Gustavo Rodríguez's Blog, page 7

October 16, 2017

“La furia de Aquiles” edición 2017: una entrevista de El Comercio

A 16 años de su aparición, Alfaguara vuelve a lanzar “La furia de Aquiles”.

A continuación, una entrevista al autor por el periodista Juan Carlos Fangacio de El Comercio.


“Aún no dejamos de ser adolescentes”, entrevista a Gustavo Rodríguez.

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Published on October 16, 2017 09:25

September 25, 2017

El relanzamiento de Coltur Viajes

A punto de cumplir 60 años, Coltur necesitaba un relanzamiento con un nuevo enfoque.


Luego de talleres y de diálogo con sus principales clientes, concluimos que con Internet las agencias de viaje se han convertido en “commodities”: es la asesoría lo que importa.


Estos tres avisos celebran este renacimiento con la frescura que ofrece viajar.


Campaña de reanzamiento de Coltur Viajes


Campaña de relanzamiento de Coltur Viajes


Campaña de relanzaiento de Coltur Viajes.

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Published on September 25, 2017 09:35

August 24, 2017

El Shey

Esta historia es como un embudo y empezaré por sus bordes. Mi padre nació en Cajamarca, huérfano de padre, y fue criado por su familia materna de industriosos comerciantes. Con el tiempo, su madre se volvió a casar con un maestro de escuela y se mudó a Trujillo, a vivir en una estrecha casita del centro.

Mi padre, por su lado, migró a Lima donde conoció a mi madre y nací yo.

El embudo se empieza a cerrar cuando mis padres y sus hijos nos mudamos de Lima a Trujillo. Los domingos en casa de mi abuela transcurrían en torno a una apretada mesa en la que conocí a la rama cajamarquina de mi familia.

Una pareja, sin embargo, llamaba mi atención infantil: mi tío abuelo Eliseo, calvo y bonachón, y su esposa Aurora, robusta, decidida y lenguaraz.

Era sabido que no habían podido tener hijos y que soñaban con adoptar uno. Mi madre cuenta que la tía Aurora incluso le llegó a pedir la custodia de mi hermano mayor. Así de determinada era ella.

Hasta que un domingo llegaron a almorzar con El Shey.

El Rey, en cajamarquino.

Era El Shey un niño chaposo y tímido de Celendín, casi mudo, al que la tía Aurora arropaba de más. Sus chompas gruesas, camisas almidonadas y pantalones de lanilla con raya indeleble lo hacían sudar a ríos, mientras el bandido de mi hermanito menor, en jeans y polo veraniego, no dejaba de observarlo entre burlón y compasivo.

Nunca le oímos decir palabra y si le hubieran servido un rocoto venoso, se lo habría comido sin chistar bajo la estricta mirada de su mamá adoptiva.

Después de varios años volvimos a Lima, y El Shey se convirtió en una cada vez más nebulosa anécdota de infancia, en uno de esos códigos que hay entre hermanos para señalar el modelo de niño muy noble que colinda con lo lorna.

Escribo esto mientras retorno de Cajamarca, a donde fui invitado para su feria del libro: mientras esta historia se precipita yo espero que el avión no lo haga.

Obviamente, estos últimos días extrañé a mi padre. Lo imaginé jovencito por estas calles soleadas, rememoré su voz, su expresión chacotera y por eso me resuena tanto la jubilosa carcajada que lanzaría si pudiera contarle lo que acabo de constatar:

Que el actual alcalde de Cajamarca es, ni más ni menos, que El Shey.

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Published on August 24, 2017 11:10

August 16, 2017

La Virgen María y los japoneses

Hoy he visto, como cada mañana que vuelvo de mi circuito en bicicleta, a personas que le rezan a una Virgen María entre la bruma del malecón. Suelen tener la cabeza un poco gacha y mantener con la estatua una distancia prudente, la misma disposición corporal que he visto en Asia ante efigies de otras religiones.

El ser humano es el único animal capaz de otorgarle a la materia atributos inmateriales, de pedirle al yeso o a la madera la tranquilidad que no encuentra en sí mismo.

También es el único capaz de crearse intrincadas narrativas para tratar de gestionar lo inmanejable.

A mí, que me considero panteísta, me parece más honesto, por ejemplo, el shintoismo que el catolicismo. La mayoría de japoneses tienen un dios para cada necesidad y cuando aparece una nueva, digamos que tener éxito en el fútbol, pues inventan una divinidad para el fútbol. El politeísmo católico es asolapado: está permitido rogarle a varios santos especializados en distintas cuitas siempre que se mantenga la creencia en un solo dios. Una bien calculada jerarquización de la credulidad.

En fin. Disculpen esta disquisición que en otros tiempos me habría valido la Inquisición: tal vez pedalear me oxigena de más.

Compartan este texto con diez personas si quieren que su día termine bien.

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Published on August 16, 2017 07:55

March 27, 2017

¿En qué momento se jodió el Perú? Una respuesta.

El Perú terminó de joderse una mañana de setiembre de 1750, cuando el virrey Manso de Velasco confirmó que había dejado de dolerle el canal del pene.

La noche anterior el gaditano Agapito Morillas lo había asistido, orinal en mano, durante la expulsión de una piedra colosal y fue el único testigo de sus juramentos a Cristo y Su Madre.

El criado ignoraba que aquel propósito de enmienda traía los ecos de una reciente carta de Fernando VI. En ella el rey le solicitaba aquilatar un informe confidencial de Antonio de Ulloa titulado “Discurso y reflexiones políticas sobre el estado presente de los reinos del Perú”. El virrey no tuvo que terminar el informe para saber que era acertado. Y aunque intuía que no iba a pasar a la Historia como corrupto –aquella noche de evacuación renal ya era el héroe reconstructor de Lima tras el terremoto que cuatro años atrás había tumbado la ciudad –, también era consciente de que no había sido un paladín contra el contrabando, ni contra los sobornos a sus funcionarios, ni contra sus autoridades que expoliaban a los indios con tributos ilegales.

La piedra, entonces, lo laceraba abajo, y arriba lo hacía el remordimiento.

El virrey clamó que iba a ser mejor esposo, mejor cristiano y el cruzado más temerario contra las redes de patronazgo y soborno, donde era usual que cada virrey cobrara 4 mil pesos para indultar condenados. Verga en mano, lo juró fuerte: Dedicaría su vida y la de sus hijos, junto al Rey y sus súbditos más íntegros –como el tal Ulloa–, a desatar esas oscuras marañas.

Al día siguiente –cosa rara en la Ciudad de Los Reyes– salió el sol. Le llevaron un cangilón de chocolate a la cama y le alisaron las sedas.

Qué coño, recapacitó. A los sesenta y dos años, ya no estaba para mojigangas.


(Texto que responde a la pregunta “¿en qué momento se jodió el Perú?”, hecha por El Comercio a propósito del cumpleaños 81 de Mario Vargas Llosa)

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Published on March 27, 2017 22:01

December 23, 2016

“Te escribí mañana”: Uno de los libros más originales del año.

El crítico José Carlos Yrigoyen, en su recuento de 2016:

Te escribí mañana, fresca y emotiva novela de Gustavo Rodríguez, es lo mejor en este rubro y en general uno de los libros más originales entre los aparecidos en los últimos doce meses”.

El informe completo, aquí:


http://peru21.pe/cultura/columna-vertebral-recuento-ano-2016-2265739

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Published on December 23, 2016 07:48

December 19, 2016

Mi bicicleta obscena

Lo que más le agradezco a mi padre fue todo aquello que no me dio.

Cada año, por ejemplo, mis hermanos y yo esperábamos la Navidad para tener el único regalo que recibiríamos en el año, sujeto, además, a nuestras calificaciones.

Nunca voy a olvidar diciembre de 1980.

Hasta esos días pedaleaba sobre una bicicleta pequeñita de jardinero y soñaba con esas que tenían manubrio elevado, asiento banana y el respaldo en forma de imán. Una de las que usaba Kevin Arnold.

Mi padre fue conmigo a la tienda y señalé la más parecida a la de mis sueños. Pero él me sorprendió.

-¿No te gusta esa?

Era un modelo apartado del resto, que nunca había visto en mi ciudad. Tenía tubos negros y aplicaciones amarillas, llantas gruesas y robustez de moto; una bisabuela de las actuales BMX. Accedí, alucinado, y él pagó con una tranquilidad que contradijo su imagen de tacaño.

Durante algún tiempo fui la envidia de mi barrio y si hoy a veces me sueño en ella, quizá sea porque mi montañera -así la bauticé después- me fue robada. Las separaciones abruptas suelen construir mitos.

Esa montañera simboliza mis veranos plácidos, pero también resume esa consigna de mi padre que traté de cumplir con mis hijas: Que llenar a un niño de regalos antes que de límites lo convierte en una máquina rasgadora de papel y no en alguien que de verdad se contenta.

¿Por qué me he puesto a escribir esto hoy?

Porque hoy, después de todos estos años, tendré bicicleta nueva por Navidad: me compré una tan obscenamente hermosa, que es capaz de detener el tráfico.

Al pagarla recordé el gesto de mi padre y su insólita despreocupación por su precio, la suficiencia de ese hombre que hoy habría cumplido 76 años exactos.

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Published on December 19, 2016 22:03

July 27, 2016

TE ESCRIBÍ MAÑANA (GRAN ANGULAR, SM, 2016)

Una hermosa novela breve para quienes son jóvenes de corazón.

Desde el presente, Manongo Martínez nos cuenta cómo un día, a los quince años, empezó a encontrar bajo su almohada misteriosas cartas, aparentemente enviadas desde el futuro y escritas… por él mismo. Mientras trata de aclarar el enigma deberá enfrentarse a las complejidades de su familia, a una pérdida enorme y la ternura del primer amor.

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Published on July 27, 2016 14:57

June 3, 2016

¿Son brutos los votantes de Keiko Fujimori?

Aunque votaré por Kuczynski, jamás voy a avalar que los votantes de Fujimori sean catalogados tan simplemente como brutos o bestias.

Elegir es rara vez un acto supeditado a lo que solemos definir como inteligencia. ¿Somos acaso racionales cuando elegimos con quién casarnos, lo cual es más comprometedor que elegir un presidente?

Tengo algunos conocidos, inteligentes y honrados, que en estas elecciones piensan votar por la señora Keiko. Como no los considero brutos o inmorales, decidí encontrar un patrón emocional que me explicara cómo, a pesar de los tremendos indicios que rodean a la candidata de Fuerza Popular de contactos con el narcotráfico y otras mafias -ya ni siquiera me ocupo del abyecto pasado que ella vio en persona-, esos amigos y conocidos consideran darle su apoyo.

Encontré entonces algo interesante.

Son amigos míos que vivieron una adolescencia marcada por la violencia de los ochenta y noventa y que ahora les ponen doble alarma a sus casas, o portan armas, o comparten con más frecuencia noticias en las redes sobre la inseguridad de nuestras calles. En adición a eso, varios de ellos vienen de familias con tradición autoritaria, donde la corrección de los hijos se daba a través del gesto vertical y sin los matices de la conversación.

Todo esto marca a una persona y le da una visión del mundo que es imposible de entender por unanimidad.

Y aunque corro el riesgo de ser superficial al hacer un análisis así, me atrevo a decir también que quienes acusan a los antifujimoristas de rojos podrían encontrar un patrón interesante si dejaran de pegarnos tan fácilmente la etiqueta de caviares o pro-terrucos.

Este domingo voy a votar por Kuczynski con alegría y con esperanza, porque pienso que la dinastía Fujimori puede ser vencida una vez más.

Y si eso no ocurre -cosa cada vez menos probable- pues felicitaré a mis pocos amigos fujimoristas.

Una presidenta con esos terribles pergaminos merece toda nuestra vigilancia.

Pero un país dividido como el nuestro también merece puentes.

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Published on June 03, 2016 06:21

May 25, 2016

Oswaldo se fue más sabio

En los últimos tiempos me he entristecido mucho con la muerte de varios escritores, pero con Oswaldo Reynoso ha sido la primera vez que he soltado una lágrima.

Será porque leer “Los inocentes” en la adolescencia me abrió un panorama nuevo: los narradores podían escribir sobre cosas que yo sentía en mi rinconcito, y no solo sobre piratas de otro siglo o abigeos en el Marañón.

O quizá la razón sea todavía más egoísta: cuando hace varios años escuché por fin a mis tripas y escribí unos relatos, alguien me dijo “llévalos donde Reynoso”, y allí estuvo él, en su casita de Jesús María, recibiendo a este joven desconocido con la generosidad en el corazón y el rigor en el lápiz. “Publícalos”, me dijo, cuando regresé por su veredicto, muerto de nervios, y mi vida desde entonces ya no fue igual.

¿Y no habrá sido, además, porque cada vez que entrábamos a un colegio lo recibían como a una estrella de rock, como corresponde al best seller clandestino que se empeñó en ser?

O tal vez sea por el ultimísimo recuerdo que tengo de él:

Estábamos en una ceremonia que reunía a varios escritores. De pronto, a la hora de empuñar los vinos, noté que conversaba cordialmente con Fernando Ampuero, un escritor con quien no se llevaba bien.

El corazón se me esponjó.

Fernando me contó días después la manera en que Oswaldo se le acercó:

–Somos tan pocos, que no vale la pena estar peleados.

Oswaldo murió generoso, combativo y con el amor intacto por la buena prosa.

Y, por lo que vi en esa última reunión, se fue más sabio que nunca.

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Published on May 25, 2016 07:11

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Gustavo Rodríguez
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