Sebastian Uribe Díaz > Recent Status Updates

“A lo mejor hablamos de esto la noche anterior.
Pero prefiero no hacerle ninguna pregunta. No por vergüenza ni miedo a lo desconocido, sino para no romper la intimidad que existe entre nosotros”.

«Comí otro bocado esperando que fluyeran recuerdos,no propios porque no era un sabor de mi infancia,pero parecía un gusto lo suficientemente neutro y universal como para ser evocativo a un nivel no personal(…) creo que esperaba ver algo así como la conciencia del mundo.Pero en lugar de recuerdos lo único que apareció fueron imágenes.Imágenes de fotos vistas en internet»

«Me pregunta qué pinto. Le digo que soy conceptual. Ya no me pregunta más nada».

“Dejo el taller mecánico y abandono ahí mi coche. Ya no me queda nada. Hay que tener coraje para hacer algo así, dejar lo único que uno tiene. El perro lo regalé cuando me mudé al departamento, que es alquilado, y mi novia me dejó hace tres semanas por mi mejor amigo”.

El fino cruel humor de los húngaros.

La aparición estelar de Jorge Mario Bergoglio aka Pancho I🌟

«No es que no entienda que tengamos que morir, lo que no entiendo es que tengamos que vivir, pensó el barón Béla Wenckheim».

“(…) el temor, el cual es tan, tan importante que estoy dispuesto incluso a repetir, esto es broma, porque siempre estoy repitiendo algo, a repetir, repito, que toda cultura es obra del temor y de ahí proviene el orden de las ideas…”

“Esta ciudad sin casi monumentos ni museos, solo gente viviendo su vida como la vivimos nosotros, traicionando, matándose, pero luego cumpleaños, graduaciones, días feriados”.

“La guerra y el marketing. Las maneras más desagradables y enfermizas de hacer dinero”.

“En literatura, la sinceridad es un método, no un fin. El escritor no está para decir su verdad, sino para revelar de qué están hechas las mentiras suyas y del resto”.

“En Chile nada es serio ni real, todo tiene perfume a patio escolar. Todo intento de inventar historias choca con la tía abuela o el primo que se siente ofendido por usar sus historias, o que con una sonrisa irónica desestiman tus intentos de fabular, de inventar, de respirar más allá del encierro”.

“Lo que Sciascia siempre supo terminó también por ser cierto para él: el fascismo en Italia y fuera de ella no necesita la fuerza para imponerse. El silencio y el mito bastan. El sueño de la razón no es el que produce monstruos, sino su inconciencia, la pasividad de los que se supone son sus portadores. Sciascia vivió despierto en un mundo que después de él prefirió y prefiere seguir durmiendo en paz”.

“Una y otra vez las novelas de Sciascia son una advertencia contra una sociedad que se duerme, que cree imposible que la democracia de paso al totalitarismo”.

“Hasta que sus predicciones dejaron de ser exactas y el Zarévich, herido por la revolución -no la bolchevique en este caso, sino la de Pinochet y sus Chicago Boys-, volvió a creer en lo único que no podía defraudar-lo: los libros que leía escondido en el fondo del bus, la ciudad vacía en horas de oficina que recorría de arriba abajo como hipnotizado consigo mismo”

“Con cálculo y dedicación, no he escrito en mi vida más que cartas para probarles a los más exigentes críticos que no soy el simple payaso que por lo demás me encanta ser”.

“Mi abuela, que había vivido un exilio antes, sabía que el verdadero sentido de esa condena no era separarte de tu territorio sino disgregar tu tribu, acabar con esa fuerza ante todo política: la familia, la pareja, los hijos, la herencia improbable”.

“Mi padre, con una sonrisa suave, con una gracia única, parecía decir a mi abuela por todos sus poros que no la había escogido, que de poder escoger no la habría elegido a ella por madre. Yo en cambio sí había elegido a mi abuela. Con fe militante había tomado su partido. Era su hijo por elección, era así el hermano de mi padre y su enemigo”.

“Todo conspiró para hacerla partícipe de la misma guerra contra los rubios, de la misma rebelión de los morenos. Éramos niños juntos, perdidos en nuestros respectivos patios escolares, mirándonos a cincuenta años de distancia, atravesando de una sola mirada esos cincuenta años hasta conjurar para siempre nuestra respectiva”.

“Un hombre era también eso para mí: alguien calmado, retirado, triste a veces, que se salva una y otra vez de la muerte”.

“La historia de nuestras madres no está en la militancia ni en el alero de las vencedoras. Sobrevivieron y lo siguen haciendo. De campamentos a piezas de allegados. Y de ahí, a los departamentos del subsidio. Trabajos miserables e hijas que alimentar. Fueron las que resistieron de otro modo, mientras un país caía a mendrugos”.

“ni siquiera bromeaban al respecto, sino que aceptaban el hecho, como ocurría con todo en ese país, (…) la gente tendía a interpretar los hechos de ese modo, como algo dado, como algo que ocurría, cosa del destino, consecuencia de quién sabe qué complejas coincidencias, de manera que era preferible no indagar ni en el porqué ni en el cómo”.

“ Eso es el amor, pienso (y quiero) yo: la total libertad dentro de la perfecta comunión”.

“El batallón que nos sustituyó lleva ya 10 muertos: salí de allí en el momento oportuno, y en ese aspecto me puedo felicitar por una buena dosis de suerte. Por lo que se refiere a la guerra, (claro, porque en cuanto a aislamiento y soledad la mejoría ha sido nula”.

Con el corazón en la mano.