Fran Zabaleta's Blog, page 56
December 13, 2012
Descarga gratis De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra
      Pues ya está: ahí arriba, en el menú principal, tenéis una nueva pestaña que lo dice claramente: "Descargas gratis". Si sois lectores habituales de este bloc, ya sabéis de qué hablo. Si no, leed antes las entradas "Ya está aquí la Generación Gratis" y "¿Hacia una cultura digital libre y gratuita?", en las que explico de qué va todo esto. En esencia, es una convicción, un experimento y una apuesta. La convicción de que nos dirigimos hacia una era de contenidos digitales gratuitos, hacia una cultura digital libre, un escenario en el que cualquier individuo puede formarse, entretenerse y educarse sin trabas, sea cual sea su poder 
adquisitivo o su procedencia. Un experimento porque soy consciente de que, en este nuevo escenario, los autores, los creadores de contenido, tenemos que buscar nuevas fórmulas que nos permitan vivir de nuestro trabajo. Aunque nadie sabe todavía por dónde irán las tendencias del futuro, creo
que no tiene sentido tratar de frenar con las manos la marea, y creo
también que el lector agradecido es el que mejor puede decidir qué valor
le da a una obra. Y una apuesta porque, pese a todas las alarmas que las industrias culturales (léase editoriales, discográficas, etc.) lanzan constantemente demonizando las descargas libres y augurando el fin de la cultura y de los creadores, creo firmemente que la difusión gratuita de las obras redunda en beneficio del autor, y no solo porque incrementa su difusión y conocimiento, sino también porque aumenta las ventas (sí, las ventas) de sus obras, que al cabo es lo que nos permite sobrevivir. Por eso, desde hoy os ofrezco las tres novelas cortas que forman parte de Medievalario (De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra) en descarga libre. Porque lo más escaso y valioso, en este nuevo panorama, es vuestro tiempo, el tiempo de los lectores. Si al terminar de leerlos os han gustado, encontraréis en el ebook un link
para hacer una donación. Y, si no os apetece o no podéis donar una
cantidad, hay otras opciones, como sugerir el bloc a vuestros amigos o
recomendar el libro. Gracias a todas y todos por vuestras descargas, por dedicarme vuestro tiempo, por vuestro apoyo continuo. Os dejo con el link de la página de descargas...
    
    
    adquisitivo o su procedencia. Un experimento porque soy consciente de que, en este nuevo escenario, los autores, los creadores de contenido, tenemos que buscar nuevas fórmulas que nos permitan vivir de nuestro trabajo. Aunque nadie sabe todavía por dónde irán las tendencias del futuro, creo
que no tiene sentido tratar de frenar con las manos la marea, y creo
también que el lector agradecido es el que mejor puede decidir qué valor
le da a una obra. Y una apuesta porque, pese a todas las alarmas que las industrias culturales (léase editoriales, discográficas, etc.) lanzan constantemente demonizando las descargas libres y augurando el fin de la cultura y de los creadores, creo firmemente que la difusión gratuita de las obras redunda en beneficio del autor, y no solo porque incrementa su difusión y conocimiento, sino también porque aumenta las ventas (sí, las ventas) de sus obras, que al cabo es lo que nos permite sobrevivir. Por eso, desde hoy os ofrezco las tres novelas cortas que forman parte de Medievalario (De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra) en descarga libre. Porque lo más escaso y valioso, en este nuevo panorama, es vuestro tiempo, el tiempo de los lectores. Si al terminar de leerlos os han gustado, encontraréis en el ebook un link
para hacer una donación. Y, si no os apetece o no podéis donar una
cantidad, hay otras opciones, como sugerir el bloc a vuestros amigos o
recomendar el libro. Gracias a todas y todos por vuestras descargas, por dedicarme vuestro tiempo, por vuestro apoyo continuo. Os dejo con el link de la página de descargas...
        Published on December 13, 2012 00:11
    
December 11, 2012
Los autores independientes y la supuesta inmadurez del lector
      Que las cosas están cambiando en el mundo de la edición es algo que ya he comentado repetidas veces en este bloc. Afortunadamente. Porque, con demasiada frecuencia, tendemos a pensar que lo establecido, lo "de toda la vida", es inmutable y, además, es lo correcto. Por ejemplo, varias "verdades absolutas" que las editoriales han impuesto desde hace décadas: el porcentaje de beneficios del autor y el papel del editor como filtro que garantiza la calidad. Cuestiones tan establecidas que nunca he oído a nadie rebatirlas. Vamos con la primera: que un autor, que al cabo es el creador de la obra, se lleve (en el mejor de los casos) un 10% del precio de venta del libro nos parece, nos ha parecido siempre, lo más normal del mundo. Sin él, sin nosotros, los autores, no habría "industria editorial". Sin nosotros no habría editoriales, ni distribuidoras, ni librerías, ni agentes editores, ni... Y, sin embargo, todos los implicados en la cadena de distribución del libro obtienen unos márgenes de beneficio mucho mayores que el autor. No pretendo quitar mérito a editoriales y librerías, cuyo trabajo es en muchos casos encomiable (no tengo las cosas tan claras respecto a las distribuidoras, que son el verdadero "cuello de botella" del sistema). Pero, ¿es realmente lógico que un autor cobre el 10% de PVP de su libro (eso, si además no tiene que pagar un 10% de ese 10% a su agente)? ¿Es inevitable o hay otras opciones que ni siquiera nos hemos planteado? Veamos la segunda: ¿el editor garantiza la calidad de la obra? Cada vez que surge el debate sobre la autopublicación, me encuentro con el mismo comentario: las editoriales son fundamentales porque suponen un filtro de calidad que impide que lleguen al lector obras mal editadas y sin interés o calidad alguna. Pero, ¿es esto cierto? Una editorial, evidentemente, conoce y controla el proceso de edición y publicación del libro. Eso quiere decir que cuenta con correctores y editores que trabajan el material del autor hasta convertirlo en el libro que llega a manos del lector. Un trabajo fundamental, imprescindible, para que la obra resultante sea legible. Pero no tienen la exclusiva. Cualquier autor, con la formación adecuada, puede realizar esa misma tarea en igualdad de condiciones. O puede contratarla, igual que contratamos a un fontanero o a un abogado. Puede contratar a un maquetista, un diseñador para la portada, un editor para el texto. O, directamente, puede contratar a una editorial para que realice todos esos trabajos imprescindibles en su nombre. Y, respecto de la calidad, estoy convencido de que hay muchas editoriales que miman sus libros y que mantienen una línea de publicaciones de gran calidad. Pero, ¿cuántas editoriales han prescindido de la calidad para buscar única y exclusivamente el beneficio? ¿Es garante de algo una editorial que publica obras de tan nula calidad literaria (y esto, me temo, no es una cuestión subjetiva, sino simple constatación de un hecho) como Cincuenta sombras de Grey o El código Da Vinci, por poner solo dos ejemplos? Y no digo que no se deban publicar esas obras: solo afirmo que no tienen calidad literaria alguna, y que quien las publica solo busca el beneficio. Algo, por otra parte, perfectamente válido... siempre que no pretendan vendernos, además, que ellos son los únicos autorizados para decidir qué debemos leer y qué no. En realidad, y aún asumiendo que hay muchas editoriales que sí realizan una labor encomiable, ¿no estamos considerando a los lectores como niños inmaduros al considerar que no tienen capacidad para distinguir obras de calidad, al otorgarles a las editoriales en exclusiva la función de filtro? ¿Acaso no tiene derecho el lector a decidir por sí mismo qué le gusta y qué quiere leer? Hay lectores que siempre compran los libros de tal o cual editorial porque les encanta su línea. Yo mismo no suelo dejar pasar las novedades de alguna en concreto. Pero cada vez con más frecuencia estoy descubriendo autores independientes de sobrada calidad, que no han podido o no han querido publicar por la vía tradicional, y cuyas obras no solo no desmerecen a las "tradicionales", sino que superan con creces a muchas. Con el añadido, además, de que este tipo de obras suele reportar a los autores unos beneficios muy superiores a ese 10% del que hablábamos. Sin duda, habrá de todo: me podréis decir que muchas obras autopublicadas no cumplen los requisitos mínimos exigibles. Y es cierto. Como también es cierto que muchas de las obras publicadas por editoriales de toda la vida no tienen la más mínima calidad. Pero es el lector el que debe decidir en quién deposita su confianza. Así pues, ¿no va siendo hora de erradicar ideas preconcebidas y darles una oportunidad a los autores independientes? Os aseguro que os llevaréis muchas gratas sorpresas. Y algunas decepciones, también. Exactamente igual que os pasa ahora con los libros publicados por editoriales tradicionales. Pero, al hacerlo, al apoyar a los autores independientes, estaremos también apostando por una cultura libre y plural, mucho más rica y variada. Y eso merece la pena.   
  
    
    
    
        Published on December 11, 2012 01:35
    
December 8, 2012
La cruz de ceniza, ya en epub... aquí mismo
      Como hay vida más allá del Kindle de Amazon, desde hoy tenéis disponible para descarga, desde la tienda de esta misma web y en formato epub, la versión digital revisada y ampliada de La cruz de ceniza. Mientras, sigo preparando la página para que podáis descargaros de forma gratuita las tres novelas cortas que componen Medievalario (De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra). En breve os informaré. Por el momento, ¡disfrutad de la lectura... y, por supuesto, del fin de semana!
  
    
    
    
        Published on December 08, 2012 00:15
    
December 4, 2012
Ya está aquí la Generación Gratis
      Estos días estoy leyendo Gratis, de Chris Anderson, un libro que os recomiendo encarecidamente. A todos, porque todos estamos implicados, de una u otra manera, en lo que está pasando con la difusión de productos culturales. Podréis estar de acuerdo o no con las premisas del autor (he leído todo tipo de comentarios y análisis, a favor y en contra en la red), pero sin duda es un libro esclarecedor, que pone sobre la mesa la gran cuestión: ¿vamos hacia una cultura digital libre y gratuita? Anderson habla de dos tipos de economía, intensamente relacionadas entre sí: la "economía de los átomos", que se refiere a todos los objetos físicos (desde verduras a libros en papel) y la "economía de los bits", que hace referencia a cuantos productos podemos encontrar en internet. Defiende que todo lo que esté constituido por bits acabará siendo gratis a largo plazo,
por lo que si queremos sobrevivir en este nuevo panorama deberemos buscar modelos de negocio basados en lo gratis. El tema es jugoso y polémico, está claro. No voy a exponer sus razonamientos con detalle (¡leed el libro, merece la pena!), pero quizá no esté de más que echemos un vistazo alrededor. ¿Os habéis fijado en cuántos productos están hoy a nuestro alcance de forma gratuita en la red? Productos a los que, no hace mucho, solo podíamos acceder previo pago, o también productos nuevos, desarrollos de empresas que obtienen ganancias millonarias sin cobrar un euro por sus servicios: desde canciones a videojuegos, pasando por prensa, enciclopedias en línea (como la Wikipedia), buscadores (Google), redes sociales (Facebook, Twiter), software de comunicaciones (WahtsApp), vídeos y películas online (Youtube y cien más)... hasta la compra-venta de acciones (Zecco.com, entre otras). Vivimos en la era de la abundancia de la oferta, una época en la que los costes de distribución a través de la red se reducen drásticamente en comparación con los costes del mercado de átomos. Un libro o una canción digital puede "clonarse" cien millones de veces sin que suponga ningún desembolso para los creadores, la industria o los distribuidores. En esta nueva era, lo realmente valioso es nuestro tiempo, el de los consumidores, los lectores, los usuarios: es limitado. Tenga razón o no Anderson, nos guste o no, nos favorezca o no, me parece evidente que estamos entrando en una nueva era, con nuevas reglas y nuevos comportamientos: la Generación Gratis. Y, como siempre, con resistencias (inevitables y comprensibles) por parte de los perjudicados, que suelen ser aquellos a los que les va bien con el modelo actual. Un ejemplo clásico es el de los sellos discográficos tradicionales, que acusan a las descargas gratuitas de su declive. Y tienen razón, desde luego. Pero solo en eso: hace unos años, estos sellos alertaban de los grandes males que sobrevendrían debido a las descargas: impedirían a los músicos vivir de su trabajo y empobrecerían la oferta. La realidad ha sido la contraria: ciertamente, la música grabada es un negocio en declive terminal, pero el mercado de la música está creciendo. Hoy hay más bandas que nunca haciendo música. El dato lo da Anderson: "En 2008, iTunes, el mayor minorista de música de Estados Unidos, añadió 4 millones de nuevas pistas a su catálogo (¡el equivalente aproximado a 40.000 álbumes!)". En mi pequeña experiencia, las descargas gratuitas no merman las ventas, al contrario. Y un ejemplo: esta semana he puesto una de mis novelas, El bando perdedor, en descarga gratuita en Amazon. La consecuencia ha sido el incremento de las ventas (una vez finalizado el período de descarga gratis) hasta entrar en el top 100. Algo que esa novela no había conseguido antes.Me encantaría saber por dónde van a ir las tendencias del futuro, qué modelo de negocio digital se impondrá en la difusión de la literatura. Me encantaría que los lectores pagaran por mis libros gustosamente. Pero, por mucho que lo desee, la realidad parece ser otra. E intentar frenar la marea es absurdo, especialmente cuando nosotros mismos somos usuarios de descargas gratuitas. Cuando yo mismo creo que la cultura es un bien común, universal, y que la difusión de productos culturales beneficia a toda la humanidad. Así que a los creadores no nos queda otra alternativa. Anderson defiende, entre otras opciones, que la publicidad será la principal encargada de pagar las cuentas (ya lo hace ahora en la radio, la prensa y la televisión, entre otras). Pero el análisis de Anderson se fija en los grandes ejemplos, no en los pequeños autores. Dicho de otra forma: ¿podremos sobrevivir los autores pequeños con ingresos por publicidad en nuestros blogs o en nuestros libros? (Ya sé que esto es anatema, ¡publicidad en los libros! Pero no seamos tan rigurosos: esa misma publicidad interrumpe las películas y nos bombardea en medio de los telediarios o de la radio, por poner solo dos ejemplos). Imagino que no, que la publicidad no alcanzará para pagar las facturas de la mayor parte de los escritores... aunque también es cierto que no las paga, en la gran mayoría de los casos, con la publicación en papel. No nos queda más remedio que buscar caminos alternativos, o buscar modelos complementarios. Y ya que parece que estamos abocados a lo gratis, ¿por qué no aceptarlo y experimentar? Por eso, desde la próxima semana (en cuanto prepare la página), podréis descargaros gratis desde esta misma web tres de mis novelas: De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra. En realidad, tendréis dos opciones: descargarlas gratis (y disfrutarlas, espero) o descargarlas y hacer una donación (por la cantidad que vosotros decidáis, por supuesto). La idea es darle la vuelta a la tortilla: ante una oferta extremadamente abundante en la que lo más escaso es el tiempo del usuario, ¿por qué no dejar que sea este, que seáis vosotros, los que decidáis el valor que le dais a este o aquel libro? Si al terminar de leerlo os ha gustado, encontraréis en el ebook un link para hacer una donación. Y, si no os apetece o no podéis donar una cantidad, habrá otras opciones, como sugerir el bloc a vuestros amigos o recomendar el libro. En fin: que no se diga que nos da miedo experimentar...
    
    
    por lo que si queremos sobrevivir en este nuevo panorama deberemos buscar modelos de negocio basados en lo gratis. El tema es jugoso y polémico, está claro. No voy a exponer sus razonamientos con detalle (¡leed el libro, merece la pena!), pero quizá no esté de más que echemos un vistazo alrededor. ¿Os habéis fijado en cuántos productos están hoy a nuestro alcance de forma gratuita en la red? Productos a los que, no hace mucho, solo podíamos acceder previo pago, o también productos nuevos, desarrollos de empresas que obtienen ganancias millonarias sin cobrar un euro por sus servicios: desde canciones a videojuegos, pasando por prensa, enciclopedias en línea (como la Wikipedia), buscadores (Google), redes sociales (Facebook, Twiter), software de comunicaciones (WahtsApp), vídeos y películas online (Youtube y cien más)... hasta la compra-venta de acciones (Zecco.com, entre otras). Vivimos en la era de la abundancia de la oferta, una época en la que los costes de distribución a través de la red se reducen drásticamente en comparación con los costes del mercado de átomos. Un libro o una canción digital puede "clonarse" cien millones de veces sin que suponga ningún desembolso para los creadores, la industria o los distribuidores. En esta nueva era, lo realmente valioso es nuestro tiempo, el de los consumidores, los lectores, los usuarios: es limitado. Tenga razón o no Anderson, nos guste o no, nos favorezca o no, me parece evidente que estamos entrando en una nueva era, con nuevas reglas y nuevos comportamientos: la Generación Gratis. Y, como siempre, con resistencias (inevitables y comprensibles) por parte de los perjudicados, que suelen ser aquellos a los que les va bien con el modelo actual. Un ejemplo clásico es el de los sellos discográficos tradicionales, que acusan a las descargas gratuitas de su declive. Y tienen razón, desde luego. Pero solo en eso: hace unos años, estos sellos alertaban de los grandes males que sobrevendrían debido a las descargas: impedirían a los músicos vivir de su trabajo y empobrecerían la oferta. La realidad ha sido la contraria: ciertamente, la música grabada es un negocio en declive terminal, pero el mercado de la música está creciendo. Hoy hay más bandas que nunca haciendo música. El dato lo da Anderson: "En 2008, iTunes, el mayor minorista de música de Estados Unidos, añadió 4 millones de nuevas pistas a su catálogo (¡el equivalente aproximado a 40.000 álbumes!)". En mi pequeña experiencia, las descargas gratuitas no merman las ventas, al contrario. Y un ejemplo: esta semana he puesto una de mis novelas, El bando perdedor, en descarga gratuita en Amazon. La consecuencia ha sido el incremento de las ventas (una vez finalizado el período de descarga gratis) hasta entrar en el top 100. Algo que esa novela no había conseguido antes.Me encantaría saber por dónde van a ir las tendencias del futuro, qué modelo de negocio digital se impondrá en la difusión de la literatura. Me encantaría que los lectores pagaran por mis libros gustosamente. Pero, por mucho que lo desee, la realidad parece ser otra. E intentar frenar la marea es absurdo, especialmente cuando nosotros mismos somos usuarios de descargas gratuitas. Cuando yo mismo creo que la cultura es un bien común, universal, y que la difusión de productos culturales beneficia a toda la humanidad. Así que a los creadores no nos queda otra alternativa. Anderson defiende, entre otras opciones, que la publicidad será la principal encargada de pagar las cuentas (ya lo hace ahora en la radio, la prensa y la televisión, entre otras). Pero el análisis de Anderson se fija en los grandes ejemplos, no en los pequeños autores. Dicho de otra forma: ¿podremos sobrevivir los autores pequeños con ingresos por publicidad en nuestros blogs o en nuestros libros? (Ya sé que esto es anatema, ¡publicidad en los libros! Pero no seamos tan rigurosos: esa misma publicidad interrumpe las películas y nos bombardea en medio de los telediarios o de la radio, por poner solo dos ejemplos). Imagino que no, que la publicidad no alcanzará para pagar las facturas de la mayor parte de los escritores... aunque también es cierto que no las paga, en la gran mayoría de los casos, con la publicación en papel. No nos queda más remedio que buscar caminos alternativos, o buscar modelos complementarios. Y ya que parece que estamos abocados a lo gratis, ¿por qué no aceptarlo y experimentar? Por eso, desde la próxima semana (en cuanto prepare la página), podréis descargaros gratis desde esta misma web tres de mis novelas: De correctione rusticorum, El bando perdedor y El husmo de la tierra. En realidad, tendréis dos opciones: descargarlas gratis (y disfrutarlas, espero) o descargarlas y hacer una donación (por la cantidad que vosotros decidáis, por supuesto). La idea es darle la vuelta a la tortilla: ante una oferta extremadamente abundante en la que lo más escaso es el tiempo del usuario, ¿por qué no dejar que sea este, que seáis vosotros, los que decidáis el valor que le dais a este o aquel libro? Si al terminar de leerlo os ha gustado, encontraréis en el ebook un link para hacer una donación. Y, si no os apetece o no podéis donar una cantidad, habrá otras opciones, como sugerir el bloc a vuestros amigos o recomendar el libro. En fin: que no se diga que nos da miedo experimentar...
        Published on December 04, 2012 03:29
    
December 2, 2012
Redelibros no Culturgal
      Este fin de semana estamos a celebrar no Pazo da Cultura de Pontevedra o Culturgal, a feira das industrias culturais galegas. Unha ocasión anual para recordarlle ao mundo que os que nos dedicamos á cultura, xa sexamos escritores, editores, libreiros, músicos, actores e un largo etcétera seguimos a estar moi vivos, seguimos a traballar a prol dunha sociedade máis viva, informada e plural. Tras os dous primeiros días de feira, xa podemos falar de éxito. Un éxito a contracorrente, un éxito en tempos grises, de recortes, varapalos á cultura e xestores públicos cegos. Un éxito de asistentes: onte, o pabellón do Pazo da Cultura estaba ateigado, un balbordo de visitantes ávidos por coñecer o que se está a cocer no país; un éxito de programación: unha infinidade de actividades para todos os públicos, nenos e maiores, actuacións, presentacións de libros, concertos musicais...O equipo de Redelibros, como todos os anos, tamén desta volta estamos no Culturgal. Onte pola tarde cun pleno de visitas na nosa caseta, pola que pasaron amigos redelibreiros, curiosos e algúns dos autores independentes que publican con Edicións Redelibros. E hoxe, as 12:00, estaremos no espazo principal da feira para presentar o proxecto editorial de Redelibros e falar cos nosos autores. En concreto, teremos a oportunidade de presentar Fugaz coincidencia, de José Estévez López; Viaxe sen cancelas, de Xesús Bermúdez Tellado; El asedio, de Miguel Otero Furelos; e Eu son Deus e outros contos, de Pere Tobaruela. Tamén falaremos dos novos camiños da edición, especialmente da revolución dixital e a impresión baixo demanda. Se estades cerca, non dubidedes en darvos unha volta polo Culturgal. E, se vivides lonxe, recordade que en Redelibros estamos retransmitindo en streaming pola nosa web moitos dos actos da feira. Podedes seguilos en directo neste enlace.   
  
    
    
    
        Published on December 02, 2012 01:02
    
November 29, 2012
November 27, 2012
Requiem 2019
      No todo van a ser libros. Hoy os dejo con un vídeo de una belleza espectacular... aunque su fin sea la denuncia. Lo que demuestra que la reivindicación y la denuncia no están reñidas con la belleza. El vídeo es una pequeña obra de arte debida al realizador holandés Sil van der Woerd (pasad por su página, no tiene desperdicio), con la colaboración del actor Rutger Hauer. La intención: recordarnos la amenaza de extinción que pesa sobre las ballenas azules. Que lo disfrutéis, pese a todo... 
  
    
    
    
        Published on November 27, 2012 00:53
    
November 22, 2012
¿Hacia una cultura digital libre y gratuita?
      Soy escritor. Vivo de las historias que creo, que se transmiten en forma de libro. Hasta hace una década, la cuestión no ofrecía dudas: tras terminar una novela, tocaba buscar editor, ofrecerla aquí y allá hasta que alguien decidía que merecía la pena apostar por ella y la publicaba... en papel. Después llegaba la promoción, la venta en librerías. Todo reglado, medido, controlado. Las editoriales (y quizá más las distribuidoras) tenían la sartén por el mango. Ellas decidían qué se publicaba, qué se distribuía, qué llegaba a las librerías, qué libros podían comprar los lectores y a qué precio. Cuanto más grande era la editorial, más posibilidades tenías de "ser visto". Durante décadas, este sistema nos pareció normal. Natural. El único posible, aunque en realidad supusiese que solo una minoría de escritores podían llegar al lector. Pero en apenas diez años el panorama ha cambiado radicalmente. Primero en la música, después en el cine... y ahora en la literatura. La digitalización de la cultura es imparable. Y, con ella, la difusión de los "productos culturales", sean canciones, películas o libros, se ha multiplicado exponencialmente. Hoy podemos encontrar lectores en una isla del Pacífico que ni siquiera sabemos que existe: la cultura se ha hecho universal. Un hecho a priori tremendamente positivo, pero que provoca un incontenible nerviosismo en las empresas (discográficas, productoras de cine, editoriales) que hasta ahora controlaban el proceso. Y también en los creadores. Porque con la digitalización ha llegado también la descarga gratuita, lo que muchas empresas se empeñan en llamar, con evidente afán demonizador, "piratería". Hoy, por poco que busque, puedo encontrar mis libros "colgados" en descarga gratuita en multitud de páginas web. Puede gustarme o no, pero es así. Yo mismo ofrezco de cuando en cuando mis novelas, publicadas con licencia Creative Commons y sin DRM, para que se descarguen gratis en páginas como Amazon, a modo de promoción. Y los datos son abrumadores: hace unas semanas, ofrecí gratis La cruz de ceniza durante dos días. Solo en España, donde se supone que los ereaders todavía no son mayoritarios, se descargó más de cuatrocientas cincuenta veces. Cuatrocientas cincuenta personas, de las cuales quizá una tercera parte termine leyéndola. Y, por tanto, conociendo mi trabajo como escritor. Muchas ediciones en papel no alcanzan ese número. En la semana que siguió, las ventas de La cruz de ceniza se multiplicaron. Y sigue vendiéndose.Yo mismo suelo descargar libros de forma gratuita. Y música, y películas. En realidad, muchos lo hacemos, lo reconozcamos o no. Miles, millones de personas descargamos contenidos culturales de forma gratuita de la red. En todo el mundo. Como escritor, soy muy consciente de la contradicción que eso supone: ¿cómo voy a pretender vivir de la escritura si después yo mismo leo los libros de otros gratis? No tengo respuestas claras, pero sí una intuición: caminamos, quizá de modo imparable, hacia un nuevo panorama en el que la mayor parte de los productos culturales digitales serán gratuitos o tendrán precios muy módicos. Como lector, como consumidor de cultura, el panorama me estimula, me parece fascinante. Al cabo, ¿no es esta una vieja aspiración profundamente social, una cultura libre y gratuita, un escenario en el que cualquier individuo de cualquier lugar del planeta puede acceder a la cultura sin trabas, sea cual sea su poder adquisitivo o su procedencia? Me atrae la idea de un mundo en el que cualquiera pueda formarse, entretenerse y educarse de forma gratuita. Creo firmemente que la cultura nos aleja de la barbarie y que gran parte de nuestros problemas sociales tienen su origen en nuestro desinterés por la cultura... o en la dificultad de acceder a ella. Pero, como escritor, el nuevo panorama me plantea muchas dudas, muchas preguntas: si todo el mundo se descarga gratis mis libros, ¿podré seguir viviendo de lo que escribo? Y, si la respuesta es no, ¿podremos los escritores, los músicos, los actores, seguir escribiendo, creando música, interpretando? No sé cómo, pero estoy seguro de que así será. Vivimos en un tiempo de cambios revolucionarios, no me canso de decirlo, y como suele suceder en todo proceso de transformación, todavía no acertamos a descubrir por dónde irán las tendencias del futuro. Desconozco cuáles serán los mecanismos que nos permitirán sobrevivir como creadores, pero también sé que no tiene sentido poner barreras al futuro. Comprendo que las empresas culturales, que hasta ahora han dominado el mercado y se han enriquecido con ello, demonicen la descarga gratis. Son resistencias inevitables. Comprendo que la incertidumbre nos paralice, pero creo que ya no tiene sentido seguir repitiendo el mismo mensaje machacón de que las descargas gratis son piratería y que la cultura está muerta si no se paga por ella. Esa es la respuesta fácil, la del que quiere mantener el statu quo. Si los creadores seguimos poniéndonos la venda en los ojos, terminaremos por estamparnos contra el primer muro que encontremos. ¿Cuántas empresas que se dedican a ofrecer sus productos gratis consiguen beneficios multimillonarios? Google, Twiter o Facebook, sin ir más lejos. Por el momento, este nuevo panorama es tremendamente alentador: está rompiendo el férreo control de las empresas culturales sobre los libros, el cine, la música. Ahora, miles de escritores o músicos podemos llegar a los ciudadanos, darnos a conocer, ser leídos o escuchados... y que sean ellos los que decidan. Es un primer paso fundamental. Al multiplicarse las descargas de mis libros gratis, más lectores me conocen. Y más lectores me compran en papel. Mi experiencia hasta el momento es tremendamente positiva: obtengo mayores beneficios desde que mis libros están en páginas en la red para ser descargados gratis. Quizá no sea la solución perfecta, pero insisto en que estamos en medio de un proceso de transformación. Apasionante. Y estoy encantado de dedicarme a escribir justo en este momento: nunca fue tan fácil llegar al lector; nunca hubo tantos lectores ávidos; nunca hubo un panorama de futuro tan abierto, tan rebosante de posibilidades. Solo se trata de seguir adelante... y disfrutar por el camino. Si os interesa el tema, os recomiendo Copia este libro, de David Bravo, y Gratis, de Chris Anderson. ¿Y vosotros, qué opináis?
  
    
    
    
        Published on November 22, 2012 02:41
    
November 19, 2012
¡Vente de tertulia!
      De vuelta tras el enésimo asalto a la web por parte de hackers. Esta vez sin consecuencias graves, al menos. Empiezo a pensar que anda por ahí algún ciberpirata aburrido al que, cada vez que huele un libro, le entran tremendos sudores y le pica todo el cuerpo. Seguro que en el cole le obligaban a leer (o le obligan, vaya usted a saber), y el muy zopenco se cree en la obligación de acabar con cuanta web de literatura encuentre, no vaya a ser contagiosa...El caso es que aquí estamos de vuelta, y esta vez con una propuesta que espero os resulta apetecible: el jueves 13 de diciembre estaré en la librería Rayuela de Vigo (Camelias, 125) para participar en una tertulia sobre novela histórica. Todavía falta, lo sé, pero la idea es destripar mis novelas, así que os aviso con tiempo para que os dé tiempo a leerlas... los que todavía no lo hayáis hecho (¡que ya os vale!!). Ejem. La idea es pasar un buen rato hablando de lo que nos apasiona: los libros y la Historia. Y, de paso, aprovecharé para adelantar las claves de mi próxima novela, En tiempo de halcones, a la que ya le falta menos para salir... ¡Si te apetece, anota la fecha en tu agenda! Me olvidaba: para ver el cartel en grande, haz clic sobre la imagen.
  
    
    
    
        Published on November 19, 2012 07:43
    
November 13, 2012
Autores independientes: no todo vale
      Comentaba el otro día en la entrada Autores independientes: colocando al autor en el centro que es necesario desterrar los tópicos de la autoedición, y que en este nuevo panorama editorial que poco a poco se va aclarando es el lector quien decide. Decía que hoy los escritores tenemos más oportunidades, más caminos que nunca para publicar, en especial a través de las nuevas plataformas como Amazon, Barnes&Noble, etc. Vivimos una revolución sin precedentes. De repente, cualquier escritor puede llegar a lectores de todo el mundo de forma casi instantánea. Sin tener que pasarse meses o años de puerta en puerta a la caza de una editorial. Genial. Impensable hace solo unos años. Asombroso.Sí, vale. Es cierto. Prescindir de la criba editorial tiene sus ventajas... pero también sus inconvenientes. La extrema facilidad de las plataformas de edición es también su principal problema, porque nos vuelve impacientes. Saber que tenemos a los lectores ahí, a la distancia de un clic, hace que nos hierva la sangre de pura ansiedad. Normal, somos conscientes de que hay miles, qué digo miles, millones de lectores ávidos de nuestras historias. Y no deseamos hacerles esperar... no sea que terminen decantándose por otro libro cualquiera.  Somos escritores: llevamos en las yemas de los dedos el deseo de que nos lean. Pero esto de la escritura es una profesión dura, difícil. Exige años y años de dedicación, no ya para publicar una novela, sino para dominar las herramientas del oficio: para aprender a escribir. Para no meter la pata en cada frase. Para no darle al lector un puñetazo en el ojo en cada párrafo. No hablo ya, que también, de la experiencia vital necesaria para tener algo que decir (algo interesante, me refiero), sino para expresarnos por escrito con un mínimo de fluidez y eficacia.La facilidad de uso de las plataformas y la impaciencia son malas aliadas, porque nos pueden llevar a publicar cualquier cosa, sin una mínima corrección y revisión. O sin que estemos preparados para ello. Lo cual, además de una falta de respeto hacia el lector (que, al cabo, es el destinatario de nuestro trabajo), es una nefasta política personal. Un lector decepcionado jamás volverá a leer algo nuestro. Peor todavía: hablará mal de nosotros a todos sus amigos y conocidos. Y con razón. Algo que puede matar nuestra carrera literaria antes de empezar. La principal herramienta del escritor es el lenguaje. Con él creamos mundos, inventamos personajes, seducimos, asombramos, despertamos la imaginación, absorbemos, enganchamos... y engañamos. A través de él vivimos. Pese a lo que pueda parecer, no son las historias las que nos atrapan (o no solo), sino la forma en que están escritas. El tema más anodino puede embelesarnos si el autor tiene voz propia, personalidad. Pero, por desgracia, para alcanzar esa voz hace falta esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo. ¿Qué hacer para expresarnos con esa eficacia? Os dejo con una lista de cuestiones esenciales para conseguir que la escritura fluya... y atrape al lector. (Continúa tras el salto).
  
    
    
    
        Published on November 13, 2012 07:26
    



