Sonia Pericich's Blog, page 20
September 14, 2019
Entrevista - PS Sselton (escritor)
PS Sselton
Datos personales
Nombre y apellido / seudónimo: PS Sselton
Nacionalidad: Argentino
Edad: 18 años
Redes sociales: instagram @ps.sselton
Sitios personales: www.sseltonps.wixsite.com/sselton
✴¿Por qué comenzaste a escribir? ¿Recuerdas lo primero que escribiste?
Comencé a escribir como una forma de vomitar todo aquello que no decía con la voz física. Impulsado también por la pasión poética de mi abuela materna que siempre me hablaba de libros y sobre escribir; en ese sentido, ella fue la “culpable” de mi pasión.
El primer recuerdo que tengo de volcar letras conscientes en un papel fue cuando murió un pajarito que había rescatado lastimado, entonces lo enterré junto con un pequeño poema que escribí en su memoria.
✴¿Qué te incita a escribir ahora? ¿Es lo mismo que te invitó a hacerlo aquella primera vez?
Mi mayor inspiración es la vida cotidiana con todo lo que conlleva: situaciones, sentimientos, conversaciones y objetos; aunque, como en la situación del pajarito, lo que más me mueve y motiva son los momentos de dolor o tristeza en que NECESITO vomitar mis sentidos.
✴¿Qué es la escritura para ti: un hobbie o algo a lo que quieres dedicarte profesionalmente?
La escritura es el método que elegí para volcar lo que me pasa, así como existen personas que eligen la música, la danza o incluso golpear una pared. Sobre todas las cosas, lo hago porque me libera, pero si existiera la posibilidad de vivir de ello, no dudaría en explorarla.
✴¿Buscas transmitir algo a través de tus historias o solo escribes para entretener?
Más que nada, y como ya dije, busco liberarme. Entonces no, no lo hago para entretener, pero sí, un poco bastante para transmitir cosas: mi mayor sueño es cambiar el mundo a través de la cultura y la literatura como elementos fundamentales de la vida en sociedad. Las librerías de los shoppings están superpobladas de libros que entretienen pero no edifican el alma; no seré millonario escribiendo mi poesía, pero sí feliz, y eso es lo que me importa…
✴¿Qué tan independiente eres en el proceso de la escritura y la publicación? ¿Trabajas con lectores cero, correctores, diseñadores de carátulas, maquetadores, editoriales...?
La escritura es mi momento íntimo, solo mío y de nadie más.
Generalmente, cuando termino un trabajo la primera en leerlo (o escucharlo de mi voz) es mi mamá; ella es mi filtro necesario.
Tengo dos libros publicados: el primero, “Prístino” (editorial Letranova, 2018; que incluye poemas de mi abuela), llevó un proceso de edición casi tradicional, con correctores, diseñadores y maquetadores. El segundo lo trabajé completamente solo, y es un libro de poesía cristiana llamado “Salmo Contemporáneo”, que está a la venta en e-book y físico en las tiendas de Amazon.
Aparte de esos dos, tengo seis libros terminados, dos concursando y otros cuatro inéditos, de los que estoy en búsqueda (¡Desesperada!) de editoriales.
✴¿Cómo es tu relación con la lectura? ¿Te sientes influenciado por algún autor en particular?
Como siempre digo, antes que escritor, soy un lector empedernido. En los últimos meses estoy bastante bloqueado por los deberes escolares y personales. Soy fanático del Mundo Mágico de JK Rowling, ella es mi inspiración de vida; poéticamente me siento influenciado por Siri Hustvedt, Espido Freire, Magalí Tajes, Rupi Kaur y Elvira Sastre.
✴¿Cómo nacen tus ideas? ¿Tientas a la inspiración o esperas la magia?
A veces, en medio de una clase de gimnasia se me ocurre una idea que considero buena para una novela, así que apenas puedo la anoto; de esa forma tengo más de veinte inicios de novela escritos que luego no continúo porque no se me da tan bien la narrativa. En cuanto a la poesía, sé que en cuanto me siento con el teclado enfrente, las palabras salen solas, es magia espontánea.
✴Género al que le temes al escribir y al leer. Género en el cual te sientes cómodo al escribir y leer.
Temer no le temo a nada –literariamente hablando, claro está-. Cómodo me siento escribiendo poesía y algún que otro relato breve. En cuanto a la lectura, amo los libros largos de narrativa; y, debo hacer un mea culpa y reconocer que me cuesta mucho leer lírica, aunque en cuanto comienzo, no puedo parar.
✴¿Cuál es tu ambiente ideal para ponerte a escribir? ¿Tienes alguna cábala o manía? Claramente el living de mi casa es MI lugar, allí me siento con mi notebook, pongo en youtube valses para piano de Chopin, abro Word y las palabras fluyen…
✴¿Rutina de escritura y trabajo duro o ataques de inspiración sin presiones?
Intento escribir todos los días algo, generalmente por la noche, esa es mi “rutina”. Suele pasarme que durante la mañana sufro un ataque de nostalgia que me hace tomar el primer papel a mi alcance, o mi celular, y comenzar a escribir lo que surja.
✴¿Escritor de corriente o escritor de movimiento?
De movimiento, siempre.
✴¿Qué opinión tienes sobre la literatura actual?
Hace un rato hablé de que los libros que entretienen superpueblan las librerías, y es así, creo que por el mero afán comercial, muchas editoriales y escritores entraron en el círculo vicioso de publicar libros llenos de palabras pero vacíos de contenido; creo que los mejores escritores de nuestra época son los menos prestigiosos o menos divulgados, tal vez por su baja rentabilidad. ✴¿Participas o has participado de talleres literarios? ¿Qué opinión tienes sobre ellos? Sinceramente, nunca participé de uno, pero por lo que veo desde fuera, creo que son un espacio maravilloso de intercambio de ideas y conocimientos, fundamental para conocer a personas con intereses y gustos similares, principalmente enfatizando el amor por el arte literario.
✴¿Puedes nombrar algunos grupos literarios en las redes sociales, blogs, páginas o canales de YouTube que consideres activos y útiles para los escritores y los lectores
Poseo un tiempo libre tan acotado que, lamentablemente, no puedo hacerme eco de esas actividades. En Facebook soy miembro de unos veinte grupos literarios, pero solo miro un cinco porciento de las publicaciones. Prometo que luego de esta entrevista me inmiscuiré más en el mundillo.
✴¿En qué proyectos trabajas actualmente? ¿Nos cuentas también algo sobre proyectos futuros?
Actualmente tengo dos libros en concursos y uno siendo evaluado por una importante editorial.
A futuro, me gustaría seguir publicando libros y abrir un Instituto de Formación Cultural.
✴¿Tienes obras publicadas? Nómbralas y cuéntanos dónde encontrarlas.
Como ya mencioné, tengo “prístino” que ya se agotó en físico, y “Salmo Contemporáneo” disponible en ebook y físico en todas las tiendas Amazon. ✴¿Nos recomiendas una historia?
A cada persona le recomiendo su propia historia, que es la que vale.
Pero, si en algún momento necesita una vía de escape de tanta realidad, claramente recomiendo “Orgullo y Prejuicio” de Jane Austen.
✴¿Quieres decir algo más sobre ti? ¡Adelante!
Solo invitar a aquellos que gusten a seguirme en instagram, pueden buscarme como ps.sselton; allí subo escritos y otras cosas sobre mí.
Obras publicadas
https://www.amazon.es/Salmo-contempor%C3%A1neo-PS-Sselton/dp/1078232962
Published on September 14, 2019 15:37
September 11, 2019
Día y Noche - de Sonia Pericich
"The Trooper" sonaba a todo volumen al tiempo que Cintia abría los ojos asustada. Necesitó un momento para ubicarse en tiempo y espacio, como cada mañana, y luego giró violenta hacia su teléfono celular, que no terminó hecho pedazos contra la pared porque su subconsciente era sabio, pobre, y siempre estaba alerta. Tocó la pantalla y deslizó su dedo mayor hacia la izquierda, aunque no recordaba si eso significaba no más ruido o revivir el tormento diez minutos después. Luego devolvió su brazo a la calidez del hueco debajo de su almohada y volvió a hundir su cara en ella para continuar su sueño como si nada hubiese pasado.En el comedor, Adrián leía por última vez su monografía antes de presentarla. De ella dependía parte de su nota final y no podía permitirse bajar el promedio y perder la beca. Rio un poco sin perder la concentración al escuchar los primeros acordes de Maiden; no entendía por qué Cintia insistía en programar alarmas tan temprano si se iba a la cama apenas tres horas antes.Diez minutos después, de nuevo una guitarra eléctrica irrumpía el silencio del departamento por no más de cuatro segundos. Luego el silencio, por más de veinte minutos.Adrián pensó que Cintia había desactivado la alarma sin querer y se preocupó al pensar que quizás tendría cosas que hacer, así que decidió ir a ver si se había vuelto a quedar dormida.—Cin... ¿tienes algo que hacer? Son las 8:30...Cintia miró a Adrián desde debajo del acolchado con ojos de asesina. Sabía que debía levantarse y que Adrián no tenía la culpa de eso, pero aun así la idea de saltar de la cama y asesinarlo le parecía interesante.—Tengo que ir a hacer un trabajo a la casa de Romina... —dijo en un tono monótono e imperativo, como ordenándose a si misma ser responsable.Adrián sabía que lo que vendría después sería una cantidad impresionante de insultos. Hasta la había visto llorar algunas veces por tener que salir de la cama tan temprano. Podía jurarlo si le preguntaban si era cierto.—¿Quieres que te prepare un té? —le dijo con una sonrisa condescendiente.—Sí, con cianuro por favor —respondió arrugando los labios a lo Sylvester Stalone mientras se destapaba hasta la cintura.Adrián fue hasta a cocina, puso la pava al fuego y volvió a sus estudios hasta que fuera el momento de preparar el té. La verdad era que estaba muy satisfecho con su trabajo y prácticamente podía recitarlo de memoria, cada coma y cada punto, pero estudiar en la mañana le ayudaba a mantenerse concentrado durante todo el día. Cintia era todo lo contrario, no parecían hermanos, aunque físicamente eran casi idénticos. Misma nariz, mismos ojos, misma perfecta sonrisa heredada de mamá, pero si de gustos hablamos eran el drama y la ciencia ficción, el silencio y el metal, los colores pastel y el negro más negro que pudiera existir.La pava comenzó a silbar y Adrián preparó dos tazas de té, una con solo una cucharada de azúcar para él y la otra con cinco para su hermana, aunque seguramente se quejaría de que aún estaba amargo. Las llevó a la mesa y volvió a la habitación, donde Cintia había vuelto a taparse hasta la cabeza.—Cin... el té está listo... —dijo temeroso de la respuesta, y otra oleada de insultos perturbó la calma de la mañana.
Published on September 11, 2019 17:37
Día y Noche - relato de Sonia Pericich
"The Trooper" sonaba a todo volumen al tiempo que Cintia abría los ojos asustada. Necesitó un momento para ubicarse en tiempo y espacio, como cada mañana, y luego giró violenta hacia su teléfono celular, que no terminó hecho pedazos contra la pared porque su subconsciente era sabio, pobre, y siempre estaba alerta. Tocó la pantalla y deslizó su dedo mayor hacia la izquierda, aunque no recordaba si eso significaba no más ruido o revivir el tormento diez minutos después. Luego devolvió su brazo a la calidez del hueco debajo de su almohada y volvió a hundir su cara en ella para continuar su sueño como si nada hubiese pasado.En el comedor, Adrián leía por última vez su monografía antes de presentarla. De ella dependía parte de su nota final y no podía permitirse bajar el promedio y perder la beca. Rio un poco sin perder la concentración al escuchar los primeros acordes de Maiden; no entendía por qué Cintia insistía en programar alarmas tan temprano si se iba a la cama apenas tres horas antes.Diez minutos después, de nuevo una guitarra eléctrica irrumpía el silencio del departamento por no más de cuatro segundos. Luego el silencio, por más de veinte minutos.Adrián pensó que Cintia había desactivado la alarma sin querer y se preocupó al pensar que quizás tendría cosas que hacer, así que decidió ir a ver si se había vuelto a quedar dormida.—Cin... ¿tienes algo que hacer? Son las 8:30...Cintia miró a Adrián desde debajo del acolchado con ojos de asesina. Sabía que debía levantarse y que Adrián no tenía la culpa de eso, pero aun así la idea de saltar de la cama y asesinarlo le parecía interesante.—Tengo que ir a hacer un trabajo a la casa de Romina... —dijo en un tono monótono e imperativo, como ordenándose a si misma ser responsable.Adrián sabía que lo que vendría después sería una cantidad impresionante de insultos. Hasta la había visto llorar algunas veces por tener que salir de la cama tan temprano. Podía jurarlo si le preguntaban si era cierto.—¿Quieres que te prepare un té? —le dijo con una sonrisa condescendiente.—Sí, con cianuro por favor —respondió arrugando los labios a lo Sylvester Stalone mientras se destapaba hasta la cintura.Adrián fue hasta a cocina, puso la pava al fuego y volvió a sus estudios hasta que fuera el momento de preparar el té. La verdad era que estaba muy satisfecho con su trabajo y prácticamente podía recitarlo de memoria, cada coma y cada punto, pero estudiar en la mañana le ayudaba a mantenerse concentrado durante todo el día. Cintia era todo lo contrario, no parecían hermanos, aunque físicamente eran casi idénticos. Misma nariz, mismos ojos, misma perfecta sonrisa heredada de mamá, pero si de gustos hablamos eran el drama y la ciencia ficción, el silencio y el metal, los colores pastel y el negro más negro que pudiera existir.La pava comenzó a silbar y Adrián preparó dos tazas de té, una con solo una cucharada de azúcar para él y la otra con cinco para su hermana, aunque seguramente se quejaría de que aún estaba amargo. Las llevó a la mesa y volvió a la habitación, donde Cintia había vuelto a taparse hasta la cabeza.—Cin... el té está listo... —dijo temeroso de la respuesta, y otra oleada de insultos perturbó la calma de la mañana.
Published on September 11, 2019 17:37
"Día y Noche" - relato de Sonia Pericich
"The Trooper" sonaba a todo volumen al tiempo que Cintia abría los ojos asustada. Necesitó un momento para ubicarse en tiempo y espacio, como cada mañana, y luego giró violenta hacia su teléfono celular, que no terminó hecho pedazos contra la pared porque su subconsciente era sabio, pobre, y siempre estaba alerta. Tocó la pantalla y deslizó su dedo mayor hacia la izquierda, aunque no recordaba si eso significaba no más ruido o revivir el tormento diez minutos después. Luego devolvió su brazo a la calidez del hueco debajo de su almohada y volvió a hundir su cara en ella para continuar su sueño como si nada hubiese pasado.En el comedor, Adrián leía por última vez su monografía antes de presentarla. De ella dependía parte de su nota final y no podía permitirse bajar el promedio y perder la beca. Rio un poco sin perder la concentración al escuchar los primeros acordes de Maiden; no entendía por qué Cintia insistía en programar alarmas tan temprano si se iba a la cama apenas tres horas antes.Diez minutos después, de nuevo una guitarra eléctrica irrumpía el silencio del departamento por no más de cuatro segundos. Luego el silencio, por más de veinte minutos.Adrián pensó que Cintia había desactivado la alarma sin querer y se preocupó al pensar que quizás tendría cosas que hacer, así que decidió ir a ver si se había vuelto a quedar dormida.—Cin... ¿tienes algo que hacer? Son las 8:30...Cintia miró a Adrián desde debajo del acolchado con ojos de asesina. Sabía que debía levantarse y que Adrián no tenía la culpa de eso, pero aun así la idea de saltar de la cama y asesinarlo le parecía interesante.—Tengo que ir a hacer un trabajo a la casa de Romina... —dijo en un tono monótono e imperativo, como ordenándose a si misma ser responsable.Adrián sabía que lo que vendría después sería una cantidad impresionante de insultos. Hasta la había visto llorar algunas veces por tener que salir de la cama tan temprano. Podía jurarlo si le preguntaban si era cierto.—¿Quieres que te prepare un té? —le dijo con una sonrisa condescendiente.—Sí, con cianuro por favor —respondió arrugando los labios a lo Sylvester Stalone mientras se destapaba hasta la cintura.Adrián fue hasta a cocina, puso la pava al fuego y volvió a sus estudios hasta que fuera el momento de preparar el té. La verdad era que estaba muy satisfecho con su trabajo y prácticamente podía recitarlo de memoria, cada coma y cada punto, pero estudiar en la mañana le ayudaba a mantenerse concentrado durante todo el día. Cintia era todo lo contrario, no parecían hermanos, aunque físicamente eran casi idénticos. Misma nariz, mismos ojos, misma perfecta sonrisa heredada de mamá, pero si de gustos hablamos eran el drama y la ciencia ficción, el silencio y el metal, los colores pastel y el negro más negro que pudiera existir.La pava comenzó a silbar y Adrián preparó dos tazas de té, una con solo una cucharada de azúcar para él y la otra con cinco para su hermana, aunque seguramente se quejaría de que aún estaba amargo. Las llevó a la mesa y volvió a la habitación, donde Cintia había vuelto a taparse hasta la cabeza.—Cin... el té está listo... —dijo temeroso de la respuesta, y otra oleada de insultos perturbó la calma de la mañana.
Published on September 11, 2019 17:37
Mi nombre es Franco - relato de Sonia Pericich
Cuando era chico solía visitar a mi tío Eduardo todos los sábados. Él me dejaba jugar en el altillo a ser un hechicero, con millones de frasquitos con esencias que mi abuelo había guardado allí al abandonar el oficio de perfumista. Juraba haber tenido demasiados dolores de cabeza y visiones como para seguir. Nadie le creía sus historias, por supuesto, por eso me permitían manipular cada frasco sin recomendación alguna, excepto la de no romperlos. Yo no era un niño muy deseado ni consentido, apenas si se ocupaban de que comiera y no perdiera clases. Pero mi tío era muy aniñado, a pesar de sus treinta y cinco años, y era para mí el compañero y guía que necesitaba. En su casa casi no había reglas, y sobre todo, no había nada que limitara mi imaginación. De adolescente se convirtió en mi mejor y único amigo, ya que en el colegio nadie quería pasar tiempo con un flacucho pálido y ojeroso como yo. Con los años, de tanto jugar al hechicero en aquel aromático altillo, me volví casi un experto en cantidades y recetas; guiándome con anotaciones de puño y letra de mi abuelo, empecé a crear mis propias fragancias. No importaban los dolores de cabeza ni las voces, me encantaba pensar que estaba creando pociones y que con ellas cambiaría el mundo. Mi más anhelada poción haría que Eugenia se enamorara de mí, perdidamente. No había ninguna fragancia entre esos frascos infinitos que me produjera lo mismo que pronunciar su nombre.Costó mucho encontrar la receta justa del amor, pero finalmente, una tarde gris en pleno octubre, vi su figura sobre una pared enmohecida del altillo. Era completamente asimétrico y oscuro, se movía dulcemente como hamacado por la brisa y emitía un sonido leve que hacía que mi corazón se acelerara. Necesitaba ponerlo en el frasco más bonito para obsequiárselo a Eugenia; me querría como a nadie, ¡estaba seguro de eso! Busqué desesperado en los armarios pero no encontraba nada digno de semejante hechizo. De pronto noté que se movía hacia la ventana y me apresuré a abrazarlo para que no se escapara, pero en lugar de atraparlo pasé a través de él como si de humo se tratara. Mis manos chocaron accidentalmente contra el vidrio resquebrajado, rompiéndolo y lastimando mis muñecas. Al romperse, el vidrio generó succión y se tragó al amor limpiamente. Grité desesperado, como si lograra con eso que el amor volviera al altillo y se metiera en un frasco. Luego lloré, lloré sin poder recordar casi nada de la fórmula que había usado para crearlo. Las voces reían, ¿por qué reían?, ¿acaso no estaban alentándome hacía algunos minutos?, ¿no habían sido ellas las que me habían guiado en el proceso? Gritar “¡Eugenia!” una y otra vez, entre lágrimas y sangrando, quizás no fue mi mejor elección. Tampoco lo fue contar mi historia frente a aquel señor de guardapolvo blanco que llegó a la casa un par de horas después. Hoy me encuentro provisoriamente en esta insípida e inodora habitación; mi psiquiatra cree que un suicida con psicosis alucinatoria crónica no puede estar seguro en su casa, sino que necesita constante vigilancia. Yo solo sé que si algún día me dejan volver, ya no me van a permitir crear pociones, y que perdí a Eugenia sin haberla tenido aún.
Published on September 11, 2019 17:28
"Mi nombre es Franco" - relato de Sonia Pericich
Cuando era chico solía visitar a mi tío Eduardo todos los sábados. Él me dejaba jugar en el altillo a ser un hechicero, con millones de frasquitos con esencias que mi abuelo había guardado allí al abandonar el oficio de perfumista. Juraba haber tenido demasiados dolores de cabeza y visiones como para seguir. Nadie le creía sus historias, por supuesto, por eso me permitían manipular cada frasco sin recomendación alguna, excepto la de no romperlos. Yo no era un niño muy deseado ni consentido, apenas si se ocupaban de que comiera y no perdiera clases. Pero mi tío era muy aniñado, a pesar de sus treinta y cinco años, y era para mí el compañero y guía que necesitaba. En su casa casi no había reglas, y sobre todo, no había nada que limitara mi imaginación. De adolescente se convirtió en mi mejor y único amigo, ya que en el colegio nadie quería pasar tiempo con un flacucho pálido y ojeroso como yo. Con los años, de tanto jugar al hechicero en aquel aromático altillo, me volví casi un experto en cantidades y recetas; guiándome con anotaciones de puño y letra de mi abuelo, empecé a crear mis propias fragancias. No importaban los dolores de cabeza ni las voces, me encantaba pensar que estaba creando pociones y que con ellas cambiaría el mundo. Mi más anhelada poción haría que Eugenia se enamorara de mí, perdidamente. No había ninguna fragancia entre esos frascos infinitos que me produjera lo mismo que pronunciar su nombre.Costó mucho encontrar la receta justa del amor, pero finalmente, una tarde gris en pleno octubre, vi su figura sobre una pared enmohecida del altillo. Era completamente asimétrico y oscuro, se movía dulcemente como hamacado por la brisa y emitía un sonido leve que hacía que mi corazón se acelerara. Necesitaba ponerlo en el frasco más bonito para obsequiárselo a Eugenia; me querría como a nadie, ¡estaba seguro de eso! Busqué desesperado en los armarios pero no encontraba nada digno de semejante hechizo. De pronto noté que se movía hacia la ventana y me apresuré a abrazarlo para que no se escapara, pero en lugar de atraparlo pasé a través de él como si de humo se tratara. Mis manos chocaron accidentalmente contra el vidrio resquebrajado, rompiéndolo y lastimando mis muñecas. Al romperse, el vidrio generó succión y se tragó al amor limpiamente. Grité desesperado, como si lograra con eso que el amor volviera al altillo y se metiera en un frasco. Luego lloré, lloré sin poder recordar casi nada de la fórmula que había usado para crearlo. Las voces reían, ¿por qué reían?, ¿acaso no estaban alentándome hacía algunos minutos?, ¿no habían sido ellas las que me habían guiado en el proceso? Gritar “¡Eugenia!” una y otra vez, entre lágrimas y sangrando, quizás no fue mi mejor elección. Tampoco lo fue contar mi historia frente a aquel señor de guardapolvo blanco que llegó a la casa un par de horas después. Hoy me encuentro provisoriamente en esta insípida e inodora habitación; mi psiquiatra cree que un suicida con psicosis alucinatoria crónica no puede estar seguro en su casa, sino que necesita constante vigilancia. Yo solo sé que si algún día me dejan volver, ya no me van a permitir crear pociones, y que perdí a Eugenia sin haberla tenido aún.
Published on September 11, 2019 17:28
September 8, 2019
Mal encuentro - Relato de Pablo Rojas
Tyfani era una chica normal que vivía en el barrio Cordón, Montevideo, Uruguay. Tuvo la suerte de salir de licencia en medio de Febrero, y sin bien sus ingresos no permitían grandes vacaciones, ir a Buenos Aries a conocer no era algo lejos de su alcance. Tomó un Buquebus en la mañana del jueves, y llegó al mediodía siendo recibida por una prima. El encuentro fue como se esperaban ambas, una charla de palabras cruzadas, unas tan rápidas como podían expresarlas, llevaban diez años sin saber nada una de la otra más que por breves mensajes de whatsapp. Con su prima fue hasta la casa de su tía donde pasaron la tarde. En la noche, Tyfani paró a dormir en la casa de quien la recibió, pero apenas en la mañana ambas ya estaban de pie para aprovechar el tiempo al máximo. Las horas fueron pasando a gran velocidad de lo emocionadas que estaban, y ni se dieron cuenta que el sol se había puesto. Era viernes, y tenían que disfrutarlo. Volvieron al departamento de la prima de Tyfani para arreglarse, probándose toda la ropa que tenían, intercambiándose prendas una con la otra hasta dar en la tecla de cómo salir. Después de dos horas de intensa batalla con la moda, partieron rumbo a la zona bailable de la Costanera. Visualizaron distintos lugares desde fuera tratando de escoger el mejor, vieron uno donde las personas en la entrada se veían adecuadas a su estilo. Al entrar, los típicos oldies conquistaron sus oídos haciéndolas sentirse cómodas. Llegaron a la barra y entre mojito y mojito, el alcohol fue creando su efecto inhibidor. En dos horas las chicas hacían algo que creían que era bailar, pero era más un conjunto de pasos sin forma con sonidos a risas ebrias. Entre canción y canción, dos muchachos las vieron, y a dúo fueron a buitrear, ya de acuerdo con respecto a quien atacar. A Tyfani se le acercó un moreno de anchas espaldas, con la mandíbula cuadrada y una camisa abierta de tres botones que permitía ver una cadena de oro. De su prima se encargó el amigo del moreno, un rubio oxigenado al estilo alemán, con la piel tan blanca como muñeca de porcelana. Todo comenzó como lo predecible, entre baile y franeleo, algún trago más otra cosa, la temperatura aumentó entre los cuatro. Tyfani, si bien estaba ebria, sabía que esa no era su ciudad, era la mejor oportunidad de hacer algo de lo que se arrepentiría en el Uruguay. El fuego de la pasión brotó más y más entre Tyfani y el moreno, quien casi ni había consumido alcohol, al menos no lo suficiente como para derrotarlo. Él con discreción la tomó de la mano para emprender viaje fuera del baile. Al salir, caminaron algunas calles y llegaron a su auto, un modesto Chevrolet Corsa, pero suficiente para lo que acontecería. Entraron en los asientos traseros, y entre besos y caricias fogosas la acción comenzó, dentro del auto negro de vidrios polarizados y en la calle a oscuras. Tyfani estaba echa una leona salvaje. Después de la previa de besos furiosos entre ambos, se arrebataron partes de sus ropas, y ni bien el moreno se abrió el cierre de su vaquero, ella no dudó en saborear el néctar. Comenzó a practicarle sexo oral fervientemente como si estuviera en un video porno, lo miraba a los ojos mientras lo hacía. Cuando ella sintió el momento en que su miembro actuaría, lo retiró para recibir los fluidos en su rostro con una amplia sonrisa. El moreno, a pesar de haber acabado, seguía con energías, así que la recostó sobre los asientos y la empotró con alma y energía.A penas supo Tyfani como llegar el sábado en la mañana a lo de su prima. Tocó la puerta cerca de las 9:30, y tras una demora de siete minutos su prima le abrió. Era difícil saber cuál de las dos tenía más ojeras o estaba más devastada. Tras una sonrisa cómplice, no fue necesario darse detalles para entender. Cada una a la cama, y recién a las 15:00 se levantaron, se contaron sus anécdotas, de cómo el moreno empotró a Tyfani y cómo el Alemán atendió a su prima. Sábado a la noche, las vacaciones terminaron, Tyfani partió en el Buquebus con un dolor de cabeza de los dioses, pero satisfecha del cambio de aire. Domingo de madrugada, Tyfani tomó un taxi a su casa, y así terminaron sus vacaciones. Cuando se levantó en la mañana, el dolor de cabeza continuaba, no era raro, ya no tenía 16 años como antes y las borracheras se sienten más a su edad. Limpió su casa y dejó todo pronto para comenzar sus obligaciones al día siguiente, pero cuando terminó fue directo al baño a vomitar. Tyfani se fue a dormir después de un antiácido, se prometió no tomar tanto, pero cuando se levantó se dio cuenta de la verdad. No era necesariamente el alcohol lo que le pasó factura, tenía una gran alergia en su rostro desde debajo de su ojo derecho hasta el labio superior, jugando como un camino de hormigas. Tenía un conjunto de pequeños globos rojos e hinchados que le picaban, pero al rascarse más ardían y hasta algunos segregaban un líquido extraño. Así no iba a trabajar, partió en un taxi al hospital. Cuando se bajó del vehículo paró a vomitar en la calle, no sabía si era lo debilitada que la dejó la reseca o los nervios por la alergia, pero de ninguna manera se dejaría ver así ante sus conocidos. Entró a un médico de puerta que la revisó, pero él se apartó de ella, y la miró con la seriedad de un juez tras resoplar un suspiro por sus fosas nasales.—Necesito que seas sincera conmigo —pidió atentamente el doctor.—Sí, claro —contestó aterrada ella, pensando que le echaría culpas por drogas.—¿Tuviste relaciones sin cuidarte? —Insinuó él.Lo blanco del rostro de Tyfani superaba la bata del doctor, sus labios jugaron del mismo color al instante, le había bajado la presión.—Tranquila —dijo el doctor al posar la mano en su hombro —. Dime qué pasó.Tyfani contó con detalle sus vacaciones en Buenos Aires, y cuando ella terminó, el doctor dio sentencia.—Tienes parásitos en el rostro, que seguramente te los contagió la persona con la cual estuviste. Esos casos los reconozco muy bien, porque ese parásito que tienes en el rostro y seguramente en tu interior, son pequeños gusanos casi imperceptibles a la vista, que se encuentran en los cadáveres. Tuviste sexo con un necrófilo. Ahora necesito que hagas la denuncia para quitarte culpas legales, la necrofilia está penada, y vas a tener que demostrar que él te infectó y que no la practicaste.
Published on September 08, 2019 20:15
Reseña - La cabaña: El oscuro laberinto de la psicosis - por Sonia Pericich
“La cabaña: El oscuro laberinto de la psicosis” es un libro de Víctor Fernández García. Llegué a él a través de la invitación de su ilustradora, Vladimir Strange, a una lectura conjunta propuesta en el blog “Tejiendo en Klingon”
La lectura comenzó el 21 de junio de este año y culminó el 21 de julio, y debo decir que terminé muy justo el día 20, ya que esta lectura fue para mí un desafío por varios motivos.El primero de ellos fue que hacía mucho que no lograba terminar de leer un libro. Tenía muy abandonada la lectura por preferir escribir, llevar el blog, ver series y películas, y vivir, claro. Así que cuando Vlad me propuso participar me pareció una buena forma de retomar el ritmo y vencer a la pereza; sin embargo, me costó muchísimo hacerme a la idea de que todos los días debía leer un poco como parte de mi rutina. Esto desemboca en el segundo motivo, el cual se ve a simple vista; el hecho de haber tenido que obligarme a leer significa para mí una sola cosa: si no me hubiese comprometido, muy probablemente no lo habría terminado.
Esta reseña se dividirá en dos partes: la literaria (desde mi punto de vista como autora) y la personal (como lectora). En la primera les hablaré de la estructura, la realización y la idea del libro, y en la segunda les contaré qué fue lo que sentí al leerlo y por qué. Demás está decir que esta es solo mi experiencia, no una verdad absoluta, y que la mejor manera de tener una opinión sobre un libro es leyéndolo; así que, me haya gustado a mí o no, siempre recomendaré leerlo, a este y a todos los que reseñe de ahora en más. Puedes consultar ESTA ENTRADA DEL BLOG sobre cómo hacer una reseña lo más objetiva y útil posible, tanto para el autor como para otros lectores.
Primera parte: estructura, realización, idea.
Sinopsis: Un anciano conoce a un niño, un adolescente y un hombre que, guiados por una misteriosa niña, dan con su cabaña en un lugar del que poco saben. Juntos tratarán de hallar una salida al laberinto que su existencia les ha propuesto para poder llevar una vida con cierta paz y salud mental.
La cabaña es un libro escrito en diferentes estados producidos por un trastorno bipolar. Contiene fragmentos creados en fases depresivas severas, así como otros que describen el proceder de sus protagonistas en fases maníacas agudas.
Se trata de una historia de búsqueda de algún tipo de salvación a una vida marcada por muchos de los síntomas asociados a la enfermedad maníaco depresiva. En ningún caso supone una guía o contiene estrategias adecuadas para la consecución de eutimia en la enfermedad, más bien muestra a qué extremos puede llegar el ser humano con esta patología al dejarse llevar por sus diferentes fases.
En su nueva edición presenta una maquetación tan mejorada como detalladas son las ilustraciones que acompañarán al lector por el laberíntico camino que conduce a la psicosis.
La novela nos presenta como escenario principal una cabaña, en la cual vive Anciano. Niño, Adolescente y Hombre lo visitan regularmente, siempre acompañados de una misteriosa niña. A través de la convivencia y de la lectura de relatos (escritos por los mismos personajes), se dan a la tarea de desentrañar su existencia.En lo que respecta a estructura literaria, diré que la idea de incorporar relatos independientes dentro de una historia que los engloba está muy bien, ya lo hemos visto en otras tantas obras, sin embargo ha habido momentos en los que he perdido el hilo. Siendo los relatos extensos y expuestos muchas veces (sino todas) de a tres, tuve la sensación de estar leyendo dos historias diferentes en varias oportunidades. De pronto comenzaba a hablar Anciano y yo me veía obligada a pensar “¿qué hace este personaje aquí?, ¿de qué habla?” porque ya no recordaba que esos relatos que había yo leído eran los que él había estado leyendo dentro de la historia. Es probable que esto haya sido culpa mía o del formato ePub, que con sus limitaciones visuales me generaba paradas y revisión a lo ya leído, sin embargo no puedo dejar de mencionarlo porque creo que es algo que puede evitarse. El lenguaje es sencillo (cosa que aplaudo), no así el estilo. Me he topado con muchos párrafos que debía releer para comprender a qué se refería, hasta que en algún punto comencé a ignorar mis dudas individuales e intentar analizarlos desde un punto más global para poder continuar con la lectura. Referencias, comparaciones e imágenes confusas pueden llegar a entorpecer el entendimiento y otras cosas importantes en una lectura con la profundidad que supone una obra como esta, que se presume como una especie de autobiografía englobada en una historia de fantasía.Con respecto a la edición y maquetación, aún contiene algunos errores, cosa que no me resultaría relevante si fuese la primera edición, pero es la tercera. Desde el punto de vista de una autora que se desequilibra cuando descubre en su propio libro un error (que sí los hay, claro), animo al autor a releer su obra para identificarlos.
Experiencia personal
He tenido la suerte de hablar con el autor y con su ilustradora, y a ambos les he sido sincera con mi experiencia al leer el libro, cosa que me parece sumamente importante de parte de un lector. Sin llegar a un extremo de convertirme en hater sin fundamentos, les he comentado que no pude conectar con la historia. La obra se supone un autoanálisis del autor dentro del contexto de la bipolaridad, sin embargo me costó mucho encontrar ese matiz. Cuando Hombre conversaba con Anciano sobre lo que había descubierto en aquellos textos que le presentaba, tenía la sensación de que no me estaba diciendo nada nuevo ni extravagante, sino las apreciaciones de cualquier persona que comienza a madurar. Y está bien, está desentrelazando su existencia, pero ¿y la oscuridad?, ¿y la bipolaridad? Los únicos momentos en los que pude haber hecho conexión con el autor, con su intimidad, con su conflicto, son aquellos en los que cuenta sus experiencias de internación o complicaciones con sus allegados, los cuales son mostrados de una manera, a mi ver, muy superficial, como superados desde hace rato. Esta superación no me deja aferrarme a su condición de bipolaridad como una mala experiencia, sino como algo que ya pasó, entonces no puedo sentir empatía alguna. El alcohol, que se roba gran parte del protagonismo a lo largo de la historia y por momentos parece ser el problema real y no un intento de escape o activador como se intenta presentarlo, más la presencia de ese "monstruo" que acecha a los personajes, le quita relevancia a lo que se supone es el centro de la historia. Le he aclarado al autor que eso que Hombre hace en el libro es algo que yo hago a diario, algo que es imprescindible para crecer, para madurar; mirar hacia atrás, analizar las cosas que uno escribía, pensaba y hacía en el pasado, reconocer los errores, cuestionarse uno mismo basado en valores, cualidades, sentimientos, etc. Fue por eso que no logré ver ningún conflicto debajo de algo tan natural como la introspección.Tuve la sensación, además, de que lo que más resalta en el libro es la superioridad de Hombre ante todos: Adolescente, Niño, Anciano y hasta el propio lector. Puedo llegar a comprender un subidón de autoestima al comprenderse maduro, pero no hacía falta menospreciar a todos los demás, y menos al lector. Recuerdo que hubo un par de frases muy incómodas y directas, en las que parece que aquello de que “el libro no supone una guía” es completamente falso. Esto me resultó muy chocante, porque no es un personaje el que hace ese tipo de acotaciones, sino el propio autor a través de él, ya que el libro se supone autobiográfico y casi todos los personajes (dentro y fuera de la cabaña) hacen referencia a él mismo. Todo esto ha sido minimizado con más autoanálisis en los diálogos, sin embargo no ha sido suficiente para mí, porque al final la balanza siempre se inclina hacia la superioridad ante todo y todos. Es por eso que no he logrado encontrar la oscuridad, la bipolaridad, el laberinto. Solo he visto a un hombre llegar a creerse mejor que todos en su afán de vencer sus propias debilidades, a un hombre que intenta llegar a la cima de sí mismo aunque tenga que trepar sobre los cansados cuerpos de la gente que ha intentado ayudarlo, y sin ánimos de spoilear ni de ofender (aunque me resulta difícil no hacerlo al ser honesta) esto también está en el libro, como parte de otro diálogo de autocrítica que desemboca en el final de la historia. Es un buen intento, muy realista de hecho, pero como he dicho antes mi balanza no me dejó incorporarlo como algo natural, sino que lo notó como algo forzado para intentar minimizar la seguridad de Hombre, expuesta durante las 300 páginas anteriores. He hablado con el autor sobre esta sensación y me ha aclarado que lo que quería mostrar era que Hombre intentaba superarse, no que ya lo había superado todo, sin embargo no fue lo que yo vi. De cualquier manera, mi apreciación tiene mucho que ver con mi forma de comprender la vida, algo que como autores no podemos manejar; no se puede estar aclarando lo que uno quiso decir a cuanto lector nos haga una reseña. Hubo y habrá quienes encuentren esa debilidad, esa oscuridad, ese dolor; creo que aquellas personas que conocen al autor personalmente o han sido parte de su vida, han llegado a ver lo que él quiso expresar sin ningún impedimento, lo cual refuerza mi sensación de que aquellos momentos más íntimos (los generadores de empatía) han sido expresados de forma casi trivial en el libro, generando esa brecha entre lectores. Cuando lo que se pretende es mostrar lo que se ha sangrado para llegar a un punto de paz, la mejor manera no es hacerlo a través de la fantasía, sino del realismo, porque aquellos que no hemos tenido jamás esa experiencia que intenta mostrarse, no la veremos desnuda, cruda y real, sino disfrazada de autocompasión o cubierta por nuestra propia ignorancia.
En definitiva, le he dado a “La cabaña” una valoración de 3/5 en Goodreads, lo cual (a mi entender) es un buen puntaje. No puedo darle más por simple compromiso, no es ético de mi parte, y tampoco menos por una cuestión de gustos o sentimientos personales respecto al contenido. No es fácil hablar sobre una obra en la que el autor ha volcado su vida sin llegar a ofenderlo o hacerlo sentir mal, pero ya he hablado con él al respecto, y los seguidores de este blog saben ya (supongo) cual es mi espíritu a la hora de analizar y opinar, así que cumplo hoy con mi promesa de reseña de la lectura conjunta siendo honesta, clara y lo más objetiva posible.Como he dicho al principio, siempre recomendaré leer los libros que reseñe, más allá de mis apreciaciones, porque todo libro se hace de a dos: escritor y lector; y si bien el escritor tiene muy en claro qué es lo que ha querido mostrar, hay tantos lectores como vidas en el mundo y no veremos todos los mismo, JAMÁS. Es por eso que una reseña debe ser personal y no significar nunca algo absoluto.
Dejaré el link hacia Goodreads para que puedan conocer un poco más sobre el autor, acceder a sus sitios web y leer otras reseñas, tanto de “La Cabaña” como del resto de sus obras.
Goodreads Author - Víctor García Fernández
"La cabaña", reseñas de Goodreads
La lectura comenzó el 21 de junio de este año y culminó el 21 de julio, y debo decir que terminé muy justo el día 20, ya que esta lectura fue para mí un desafío por varios motivos.El primero de ellos fue que hacía mucho que no lograba terminar de leer un libro. Tenía muy abandonada la lectura por preferir escribir, llevar el blog, ver series y películas, y vivir, claro. Así que cuando Vlad me propuso participar me pareció una buena forma de retomar el ritmo y vencer a la pereza; sin embargo, me costó muchísimo hacerme a la idea de que todos los días debía leer un poco como parte de mi rutina. Esto desemboca en el segundo motivo, el cual se ve a simple vista; el hecho de haber tenido que obligarme a leer significa para mí una sola cosa: si no me hubiese comprometido, muy probablemente no lo habría terminado.
Esta reseña se dividirá en dos partes: la literaria (desde mi punto de vista como autora) y la personal (como lectora). En la primera les hablaré de la estructura, la realización y la idea del libro, y en la segunda les contaré qué fue lo que sentí al leerlo y por qué. Demás está decir que esta es solo mi experiencia, no una verdad absoluta, y que la mejor manera de tener una opinión sobre un libro es leyéndolo; así que, me haya gustado a mí o no, siempre recomendaré leerlo, a este y a todos los que reseñe de ahora en más. Puedes consultar ESTA ENTRADA DEL BLOG sobre cómo hacer una reseña lo más objetiva y útil posible, tanto para el autor como para otros lectores.
Primera parte: estructura, realización, idea.
Sinopsis: Un anciano conoce a un niño, un adolescente y un hombre que, guiados por una misteriosa niña, dan con su cabaña en un lugar del que poco saben. Juntos tratarán de hallar una salida al laberinto que su existencia les ha propuesto para poder llevar una vida con cierta paz y salud mental.La cabaña es un libro escrito en diferentes estados producidos por un trastorno bipolar. Contiene fragmentos creados en fases depresivas severas, así como otros que describen el proceder de sus protagonistas en fases maníacas agudas.
Se trata de una historia de búsqueda de algún tipo de salvación a una vida marcada por muchos de los síntomas asociados a la enfermedad maníaco depresiva. En ningún caso supone una guía o contiene estrategias adecuadas para la consecución de eutimia en la enfermedad, más bien muestra a qué extremos puede llegar el ser humano con esta patología al dejarse llevar por sus diferentes fases.
En su nueva edición presenta una maquetación tan mejorada como detalladas son las ilustraciones que acompañarán al lector por el laberíntico camino que conduce a la psicosis.
La novela nos presenta como escenario principal una cabaña, en la cual vive Anciano. Niño, Adolescente y Hombre lo visitan regularmente, siempre acompañados de una misteriosa niña. A través de la convivencia y de la lectura de relatos (escritos por los mismos personajes), se dan a la tarea de desentrañar su existencia.En lo que respecta a estructura literaria, diré que la idea de incorporar relatos independientes dentro de una historia que los engloba está muy bien, ya lo hemos visto en otras tantas obras, sin embargo ha habido momentos en los que he perdido el hilo. Siendo los relatos extensos y expuestos muchas veces (sino todas) de a tres, tuve la sensación de estar leyendo dos historias diferentes en varias oportunidades. De pronto comenzaba a hablar Anciano y yo me veía obligada a pensar “¿qué hace este personaje aquí?, ¿de qué habla?” porque ya no recordaba que esos relatos que había yo leído eran los que él había estado leyendo dentro de la historia. Es probable que esto haya sido culpa mía o del formato ePub, que con sus limitaciones visuales me generaba paradas y revisión a lo ya leído, sin embargo no puedo dejar de mencionarlo porque creo que es algo que puede evitarse. El lenguaje es sencillo (cosa que aplaudo), no así el estilo. Me he topado con muchos párrafos que debía releer para comprender a qué se refería, hasta que en algún punto comencé a ignorar mis dudas individuales e intentar analizarlos desde un punto más global para poder continuar con la lectura. Referencias, comparaciones e imágenes confusas pueden llegar a entorpecer el entendimiento y otras cosas importantes en una lectura con la profundidad que supone una obra como esta, que se presume como una especie de autobiografía englobada en una historia de fantasía.Con respecto a la edición y maquetación, aún contiene algunos errores, cosa que no me resultaría relevante si fuese la primera edición, pero es la tercera. Desde el punto de vista de una autora que se desequilibra cuando descubre en su propio libro un error (que sí los hay, claro), animo al autor a releer su obra para identificarlos.
Experiencia personal
He tenido la suerte de hablar con el autor y con su ilustradora, y a ambos les he sido sincera con mi experiencia al leer el libro, cosa que me parece sumamente importante de parte de un lector. Sin llegar a un extremo de convertirme en hater sin fundamentos, les he comentado que no pude conectar con la historia. La obra se supone un autoanálisis del autor dentro del contexto de la bipolaridad, sin embargo me costó mucho encontrar ese matiz. Cuando Hombre conversaba con Anciano sobre lo que había descubierto en aquellos textos que le presentaba, tenía la sensación de que no me estaba diciendo nada nuevo ni extravagante, sino las apreciaciones de cualquier persona que comienza a madurar. Y está bien, está desentrelazando su existencia, pero ¿y la oscuridad?, ¿y la bipolaridad? Los únicos momentos en los que pude haber hecho conexión con el autor, con su intimidad, con su conflicto, son aquellos en los que cuenta sus experiencias de internación o complicaciones con sus allegados, los cuales son mostrados de una manera, a mi ver, muy superficial, como superados desde hace rato. Esta superación no me deja aferrarme a su condición de bipolaridad como una mala experiencia, sino como algo que ya pasó, entonces no puedo sentir empatía alguna. El alcohol, que se roba gran parte del protagonismo a lo largo de la historia y por momentos parece ser el problema real y no un intento de escape o activador como se intenta presentarlo, más la presencia de ese "monstruo" que acecha a los personajes, le quita relevancia a lo que se supone es el centro de la historia. Le he aclarado al autor que eso que Hombre hace en el libro es algo que yo hago a diario, algo que es imprescindible para crecer, para madurar; mirar hacia atrás, analizar las cosas que uno escribía, pensaba y hacía en el pasado, reconocer los errores, cuestionarse uno mismo basado en valores, cualidades, sentimientos, etc. Fue por eso que no logré ver ningún conflicto debajo de algo tan natural como la introspección.Tuve la sensación, además, de que lo que más resalta en el libro es la superioridad de Hombre ante todos: Adolescente, Niño, Anciano y hasta el propio lector. Puedo llegar a comprender un subidón de autoestima al comprenderse maduro, pero no hacía falta menospreciar a todos los demás, y menos al lector. Recuerdo que hubo un par de frases muy incómodas y directas, en las que parece que aquello de que “el libro no supone una guía” es completamente falso. Esto me resultó muy chocante, porque no es un personaje el que hace ese tipo de acotaciones, sino el propio autor a través de él, ya que el libro se supone autobiográfico y casi todos los personajes (dentro y fuera de la cabaña) hacen referencia a él mismo. Todo esto ha sido minimizado con más autoanálisis en los diálogos, sin embargo no ha sido suficiente para mí, porque al final la balanza siempre se inclina hacia la superioridad ante todo y todos. Es por eso que no he logrado encontrar la oscuridad, la bipolaridad, el laberinto. Solo he visto a un hombre llegar a creerse mejor que todos en su afán de vencer sus propias debilidades, a un hombre que intenta llegar a la cima de sí mismo aunque tenga que trepar sobre los cansados cuerpos de la gente que ha intentado ayudarlo, y sin ánimos de spoilear ni de ofender (aunque me resulta difícil no hacerlo al ser honesta) esto también está en el libro, como parte de otro diálogo de autocrítica que desemboca en el final de la historia. Es un buen intento, muy realista de hecho, pero como he dicho antes mi balanza no me dejó incorporarlo como algo natural, sino que lo notó como algo forzado para intentar minimizar la seguridad de Hombre, expuesta durante las 300 páginas anteriores. He hablado con el autor sobre esta sensación y me ha aclarado que lo que quería mostrar era que Hombre intentaba superarse, no que ya lo había superado todo, sin embargo no fue lo que yo vi. De cualquier manera, mi apreciación tiene mucho que ver con mi forma de comprender la vida, algo que como autores no podemos manejar; no se puede estar aclarando lo que uno quiso decir a cuanto lector nos haga una reseña. Hubo y habrá quienes encuentren esa debilidad, esa oscuridad, ese dolor; creo que aquellas personas que conocen al autor personalmente o han sido parte de su vida, han llegado a ver lo que él quiso expresar sin ningún impedimento, lo cual refuerza mi sensación de que aquellos momentos más íntimos (los generadores de empatía) han sido expresados de forma casi trivial en el libro, generando esa brecha entre lectores. Cuando lo que se pretende es mostrar lo que se ha sangrado para llegar a un punto de paz, la mejor manera no es hacerlo a través de la fantasía, sino del realismo, porque aquellos que no hemos tenido jamás esa experiencia que intenta mostrarse, no la veremos desnuda, cruda y real, sino disfrazada de autocompasión o cubierta por nuestra propia ignorancia.
En definitiva, le he dado a “La cabaña” una valoración de 3/5 en Goodreads, lo cual (a mi entender) es un buen puntaje. No puedo darle más por simple compromiso, no es ético de mi parte, y tampoco menos por una cuestión de gustos o sentimientos personales respecto al contenido. No es fácil hablar sobre una obra en la que el autor ha volcado su vida sin llegar a ofenderlo o hacerlo sentir mal, pero ya he hablado con él al respecto, y los seguidores de este blog saben ya (supongo) cual es mi espíritu a la hora de analizar y opinar, así que cumplo hoy con mi promesa de reseña de la lectura conjunta siendo honesta, clara y lo más objetiva posible.Como he dicho al principio, siempre recomendaré leer los libros que reseñe, más allá de mis apreciaciones, porque todo libro se hace de a dos: escritor y lector; y si bien el escritor tiene muy en claro qué es lo que ha querido mostrar, hay tantos lectores como vidas en el mundo y no veremos todos los mismo, JAMÁS. Es por eso que una reseña debe ser personal y no significar nunca algo absoluto.
Dejaré el link hacia Goodreads para que puedan conocer un poco más sobre el autor, acceder a sus sitios web y leer otras reseñas, tanto de “La Cabaña” como del resto de sus obras.
Goodreads Author - Víctor García Fernández
"La cabaña", reseñas de Goodreads
Published on September 08, 2019 19:31
Pablo Rojas: Biografía
Pablo Rojas
nació el 11/10/1988 en Barrio Cerro, Montevideo, Uruguay. Comenzó a adentrarse en el mundo de la literatura como un simple entretenimiento, y hoy en día lleva publicadas cuatro novelas (dos de ellas serán reeditadas y actualizaré esta página cuando estén nuevamente disponibles).
Redes sociales
Twitter: Paul Red
Facebook personal: Pablo Alejandro Rojas Camacho
Página de autor: Paul Red
Página de autor en AutoresEditores: Pablo Rojas
Blog personal: Pablo Rojas Escritor
Obras publicadas
30 de Febrero (Viajes en el tiempo)
Versión física (AutoresEditores)
Versión física y digital (Amazon)
La melodía de la venganza
Versión digital (Amazon)
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La melodía de la venganza
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Published on September 08, 2019 19:27
August 26, 2019
Taller literario 27: Hablemos de la reseña
Es sabido (o debería serlo) que no todo el mundo verá a una obra de la misma manera. Además, leer un libro es algo que se hace de a dos, el autor y el lector, por lo que es prácticamente imposible que todas las combinaciones den el mismo resultado.Hay lectores que se buscan a sí mismos en las historias, otros buscan perderse en ellas; unos pueden asombrarse con cosas que para otros son muy comunes. Es por eso que una reseña no cumple otra función más que contar qué nos gustó y qué no de lo que hemos leído, lo cual no significa que el libro sea bueno o malo como un todo.
Una reseña debe ser personal y clara, y si es posible, objetiva y literaria, pero nunca será una verdad absoluta más que para quien la haya escrito.
Como autores podemos llegar a leer opiniones hasta extrañas sobre nuestras obras; pensar “wow… ¿cómo demonios llegaste a esa conclusión?” o incluso sentir la necesidad de salir a explicar que no fue eso lo que quisimos decir. Pero debemos tener plena consciencia de que “el otro no es uno” (si, así como en la vida), y dejar que el lector interprete nuestras palabras a su gusto. En todo caso, si vemos que todas nuestras reseñas son idénticas en extrañeza, podremos replantearnos nuestra forma de expresarnos (si quieres, claro) o buscar a nuestros lectores en otra parte, porque quizás es allí donde está el problema.Que el lector interprete tus palabras a su gusto se debe a que existen un montón de cosas (completamente ajenas al autor) que juegan a favor o en contra en su análisis de la obra: ideologías, costumbres, experiencias personales, otras historias, y hasta el humor con el que se haya levantado el día que decidió reseñar tu libro. Es por eso que he hablado tantas veces sobre la importancia de la objetividad, sobre todo en esta etapa de aprendizaje en la que nos encontramos.Como lectores, deberíamos ser objetivos y bien claros a la hora de realizar una reseña. No podemos simplemente decir “es un libro horrible” sin explicación alguna o refugiarnos en un “es muy profundo” que no expresará absolutamente nada (bueno, yo quizás lo interprete como un “no lo entendí muy bien, pero no voy a reconocerlo ni quiero hacer una reseña negativa”. Ya he hablado sobre esto en otra entrada). Y como autores, no podemos andar por la vida a los gritos diciéndole a la gente “¡no lo entendiste!” ni reaccionando como criaturas caprichosas ante una mala opinión. Si el lector que reseña es un hater: ignóralo. De lo contrario, toma las recomendaciones del lector que reseña para ver qué quiere, qué necesita, qué busca, y cómo puedes ofrecerle eso. NO, eso no matará tu estilo, ¡basta de repetir esa frase tan mediocre! Nunca olvides que tú eres el que elige el grupo al que se dirige, y si entras a Wattpad ofreciendo una novela histórica sobre la vida de la prima hermana del vecino de Domingo Faustino Sarmiento, probablemente nadie te leerá. Los que están mal no son ellos, eres tú que vas a la playa con pullover. Supéralo.Por otro lado, si ves que todas tus reseñas se fundamentan en un error, quizás sí seas tú el que no está expresándose de la forma correcta. Pero cualquier otra opinión ya no es tu culpa y deberás respetarla, analizarla, y utilizarla para mejorar en tus trabajos futuros.Si hay algo que, insisto, no hay que perder, es el ánimo de un escritor novel e independiente. Renuncia a la soberbia y al egocentrismo, sé maduro, toma lo que te sirva y el resto déjalo ser.
Ahora, volviendo a la forma correcta de realizar una reseña, te diré qué aspectos podrías tener en cuenta:Ten siempre presente que las ideologías, pensamientos y gustos del autor son independientes de los de los personajes. Que el protagonista sea un pedófilo o un asesino, no significa que el autor esté exteriorizando sus deseos ocultos a través de él.Un libro no hace apología de nada si el lector no lo permite, así que evita comentarios del tipo “las niñas aprenderán que así es el amor” frente a, por ejemplo, relaciones tóxicas en las historias. Desde el principio la literatura fue un reflejo de la sociedad, no un manual para la vida en ella. Si quieres que las historias cambien: cambia la sociedad en la que vives. Deja de culpar a la televisión y a los libros de tus malas decisiones. Los escritores no tenemos la obligación de enseñarte valores y moral. Basta. Opina sobre el personaje, no sobre el autor, refiérete al punto uno si no logras comprender esto.
Hay un pensamiento súper anticuado sobre que la televisión miente y los libros dicen la verdad. Pues no, ni lo uno ni lo otro. No pesa sobre nadie más que el receptor la interpretación del mensaje, venga de donde venga.Toda historia tiene algo bueno. Aprende a separar la trama del tema, y a su vez separa la historia de lo relacionado a la estructura, el lenguaje, el estilo, la presentación, edición, maquetación, etc. Por eso eres parte de este taller, para que puedas ver todo esto en tus lecturas y no solo la trama. Quizás la trama te pareció algo cliché, pero el autor tiene un estilo que logra cautivarte y no has podido dejar de leer a pesar de que sabías cómo iba a terminar. O quizás está muy mal escrita y la trama no tiene ni pies ni cabeza, pero debes reconocer el nivel de delirio imaginativo del autor, que con trabajo y esfuerzo podría convertirla en una obra literaria, si quisiera.Recuerda que otros lectores recurrirán a tu reseña para decidir sus lecturas, es por eso que deberías ser lo más objetivo y equilibrado posible a la hora de dar tu opinión, no solo porque podrías privar a alguien más de una lectura que quizás disfrute aunque tú no lo hayas hecho, sino porque además de sugestionar a futuros lectores afectarás al autor a nivel social y comercial. Y esto no es por el interés de volverse uno rico y famoso, sino porque requiere un gran esfuerzo (psicológico, físico y económico) la publicación, y uno espera al menos poder encontrar a sus lectores para recuperar la inversión y seguir creciendo como escritor a través de sus opiniones. Siempre he sido sincera contigo en este taller, porque como he dicho más arriba, “la literatura es algo que se da de a dos”, así que sé honesto, pero no hiriente, y nunca olvides lo que significa para nosotros “ser independientes”: mucho trabajo y mucho esfuerzo. No lo desvalorices, por favor.Nunca mientas por compromiso, porque así como mostrando solo lo peor puedes complicarle la vida al escritor, diciendo que “¡es una obra magnífica, sin precedentes!” porque lo escribió un amigo y hay que apoyarlo (o vas a obtener algo a cambio), le generarás un problema a otros lectores, a esos que invierten en la literatura. Bien sabes que un libro no es algo económico, y por eso no deberías engañar a la gente. Sé honesto y piensa en los demás, siempre.En fin... Dicho todo esto (¿he olvidado algo?) doy por inaugurada la sección de reseñas del blog, donde serán expuestas todas aquellas que lleguen a mi dirección de correo y que cumplan, claro está, con las reglas de convivencia expuestas en este sitio (¿cuáles reglas? Pues, estas )Se recibirán reseñas tanto de libros como de películas y series, y no me haré cargo de la ortografía y gramática de las mismas, así que demuestren su amor por la literatura haciendo su mejor esfuerzo. ¿Tienes algo para reseñar?
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Published on August 26, 2019 21:41


