Alejandro Soifer's Blog, page 23
July 22, 2014
Amazon predice cuál es el próximo libro que voy a querer leer
El 16 de julio comencé a leer la nueva novela de Benjamin Black, La rubia de ojos negros, que me regaló mi editora quien conoce mi obvio gusto por la literatura policial. La novela de Black toma el manto de Philip Marlowe, el clásico detective creado por Raymond Chandler y escribe una nueva historia que no tiene nada que envidiarle a los mejores relatos del tipo duro y sentimental escritas por su autor original.
Como hago con cada libro que comienzo a leer lo indiqué en GoodReads, una red social para lectores y escritores que permite conocer libros similares a los que nos gustan e interactuar con otros lectores y escritores.
Hasta aquí no hay nada extraordinaria que remarcar y cuando termine de leer la novela probablemente la reseñaré. Sin embargo, el 21 de julio recibí un e-mail marketing de Amazon (tienda de la que soy cliente medianamente asiduo y en la que tengo tres de sus lectores digitales Kindle registrados a mi nombre) que con el título de “Autores de verano: Benjamin Black” me ofrecía en oferta, a mitad de precio y en castellano (siempre he comprado libros en inglés en la tienda) una selección de títulos del autor del que hace menos de una semana indiqué en GoodReads estaba leyendo su última novela.
Como bien lo dice la pieza de márketing, Benjamin Black es el seudónimo de John Banville y aún así, la oferta se centra exclusivamente en este alter ego.
Pareciera todo el producto de una casualidad afortunada para Amazon ¿no? A pocos días de haber comenzado a leer una novela de Benjamin Black ellos me envían una promoción para que compre más libros del mismo autor. Sí, podría ser una casualidad afortunada para la tienda pero en el mundo de la Big Data en el que vivimos la casualidad no existe o ha sido borrada hasta la menor posibilidad.
Resulta que hace un tiempo Amazon compró la plataforma GoodReads para integrarla a su modelo de negocios y a sus dispositivos Kindle de modo que una vez que uno concluye un libro en el lector digital pueda compartirlo inmediatamente en la red social y lo más importante, pueda calificarlo y reseñarlo. Las calificaciones y reseñas de lectores se han convertido en una de las mejores armas de márketing de libros de los últimos tiempos porque básicamente lleva a la masividad inmediata el lento proceso del “boca en boca” que toda la vida sirvió para llevar al trono de los best-sellers a los libros o sacar del ostracismo joyas literarias poco difundidas.
Pero además de este sistema de calificaciones, imagino que para Amazon resulta sumamente sencillo cruzar las bases de datos de sus clientes con las bases de datos de GoodReads y encontrar estas afortunadas coincidencias: un cliente que haya comenzado o haya leído recientemente un libro de un autor o de un género con el que pueden ofrecer una promoción.
Habiendo trabajado en la mayor librería de eBooks de Argentina conozco el procedimiento en el que se gestan las promociones de eBooks: un poco por iniciativa de la tienda y un poco por la de la editorial interesada en promocionar alguno de sus autores, títulos o colecciones se llega a un acuerdo de alguna promoción de descuento por tiempo limitado.
Ahora, también por experiencia en ese trabajo puedo decir que allí no había trabajo con la Big Data, esto es la recopilación de datos de consumo de clientes, gustos, estadísticas, horas de lectura, velocidad de dichas lecturas, etc. que permite saber qué momento es el más propicio para enviar una pieza de e-mail márketing como la que recibí y en especial, qué tipo de promoción conviene enviarle a cada cliente para asegurarse capturar su interés en un día a día lleno de e-mails y spam.
El e-mail márketing tiene cuatro objetivos que voy a enumerar en escala creciente de importancia:
1. Que el que lo reciba lo abra. Como mínimo que no lo envíe a la carpeta de spam.
2. Que el que lo reciba lo lea, pase algunos segundos o minutos viendo la promoción.
3. Que el destinatario decida entrar en el link a la página de la tienda.
4. Que finalmente, una vez en la página, el destinatario decida realizar una transacción y compre el producto ofertado.
En esta oportunidad Amazon logró que llegue al paso 3 cuando por lo general me quedo en el paso 2. Ya es un pequeño triunfo para la tienda (piensen esto a nivel de millones de clientes y que por cada uno como yo que no compra habrá alguno que sí realiza la conversión) y una astuta estrategia de márketing digital.
Desde siempre Amazon utiliza su e-mail márketing de forma personalizada, enviándome promociones o refrescándome la memoria de libros que coloqué en mi Wish List o que busqué en su página y no guardé, por lo que nunca me sorprendí de recibir uno de esos e-mails. Pero en esta ocasión me daban una promoción para libros de un autor que nunca busqué en su página ni me habían interesado hasta ahora, pero que sí indiqué que estaba leyendo en GoodReads.
¿Casualidad? no lo creo. Por algo ellos son los reyes en este juego.


July 10, 2014
Mini-reseña: Balas de plata de Élmer Mendoza
Balas de plata por Élmer Mendoza
Mi calificación: 3 de 5 estrellas
Élmer Mendoza tiene en el protagonista de “Balas de plata” un personaje peculiar: el Zurdo Mendieta, profesor de literatura devenido policía (?) En una época en la que escribir novela negra siempre representa el desafío respecto del modo de desarrollar al protagonista que llevará a cabo la investigación (dificultad extra siempre en la literatura latinoamericana, donde la policía no tiene nada de heroica ni noble), el Zurdo cumple a la perfección el rol con su tono entre melancólico, perspicaz, cansado y algo perdedor. El problema de la novela es que queda demasiado encorsetada alrededor suyo: los trazos de otros personajes se pierden y el estilo literario de Mendoza no ayuda: una prosa continua donde no hay lugar para ni siquiera un sólo guión de diálogo o cuando menos un entrecomillado, una indicación de qué personaje dice cada cosa. Interesante como procedimiento literario pero definitivamente engorroso para una historia de género. Ese bloque textual uniforme y cansador procesa la información, los diálogos, las situaciones que como si hubieras pasado por una picadora de carne formaran ahora una gran hamburguesa. Las acción, la estructura, los personajes están todos ahí pero son casi imposibles de distinguir, de separar, de acomodar por separado. Nuevamente, es un procedimiento textual válido y desde luego completamente legítimo. Podría pensarse que se trata de un modo de achatar los discursos y mezclarlos, asimilar asesinos con corruptos y policías de modo tal que no haya inocentes o buenos personajes sino una gran unidad de decadencia humana. Sin embargo, nuevamente, desde una perspectiva de novela negra en la que se inscribe por sus otras características formales (crímenes, investigadores, misterio, etc.) el relato queda completamente diluido en un mar de jergas mexicanas y personajes y situaciones que no terminan de independizarse, generando un largo relato al que el lector debe aproximarse aceptando la regla y sabiendo que se perderá en este largo río textual o dejarlo definitivamente y optar por alguna otra opción más apegada a un tipo de narración más lineal.


June 28, 2014
Sangre por la herida
June 23, 2014
Diario de un novelista 02
La semana pasada finalmente se terminaron las preliminares: mi novela Rituales de sangre salió para la imprenta y ahora ya sólo queda esperar hasta agosto para que comience su recorrido.
Siento una mezcla rara de emociones y sentimientos: tanto trabajo, tanta atención puesta en los detalles buscando la perfección de la forma final que por supuesto escapará; no existe la novela ni el libro perfecto.
Para que no me gane la desesperación ni la desesperanza o la ansiedad, desde febrero comencé a escribir otra novela. Era una vieja idea que tenía circulando por la cabeza hacía tiempo que me surgió de pasar por la puerta de un garage donde guardan sus autos los pastores de una iglesia evangelista. Siempre veía ahí parados y firmes, en la entrada, a unos guardias vestidos íntegramente con trajes y corbata negros. Empecé a imaginarme cómo sería su trabajo, cómo sería su día a día, empecé a ir más allá, me imaginé que bien pueden ser además de guardias, choferes de los pastores evangelistas y a partir de ahí se me ocurrió esta imagen: uno de estos choferes pasa a buscar a un pastor por una fiesta, una noche de semana pero cuando lo encuentra, el pastor le dice que tienen que llevar un peso extra, que algo salió mal en la fiesta y tienen que resolver un problema. Acto seguido, unos tipos suben un cadáver en una bolsa al baúl del auto. La novela sería lo que sucede en el viaje hasta que se deshacen del cadáver.
Con esa premisa comencé a escribir en febrero entonces, buscando una historia totalmente diferente a la de Rituales de sangre, pero apenas comencé me di cuenta que ese chofer bien podía ser uno de los protagonistas de Rituales por lo que dije: “¿Por qué no?” y lo utilicé en ese rol. Luego fui cambiando algunas cosas de la idea original hasta que quedó una novela que sólo reconoce en esa imagen primigenia un rastro, una idea, un tema y nada más.
El resultado es Sangre por la herida, que por utilizar como protagonista a uno de los tres de Rituales… es un Spin-Off, es decir, una historia paralela que se desprende de la otra aunque conserva su independencia narrativa. Como novela está mucho más adscrita al género policial negro al punto que casi diría se trata más bien de un Western moderno ubicado en zonas marginales de una gran ciudad. A nivel escritura siento que crecí mucho, que el ejercicio de la escritura diaria me ayudó a mejorar y en ese sentido estoy incluso más conforme con el resultado formal de Sangre por la herida pese a que la historia de Rituales de sangre me parece infalible.
Las próximas semanas las dedicaré a terminar de poner en forma esta nueva novela y luego quiero sumergirme de lleno en la escritura de Rituales de lágrimas que será la continuación oficial de la línea narrativa trazada en Rituales de sangre.
Estoy contento porque siento que tengo una historia muy buena para seguir desarrollando y porque un poco extraño volver a encontrarme con los personajes de Rituales de sangre.
Por lo que siento que se me vienen meses intensos tanto en escritura como en el momento de enfrentar la verdad: cómo le irá a Rituales de sangre con el público lector, que es el que me interesa realmente.
Pero sea como sea, seguiré un consejo que leí hace poco en el blog de otra escritora: pase lo que pase, todo estará bien. Y así es. Escribir y publicar se trata de seguir para adelante sin importar las veces que haya que intentarlo. Es el precio que tenemos que pagar a cambio de poder vivir de lo que más amamos.


June 20, 2014
Entrevistado en Oh La Lá
Quiero compartir con ustedes una hermosa entrevista que me hizo Daniela Chueke de la revista Oh La Lá para su “Club de Lectura” a partir de un post de este blog que leyó y le gustó mucho.
Pueden leer la nota de Oh La Lá aquí.
También estuve respondiendo estos días unas preguntas del Buenos Aires Herald por lo que en las próximas semanas cuando aparezca el artículo lo compartiré.
Agradezco todas sus lecturas, comentarios y reflexiones.


June 9, 2014
Mini-reseña: Contra el rumbo de Marcos Pereyra
Contra el rumbo por Marcos Pereyra
Mi calificación: 4 de 5 stars
En su segunda novela (la primera fue “Te sigo” de 2012) Marcos Pereyra se afianza sensiblemente como narrador. No sólo se nota una construcción sólida en cuanto a estructura, personajes, escenas y ambiente sino que además se siente que el narrador maneja con sensibilidad y habilidad los tiempos del relato así como el pulso de la prosa, afianzada y sólida.
La novela en sí misma plantea un misterio policial que queda rápidamente en segundo plano: como en una buena novela negra no importa tanto quién es el criminal sino cómo lo es y por qué. Respuestas que están obviamente relacionadas con dinero sucio.
Además el narrador no tiene tampoco las manos limpias (ya sea por su impericia, su inconsciencia, su temperamento desbordado, su soberbia o porque efectivamente vaya a ensuciárselas) y el relato se torna interesante en la exploración de ciertos rincones oscuros de la sociedad. El Jet Set del periodismo gráfico/radial/televisivo es el ámbito en el que se mueven los personajes y es ahí donde se escarba la mugre en personajes ficcionales que cualquier lector medianamente informado puede especular con identificar en contrapartes del mundo real (aunque, para bien de la novela, no pareciera haber ninguna relación directamente proporcional).
En resumidas cuentas, se trata de una muy buena novela policial de género negro, llena de acción, aventura, idas y vueltas, escenas que logran ir avanzando en intensidad, poniendo a los protagonistas en situaciones de riesgo que apuran al lector a pasar las páginas para conocer la resolución de los conflictos y los frentes abiertos. Que no son pocos.


June 4, 2014
Diario de un novelista 01
Hace ya una semana que no publico nada nuevo y esto tiene una explicación: entré en la etapa de corrección final de mi próxima novela (“Rituales de sangre“, sale en agosto por Suma de Letras).
Aprovecharé entonces para descargar un poco esta tensión y estos nervios que me carcomieron los últimos días.
“Para escribir hay que ser un neurótico” le dije el lunes a la noche a mi esposa. Acababa de enviar la versión final, revisada y vuelta a revisar a la editora/correctora que pondrá el texto en “caja” como se dice. Es decir, terminará de retocarle posible errores de tipeo y esas cosas y lo colocará en la maqueta del libro final. “Es más, creo que ser escritor es una enfermedad” subí la apuesta exagerando. Mi esposa, que es muy paciente y comprensiva pero que tiene una mentalidad mucho más pragmática me hizo una seña de que no me fuera por las ramas.
Pero pienso: escribí la novela a fines del año 2012 y hasta casi mitad del 2013, luego pasó por varias lecturas, editoriales y editores, un proceso larguísimo que creí interminable lleno de altibajos hasta que me llegó la mejor noticia a fin del 2013: una propuesta de edición. Largo camino. Largo sufrimiento y todavía quedan dos meses hasta agosto para que llegue a librerías.

Por suerte, tuve la mejor compañía para un escritor durante el proceso de corrección.
Mi experiencia escribiendo libros había sido hasta ahora puramente periodística, nunca había logrado un contrato para una ficción. Y ahora que está, fue aceptado, ya hay un diseño de tapa (quedó tremendo, pero no puedo adelantar nada todavía), volví a leer el texto, lo corregí, le saqué partes, le agregué otras, lo volví a pensar e incluso lo estuve puliendo para dejar las cosas listas para las continuaciones que ya planifico, a pesar de todo eso me sentí insatisfecho y vacío.
Un texto nunca es algo acabado. Siempre se puede mejorar, pulir, rehacer, reescribir. De hecho siento que la novela que estoy escribiendo ahora (“Sangre por la herida” un spin-off de Rituales con el protagonismo absoluto de uno solo de los tres grandes protagonistas de ésta) está mejor escrita, mejor llevada. Y todo porque en este tiempo de seguir escribiendo fui creciendo en mi escritura y en mi conocimiento de los mecanismos y técnicas para escribir un buen relato que atrape al lector. Porque eso es lo que me interesa: una novela que agarre al lector y no lo suelte hasta que acabe la última página. Una novela que lo obligue a quedarse a la luz del velador aunque sean las 3 a.m. y al día siguiente se despierte a las 6.
Después de todo fue esa pasión la que hizo de mí un lector y un escritor. Si no voy a escribir para generar sentimientos, emociones, ganas de leer y pasar el tiempo con mi libro ¿para qué voy a hacerlo?
La editora me comentó que había quedado fascinada con la novela. Que realmente le había parecido intensa, atrapante y sin respiro y que estaba ansiosa por editar mis futuras novelas.
No voy a decir que esas palabras de aliento no ayudaron, pero fueron como siempre, un pequeño bálsamo ante la incertidumbre que uno, como escritor, tiene al lanzar al mundo un trabajo al que le dedicó tanto tiempo, pasión y expectativa.
Ahora, como me enseñó Asterix que decían los romanos: “Alea Iacta Est” o “la suerte está echada”. Ya no queda más que esperar.


May 25, 2014
Un gran malentendido: ¿Crítica literaria o reseña?

Harold Bloom, el mayor crítico literario estadounidense vivo.
Leí hoy un interesante artículo de Malena Sánchez Moccero acerca del rol de la crítica literaria hoy en día en el diario Perfil.
Creo que es interesante el planteo acerca de cuál es el rol de la crítica literaria hoy en día y si bien, como señalé, creo que la nota es interesante, también siento que le faltó ahondar un poco en la cuestión de la oposición crítica literaria/reseña literaria que ha cobrado una forma completamente diferente con el advenimiento de las redes sociales.
Quizás la falta de profundización en este aspecto responda a que todavía, en nuestro mercado editorial el despertar del “monstruo” viene lento. Pero en el mercado anglosajón la maquinaria ya está en pleno funcionamiento hace años y ha generado diversos inconvenientes y polémicas.
¿A qué me refiero exactamente? A páginas como GoodReads (hay un intento local de emularla para nuestro mercado hispánico en Lectorati) y foros especializados donde son los propios lectores los que sin una formación académica literaria (o quizás sí, pero no importa porque no son la mayoría) hacen sus propias reseñas de libros que leyeron, esto es resúmenes destacnado puntos fuertes y flojos del libro, calificándolos con un sistema de estrellas (pueden ver mis propias reseñas aquí) recomendando a un lector interesado en determinado libro su compra o no, su lectura o no.
Este sistema que fue popularizado en primer lugar por la tienda Amazon.com (que no casualmente compró GoodReads para incorporarlo como una función más de su ecosistema de lectores digitales Kindle) ha hecho honda la división entre lo que es la crítica literaria tradicional y la reseña literaria típica de suplemento cultural de los grandes periódicos.
¿Cómo es esto? La reseña de un libro tiene por función comentar las particularidades de la obra reseñada, señalar fuertes y debilidades del texto, recomendar o no la compra a un interesado. El sistema suele ser muy útil: cuando un libro alcanza una masa crítica de reseñas, por lo general un lector interesado puede darse una idea de si vale que invierta su tiempo y dinero en esa obra determinada. El sistema tiene sus fallas, claro. Trolls abusivos que denigran y “destruyen” un libro sólo porque no simpatizan con el autor, reseñas falsas, autores que bajo un nickname hacen reseñas sumamente elogiosas de sus propios libros, etc. A pesar de lo cuál y no sin dificultades, el sistema se ha ido refinando. Amazon exige para la reseña un usuario que haya registrado la compra en su tienda del libro que va a reseñar y al mismo tiempo lo estimula enviando mails pidiendo al comprador que califique los libros que compró en la tienda.
Por su parte, GoodReads impuso una política de cero tolerancia contra el tan mentado “bullying” en las reseñas (sí, hasta ahí también llegó la jerga del abuso escolar). Si encuentran que un libro está siendo “atacado” en las reseñas por el autor que lo escribió y no por la calidad de la obra, los reseñadores trolls son echados, baneados del sitio.
La lógica del “comment” de los sitios de noticias, que suelen estar infestadas de reflexiones poco reflexivas y en cambio muy agresivas, obviamente iban a invadir este sistema de reseñas literarias. Sin embargo, es también el espíritu colaborativo de la internet civilizada la que ha hecho que en el manojo de reseñas siempre terminen destacando y predominando las que han sido escritas honestamente y sin malas intenciones, sin importar si son “buenas” o “malas” reseñas del libro.
Entonces, por una parte tenemos este tipo de reseña literaria que no es más que un método de amplificación del “boca en boca” que ha existido desde que la literatura es autónoma.
Personalmente considero que este tipo de reseña literaria (que de nuevo, no es distinta a la reseña que pueda aparecer en un diario o suplemento literario de prensa masiva) debería intentar entender el libro en su totalidad, buscar los modos en los que la construcción que propone el autor está o no lograda y en base a eso realizar su comentario. Pero también, por supuesto, permite el libre juego del reseñador para decir: “este libro me gustó” o “este libro me pareció una porquería” sin más.
El público lector de esa reseña simple sabrá considerar o no válida la intervención.
Por otra parte entonces tenemos lo que es la institución de la Crítica literaria: profesionales de la literatura que desde una posición más o menos cercana a la Academia analizan las obras literarias.
Ahora bien, esta es una misión bastante más compleja: la búsqueda es de establecer una lectura, una interpretación, una interacción entre el libro y su contenido y el resto de la serie social, política e histórica.
Es una práctica mucho más cerrada y elitista, una práctica de investigación de Doctorado, de museo, libro de historia de la literatura o debate filosófico. No busca recomendar o dejar de recomendar un libro sino entenderlo en su época, tiempo, aporte a la mentalidad de un momento del desarrollo humano y una época.
Es también, considero, una práctica mucho más gratuita: no tiene como objetivo brindar un servicio directo (“compre este libro, le gustará” o “no lo compre, es una porquería”) sino una reflexión más profunda y ahistórica que delimita cánones (lo que es un libro “clásico” y lo que no lo es), establece modos de leer y fija interpretaciones de un texto (¿quién puede decir hoy en día que el cuento Casa tomada de Julio Cortázar no es una metáfora sobre la invasión de los cabecitas negras a la urbe burguesa en la época del primer peronismo? por supuesto, esa interpretación no surgió del propio autor que negó ese significado, sino del crítico Juan José Sebrelli y fue tan fuerte que quedó como una interpretación fosilizada, única posible para el cuento).
Por eso es que la crítica literaria por lo general se ocupa de textos que ya llevan un tiempo circulando en una sociedad. Descubre grandes valores olvidados, fija sentidos, busca entender los textos en su época y todo eso es posible gracias a la distancia que da el tiempo. El crítico así se comporta casi como un científico que examina un objeto (textual) sin importarle un comino la vida del autor (esto si es un buen crítico) y sin el riesgo de que el autor vaya a sentirse ofendido o molestado por la crítica (porque por lo general ya se encuentra muerto).
Esta diferencia sustancial entre lo que es la Reseña Literaria y lo que es la Crítica Literaria parece que ha sido olvidada. Basta ver el siempre simpático juego de compilar reseñas negativas de clásicos de la literatura (por ejemplo acá) para fascinarnos o reírnos de lo equivocados que estuvieron esos reseñistas con lo que la Crítica Literaria ha dictaminado luego que se trata de “clásicos de la literatura”.
También, en la vereda de la crítica literaria, podemos ver el particular encono de Harold Bloom, el mayor crítico literario de los Estados Unidos, con autores de literatura popular que ya han comenzado (a pesar del viejo Bloom) un camino de canonización en vida y que probablemente sean considerados clásicos años después de su muerte, como Stephen King y J.K. Rowling.
Por último, creo que el problema sucede cuando se confunden estos dos planos. Críticos literarios que ofician de reseñistas (leen desde lo que buscan en un texto, piensan la composición de una novela u obra según sus parámetros de lo correcto y lo incorrecto aportando una perspectiva reseñista pero no verdaderamente crítica) pero amparándose en su prestigio de críticos, disfrazando su intervención, claramente motivada en algunos casos, hacia la recomendación de compra o no de un libro.
Esa confusión que no es de ningún modo aceptable en un Crítico literario sólo puede entonces interpretarse como un ejercicio de la mala fe.


May 21, 2014
Clave para una novela atrapante: personajes interesantes
Leyendo un interesante libro que reflexiona y da consejos acerca del modo de escribir mejores novelas (o al menos, libros que generen más interés en los lectores) me encontré con algo que parece simple, sencillo, hasta obvio si se quiere pero que precisamente, por ser todo eso, muchas veces se nos escapa: ¿Por qué debería interesarme la historia que vive en una novela un personaje protagonista?
En un mundo del entretenimiento que está sobresaturado de opciones, esperar que alguien lea tu novela sólo porque vos la escribiste y sabés que le pusiste el mejor esfuerzo y que hiciste algo muy digno o hasta incluso, excelente, no es suficiente.
Una novela actual puede ser de manufactura impecable, tener una trama original con alguna que otra vuelta de tuerca bien pensada y ejecutada y aún así, no generar interés en mucha gente. ¿Por qué? Sencillamente porque nuestro protagonista no es lo suficientemente interesante como para que ese lector que tiene millones de otras formas de entretenimiento decida seguir pasando las páginas para conocer el destino del personaje.
Hace unas semanas comenté algunos de los secretos del éxito (a mi parecer) de la saga Divergente y la comparé con Los juegos del hambre, señalando que esta última me parecía superior. Ahora que lo pienso nuevamente a la luz de esta pequeña epifanía de “los personajes que nos importan” creo que un gran motivo por el cuál encuentro más atractiva la saga de Collins es que Katniss como personaje me resulta muchísimo más interesante y complejo que Tris Prior.
Para sintetizar: me interesa y me preocupa lo que le pase a Katniss en la saga porque lo veo como un personaje sensible y al mismo tiempo obligada a ser ruda por las circunstancias; una adolescente que nunca quiso matar o entrar en el juego perverso pero la obligaron a hacerlo. En cambio Tris es un personaje más llano, no cuestiona nada, de entrada ya es una súperheroina dispuesta a “patear traseros” que se interpongan en su camino. Al final de la saga su sacrificio lo único que nos muestra es que era una figurita más, totalmente intercambiable y vacía.
Y todo esto sin tener en cuenta que la elección de Jennifer Lawrence para el papel de Katniss fue otro enorme acierto.
Esto es algo que también suele ocurrir: un gran personaje llama a un gran actor para que lo interprete, al punto que Katniss Everdeen es Jennifer Lawrence; Phillip Marlowe es Humphrey Bogart; Tyrion Lannister es Peter Dinklage y así.
La cuestión de construir personajes que a los lectores les importen es una clave fundamental para lograr que nuestro libro se lea. Y eso no es poco. En última instancia creo que el poder más fuerte que tiene un artesano/artista que crea mundos (ya sea escritor o cineasta o pintor o actor o lo que sea) es conmover con lo que hace a sus lectores.
Esta misma mañana un lector atento me comentó algo por Twitter que me hizo volver a pensar en todo este asunto:
Che @soifer ayer un amigo que termino de leer #QueLaFuerzaTeAcompañe me dijo que se le.plantaron varios lagrimones.
— Old Sigmar (@HansMosich) Mayo 21, 2014
Que la fuerza te acompañe es un libro que publiqué en el año 2012. No es una novela sino una investigación periodística pero el hecho de que haya logrado conmover a alguien (a unos cuantos por lo que me han dicho en estos años) ya me satisface como escritor. Siento que una de las misiones de la loca aventura de sentarse a escribir y publicar un libro ha sido cumplida con creces.
Las novelas que más recuerdo son más que nada por sus personajes antes que por sus tramas y en muchas ocasiones, libros clásicos y amados por muchos no los recuerdo en absoluto pese a haberlos leído.
¿Cómo olvidarme de Philip Marlowe? Ahora, ¿cómo era el argumento de El largo adiós la novela suya que recuerdo que más me apasionó? No tengo la menor idea. Y si le preguntaban a Raymond Chandler, el autor de sus aventuras, los más probable es que él tampoco lo recordara (la anécdota cuenta que estaban adaptando al cine la novela y un productor telefoneó al autor para consultarlo sobre un detalle de la novela que aparecía un poco confuso, el maestro habría respondido algo así como: “¿Y yo qué carajo sé?”)
¿Cómo olvidarnos del aterrador Doctor Hannibal Lecter? ¿Alguno recuerda en cambio cómo se resolvía la trama en El silencio de los inocentes? Y nadie puede decir que Hannibal sea un personaje querible, pero sí que es un personaje complejo e interesante que sin dudas nos fascina con su inteligencia al servicio del mal.
¿Cómo no recordar con profunda emoción a Lisbeth Salander? Pero ¿cómo resolvía el caso junto a Michael Blomkvist en Los hombres que no amaban las mujeres? ¿Quién lo recuerda? y sobretodo ¿a quién le importa? Lo que importa es que Lisbeth sigue viva en nuestra imaginación.
Ni que hablar de la maestría narrativa de George R.R. Martin (de quien hablamos hace poco aquí) quien asumió el desafío de construir novelas corales con decenas de personajes interesantes y otros no tanto, ampliando su alcance a distintos tipos de público. Los que leyeron sus novelas coincidirán conmigo que cuando llega un capítulo con la perspectiva que no nos interesa leemos con más velocidad para intentar llegar al capítulo con el personaje que sí nos interesa.
¿Cómo olvidarme de tantos personajes queribles que sin embargo no recordamos las aventuras que protagonizaron?
Pero, ¿significa esto entonces que la trama es menos interesante que los personajes? Desde luego que no. Lo mejor es tener una buena combinación de ambas, pero es evidente que tener un personaje interesante, aún más que la trama en sí, en muchas ocasiones puede permitirnos sobresalir o tener entre manos una novela que se leerá.
Y aún así, debemos tener cuidado a la hora de planificar nuestros personajes: interesante no es sinónimo de excéntrico. Una buena idea de personaje puede verse fácilmente desbaratada por el intento de hacerlo interesante sin pensar demasiado en los motivos por los cuáles hace lo que hace, se comporta como se comporta y sus conflictos internos y externos.
Es por todo esto que debemos calibrar un buen balance entre personajes interesantes, fundamentales para que el lector pesque un primer interés en nuestra novela, y una trama también interesante que le de un sustento donde desarrollarse plenamente.
Encontrar ese punto intermedio de conjunción entre personajes interesantes y trama interesante, les aseguro, es la parte más difícil de nuestro oficio de escritores y no siempre está presente a la hora de sentarse a escribir.


May 19, 2014
¿Pluma, máquina de escribir o procesador de textos?
Hace unos días nos enteramos que George R.R. Martin, el autor de la saga “Canción de hielo y fuego” (más conocida por su popularización en serie de TV: “Juego de tronos”) escribe sus novelones (que superan sin excepciones las mil páginas) en una vieja PC con sistema operativo DOS, sin internet, con un procesador de textos Wordstar 4.0 y que guarda sus archivos en los viejos y queridos diskettes.
Según el autor, este método le permite concentrarse plenamente en la escritura y le evita caer en distracciones.
Pero el método que emplea el autor de la saga fantástica más importante de la actualidad también habla de él como escritor: uno es también en el método que utiliza para escribir.
Algunos escritores son puristas de la pluma y el cuaderno, necesitan sentir la fricción del mundo real, la presencia de la letra escrita sobre el papel. Otro optan por ir un paso más allá y no se desprenden de sus viejas máquinas de escribir. Habrá algunos que siguen el ejemplo de Martin utilizando Wordstar 4.0 o quizás alguna de las varias opciones de procesador de texto que permiten una experiencia de escritura similar, sin distracciones (aquí una buena lista).
Personalmente casi toda mi vida escribí en el viejo y confiable Word de Microsoft que tendrá sus pequeños inconvenientes y molestias pero que resulta sumamente útil. Intenté en algún momento, imbuido de un romanticismo juvenil, escribir en una máquina de escribir Olivetti Lettera-22 pero me resultó imposible acostumbrarme y actualmente la conservo sólo como un adorno. ¡En casa de un escritor queda fantástica como tal!
Pero entonces, el año pasado descubrí un software pensado especialmente para escritores que me hizo dejar casi por completo el Word.
Suelo ser un poco conservador con mis hábitos a veces y no estaba muy convencido de probar otra cosa que no fuera el procesador de textos de Microsoft. Después de todo me había resultado útil siempre. Pero entonces, leyendo un post en un blog (acaso como estarán leyendo ustedes) descubrí el Scrivener.
Pensado originalmente para sistemas Mac, hace poco hicieron una versión compatible con PC y decidí probar el demo.
La primera vez que lo utilicé me sentí sobrepasado por las funciones que ofrece y sumado a mi desconfianza decidí seguir con Word. Pero entonces, otro día volví a probar y luego de una muy breve lectura del tutorial incluido terminé totalmente fanatizado por las opciones que ofrece este procesador de textos y compré la versión completa.
Detalle de pantalla de Scrivener para mi novela Rituales de sangre. En verde los capítulos, azul los “interludios”, en naranja el glosario, en amarillo anotaciones y en rojo los personajes.
Es una muy interesante opción para organizar el trabajo en la escritura de ensayos, novelas o papers.
¿Por qué y qué lo hace especial para escritores? Entre las múltiples funciones que ofrece, permite trabajar individualmente cada capítulo de nuestro libro, crear hojas de personajes, lugares, situaciones, agregar anotaciones e incluso importar páginas y contenido web para tener a mano como referencia (a diferencia de Martin, yo no puedo escribir sin tener Wikipedia a mano).
Además permite llevar un simple conteo de la cantidad de palabras que llevamos escritas y cómo eso se traduce aproximadamente en páginas de un libro promedio. Permite ponernos metas de escritura diarias y del libro en total lo que puede ayudar muchísimo a quienes como yo, optan por un hábito de escritura de una cantidad X de palabras por día (en mi caso intento hacer mil palabras por día).
Otra función sumamente interesante es la de trabajar a pantalla partida, lo que hace que por ejemplo podamos trabajar en un capítulo teniendo en la otra pantalla un hoja del personaje que protagoniza nuestra escena de modo tal que no cometamos errores.
Pero sin lugar a dudas, lo mejor que me dio Scrivener es el ahorro de tiempo. Antes, cuando trabajaba en Word, necesitaba tener múltiples archivos con los datos de cada personaje, lugar o anotación respecto de escenas planificadas y para poder escribir precisaba ir abriendo esos múltiples archivos, generándome un caos tanto organizativo como en la PC. Ahora simplemente tengo todo el material en un mismo proyecto y busco lo que necesito cuando lo necesito.
Entonces, ese es uno de los últimos secretos de escritura que descubrí. Y ustedes ¿en qué o cómo les gusta escribir?

