Pablo Poveda's Blog, page 48

January 10, 2018

Revoluciones

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Todos necesitamos llevar a cabo una revolución.


Asociamos el término a la sangre, al grito y a la ira, pero nada más lejos.


Revolución viene del latín revolutio, que significa: una vuelta.


Todos necesitamos tener una. Dar un giro, una vuelta más como el tambor de la lavadora. Un poco de mejora, subir un escalón, reiniciar el statu quo infantil que ni siquiera nos planteamos en la edad adulta. Hay quienes lo etiquetan como causa, llamada, pasión, pero ninguno de esos términos funciona conmigo. La fe, la pasión, son la gasolina de la revolución, del cambio.


En mi caso, la revolución es escribir historias, hacerlas llegar a otra gente, llevarlos a sitios en los que he estado, a vidas que desconocen y, a través de mí, incitarlos a descubrir a otras personas que también escriben. La música, la literatura, la pintura… no entienden de polaridades, están hechas para la reflexión, el disfrute y el progreso.


Pero existen otras revoluciones, como la de quien enseña a sus estudiantes que las matemáticas no son peligrosas, ni aburridas, todo lo contrario (algo que pocas veces sucede en las escuelas); la de quien prepara con esmero el mejor pan de la ciudad, para que cada bocado sea un placer; la de quien hace reír a un montón de espectadores en el interior de un teatro; la de quien apaga los fuegos que arrasan bosques; la de quien cuida y rescata a los animales que han abandonado, o la de que quien corta el cabello para que esa persona se sienta más guapa y feliz consigo misma.


Para mí, eso son revoluciones.


Cuando escucho a una persona durante mucho tiempo decir que se siente perdida, entiendo que no está buscando su revolución, que piensa en dinero, en éxito, en otras cosas, en otras personas… pero no en que un día perecerá y habrá dejado este sitio tal y como lo encontró, pero cargada de arrepentimiento.


Todos tenemos una revolución interior, diaria, y ésta no tiene por qué ser oscura, ni violenta, ni debe perjudicar a otros.


Soy una persona optimista pero también soy consciente de que requiere tiempo saber cuándo cortar ciertas relaciones, hábitos y entornos para hacer un cambio.


A veces, tenemos miedo empezar ese camino, esa vuelta, por lo que nos dirá el entorno, por las opiniones que recibiremos o por la idea de que no triunfará. Pero, una vez más, nos estaremos dejando llevar por lo externo, en lugar de seguir el grito interior que nos lleva a hacer el bien y que no es más que algo natural y humano.


La entrada Revoluciones se publicó primero en Pablo Poveda.

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Published on January 10, 2018 01:51

January 5, 2018

Sábado

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Hace tiempo que los sábados dejaron de ser una excusa para levantarse tarde. Si el lunes significa volver al teclado, a dejar que la prosa fluya y las ideas inunden mi habitación, el sábado es apagar la pantalla por un -breve- período de tiempo, echar la persiana, respirar el salitre de la playa, poner primera y meterme en la carretera para absorber momentos, conversaciones, cafés, botellines de cerveza bien fríos, aperitivos, vermú, recuerdos del pasado, baldosas rotas, relatos a medio acabar, canciones olvidadas, discos polvorientos, páginas amarillentes, copas de vino en mesas de madera rayada y dejarme contagiar por el bullicio de los bares. El sábado significa costumbrismo, mancharse las manos, pasear, pintar de romanticismo lo mundano hasta convertirlo en ritual.


Si hay un día de la semana en el que el tiempo se para, ese es el sábado, cuando la gente se embebe de vida, de gracia, de amor, cuando la gente se olvida del ayer y no piensa en el mañana y lo celebra en las calles, en las casas, en el cine, bajo una manta e incluso sin ella. A medida que la vida pasa, los sábados no son como eran antes pero, como los buenos vinos, maduran tomando otra textura, otra luz, y se dejan apreciar, de otro modo, con otro color, siempre con placer.


Sin duda, esto es apología de un día tan certero y necesario como el sábado.

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Published on January 05, 2018 01:00

January 4, 2018

Escuchar

Ayer decidí dar un paseo, dejar que los rayos vespertinos me dieran en la cara, parar el tiempo por un rato e imaginar que el mundo no continúa al apagar la pantalla.


Caminando a escasos metros de la playa, sentí el olor a salitre propio de este lugar. Por los auriculares hablaban sobre libros. Este año me he propuesto escuchar más a las personas.


Sí, escuchar.


La mayoría no lo hacemos. O nos ponemos a pensar en otras cosas o basta que empiece la otra persona, para preparar nuestra respuesrta.


Por eso, este año, quiero mejorar, aunque sea a través de un programa de radio. Concentrarme en el ejercicio de escuchar.


Hablaban sobre edición, libros, lo que el futuro deparará. Uno de ellos decía que hoy la gente lee y compra más que nunca, sin distinguir de formato. El problema venía cuando el dinero no iba al bolsillo de quienes dicen lo contrario. Sólo hay que ver los números, y que son los grupos editoriales quienes infunden ese pesimismo para pagar menos a sus autores.


No supe si era cierto, aunque tenía sentido.


Sin embargo, aquel comentario me llevó a otras reflexiones. En ocasiones, nos aferramos al juicio que hacemos de lo que no vemos. Encontramos a una persona y juzgamos su apariencia. Nos cuesta tomar distancia de la visión que tenemos de cómo deben ser las cosas en este mundo y si esa persona está, o no, dentro de esta concepción. Nos cuesta tomarlo tal y como es.


Reconozco que hace tiempo perdí el romanticismo por muchas cosas -aunque lo he ido recuperando con el tiempo-, que lo que hace años me sorprendía, ya no.


Tenía una visión fragmentada y sólida de las cosas.


No obstante, el primer paso es reconocerlo y, el segundo, hacer un esfuerzo por cambiarlo. Las emociones se contagian con facilidad en las redes sociales.


No existe peor cosa para un comentario negativo que mostrar una indiferencia sana, honesta, mientras no perjudique a nadie, ni tampoco a ti.


Así que deja de encabronarte por tonterías.


Hay cosas y personas maravillosas ahí fuera a las que escuchar, en las que invertir el tiempo. En la calle, en la red, en tu barrio. Hay millones de personas poniendo su grano de arena. Unos lanzan luz, otros echan sombras, pero la luz siempre ilumina.


Es importante tomar distancia y, si es necesario, dejar de seguir a todo eso que no hace más que soltar bilis a diario.


Practicar el ejercicio de aceptar las cosas como son sin tomar parte, requiere tiempo, pero ayuda a vivir en calma.


 


 


 


 

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Published on January 04, 2018 22:33

January 3, 2018

Radio

La oscuridad reina. Todavía no ha amanecido cuando me levanto decidido a comerme el día, a aprovechar las horas y a no caer en la trampa de cada día. Había olvidado lo que era acostarse y despertar con la misma luz de fondo, como si nada hubiera pasado. Por la radio dicen que hay una epidemia de gripe en Madrid. Para mi fortuna, lo mío es sólo un resfriado. Estos días también he oído sobre un virus estomacal. Las Navidades y los excesos pagan doble.


El locutor de Radio 3 pincha una canción conocida de Eminem y, después de tantos años, ahora que entiendo lo que dice, le encuentro sentido a sus versos, incluso me llega a gustar. En cuestión de unos minutos, en mi lugar de trabajo he pasado de Paco de Lucía a Beyoncé, que canta poseída. Miro el reloj y ya son las siete. Los segundos se estiran como goma de mascar.


Hace más de una hora que he despertado, pero imagino a cientos de conductores por las carreteras principales del país acudiendo a sus puestos de trabajo, somnolientos, con no más que un café en sus cuerpos y Beyoncé repitiendo como un exorcismo Around the world sin parar rebotando contra las ventanillas de los coches, porque es lo único que entiendo y sólo espero que se acabe, porque yo no necesito despertar, aquí reina la calma y la concentración, y no el ruido de motores, las luces de neón de las calles ni el sonido metálico de las persianas al abrir.


Reflexiono y doy un sorbo a la taza de té que he preparado. No tengo nada contra la cantante, simplemente, hacía eones que no ponía la responsabilidad de elegir la música que escucho en las manos de otra persona humana. Desde hace tiempo, un algoritmo se encarga de ello, buscando entre mis gustos, entregándome más de lo mismo. Los Planetas cantan sobre un verano triste como si hubieran pinchado el disco con menos revoluciones. Salir de la zona de confort, dicen. Controlar nuestras fortalezas, observar y disfrutar del libre albedrío que nos rodea. Empezar el día encendiendo la radio, sin esperar nada a cambio, o quizá sí, que vuelva a salir el sol, que no falten personas que se encarguen de escoger la música.


 

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Published on January 03, 2018 22:31

Labor

Pongo las manos sobre el teclado antes de que salga el sol. Preparo café y tuesto un poco de pan en el que más tarde rocío aceite. A veces siento que hemos perdido la capacidad de sorprendernos, como cuando poníamos un disco, le dábamos al botón del ‘play’ y la música sonaba.


Este año quiero publicar una vez al día. Dejar constancia de que pasé por aquí, de que estuve pensando en algo.


Es hora de cortar madera, de tirar del cable y apagar las notificaciones. De cocinar a fuego lento y dejar de perder el tiempo en artículos de crecimiento personal (ya hemos leído suficientes). Ve a Amazon, toma uno y prepara té. Con eso bastará. Leer es sencillo, lo más complicado es ponerse en marcha.


Mientras tanto, trabajo en la tercera parte de Don, la secuela de ‘Miedo’. Don es un personaje complejo, diferente y más complicado de escribir que otros como Caballero. Cuando me siento con él, tardo días, incluso semanas, en conectar con su psique, en envolverme con su forma de pensar. Escribir sobre un personaje se parece a lo que hacían los soldados en la película ‘Avatar’. Al fin y al cabo es conectar tu mente en otro cuerpo, ya sea imaginario o ficticio. Supongo que cada personaje muestra un espectro interior de mí, un color diferente y, hasta ahora, Don es el que más me cuesta mostrar.


Por otra parte, a partir de hoy, quien esté suscrito a Kindle Unlimited podrá disfrutar de toda la serie completamente gratis. Los primeros tres libros (‘Odio’, ‘Don’, ‘Miedo’) están disponibles para leer en el catálogo de KU.

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Published on January 03, 2018 02:05

January 2, 2018

Oráculos

No creo en los propósitos de nuevo año, ni en las listas perecederas que se pierden en el olvido. Ni me apunto al gimnasio el dos de enero, ni dejo de beber alcohol.

Sin embargo, el final de año siempre me ha servido, junto al cumpleaños, como punto de reflexión para mirar atrás, tomar notas y redirigir el curso de mi camino.


Si mi cumpleaños representa el oráculo más personal, en el que reflexiono sobre los años, lo que he hecho o dejado de hacer en el trascurso de mis días; el fin de año significa el profesional, ya que se adecua al calendario de todos.


Desde hace unos años, me gusta sentarme horas antes de la medianoche y trazar el camino de mejora que voy a llevar a cabo. Con un poco de retrospección, me doy cuenta que he desatendido algunas áreas mientras reforzaba otras. Siempre hay algo que mejorar y, cuando desatendemos un área, ésta siempre tiende a caer. Los japoneses tienen un concepto llamado ‘kaizen’ que se basa en la mejora constante. Si cada día, mejoramos un 1% en todo lo que hacemos, a la larga, el resultado es notable. Pero es algo que tampoco funciona del todo para mí.


Prefiero simplicar. Seguir haciendo lo que funciona, más y mejor, y adaptarme a los nuevos tiempos de cambio constante, porque sin un desafío, no hay quien mejore. Poner empeño en esas cosas que dejé atrás y desempolvar las viejas rutinas. Doce meses son todo y nada a la vez.


Más estoicismo, menos caprichos innecesarios. Más libros que leer, historias que contar y momentos que compartir. Olvidar el pasado, perdonarse a uno mismo y empezar de nuevo.


Bienvenido 2018.

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Published on January 02, 2018 03:18

December 29, 2017

Carreteras

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Luces de neón, autovías, carreteras infinitas que cruzan regiones, lugares que conozco por primera vez. El viento sopla, pero no nos importa. Mi amigo, quien conduce, me dice que la vida son experiencias, las que vives y las que te dejas sin experimentar. Sus palabras resuenan, razón no le falta. Yo le contesto que la noche es un mundo extraño, un lugar desconocido para muchos. Él me responde que sí, que hay demasiados gatos pardos en él. Sabe de lo que habla, parece haber estado allí antes.


Regreso a casa con la mente tranquila y un regusto agradable al comprobar que, una vez más, la realidad supera a la ficción con creces. Sonrío porque son estas cosas las que alimentan mi imaginación, mis historias.


Estos días de conversaciones, de reuniones y botellas de vino que se vacían, de costumbre y tradición, observo que cada uno de nosotros tiene una historia que contar al mundo, una historia que sacar ahí fuera. Cada persona busca su modo de hacerlo.


Veo Blade Runner 2049 y me fijo en una escena que me hace reflexionar. La chica que habla se encuentra en una jaula de cristal y su trabajo es el de diseñar los recuerdos de los androides. Por una cuestión médica, ha pasado tanto tiempo allí que se ha convertido en una experta en imaginar, en crear historias. Eso me hace pensar en el letargo de mis días sobre el teclado. En la combinación de ambos mundos.


Siempre hay un poco de cada artista en su trabajo.


Últimos días para cerrar un año redondo en el que quedan muchas cosas por mejorar. A veces, damos demasiadas cosas por sentadas, olvidando celebrar los logros, las pequeñas victorias. Es el momento de seguir el camino, coger impulso y afrontar los nuevos desafíos.

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Published on December 29, 2017 03:25

December 21, 2017

Continuar

Escribo estas líneas agotado, exhausto pero con la tranquilidad en el cuerpo de dejar las cosas cerradas. Diciembre ha sido, a nivel de trabajo, un mes tan peliagudo como lo fue enero, salvando las distancias. Por fortuna, esta vez, sólo me tenía que ocupar del trabajo.


Doce meses que se escapan sin que me haya dado cuenta. He tenido tiempo para escribir un puñado de novelas, comenzar un nuevo proyecto de vida, cruzar Europa en coche, visitar seis países, recuperar viejos hábitos sanos, volver a casa, junto al mar, y escribirme con cientos de lectores de todo el mundo.


Un año mágico, el más prolífico y productivo de mi vida y, probablemente, en el que más he aprendido profesional y espiritualmente.


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Diciembre termina de un modo imprevisible: dolores de espalda, problemas con el correo electrónico, caída en la página web, horas de sueño acumuladas, frío (mucho frío), proyectos que no ven el final, falta de tiempo, de ocio, de vida… Siento las molestias causadas a quien le hayan llegado mis correos repetidos… Reconozco que he estado a punto de colgar los guantes en algún momento, de decir que no pero, por esa misma razón, he seguido adelante hasta sacar a la luz ‘Odio‘, la precuela que inicia la serie de Don (ya disponible para Kindle y Kindle Unlimited). Estos son los momentos que marcan la diferencia, las situaciones que dan sentido a lo que hacemos.


Sin embargo, dejo por escrito, para leer más adelante (me gusta volver a las entradas que escribí en el pasado), algunas cosas que debo hacer más en 2018, entre ellas:


-Aprovechar mejor el tiempo.

-Meditar más a menudo.


Los días que acontencen, además de pasarlos en familia y visitar la ciudad, son también para planear lo que vendrá durante el próximo 2018. Como en la música, lo más complicado es mantenerse. Los artistas que triunfan con un primer álbum, rara vez llegan al segundo. En mi caso, sólo deseo seguir creciendo, escribiendo nuevas historias, entusiasmando a tantos lectores como pueda y llegar con mi mensaje a esas personas que todavía no me conocen. Estoy enormemente agradecido por las miles de personas que me han leído este 2017 (algo imposible hace seis años) y, por eso, debo seguir luchando.


Felices fiestas, feliz Naviad

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Published on December 21, 2017 10:41

December 12, 2017

Detalles

El sol calienta el balcón, el mar está tranquilo, no como ayer, que bramaba ahogado en una playa que no le pertenece. En algún momento, alguien decidió ponerle diques al mar para bajar la violencia con la que rompía y ahora las olas llegan exhaustas. Aún así, es hermoso de observar. Me siento frente al escritorio que he adaptado con una antigua mesa y una silla giratoria. Es suficiente, simple, sin florituras. Recuerdo los días en los que la escritura era lenta, fría, junto a un café de franquicia, un bocadillo de salami y un montón de gente a mi alrededor. Entonces yo era el mar y aquello el dique que entorpecía mis palabras. Starbucks, Coffee Heaven, Caffè Nero, Costa… qué más da, todo queda atrás, como una imagen borrosa. Recuerdo a Paul McCartney cantando ‘Wonderful Christmastime’ y a mí arrastrando los pies bajo los copos de nieve.


Hoy, miro a un lado mientras doy sorbos a una taza de té y veo los rayos del sol entrando por la cristalera. Todo queda atrás como un recuerdo vago, pasajero y borroso. Una marca en la memoria que me hace dudar entre lo ficticio y lo real. Me miro las manos y entiendo que las únicas cicatrices que perduran son las del alma. No importa dónde hayas estado, pues tu recuerdo se convertirá en algo tan difuso e ilusorio que será imposible de recuperar. Algún día, querrás volver a él y te darás cuenta de que todo había sido mentira.


Por tanto, sólo nos queda saber que somos donde estamos, aquí, en este momento. Que las experiencias pasadas perfilan nuestras visión del presente, como el alfarero que da forma a su vasija. Fuimos lo que fuimos y somos lo que somos. Algo tan simple y redundante que no mencionaría si no fuera porque, en muchas ocasiones, vivimos anclados en una ilusión lejana. Y, tal vez, este año no haya montones de nieve, ni salchichas a la parrilla, ni luces de colores y si Paul McCartney canta, no volverá a ser lo mismo. Pero, qué demonios. Tengo el mar cerca, hay buenos vinos, jamón serrano, los bares llenos hasta la bandera y gente interesante a mi alrededor. Y, aunque no me gustara, es lo que hay, tú lo has decidido, siempre lo haces. Carpe Diem es eso y no terminar empotrado en un arcén. Mirar a los ojos, saber escuchar a quien tenemos al lado y cuidar los detalles; seleccionar la música, hacer de lo simple, un clásico; escribir otro capítulo de nuestra vida.


En el fondo, todos llevamos un libro dentro.

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Published on December 12, 2017 01:17

December 7, 2017

Memento Mori

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Diciembre es el mes de las celebraciones, de los finales, de los puntos de inflexión, de las vueltas a casa y del adiós a doce meses -largos o cortos, según se vea-. Llevo una temporada enfrentándome a diferentes escenarios, por lo que hace tiempo que dejé atrás los convencionalismos y los dictámenes.


Veo la vida con los ojos que tengo, miopes, pero los mismos que han visto muchas otras cosas durante estos años. Tantas, que ya no sé ni quién soy, por eso me hago una foto frente al espejo. Para mí, diciembre significa mucho, pero también poco. Es un buen momento para reencontrarse con el pasado, con las raíces, independientemente de las creencias con las que se comulguen en la casa de cada persona. También es un periodo para cerrar ciclos para siempre o prepararse para los que están por llegar. No soy una persona de propósitos ya que no cumplo la mitad de los que me propongo: sólo los importantes.


Desde hace un tiempo, llegado a diciembre, me gusta dejar por escrito lo que he aprendido, percibido o experimentado durante el año vivido para así leerlo en el futuro. Este año, no iba a ser menos. Por primera vez, he cambiado de país, de profesión y puedo dedicarme a tiempo completo a la escritura -algo con lo que soñaba años atrás. El tiempo pasa más rápido de lo que percibimos.


Aunque la lista podría ser muy larga, hay algunas cosas que resaltaría para continuar en el año próximo.



El estrés te puede matar: no somos conscientes de ello hasta que nos pasa factura. Debido a diferentes cosas, sufrí un episodio de estrés que me cambió el modo de ver la vida. Dormir bien, comer bien, vivir bien. Si hay algo o alguien que te quita el sueño, las ganas de comer o las de vivir, terminará contigo. Haz lo que consideres para que eso no suceda.
Memento Mori: algún día te vas a morir. Leer a los estoicos me ayudó bastante a entender que, hagas lo que hagas, vamos a ser polvo de ceniza. Una obviedad de la que no somos conscientes cuando vivimos como ratones. Por tanto, es mejor levantarse y acostarse con la satisfacción de no habernos traicionado a nosotros mismos. No hay más.
No todo vale: la red es un agujero negro de opiniones, bulos, noticias, comentarios… He dejado de creer a los medios de comunicación, a los líderes mediáticos. No te creas a nadie, forma tu opinión, lee libros y pregúntate por qué crees en lo que crees -no porque lo diga otra persona-. La mitad de noticias de portada en los diarios son una vergüenza. Existe una delgada línea entre informarse y consumir (tanto lo bueno como lo malo) información. El placer es efímero, el dolor llama más la atención. Vigila tu entorno porque terminarás pensando como él. Es cierto que eres las cinco personas con las que te rodeas. Que no te quepa duda. Escoge bien.
Las cosas requieren tiempo y sacrificio, más de lo que piensas: hoy hay mucho vendehumo en internet. A veces, la suerte llama a tu puerta pero, si no lo hace, puedes ir tú a la suya. Qué demonios, olvídate de la suerte. Es un término para quien cree en las casualidades. Los trenes pasan una y otra vez. Hay oportunidades y debes tomar la tuya cuando sea el momento. La única forma de aprender es haciendo y, si quieres hacer algo y no sabes cómo, ya puedes empezar. Haz, sacrifícate por ti y, malamente hablando, que te la sude el resto. El entorno -como he dicho antes- es pernicioso. Normalmente, sólo mira para sus adentros: que trabajes en algo y ganes dinero, que formes una familia, que [Aquí la excusa a la que te someten]. Familia, amigos, profesores, jefes. Guárdate tus ideas, trabaja como una hormiga y que te guíe alguien que haya hecho antes eso que tú quieres hacer (un mentor/a, vamos). No te conviertas en el trauma de otra persona. El resto, que le dé las lecciones a otra persona. Hagas lo que hagas, vas a sufrir, te va a doler y vas a querer renunciar en algún momento. Sé fuerte y apóyate en esa fe ciega que te mantendrá a flote. Antes de comenzar, tienes que creértelo. Luego alguien te dirá que lo estás haciendo mal y te dolerá, pero forma parte del juego. Esto no va de empezar el uno de enero y desinflarse como un globo. No es un reto de Año Nuevo. Acepta que será un largo camino y puede que no lo alcances, pero… ¿Para qué vivir si no? Enamórate de tu existencia.
Sigue tu instinto: es complicado. A veces, te dirán que hagas algo que va en contra de tu intuición. Puede que estén en lo cierto, puede que no. Sopesa la información, pregúntale a tu interior. En ocasiones, nos dejamos vencer por la presión y la herida nos marca para siempre. Tu intuición se comunica contigo. Síguela.
El mundo no quiere lloricas: así de crudo es. Llorar no tiene nada de malo, todo lo contrario, pero lamentarse todo el tiempo no sirve de nada. Ni hombres, ni mujeres. Es mejor verlo así. Somos boxeadores dentro del cuadrilátero y la vida nuestra oponente. O vives y peleas, o te quedas fuera. Los llorones nunca suben al ring.
Cuida los tres pilares del equilibrio en el mundo donde vivimos: salud, dinero y amor. Sólo tú pones tus límites. No te engañes, es para ti. La salud es importante, así como el dinero y el amor. Tu dedicación a cada ámbito es el resultado que ahora mismo tienes. Encuentra tu balance.
Rodéate de luz: ahí fuera hay mucha gente vibrando de diferente forma. Busca la luz, que no el buenismo. No te dejes engañar con rollos. Rodéate de personas que den, que aporten y no que quiten. Haz tú lo mismo.
Lee más: todavía más.
Todo lo que necesitas saber está en los libros y… en Youtube: o casi todo. Aviva tu curiosidad y aprende cosas nuevas. No cuesta dinero. Hay gente maravillosa creando contenido más allá de los vídeos de gatos.
Di no a todo eso que te gustaría rechazar.
Si otra persona lo ha hecho, tú también puedes: camina con la cabeza bien alta. Te puede llevar más tiempo que a otro hacer algo. Acéptalo. Sé firme y cumple con tu propósito, no te avergüences de tu pasado, pero tampoco juzgues a la persona que tienes al lado sin conocerla. Todos somos humanos.
Vive con pasión, con ganas, diviértete, sonríe a menudo.
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Published on December 07, 2017 11:40