Álvaro Bisama's Blog, page 75

September 29, 2017

Regla fiscal, ¿sinopsis o película?

En el cine, las sinopsis son un potente medio para tentarnos a volver a las salas. En pocos minutos, nos muestran una cinta supuestamente imperdible. Pero basarse en ese tráiler puede ser una apuesta arriesgada. ¿Quién no se ha ensartado alguna vez con una película que prometía en la sinopsis pero que resultó ser un fiasco? ¿El error? Creer que la sinopsis es representativa del largometraje.


Nuestra regla fiscal, con todos los beneficios que ha acarreado al manejo de las finanzas públicas, tiene algo de este problema de la sinopsis versus la película.


La regla se basa en la saludable premisa que el gasto corriente del fisco no debe estar determinado por sus ingresos corrientes, sino que por sus ingresos cíclicamente ajustados (estructurales) que dependen del crecimiento y del precio del cobre de largo plazo determinados por expertos independientes. Varios son los efectos benéficos: menor discrecionalidad para afectar el ciclo político, menor volatilidad del gasto público y mayor estabilidad en el financiamiento de los programas sociales. Además, y esto es fundamental, en principio la regla garantiza tener finanzas públicas de largo plazo ordenadas.


Digo “en principio” ya que hay ciertas fisuras. Primero, nada muy robusto obliga a que el gobierno de turno cumpla con la meta de saldo fiscal estructural que comprometió para su mandato. Pero incluso si honrara su palabra, ello no es garantía de tener finanzas de largo plazo balanceadas. Es aquí donde emerge el problema de la sinopsis versus la película.


Suponga que, durante su periodo, el gobierno gasta exactamente el equivalente de sus ingresos estructurales, mostrando así un equilibrio fiscal estructural que lo llenará de elogios por su responsabilidad. Esta es la sinopsis.  Imagine ahora que ese mismo gobierno lanzó, con bombos y platillos, una serie de programas que comprometieron gastos que van mucho más allá de su mandato. Esos gastos no aparecen en la sinopsis, pero sí afectan la solvencia fiscal de largo plazo. El aparente rigor fiscal del gobierno puede que ya no sea tal. Esta es la película.


Este problema tiene varios alcances. Primero, la inconsistencia temporal entre sinopsis y película puede inducir a comportamiento estratégico de los gobiernos: siempre será atractivo cortar la cinta de un nuevo programa y que la cuenta, fuera de balance, se refleje en otro gobierno. Segundo, dejar gastos comprometidos restringe el margen de maniobra de futuros gobiernos para implementar el programa con que fueron electos (al menos si quieren ser rigurosos fiscalmente). Esto lesiona la democracia.


Actualmente la Dipres informa ex post los gastos comprometidos a tres años plazo. Es insuficiente. Tal vez sería momento de pensar en incorporar un criterio adicional a nuestra regla fiscal. Uno que, en lugar de reposar únicamente en la sinopsis fiscal estructural, obligue a los gobiernos a internalizar todos los gastos de largo plazo de sus decisiones. Estos gastos podrían cuantificarse en valor presente y los gobiernos, al plantear sus políticas, quedar obligados a dar cuenta ex ante de su sostenibilidad de largo plazo


Esta suerte de regla fiscal en valor presente podría ser de gran utilidad. Y es que, al final del día, en materia fiscal, al igual que en el cine, para saber si la película es buena o mala, conviene mirarla completa.


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Published on September 29, 2017 22:35

El sabio recluido

Rudolph Amandus Philippi entró a estudiar Medicina en 1826, cuando la entonces célebre Universidad de Berlín era dirigida nada menos que por Hegel, y entre los maestros que tuvo el joven aspirante a doctor figuraban lumbreras de la talla de Humboldt y Lichtenstein. Esto permite suponer que, nomás poner un pie en Chile, Philippi pasó a ser el hombre mejor educado del país, mérito que, sin embargo, no conmovió demasiado a sus coterráneos. Alentado por un hermano aventurero y al ver que sus opciones profesionales se veían disminuidas por razones políticas, Rudolph decidió emigrar a Chile en 1851. Y aunque hoy desconozcamos gran parte de la tremenda labor que el sabio desarrolló en su patria adoptiva (murió en Santiago en 1904), su empeño no pasó desapercibido para el naturalista más importante de la época, Charles Darwin, quien le escribió felicitándolo por la dedicación puesta en divulgar el conocimiento de la naturaleza chilena.


Si bien Philippi no comulgaba a pie juntillas con la Teoría de la Evolución, a él le debemos un logro crucial en nuestra educación laica. Así lo cuenta Ulrike Steenbuck en el prefacio de El orden prodigioso del mundo natural, el magnífico libro que rescata la figura y la obra del sabio alemán: “No fue fácil para Philippi establecer la obligatoriedad de la enseñanza de las ciencias en un país donde el catolicismo todavía formaba un frente al progreso científico. Sin embargo, tras arduos debates logró implementarla, en 1866, en el Instituto Nacional de Santiago. Para ello redactó Elementos de historia natural, el primer libro de instrucción de Ciencias Naturales en Chile”.


Asolado por la tragedia de haber perdido a seis hijos pequeños, dos hijos adultos (una mujer y un hombre) y finalmente a su esposa, Philippi escribió frases lúgubres desde su refugio en la Quinta Normal, el jardín botánico que había creado en 1876 luego de un dilatado encargo estatal: “Yo vivo acá como un eremita, no visito a nadie, no conozco a nadie, y desde la muerte fatal de mi señora soy, no quisiera decir más hostil hacia los hombres, pero sí más retraído”. No obstante el dolor y el desencanto manifiesto de estas palabras, tras ellas aún es posible percibir la inmutable convicción que el sabio abrazó desde muy joven: la necesidad de reclusión total para poder desarrollar su trabajo. Philippi publicó centenares de artículos sobre la historia natural de Chile, exploró buena parte del país, descubrió más de mil especies botánicas y llegó a ser el mayor contribuyente al saber zoológico autóctono de su época.


Llamativos también son los apuntes etnográficos referidos a los indios valdivianos. Allí, el observador destaca las propiedades gastronómicas y nutritivas del ulpo, apunta que “las mujeres son tan anchas de cinturas como de caderas”, menciona una misteriosa planta alucinógena que se da en la zona, y a través de una pincelada irónica, o una suerte de trabalenguas bien urdido, coteja a los mapuches con los huincas: “Se les ha descrito como ladrones y es verdad, no es raro que roben mucho, pero ni mucho menos tan frecuentemente como los descendientes de los españoles, entre los cuales incluso hay muchos a quienes les gusta pasar por caballeros y practican el robo del ganado casi como profesión”.


El orden prodigioso del mundo natural contiene fabulosas láminas a color que hablan del talento del sabio para el dibujo, actividad que emprendió con esa reconocida seriedad suya a partir de los seis años. El volumen cuenta con un puñado de cartas de su hija Ella, que adoraba a su papaíto, las cuales profundizan en la dimensión humana del personaje. A lo anterior se suman artículos luminosos, escritos por expertos, que explican en detalle la importancia del legado de Philippi. Además, todo el material reunido proviene de las colecciones de la Universidad Austral de Chile, cuya casa editorial viene sorprendiéndonos desde hace un buen rato con sus intachables publicaciones.


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Published on September 29, 2017 22:20

Puro riesgo, cero beneficio

Sorprendido, extrañado, golpeado. “Se me está señalando de muy mala forma y eso me duele”, dijo Marcelo Díaz. Y tenía toda la razón. El cuerpo técnico de Chile decidió usarlo como chivo expiatorio, como principal “culpable” de la crisis. Lo que, aparte de injusto, es tremendamente mala leche. Y muy poco frecuente. Rompiendo su discurso tradicional respecto de la importancia de los majaderos “códigos”, Juan Antonio Pizzi no ha hecho otra cosa que dispararse en los pies. Más aún ahora que se lesionó Pedro Pablo Hernández.


¿Decisión válida? Por supuesto. No hay nada más sagrado que el derecho de un técnico a elegir a “su gente”. Tan lícito como discrepar frontalmente con Claudio Bravo, el capitán y referente máximo del plantel, respecto del relajo detectado en Pinto Durán. Riesgoso, eso sí. Más aún en estos momentos de tensión total, donde no corresponde gallito alguno hacia adentro. Sigo con Díaz: sin dar explicaciones claras al jugador, al resto del plantel y a la opinión pública, no resulta sencillo digerir que, de un día para otro, uno de los miembros fundamentales del Grupo de los Diez (que también integran Bravo, Isla, Medel, Jara, Beausejour, Aránguiz, Vidal, Sánchez y Vargas) se quede afuera ya no del equipo, sino de la nómina. Justo cuando se necesitaba más unión y calor de grupo que nunca, a Díaz se lo estigmatiza, otorgándole una responsabilidad brutal sobre problemas y errores que comparten varios. No es razonable.


Veamos. ¿Estaba pasando por su mejor momento el jugador? Claro que no… al igual que Jara, Johnny Herrera, Beausejour, Maripán, Valencia, Roco, Felipe Gutiérrez, Martín Rodríguez y tantos otros que siguen adentro. ¿Se paga la falta de fútbol con la salida del equipo? En este Chile nunca fue así. Los casos de Isla, Vargas, Jara, Beausejour y varios más lo ratifican. Siempre jugaron, pasara lo que pasara con ellos en sus clubes. El tema no va por el lado del “presente”, entonces. ¿Jugó tan mal Díaz ante Paraguay y Bolivia? Igual de mal que Sánchez, Isla, Vidal, Beausejour, Hernández o Vargas, por nombrar sólo a algunos. Y si la pretensión era remecer, las verdaderas revoluciones siempre son generales, nunca tienen que ver con una sola persona.


¿Es un riesgo futbolístico? También. ¿De titular a nada en semanas?. Raro. Afecta, desde luego, la paz del camarín, como lo ratificaron de inmediato las reacciones de Vargas, Aránguiz, Bravo e incluso Pinilla. Pero también el juego del equipo. Un equipo que, convengamos, en la última etapa no se ha caracterizado precisamente por preparar y machacar sus movimientos tácticos, sus cambios de nombres y esquemas durante los días de práctica.


¿Quién va a hacer ahora el triángulo defensivo-y-de-salida con Medel y Jara cuando Chile se vaya con todo al ataque ante Ecuador? ¿Gutiérrez? Difícil imaginarlo. ¿Hay tiempo para improvisar? Muy poco. Y ante Brasil, donde resultaba imperioso el buen pie y el toque de primera en el medio para quitarle la pelota a los locales, ¿quién podía ayudar a eso mejor que Díaz? Me temo que nadie.


La peor de las teorías dice que esto es una pasada de cuenta por las quejas públicas del propio Díaz, en Calama, ante los movimientos tácticos en el mediocampo sin el trabajo ni la convicción necesaria. Puede ser, pero hablaría de una miseria humana tan brutal, que es mejor negarlo. ¿Falta de compromiso? Tampoco es muy creíble tomando en cuenta que otros miembros del plantel hicieron cosas mucho peores en la última jornada de concentración sin recibir ni un solo comentario en contra. ¿Los errores ante Alemania y Bolivia?


Eso es no entender nada de fútbol. No funciona así la cosa en los deportes de conjunto. Todos ganan, todos pierden. Y un referente tan importante como Díaz merece, desde luego, respeto. De hecho podrían haberlo llamado antes, al menos, para contarle lo que venía. Enterarse por la prensa fue espantoso. Muy poco educado.

¿La cercanía del jugador con Sampaoli? Capaz, pero también sería horrible. Hasta aquí Pizzi se había sabido controlar ante el peso del técnico anterior, ante su mayor valoración y su fantasma siempre presente al interior del equipo y entre los hinchas y periodistas. ¿Ya no? ¿Estamos viendo su verdadera cara antes de partir? Puede ser.

Soñemos: quizás ahora Chile le gane por paliza a Ecuador y Brasil.


En una de esas. Pero no le quitaría peso al grave error cometido. Los procedimientos no dependen de los resultados. Para conseguir el tesoro siempre es vital el camino, el mapa, el recorrido. Y en esta estación no sólo no hubo coherencia, sino que, además, se generaron graves daños colaterales ¿Podía salir Díaz? Podía. Pero merecía una explicación más creíble.


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Published on September 29, 2017 22:15

Contra viento y marea: el amor

El amor en la tele es complejo, es extraño. Basta ver el primer capítulo de Contra viento y marea  (lunes, por el prime de Canal 13) para comprobarlo. En él, una pareja se quiere casar pero no puede. Les cuesta un poco. Ella ha salido de una relación difícil, él mide menos de un metro y medio. Se conocieron por chat, se enamoraron y terminaron viviendo juntos. Él se demoró en contarle a ella cuál era su verdadero aspecto físico. Ella lo quiso tal cual era. Él se fue de su casa y ahora viven en un departamento. Tienen de mascota una poodle de color café. No les ha ido mal pero tampoco demasiado bien. Por eso quieren casarse pues aspiran a romper el ciclo, corregir errores, ir hacia delante. 

Pero hay problemas. El programa consiste en eso, en cómo los superan. A ella la odia la suegra, que ha perdido dos hijos y un marido y no quiere que su niño sufra de algún modo. Entonces llega Francico Saavedra y acompaña a la pareja en los preparativos de la boda. Es lo que hace el programa: convertir las vidas en crisis en una cuenta regresiva que puede vislumbrarse como una fábula que va a tener un final feliz. O no tanto, pues en lo que vemos todo es complejo y está lleno de acusaciones cruzadas y de traumas apenas verbalizados: a las aprensiones de la suegra se suma el hecho de que el novio ha engañado a la novia ya tres veces. 

Y Saavedra los acompaña. Saavedra es Saavedra; un encantador animal televisivo que se mete en su vida y quizás los salva de sí mismos. Ese es el sentido del programa: ver cómo él entra en las vidas ajenas para transformarlas. Tiene sentido, es tan transparente como empático, puede ser un amigo severo pero también un ángel de la guarda, alguien que ríe y llora mientras los días avanzan hasta el fin del plazo fatal. Vemos de este modo, los preparativos de la fiesta mientras los escuchamos a ambos y todas esas confesiones cruzadas en los momentos en que van por el vestido de boda, en que prueban el menú, en que tratan de ordenarlo todo. Él llora a veces, es de lágrima fácil. Ella es más estoica. Lo ha tenido difícil, el casamiento supone la promesa de una vida nueva. Saavedra permite que miremos todo eso de soslayo, vislumbrando las leves fisuras de un mundo que puede llegar a desmoronarse en cualquier momento. Pero Saavedra no los deja romperse, no lo permite, en un momento pasa a ser parte de la familia. 

El día de la boda todo se vuelve más tenso, todo está al borde de irse al carajo: ella se demora más de la cuenta en llegar al lugar, queda atrapada en un taco por culpa de una marcha, el juez del registro civil quiere irse. Mientras, el novio se emociona de nuevo. Piensa en sus familiares que no están. Saavedra trata de salvar la situación, hace hora, convence al juez de esperar un poco más, lo detiene con sus ruegos. El hombre se pasea nervioso: lo están filmando. En ese momento, ella llega. Ha cruzado la ciudad con el alma en vilo. Entonces, se casan finalmente. Él llora de nuevo. Ella sostiene a la perrita poodle en brazos. Hay un final feliz y Francisco Saavedra llora también; sus lágrimas verdaderas. Ha triunfado. Lo ha conseguido. La televisión ha salvado a la pareja, ha logrado que se sobrepongan al drama y al miedo. 

Así, Contra viento y marea termina con una fiesta. Saavedra ya es parte de la familia, en el mundo falso de la tevé, él luce como algo real, es un héroe secreto hecho de sentido común. Cerramos entonces las imágenes de la fiesta, con pura reconciliación familiar, con la suegra que acepta a la nuera, con el baile y un futuro que se despliega en medio de la celebración. Por unos segundos, gracias a Saavedra, la ilusión flota en el aire como una burbuja de fantasía: la tele no se parece, a la vida. 
Es la vida. 

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Published on September 29, 2017 22:15

Nos están robando el cerro

Escribo estas palabras con una sensación que se mueve entre la pena y la rabia. El principal acceso a uno de los cerros favoritos de los santiaguinos para hacer senderismo, el Manquehue, fue clausurado hace algunos días y ese cierre parece ser definitivo. Famoso por la majestuosa vista que tiene desde su cumbre, la primera vez que uno llega a ese hito queda atesorado entre los recuerdos importantes de la vida. Es una pequeña gran hazaña para quien no tiene la práctica habitual de subir cerros, se transpira harto y, si se tiene la suerte de ascender después de una lluvia, la imagen panorámica es doblemente emocionante.


Ahora esto será mucho más difícil, pues el acceso por Vía Roja, en Lo Curro, que es por lejos el más fácil, el más seguro y el más corto, le ha sido extirpado. Triste. Muy triste. Y violento, pues la razón que se entrega públicamente es absurda: se supone que el cierre se debe a un fallo de la Corte Suprema a raíz de un juicio iniciado en 2008 en contra de dos particulares y la Municipalidad de Vitacura, por daño ambiental en los faldeos del cerro. Ese fallo impone a las empresas demandadas y al municipio realizar acciones de reforestación, estudios de fauna afectada y su repoblamiento; y la estabilización de taludes y laderas. Todo centrado en el área donde se ejecutó el proyecto inmobiliario que generó el daño y no en otras zonas del cerro que no fueron materia del litigio. “Es decir, la justicia no impuso el cierre de accesos, ni la prohibición de realizar actividades deportivas o recreativas en este sector del cerro Manquehue”, explican en la ONG Andeshandbook, en referencia al sector por donde entran y caminan los visitantes.


¿Entonces? Aquí viene lo increíble. Una de las empresas demandadas por daño ambiental hizo un estudio -a su medida- que fue aprobado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), donde se sugiere el cierre de Vía Roja a la altura del número 10.000. O sea, el daño ambiental que genera un proyecto inmobiliario tiene como consecuencia la prohibición del acceso para todos los santiaguinos. ¿Se entiende? Ni usted ni yo ni nadie puede volver a subir el cerro Manquehue por Vía Roja, que es el único camino que está bien señalizado, que es el más corto para llegar a la cumbre, que es parte del acervo cultural de los habitantes de esta ciudad pues lo conocemos y lo usamos hace años, a pesar de que la justicia jamás consideró como causante del daño ambiental la práctica del senderismo. En cambio, el responsable del daño, el que quiere construir un proyecto inmobiliario en un área de preservación ecológica según el Plano Regulador Metropolitano de Santiago, “zona excluida al desarrollo urbano y que permite exclusivamente acotadas actividades que aseguren la permanencia de los valores naturales” como explica Patricio Herman en su columna “Se disfraza una devastación ambiental sobre la cota mil en el cerro Lo Curro”; ese empresario nos cierra la puerta a todos, en vez de ser él y su proyecto depredador los que paguen los costos del daño ecológico. Absurdo. Injusto. Y, repito, violento.


Así como la Municipalidad de lo Barnechea tuvo el coraje para expropiar el Cerro del Medio y ya trabaja para convertirlo en un gran parque urbano, es momento de que la Municipalidad de Vitacura use a su equipo legal o destine parte de su presupuesto para ponerse en el lado de los ciudadanos y liderar la recuperación de la principal entrada al cerro Manquehue, y ojalá, por fin, convertirlo en un parque de acceso público, hecho y derecho. Si uno de los municipios más ricos de Chile no es capaz de proteger su patrimonio geográfico y, peor aún, se presenta como cómplice de daño ambiental a su propio entorno, ¿qué le podemos pedir al resto de Santiago a la hora de preservar los 26 cerros isla de la ciudad antes de que sean saqueados?


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Published on September 29, 2017 21:30

Más sociedad civil para Chile

Más del 95% de los chilenos ha escuchado hablar de al menos una Organización de la Sociedad Civil, quizá no bajo ese concepto, pero sí entendida como clubes deportivos, centros de padres, juntas de vecinos o fundaciones y asociaciones que prestan servicios sociales. Por otra parte, en un contexto de alta desconfianza ciudadana hacia casi todo tipo de instituciones públicas, religiosas y empresariales, es muy notable que el 70% de las personas le otorgue una alta valoración a este tipo de organizaciones. Este dato es solo una parte de la evidencia que el proyecto Sociedad en Acción, del Centro de Políticas Públicas UC y Fundación Chile+Hoy, ha sacado a la luz sobre este sector, que en nuestro país se compone de más de 230.000 organizaciones que desarrollan actividades en educación, cultura, desarrollo social, medioambiente y salud, entre otras. El año 2015 representaron el 2,1% del PIB de Chile, movilizando una fuerza laboral equivalente al 3,6% de la población económicamente activa, reflejando su importante dinamismo económico y con un crecimiento notorio en la última década, a una tasa superior a la del propio PIB. Por estos días, este estudio cierra más de dos años de investigación con la publicación de un libro que entrega una radiografía completa de este sector y que levanta una serie de desafíos para su desarrollo futuro.


Si miramos a la región y el contexto internacional, se vislumbran grandes retos para que la sociedad civil chilena crezca y pueda desplegar todo su potencial de aporte al desarrollo integral del país. El estudio realizado en el marco de Sociedad en Acción, bajo el alero de la Universidad Johns Hopkins, permite el análisis comparado y el resultado no es muy alentador. Por una parte, se observa que el tamaño de la sociedad civil chilena es considerable en el contexto latinoamericano, pero si nos medimos con países que tiene un desarrollo económico similar, se constata que nuestro sector sin fines de lucro tiene una magnitud muy inferior a lo esperado para nuestro nivel. Para ilustrar mejor el caso, países como Irlanda y Portugal, que según el Banco Mundial estarían en un status de desarrollo similar al de Chile, tienen un tamaño de la sociedad civil mucho más extendido. Por lo tanto, a pesar del dinamismo, creatividad y valoración que la sociedad civil tiene en nuestro país, y que ha permitido constatar esta investigación, todavía es un actor relevante que debe potenciarse.


Hay al menos cuatro ámbitos a partir de los cuales se podría impulsar este sector. En primer lugar se necesita reconocer transversalmente la contribución que estas organizaciones hacen a través de la entrega de bienes y servicios a la población. Esto significa tomarlas mucho más en consideración al momento de definir estrategias para abordar los problemas públicos. En segundo lugar, y dado que son autónomas, pero colaboran en la implementación directa de políticas públicas, se requiere una relación mucho más simétrica con el Estado, tanto a nivel nacional como local, para aprovechar mejor la evidencia práctica que ellas están generando. En tercer lugar, si bien estas organizaciones gozan de una alta valoración de la ciudadanía, deben desarrollarse procesos que ayuden a resguardar la fe pública en ellas. Finalmente, en relación al financiamiento de este sector, se requiere mantener un adecuado equilibrio entre las distintas fuentes de ingresos. Al igual que en todo el mundo, se requieren aportes del Estado, pero estos deben ser otorgados en un contexto de autonomía y no imponer condiciones exageradas o arbitrarias que lleven a una captura de intereses. Por otra parte, también son importantes los ingresos propios que generan, por los servicios que prestan, pero debe cuidarse que esto no termine en una  mercantilización. Finalmente se requiere un creciente  aporte desde las donaciones, que si bien pueden ser proporcionalmente menores como fuente de financiamiento, estas contribuyen a asegurar más independiencia en su actuar.


Chile tiene una gran sociedad civil pero aún está a mitad de camino de acuerdo a su nivel de desarrollo; es necesario avanzar destrabando algunas de los aspectos mencionados que pueden estar limitando su despliegue pleno. La evidencia internacional, pero sobre todo, la oportunidad que la investigación nos abre para observar su trayectoria, importancia económica, social y valoración ciudadana, ilumina el rumbo que debiese abordar la política pública para darle mayor protagonismo como un actor clave en el crecimiento integral de nuestro país.


 


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Published on September 29, 2017 03:41

Créditos bancarios y financiamiento electoral

A raíz de la dificultad de algunos candidatos presidenciales y parlamentarios para obtener créditos de la banca para sus campañas, han vuelto al tapete las recientemente aprobadas nuevas reglas de financiamiento a la política. Recordemos que estas surgieron de los casos Penta y SQM que tanto escandalizaron a la opinión pública y que destaparon un entramado de financiamiento irregular a la política, particularmente de empresas a través de boletas denominadas ideológicamente falsas.


Como consecuencia de lo anterior, a principios del año pasado, se aprobaron por el Congreso una serie de reformas a las normas de financiamiento a la política que se implementaron por primera vez en las elecciones municipales pasadas.


Entre ellas, se prohibió el financiamiento de empresas a candidatos, se redujo el límite al gasto electoral a prácticamente la mitad –excepto para las elecciones municipales-, se aumentó considerablemente el financiamiento del Estado –vía anticipos y reembolsos-, se estableció un límite máximo de aportes propios que los candidatos pueden realizar y se dio mayor transparencia a todo el sistema de aportes privados. Todo lo anterior con el objetivo de una mayor rendición de cuentas de candidatos y autoridades electas hacia la ciudadanía, evitar la captura de la política por parte de intereses privados y equiparar la cancha entre los distintos aspirantes a cargos de elección popular.


A diferencia de lo que han señalado varios, estas nuevas reglas en nada vienen a cambiar la posibilidad de los candidatos de acceder a créditos del Banco Estado o la banca privada. En ese aspecto, salvo la prohibición de que estos realicen donaciones, en nada se innovó y, por el contrario, se estableció un mecanismo de pago directo con los reembolsos correspondientes. Por esto, extraña que se hagan llamados a hacer cambios a leyes recientemente aprobadas por estas dificultades. Las razones de estas negativas se deben a una interpretación que hace más de 20 años tiene el Banco Estado sobre la posibilidad de otorgar créditos a parlamentarios en ejercicio (por una disposición constitucional de larga data), o a que los bancos privados no quieren asumir riesgos, ya sea por motivos reputacionales o por la imposibilidad de cobrar los créditos ante eventuales fracasos electorales.


El acceso al crédito es una forma relevante de financiar campañas con cargo al reembolso que luego hace el Estado. No cabe duda de que es un modo que puede contribuir a equiparar la cancha para candidatos desafiantes que no cuentan con ciertas ventajas propias de un incumbente, o para independientes que no cuentan con las espaldas y apoyo de un partido político. Por esto, no hay que cerrarse a buscar fórmulas para que esta opción siga siendo un modo importante de financiar campañas.


Sin embargo, lo anterior no puede implicar que retrocedamos en estándares en los cuales hubo consenso hace un año atrás, como el prohibir el financiamiento de empresas. Tampoco abrir la puerta a malas prácticas que se han visto en el extranjero, como préstamos bancarios simulados, que luego son condonados, de modo que finalmente se tratan de una donación encubierta o que los créditos sean pagados por terceros de manera poco transparente o con vulneración a las reglas de donaciones.


Para que los principios que orientaron las nuevas reglas se respeten, el acceso al crédito debe ser bajo reglas equivalentes para todos, transparentes y que de garantías a los bancos e instituciones financieras para que no asuman solos los riesgos propios de una elección –ya sea mediante la exigencia del aval de una persona o un partido, por ejemplo-.


Las nuevas reglas no están escritas en piedra y pueden seguir perfeccionándose con el aprendizaje obtenido de su implementación en las elecciones municipales y de este año. Sin embargo, hay que estar atentos a que no abramos nuevas puertas a financiamiento irregular que impliquen una captura de la política. Eso solo puede llevar a continuar aumentando la desconfianza ciudadana en las instituciones políticas y desincentivar la participación.


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Published on September 29, 2017 03:11

September 28, 2017

Racismo judicial y violencia

Hablemos de la Operación Tauro. Así bautizó Carabineros una operación de inteligencia para desbaratar una supuesta “escuela de guerrillas” en las comunidades de Ercilla. En enero de este año hubo allanamientos y detenidos en cuatro regiones. Se logró la incautación de armas largas y cortas, incluidos modernos fúsiles de guerra expuestos en una concurrida rueda de prensa. Solo había un pequeño detalle; se trataba de armas de plástico. Tal como lo leen.


El arsenal trataba de réplicas para practicar airsoft, deporte que cuenta con decenas de clubes en todo Chile y cuyos implementos se venden libremente por internet, no siendo necesario encargarlos a Siria o Colombia. Aun así, uno de los detenidos, el dirigente mapuche Hugo Melinao Licán, fue acusado de formación de milicia privada, tenencia ilegal de armas y otros graves cargos. Y encarcelado ipso facto, sin posibilidad de otra medida cautelar.


Esta semana Melinao fue llevado a juicio oral. Y finalmente solo por una vieja escopeta de caza hallada en su casa, similar a la que muchos campesinos usan para espantar zorros y peucos. ¿Resultado del juicio? El dirigente fue absuelto por la unanimidad de los jueces y dejado en libertad. Pero la delirante acusación de los fiscales lo tuvo ocho meses preso en la cárcel de Angol. Ocho meses alejado de su comunidad y familia. También de su rol público.


Hablemos de la Operación Huracán. Un nuevo operativo de “inteligencia policial”. Nuevas acusaciones en primera plana. Y nuevos mapuche detenidos que pasarán tal vez un año o más tras las rejas antes de que un trio de jueces evalúe la seriedad del trabajo de policías y fiscales. Pero poco importa. Para el gobierno, gremios y la derecha el caso está más que resuelto; los supuestos terroristas del wasap son culpables. No tienen dudas al respecto.


“El fiscal no decide si hay o no culpabilidad, presenta pruebas a un juez quien es el encargado de evaluar los antecedentes”, escuché decir esta semana a Francisco Undurraga, presidente de Evópoli, en entrevista con CNN Chile. Undurraga no se refería a los mapuche detenidos en la Operación Huracán. Tampoco al ciudadano Hugo Melinao a quien el Estado privó injustamente de su libertad por ocho largos meses. Hablaba de Sebastián Piñera y sus nexos poco santos con SQM.


¿Es idea mía o al sur del Biobío la presunción de inocencia es solo una curiosa idea posmoderna? ¿Por qué la inocencia que se presume de políticos y empresarios ante cualquier acusación penal en el caso mapuche brilla por su ausencia? Permítanme decirlo; lo arbitrario de la persecución penal contra los mapuche ha adquirido ribetes de segregación racial, de verdadero apartheid judicial. Y el racismo, sépanlo, es el perfecto abono de la estupidez de unos y la violencia de otros.


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Published on September 28, 2017 04:00

Los desafíos de la infraestructura digital

El mundo está inserto en un proceso de cambio tecnológico que el Foro Económico Mundial ha calificado como la Cuarta Revolución Industrial. La Primera fue la mecanización de los procesos productivos usando agua y vapor. La Segunda incorporó la electricidad que permitió la producción en masa. La Tercera habría sido la revolución informática que permitió la automatización de los procesos. Esta Cuarta Revolución Industrial sería una revolución digital que se caracteriza por la fusión de tecnologías que está borrando la línea divisoria entre las esferas física, digital y biológica. Según Klaus Schwab, fundador y presidente del Foro Económico Mundial, esta no sería una prolongación de la Tercera debido a “su velocidad, el alcance y su impacto sistémico”. La velocidad de los avances evoluciona a tasas exponenciales en vez de lineales, como ocurrió en el pasado. Su alcance es tal que está alterando casi todas las ramas industriales en todo el mundo. La amplitud y profundidad de estos cambios no sólo está transformando los sistemas de producción, sino también los medios de gestión y gobernanza.


Chile no está al margen de esta Cuarta Revolución. De hecho, ya tenemos sectores, como la Gran Minería, donde el proceso productivo está cada vez más automatizado y crecientemente se maneja desde sedes remotas. De hecho, una parte creciente del transporte de los minerales se hace en camiones “autónomos”, es decir, sin chofer No está lejos el día en que la extracción y procesamiento de minerales sea tarea de robots.


Para mantener la competitividad de nuestras industrias de exportación, esto que ya se vislumbra en la minería tendrá que ocurrir en otras ramas industriales. No hay que tener mucha imaginación para prever las aplicaciones de nuevas tecnologías en la industria forestal, en los puertos y, en general, en cualquier actividad repetitiva, incluyendo el transporte de todo tipo.


A la vez, se nos abre la posibilidad de gestionar de mejor manera la infraestructura existente y la que construyamos en el futuro. Si las carreteras tuvieran controles electrónicos y los vehículos se condujeran automáticamente, podríamos poner muchos más autos en el mismo espacio y moverlos mucho más rápido. Ya hay varios estados de los EE.UU. y ciertas carreteras europeas donde se están probando camiones autoconducidos. El mismo principio se podrá aplicar en zonas urbanas para gestionar de mejor manera el desplazamiento de los vehículos motorizados, limitando los efectos adversos de la congestión. En esa dirección apuntan “aplicaciones” digitales como Waze.


También hay avances en medicina (ya se hacen operaciones robóticas y se han desarrollado brazos artificiales que permiten manejos tan finos como hacer tatuajes), en control remoto de aparatos (el Internet de las cosas, se venden estufas que se prenden y se apagan por celular), en comunicaciones (cada vez más intensivas en el uso de videos), en educación personalizada (donde hay avances notables) y medios de transporte alternativos (como los drones).


Seguir avanzando en esa dirección requiere una base de infraestructura digital que hoy no tenemos y donde, a pesar de los importantes avances, nos hemos ido retrasando respecto de otros países. Nuestra velocidad promedio de banda ancha es equivalente al 40% de la OCDE y 60% menor que las de los 10 países de mejor desempeño.


De ahí que una de las tareas fundamentales que enfrentamos como país es expandir y reforzar las redes nacionales e internacionales de fibra óptica y mejorar su calidad (capacidad de transmisión). En seguida hay que mejorar la calidad de la conexión de “última milla” (a hogares, oficinas, servicios públicos, etc.) para permitir a los usuarios transmitir grandes cantidades de datos en alta velocidad. Esto permite ver películas “en línea” o que un médico con algunas enfermeras simultáneamente monitoreen las condiciones de salud de 150 pacientes distribuidos en distintas lugares de una misma ciudad, como ocurre en los EEUU.


Las naciones que no se suban a la Cuarta Revolución Industrial corren el riesgo de quedarse en el pasado. Ese es un riesgo que, como país, no debemos estar dispuestos a correr.


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Published on September 28, 2017 03:55

¿Fortalecer las universidades del Estado?

Con ocasión de la reciente aprobación de la idea de legislar el proyecto de Ley de Universidades del Estado, salta a la vista las incongruencias entre la idea de base de fortalecer a los planteles estatales y los términos que propone su articulado preliminar.


En efecto, el proyecto contiene, al menos, dos aspectos inconsistentes con el pretendido fortalecimiento que estaría en su espíritu.


El primero reside en establecer un régimen diferenciado entre aquellas instituciones que han promulgado sus estatutos post ‘90, consagrando regímenes de gobernanza emanados de la autonomía y soberanía de sus comunidades –condición indispensable de cualquiera universidad pública- y aquellas que integrarían las normativas explicitadas en el Proyecto. Si bien puede ser un avance para éstas ultimas contar con criterios específicos como universidades del Estado, el sentido de una Ley de la República debería establecer criterios transversales, que, respetando las especificidades de los planteles, definiera un marco común basado en la participación democrática de sus comunidades.


No hubiera sido tan difícil diseñar un proyecto de Ley que, en acuerdo con las universidades que han podido prosperar en estos aspectos, avanzara en un proyecto con valor país y no dejara la ambigüedad –y peor aún, un eventual conflicto- entre instituciones del Estado. Lamentablemente, el gobierno no quiso, no pudo o no supo apoyarse en un análisis riguroso de lo que sería mejor para el sistema, a fin de entregar una señal política que le habría hecho tan bien al país.


El segundo punto, tanto o más importante, se refiere al financiamiento. El fortalecimiento no puede ser sólo una declaración de principios, ni sólo establecer normativas diferenciadas para instituciones de naturaleza diferente. Requiere, en cambio, avanzar en aportes financieros permanentes y progresivos para las instituciones del Estado.


A esto debe sumarse un aumento de la matrícula para las universidades estatales – que deben realizar no solo formación profesional, sino generación de conocimiento y vinculación con el medio- que vendría a restituir al menos parcialmente la condición desmejorada en que éstas se encuentran. A ello es necesario agregar un estimulo real que le dé perspectivas de desarrollo a estas instituciones en el marco de un proyecto país.  Ninguna de estas medidas se consideran en el Proyecto..


De mantenerse, la situación es muy grave porque no solamente evita la real restitución de un sistema publico de educación superior fortalecido por el Estado, sino que puede terminar por consagrar el mismo modelo que tanto este Proyecto como el de Reforma al Sistema de Educación Superior se suponía proponían superar.


Esta situación se suma al hecho que instituciones privadas reciben recursos públicos a través del sistema de gratuidad, incrementando su patrimonio financiero –ya facilitado por una escasa regulación–, manteniendo la lucha por la sobrevivencia de instituciones de naturaleza muy distinta al amparo de la oferta y demanda.


Aún es tiempo que el Ejecutivo como el Parlamento puedan reconocer que una verdadera Ley de Universidades del Estado no es solo una declaración de principios, sino una plataforma política, normativa y financiera. Es de esperar que la necesaria movilización de las comunidades de los planteles estatales ayude a este reconocimiento y a un verdadero cambio en el sistema de educación superior chileno.


 


La entrada ¿Fortalecer las universidades del Estado? aparece primero en La Tercera.

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Published on September 28, 2017 03:32

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Álvaro Bisama
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