Óscar Contardo's Blog, page 224

March 11, 2017

Sin miedo a reformas

LA OFERTA política que la Nueva Mayoría hizo a la ciudadanía el 2013, era la de un gobierno que no tuviera temor de afrontar y emprender las reformas que Chile requiere y que desde mucho antes una masiva movilización social venía demandando.


Estos tres años no han sido fáciles y la explicación puede ser multivariable. Pero parte de la resistencia a los cambios tiene que ver con que las reformas planteadas subvierten la lógica de mercado existente en sectores donde hoy la ciudadanía exige derechos.

Ejemplo de ello es la educación, donde ya es insostenible seguir manteniendo lógicas de consumo, pues se entiende que ella debe ser un derecho irrenunciable para nuestras niñas y niños.


Este año más de 95 mil estudiantes accedieron a la gratuidad en educación superior, completando así un beneficio que llega a más de 200 mil familias que ven como la educación de sus hijos, no queda supeditada al poder adquisitivo ni prisionera del crédito bancario. No está de más recordar que podemos afrontar este desafío, porque este gobierno llevó adelante una reforma tributaria que ha permitido contar con los recursos necesarios para solventar esta demanda social.


Este profundo cambio de matriz política, como era esperable, ha encontrado la férrea oposición de quienes han encontrado en el actual esquema institucional terreno fértil para el desarrollo de sus intereses particulares por décadas, y que les ha permitido -amarres constitucionales mediante- la entronización de un sistema económico altamente oligopólico y concentrado y de una democracia donde la soberanía popular es un factor relativizado, sin la capacidad de configurar un institucionalidad al servicio de las mayorías.


Pero a pesar de ello, el gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, ha tenido la voluntad de desarrollar, quizás la más importante de las reformas: dotar al país de una nueva Constitución nacida en democracia.


Este proceso, aún inconcluso, ha permitido implementar un proceso de participación ciudadana donde miles de chilenos han tenido la oportunidad de expresar aquellos acentos que debiese contemplar la nueva norma constitucional.


Este es un país donde aún hay muchos pendientes. Ahí está la necesidad de seguir avanzando en la reforma al Código de Aguas que consagre el acceso al agua como un derecho humano, la urgencia de reformar un sistema previsional que no brinda las respuestas que la sociedad requiere y que obliga a los pensionados a seguir trabajando y la posibilidad de que Chile lidere la adaptación al cambio climático en la región, convirtiendo los desastres naturales en una oportunidad.


Por eso, a la hora de los balances, nuestra decisión y voluntad es proyectar los cambios estructurales que se han iniciado. Por lo mismo, no nos da lo mismo el rumbo que pueda tomar el país a partir de las elecciones de noviembre.


Lo importante es que hay acentos que no pueden ser retrotraídos. Como legados de esta administración quedará el impulso a los ministerios de la Mujer, de las Culturas, de Pueblos Indígenas y de Ciencia y Tecnología; la Subsecretaría de Derechos Humanos; la elección de gobernadores regionales; pero también las leyes que terminaron con el sistema binominal y todas aquellas que han permitido mayor transparencia y menor incidencia del dinero en la política.


Pero quizás lo más importante al final sea haber roto la inercia transicional, que con todo lo importante que fueron sus acuerdos, no podían terminar convirtiéndose en cortapisas a los cambios necesarios.


Lo importante es haber terminado con el miedo de algunos a torcer la poco justa mano invisible, para empezar a edificar la república democrática y moderna que nos demandan los ciudadanos del siglo XXI.


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Published on March 11, 2017 01:15

Wikileaks, otra vez a la carga

Wikileaks no podría haber escogido un momento más sensible para revelar la documentación secreta de la CIA que detalla la capacidad de esta agencia para “hackear” comunicaciones electrónicas dentro y fuera de los Estados Unidos. Lo ha hecho cuando el espionaje centra el debate político, con los demócratas y la prensa acusando a Donald Trump de tener relaciones “non sanctas” con Rusia en base a informaciones de inteligencia y la Casa Blanca acusando a Barack Obama de haber grabado ilegalmente a su sucesor.


La documentación sale del Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA y todo indica que se trata de un material de la máxima importancia, comparable o superior al que Edward Snowden filtró en su momento (y que no era de la CIA sino de la NSA o Agencia de Seguridad Nacional). Afecta lo mismo a gobiernos que empresas privadas, pues, por ejemplo, revela que la CIA tiene capacidad para penetrar todas las comunicaciones de los medios de uso masivo creados por Apple, Samsung y otras empresas que forman parte de nuestra vida cotidiana (lo cual a su vez revela cómo y por qué los sistemas de seguridad y privacidad de esos medios son vulnerables).


Como se ha dicho antes en esta columna, el protagonismo que tiene hoy el espionaje estadounidense en la vida política y comercial del país –y del mundo- con tiene precedentes en los tiempos posteriores a la Guerra Fría.


Es fácil caer en la tentación de decir que nunca el espionaje sufró tantas “traiciones” informativas, es decir filtraciones periodísticas, como ahora. Pero eso no es cierto. La única diferencia es la penetración de las comunicaciones electrónicas. En un mundo revolucionado por la tecnología informática, el alcance y la dimensión de lo que se revela puede parecer superior, pero en esencia el espionaje siempre ha sido vulnerable y su historia está cargada de revelaciones y espionajes de signo contrario. De otro modo, el contraespionaje perdería su razón de ser.


Lo que sí es cierto, en cambio, es que, en los tiempos de la Posguerra Fría, nunca habían alcanzado los servicios de espionaje una importancia política tan directa. Afecta a los gobiernos de dos formas: en su lucha con la oposición y en su relación con los electores. Porque en última instancia la pregunta se reduce siempre a lo mismo: ¿están los gobiernos espiando ilegalmente a sus propios ciudadanos?


Este no es el lugar para responder esa pregunta. Con frecuencia los servicios de inteligencia violan la ley, como la violaron siempre allí donde hubo Estado de Derecho. Pero la ley es, en cuestiones de seguridad nacional, una arcilla moldeable que permite más de lo que permiten la lectura literal de la nomativa que limita a los servicios secretos y la conciencia del ciudadano preocupado por la privacidad y las libertades civiles. Lo que apunto aquí es que vamos a tener que acostumbrarnos a que los agentes de inteligencia, o quienes les prestan servicios, filtren constantemente documentos o informaciones (ciertas o no) para afectar tanto la dinámica gobierno-oposición como la relación entre el poder y los electores.


Es una paradoja importante el que, en el momento de mayor sofisticación de la tecnología informática, tanto la que está en manos del público como de los Estados, ella sea tan vulnerable. La consecuencia puede ser muy mala –por ejemplo si se debilita la capacidad para combatir al terrorismo- o muy buena (por ejemplo, si las periódicas revelaciones obligan a los gobiernos  a ser menos irrespetuosos de la privacidad de las personas).


Vivimos tiempos de contradicciones morales que merecen reflexión y debate.


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Published on March 11, 2017 01:14

Devaneos de la izquierda revolucionaria

Dentro de la izquierda hay dos grandes familias: la socialdemócrata y la revolucionaria. La primera es la de quienes no están dispuestos a traspasar la línea republicana, heredada de la Ilustración, por dos razones, una de realismo político, otra de principio.


El realismo les impide admitir la posibilidad de, sea por medio de la ingeniería social, sea por medio de una deliberación emancipatoria (y el correlativo desplazamiento del mercado), alcanzar algo así como un estadio en el que el Estado y el mercado devengan superfluos como instituciones. Además, se oponen a la revolución porque reconocen en la idea republicana de un poder dividido y una participación ordenada, maneras de disminuir la violencia sobre los ciudadanos y proteger su libertad.


Hay otra familia de la izquierda, que ha adquirido especial protagonismo en Chile y algunos países hispanohablantes, que aboga por no renunciar a un camino que culmine en la revolución, es decir, en la superación del entramado institucional republicano, del Estado y el mercado.


Esta izquierda goza en Chile de perspectivas de crecimiento relevantes. Cuentan con grupos intelectuales y cuadros políticos de nivel y han logrado la articulación de movimientos universitarios y sociales a gran escala.


Sin embargo, están afectados por un problema de difícil solución. Lo llamaría la cuestión del carácter regulativo de todo ideal. Por idea regulativa entendía Kant una noción capaz de guiar el pensamiento y la acción, pero que resulta imposible alcanzar. Así ocurre, por ejemplo, con la idea de “universo”. Pensamos a los objetos del mundo formando parte de algo como una unidad a la que llamamos universo. Las distintas ciencias avanzan suponiendo esa idea.


Piensan que tienen a la vista, por ejemplo, en la mecánica cuántica y en la clásica, un mismo universo, y que al descubrir amplían los límites de nuestro conocimiento sobre aquél. Sin embargo, pasa que, por más que se avance, nadie situado dentro del universo podrá “ver” al universo en cuanto totalidad (para lograr algo así tendría que poseer la descomunal capacidad de salirse del universo).

Con el discurso de la izquierda revolucionaria sucede algo parecido.


Él supone que hay un momento en el que -sea porque se logró una feliz alteración de las condiciones de producción, sea porque se alcanzó un nivel egregio en la emancipación de las consciencias respecto del interés egoísta- la historia cambia y se alcanza un nuevo estadio en el que las contradicciones han sido superadas.


En el intertanto, sin embargo, ocurre que ese momento no ha llegado. Mientras ese momento no llegue, la posición de la izquierda revolucionaria es asunto de fe o creencia. El revolucionario insistirá en la posibilidad de la superación de las contradicciones sociales, apoyándose en la creencia de que la consciencia del movimiento político al que se pertenece es la más avanzada posible y progresa. O sea: mientras la nueva época de hecho no haya irrumpido, no se conoce todavía si la época anterior ha terminado. Como no se sabe si terminó el estadio anterior, no puede emerger aún con claridad la consciencia correcta de que se ha alcanzado “el estadio emancipado”. No hay criterio para discernir si la nueva época ha comenzado.


Por eso, el revolucionario tiene que afirmar que la correcta consciencia histórica -que el pensador revolucionario se auto-atribuye- es la que permite clausurar la época anterior. Por medio de ejercicios del pensamiento, pretende auto-atribuirse así la insólita capacidad de clausurar la historia y la imprevisibilidad, insondabilidad y el abismo que, como la existencia misma, ella nunca deja de ser. Cual el metafísico que mediante la sola razón pretende alcanzar una visión total del universo desde fuera de él, el revolucionario termina atribuyéndose una inverosímil similar capacidad.


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Published on March 11, 2017 01:12

Bolsa chilena: ¿Se justifica el repunte?

Preocupa la “preocupación” del ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, por la posible baja de la calificación de riesgo de la deuda soberana chilena. Ello porque dos indicadores económicos clave muestran deterioro.


Primero, la deuda del gobierno. La deuda bruta del país equivale a 18% del PIB, la que era 12% hace 5 años y menos de 4% hace diez. Por su parte, el balance fiscal registra su mayor déficit de los últimos 10 años (3.2% del PIB). Luego, está el crecimiento económico, estancado en torno al 2%.


A pesar de lo anterior, el mercado accionario local ha sorprendido positivamente, rentando 7.7% (8.5% en dólares) en lo que va corrido de 2017. En este ambiente de pesimismo, cuesta explicarse por qué. Sin embargo, varios estudios, evidencian la des-correlación entre las tasas de crecimiento económico de un país y el desempeño de su bolsa. Uno de 2010 de los autores Dimson, Marsh y Staunton del London Business School recolectó datos de 83 países de 1972 a 2009 y los ordenó según crecimiento de PIB de los últimos cinco años. Las acciones de países con mayor crecimiento registraron una rentabilidad anual promedio de 14.5%, mientras que para aquellos con menores tasas de crecimiento, ésta fue de 24.5%.


Si baja la calificación de riesgo de Chile no necesariamente se revertirá la tendencia al alza de la bolsa local. Detrás del positivo desempeño reciente, hay expectativas de cambio en la situación económica y de bajas en las tasas de interés locales, agotamiento de retornos de otras alternativas, el impulso reciente que registran los mercados emergentes, entradas de flujos y mejores resultados corporativos.


Si nos centramos en las variables que afectan la valorización de las acciones, por el lado de los resultados o utilidades, vemos que éstas repuntan (las utilidades de las empresas del IPSA aumentaron alrededor de 6% en 2016, luego de caer más de 11% en 2015). Estas utilidades se descuentan a la tasa de interés más el premio por riesgo. La tendencia de la tasa de interés es a la baja, pero el premio por riesgo aumentaría si baja la calificación de Chile. Entonces, el atractivo de la bolsa dependerá de las magnitudes de crecimiento de las utilidades, de las bajas en la tasa de interés y de la evolución del premio por riesgo.


¿Cuáles son las perspectivas? Primero, en el ámbito macro, la recuperación del precio del cobre desde sus mínimos, de mantenerse en los niveles actuales (2,6 dólares/libra), implicaría ganancias para Codelco de 1,000 millones de dólares, que en 2016 fueron de sólo 200 millones de dólares. Esto significaría mayores ingresos del gobierno, a los que se suman los de las productoras de cobre no estatales a través de los impuestos. Con ello mejoraría, tanto el endeudamiento como el crecimiento, y podría contribuir a evitar una baja en la calificación de riesgo.


En el ámbito corporativo y de la bolsa, las razones que justifican mayor potencial son más contundentes. El crecimiento estimado para las utilidades del IPSA en 2017 es de 7%, las valorizaciones están por debajo de sus promedios históricos (la razón precio utilidad estimada es de 16 veces versus 16.7, respectivamente), los flujos se mantienen positivos (entradas equivalentes al 9% de los activos manejados por fondos extranjeros en lo que va corrido de 2017) y, finalmente, aún queda mucho por recuperar luego de las caídas de los últimos años. El valor del fondo que replica el mercado chileno (el ETF ECH que transa en Nueva York), cayó más de 50% entre 2010 y fines de 2015. Desde ese mínimo, registra una recuperación de 27%; y así todo su valor aún es la mitad del máximo.


En el actual ambiente de esquizofrenia local (expectativas de cambio versus lento crecimiento) y global (alza de tasas en EE.UU. versus mejoras para el cobre y mayor crecimiento mundial) es de esperar que el “viaje” sea movido para los inversionistas en acciones.  Pero bien vale la pena, ya que el destino sería  más productivo que refugiarse en activos con bajo riesgo.


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Published on March 11, 2017 01:10

El extravío fatal

Cuesta imaginar que antes de publicar Alma, su obra más reciente, Matías Correa escribió dos novelas correctas, bien planteadas, que fueron oportunamente celebradas en ésta y en otras páginas de crítica. Cuesta porque es tan grosero el número de desaciertos de Alma, que sólo cabe preguntarse en qué momento se produjo el fatal extravío. Donde antes hubo contención, ahora hay exceso. Donde antes hubo limpieza, ahora hay desorden. Donde antes hubo honestidad, ahora reina el retorcimiento. Y lo que es peor: allí donde antes se percibía una búsqueda esmerada por dar forma al lenguaje y a la trama, ahora campean la presunción, la estulticia, la cursilería y el mal gusto.


Ya desde la primera página de la novela es posible darse cuenta de que la narradora innominada se expresa de manera poco clara y que, a la vez, manifiesta debilidad por la cháchara intrascendente. Poco más adelante el asunto empeora dramáticamente, debido a que comienza a asentarse una sospecha mortal en el lector, sospecha que sólo irá creciendo a medida que uno avanza en los tediosos episodios del libro: la mujer no maneja todos los hilos del relato que se esmera en transmitir, y es imposible que lo haga, pues, a la luz de la evidencia, demuestra ser una narradora improbable y absolutamente inverosímil. Por largos pasajes no se sabe quién diablos está a cargo del relato. Y eso es imperdonable.


La acción, por así llamarla, se centra en los Lorca, una familia de cinco miembros (padres y tres hijos adultos), cuya peculiaridad máxima resulta ser que nadie es normal. El recurso es tan torpe como aburridor, dado que, asumo, ningún lector está dispuesto a que lo involucren en jugarretas pueriles. En diferentes grados, la pérdida de la memoria es lo que une a los Lorca, pero la idea jamás llega a constituir un tema central de la novela: la dispersión es tan desatada que, en rigor, aquí no hay ningún tema que predomine sobre otro, sino que, más bien, el asunto constituye un galimatías de irritantes proporciones (253 páginas).


Ambicioso y seguro de sí mismo, Correa consideró que en Alma era necesario utilizar cuanto recurso estuviese a su alcance. Desde el listado bolañesco hasta las citas falsas, pasando por los dibujitos, los chistes y el cientificismo inocuo, todo le fue útil al autor. El efecto es sumamente revelador: hace mucho tiempo que yo no leía una novela tan deficiente. Y aún hay más: no bastándole con la batería de trucos recién expuesta, el autor se permite introducir en su novela nada menos que a Slavoj Žižek, esto a través de una frase fatua e insólita que ni siquiera vale la pena reproducir.


También hay ocasiones en que el humor desconcertante de Correa se funde con descripciones lamentables, como la que sigue, referida a la Patagonia chilena: “En un territorio donde hay más ovejas y bosques nativos que microbuseros y plazas de estacionamiento, cuesta mucho toparse tanto con cámaras de seguridad pública como con circuitos cerrados de televisión”. Pero la verdad es que lo anterior es un detalle menor, sobre todo si se tiene en cuenta que desde la primera página de Alma uno sólo anhela transmigrar a universos menos fatigosos. 


 


 


 


 


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Published on March 11, 2017 01:08

Ojo con el remedio

El fútbol es, ante todo, rendimiento. Y actitud. Como en toda actividad, la mezcla entre productividad y conducta, entre acción y expresión, definen tanto a la figura principal como a la de reparto.

Convengamos, en esos marcos, que Alexis Sánchez pasa hoy por un momento complejo en Londres, aunque harto exagerado en sus dimensiones. El tocopillano está en la mejor liga del mundo (con distancia apreciable sobre el resto), en una de las tres ciudades más importantes del planeta, ganando un sueldo fabuloso, en uno de los equipos de mayor tradición de Europa y, además, es catalogado como la estrella máxima del plantel. No es poco.


Para poner las cosas en su sitio, en su fenomenal historia, iniciada en 1886, los Gunners han ganado 40 títulos en su país (incluyendo 13 campeonatos de liga y 12 Copas de Inglaterra) y dos títulos internacionales. Pasen por el momento que pasen, están ubicados en un cajón mucho mayor que el Sevilla, el Atlético de Madrid, el Paris Saint Germain, el propio Manchester City o cualquiera de los clubes rusos o chinos que aparecen como posibles soluciones para el chileno. Uno entiende los parámetros emocionales del hincha local, pero darle validez a quienes piden que Sánchez “arranque cuanto antes del Arsenal porque le hace mal estar ahí, porque le queda estrecho” suena a burrada. El primer club de Londres que consiguió llegar a la final de la Champions, el dueño del soberbio Emirates Stadium, el que posee una de las hinchadas más numerosas del mundo y que acaba de ser calificado, por la revista Forbes, como el quinto club más poderoso del planeta, no puede ser un mal escenario. Para nadie. De hecho, en la comparación la Juventus también queda por abajo. ¿Cuál sería el único club de la larga lista de aspirantes realmente superior a los gunners en el mapa mundial?


El Real Madrid. Pero hay dos detalles: hasta aquí los merengues no han hecho una oferta seria por Sánchez y, si parte, ya no sería la máxima estrella del equipo y tendría que luchar con James Rodríguez, Benzemá, Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y hasta con Morata para ser titular…con muchísimas posibilidades de no serlo, como ocurrió en el Barcelona. Ese club que, supuestamente, sí estaba a su altura.


Mantengamos las proporciones. Está en un gran lugar, Alexis. Rodeado de jugadores que no son, de modo alguno troncos. ¿Mertesacker y Ozil, campeones del mundo, son malos? ¿Santi Cazorla, Giroud, Walcott, Welbeck, son basura? Por favor. Es bueno ser cariñoso con los nuestros, pero no es necesario mostrar la horrenda hilacha chauvinista. Hay un tema con el técnico Wenger, sin duda. Mucho tiempo tocando la misma tecla termina por desteñir a cualquier pianista. Y si me apura también hay un tema con Ospina, un arquero que no da, precisamente, seguridad. Pero no hay que ponerse tan nerviosos ni hacer tanto escándalo. Quiera o no quiera seguir, el escenario de Sánchez en Londres es hoy bastante mejor de lo que parece. Está mudando la piel el Arsenal y salir arrancando justo ahora puede ser un remedio mucho peor que la enfermedad, botando a la basura el mejor trampolín que ha tenido el chileno en toda de su carrera.


¿La actitud? Es un tema a trabajar. Esa compulsión de Alexis por recibir siempre la pelota, por sentir que todo tiene que pasar por él -y el amurramiento evidente cuando eso no ocurre- son parte de su definición como jugador, parte de su plus… pero también su más evidente freno, su mochila. Le pasó en River, le pasó en la Selección, ahora en el Arsenal. El fútbol es un juego de conjunto. Y salirse de esa lógica sólo puede generar enemigos. En esos límites, hasta el olvido de pagar los impuestos revelan dosis de egoísmo que hay que corregir cuanto antes. Se lo digo de otra forma: hasta Pirulete terminó siendo odiado una vez por Guatón, Palmatoria y Torito cuando se puso creído y leso. La buena noticia es que Mister Pipa, Guido Vallejos y hasta el cabo Matamala supieron corregirlo a tiempo.


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Published on March 11, 2017 01:05

March 10, 2017

Un balance negativo

Hace tres años comenzaba el segundo gobierno de Bachelet. Para los partidarios de la coalición oficialista vendría el mejor cuatrienio desde el retorno a la democracia. Las reformas estructurales por fin parecían responder a las demandas de una izquierda que había sido opacada por los gobiernos de tercera vía de la Concertación y omitida por el gobierno liberal de Piñera. Y por casi un año esa esperanza se mantuvo intacta. La aprobación de la reforma tributaria, la reforma educacional, y la reforma electoral anunciaban que todo lo que vendría sería oro. El predicamento del ex ministro Pacheco a fines de Enero de 2015 lo confirmaba, cuando al inaugurar el nuevo huso de horario sarcásticamente declaró verano para siempre.


Pero no todo lo que brilla es oro. A comienzos de Febrero estalló el caso Caval. En retrospectiva, el punto de no retorno, pues sería el momento exacto en el cual el gobierno perdería el control de la agenda política. Junto al caso Caval, los casos Penta, SQM y algunos otros escándalos tangenciales aportarían, en un marco más amplio, al deterioro de la clase política. Mientras que el caso Caval le pegaría directamente a la popularidad de la Bachelet, el resto de los casos judiciales y escándalos políticos le pegarían directamente a la popularidad del gobierno y el Congreso. Al final del primer año del cuatrienio ya se formaba una tormenta perfecta lista para azotar a una clase política que a todas luces parecía no estar preparada.


Algunas cifras pueden ayudar a contextualizar la dramática caída de la Presidenta como consecuencia directa del caso Caval. Como referencia, antes del escándalo, y durante el primer año de gobierno, la aprobación presidencial fluctuó entre 60% y 40%, alcanzando 44% en el Enero de Pacheco. En el mes de Caval, Febrero, la aprobación de la Presidenta cayó bajó 40%, y solo un mes después, en Marzo de 2015, cayó a 31%–el desplome más estrepitoso en la historia de la encuesta. Dos meses después, en Mayo de 2015, la aprobación presidencial caería bajo el 30%. Eventualmente llegaría a caer bajo el 20%, fijando otro récord, al llegar al punto más bajo registrado por la encuesta desde su estreno en 2006.


A la clase política no le fue mejor. Los números muestran que el gobierno se hundió junto a su Presidenta. En el mes de Caval la aprobación del gobierno rápidamente cayó bajo el 40%, y en el mes siguiente, Marzo, bajó del 30%. Desde entonces ha fluctuado entre 23% y 17%. A su vez, la confianza en el poder legislativo también cayó significativamente. Los números son claros en mostrar que nunca antes el Senado y la Cámara de Diputados habían estado tan seriamente cuestionados. Si bien las instituciones políticas siempre han estado bajo un escrutinio público riguroso, fue en este cuatrienio, en este contexto político, en el cual tocaron fondo. Hoy tienen poco espacio para seguir cayendo.


Si los números fueran abstractos, las tendencias se podrían interpretar como caprichos de los ciudadanos. Pero la debacle ha tenido un efecto político notorio. Desde Febrero de 2015 que el gobierno y el Congreso no han logrado pasar reformas significativas. La caída en la popularidad de la Presidenta conllevó a un fraccionamiento de su coalición, impidiéndole controlar su mayoría legislativa. En el escenario contra-factual donde los casos mencionados arriba no ocurrieron, es probable que Bachelet habría mantenido su popularidad entre 60% y 40%, y desde allí podría haber comandado a su gobierno a buen puerto. Pero la reacción tardía, la mala gestión y los errores no-forzados le jugaron en contra.


Si bien los casos de financiamiento irregular fueron claves en hundir a la clase política, hubo una serie de momentos en que la Presidenta pudo tomar el timón y conducir a su gobierno lejos del iceberg. Pero ignoró todas las señales. Mencionar cada una de las omisiones amerita su propio espacio, pero se pueden mencionar algunas oportunidades perdidas a modo de ejemplo. Como haberle pedido la renuncia a su hijo el primer día del escándalo, antes de darle el lujo de dimitir desde La Moneda. O revisar con mayor detalle el currículum de sus ministros y subsecretarios, previo a sus nombramientos. O incluso haberlos removido a tiempo, antes de que se volvieran lastres.


El balance parcial del cuatrienio es negativo. Los presidentes se eligen para cumplir programas. Los gobiernos y los legisladores los acompañan para producir resultados. De los tres años en el poder, solo el primero fue bueno. Los otros dos se han caracterizado por una mezquindad política inédita, llenos de malas decisiones, poca colaboración, rencillas, juicios, destituciones, desafueros y abandonos. Si bien el contexto político ha presentado una serie de problemas nunca antes vistos, la reacción de las autoridades elegidas no ha estado a la altura para darle soluciones. La escasa autocritica y acción de la clase política es evidencia de aquello. Quizás por eso algunos partidos podrían de dejar de existir al no conseguir las firmas necesarias para el refichaje. 


Un rayo de esperanza ilumina el último año del cuatrienio. Muchas de las críticas que hasta ahora se concentraban en la Presidenta se trasladarán a los candidatos presidenciales. Habrá menos tiempo para criticar al alicaído gobierno y más tiempo para comentar el incipiente ciclo electoral. La prioridad estará en mirar a quiénes compiten por el próximo mandato. Paradojalmente eso le podría dar la oportunidad al gobierno de completar algunas de sus promesas. Quizás lo que el gobierno necesita para actuar es precisamente esa descompresión. Esto podría ser positivo siempre y cuando no sigan los torpes tropiezos que hasta ahora han caracterizado la gestión de la Presidenta.


 


 


 


 


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Published on March 10, 2017 04:23

Desilusión

Tres años de gobierno se celebran mañana sábado, aunque de celebrar la verdad poco. La mezcla de altas expectativas generadas por las promesas de campaña y el programa con que fue elegida, y una gestión objetivamente deficiente han dejado a este segundo Mandato de la Presidenta Bachelet como el gobierno peor evaluado desde el regreso a la democracia.


Más allá de las obras individuales o los avances, es en el balance político y su evidente impacto en las áreas de gobierno, es donde se aprecia la causa de la mayoría de los problemas.


Es fácil así ver cómo por ejemplo en educación, la reforma sigue mal evaluada y que la salida de Eyzaguirre y el estilo más conciliador de la Ministra Delpiano solo le sirvió para ganar tiempo pero no claridad y mucho menos apoyo entre los distintos actores del sistema educacional. Una vez más aquí las expectativas de un cambio profundo y una mejora sustantiva chocaron con la realidad de lo que ha sido el gobierno de la Nueva Mayoria, es decir, un permanente déficit técnico y un manejo político inadecuado. Por lo mismo no es de extrañar que ni moros ni cristianos estén conformes con el proyecto que el ministerio insiste en impulsar.


Hoy los ciudadanos entienden que se prometió más allá de lo que se podía seriamente lograr,  y esto ha traído como consecuencia una profunda desilusión no sólo con este gobierno sino peor aún con la capacidad de la política como un medio eficaz de dar solución a las demandas sociales. La incapacidad de alcanzar acuerdos y la permanente insistencia en hacer pasar la aplanadora en materia legislativa dejo a la educación como un tema de trinchera y no como lo que siempre debió ser una política de estado. Así también el desprecio por el diálogo de parte de los sectores más de izquierda en la Nueva Mayoria, han hecho mucho daño en estos tres años, y en ambos casos la responsabilidad de la Presidenta es ineludible, al permitir que se instalará en su administración la retórica de la retroexcavadora durante el inicio de su mandato.


Que las reformas que buscaban dar solución a demandas y problemas reales de los chilenos, no han logrado impactar de forma positiva el día a día de los mismos. Son cambios que no bajan hacia la cotidianidad de las familias, y por lo mismo no son percibidas como positivas. La Presidenta perdió su toque distintivo y clave de sus éxitos pasados. Que lejos se ve hoy el pragmatismo y simplicidad de muchas de sus reformas y medidas en el primer mandato, como por ejemplo el pilar solidario en las pensiones, en estas siempre priorizo el efecto directo en la calidad de vida de las personas por sobre consideraciones ideológicas. Todo lo contrario a lo observado en estos tres años.


La salud y los hospitales prometidos, son solo otro ejemplo de cómo el no saber gestionar correctamente los proyectos ha provocado que aún teniendo los recursos económicos para hacerlos estos no se hayan podido construir. Una vez más la ideología fue por delante y termino retrasando e impidiendo el cumplimiento de esta, una de las más sentidas y necesarias inversiones en nuestro país.


La Presidenta Bachelet no debe estar contenta de la distancia entre ella, su gobierno y la ciudadanía.  Atrás deben haber quedado en los pasillos de La Moneda todas esas explicaciones que apuntaban a errores de comunicación, y una falsa percepción de los ciudadanos. Ojalá un poco de humildad aleje a este gobierno de las explicaciones autocomplacientes y lo lleve a enfrentar el tramo final mirando cómo responder a lesa desilusión de la mayoría que hace tres años los puso en el gobierno y que puede sacarlos, de no mediar un drástico cambio en la evaluación que hacen de su actual gestión.


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Published on March 10, 2017 04:21

Una ley del siglo XXI

DESDE EL inicio de su tramitación hasta ahora en que se transformó en la ley que moderniza el sistema de relaciones laborales, la normativa ha tenido críticas de todo tipo. Lo claro es que este ha sido un debate legítimo, tanto por la envergadura como por los alcances que tendrá esta transformación para el mundo del trabajo.


Se podrá debatir respecto de la nueva institucionalidad, pero no es bueno exacerbar las posiciones, comparando en muchas oportunidades actuales situaciones de conflictividad que, en rigor, están normadas por la antigua ley. Un gran error.


La nueva ley contempla más de 100 artículos y cambia por completo un capítulo del Código del Trabajo. Es por ello que tanto el Ministerio del Trabajo y Previsión Social como la Dirección del Trabajo (DT) hemos desarrollado un trabajo exhaustivo y completo en diversas áreas para la implementación de esta ley. Se han desarrollado capacitaciones, charlas de difusión para trabajadores, empresarios y abogados a lo largo del país, folletería y próximamente se realizará un seminario con el Poder Judicial.


Esto se suma a la elaboración de tres reglamentos (Consejo Superior Laboral, arbitrajes y Fondo de Formación Sindical), circulares y órdenes de servicios al interior de la Dirección del Trabajo y, muy especialmente, resaltan como ilustrativos de este intenso trabajo los nueve dictámenes publicados por la Dirección del Trabajo, cuyo objetivo es ayudar a la correcta interpretación de la ley.


El hecho de tener los nueve dictámenes listos antes de la implementación de la reforma es muy importante, ya que todos los actores han podido conocer, informar y debatir sobre ellos. Así hemos contribuido a entregar certezas a las partes, más allá de las diferencias de interpretación que se puedan producir.


Otro punto distinto es que pretendan que la DT quiera legislar sobre materias que no están en la ley, y eso es un error conceptual.


El fallo del Tribunal Constitucional dejó un espacio en relación a los grupos negociadores y será la propia DT la que deberá interpretar y aplicar ese aspecto. Para ello emitirá el dictamen, a raíz de una consulta específica.


Igualmente distinto es que sectores políticos, empresariales, dirigentes sindicales, organizaciones gremiales y sindicales, tengan sus propias visiones acerca de las mismas, pero ello no debe, por el bien del país, contaminar el debate y evaluación de la ley.


Es decir, más allá de las críticas legítimas que genera un cambio de esta envergadura, el gobierno se ha ido encargando de disipar las dudas y entregar certezas en todas las materias y, además, está abocado desde el primer día a implementar de la mejor manera la ley, todo ello como corresponde dentro del marco del estado de derecho.


Es por ello que el llamado es que empresas, trabajadores y autoridades aprendamos a utilizar de buena fe las nuevas herramientas que entrega la normativa y generar los espacios de diálogos necesarios al interior de la empresa, que es cómo se deben abordar las relaciones laborales en el siglo XXI.


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Published on March 10, 2017 04:19

El purgatorio del refichaje:

Los partidos políticos se encuentran nuevamente en el ojo del huracán. Han cimentando la semilla de la que podría ser su propia destrucción. Todo comenzó porque resignados al juicio crítico ciudadano, agobiados y desmoralizados frente a algunas poco decorosas actuaciones de sus pares, sucumbieron a los designios de una serie de personajes que en la opinión pública se erigieron como exégetas de la probidad: los intérpretes de la claves y designios de una nueva democracia más transparente y participativa. En buenas cuentas, los partidos redimirían todas sus culpas en el purgatorio del refichaje.


La aprobación del re fichaje como una disposición transitoria de la Ley 20.900 para el Fortalecimiento y la Transparencia de la Democracia fue presentada a la opinión pública como una de las piezas claves del engranaje para la recomposición de las alicaídas confianzas entre la ciudadanía y su elite político-dirigencial. Pero el resultado dista mucho de aquello. El sentido común y una mirada imparcial de la evidencia sugería que rigidizar, sobre-regular y complejizar los procesos de la vida interna partidaria harían que el ya deteriorado vínculo ciudadano/partido se viera aún más deprimido. A los partidos había que re insertarlos en la sociedad civil, no situarlos en el seno de una compleja maraña burocrática; había que dotarlos de autonomía y libertad para interpretar los designios de la ciudadanía, pero hoy los únicos que interpretan lo que los partidos pueden hacer o no, es el Servicio Electoral, mientras los ciudadanos han pasado a ser meros espectadores de un teatro de lo absurdo.


En esa lógica, se instalaron ideas que distorsionaron la realidad de las cosas. Sin ir más lejos, nadie duda que el problema de los padrones de militancia ficticiamente abultados constituyera una falta grave desde el punto de vista de la fe pública, pero los partidos políticos en una democracia en forma, se validan esencialmente por sus votos y no por sus registros de militantes. De hecho, un partido fantasma sería aquel que en lugar de votos tuviera militantes, y no viceversa. Con el nuevo escenario, el partido más votado de Chile a nivel de concejales como RN, podría dejar de existir, pero partidos con menos de un tercio de su votación podrán seguir operando, no porque cautiven más a la ciudadanía en las urnas, sino que porque son capaces de llevar más gente a firmar ante un notario o ministro de fe. Curioso.


En este contexto, contra las prevenciones y advertencias son nuevamente los políticos tradicionales quienes quedan en una posición desmejorada, tal y como en otros casos (véase la bullada Ley de Estacionamientos), por sobre regular, se genera un espiral creciente de expectativas, que luego se ven frustradas por la cruda realidad. Legislando a la rápida y sin mayor reflexión ni consideraciones de la aritmética más elemental, ¡imagine usted que con 10 partidos constituidos en Aysén, más del 15% de la ciudadanía de esa región tendría que ser militante de un partido político!


¿La solución? Desesperación de último minuto y ansiedad en la búsqueda de militantes frente al cumplimiento de la fecha del juicio final para las agrupaciones partidarias. Mientras tanto, los más pragmáticos ya esbozan una “salida institucional” vía ley express para otorgar un perdonazo. Como si los partidos pasaran por su mejor momento de adhesión y confianza ciudadana para premiarlos con una prórroga y omitiendo el hecho -no menor- de que partidos nuevos ya se constituyeron a nivel nacional con la misma exigencia de los partidos tradicionales. Una medida como ésta no sólo sería injusta para los actores nuevos, sino que también desacertada a la luz el momento político, puesto que solo agudizaría el fondo del problema, aumentando el descrédito y la desafección partidaria ¿Resultado? Políticos nuevamente pidiendo excusas y pagando culpas, en tiempos donde la misericordia es cada vez más escasa.


 


 


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Published on March 10, 2017 04:15

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Óscar Contardo
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