Marisolera > Marisolera's Quotes

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  • #1
    Alan Bennett
    “Considero la literatura (...) como un vasto país hacia las fronteras del cual viajo, pero a las que nunca llegaré. Y he empezado demasiado tarde. Nunca me podré poner al día.”
    Alan Bennett, The Uncommon Reader

  • #2
    Jonathan Carroll
    “¿Debemos optar por permanecer en el interior del paraíso del pasado el mayor tiempo posible o volver a nuestro anodino presente en el que, por lo general, las únicas cosas que anhelamos son el fin de semana, nuestro programa de televisión favorito, un sexo mediocre de vez en cuando, o ir a dormir por la noche?”
    Jonathan Carroll, The Ghost in Love

  • #3
    Caitlin Moran
    “Comer compulsivamente es la adicción que eligen las personas que tienen que cuidar de otros, y ése es el motivo de que se considere la adicción de menor rango. Es una manera de joderte a ti misma mientras te mantienes completamente operativa, porque no te queda más remedio. La gente gorda no se permite el «lujo» de que su adicción les convierta en alguien inútil, caótico, o en una carga. En vez de eso, se autodestruyen poco a poco sin molestar a nadie. Y esto explica que sea con tanta frecuencia una adicción elegida por las mujeres. Todas las mamás que comen sin hacer ruido. Todos los KitKats en el cajón de la oficina. Todos los momentos de infelicidad, a altas horas de la noche, captados sólo por la luz de la nevera.”
    Caitlin Moran, How to Be a Woman

  • #4
    Caitlin Moran
    “Los abortos inducidos nunca se ven como algo positivo, al contrario de lo que ocurre con cualquier otra operación que remedie un estado que pueda resultar nocivo para tu vida. Las mujeres nunca hablan públicamente de sus abortos mostrando gratitud y alivio. No hay tarjetas con «¡Suerte con tu píldora del día siguiente!». La gente no bromea sobre ello, a pesar de que los mejores chistes son sobre temas polémicos y se ríen de todo, incluyendo el cáncer, Dios o la muerte.”
    Caitlin Moran, How to Be a Woman

  • #5
    Caitlin Moran
    “Pero lo que no había esperado eran las caras: las caras de las mujeres. Los rostros de los hombres eran lo que cabía imaginar; famosos o no famosos, los hombres parecen…, bueno, eso, hombres. Hombres de cuarenta, cincuenta y sesenta años. Hombres con dinero, bien cuidados, sin grandes preocupaciones. Hombres que pasan las vacaciones en un lugar donde el sol está asegurado, y a quienes les gusta la ginebra.
    Pero las mujeres: oh, las mujeres parecen todas iguales.
    Las pocas veinteañeras o de treinta y pocos no contaban. A esa edad parecen normales. Pero, cuando se acercan a los treinta y cinco, treinta y seis, treinta y siete, empiezan a aparecer los primeros rasgos de homogeneidad. Labios que no se deterioran como sería de esperar, labios que parecen inflarse hacia arriba y hacia fuera, de forma ilógica, con el mohín de Elvis. Frentes brillantes, estiradas. Algo indefinible, pero definitivamente extraño en las mejillas y en la mandíbula. Ojos estáticos muy abiertos, como si estuvieran en Harley Street[168] y acabaran de ver su última factura.
    Es como si sus criadas de Europa del Este les hubieran lavado y planchado el vestido, el abrigo y la cara, todo al mismo tiempo. Como si en el lavadero, a las once de la noche, las caras de estas mujeres durmieran colgadas de perchas de palisandro, rociadas con aroma de verbena.”
    Caitlin Moran, How to Be a Woman

  • #6
    Caitlin Moran
    “No puedo creer que hayamos llegado a un punto en el que nos cuesta dinero tener un coño. Nos están obligando a pagar por el cuidado y mantenimiento de nuestra entrepierna como si se tratara de un jardín de la comunidad. Es un impuesto oculto. El IVA del coño. Es un dinero que deberíamos gastarnos en la FACTURA DE LA ELECTRICIDAD, en QUESO y en BOINAS. En vez de eso, lo estamos gastando en hacer que nuestros chihuahuas parezcan una repulsiva pechuga de pollo del Lidl. MALDITAS seáis, costumbrespornográficas-que-habéis-conseguido-meteros-en-mis-bragas. ¡MALDITAS SEÁIS!”
    Caitlin Moran, How to Be a Woman

  • #7
    Laura Esquivel
    “—Señor, no es por vicio ni por fornicio sino por dar un hijo a tu servicio.”
    Laura Esquivel, Like Water for Chocolate

  • #8
    “Cuando mi piel recuperó un tono uniforme, dormí con otro hombre y descubrí, al ver mis manos torpemente tiradas en la sábana a ambos lados de mi cuerpo, que había olvidado qué hacer con ellas.”
    Elizabeth McNeill, Nine and a Half Weeks: A Memoir of a Love Affair

  • #9
    “No te hieras pensando en tus debilidades ni en tus faltas: eres imperfecta, y si te das cuenta de ello serás menos infeliz...”
    Mary Ann Clark Bremer, Una biblioteca de verano

  • #10
    Mary Ann Shaffer
    “Los libreros de verdad, incorregibles, como Sophie y yo, no saben mentir. La cara siempre nos delata. Una ceja levantada o una mueca revelan que el libro no merece la pena, y entonces los clientes inteligentes piden que les recomendemos otra cosa, con lo cual los llevamos a la fuerza hasta un volumen en concreto y les ordenamos que lo lean. Si lo leen y les desagrada, nunca volverán. Pero si les gusta, serán clientes para toda la vida.”
    Mary Ann Shaffer, The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society

  • #11
    Gabriel García Márquez
    “ahora que eres joven para sufrir todo lo que puedas —le decía—, que estas cosas no duran toda la vida.”
    Gabriel Garcí­a Márquez, El amor en los tiempos del cólera

  • #12
    Gabriel García Márquez
    “siguió evocando hasta el amanecer las excelencias del marido, sin reprocharle otra deslealtad que la de haberse muerto sin ella, y redimida por la certidumbre de que nunca había sido tan suyo como lo era entonces, dentro de un cajón clavado con doce clavos de tres pulgadas, y a dos metros debajo de la tierra.
    —Soy feliz —dijo— porque sólo ahora sé con seguridad dónde está cuando no está en la casa.”
    Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera

  • #13
    Gabriel García Márquez
    “Le había enseñado que nada de lo que se haga en la cama es inmoral si contribuye a perpetuar el amor. Y algo que había de ser desde entonces la razón de su vida: la convenció de que uno viene al mundo con sus polvos contados, y los que no se usan por cualquier causa, propia o ajena, voluntaria o forzosa, se pierden para siempre.”
    Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera
    tags: fuck, love

  • #14
    Margaret Atwood
    “Vosotros los jóvenes no sabéis apreciar las cosas, proseguía. No sabéis lo que hemos tenido que pasar para lograr que estéis donde estáis. Míralo, es él quien pela las zanahorias. ¿Sabéis cuántas vidas de mujeres, cuántos cuerpos de mujeres han tenido que arrollar los tanques para llegar a esta situación?
    La cocina es mi pasatiempo predilecto, decía Luke. Disfruto cocinando.
    Un pasatiempo muy original, replicaba mi madre. No tienes por qué darme explicaciones. En otros tiempos no te habrían permitido tener semejante pasatiempo, te habrían llamado marica.
    Vamos, madre, le decía yo. No discutamos por tonterías.
    Tonterías, repetía amargamente. Las llamas tonterías. Veo que no entiendes. No entiendes nada de lo que estoy diciendo.”
    Margaret Atwood, The Handmaid’s Tale

  • #15
    Domingo Villar
    “También, desde el púlpito, don José había enseñado a los alumnos de diez años a decidir en situaciones límite: cuando un terrorista amenaza a la familia de un niño con una ametralladora y pide a ese niño que pise una Sagrada Forma para liberar a los suyos, el niño no tiene que pisarla, pues si el terrorista cumpliese su amenaza y disparase, su familia iría, entera y feliz, al cielo en santo martirio.”
    Domingo Villar, Ojos de agua

  • #16
    Fredrik Backman
    “Él era un hombre en blanco y negro. Y ella era el color. Todo el color de Ove.”
    Fredrik Backman, Un hombre llamado Ove

  • #17
    Fredrik Backman
    “De todo lo que creía que echaría de menos de su mujer, lo que más le gustaría poder hacer otra vez de verdad es precisamente eso. Cogerla de la mano”
    Fredrik Backman, A Man Called Ove
    tags: amor, love

  • #18
    Fredrik Backman
    “«Querer a alguien es como mudarse a una casa —solía decir Sonja—. Al principio nos encanta la novedad, nos asombra a diario el hecho de que sea nuestro todo aquello, como si temiéramos que alguien pudiera entrar de pronto y avisarnos de que se ha cometido un grave error y que de ninguna manera podemos quedarnos a vivir en un sitio tan bonito. Pero a medida que pasan los años, se deteriora la fachada, la madera se resquebraja aquí y allá, y uno empieza a tenerle cariño a la casa no por su perfección, sino por todas las imperfecciones. Aprendemos a conocer sus ángulos y rincones. Cómo evitar que la llave se quede encajada en la cerradura cuando hace mucho frío. Qué listones del suelo son los que ceden bajo nuestro peso al pisarlos y el modo exacto en que hay que abrir las puertas del armario para que no crujan. Y son todos esos pequeños secretos los que la hacen tuya».”
    Fredrik Backman, A Man Called Ove

  • #19
    Sylvia Plath
    “Y yo sabía que a pesar de todas las rosas y besos y cenas en restaurantes que un hombre hacía llover sobre una mujer antes de casarse con ella, lo que secretamente deseaba para cuando la ceremonia de boda terminase era aplastarla bajo sus pies como la alfombra de la señora Willard.”
    Sylvia Plath, The Bell Jar

  • #20
    Peter Høeg
    “Pienso en él sin camisa. A la luz de la lámpara. A la luz de las velas del árbol de Navidad. A la luz del gato ardiendo. Abandono el pensamiento. Vuelve a mí. Hay pensamientos que están impregnados de cola de pegar”
    Peter Hoeg

  • #21
    David Trueba
    “La ducha es un lugar de inspiración caro y antiecológico, pero las canciones saben a lluvia. Además es una manera de rebelarme contra los rigores de mi padre. Cuando vivía con él, bastaba que me oyera abrir el grifo de la ducha para golpear la puerta del baño desde fuera. ¡Esa agua, no hace falta gastar tanta para una ducha! ¡Cuando te enjabonas cierra el grifo! Si te sonabas los mocos bajo el chorro de agua, se indignaba. Pero, hombre de Dios, ¿tú sabes el agua que derrochas así?, me increpaba tras la puerta. ¿Crees que tus mocos merecen desperdiciar el agua de un río? El agua malgastada, la luz sin apagar, la nevera que no cierras porque dudas qué tomarte, la persiana levantada de noche si está encendida la calefacción, tirar el tarro de mermelada sin que quede cristalino hasta el fondo eran dispendios que no admitía. La música favorita de mi padre era la de la cucharilla golpeando el envase de un yogur mientras perseguía las últimas rebañaduras durante quince minutos. Clinc, clanc, clinc, clanc.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #22
    David Trueba
    “Nosotros somos gente normal. Ésa era la absurda definición que mi padre hacía de nosotros. Luché contra ello, con el deseo callado de no ser normal, de ser alguien especial. Pero nunca pude sacudirme de encima ese estigma, el de ser normal.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #23
    David Trueba
    “Siempre he estado convencido de que el primer mordisco de la enfermedad de mi madre se llevó lo que yo más quería: el beso de buenas noches. Yo pensé que, como el rezo juntos antes de dormir, era otra pérdida de la edad. Una más de las catástrofes de hacerte mayor. Como que dejara de ordenarme la ropa, de removerme el Cola-Cao o de preguntarme al volver del colegio si tenía muchos deberes. Un día las madres dejan de darte el beso de buenas noches,
    se fue el beso de buenas noches
    y vinieron la hipoteca del piso
    y las letras del coche,
    en mi caso una noche no llegó el beso y aguardé silencioso. La oscuridad se transformó en hostil, lúgubre, inhóspita. Puede que otras noches yo mismo la llamara, pero llega la noche en que no te sientes autorizado para gritarle mamá, ¿vienes? Y no viene nadie. Puede que cuando despiertas a la mañana siguiente seas más adulto, más independiente, pero esa noche tan sólo eres más infeliz. La segunda noche consecutiva sin beso, lloré en silencio. Sentí algo amputado adentro. Si te arrancan un brazo, dudo que duela como perder ese beso.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #24
    David Trueba
    “La peor consecuencia de la vejez es que los demás invaden tu intimidad. Ya nadie respeta las manías, las costumbres, tu forma particular de hacer las cosas, desde la higiene a la organización del día. Alguien, con la intención de ayudar, se ocupa de ti. Pero ocuparse de ti es ocupar tu territorio íntimo. La independencia perdida de mi padre le transformó en un señor malhumorado. La incapacidad para valerse solo le enfrentó con los demás.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #25
    David Trueba
    “Quien no ha perdido a quien quiere mientras le dice todo está bien, no pasa nada, no sabe lo que es el amor.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #26
    David Trueba
    “Yo atravesé el duelo gracias a ellos y descubrí que los amigos nunca se apenan del todo en tu desgracia, porque les ofrece la más hermosa oportunidad para demostrarte cuánto les importas, cuánto se preocupan por ti, cuán generosa es su disposición.”
    David Trueba

  • #27
    David Trueba
    “Es interesante aceptar sin traumas la idea de decepcionar a los demás, de no hacer lo que esperan de ti.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #28
    David Trueba
    “Si nos deja es para preparar, también un día, nuestra llegada al reino del Señor, para que seamos acogidos con esmero. No imaginé a mi padre con el empeño de prepararme una acogedora llegada al Cielo, ¿me dejaría allí ducharme sin gritarme que cerrara el grifo de una maldita vez? Me costaba imaginar el reencuentro del que hablaba el sacerdote. Como mucho mi padre me aguardaría con su oportuno te lo dije.”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #29
    David Trueba
    “Nos hacemos mayores, pero no nos hacemos mejores”
    David Trueba, Tierra de campos

  • #30
    David Trueba
    “Yo no respondí pero pensé que la diversión deja de ser diversión cuando se vuelve obligatoria.

    Tener veinte años sin tener veinte años era un esfuerzo que no me tentaba.”
    David Trueba, Tierra de campos



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