahace falta la música                              nos bastanla palabra y el aguardienteel humo sagradoy otras comunes pertenencias
aquí no hace falta nadaaquí hacen nido los pájaros nocturnosy Homero y Ulises vuelven a quemar las naves
De La canción del oficio, pp. 191-192                                                           

Viejo niño padre mío*

I
te tiré tan asustadotan niño                             Padrecuando la muerteanunció en tus ojossu llegada irrevocable
hubiera querido decirte                                         graciasdespedirme de vos con un abrazorecordarte que Dioste había desde siempre perdonadoDios perdona a todoslos que apuestan la vida por la vidalos que improvisancon el coraje del corazónla ruta de la existencia y sus azares
yo sólo hubiera querido decirteque te amoque amé tu altivez entre los altivostu humildad entre los humildesy ese terco orgullo                                  forjadoen la noble arena de los desierto

II
hubiera querido llevarte                                         Padrefrente a la tumba de tu Padrehubiera queridoque perdonaras en vidael abandono que en vida te hizoel que yace ahoraabandonado en Puerto Padre
hubiera querido que te fuerassin ese peso en el costadoque en la otra orillafuera más ligera tu cargaque dejaras las heridas de este lado
ya podés irte en pazviejo niño padre míoya los nietos hablan de voscomo di no te hubieras idocomo si fueras una presenciaque sabemos perpetua en nuestras vidas
no temásno bien traspasés el túnel de la luzlos Huríes te devolverán tu corazón de niñojugarás de nuevo entre el sol de los muertosy le daré a mi Padreel abrazo que en su muerte no pude darlea mi Padre que yace ahoraabandonado en Puerto Padre
De La canción del oficio, pp. 186-187


Sesiones en Duluoz. Poesía, n.° 1 / Angélica Murillo
Sesiones en Duluoz. Poesía, n.° 2 / Joan Bernal Brenes
Otros poetas costarricensesComentarios
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Published on July 25, 2013 11:29

July 23, 2013

Imaginación y Memoria. Miradas en torno a la Poesía Costarricense*

Colegio de Costa Rica promueve un ciclo de tertulias y lecturas en torno a la poesía costarricense
Las actividades se realizarán los miércoles en el Espacio Cultural Carmen Naranjo, el 31 de julio y el 7, el 14, el 21 y el 28 de agosto y son gratuitas
Con el objetivo de promover espacios de discusión y de problematización de la poesía costarricense, donde se den cita diversas voces y protagonistas con sus puntos de vista especializados, el Colegio de Costa Rica del Ministerio de Cultura y Juventud presenta el ciclo de tertulias Imaginación y Memoria. Miradas en Torno a la Poesía Costarricense”, coordinado por Gustavo Solórzano-Alfaro, escritor, editor y profesor, y autor de la antología Retratos de una generación imposible y del poemario Inventarios mínimos.
El ciclo se llevará a cabo en el Espacio Cultural Carmen Naranjo (antigua estación del ferrocarril al Atlántico) el 31 de julio y el 7, el 14, el 21 y el 28 de agosto, de 7 a 9 de la noche.
“La iniciativa nace de una propuesta que me hace el Colegio de Costa Rica, para organizar y coordinar un proyecto sobre poesía. Durante cinco semanas, habrá una serie de conversaciones y lecturas que girarán en torno a la historia de la poesía costarricense; sus tendencias estéticas, sus problemas, momentos relevantes, representantes destacados”, explicó Solórzano-Alfaro.
“Pienso que este ciclo es una oportunidad única para pensar y replantear ideas acerca del quehacer poético de nuestro país. Quizá por primera vez vamos a tener reunidos en un mismo espacio una amplia gama de autores muy diversos, casi 20, que han sido protagonistas de la escena literaria de los últimos 50 años, y que a través de su particular visión nos darán una mirada sobre la lírica de Costa Rica”, expresó el especialista.



Programa del ciclo Imaginación y Memoria. Miradas en Torno a la Poesía Costarricense
En la primera sesión, el miércoles 31 de julio, se realizará la tertulia “De la lira costarricense al siglo XXI”, en la cual participan los expositores Carlos Cortés, Francisco Rodríguez y Mauricio Molina, y modera Flora Ovares. El tema central del diálogo será la historia de la poesía costarricense, desde sus orígenes hasta nuestros días, sobre sus aspectos más destacados y sus problemas, y sobre sus autores más relevantes.
La segunda cita, el miércoles 7 de agosto, es una lectura de poesía con Silvia Piranesi, Klaus Steinmetz y David Cruz, presentada por César Maurel. En este espacio los poetas compartirán con el público sus procesos creativos en la escritura.
“Tradición y ruptura en la poesía de los 60, 70 y 80” se titula la tercera cita, el miércoles 14 de agosto. Esta tertulia pretende un acercamiento a los problemas estéticos de los movimientos poéticos en Costa Rica en las décadas de los 60, 70 y 80, de parte de algunos de sus representantes más destacados. Participan como expositores Alfonso Chase, Julieta Dobles y Osvaldo Sauma, bajo la moderación de Gustavo Solórzano-Alfaro.
Una segunda sesión de lectura de poesía, el miércoles 21 de agosto, será la cuarta cita, con los escritores Guillermo Fernández,  Mía Gallegos  y  Mauricio Vargas Ortega. La presentadora de la actividad será Laura Casasa. En este caso, también los escritores conversarán con los asistentes sobre el abordaje personal de su creación poética.
Por último, la quinta actividad del ciclo, el miércoles 28 de agosto, será la tertulia “Influencias y resistencias. De Debravo a la poesía coloquial”, en la cual se analizará las influencias y tendencias de la poesía costarricense desde los años 60 hasta nuestro días, específicamente la tensión entre poesía “trascendentalista” y poesía coloquial. Los expositores serán Carlos Francisco Monge, Diana Ávila y Luis Chaves. La actividad será moderada por G. A. Chaves.


* Información tomada del comunicado oficial del Ministerio de Cultura y Juventud y del Colegio de Costa Rica




Programa de tertulias y de lecturas
Primera tertulia (31 de julio)De la lira costarricense al siglo XXI
Carlos CortésFrancisco RodríguezMauricio Molina
Moderadora: Flora Ovares
Lectura 1 (7 de agosto)
Klaus SteinmetzSilvia PiranesiDavid Cruz
Presentador: César Maurel
Segunda tertulia (14 de agosto)Tradición y ruptura en la poesía de los 60, 70 y 80
Alfonso ChaseJulieta DoblesOsvaldo Sauma
Moderador: Gustavo Solórzano-Alfaro
Lectura 2 (21 de agosto)
Guillermo FernándezMía GallegosMauricio Vargas Ortega
Presentadora: Laura Casasa
Tercera tertulia (28 de agosto)Influencias y resistencias. De Debravo a la poesía coloquial
Carlos Francisco MongeDiana ÁvilaLuis Chaves
Moderador: G.A. ChavesComentarios
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Published on July 23, 2013 07:16