Pablo Poveda's Blog, page 28

July 20, 2019

Cuatro reglas de oro para tu marca personal

Una de mis fotos favoritas https://fashionstorytellers.wordpress.com/2013/12/18/the-world-of-rome/

Tengo la cabeza bajo las vigas de madera que sostienen el tejado de la casa. Suena jazz de fondo y tengo el ordenador sobre una mesa de dibujo. Estoy rodeado de historia centenaria que nunca ha sido escrita, pero transmitida oralmente entre generaciones.


Hay una edición de El Quijote de antes de la Guerra Civil, a escasos metros del ratón, que lleva el nombre de mi abuelo escrito a bolígrafo.


Desde hace tiempo, tengo muy presente que, en unos años, sólo nos quedará la marca personal. Ese término abstracto con el que se llenan la boca muchos para vendernos un seminario. Quizá por eso haga tanto hincapié en algunas cosas.


En el pasado, creábamos mitos de celebridades a partir de fotografías, entrevistas y rumores, sin contar con su obra -si es que había alguna-. Hoy es diferente. El abanico de información es más amplio y las cantidades que consumimos de ésta son mayores. Por tanto, no queda otra que repetir. Una y otra vez. Hasta que cale el mensaje.


Los años no pasan en balde y noto como muchas personas (con grandes ambiciones respecto a sus carreras) gestionan los perfiles sociales sin ningún tipo de finalidad: el cortoplacismo vence a la recompensa a largo plazo, y los disfraces cambian constantemente, en función de la dirección del aire que sopla, provocando que también se transforme el discurso.


Esto es una incongruencia que demuestra a la audiencia que no tenemos ninguna autenticidad (aunque creamos lo contrario).


Al acerme preguntas cómo: ¿Cuál es el mundo que les rodea? ¿Cómo es? ¿Y los detalles? No existe una historia detrás, ni una narrativa congruente.


La autenticidad será lo único que nos diferencie en unos años ya que, al igual que hoy viajar en avión a otro país, es tan accesible como ir al cine; hacerse la foto en esos lugares de ensueño, también lo será. Para entonces, nos resultará aburrido.


Es totalmente normal que soñemos con parecernos (en algún momento) a alguna de nuestras referencias. Ya sea por admiración o por su modo de vida (ése que flota en nuestra imaginación). A mí me ha pasado. Pero la red es diferente y no suele perdonar.


No obstante, estamos de suerte. Generar una marca personal (tecleando estas palabras, me siento como un conferenciante barato en un auditorio) requiere más de consciencia y consistencia que de singularidad.


Por supuesto, esto es lo que me funciona a mí y lo que personalmente recomiendo hacer, tomar o adaptar, pero cada cual es libre de hacer lo que le venga en gana. Simplemente, con aplicar los siguientes mandamientos, no resultará complicado tener una marca personal poderosa.


La primera regla: mostrar, no contar. Tal y como se ruega en las novelas de misterio, muestra, pero no cuentes lo que haces o vas a hacer. No hay nada peor que alguien diciendo que va a hacer [insertar aquí la cruzada/aventura en cuestión] y que eso se quede en el camino. Los charlatanes tienen corto recorrido. La épica requiere de victorias o fracasos. Generar misterio, intriga. Dejar que los hechos hablen, que la erótica de lo imposible despierte deseos (ya sean buenos o males) y que después nos pregunten.


La segunda regla: sé firme con tus valores. Quizá la regla más importante. Que sí, que la gente cambia, como también el color de los árboles en primavera, pero los perfiles sociales se parecen más a una valla publicitaria que a la vida real. Nuestra relación con las imágenes es diferente a la que tenemos con las personas. Y punto.


Por eso, no te molestes en seguir las modas, porque llegarás tarde, ni tampoco a quien es tendencia hoy, porque mañana será agua pasada. Imagina con ambición, piensa cómo te verían en décadas.


Así que agarra tres valores que quieras transmitir (que sean importantes para ti, para tu mundo) y repítelos hasta la saciedad. Imágenes, textos, citas de otros, canciones, momentos. Las posibilidades son infinitas. Tres es un número redondo para comenzar sin perder la cabeza. Si usas un filtro para las fotos, usa siempre el mismo. No mezcles géneros musicales constantemente, sólo por subirte al carro de la moda. Define tu baraja antes de sentarme frente al tapete.


Foto de Craig de londonist.com

Recuerda: ¿cuántas personas han pedido un Dry Martini para sentirse James Bond por un minuto?


La tercera regla: deja hueco para el postre. Ser consistente es importante para que el mensaje ahonde, pero no lo muestres todo. Deja una puerta entre tu verdadero yo y la imagen que proyectas. Marca ciertos límites, invita a que se pregunten que hay detrás, cuando crean haberlo visto todo ya sobre ti… y sorprende. Guarda siempre uno de esos pases VIP que todo el mundo quiere, una carta contigo, aunque no sea un número grande, pero que siempre alimente el hambre de los más curiosos. Nos gusta lo que vemos, pero más lo que no podemos ver.


La cuarta regla: no entres al trapo. Tarde o temprano, tendrás críticas, enemigos, envidias y personas que estarán de tu parte. Sin embargo, todas admirarán siempre a alguien proactivo. Por tanto, si tus intereses están lejos de enzarzarte en trifulcas virtuales, no entres en discusiones emocionales. Sé indiferente, con educación, pero indiferente. No existe nada peor que el silencio en la mayoría de casos. No te quejes, no pidas (es diferente a preguntar), no te enfades y no sueltes tu soberbia para quedar bien delante de los tuyos. Es muy complicado mantener un mensaje firme y muy fácil dar con lo que dijiste en el pasado para sacarlo de contexto (sí, aquello que comentaste en un calentón y ya habías olvidado).


Dale la vuelta.


Usa las comunidades para aportar valor, ayudar a otras personas y al ecosistema. Sigo sin entender por qué discutimos con alguien que ni siquiera pone su propia foto y luego somos incapaces de callarle la boca al que suelta sandeces en el bar. Pues eso, congruencia.


Así que, en lugar de seguir buscando la pepita de oro en las conferencias de hora y media de Youtube, recomiendo poner en práctica durante tres meses estas cuatro simples reglas de fabricación propia que harán nuestra vida, dentro y fuera de la red, más fácil de gestionar, y ayudarán a que tengamos una marca personal fuerte y única.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Cuatro reglas de oro para tu marca personal se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 20, 2019 05:01

July 18, 2019

La magia del lugar

[image error]


Hace un año exactamente, pasé unos meses en el lugar de la fotografía. Después, me marché a Madrid a comenzar una nueva vida. Doce meses después, regreso con un buen sabor de boca, pero dispuesto a reencontrarme con la tranquilidad de este lugar.


El perro ha crecido, tengo más canas en la cabeza y el listado de obras que cargo a mis espaldas se ha alargado un poco más. Cuando me fui de aquí, poco después, sucedieron una serie de eventos que, poco a poco, fueron dando forma a mi visión como escritor, a mi carrera personal y, por supuesto, a mi modo de entender las cosas.


Pero, dejando la suerte y los factores externos a un lado, por alguna cuestión que todavía desconozco, mi periplo por estos lares me ayudó a pensar con claridad, a tramar un plan que, más tarde, llevé a cabo.


Es importante mantener la magia de algunos lugares.


Con el tiempo, le he perdido esa estima única y especial a la mayoría de los sitios en los que he estado. El brillo se desvanece, nada impresiona tanto como la primera vez y las calles centrales se convierten en la copia de una copia.


Tal vez, esa inspiración divina podría haber llegado estando en otro lugar. No lo sé. Ocurrió aquí y, por ello, un manto de misticismo ahora cae sobre la tierra seca.


He venido a escribir, a leer, a tomar notas en cuadernos amarillentos y a definir el rumbo de la travesía que queda hasta final de año, así como la que continuará en 2020.


El horizonte es cada vez más hermoso.


La entrada La magia del lugar se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 18, 2019 23:59

July 17, 2019

La vida sin espera, no es vida

Photo by Bna Ignacio on Unsplash

Tengo la sensación de que, después del verano, algo cambiará para siempre. Quizá me equivoque, no estoy del todo seguro, aunque parece que empecemos a cansarnos de ver las vacaciones de otras personas, de absorber la ansiedad que los atracones digitales nos producen.


Tengo la sensación de que, después del verano, más de una persona buscará nuevas sensaciones, algo más tras la fotografía. Siempre he pensado que la lectura está en su momento más dulce. Estas palabras, los textos que escribo entre cafés, los libros que leemos en silencio…


Nunca antes ha sido tan fácil llegar a tanta gente en tan poco tiempo. Compartir imágenes mentales, sensaciones nuevas, emociones personales. Viajar juntos a otra parte con un par de párrafos.


Tiene gracia, ¿verdad? Es maravilloso.


Hay quien se desespera, porque lo quiere todo y en este momento. Nos hemos acostumbrado mal al corto plazo, sin pensar en que nuestro entorno necesitó también su tiempo para levantarse.


La vida requiere de esperas, de paciencia, de resistencia porque, al igual que hay momentos que deseamos que nunca se acaben, que se estiren para siempre durante horas; las esperas son esos momentos de otros, ese péndulo que cae con fuerza desde el lado opuesto, antes de golpearnos con gracia.


Estar presente, tanto como logremos; sonreír a diario, preguntarnos qué hacer hoy por nuestro yo del mañana y construir los sueños de la mejor forma posible, sin dejar que lo externo nos afecte porque, después de todo, por mucho que queramos, no podremos hacer nada por cambiarlo.


Así que, tengo la sensación de que, después del verano, algo cambiará.


Sólo debemos esperar, seguir haciendo lo correcto y ser tan felices como podamos.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada La vida sin espera, no es vida se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 17, 2019 23:08

July 15, 2019

La cocina del infierno

googleearthpics: Amalfi Coast Drive, Italy


foto de larra-may.tumblr.com


Por suerte, había reparado el aire acondicionado del coche. Salí de la capital en buscar del mar, el cual aún no he visto, y me adentré en la autovía de una España ansiosa por empezar las vacaciones. Dejé atrás pueblos de montaña, de fachadas blancas y tejados rojos, tan bellos, tan pequeños, que no fui capaz de recordar sus nombres y deseé, por un momento, haberme salido de la carretera para ver cómo eran de cerca, entender su idiosincrasia.


Normalmente, suelo viajar en fechas atípicas, encontrándome camioneros, transportistas, comerciales, viajeros errantes y demás índole. Esta vez, igual que hace unos años, cuando regresé de Polonia atravesando Europa, las estaciones de servicio estaban atestadas de familias y parejas en busca de un poco de calma entre tanto ruido.


Tras llenar el depósito, me dirigí al baño. Estaba averiado. Un señor mayor intentaba convencer a la empleada para que le dejara entrar en el que estaba limpiando. El resto hacíamos cola. Lo suyo era una emergencia, lo nuestro un pasatiempo. Hasta entonces, no me había detenido a observar los acentos, rostros y palabros que salían y entraban de allí, cada uno de un lugar diferente, pero siendo todos del mismo.


Un café. Eso es todo lo que necesité para apreciar la vida, una vez más, entre tanta algarabía, y fotografíe aquello como un paisaje más que, tarde o temprano, incluiría en uno de mis libros, si no lo había hecho ya.


Continué mi camino, el termómetro aumentó, la lista de Spotify seguía sonando, y el paisaje se volvía más árido a medida que los kilómetros pasaban. En cierto modo, aunque nunca me lo hubiese planteado, sentir una calurosa -nunca mejor dicho- bienvenida al ver el cartel descolorido de mi comunidad autónoma y el metro de asfalto viejo que la separaba La Mancha.


Al fondo, aparecieron las palmeras. Bajé la ventanilla, vi un castillo en lo alto de una montaña y el soporífero aire húmedo se pegó a la piel. Intenté imaginarlo como una idílica película francesa, pero no. Esto era lo más parecido a cruzar una puerta del infierno.


La entrada La cocina del infierno se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 15, 2019 23:32

July 10, 2019

El verano es contagioso

Photo by Etienne Boulanger on Unsplash

El verano me pone de buen humor. Quizá sea porque se contagia. Puede que hayan quedado atrás esas noches interminables por los callejones de Alicante, las chicas extranjeras que sonreían bajo los tubos de neón, los besos cuando terminaba la canción y ver el cristal empañado de la parte trasera del coche. También las noches en Tabarca, cuando la isla todavía era un lugar salvaje donde los turistas éramos nosotros; las latas de cerveza barata, los yates atracados de los niños bien, y las calas de piedra redonda a las que bajábamos a oscuras para desnudarnos con nuestro amor de verano hasta ver el amanecer.


Hace mucho de aquello, tanto, que me recreo en el recuerdo como una cinta de VHS antigua.


Con la universidad todo cambió, llevé algunas cosas al límite, me aventuré en viajes, hasta entonces, impensables, y terminé regresando al mismo lugar de siempre, a mi ciudad, sitio al que vuelvo, tarde o temprano, como si un campo magnético me arrastrara. Hoy, todo ha cambiado, porque, de no ser así, tendría un problema. A pesar de ello, me sigo poniendo de buen humor. Ya no me interesa el mar, al menos, lleno de gente.


Después de vivir casi un año frente a la orilla de la playa, me di cuenta de que la peor temporada es esta para mí.


Tal vez ya no me interese tostarme al sol rodeado de muchas otras personas, ni tampoco tenga ánimos para saludar a viejos conocidos.


Las latas vacías siguen estando ahí, pero me sienta mejor una botella de Ribeiro bien fría y mirar al infinito, recorrer el interior en el escarabajo en busca de un lugar tranquilo donde leer, escribir, cenar bien y bonito, y dormir bajo el polvo de estrellas, no sin antes cruzar carreteras secundarias perdidas, canteras de mármol, montañas de piedra rojiza, viñedos, largos bancales de almendros y ver la sonrisa de mi acompañante, su melena al viento y el pegajoso pero agradable olor a aceite de coco, porque el sol golpea sus rodillas y está obsesionada con eso.


Una imagen que se repite, que cambia de rostro, de tono de piel, de gafas de sol y extensión del cabello, pero que al final siempre resulta siendo parecida.


Quizá, por esta razón, y por muchas otras más, el verano me ponga de buen humor. Porque todo el mundo lo está y, al fin y al cabo, resulta contagioso.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada El verano es contagioso se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 10, 2019 00:55

July 8, 2019

Seguir soñando

Photo by Thought Catalog on Unsplash

En ocasiones, mi entorno se asombra al ver que siempre tengo un libro entre manos y otro en el horno. Hace unos días, Leiva -el cantante- decía en una entrevista que ya no necesitaba quemar la noche, experimentarlo todo, para escribir canciones. En mi caso, cualquier momento es bueno para tomar notas, sacar algo de provecho y plasmarlo sobre el papel.


Me pese o no, ver la noche fundiéndose, el sol despejando las estrellas y perderme entre las calles de la ciudad es algo que sigo haciendo, no tan a menudo como antes, pero existe una fuerza magnética que me impide quedarme quieto en ocasiones. Aunque esto alimente mis historias, no es lo que principalmente me lleva a escribirlas.


En los últimos años escribo, más que nunca, por necesidad, como terapia, como forma de sacar las imágenes de mi cabeza, mis pensamientos más oscuros y dotarlos de vida reflejando un modo liviano, sin que haga daño a nadie, ni a mí tampoco. Por eso, además de un oficio, también es lo que me mantiene alerta. Los tiempos cambian, como también hago yo.


Existen más distracciones que nunca, pero la lectura seguirá ahí, adaptándose, sobreviviendo al tiempo.


A estas alturas, si seguimos pasando páginas, ya sean digitales o de papel, será por algo. Lo hacemos sin imposiciones, ni obligación y tampoco por falta de alternativa, al revés.


No obstante, algo tan básico como leer, nos da algo que todavía no he encontrado en la pantalla: el derecho a imaginar, a darle trabajo a la mente, a conocer mejor otras vidas, otros mundos y, sobre todo, a reflexionar, fuera esta o no la intención de quien escribe.


Este verano me llevo un montón de libros, que no sé si terminaré pero que, tarde o temprano, disfrutaré leyendo. Nunca me cansaré de seguir soñando, aunque sea despierto.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Seguir soñando se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 08, 2019 01:06

July 6, 2019

Vivir con tus reglas no está tan mal

Photo by Alina Sofia on Unsplash

Después del segundo paseo, a mediodía, he ido al supermercado. Sábado, la nevera vacía y mi único plan de hoy es terminar con las galeradas de mi última novela. Así que he comprado un poco de carne para los siguientes días, queso, jamón serrano, fuet, salchichas para el perro, vegetales, una botella de Rioja y una barra de pan.


Al salir de la tienda, me he recordado a mí mismo, otras veces, un sábado cualquiera, con el espíritu de trabajar hasta concluir con lo que llevo entre manos, con la sonrisa de tener motivos para celebrar cuando termine mi jornada.


Apagar el teléfono o darle al botón del avión.


Desaparecer por 48 horas.


Esa fiesta de esa amiga a la que nunca ves, puede esperar. Esa cena romántica para dos, también.


Estoy entusiasmado, pero no necesito compartirlo.


Sospecho que mi vida, mi modo de operar, tal y como es, deja de ser interesante en el momento que sale a la luz, como una fotografía velada en la que ya no se puede ver nada que merezca la pena.


Por eso creo que es importante vivir bajo nuestros propios términos y condiciones, sin mirar lo que hace la persona de al lado, sin envidiar frente a la pantalla hasta sentirnos como un pedazo de basura. Plantearnos qué es lo que nos satisface e ir a por ello.


Ser felices, sin medias tintas, respetándonos un poquito más de lo usual y disfrutar con lo que hacemos, no lo que podríamos estar haciendo.


Quien te aprecia, te dará espacio y, quien no, te ahorrará un problema a largo plazo.


Si no te haces entender, no quieras que los demás lo hagan por ti.


Cuando termine, daré un paseo hasta la puesta de sol. Puliré ideas, las anotaré al llegar a casa, después preparé algo de cena, descorcharé la botella y me perderé en una buena lectura con Davis de fondo.


Y, si al día siguiente, me dieran a elegir, volvería a escoger lo mismo.


La entrada Vivir con tus reglas no está tan mal se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 06, 2019 05:43

July 5, 2019

El último capítulo

Photo by Kamila Maciejewska on Unsplash

Viernes, las vacaciones se notan, aunque uno no las haya tomado aún. Posiblemente es el periodo más complicado del año para trabajar, ya sea por el calor o por todas esas fotos de playas, fiestas, felicidad y descanso.


Como siempre, el cuerpo me pide una pausa, aunque no logro acostumbrarme a ella. Madrid se llena de turistas que dan vida a la ciudad mientras los locales se marchan a otras partes del país.


Fotos y más fotos, la necesidad de compartir un momento perfecto que, visto desde fuera, desde la posición de quien está detrás de la cámara, indiferente a todo, no parece tan estupendo, sino más bien un ensayo de anuncio de revista. Pero entiendo que vivamos en la era donde no existen las esperas, ni el tiempo para contarlo más tarde, si es que realmente hace falta hacerlo.


Pasear por las calles es diferente, aunque sigue manteniendo la esencia de la gran ciudad. Los bares llenos, como en cada parte del año, los atardeceres bellos y las terrazas repletas.


Me pregunto hacia dónde voy. Las dudas de quien se rige por su código propio, incluso cuando las cosas van bien. Es normal dudar, replantearse por un momento si esto es lo correcto, sobre todo, cuando el cansancio achaca y comienza a hacer mella.


No obstante, soy una persona de retos, de nadar hasta el horizonte, aunque esté más lejos de lo que creo. Lo mejor de todo, es que nadie me educó para ello, sino más bien al contrario. Ya no me muero por llegar, sino por seguir en el juego que, después de todo, es de lo que trata todo esto.


Por suerte, además de las personas, si hay un lugar en el que me cobijo -y nunca falla- es la lectura, la lista de libros que acumulo en mi dispositivo y en la balda del salón; los discos que -hoy digitales- siguen sonando en unos cascos rotos que sigo manteniendo con cinta adhesiva. Los días, una vez más, se me escapan entre los dedos como fina arena de playa y, sinceramente, me gustaría que fuesen más largos, lograr estirarlos como una goma de mascar. Pero estoy feliz. Hace una década -sí, ya son diez años de arrastre-, lo tenía menos claro.


Todo lleva su proceso y es el momento en el que te preguntas si existe algún modo de evitar las colas, saltarte algunos episodios y llegar antes de hora. Pero, como un buen libro, ir a las últimas páginas del libro, sin haber leído el resto, no tiene sentido alguno.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada El último capítulo se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 05, 2019 01:04

July 3, 2019

Dormirse

A road trip through the South of Spain, visiting Nerja, Frigiliana, Sierra Navada and Cabo De Gata.


Foto de A pair & A spare


Stan Getz y Charlie Byrd tocan para mí en esta mañana de miércoles, de recta final, de poner las últimas comas, los últimos signos de una novela que me ha tenido apartado de ese mundo al que llamamos real.

Anoche me quedé dormido entre páginas, hasta que me despertó la lluvia. Tormenta de verano, el perro descansaba espatarrado en el suelo, hastiado, como si hubiera estado asfaltando carreteras todo el día. Ni siquiera encendí la luz, disfruté del momento, escuché las gotas cayendo en el patio de luces. Hacía falta el agua, la lluvia y un poco de fresco. Después me costó dormirme un buen rato. Intenté no pensar en ello porque, a partir de cierta hora, comprobamos el reloj, seguimos despierto, y nos entra la ansiedad al creer que no vamos a conciliar el sueño. Por el contrario, me puse a pensar en cosas, aunque la mente me llevara por otros derroteros y terminara en imágenes que no deseaba. Como una cañería obstruida que empieza a tirar cieno a la superficie en cuanto se descongela. Maldito subconsciente, que nos lleva adonde quiere. Ni pensar quiero en lo que hace cuando estoy escribiendo. Ni pensar quiero en lo que pienso cuando estoy escribiendo.


La entrada Dormirse se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 03, 2019 00:50

June 30, 2019

¿Por qué no hacemos lo que realmente nos importa?

Foto de la serie “La verdad sobre el caso de Harry Quebert”

 


No voy a mentir, una de las cosas que más me gustaron de “La verdad sobre el caso de Harry Quebert”, fue la casa de la playa. No es la primera vez que me topo con construcciones así en un libro o en una película, pero no dejan nunca de fascinarme.


Supongo que es uno de esos deseos de muchos al alcance de unos cuantos.


Supongo que, cuando viví en la playa, me hubiese gustado estar (todavía) más solo.


Mi cabeza funciona a toda velocidad estos días. Las horas pasan volando tecleando con furia, revisando correos electrónicos, ordenando facturas a causa del fin de mes… Tengo un trabajo que me da flexibilidad cuando la necesito y, por esta razón, suelo tomarme menos licencias que el resto.


Desconozco lo que son las vacaciones, porque no puedo estar sin hacer nada.


Leer, reunirme con otras personas, acudir a un evento, a un espectáculo o ver una película, todo forma parte de mi labor diaria.


No importa si es miércoles o domingo, todos los días cuentan para machacar tres o cuatro mil palabras en el procesador de texto durante cinco o seis horas, después revisar las tablas de Excel donde llevo la contabilidad de mis promociones, los anuncios que pongo, el funcionamiento de estos, y un largo etcétera.


Pero también cuentan para cerrar la casa de un portazo y no volver hasta quién sabe cuándo.


Y de las caídas libres cuesta recuperarse.


Por eso, es importante respetarse a sí mismo, tomar en serio cada segundo y entender que sí, esto es un juego, pero hay unas cuántas reglas que, si te saltas, pueden penalizarte.


Desde hace un tiempo, leo por las mañanas, durante el café, antes de sacar al perro y de que salga el sol, porque por las noches se ha vuelto algo imposible. El aumento de tareas (además de las personales) ha impactado de manera positiva.


Cuando haces lo que te importa (eso de decir lo que te gusta, es muy relativo), no tienes tiempo para consumir banalidades, ni para estar pendiente del teléfono, ni de quien escribe mensajes de Whatsapp a cámara lenta.


No das tiempo a las discusiones en redes, ni a las de la calle, ni tampoco a quien te dice “yo una vez pensé en escribir un libro”, pero nunca lo escribió y ni siquiera lo intentó, para después juzgar lo que haces, evaluar si lo estás haciendo bien bajo su criterio vacío.


Quien escribe o ha escrito algo, alguna vez, no importa si vive o no de ello, sabe el esfuerzo que conlleva (y lo que pueden molestar ese tipo de comentarios al principio de tus andaduras).


Y ni hablar sobre el marketing.


Con el tiempo también aprendes que tus niveles de energía son limitados (por mucho que diga el o la gurú de turno que hay una forma de engañar a tu sistema), que necesitas descansar un número de horas (para mí, de siete a ocho), que tu atención debe ir dirigida a quien le interesas (y no a quien intentas impresionar) y que el tiempo no espera ni perdona.


Por supuesto, nada de esto tendría sentido (ni el camino que empecé en 2012) si en la receta mágica no hubiese grandes dosis de pasión, ganas de aprender, bastante ambición por llegar y, sobre todo, una dedicación cegadora, capaz de ignorar al resto de cosas que te rodean (sí, personas incluidas).


En mi caso, es contar historias, pero cada persona tiene su atención en lo que le hace sentirse feliz y realizada, y creo que esto es lo más importante.


No es fácil romper con el contexto en el que vivimos, pero tampoco imposible, y es la única manera de que el mundo en el que vivimos sea mejor, más feliz y más creativo.


Una persona completa brilla, y la luz siempre abre camino entre las sombras.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada ¿Por qué no hacemos lo que realmente nos importa? se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 30, 2019 01:20