Sonia Pericich's Blog, page 21
August 26, 2019
Taller literario 27: hablemos de la reseña
Es sabido (o debería serlo) que no todo el mundo verá a una obra de la misma manera. Además, leer un libro es algo que se hace de a dos, el autor y el lector, por lo que es prácticamente imposible que todas las combinaciones den el mismo resultado.
Hay lectores que se buscan a sí mismos en las historias, otros buscan perderse en ellas; unos pueden asombrarse con cosas que para otros son muy comunes. Es por eso que una reseña no cumple otra función más que contar qué nos gustó y qué no de lo que hemos leído, lo cual no significa que el libro sea bueno o malo como un todo.
Una reseña debe ser personal y clara, y si es posible, objetiva y literaria, pero nunca será una verdad absoluta más que para quien la haya escrito.
Como autores podemos llegar a leer opiniones hasta extrañas sobre nuestras obras; pensar “wow… ¿cómo demonios llegaste a esa conclusión?” o incluso sentir la necesidad de salir a explicar que no fue eso lo que quisimos decir. Pero debemos tener plena consciencia de que “el otro no es uno” (si, así como en la vida), y dejar que el lector interprete nuestras palabras a su gusto. En todo caso, si vemos que todas nuestras reseñas son idénticas en extrañeza, podremos replantearnos nuestra forma de expresarnos (si quieres, claro) o buscar a nuestros lectores en otra parte, porque quizás es allí donde está el problema.Que el lector interprete tus palabras a su gusto se debe a que existen un montón de cosas (completamente ajenas al autor) que juegan a favor o en contra en su análisis de la obra: ideologías, costumbres, experiencias personales, otras historias, y hasta el humor con el que se haya levantado el día que decidió reseñar tu libro. Es por eso que he hablado tantas veces sobre la importancia de la objetividad, sobre todo en esta etapa de aprendizaje en la que nos encontramos.Como lectores, deberíamos ser objetivos y bien claros a la hora de realizar una reseña. No podemos simplemente decir “es un libro horrible” sin explicación alguna o refugiarnos en un “es muy profundo” que no expresará absolutamente nada (bueno, yo quizás lo interprete como un “no lo entendí muy bien, pero no voy a reconocerlo ni quiero hacer una reseña negativa”. Ya he hablado sobre esto en otra entrada). Y como autores, no podemos andar por la vida a los gritos diciéndole a la gente “¡no lo entendiste!” ni reaccionando como criaturas caprichosas ante una mala opinión. Si el lector que reseña es un hater: ignóralo. De lo contrario, toma las recomendaciones del lector que reseña para ver qué quiere, qué necesita, qué busca, y cómo puedes ofrecerle eso. NO, eso no matará tu estilo, ¡basta de repetir esa frase tan mediocre! Nunca olvides que tú eres el que elige el grupo al que se dirige, y si entras a Wattpad ofreciendo una novela histórica sobre la vida de la prima hermana del vecino de Domingo Faustino Sarmiento, probablemente nadie te leerá. Los que están mal no son ellos, eres tú que vas a la playa con pullover. Supéralo.Por otro lado, si ves que todas tus reseñas se fundamentan en un error, quizás sí seas tú el que no está expresándose de la forma correcta. Pero cualquier otra opinión ya no es tu culpa y deberás respetarla, analizarla, y utilizarla para mejorar en tus trabajos futuros.Si hay algo que, insisto, no hay que perder, es el ánimo de un escritor novel e independiente. Renuncia a la soberbia y al egocentrismo, sé maduro, toma lo que te sirva y el resto déjalo ser.
Ahora, volviendo a la forma correcta de realizar una reseña, te diré qué aspectos podrías tener en cuenta:Ten siempre presente que las ideologías, pensamientos y gustos del autor son independientes de los de los personajes. Que el protagonista sea un pedófilo o un asesino, no significa que el autor esté exteriorizando sus deseos ocultos a través de él.Un libro no hace apología de nada si el lector no lo permite, así que evita comentarios del tipo “las niñas aprenderán que así es el amor” frente a, por ejemplo, relaciones tóxicas en las historias. Desde el principio la literatura fue un reflejo de la sociedad, no un manual para la vida en ella. Si quieres que las historias cambien: cambia la sociedad en la que vives. Deja de culpar a la televisión y a los libros de tus malas decisiones. Los escritores no tenemos la obligación de enseñarte valores y moral. Basta. Opina sobre el personaje, no sobre el autor, refiérete al punto uno si no logras comprender esto.
Hay un pensamiento súper anticuado sobre que la televisión miente y los libros dicen la verdad. Pues no, ni lo uno ni lo otro. No pesa sobre nadie más que el receptor la interpretación del mensaje, venga de donde venga.Toda historia tiene algo bueno. Aprende a separar la trama del tema, y a su vez separa la historia de lo relacionado a la estructura, el lenguaje, el estilo, la presentación, edición, maquetación, etc. Por eso eres parte de este taller, para que puedas ver todo esto en tus lecturas y no solo la trama. Quizás la trama te pareció algo cliché, pero el autor tiene un estilo que logra cautivarte y no has podido dejar de leer a pesar de que sabías cómo iba a terminar. O quizás está muy mal escrita y la trama no tiene ni pies ni cabeza, pero debes reconocer el nivel de delirio imaginativo del autor, que con trabajo y esfuerzo podría convertirla en una obra literaria, si quisiera.Recuerda que otros lectores recurrirán a tu reseña para decidir sus lecturas, es por eso que deberías ser lo más objetivo y equilibrado posible a la hora de dar tu opinión, no solo porque podrías privar a alguien más de una lectura que quizás disfrute aunque tú no lo hayas hecho, sino porque además de sugestionar a futuros lectores afectarás al autor a nivel social y comercial. Y esto no es por el interés de volverse uno rico y famoso, sino porque requiere un gran esfuerzo (psicológico, físico y económico) la publicación, y uno espera al menos poder encontrar a sus lectores para recuperar la inversión y seguir creciendo como escritor a través de sus opiniones. Siempre he sido sincera contigo en este taller, porque como he dicho más arriba, “la literatura es algo que se da de a dos”, así que sé honesto, pero no hiriente, y nunca olvides lo que significa para nosotros “ser independientes”: mucho trabajo y mucho esfuerzo. No lo desvalorices, por favor.Nunca mientas por compromiso, porque así como mostrando solo lo peor puedes complicarle la vida al escritor, diciendo que “¡es una obra magnífica, sin precedentes!” porque lo escribió un amigo y hay que apoyarlo (o vas a obtener algo a cambio), le generarás un problema a otros lectores, a esos que invierten en la literatura. Bien sabes que un libro no es algo económico, y por eso no deberías engañar a la gente. Sé honesto y piensa en los demás, siempre.En fin... Dicho todo esto (¿he olvidado algo?) doy por inaugurada la sección de reseñas del blog, donde serán expuestas todas aquellas que lleguen a mi dirección de correo y que cumplan, claro está, con las reglas de convivencia expuestas en este sitio (¿cuáles reglas? Pues, estas )Se recibirán reseñas tanto de libros como de películas y series, y no me haré cargo de la ortografía y gramática de las mismas, así que demuestren su amor por la literatura haciendo su mejor esfuerzo. ¿Tienes algo para reseñar?
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Hay lectores que se buscan a sí mismos en las historias, otros buscan perderse en ellas; unos pueden asombrarse con cosas que para otros son muy comunes. Es por eso que una reseña no cumple otra función más que contar qué nos gustó y qué no de lo que hemos leído, lo cual no significa que el libro sea bueno o malo como un todo.
Una reseña debe ser personal y clara, y si es posible, objetiva y literaria, pero nunca será una verdad absoluta más que para quien la haya escrito.
Como autores podemos llegar a leer opiniones hasta extrañas sobre nuestras obras; pensar “wow… ¿cómo demonios llegaste a esa conclusión?” o incluso sentir la necesidad de salir a explicar que no fue eso lo que quisimos decir. Pero debemos tener plena consciencia de que “el otro no es uno” (si, así como en la vida), y dejar que el lector interprete nuestras palabras a su gusto. En todo caso, si vemos que todas nuestras reseñas son idénticas en extrañeza, podremos replantearnos nuestra forma de expresarnos (si quieres, claro) o buscar a nuestros lectores en otra parte, porque quizás es allí donde está el problema.Que el lector interprete tus palabras a su gusto se debe a que existen un montón de cosas (completamente ajenas al autor) que juegan a favor o en contra en su análisis de la obra: ideologías, costumbres, experiencias personales, otras historias, y hasta el humor con el que se haya levantado el día que decidió reseñar tu libro. Es por eso que he hablado tantas veces sobre la importancia de la objetividad, sobre todo en esta etapa de aprendizaje en la que nos encontramos.Como lectores, deberíamos ser objetivos y bien claros a la hora de realizar una reseña. No podemos simplemente decir “es un libro horrible” sin explicación alguna o refugiarnos en un “es muy profundo” que no expresará absolutamente nada (bueno, yo quizás lo interprete como un “no lo entendí muy bien, pero no voy a reconocerlo ni quiero hacer una reseña negativa”. Ya he hablado sobre esto en otra entrada). Y como autores, no podemos andar por la vida a los gritos diciéndole a la gente “¡no lo entendiste!” ni reaccionando como criaturas caprichosas ante una mala opinión. Si el lector que reseña es un hater: ignóralo. De lo contrario, toma las recomendaciones del lector que reseña para ver qué quiere, qué necesita, qué busca, y cómo puedes ofrecerle eso. NO, eso no matará tu estilo, ¡basta de repetir esa frase tan mediocre! Nunca olvides que tú eres el que elige el grupo al que se dirige, y si entras a Wattpad ofreciendo una novela histórica sobre la vida de la prima hermana del vecino de Domingo Faustino Sarmiento, probablemente nadie te leerá. Los que están mal no son ellos, eres tú que vas a la playa con pullover. Supéralo.Por otro lado, si ves que todas tus reseñas se fundamentan en un error, quizás sí seas tú el que no está expresándose de la forma correcta. Pero cualquier otra opinión ya no es tu culpa y deberás respetarla, analizarla, y utilizarla para mejorar en tus trabajos futuros.Si hay algo que, insisto, no hay que perder, es el ánimo de un escritor novel e independiente. Renuncia a la soberbia y al egocentrismo, sé maduro, toma lo que te sirva y el resto déjalo ser.
Ahora, volviendo a la forma correcta de realizar una reseña, te diré qué aspectos podrías tener en cuenta:Ten siempre presente que las ideologías, pensamientos y gustos del autor son independientes de los de los personajes. Que el protagonista sea un pedófilo o un asesino, no significa que el autor esté exteriorizando sus deseos ocultos a través de él.Un libro no hace apología de nada si el lector no lo permite, así que evita comentarios del tipo “las niñas aprenderán que así es el amor” frente a, por ejemplo, relaciones tóxicas en las historias. Desde el principio la literatura fue un reflejo de la sociedad, no un manual para la vida en ella. Si quieres que las historias cambien: cambia la sociedad en la que vives. Deja de culpar a la televisión y a los libros de tus malas decisiones. Los escritores no tenemos la obligación de enseñarte valores y moral. Basta. Opina sobre el personaje, no sobre el autor, refiérete al punto uno si no logras comprender esto.
Hay un pensamiento súper anticuado sobre que la televisión miente y los libros dicen la verdad. Pues no, ni lo uno ni lo otro. No pesa sobre nadie más que el receptor la interpretación del mensaje, venga de donde venga.Toda historia tiene algo bueno. Aprende a separar la trama del tema, y a su vez separa la historia de lo relacionado a la estructura, el lenguaje, el estilo, la presentación, edición, maquetación, etc. Por eso eres parte de este taller, para que puedas ver todo esto en tus lecturas y no solo la trama. Quizás la trama te pareció algo cliché, pero el autor tiene un estilo que logra cautivarte y no has podido dejar de leer a pesar de que sabías cómo iba a terminar. O quizás está muy mal escrita y la trama no tiene ni pies ni cabeza, pero debes reconocer el nivel de delirio imaginativo del autor, que con trabajo y esfuerzo podría convertirla en una obra literaria, si quisiera.Recuerda que otros lectores recurrirán a tu reseña para decidir sus lecturas, es por eso que deberías ser lo más objetivo y equilibrado posible a la hora de dar tu opinión, no solo porque podrías privar a alguien más de una lectura que quizás disfrute aunque tú no lo hayas hecho, sino porque además de sugestionar a futuros lectores afectarás al autor a nivel social y comercial. Y esto no es por el interés de volverse uno rico y famoso, sino porque requiere un gran esfuerzo (psicológico, físico y económico) la publicación, y uno espera al menos poder encontrar a sus lectores para recuperar la inversión y seguir creciendo como escritor a través de sus opiniones. Siempre he sido sincera contigo en este taller, porque como he dicho más arriba, “la literatura es algo que se da de a dos”, así que sé honesto, pero no hiriente, y nunca olvides lo que significa para nosotros “ser independientes”: mucho trabajo y mucho esfuerzo. No lo desvalorices, por favor.Nunca mientas por compromiso, porque así como mostrando solo lo peor puedes complicarle la vida al escritor, diciendo que “¡es una obra magnífica, sin precedentes!” porque lo escribió un amigo y hay que apoyarlo (o vas a obtener algo a cambio), le generarás un problema a otros lectores, a esos que invierten en la literatura. Bien sabes que un libro no es algo económico, y por eso no deberías engañar a la gente. Sé honesto y piensa en los demás, siempre.En fin... Dicho todo esto (¿he olvidado algo?) doy por inaugurada la sección de reseñas del blog, donde serán expuestas todas aquellas que lleguen a mi dirección de correo y que cumplan, claro está, con las reglas de convivencia expuestas en este sitio (¿cuáles reglas? Pues, estas )Se recibirán reseñas tanto de libros como de películas y series, y no me haré cargo de la ortografía y gramática de las mismas, así que demuestren su amor por la literatura haciendo su mejor esfuerzo. ¿Tienes algo para reseñar?
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Published on August 26, 2019 21:41
August 9, 2019
Incondicional - Relato de Sonia Pericich
Héctor había improvisado un guiso después de varios días comiendo fideos blancos, carne y arroz pasado. No sabía bien lo que estaba haciendo, pero era necesario que Carmela se alimentara mejor, su rostro se había vuelto pálido y su piel ya se pegaba a sus huesos.
El guiso no sabía del todo bien, pero le agregó bastante sal y se volvió al menos comestible. Lo importante era que sea suculento y que ayudara a que Carmela mejorara su aspecto.
Ella esperaba en su cama mientras Héctor preparaba todo. Otrora había sido una rozagante mujer llena de vida y ahora parecía una imitación barata en blanco y negro. Héctor entró en la habitación sonriendo, llevando consigo el plato hondo lleno de guiso y un vaso de vino tinto. Lo dejó todo sobre la cómoda mientras preparaba la mesa de cama sobre el regazo de la apagada Carmela, y luego se sentó junto a ella para darle de comer, las fuerzas la habían abandonado hacía tiempo. Pero otra vez Carmela se negó.
Héctor insistió "lo necesitas, Carmela, por favor", pero Carmela permanecía con la boca cerrada. "Está bien, lo guardaré para más tarde. Lo siento si no sabe bien, hice lo que pude".
Guardó las sobras en el refrigerador y volvió a la cama con ella. Vieron televisión un rato, aunque Carmela no parecía prestarle atención a eso ni a la charla de Héctor, y luego él la ayudó a recostarse de costado, para abrazarla y darle su calor durante la siesta.
Luego de un rato Héctor despertó, excitado como pocas veces. Deslizó entonces su mano por debajo del camisón de Carmela para tocar sus pechos y ella no se resistió, luego bajó por su vientre, acarició sus caderas, y metió su mano debajo de su ropa interior buscando su sexo. Su entrepierna le quemaba, pocas veces a lo largo de su matrimonio se había excitado tanto. Finalmente, frente a la falta de resistencia de Carmela, la penetró hasta vaciarse en ella, ciego de pasión y olvidando su frágil estado.
Cuando terminó sintió a Carmela bastante más relajada, él sabía que esta también era una forma de demostrarle su amor. Luego se levantó, fue a asearse al baño, la ayudó a ella a hacer lo mismo sin que tuviera que salir de la cama, y decidió que ya era tiempo de devolver el cuerpo de su amada esposa al freezer.
El guiso no sabía del todo bien, pero le agregó bastante sal y se volvió al menos comestible. Lo importante era que sea suculento y que ayudara a que Carmela mejorara su aspecto.
Ella esperaba en su cama mientras Héctor preparaba todo. Otrora había sido una rozagante mujer llena de vida y ahora parecía una imitación barata en blanco y negro. Héctor entró en la habitación sonriendo, llevando consigo el plato hondo lleno de guiso y un vaso de vino tinto. Lo dejó todo sobre la cómoda mientras preparaba la mesa de cama sobre el regazo de la apagada Carmela, y luego se sentó junto a ella para darle de comer, las fuerzas la habían abandonado hacía tiempo. Pero otra vez Carmela se negó.
Héctor insistió "lo necesitas, Carmela, por favor", pero Carmela permanecía con la boca cerrada. "Está bien, lo guardaré para más tarde. Lo siento si no sabe bien, hice lo que pude".
Guardó las sobras en el refrigerador y volvió a la cama con ella. Vieron televisión un rato, aunque Carmela no parecía prestarle atención a eso ni a la charla de Héctor, y luego él la ayudó a recostarse de costado, para abrazarla y darle su calor durante la siesta.
Luego de un rato Héctor despertó, excitado como pocas veces. Deslizó entonces su mano por debajo del camisón de Carmela para tocar sus pechos y ella no se resistió, luego bajó por su vientre, acarició sus caderas, y metió su mano debajo de su ropa interior buscando su sexo. Su entrepierna le quemaba, pocas veces a lo largo de su matrimonio se había excitado tanto. Finalmente, frente a la falta de resistencia de Carmela, la penetró hasta vaciarse en ella, ciego de pasión y olvidando su frágil estado.
Cuando terminó sintió a Carmela bastante más relajada, él sabía que esta también era una forma de demostrarle su amor. Luego se levantó, fue a asearse al baño, la ayudó a ella a hacer lo mismo sin que tuviera que salir de la cama, y decidió que ya era tiempo de devolver el cuerpo de su amada esposa al freezer.
Published on August 09, 2019 16:58
Recomendaciones: "La caza Monteperdido" - Serie
"La caza Monteperdido"
es una serie española cuyo tema gira en torno al secuestro de dos niñas en un pequeño pueblo, donde nadie se atreve a sospechar de nadie, pero al parecer todos esconden algo, incluso Ana, una de las niñas secuestradas, que reaparece cinco años después de su secuestro.
"Ana y Lucía desaparecen en Monteperdido cuando salen del colegio. Cinco años después, una de las niñas reaparece; ha sufrido un accidente de tráfico. Ella está inconsciente y el conductor, muerto. Una noticia que dará un vuelco a las vidas de las familias afectadas. El teniente Santiago Baín y la sargento Sara Campos, agentes de la UCO, llegan al pueblo para hacerse cargo del caso. La investigación se revela como una contrarreloj: ayudados por el cabo Víctor Gamero, tendrán que resolver dos preguntas fundamentales: ¿quién es el hombre fallecido que han hallado en el coche? ¿Dónde está la otra niña que desapareció hace cinco años?"
Al ser una serie donde debe resolverse un misterio, se nota claramente el cliffhanger y el perfecto orden de los acontecimientos para sostenerlo hasta el final.
¡La disfruté muchísimo! No le encontré relleno y el perfil psicológico de los personajes juega muy bien con el suspenso. Muy bien lograda, no recuerdo haber visto algo que me sacara de contexto o me chocara. ¡Una serie excelente!
Dejo el link al primer capítulo, que podrán ver en la página RTVE a la carta .
La caza Monteperdido - Capitulo 1
"Ana y Lucía desaparecen en Monteperdido cuando salen del colegio. Cinco años después, una de las niñas reaparece; ha sufrido un accidente de tráfico. Ella está inconsciente y el conductor, muerto. Una noticia que dará un vuelco a las vidas de las familias afectadas. El teniente Santiago Baín y la sargento Sara Campos, agentes de la UCO, llegan al pueblo para hacerse cargo del caso. La investigación se revela como una contrarreloj: ayudados por el cabo Víctor Gamero, tendrán que resolver dos preguntas fundamentales: ¿quién es el hombre fallecido que han hallado en el coche? ¿Dónde está la otra niña que desapareció hace cinco años?"
Al ser una serie donde debe resolverse un misterio, se nota claramente el cliffhanger y el perfecto orden de los acontecimientos para sostenerlo hasta el final.
¡La disfruté muchísimo! No le encontré relleno y el perfil psicológico de los personajes juega muy bien con el suspenso. Muy bien lograda, no recuerdo haber visto algo que me sacara de contexto o me chocara. ¡Una serie excelente!
Dejo el link al primer capítulo, que podrán ver en la página RTVE a la carta .
La caza Monteperdido - Capitulo 1
Published on August 09, 2019 16:57
Miedo - Relato de Sonia Pericich
Estaba harta de tener miedo, pero no lo podía evitar. Veía a la gente pasear en la calle como si nada pasara, con sus celulares de última generación sobresaliendo de sus bolsillos traseros, con sus hijos jugando y corriendo media cuadra más atrás mientras ellos miraban vidrieras o conversaban entretenidos, y no entendía cómo ella, que no tenía nada, no podía caminar tranquila de casa al trabajo diariamente.
La ruta era siempre la misma, sus horarios, sus días, pensaba que en cualquier momento alguien lo notaría y sabría exactamente dónde encontrarla para atacarla. Quién sabe lo que le harían al descubrir que no tenía nada, que ni su campera de cuero era realmente de cuero y que su celular sobrevivía a duras penas a la evolución avasallante de la tecnología. Tal vez aprovecharían a golpearla, a violarla, tal vez la matarían. Y de cualquier manera la pena para ellos sería la misma: ninguna.
«¡No pasa nada!» se hartaba de escuchar, mientras en los diarios y en la televisión veía todo lo contrario. Hasta un familiar había sido víctima de robo —¡más de una vez!— y aun así él no temía.
«¿Pero en qué piensa la gente? ¿Por qué no ve lo que está sucediendo?», se preguntaba una y otra vez. Pensaba en esos niños jugando despreocupados, imaginaba que un auto se los llevaba en segundos, mientras sus padres caían en la cuenta e intentaban correr toda esa distancia que los separaba en menos tiempo, inútilmente. «No los ves más. ¡No los ves nunca más! ¡Andá a saber qué les hacen!», y la angustia la invadía aunque no fueran hijos suyos.
«Es tan fácil cuidarse un poco», pensaba, aunque ni siquiera eso era un seguro ya contra lo que estaba sucediendo en las calles.
Usaba auriculares, pero solo uno, y se valía de las vidrieras para ver todos los movimientos a su alrededor, y de su visión periférica, que hasta le mentía a veces para mantenerla alerta. Caminaba con paso firme, como si tuviera carácter, los puños apretados. A veces los abría y cerraba de forma continua para parecer algo tensa o insana. Le funcionaba muy bien con algunas madres, que alejaban a sus hijos a su paso. «A mí sí me tienen miedo... qué ironía»
Desde adolescente tenía la costumbre de llevar las llaves en el bolsillo. Si se sentía demasiado insegura, metía su mano y se aferraba a ellas de forma tal que una de las llaves sobresaliera entre sus dedos mayor y anular. Lo había imaginado mil veces: al primer descuido, hundiría esa llave en uno de sus ojos y correría. Esperaba no tener que desarmarlo y que no fuera más de uno, sino no haría más que enojarlos.
Pero dudaba de su fuerza, «¿Será tan fácil como se ve en las películas?». Quizás el miedo la paralizaría, como en aquellos sueños en que nos persiguen y no podemos correr. «¿Podré hacerlo? Ojalá pueda, se lo merecen», su moral ya no toleraba la injusticia y se inclinaba a la venganza, aunque se convirtiera en lo mismo que odiaba y temía.
Y una vez, finalmente los vio a la cara, amenazante, como advirtiéndoles que no la tomarían por sorpresa. Pasó justo frente a uno de ellos y lo miró a los ojos. Caminó unos metros más y vio que había decidido seguirla. «Me seguirá hasta una zona más despoblada, es ahora, hoy es mi turno». Escuchaba canciones que le daban coraje, sentía rabia por esos seres que se creían dignos de arrebatarte hasta la vida y estaba cansada de tener miedo. «A los miedos hay que enfrentarlos», se repetía mientras caminaba, «Ya no tolero vivir así».
Siguió caminando, alejándose poco a poco de la zona céntrica. Él, cincuenta metros más atrás, escondiendo su rostro debajo de su capucha y con sus manos en los bolsillos. «¿Estará armado?», por momentos dudaba, pero estaba decidida. Llevó sus manos a sus bolsillos y se aferró a las llaves de forma habitual, practicaba en su mente el movimiento preciso.
Tres cuadras más adelante, finalmente lo tenía pisándole los talones. Podía escuchar latir su corazón aunque estuviera en plena calle. No había nadie más cerca, ni en la vereda de en frente. Ya era hora.
Lo escuchó llamarle la atención y sintió al viento empujarla a sus espaldas como si alguien lo hubiese desplazado ocupando su lugar. Él la tomó del brazo derecho, el que sostenía las llaves, pensó que quizás no podría zafarse. Sacó rápidamente la otra mano del bolsillo y giró sobre sí para ponerse frente a él. El delincuente levantó la vista y la miró a los ojos; debía estar realmente enfurecida, porque lo hizo dudar y aflojar la presión. Instantáneamente, y aprovechando la inercia del giro, usó su rodilla izquierda para golpear su entrepierna. «Quiero matarlos. Definitivamente quiero matarlos», pensó ella, y él debió haberlo leído en la locura de sus ojos, porque se petrificó. En ese preciso momento una mujer salía de un almacén y gritando volvió a entrar pidiendo por un patrullero. El sujeto intentó zafarse y correr, pero ella se había ya aferrado a él de tal manera que podía sentir sus uñas presionando su carne a través de su abrigo deportivo. Su otra mano aún intentaba cubrirse la entrepierna, porque ella no dejaba de patearlo ciegamente. Optó por arrodillarse para poder quitar la mano de su entrepierna y quizás sacar algún arma, pero fue peor. Ahora era su cara la que estaba a la altura de sus rodillas. Lo golpeó una vez e hizo que se llevara ambas manos a la cara para cubrirse la nariz. Pronto la sangre se escurrió de entre sus dedos. Ella le quitó la capucha, lo tomó del pelo, pateó su estómago, y al momento en que su cara quedó al descubierto frente a ella, sacó su mano derecha del bolsillo y sin dudar hundió la llave en su ojo izquierdo hasta el tope. Sintió asco al escuchar el sonido que produjo tal ataque, también al tirar hacia afuera y arrastrar con ella parte del globo ocular y lo que fuera que había detrás de él, pero los gritos del sujeto le produjeron tal placer que contuvo su vómito para arremeter contra el ojo que le faltaba. Tras ella, la mujer que había llamado a la policía gritaba desesperada y era contenida por el almacenero.
«Ya no lo vas a hacer, hijo de puta», le gritaba, y seguía golpeando al malechor en el suelo, que se desangraba y gritaba, pidiendo por favor, por sus hijos, por su familia. «¿Tú familia sí importa, cierto? ¿Quién te dijo que vale más que la mía? ¡HIJO DE PUTA!». El delincuente sacó de su bolsillo una navaja y comenzó a dar puntazos al aire a punto del desmayo, intentando que ella ya no se acercara, pero ella vio en aquel intento una oportunidad de completar su venganza. Al primer descuido y viendo que no le quedaban más fuerzas, se la arrebató, se sentó sobre su pecho presionando sus brazos con sus piernas, esperó que desfalleciera, y a pesar del asco que aún sentía tomó su lengua fuertemente con sus uñas y se la cortó. Su boca se inundó de sangre y tuvo que ponerlo de costado para evitar que se ahogue, ya no quería que muera sino que sirviera de ejemplo para los demás, que vieran a diario lo que podía pasarles, que sintieran tanto miedo como ella. Tuvo que tragarse su propio vómito para evitar que supieran que ella había sido la autora de semejante atrocidad, y ciertamente llegó a pensar en eliminar también a la mujer y al dueño del local, pero aún le quedaba algo de cordura. «¿Ustedes han visto algo?», les rugió, «Quería robarme o quién sabe qué, ¿no creen que hice bien?». Ambos, espantados, afirmaron con la cabeza. «Él no va a contar nada. ¿Y ustedes?». Respondieron que no, y el dueño del negocio agregó “Fue un chico, un chico alto y de espalda ancha, pero no le vimos la cara”.
Ella se acercó un poco a ellos y al verlos retroceder les dijo, algo más calma «Tenemos que cuidarnos entre nosotros».
Las sirenas comenzaron a escucharse. Ella cruzó la calle y comenzó a caminar en dirección contraria a su casa. Tomaría otro camino para disimular. Metió sus manos ensangrentadas en sus bolsillos, junto a la llave que aún conservaba parte de los globos oculares y la navaja que sentía resbalosa entre sus dedos. Una cuadra más adelante, doblando la esquina, vomitó en un cantero y comenzó a llorar. El cuerpo le temblaba y casi no podía contener sus ganas de orinar. No podía detenerse, no creía del todo la promesa del almacenero. Removió la tierra entre las plantas para ocultar el vómito y se tragó el siguiente. La garganta le quemaba. Se obligó a seguir. Faltaban apenas tres cuadras para llegar a su casa, debía acelerar el paso y zigzaguear. En cada oportunidad que tenía de esconderse, lo hacía, y así le tomó largo rato llegar, pero lo hizo segura.
Cuando fue a abrir la puerta recordó el estado de su llave. Rogaba haber usado la de la casa de su madre y no la suya, y por suerte así había sido. Abrió la puerta con el globo ocular auspiciando de llavero y procuró no tocar el picaporte con las manos ensangrentadas. Una vez dentro, se desplomó tras la puerta y dejó salir todo su miedo de la forma que fuera.
Media hora más tarde, ya más calma, decidió no perder más tiempo y eliminar toda la evidencia del ataque, empezando por limpiar el hueco de la llave con un rocío de lavandina y luego algo de alcohol, para que se evaporara cualquier resto.
El patio de la vecina se separaba del suyo con una medianera no demasiado alta. Ella tenía dos feroces perros a los que alimentaba siempre con carne cruda. Llevó una de las sillas de plástico de su patio hasta la medianera y se asomó. Al instante, Bronco y Jack se abalanzaron sobre ella e intentaron alcanzarla. Ella tomó la llave, y reviviendo el asco presionó sobre ella para que los restos resbalaran y cayeran al patio de la vecina. Los canes, que ya la conocían, agradecieron el bocadillo moviendo sus rabos cortados y relamiéndose. Sabrían guardar el secreto.
Luego se quitó la ropa, pero sabía que la sangre no se quitaba fácil. Tendría que decidir después qué hacer con ella, porque quemarla en ese mismo momento sería muy evidente.
Con una botella de lavandina en la mano, fue a bañarse. Preparó la bañera y le puso lo suficiente como para que surtiera su efecto sin dejar su característico aroma. Mientras se bañaba escuchó sirenas policiales y se le erizó la piel, pero no se acercaban. Refregó muy bien sus manos con la ayuda de un cepillo de cerdas fuertes, lavó también allí la navaja y la llave antes de vaciar la bañera.
Cuando la noche llegó, y viendo que nadie había venido por ella aún, decidió aprovechar el humo de las estufas a leña del barrio para quemar la ropa hasta reducirla a cenizas. Luego tiró poco a poco las cenizas al inodoro.
Esa noche no durmió, mitad por la euforia, mitad por el miedo. Había cambiado un miedo por otro, y deseaba con fervor que este no le durara mucho y que la suerte la acompañara.
En la mañana fue al trabajo como siempre, no podía faltar, debía seguir su vida como si nada hubiese pasado.
Al llegar vio a tres de sus compañeros hablando en el mostrador de la entrada. Les preguntó qué pasaba, fingiendo normalidad. «Mirá lo que le hicieron a este tipo. ¿Vos no escuchaste nada? Fue allá cerca de tu casa», dijeron, alcanzándole el diario. “Feroz ataque a un delincuente”, rezaba el título, aunque la foto solo mostraba el frente del local delimitado con cintas y a un montón de policías que apenas dejaban ver tras de sí los restos de sangre que no había podido sacar el agua que habían tirado en la vieja y porosa vereda. Un escalofrío le recorrió la espalda al recordar lo vivido, el sonido de la llave traspasando los ojos volvió a retumbar en su mente reviviendo el ardor del vómito en su garganta. Intentó leer por encima mientras preguntaba a sus compañeros qué había pasado. Dijeron «Dice ahí que quiso robarle a un chico y él se defendió». Respiró profundo al confirmar que el almacenero y la mujer habían cumplido con su palabra. Quizás ya podría dejar de tener miedo, al menos por un tiempo.
La ruta era siempre la misma, sus horarios, sus días, pensaba que en cualquier momento alguien lo notaría y sabría exactamente dónde encontrarla para atacarla. Quién sabe lo que le harían al descubrir que no tenía nada, que ni su campera de cuero era realmente de cuero y que su celular sobrevivía a duras penas a la evolución avasallante de la tecnología. Tal vez aprovecharían a golpearla, a violarla, tal vez la matarían. Y de cualquier manera la pena para ellos sería la misma: ninguna.
«¡No pasa nada!» se hartaba de escuchar, mientras en los diarios y en la televisión veía todo lo contrario. Hasta un familiar había sido víctima de robo —¡más de una vez!— y aun así él no temía.
«¿Pero en qué piensa la gente? ¿Por qué no ve lo que está sucediendo?», se preguntaba una y otra vez. Pensaba en esos niños jugando despreocupados, imaginaba que un auto se los llevaba en segundos, mientras sus padres caían en la cuenta e intentaban correr toda esa distancia que los separaba en menos tiempo, inútilmente. «No los ves más. ¡No los ves nunca más! ¡Andá a saber qué les hacen!», y la angustia la invadía aunque no fueran hijos suyos.
«Es tan fácil cuidarse un poco», pensaba, aunque ni siquiera eso era un seguro ya contra lo que estaba sucediendo en las calles.
Usaba auriculares, pero solo uno, y se valía de las vidrieras para ver todos los movimientos a su alrededor, y de su visión periférica, que hasta le mentía a veces para mantenerla alerta. Caminaba con paso firme, como si tuviera carácter, los puños apretados. A veces los abría y cerraba de forma continua para parecer algo tensa o insana. Le funcionaba muy bien con algunas madres, que alejaban a sus hijos a su paso. «A mí sí me tienen miedo... qué ironía»
Desde adolescente tenía la costumbre de llevar las llaves en el bolsillo. Si se sentía demasiado insegura, metía su mano y se aferraba a ellas de forma tal que una de las llaves sobresaliera entre sus dedos mayor y anular. Lo había imaginado mil veces: al primer descuido, hundiría esa llave en uno de sus ojos y correría. Esperaba no tener que desarmarlo y que no fuera más de uno, sino no haría más que enojarlos.
Pero dudaba de su fuerza, «¿Será tan fácil como se ve en las películas?». Quizás el miedo la paralizaría, como en aquellos sueños en que nos persiguen y no podemos correr. «¿Podré hacerlo? Ojalá pueda, se lo merecen», su moral ya no toleraba la injusticia y se inclinaba a la venganza, aunque se convirtiera en lo mismo que odiaba y temía.
Y una vez, finalmente los vio a la cara, amenazante, como advirtiéndoles que no la tomarían por sorpresa. Pasó justo frente a uno de ellos y lo miró a los ojos. Caminó unos metros más y vio que había decidido seguirla. «Me seguirá hasta una zona más despoblada, es ahora, hoy es mi turno». Escuchaba canciones que le daban coraje, sentía rabia por esos seres que se creían dignos de arrebatarte hasta la vida y estaba cansada de tener miedo. «A los miedos hay que enfrentarlos», se repetía mientras caminaba, «Ya no tolero vivir así».
Siguió caminando, alejándose poco a poco de la zona céntrica. Él, cincuenta metros más atrás, escondiendo su rostro debajo de su capucha y con sus manos en los bolsillos. «¿Estará armado?», por momentos dudaba, pero estaba decidida. Llevó sus manos a sus bolsillos y se aferró a las llaves de forma habitual, practicaba en su mente el movimiento preciso.
Tres cuadras más adelante, finalmente lo tenía pisándole los talones. Podía escuchar latir su corazón aunque estuviera en plena calle. No había nadie más cerca, ni en la vereda de en frente. Ya era hora.
Lo escuchó llamarle la atención y sintió al viento empujarla a sus espaldas como si alguien lo hubiese desplazado ocupando su lugar. Él la tomó del brazo derecho, el que sostenía las llaves, pensó que quizás no podría zafarse. Sacó rápidamente la otra mano del bolsillo y giró sobre sí para ponerse frente a él. El delincuente levantó la vista y la miró a los ojos; debía estar realmente enfurecida, porque lo hizo dudar y aflojar la presión. Instantáneamente, y aprovechando la inercia del giro, usó su rodilla izquierda para golpear su entrepierna. «Quiero matarlos. Definitivamente quiero matarlos», pensó ella, y él debió haberlo leído en la locura de sus ojos, porque se petrificó. En ese preciso momento una mujer salía de un almacén y gritando volvió a entrar pidiendo por un patrullero. El sujeto intentó zafarse y correr, pero ella se había ya aferrado a él de tal manera que podía sentir sus uñas presionando su carne a través de su abrigo deportivo. Su otra mano aún intentaba cubrirse la entrepierna, porque ella no dejaba de patearlo ciegamente. Optó por arrodillarse para poder quitar la mano de su entrepierna y quizás sacar algún arma, pero fue peor. Ahora era su cara la que estaba a la altura de sus rodillas. Lo golpeó una vez e hizo que se llevara ambas manos a la cara para cubrirse la nariz. Pronto la sangre se escurrió de entre sus dedos. Ella le quitó la capucha, lo tomó del pelo, pateó su estómago, y al momento en que su cara quedó al descubierto frente a ella, sacó su mano derecha del bolsillo y sin dudar hundió la llave en su ojo izquierdo hasta el tope. Sintió asco al escuchar el sonido que produjo tal ataque, también al tirar hacia afuera y arrastrar con ella parte del globo ocular y lo que fuera que había detrás de él, pero los gritos del sujeto le produjeron tal placer que contuvo su vómito para arremeter contra el ojo que le faltaba. Tras ella, la mujer que había llamado a la policía gritaba desesperada y era contenida por el almacenero.
«Ya no lo vas a hacer, hijo de puta», le gritaba, y seguía golpeando al malechor en el suelo, que se desangraba y gritaba, pidiendo por favor, por sus hijos, por su familia. «¿Tú familia sí importa, cierto? ¿Quién te dijo que vale más que la mía? ¡HIJO DE PUTA!». El delincuente sacó de su bolsillo una navaja y comenzó a dar puntazos al aire a punto del desmayo, intentando que ella ya no se acercara, pero ella vio en aquel intento una oportunidad de completar su venganza. Al primer descuido y viendo que no le quedaban más fuerzas, se la arrebató, se sentó sobre su pecho presionando sus brazos con sus piernas, esperó que desfalleciera, y a pesar del asco que aún sentía tomó su lengua fuertemente con sus uñas y se la cortó. Su boca se inundó de sangre y tuvo que ponerlo de costado para evitar que se ahogue, ya no quería que muera sino que sirviera de ejemplo para los demás, que vieran a diario lo que podía pasarles, que sintieran tanto miedo como ella. Tuvo que tragarse su propio vómito para evitar que supieran que ella había sido la autora de semejante atrocidad, y ciertamente llegó a pensar en eliminar también a la mujer y al dueño del local, pero aún le quedaba algo de cordura. «¿Ustedes han visto algo?», les rugió, «Quería robarme o quién sabe qué, ¿no creen que hice bien?». Ambos, espantados, afirmaron con la cabeza. «Él no va a contar nada. ¿Y ustedes?». Respondieron que no, y el dueño del negocio agregó “Fue un chico, un chico alto y de espalda ancha, pero no le vimos la cara”.
Ella se acercó un poco a ellos y al verlos retroceder les dijo, algo más calma «Tenemos que cuidarnos entre nosotros».
Las sirenas comenzaron a escucharse. Ella cruzó la calle y comenzó a caminar en dirección contraria a su casa. Tomaría otro camino para disimular. Metió sus manos ensangrentadas en sus bolsillos, junto a la llave que aún conservaba parte de los globos oculares y la navaja que sentía resbalosa entre sus dedos. Una cuadra más adelante, doblando la esquina, vomitó en un cantero y comenzó a llorar. El cuerpo le temblaba y casi no podía contener sus ganas de orinar. No podía detenerse, no creía del todo la promesa del almacenero. Removió la tierra entre las plantas para ocultar el vómito y se tragó el siguiente. La garganta le quemaba. Se obligó a seguir. Faltaban apenas tres cuadras para llegar a su casa, debía acelerar el paso y zigzaguear. En cada oportunidad que tenía de esconderse, lo hacía, y así le tomó largo rato llegar, pero lo hizo segura.
Cuando fue a abrir la puerta recordó el estado de su llave. Rogaba haber usado la de la casa de su madre y no la suya, y por suerte así había sido. Abrió la puerta con el globo ocular auspiciando de llavero y procuró no tocar el picaporte con las manos ensangrentadas. Una vez dentro, se desplomó tras la puerta y dejó salir todo su miedo de la forma que fuera.
Media hora más tarde, ya más calma, decidió no perder más tiempo y eliminar toda la evidencia del ataque, empezando por limpiar el hueco de la llave con un rocío de lavandina y luego algo de alcohol, para que se evaporara cualquier resto.
El patio de la vecina se separaba del suyo con una medianera no demasiado alta. Ella tenía dos feroces perros a los que alimentaba siempre con carne cruda. Llevó una de las sillas de plástico de su patio hasta la medianera y se asomó. Al instante, Bronco y Jack se abalanzaron sobre ella e intentaron alcanzarla. Ella tomó la llave, y reviviendo el asco presionó sobre ella para que los restos resbalaran y cayeran al patio de la vecina. Los canes, que ya la conocían, agradecieron el bocadillo moviendo sus rabos cortados y relamiéndose. Sabrían guardar el secreto.
Luego se quitó la ropa, pero sabía que la sangre no se quitaba fácil. Tendría que decidir después qué hacer con ella, porque quemarla en ese mismo momento sería muy evidente.
Con una botella de lavandina en la mano, fue a bañarse. Preparó la bañera y le puso lo suficiente como para que surtiera su efecto sin dejar su característico aroma. Mientras se bañaba escuchó sirenas policiales y se le erizó la piel, pero no se acercaban. Refregó muy bien sus manos con la ayuda de un cepillo de cerdas fuertes, lavó también allí la navaja y la llave antes de vaciar la bañera.
Cuando la noche llegó, y viendo que nadie había venido por ella aún, decidió aprovechar el humo de las estufas a leña del barrio para quemar la ropa hasta reducirla a cenizas. Luego tiró poco a poco las cenizas al inodoro.
Esa noche no durmió, mitad por la euforia, mitad por el miedo. Había cambiado un miedo por otro, y deseaba con fervor que este no le durara mucho y que la suerte la acompañara.
En la mañana fue al trabajo como siempre, no podía faltar, debía seguir su vida como si nada hubiese pasado.
Al llegar vio a tres de sus compañeros hablando en el mostrador de la entrada. Les preguntó qué pasaba, fingiendo normalidad. «Mirá lo que le hicieron a este tipo. ¿Vos no escuchaste nada? Fue allá cerca de tu casa», dijeron, alcanzándole el diario. “Feroz ataque a un delincuente”, rezaba el título, aunque la foto solo mostraba el frente del local delimitado con cintas y a un montón de policías que apenas dejaban ver tras de sí los restos de sangre que no había podido sacar el agua que habían tirado en la vieja y porosa vereda. Un escalofrío le recorrió la espalda al recordar lo vivido, el sonido de la llave traspasando los ojos volvió a retumbar en su mente reviviendo el ardor del vómito en su garganta. Intentó leer por encima mientras preguntaba a sus compañeros qué había pasado. Dijeron «Dice ahí que quiso robarle a un chico y él se defendió». Respiró profundo al confirmar que el almacenero y la mujer habían cumplido con su palabra. Quizás ya podría dejar de tener miedo, al menos por un tiempo.
Published on August 09, 2019 15:07
June 28, 2019
Blog en reparación: disculpe las molestias :)
¡Hola a todos!
He decidido reestructurar el taller literario. Mientras tanto, solo estarán disponibles las entradas de recursos.
Si siguen el blog, ya tendrán noticias de mi regreso. ¡Nos vemos!
He decidido reestructurar el taller literario. Mientras tanto, solo estarán disponibles las entradas de recursos.
Si siguen el blog, ya tendrán noticias de mi regreso. ¡Nos vemos!
Published on June 28, 2019 21:33
June 16, 2019
Recomendaciones: "La otra mirada" - Serie
Hoy quiero recomendarles una serie española (no será la única, ya que he visto muchas que valen la pena):
La otra mirada.
"Sevilla, 1920. Teresa, una mujer de cuarenta años, llega a Sevilla huyendo del misterioso asesinato del embajador español en Lisboa y tras la pista de un nombre: Roberta Luna, una alumna de la academia de señoritas de la ciudad. Intentando recabar información sobre la joven, Teresa decide hacerse pasar por profesora y solicita plaza en la Academia. Tras sorprender a la nueva directora, Manuela, por sus ideas progresistas y su nueva mentalidad, Teresa consigue el puesto y pasa a ser una más en el plantel de profesoras. Sin embargo, no todo va a ser igual de fácil para Teresa, ya que allí se encuentra con la oposición de su compañera más experimentada, Luisa, y la desmotivación de unas alumnas que nunca han recibido una educación que les ayude a pensar y a valerse por sí mismas."
La sinopsis del primer capítulo nos da una idea de lo que encontraremos a lo largo de la serie, pero no nos adelanta la cantidad de veces que nos hará emocionar. La vida en los años 20, sobre todo la de las mujeres, está representada de forma tal que no podemos permanecer indiferentes ante la historia de ninguno de los personajes. Porque sí, esta es una serie donde cada uno de ellos importa y puede inspirarnos para una historia propia.
Al día de hoy se encuentra en emisión la segunda temporada, por lo que no puedo dar una opinión sobre la serie completa aún, pero sí puedo asegurarles que es una serie con mucho contenido social histórico capaz de revolucionarnos hasta las lágrimas más de una vez, y una excelente base de datos sobre la época desde la cual partir para una investigación.
Dejaré el link hacia el primer capítulo, en la página RTVE a la carta, donde encontrarán esta y otras series, algunas de las cuales nombraré más adelante.
La otra mirada - Capítulo 1
"Sevilla, 1920. Teresa, una mujer de cuarenta años, llega a Sevilla huyendo del misterioso asesinato del embajador español en Lisboa y tras la pista de un nombre: Roberta Luna, una alumna de la academia de señoritas de la ciudad. Intentando recabar información sobre la joven, Teresa decide hacerse pasar por profesora y solicita plaza en la Academia. Tras sorprender a la nueva directora, Manuela, por sus ideas progresistas y su nueva mentalidad, Teresa consigue el puesto y pasa a ser una más en el plantel de profesoras. Sin embargo, no todo va a ser igual de fácil para Teresa, ya que allí se encuentra con la oposición de su compañera más experimentada, Luisa, y la desmotivación de unas alumnas que nunca han recibido una educación que les ayude a pensar y a valerse por sí mismas."
La sinopsis del primer capítulo nos da una idea de lo que encontraremos a lo largo de la serie, pero no nos adelanta la cantidad de veces que nos hará emocionar. La vida en los años 20, sobre todo la de las mujeres, está representada de forma tal que no podemos permanecer indiferentes ante la historia de ninguno de los personajes. Porque sí, esta es una serie donde cada uno de ellos importa y puede inspirarnos para una historia propia.
Al día de hoy se encuentra en emisión la segunda temporada, por lo que no puedo dar una opinión sobre la serie completa aún, pero sí puedo asegurarles que es una serie con mucho contenido social histórico capaz de revolucionarnos hasta las lágrimas más de una vez, y una excelente base de datos sobre la época desde la cual partir para una investigación.
Dejaré el link hacia el primer capítulo, en la página RTVE a la carta, donde encontrarán esta y otras series, algunas de las cuales nombraré más adelante.
La otra mirada - Capítulo 1
Published on June 16, 2019 21:55
June 12, 2019
Taller literario 26: Autocrítica y compromiso
¿A cuántos de ustedes les cuesta tanto como a mí ser lector y escritor a la vez? ¿Se han puesto a pensar por qué nos sucede?Pues, yo ya he detectado mi problema, pero tiene una raíz súper profunda y difícil de quitar, así que llevará algo de tiempo. Pero mientras tanto, y como primera medida, me he propuesto leer todo lo que tengo empezado desde hace meses sobre la mesa de noche (más los PDF que me han enviado algunos colegas) antes de que termine el año. Ya después de eso, espero sufrir de inercia o sin querer haber superado el mal que me aqueja.
La lista es de lo más variada, y quizás se sorprendan al encontrar en ella “Cien años de soledad” (aunque no en su edición original), pero no me da vergüenza decir que hay muchos clásicos que aún no he leído. Creo que a estas alturas ya saben que no tolero la hipocresía, entonces ¿cómo podría ser hipócrita?De hecho, con respecto a los clásicos, hay muchos que creo no leeré tampoco, y será sencillamente porque no me atraen. No descarto un día levantarme con ganas de leerlos a todos, pero ahora mismo prefiero leer lo que me llama la atención y nada más, sobre todo porque en mi casa (y en el mundo) hay demasiados libros, que de seguro son buenos, siendo ignorados y ninguneados a la sombra de los que ya han tenido su fama y no me necesitan en lo más mínimo.En fin, voy a dejarles las portadas de los libros que leeré en estos meses. Todos son de nuestra biblioteca personal (excepto "El revés de las lágrimas" que es de la biblioteca de mi pueblo y "Entre piernas" que es prestado). Quizás a los que son lectores voraces les parezca demasiado tiempo para tan poca cantidad, pero no tengo pensado dejar de escribir y también quiero volver a otras actividades que tengo abandonadas, así que no voy a comprometerme con algo que no sé si pueda cumplir.
A la siguiente lista hay que agregar un libro (La cabaña) que me recomendó una colega (Victoria), invitándome a su lectura conjunta a través de un blog. Esta será la primera vez que participe de una lectura conjunta y me parece una excelente oportunidad para compartir y conocernos, además de la retroalimentación, algo que considero sumamente importante entre autores y lectores. De hecho, quizás en el futuro proponga alguna lectura conjunta aquí.
Lo que también haré será confeccionar, mientras tanto, una lista de títulos para el año que viene, donde pondré varios libros que ya he leído de adolescente (cuando sí leía mucho, porque aún no me aventuraba a escribir novelas ni trabajaba ni me atropellaba la vida una vez por semana) y de los cuales recuerdo solo el hecho de que me gustaron muchísimo, pero poco y nada sobre su trama o tema. Hoy creo estar algo más capacitada para analizarlos y reseñarlos. Si quieren dejarme sugerencias para esta lista, pueden hacerlo en los comentarios, para que también las tengan en cuenta quienes visitan el blog.
Y para terminar, como esta es una entrada de taller literario, les propongo a ustedes hacer lo mismo, ya sea que estén pasando por una situación como la mía (desbordada y caótica) o simplemente quieran proponerse un objetivo de lectura por lo que queda del año. Puede ser un objetivo de cantidad, de género (leer algo diferente o sacarse el prejuicio), de autor (leer toda una saga o X cantidad de obras de un autor en particular) o dejarlo al azar pidiendo recomendaciones. Y por supuesto, pueden compartir en los comentarios los títulos elegidos.
Estos son mis elegidos:
De chica adoraba el terror. Hoy me he vueltomuy miedosa y me sugestiono muy
fácilmente, pero bastará con leer de día.
No se preocupen por él, aún resiste.
Esta edición forma parte de unacolección que adquirí a través
de un diario de mi zona.
También tengo toda una colección
de Stephen King
y otra de Agatha Christie.
Estas promociones son excelentes
para los que no podemos darnos el gusto
de tener colecciones originales.
Escritora argentina. Este ejemplarpertenece a la biblioteca de mi pueblo.
Este es el prestado, tengo muchas ganas de leerlo.
Aquí falta el cuarto. Hace un tiempo lo dejé encargado en la libreríay dejé mi número de teléfono. Luego lo cambié y no recordé
pasar otra vez a dejar el nuevo. Un día, de paseo en una librería mucho más grande
de otra ciudad, pregunté si lo tenían y la chica que atendía no sabía
ni de qué le estaba hablando ni cómo averiguar si existía... en fin... ya lo conseguiré.
De la colección de mi papá.650 páginas, el más gordito de toda la selección.
¡Espero poder cumplir con mi promesa! Ya es hora de enfrentar a mis demonios y volver a ser la de antes :)
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Published on June 12, 2019 21:02
Taller literario 26: autocrítica y compromiso
¿A cuántos de ustedes les cuesta tanto como a mí ser lector y escritor a la vez? ¿Se han puesto a pensar por qué nos sucede?
Pues, yo ya he detectado mi problema, pero tiene una raíz súper profunda y difícil de quitar, así que llevará algo de tiempo. Pero mientras tanto, y como primera medida, me he propuesto leer todo lo que tengo empezado desde hace meses sobre la mesa de noche (más los PDF que me han enviado algunos colegas) antes de que termine el año. Ya después de eso, espero sufrir de inercia o sin querer haber superado el mal que me aqueja.
La lista es de lo más variada, y quizás se sorprendan al encontrar en ella “Cien años de soledad” (aunque no en su edición original), pero no me da vergüenza decir que hay muchos clásicos que aún no he leído. Creo que a estas alturas ya saben que no tolero la hipocresía, entonces ¿cómo podría ser hipócrita?De hecho, con respecto a los clásicos, hay muchos que creo no leeré tampoco, y será sencillamente porque no me atraen. No descarto un día levantarme con ganas de leerlos a todos, pero ahora mismo prefiero leer lo que me llama la atención y nada más, sobre todo porque en mi casa (y en el mundo) hay demasiados libros, que de seguro son buenos, siendo ignorados y ninguneados a la sombra de los que ya han tenido su fama y no me necesitan en lo más mínimo.En fin, voy a dejarles las portadas de los libros que leeré en estos meses. Todos son de nuestra biblioteca personal (excepto "El revés de las lágrimas" que es de la biblioteca de mi pueblo y "Entre piernas" que es prestado). Quizás a los que son lectores voraces les parezca demasiado tiempo para tan poca cantidad, pero no tengo pensado dejar de escribir y también quiero volver a otras actividades que tengo abandonadas, así que no voy a comprometerme con algo que no sé si pueda cumplir.
A la siguiente lista hay que agregar un libro (La cabaña) que me recomendó una colega (Victoria), invitándome a su lectura conjunta a través de un blog. Esta será la primera vez que participe de una lectura conjunta y me parece una excelente oportunidad para compartir y conocernos, además de la retroalimentación, algo que considero sumamente importante entre autores y lectores. De hecho, quizás en el futuro proponga alguna lectura conjunta aquí.
Lo que también haré será confeccionar, mientras tanto, una lista de títulos para el año que viene, donde pondré varios libros que ya he leído de adolescente (cuando sí leía mucho, porque aún no me aventuraba a escribir novelas ni trabajaba ni me atropellaba la vida una vez por semana) y de los cuales recuerdo solo el hecho de que me gustaron muchísimo, pero poco y nada sobre su trama o tema. Hoy creo estar algo más capacitada para analizarlos y reseñarlos. Si quieren dejarme sugerencias para esta lista, pueden hacerlo en los comentarios, para que también las tengan en cuenta quienes visitan el blog.
Y para terminar, como esta es una entrada de taller literario, les propongo a ustedes hacer lo mismo, ya sea que estén pasando por una situación como la mía (desbordada y caótica) o simplemente quieran proponerse un objetivo de lectura por lo que queda del año. Puede ser un objetivo de cantidad, de género (leer algo diferente o sacarse el prejuicio), de autor (leer toda una saga o X cantidad de obras de un autor en particular) o dejarlo al azar pidiendo recomendaciones. Y por supuesto, pueden compartir en los comentarios los títulos elegidos.
Estos son mis elegidos:
De chica adoraba el terror. Hoy me he vuelto
muy miedosa y me sugestiono muy
fácilmente, pero bastará con leer de día.
No se preocupen por él, aún resiste.
Esta edición forma parte de una
colección que adquirí a través
de un diario de mi zona.
También tengo toda una colección
de Stephen King
y otra de Agatha Christie.
Estas promociones son excelentes
para los que no podemos darnos el gusto
de tener colecciones originales.
Escritora argentina. Este ejemplar
pertenece a la biblioteca de mi pueblo.
Este es el prestado, tengo muchas ganas de leerlo.
Aquí falta el cuarto. Hace un tiempo lo dejé encargado en la librería
y dejé mi número de teléfono. Luego lo cambié y no recordé
pasar otra vez a dejar el nuevo. Un día, de paseo en una librería mucho más grande
de otra ciudad, pregunté si lo tenían y la chica que atendía no sabía
ni de qué le estaba hablando ni cómo averiguar si existía... en fin... ya lo conseguiré.
De la colección de mi papá.
650 páginas, el más gordito de toda la selección.
¡Espero poder cumplir con mi promesa! Ya es hora de enfrentar a mis demonios y volver a ser la de antes :)
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Pues, yo ya he detectado mi problema, pero tiene una raíz súper profunda y difícil de quitar, así que llevará algo de tiempo. Pero mientras tanto, y como primera medida, me he propuesto leer todo lo que tengo empezado desde hace meses sobre la mesa de noche (más los PDF que me han enviado algunos colegas) antes de que termine el año. Ya después de eso, espero sufrir de inercia o sin querer haber superado el mal que me aqueja.
La lista es de lo más variada, y quizás se sorprendan al encontrar en ella “Cien años de soledad” (aunque no en su edición original), pero no me da vergüenza decir que hay muchos clásicos que aún no he leído. Creo que a estas alturas ya saben que no tolero la hipocresía, entonces ¿cómo podría ser hipócrita?De hecho, con respecto a los clásicos, hay muchos que creo no leeré tampoco, y será sencillamente porque no me atraen. No descarto un día levantarme con ganas de leerlos a todos, pero ahora mismo prefiero leer lo que me llama la atención y nada más, sobre todo porque en mi casa (y en el mundo) hay demasiados libros, que de seguro son buenos, siendo ignorados y ninguneados a la sombra de los que ya han tenido su fama y no me necesitan en lo más mínimo.En fin, voy a dejarles las portadas de los libros que leeré en estos meses. Todos son de nuestra biblioteca personal (excepto "El revés de las lágrimas" que es de la biblioteca de mi pueblo y "Entre piernas" que es prestado). Quizás a los que son lectores voraces les parezca demasiado tiempo para tan poca cantidad, pero no tengo pensado dejar de escribir y también quiero volver a otras actividades que tengo abandonadas, así que no voy a comprometerme con algo que no sé si pueda cumplir.
A la siguiente lista hay que agregar un libro (La cabaña) que me recomendó una colega (Victoria), invitándome a su lectura conjunta a través de un blog. Esta será la primera vez que participe de una lectura conjunta y me parece una excelente oportunidad para compartir y conocernos, además de la retroalimentación, algo que considero sumamente importante entre autores y lectores. De hecho, quizás en el futuro proponga alguna lectura conjunta aquí.
Lo que también haré será confeccionar, mientras tanto, una lista de títulos para el año que viene, donde pondré varios libros que ya he leído de adolescente (cuando sí leía mucho, porque aún no me aventuraba a escribir novelas ni trabajaba ni me atropellaba la vida una vez por semana) y de los cuales recuerdo solo el hecho de que me gustaron muchísimo, pero poco y nada sobre su trama o tema. Hoy creo estar algo más capacitada para analizarlos y reseñarlos. Si quieren dejarme sugerencias para esta lista, pueden hacerlo en los comentarios, para que también las tengan en cuenta quienes visitan el blog.
Y para terminar, como esta es una entrada de taller literario, les propongo a ustedes hacer lo mismo, ya sea que estén pasando por una situación como la mía (desbordada y caótica) o simplemente quieran proponerse un objetivo de lectura por lo que queda del año. Puede ser un objetivo de cantidad, de género (leer algo diferente o sacarse el prejuicio), de autor (leer toda una saga o X cantidad de obras de un autor en particular) o dejarlo al azar pidiendo recomendaciones. Y por supuesto, pueden compartir en los comentarios los títulos elegidos.
Estos son mis elegidos:
De chica adoraba el terror. Hoy me he vueltomuy miedosa y me sugestiono muy
fácilmente, pero bastará con leer de día.
No se preocupen por él, aún resiste.
Esta edición forma parte de unacolección que adquirí a través
de un diario de mi zona.
También tengo toda una colección
de Stephen King
y otra de Agatha Christie.
Estas promociones son excelentes
para los que no podemos darnos el gusto
de tener colecciones originales.
Escritora argentina. Este ejemplarpertenece a la biblioteca de mi pueblo.
Este es el prestado, tengo muchas ganas de leerlo.
Aquí falta el cuarto. Hace un tiempo lo dejé encargado en la libreríay dejé mi número de teléfono. Luego lo cambié y no recordé
pasar otra vez a dejar el nuevo. Un día, de paseo en una librería mucho más grande
de otra ciudad, pregunté si lo tenían y la chica que atendía no sabía
ni de qué le estaba hablando ni cómo averiguar si existía... en fin... ya lo conseguiré.
De la colección de mi papá.650 páginas, el más gordito de toda la selección.
¡Espero poder cumplir con mi promesa! Ya es hora de enfrentar a mis demonios y volver a ser la de antes :)
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Published on June 12, 2019 21:02
Taller literario 27: autocrítica y compromiso
¿A cuántos de ustedes les cuesta tanto como a mí ser lector y escritor a la vez? ¿Se han puesto a pensar por qué nos sucede?
Pues, yo ya he detectado mi problema, pero tiene una raíz súper profunda y difícil de quitar, así que llevará algo de tiempo. Pero mientras tanto, y como primera medida, me he propuesto leer todo lo que tengo empezado desde hace meses sobre la mesa de noche (más los PDF que me han enviado algunos colegas) antes de que termine el año. Ya después de eso, espero sufrir de inercia o sin querer haber superado el mal que me aqueja.
La lista es de lo más variada, y quizás se sorprendan al encontrar en ella “Cien años de soledad” (aunque no en su edición original), pero no me da vergüenza decir que hay muchos clásicos que aún no he leído. Creo que a estas alturas ya saben que no tolero la hipocresía, entonces ¿cómo podría ser hipócrita?De hecho, con respecto a los clásicos, hay muchos que creo no leeré tampoco, y será sencillamente porque no me atraen. No descarto un día levantarme con ganas de leerlos a todos, pero ahora mismo prefiero leer lo que me llama la atención y nada más, sobre todo porque en mi casa (y en el mundo) hay demasiados libros, que de seguro son buenos, siendo ignorados y ninguneados a la sombra de los que ya han tenido su fama y no me necesitan en lo más mínimo.En fin, voy a dejarles las portadas de los libros que leeré en estos meses. Todos son de nuestra biblioteca personal (excepto "El revés de las lágrimas" que es de la biblioteca de mi pueblo y "Entre piernas" que es prestado). Quizás a los que son lectores voraces les parezca demasiado tiempo para tan poca cantidad, pero no tengo pensado dejar de escribir y también quiero volver a otras actividades que tengo abandonadas, así que no voy a comprometerme con algo que no sé si pueda cumplir.
A la siguiente lista hay que agregar un libro (La cabaña) que me recomendó una colega (Victoria), invitándome a su lectura conjunta a través de un blog. Esta será la primera vez que participe de una lectura conjunta y me parece una excelente oportunidad para compartir y conocernos, además de la retroalimentación, algo que considero sumamente importante entre autores y lectores. De hecho, quizás en el futuro proponga alguna lectura conjunta aquí.
Lo que también haré será confeccionar, mientras tanto, una lista de títulos para el año que viene, donde pondré varios libros que ya he leído de adolescente (cuando sí leía mucho, porque aún no me aventuraba a escribir novelas ni trabajaba ni me atropellaba la vida una vez por semana) y de los cuales recuerdo solo el hecho de que me gustaron muchísimo, pero poco y nada sobre su trama o tema. Hoy creo estar algo más capacitada para reseñarlos. Si quieren dejarme sugerencias para esta lista, pueden hacerlo en los comentarios, para que también las tengan en cuenta quienes visitan el blog.
Y para terminar, como esta es una entrada de taller literario, les propongo a ustedes hacer lo mismo, ya sea que estén pasando por una situación como la mía (desbordada y caótica) o simplemente quieran proponerse un objetivo de lectura por lo que queda del año. Puede ser un objetivo de cantidad, de género (leer algo diferente o sacarse el prejuicio), de autor (leer toda una saga o X cantidad de obras de un autor en particular) o dejarlo al azar pidiendo recomendaciones. Y por supuesto, pueden compartir en los comentarios los títulos elegidos.
Estos son mis elegidos:
De chica adoraba el terror. Hoy me he vuelto
muy miedosa y me sugestiono muy
fácilmente, pero bastará con leer de día.
No se preocupen por él, aún resiste.
Esta edición forma parte de una
colección que adquirí a través
de un diario de mi zona.
También tengo toda una colección
de Stephen King
y otra de Agatha Christie.
Estas promociones son excelentes
para los que no podemos darnos el gusto
de tener colecciones originales.
Escritora argentina. Este ejemplar
pertenece a la biblioteca de mi pueblo.
Este es el prestado, tengo muchas ganas de leerlo.
Aquí falta el cuarto. Hace un tiempo lo dejé encargado en la librería
y dejé mi número de teléfono. Luego lo cambié y no recordé
pasar otra vez a dejar el nuevo. Un día, de paseo en una librería mucho más grande
de otra ciudad, pregunté si lo tenían y la chica que atendía no sabía
ni de qué le estaba hablando ni cómo averiguar si existía... en fin... ya lo conseguiré.
De la colección de mi papá.
650 páginas, el más gordito de toda la selección.
¡Espero poder cumplir con mi promesa! Ya es hora de enfrentar a mis demonios y volver a ser la de antes :)
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Pues, yo ya he detectado mi problema, pero tiene una raíz súper profunda y difícil de quitar, así que llevará algo de tiempo. Pero mientras tanto, y como primera medida, me he propuesto leer todo lo que tengo empezado desde hace meses sobre la mesa de noche (más los PDF que me han enviado algunos colegas) antes de que termine el año. Ya después de eso, espero sufrir de inercia o sin querer haber superado el mal que me aqueja.
La lista es de lo más variada, y quizás se sorprendan al encontrar en ella “Cien años de soledad” (aunque no en su edición original), pero no me da vergüenza decir que hay muchos clásicos que aún no he leído. Creo que a estas alturas ya saben que no tolero la hipocresía, entonces ¿cómo podría ser hipócrita?De hecho, con respecto a los clásicos, hay muchos que creo no leeré tampoco, y será sencillamente porque no me atraen. No descarto un día levantarme con ganas de leerlos a todos, pero ahora mismo prefiero leer lo que me llama la atención y nada más, sobre todo porque en mi casa (y en el mundo) hay demasiados libros, que de seguro son buenos, siendo ignorados y ninguneados a la sombra de los que ya han tenido su fama y no me necesitan en lo más mínimo.En fin, voy a dejarles las portadas de los libros que leeré en estos meses. Todos son de nuestra biblioteca personal (excepto "El revés de las lágrimas" que es de la biblioteca de mi pueblo y "Entre piernas" que es prestado). Quizás a los que son lectores voraces les parezca demasiado tiempo para tan poca cantidad, pero no tengo pensado dejar de escribir y también quiero volver a otras actividades que tengo abandonadas, así que no voy a comprometerme con algo que no sé si pueda cumplir.
A la siguiente lista hay que agregar un libro (La cabaña) que me recomendó una colega (Victoria), invitándome a su lectura conjunta a través de un blog. Esta será la primera vez que participe de una lectura conjunta y me parece una excelente oportunidad para compartir y conocernos, además de la retroalimentación, algo que considero sumamente importante entre autores y lectores. De hecho, quizás en el futuro proponga alguna lectura conjunta aquí.
Lo que también haré será confeccionar, mientras tanto, una lista de títulos para el año que viene, donde pondré varios libros que ya he leído de adolescente (cuando sí leía mucho, porque aún no me aventuraba a escribir novelas ni trabajaba ni me atropellaba la vida una vez por semana) y de los cuales recuerdo solo el hecho de que me gustaron muchísimo, pero poco y nada sobre su trama o tema. Hoy creo estar algo más capacitada para reseñarlos. Si quieren dejarme sugerencias para esta lista, pueden hacerlo en los comentarios, para que también las tengan en cuenta quienes visitan el blog.
Y para terminar, como esta es una entrada de taller literario, les propongo a ustedes hacer lo mismo, ya sea que estén pasando por una situación como la mía (desbordada y caótica) o simplemente quieran proponerse un objetivo de lectura por lo que queda del año. Puede ser un objetivo de cantidad, de género (leer algo diferente o sacarse el prejuicio), de autor (leer toda una saga o X cantidad de obras de un autor en particular) o dejarlo al azar pidiendo recomendaciones. Y por supuesto, pueden compartir en los comentarios los títulos elegidos.
Estos son mis elegidos:
De chica adoraba el terror. Hoy me he vueltomuy miedosa y me sugestiono muy
fácilmente, pero bastará con leer de día.
No se preocupen por él, aún resiste.
Esta edición forma parte de unacolección que adquirí a través
de un diario de mi zona.
También tengo toda una colección
de Stephen King
y otra de Agatha Christie.
Estas promociones son excelentes
para los que no podemos darnos el gusto
de tener colecciones originales.
Escritora argentina. Este ejemplarpertenece a la biblioteca de mi pueblo.
Este es el prestado, tengo muchas ganas de leerlo.
Aquí falta el cuarto. Hace un tiempo lo dejé encargado en la libreríay dejé mi número de teléfono. Luego lo cambié y no recordé
pasar otra vez a dejar el nuevo. Un día, de paseo en una librería mucho más grande
de otra ciudad, pregunté si lo tenían y la chica que atendía no sabía
ni de qué le estaba hablando ni cómo averiguar si existía... en fin... ya lo conseguiré.
De la colección de mi papá.650 páginas, el más gordito de toda la selección.
¡Espero poder cumplir con mi promesa! Ya es hora de enfrentar a mis demonios y volver a ser la de antes :)
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Published on June 12, 2019 21:02
June 7, 2019
Algo divertido para lidiar con el bloqueo
Hace unos días buscaba programas de edición de texto y me topé con algo que puede sernos útil para aquellos momentos de bloqueo, o simplemente para cuando no tenemos ganas de escribir pero no queremos romper la rutina que creamos.
Es un pequeño y sencillo programa llamado Write Attack!, en el que podemos fijarnos un target de palabras para intentar escribirlas de corrido, evitando que una mascota animada se ponga triste y finalmente se enoje, destruyendo todo lo que habíamos creado hasta el momento.
No solo puede ayudarnos a salir de los bloqueos o de la pereza, sino que al forzarnos a escribir sin pensar demasiado, puede favorecer al nacimiento de ideas. De hecho, hoy en la tarde al probarlo, escribí sin querer mi primera fábula. Claro que luego habrá que desarrollarla mejor, pero la idea me gustó mucho y ni siquiera la pensé antes de comenzar a escribir.
El programa permite modificar el target de cantidad palabras, el tiempo de espera antes de destruir el trabajo y seleccionar la mascota que más nos guste, algo que puede volverlo bastante personal y nos permite, por ejemplo, crear un desafío diario, semanal o mensual para exigirnos cada vez más.
Una vez alcanzado el target, se habilitará la opción save y podremos guardar nuestro trabajo en un formato txt, lo que también es interesante, ya que estos archivos son muy livianos y podremos almacenar cuanta idea descabellada se nos ocurra para luego desarrollarlas mejor o incluso combinarlas... ¡nunca se sabe! Quizás salga de allí un personaje interesante, una idea para una novela o un poema de vanguardia...
Dejaré el link a la página de la cual lo descargué, y si lo prueban, cuéntenme en los comentarios cómo les va con él.
Descargar Write Attack!
Es un pequeño y sencillo programa llamado Write Attack!, en el que podemos fijarnos un target de palabras para intentar escribirlas de corrido, evitando que una mascota animada se ponga triste y finalmente se enoje, destruyendo todo lo que habíamos creado hasta el momento.
No solo puede ayudarnos a salir de los bloqueos o de la pereza, sino que al forzarnos a escribir sin pensar demasiado, puede favorecer al nacimiento de ideas. De hecho, hoy en la tarde al probarlo, escribí sin querer mi primera fábula. Claro que luego habrá que desarrollarla mejor, pero la idea me gustó mucho y ni siquiera la pensé antes de comenzar a escribir.
El programa permite modificar el target de cantidad palabras, el tiempo de espera antes de destruir el trabajo y seleccionar la mascota que más nos guste, algo que puede volverlo bastante personal y nos permite, por ejemplo, crear un desafío diario, semanal o mensual para exigirnos cada vez más.
Una vez alcanzado el target, se habilitará la opción save y podremos guardar nuestro trabajo en un formato txt, lo que también es interesante, ya que estos archivos son muy livianos y podremos almacenar cuanta idea descabellada se nos ocurra para luego desarrollarlas mejor o incluso combinarlas... ¡nunca se sabe! Quizás salga de allí un personaje interesante, una idea para una novela o un poema de vanguardia...
Dejaré el link a la página de la cual lo descargué, y si lo prueban, cuéntenme en los comentarios cómo les va con él.
Descargar Write Attack!
Published on June 07, 2019 00:17


