Rick Warren's Blog, page 457

El Cuerpo de Cristo te Necesita

“Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo”. 1 Corintios 12:27 (NTV)

Una de las razones por las que necesitas estar conectado con una familia de la iglesia es cumplir tu llamado de servir a otros creyentes de manera práctica. La Biblia dice: “Todos ustedes en conjunto son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es parte de ese cuerpo” (1 Corintios 12:27 NTV).

Tu servicio es esencial para el cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros tiene un rol que desempeñar, y cada rol es importante. No hay un servicio pequeño para Dios; todo importa.

Ningún ministerio en la iglesia es insignificante. Algunos son visibles, mientras que otros están ocultos y trabajan detrás de escena, pero todos son valiosos. Los ministerios pequeños u ocultos a menudo hacen la mayor diferencia. En mi hogar, la luz más importante no es la gran lámpara de nuestro comedor, sino la pequeña luz de noche que me impide golpearme el pie cuando me levanto en la oscuridad.

No hay correlación entre tamaño y significado. Cada ministerio importa porque todos dependemos unos de otros para funcionar.

Cuando una parte de tu cuerpo no funciona, te enfermas, y el resto de tu cuerpo sufre. Imagínate si tu hígado decidiera comenzar a vivir por sí mismo: “¡Estoy cansado! ¡Ya no quiero servir a tu cuerpo! ¡Quiero un año de descanso solo para ser alimentado! ¡Tengo que hacer lo mejor solo para mí! ¡Voy a dejar que otra parte se haga cargo!”

¿Qué pasaría? Tu cuerpo moriría.

Hoy en día, miles de iglesias locales están muriendo a causa de los cristianos que no están dispuestos a servir. Se sientan al margen como espectadores, y el cuerpo sufre.

Dios te llama a un servicio mucho más allá de lo que puedas imaginar. Te creó para una vida de buenas obras, que ya ha preparado para que hagas (consulta Efesios 2:10). Cuando sirves a otros, en realidad estás sirviendo a Dios.

Reflexiona sobre esto:

¿Por qué es difícil cumplir tu llamado dado por Dios sin otros creyentes a tu alrededor?
El tamaño de tu ministerio no refleja la importancia de tu ministerio. ¿Encuentras esa idea fácil o difícil de aceptar? ¿Por qué?
¿Cómo has visto a Dios usando un ministerio aparentemente insignificante para hacer una diferencia en tu vida o en la vida de alguien que conoces?

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The Body of Christ Needs You

One reason you need to be connected to a church family is to fulfill your calling to serve other believers in practical ways. The Bible says, “All of you together are Christ’s body, and each one of you is a separate and necessary part of it” (1 Corinthians 12:27 NLT).

Your service is essential to the body of Christ. Each of us has a role to play, and every role is important. There is no small service to God; it all matters.

No ministry in the church is insignificant. Some are visible, while some are hidden and work behind the scenes, but all are valuable. Small or hidden ministries often make the biggest difference. In my home, the most important light is not the large chandelier in our dining room but the little night-light that keeps me from stubbing my toe when I get up at night.

There is no correlation between size and significance. Every ministry matters because we are all dependent on each other to function.

When one part of your body fails to function, you get sick. The rest of your body suffers. Imagine if your liver decided to start living for itself: “I’m tired! I don’t want to serve your body anymore! I want a year off just to be fed. I’ve got to do what’s best for me! Let some other part take over.”

What would happen? Your body would die.

Today thousands of local churches are dying because of Christians who are unwilling to serve. They sit on the sidelines as spectators, and the body suffers.

God calls you to a service far beyond anything you could ever imagine. He created YOU for a life of good deeds, which he has already prepared for you to do (see Ephesians 2:10). Whenever you serve others, you are actually serving God.

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God’s Goodness Lasts Forever

Of all the benefits of God’s goodness, only one lasts beyond your life on Earth. The final verse of Psalm 23 expresses the ultimate example of God’s goodness: “I will dwell in the house of the Lord forever” (Psalm 23:6 NIV).

That means you don’t have to fear death, because death is not the end. God saves the best for last. Even if you have a tough life here on Earth, if you have asked Jesus Christ to save you, you will dwell forever in the house of the Lord, where there’s no more sorrow, no more suffering, no more sin, no more sickness, no more sadness, no more problems, no more pain, and no more pressure. Heaven is unbelievable. God’s glory is waiting there for you.

“It is by grace you have been saved. And God raised us up with Christ and seated us with him in the heavenly realms in Christ Jesus, in order that in the coming ages he might show the incomparable riches of his grace, expressed in his kindness to us in Christ Jesus” (Ephesians 2:5-7).

Everything you’ve seen in movies about Heaven is probably wrong. First, Heaven is not nirvana, a dream, or a metaphorical attitude. Heaven is a physical place, not a state of being. It’s a permanent place that will last forever. And it is reserved for only God’s family.

Heaven is also not boring! We see a glimpse of Heaven in Revelation 21, where we learn that we won’t just veg out and do nothing for eternity. A lot of the stuff you do here on Earth is what you’ll be able to do in Heaven. You’ll be able to eat in Heaven but not gain weight, you’ll be able to sleep in Heaven, you’ll party in Heaven, talk, fellowship, pray, and sing—just to name a few. Heaven was created for you.

There are only two things that you do on Earth that you won’t do in Heaven. In Heaven, you can’t sin, and you can’t witness to a nonbeliever about Christ’s love and forgiveness, because only God’s children are there. That’s why, once you become a believer, God does not take you instantly to Heaven. He wants you to pass on the Good News of salvation and grace. The only reason you’re going to Heaven is because somebody told you about the Gospel. Now it’s your turn to tell others.

There is so much to look forward to in Heaven. We will worship God forever. We will be reunited with those who love Jesus. We will be rewarded for our faith, hope, and love. We will be assigned work that we enjoy doing.

What an awesome promise. What a good God!

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La Bondad de Dios dura para Siempre

“En la casa del Señor habitaré para siempre” (Salmo 23:6 NVI)

De todos los beneficios de la bondad de Dios, solo uno dura más allá de tu vida en la Tierra. El versículo final del Salmo 23 expresa el último ejemplo de la bondad de Dios: “En la casa del Señor habitaré para siempre” (Salmos 23:6 NVI).

Eso significa que no tienes que temer a la muerte, porque la muerte no es el final. Dios guarda lo mejor para el final. Incluso si tienes una vida difícil aquí en la Tierra, si le has pedido a Jesucristo que te salve, morarás para siempre en la casa del Señor, donde no hay más dolor, ni más sufrimiento, ni más pecado, ni más enfermedades, No más tristeza, ni más problemas, ni más dolor, ni más presión. El cielo es increíble. La gloria de Dios te espera allí.

“nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2:5-7 NVI).

Todo lo que has visto en las películas sobre el cielo probablemente esté mal. Primero, el cielo no es fantasía, un sueño o una actitud metafórica. El cielo es un lugar físico, no un estado de ser. Es un lugar permanente que durará para siempre. Y está reservado sólo para la familia de Dios.

¡El cielo tampoco es aburrido! Vemos un poco del Cielo en Apocalipsis 21, donde aprendemos que no es vagar ni tampoco no hacer nada por la eternidad. Muchas de las cosas que haces aquí en la Tierra, son las que podrás hacer en el Cielo. Podrás comer en el cielo pero no subir de peso, podrás dormir en el cielo, podrás ir de fiesta en el cielo, hablar, tener compañerismo, orar y cantar, solo por nombrar algunos. El cielo fue creado para ti.

Solo hay dos cosas que haces en la Tierra que no harás en el Cielo. En el cielo, no puedes pecar, y no puedes dar testimonio a un incrédulo sobre el amor y el perdón de Cristo, porque solo los hijos de Dios están allí. Por eso, una vez que te conviertes en un creyente, Dios NO te lleva instantáneamente al Cielo. Él quiere que compartas las Buenas Nuevas de Salvación y Gracia. La única razón por la que irás al cielo es porque alguien te habló sobre el Evangelio. Ahora es tu turno de decirle a los demás.

Hay mucho por ver en el cielo. Adoraremos a Dios para siempre. Nos reuniremos con los que aman a Jesús. Seremos recompensados ​​por nuestra fe, esperanza y amor. Se nos asignará el trabajo que nos guste hacer.

Qué promesa tan impresionante. ¡Qué buen Dios!

Reflexiona sobre esto

¿Quien compartió la Gracia y la Misericordia de Dios contigo? ¿Con quién has compartido las Buenas Nuevas?
¿Qué te ha dado Dios en esta vida? ¿Cuáles son tus talentos? ¿Cómo puedes usarlos para Su Gloria?
¿Tienes una lista de cosas por hacer antes de morir? ¿Cómo crees que todas esas cosas se comparan a tu experiencia en el paraíso?

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¿Tienes una Mentalidad de Escasez o de Abundancia?

“Has llenado mi copa a rebosar. La bondad y el amor me seguirán todos los días de mi vida” (Salmo 23:5-6 NVI).

¿Tu vida está rebosando? Si eres como la mayoría de las personas, puedes estar rebosado, pero no de cosas buenas. Muchas personas han excedido sus agendas, han gastado en exceso su dinero, han sobregirado su crédito, han sobrecargado sus emociones, han trabajado demasiado en sus cuerpos, han saturado sus días y han dado demasiada importancia a la aprobación de los demás. Como resultado, terminan estresados, ansiosos y abrumados, ¡se excedieron! Están lejos de experimentar la bondad de Dios.

¿Por qué nos dejamos sobrecargar demasiado? A menudo, el miedo a perdernos de cosas nos motiva a hacer más. Pero la verdad es que no te estás perdiendo de nada cuando descansas en la bondad y en la provisión de Dios.

Dios quiere moverte de estar abrumado a estar rebosando. Él quiere satisfacer todas tus necesidades, ¡y Él puede! Primero, necesitas reconocer dos enfoques diferentes y fundamentales de la vida, que te impiden o te llevan a la abundancia de Dios. Puedes abordar la vida con una mentalidad de escasez o con una mentalidad de abundancia.

Con una mentalidad de escasez, piensas constantemente: “No tengo suficiente tiempo; no tengo suficiente dinero; no tengo suficiente energía; no tengo suficientes contactos, oportunidades, conocimientos, educación o lo que sea”. Es la sensación de que siempre llegas tarde y te falta un peso. Una mentalidad de escasez se centra en tus recursos limitados, y el resultado es una vida agobiante.

Una mentalidad de abundancia se enfoca en los recursos ilimitados de Dios, y el resultado es una vida rebosante.

¿Alguna vez te has preocupado de que la persona que respira a tu lado te esté robando el aire? Por supuesto que no. Tú sabes que Dios creó suficiente aire para que todos tengamos todo el aire que necesitamos.

Piensa en la provisión de Dios de esta manera: Dios no nos da un pastel. ¡Nos da una fábrica de pasteles! Nunca se acabarán. La Biblia incluye palabras como abundancia, desbordante, rebosar y sobreabundar, para describir lo que Dios tiene para ofrecerte. Dios tiene más que suficiente para satisfacer todas tus necesidades y las de todos los demás al mismo tiempo.

Jesús dijo: “El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante” (Juan 10:10 NTV).

No tienes que preocuparte por quedarte sin nada, porque Dios es la fuente de tu vida. Él puede abrir un grifo y cerrar otro. Puedes perder un trabajo, pero Él puede proporcionarte otro. Él quiere llenarte más allá de tu capacidad, con un suministro infinito de Su bondad, gozo, bendición, esperanza y paz.

Reflexiona sobre esto:

¿A qué perspectivas o emociones conduciría una mentalidad de escasez?
¿Cómo una mentalidad de abundancia produce paz en tu vida?
¿Por qué a menudo nos preocupamos por cuánto tienen los demás en lugar de centrarnos en la abundante provisión de Dios en nuestras propias vidas?

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Do You Have a Shortage or a Surplus Mindset?

Is your life overflowing? If you’re like most people, it may be overflowing, but not with goodness. So many people have overbooked their calendars, overspent their money, overdrawn their credit, overloaded their emotions, overworked their bodies, overcrowded their days, and overvalued the approval of others. As a result, they wind up overstressed, overanxious, and overwhelmed—and they’re over it! They are far from experiencing the goodness of God.

Why do we do let ourselves get overextended? Often the fear of missing out motivates us to do more. But the truth is you’re not missing out on anything when you rest in the goodness and provision of God.

God wants to move you from being overwhelmed to overflowing. He wants to meet all your needs—and he can! First, you need to recognize two fundamentally different approaches to life that either keep you from or bring you into God’s abundance. You can approach life with a shortage mindset or a surplus mindset.

With a shortage mindset, you constantly think, “I don’t have enough time. I don’t have enough money. I don’t have enough energy. I don’t have enough contacts, opportunities, knowledge, education, or whatever.” It’s the sense that you’re always a day late and a dollar short. A shortage mindset focuses on your limited resources, and the result is an overwhelmed life.

A surplus mindset focuses on God’s limitless resources, and the result is an overflowing life.

Have you ever worried that the person breathing next to you is stealing your air? Of course not. You know that God created more than enough air for everybody to have all the air we need.

Think of God’s provision like this: God doesn’t give us one pie. He’s a pie factory! He’ll never run out. The Bible includes words like abundance, plentiful, abounding, and bountiful to describe what God has to offer you. God has more than enough to meet all your needs and everybody else’s needs at the same time.

Jesus said, “I came so they can have real and eternal life, more and better life than they ever dreamed of” (John 10:10 The Message).

You don’t have to worry about running short of anything, because God is the source of your life. He can turn on one faucet and turn off another. You can lose one job, and he can provide another. He wants to fill you beyond capacity with an endless supply of his goodness, joy, blessing, hope, and peace.

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When God Appoints You, He Anoints You

God never asks you to do something without providing what you need to do it. Anointing is a sign of God’s equipping you to fulfill an assignment he’s given you. When he gives you an assignment, a plan, or a strategy, he is going to empower you.

Just as a lamp won’t shine unless it’s plugged in, your light won’t shine unless you’re plugged into your power source. You cannot fulfill the purpose you were created for apart from the resurrection power of the Holy Spirit. Jesus said, “Apart from me you can do nothing” (John 15:5 NIV).

If you want God’s power to work through your life, you need to understand what it means to have his anointing and keep a few things in mind.

When God says to do it, you can count on his anointing. Jesus’ last assignment to his disciples was impossible. There was no way they could possibly take the Gospel to the ends of the earth. It could only happen through his power. God will often give you an assignment that looks physically impossible, but he will make it possible. 

“The one who calls you is faithful, and he will do it” (1 Thessalonians 5:24 NIV).

God’s anointing makes difficult tasks easier. Your resources are limited. Your energy is limited. Your knowledge is limited. Your wisdom is limited. Your talent is limited. God’s is not. With God’s anointing, you can handle things better, last longer, and go farther.

“I pray that from his glorious, unlimited resources [God] will empower you with inner strength through his Spirit” (Ephesians 3:16 NLT).

God’s anointing makes the impossible possible. In your business, marriage, health, and relationships, you’re going to come up against insurmountable problems. God is a competent Father. He can handle any problem you give him. Nothing is beyond his ability or his resources.

“What is impossible for people is possible with God” (Luke 18:27 NIV).

God anoints your life to bless others. Jesus came to comfort the afflicted, the broken-hearted, those who are enslaved to habits, those who don’t know how to get out of debt, and those who are blind. And he anoints you to comfort others as well.

“Jesus arrived from Nazareth, anointed by God with the Holy Spirit, ready for action. He went through the country helping people and healing everyone who was beaten down by the Devil. He was able to do all this because God was with him” (Acts 10:38 The Message).

For every new challenge, you need fresh power from God. Anointing by the Holy Spirit cannot be stored up. You cannot handle today’s problems with yesterday’s anointing. You certainly can’t handle the problems you’re going to have tomorrow, next week, and next year with yesterday’s anointing. Stay in touch with God so that he can constantly fill you with his grace, love, and power. Ask for God’s anointing again. James 4:2 says, “You do not have, because you do not ask God” (NIV).

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Cuando Dios te delega, Él te Unge

 ‘’El que los llama es fiel, y así lo hará’’ (1 Tesalonicenses 5:24 NVI).

 Dios nunca te pide que hagas algo sin proporcionar lo que necesitas para hacerlo. La unción es una señal de que Dios te está equipando para cumplir una tarea que te ha asignado. Cuando te delega una tarea, un plan o una estrategia, te dará poder.

Al igual que una lámpara no brilla a menos que esté conectada, tu luz no brilla a menos que estés conectado a una fuente de poder. No puedes cumplir el propósito para el que fuiste creado apartado del poder de la resurrección del Espíritu Santo. Jesús dijo: “separados de mí no pueden ustedes hacer nada” (Juan 15: 5 NVI).

Si quieres que el poder de Dios obre a través de tu vida, necesitas entender lo que significa tener su unción y tener algunas cosas en mente.

Cuando Dios dice que lo hagas, puedes contar con Su unción. La última asignación de Jesús a sus discípulos fue imposible. No había forma de que pudieran llevar el Evangelio a los confines de la tierra. Solo podía suceder con Su poder. Dios a menudo te dará una tarea que parece físicamente imposible, pero Él lo hará posible.

“El que los llama es fiel, y así lo hará” (1 Tesalonicenses 5:24 NVI).


La unción de Dios facilita las tareas difíciles. Tus recursos son limitados. Tu energía es limitada. Tu conocimiento es limitado. Tu sabiduría es limitada. Tu talento es limitado. Dios no lo es. Con la unción de Dios, puedes manejar las cosas mejor, perdurar más y llegar más lejos.

“Pido en oración que, de sus gloriosos e inagotables recursos, los fortalezca con poder en el ser interior por medio de su Espíritu” (Efesios 3:16 NTV).


La unción de Dios hace posible lo imposible. En tu negocio, matrimonio, salud y relaciones, enfrentarás problemas insuperables. Dios es un padre competente. Él puede manejar cualquier problema que le des. Nada está más allá de su capacidad o de sus recursos.

“Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios” (Lucas 18:27 NVI).


Dios unge tu vida para bendecir a otros. Jesús vino a consolar a los afligidos, a los quebrantados de corazón, a los que están esclavizados por los malos hábitos, a los que no saben cómo salir de la deuda y a los ciegos. Y Él también te unge para consolar a los demás.

“Y saben que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. Después Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38 NTV).


Para cada nuevo desafío, necesitas un nuevo poder de Dios. La unción por el Espíritu Santo no puede ser almacenada. No puedes manejar los problemas de hoy con la unción de ayer. Ciertamente no puedes manejar los problemas que tendrás mañana, la próxima semana y el próximo año con la unción de ayer. Mantente conectado con Dios para que Él pueda llenarte constantemente con su gracia, amor y poder. Pide la unción de Dios cada día.

Santiago 4:2 dice: “ No tienen, porque no piden” (NVI).

Reflexiona sobre esto :

Si crees que Dios quiere bendecir tu vida, ¿qué le pedirías?
¿Tratas de cumplir tus tareas basado en tu propio poder o en el poder de Dios? ¿Qué diferencia hace esto?
¿De qué manera ves cómo Dios te ha ungido, es decir, te ha equipado para cumplir cualquier tarea que te ha asignado?

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Entrégale a Dios tu Defensa

“Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos” (Salmo 23:5 NTV)

El Rey David sabía lo que significaba ser atacado emocional, verbal y físicamente. Cuando joven, fue ungido por el profeta Samuel para ser el siguiente rey de Israel, pero Saul seguía siendo el rey. A pesar de que David le servía lealmente, Saúl estaba celoso del futuro rey, y decidió matarlo. David tuvo que esconderse de Saúl en cuevas mientras se decían mentiras sobre él por todo el reino. Incluso, David nunca dijo una mala palabra en contra del rey Saúl. Él nunca replicó, porque Dios estaba preparando a David para ser un rey conforme al corazón de Dios.

David dijo, “Me preparas un banquete en presencia de mis enemigos” (Salmo 23:5 NTV).

¿Suena como que David estaba estresado? ¡No! Él no tuvo que gastar sus energías defendiéndose porque confiaba en Dios como su defensor.

Se requiere mucha fe y humildad, para descansar y confiar en Dios cuando estás bajo ataque, cuando te mal entienden, y cuando se esparcen rumores sobre ti. Cuando eso sucede, todo tu ser quiere levantarse y hacer algo al respecto. ¿Qué haces con las personas que te atacan? No hagas nada. Deja que Dios trate con ellos.

Confía en Dios como tu defensor.

Dios no solo quiere defenderte, sino también tener compañerismo contigo: “Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiéndeles tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre” (Salmos 5:11 NVI).

Es un banquete, o una fiesta todo el tiempo – no solo en los buenos tiempos sino también cuando estás bajo ataque.

Dios dice, “Yo sé que estás en la batalla justo ahora. Estás peleando por tu trabajo. Estás peleando por tu salud. Estás peleando por tu sanidad. Estás peleando por tu dignidad. Mientras la batalla continua, quiero hacer un banquete para ti para darte un poco de ánimo”. Es una fiesta en una zona de combate. Es un banquete en un campo de batalla.

Si eres un hijo de Dios, tu padre celestial está orgulloso de ti. Las críticas pueden molestarte, calumniarte, ignorarte, ridiculizarte, difamarte, pero no pueden detener la bendición de Dios en tu vida.

“Me condujo a la sala del banquete, y me cubrió con la bandera de su amor” (Cantares 2:4 RVC).

Reflexiona sobre esto :

¿En qué batalla estás justo ahora? ¿Cuál oposición te está oprimiendo?
¿Qué tienes que dejar ir cuando rindes tu defensa a Dios?
El descansar en medio de la batalla, ¿Cómo te ayuda a pelear mejor?

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Surrender Your Defense to God

King David knew what it meant to be attacked emotionally, verbally, and physically. As a young man, he was anointed by the Prophet Samuel to be the next king of Israel, but Saul was still king. Even though David served him loyally, Saul was jealous of the future king, and he decided to kill him. David had to hide from Saul in caves while lies were being told about him across the kingdom. Yet, David never said a bad word against King Saul. He never retaliated, because God was preparing David to be a king who followed God’s heart.

David said, “You prepare a table before me in the presence of my enemies” (Psalm 23:5 NIV).

Does it sound like David was stressed out? No! He didn’t have to use up all his energy defending himself because he trusted God to be his defender.

It takes a lot of faith and humility to rest and trust God when you’re under attack, when you’re misunderstood, and when rumors are spreading about you. When that happens, everything in you wants to rise up and do something about it. How do you handle people who attack you? You don’t. You let God handle them.

Trust God to be your defender.

Not only does God want to defend you, but he also wants to fellowship with you: “You’ll welcome us with open arms when we run for cover to you. Let the party last all night! Stand guard over our celebration” (Psalm 5:11 The Message).

This is a banquet, or a party, at an unlikely time—not just when good times are happening but when you’re under attack.

God says, “I know you’re in the heat of the battle right now. You’re fighting for your job. You’re fighting for your health. You’re fighting for your sanity. You’re fighting for your dignity. While the battle is going on, I want to throw a banquet for you to offer just a little encouragement.” It’s a party in a combat zone. It’s a banquet on a battlefield.

If you’re a child of God, your heavenly Father is proud of you. Critics may spite you, slander you, ignore you, ridicule you, or libel you, but they can’t stop God’s blessing on your life.

“He brought me to his banquet hall and raised the banner of love over me” (Song of Solomon 2:4 TEV).

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