Pablo Poveda's Blog, page 27

August 20, 2019

¿Días malos? Sí, por favor

Photo by Tim Mossholderon Unsplash

 


No voy a mentir. Si tenía que haber un día de mierda en todo este mes, ése fue ayer.


Desperté exhausto por la humedad. Pronosticaban lluvias y la sequedad habitual se convirtió en un aire pegajoso a primera hora de la mañana. Por mi parte, llevaba unos días escribiendo al límite, poniéndome a prueba, trabajando más de lo normal.


Últimamente me estaba funcionando muy bien.


Terminaba agotado, pero después salía a correr seis o siete kilómetros, como un gallo furioso, hasta que tiraba toda el estrés acumulado en la silla. Pero ayer fue diferente.


La ansiedad se apoderó de mí, las palabras, simplemente, no salían. Lo había visto venir. La sufría desde hacía unos días y ni el deporte ayudaba. La historia en la que trabajaba, se me estaba atragantando. ¿Y cómo me iba a pasar eso a mí?, me cuestioné, mirándome frente al espejo, como De Niro en Taxi Driver, apuntándome con el arma y diciendo eso de Are your talking to me?


Tanto agobio me estaba provocando una contractura en el cuello, pero estaba demasiado centrado en otras cosas.

La catástrofe estaba a punto de llegar. Cuando el cuerpo da señales, hay que escucharlas, pero como buen necio, me convenzo a mí mismo de que, quien no empuja, no avanza.


Y llegó, ya lo creo que llegó.


El cielo se nubló durante la mañana, a la vez que mis dedos se atrofiaron y apenas logré escribir unos párrafos. Cabreado, bajé a la cocina, preparé la comida y decidí replantear las escenas. La humedad creció. Comí, dormí una siesta necesaria y regresé al teclado, pero no hubo manera. Con una pelota en la boca del estómago, decidí salir a correr cuando, de repente, una nube negra se posó en el cielo y una horrible tormenta acechó.


 Truenos, relámpagos y una lluvia mordaz inundaron el patio. Lo que me faltaba. Esperé un rato. La luz se fue y me quedé a oscuras.


Después regresó, la tormenta dio tregua y, testarudo, salí a correr unos kilómetros, por eso de vaciar el mal que pensaba en mí. Tenía que ponerle remedio a ese estado.


Pero no pensé, ni en el aire frío que deja la lluvia, ni en los barrizales que se forman. Saltando obstáculos, logré alcanzar el asfalto de la carretera y hacer mis kilómetros. Finalmente, cuando regresé a casa, tenía las deportivas llenas de barro y al igual que el perro, que había estado saltando bajo el limonero, donde ahora se formaba una charca. Y entonces se fue la luz. No sólo un rato, durante unas cuantas horas.


En momentos como ese, puedes pedirle a Dios que te lleve o sonreír y quitarle hierro al asunto. Tras una ducha a oscuras, noté el incesante dolor de cuello, ahora que el cuerpo se había enfriado. Pero me dije a mí mismo que no iba a arruinar el día, si es que se podía salvar algo de éste.


Así que busqué algunas velas, las encendí alrededor de la cocina, lavé y sequé al perro, abrí una botella de vino, saqué un poco de pan y jamón y me puse a leer.


El perro dormía a mi vera, yo me sentía agotado, pero a la vez con la conciencia tranquila de que había provocado todo aquello.


«Ya está. Ahora sólo queda que se acabe», me dije.


Y cuando ya me había hastiado de luchar contra todo, la luz volvió, la lluvia se marchó a otra parte y me sentí como un idiota, contento, pero como un idiota.


Hoy ha amanecido con lluvia, el dolor está presente y aún no he logrado resolver el conflicto creativo, pero he recordado algo. Todo es cíclico. Nada es para siempre, ni lo bueno, ni lo malo y la única forma de evitar más golpes, es tomando la actitud correcta.


Ya pasó, pero no voy a mentir. A veces, los días así, nos los ganamos a pulso.


La entrada ¿Días malos? Sí, por favor se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 20, 2019 23:16

August 14, 2019

Un escritor bandolero

[image error]


 


Mi posición siempre ha sido férrea. Estoy de lado del forastero, de quien funciona al margen de lo que hace el resto. Me gustan las novelas del oeste porque suelo identificarme con el bandolero que llega al pueblo, sin importarle un bledo lo que digan o piensen de él, con un objetivo claro y agallas para salir victorioso, independientemente de que se líe a balazos desde las primeras páginas.


Normalmente, el bandolero tiene algunos rasgos comunes en muchas novelas. Se toman los encargos con seriedad. Suelen ser personas nobles y leales con quienes les tratan desde el respeto. Guardan principios y reglas férreas que no suelen romper, salvando alguna excepción. Olvidan rápido lo malo, encaran los problemas tal y como vienen, sin rencores ni odios, y no tienen piedad alguna con los infames y los carroñeros.


Y, por supuesto, les gusta beber.


Entre chato y chato de vino, al final de la jornada, este verano me he dado cuenta de que llevo un pequeño bandolero dentro, a pesar de no haber empuñado un Colt en mi vida, ni poseer una experiencia ecuestre.


En este mundo de farándula, historias, éxitos y fracasos, hay que agudizar el ojo para conocer de un vistazo lo que tenemos delante. Haberse curtido lo suficiente para no acabar en el suelo abatido a tiros a causa de la inexperiencia.


Porque, cuando llegues al poblado, nadie te tomará en serio, ni importará de dónde vengas o lo que hayas hecho antes, a menos que tengas el revólver siempre preparado con unas cuantas muescas que hablen por ti.


Entonces, a ver quién tiene agallas para disparar primero.


La entrada Un escritor bandolero se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 14, 2019 03:32

August 13, 2019

Origen, lanzamiento y futuro

[image error]


Hoy ha salido a la venta «Origen», la octava entrega de Don (aunque se puede leer de manera independiente) y con la que me presento, de nuevo, al Premio Literario Amazon 2019.


Con esta novela cierro una serie (ocho libros) que empecé a escribir cuando vivía en Varsovia y que he terminado en el interior de Alicante.


Así que he escrito la serie entera entre Varsovia, Alicante y Madrid, pero en ella he plasmado los viajes que hice por Florencia, Dubái, Berlín, Copenhague, Oslo, Ginebra…


Llegado a este punto, me doy cuenta de cómo han cambiado las cosas en los últimos tres años, no sólo en el mundo de la publicación digital, sino también en mi modo de ver las cosas. Esto último ha sido clave.


El 2019 está siendo fructífero, me lo estoy pasando en grande, pero aún quedan unos meses y mucho por hacer.


Así que brindemos por esta historia y las que están por venir.


Enlace a «Origen» en Amazon


La entrada Origen, lanzamiento y futuro se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 13, 2019 00:28

August 10, 2019

Resfriados creativos


 


Hace un mes, más o menos, me encontraba en el vestíbulo de un hotel del barrio de Salamanca, esperando a que mi hermano bajara de su habitación. Estaban siendo unos días muy calurosos en la capital, tanto, que el bar del hotel estaba lleno. Pensé en tomarme una copa para matar la sed que arrastraba, pero enseguida escuché las conversaciones extranjeras sobre las curiosidades de Madrid.


Me senté en uno de los sofás y vislumbré una colección de libros. Mi hermano me había hablado de esta iniciativa.


Los hoteles dejaban una pila de ejemplares para hacer las esperas más cortas. Curioso, me acerqué, encontré títulos en inglés y español, y di con un nombre conocido. Fue leer las primeras líneas y sentir una bofetada que me llevó al pasado de cabeza.


A Chandler llegué cuando todo estaba perdido, en el mismo modo en el que se encontraba él cuando decidió escribir. «El sueño eterno» fue el primer trabajo que leí, y me llegó como un puñetazo en el estómago. Un estrépito tan fuerte que, años más tarde, me llevó a escribir «La Isla del Silencio», la primera novela de Gabriel Caballero.


Desde entonces, no he logrado desprenderme de su sátira, ni tampoco de Philip Marlowe (y de Humphrey Bogart).


No soy una persona de prejuicios en relación a la lectura y tiendo a darle una oportunidad a lo que me llama la atención. En lugar de gastar el tiempo teniendo la razón, prefiero dedicar esa energía a leer y disfrutar. Hay para todos.


Sin embargo, cada cierto periodo, cuando me faltan las ideas o siento una baja autoestima apoderándose de mí, toco la puerta de ese bar invisible que existe en mi cabeza, lleno de humo, vasos de whisky, muebles de madera y un jukebox de fondo, y me reúno con los de siempre: Patricia Highsmith, Raymond Chandler, John Fante… Tomo asiento en la barra, escucho sus historias, me pido un vino, una tapita de queso curado y tomo notas mentales.


Cada persona tiene sus favoritos. Estos son los míos, aunque aprenda de los que leo, estén o no en la lista.


En ocasiones, lo que más me duele es que ni siquiera tengo copias en papel. Las compro, después las presto, las regalo o las pierdo directamente. Pero no me importa demasiado. Sé que están conmigo.


Cuando menos lo espero, llegan a mí, ya sea en forma de papel, en una película o en una conversación.


Recuerdo que aquel día del hotel, estaba sufriendo un resfriado creativo, que no es una crisis en sí, pero afecta igualmente al sistema inmunológico.


Encontrarme con Chandler fue la aspirina que necesitaba.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Resfriados creativos se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 10, 2019 00:59

August 9, 2019

Poco es suficiente


Photo by Anthony Ginsbrookon Unsplash

Escuchábamos Thin Lizzy en el coche, mientras cruzábamos una de esas carreteras de montaña infinitas, cuesta abajo, de curvas abiertas y paisaje árido.


Por la ventanilla, pueblos de fachadas blancas y tejados rojizos. Esta vez, no veríamos palmeras al final del trayecto, ni el mar, pero nos daba el destino, la suerte estaba de nuestra parte. Paramos en una estación de servicio aleatoria.


Compré un par de emparedados en la gasolinera y nos quedamos a la sombra, sobre el capó del coche, mirando una llanura que llegaba al horizonte. En silencio, ella le daba pellizcos al pan de molde, sonriente y tranquila. No nos conocíamos demasiado, tal vez desde hacía unas semanas, y no sabía si funcionaría a la larga, pero no necesitaba más. Ni yo tampoco.


Fue ahí cuando me di cuenta de que la felicidad poco tenía que ver con el dinero, el estatus o el lujo. Más bien, residía en lo simple, en sentirse alineado con lo que hacemos y, los dos, en ese instante, queríamos estar allí, dándole mordiscos a un sándwich, apoyados en el capó sucio de mi escarabajo, mirando un terreno que poco tenía de hermoso, pero que significaba más que el mejor de los atardeceres.


Por supuesto, aquello no funcionó pero, siempre que nos vemos, entre risas y nostalgia, recordamos aquel momento.


Nunca, tan poco, fue tanto.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Poco es suficiente se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 09, 2019 01:44

August 8, 2019

Destinos

Me preguntó que a dónde nos dirigíamos y le contesté que no tenía la más remota idea. Solía perderme con facilidad. Mi respuesta no le gustó y, poco a poco, su sombra se perdió por una de las grandes puertas del parque del Retiro.


Desde entonces, cada cierto tiempo, me paro a comprobar en qué momento de la vida me encuentro, hacia dónde voy, como cuando el perro tenía unos meses y me acercaba a su bol, para ver si se había terminado la comida.

Reconozco que no tengo respuestas para todo, ni siquiera para la mayoría de preguntas que me hago. Pero no me preocupa, porque no tengo miedo a los cambios, a lo que se pone por delante sin haberlo previsto, y esto es lo que determina el camino.

Un día me cansé de esperar, de soñar sentado mientras me dedicaba a otras cosas.

Desde ese día, han pasado más de diez años.


Esta mañana, al despertar, he visto por la ventana que aún no había amanecido, y me he dado cuenta de que el verano se apagaba. Sé que en unas semanas todo cambiará de nuevo. El entorno dejará de ser tierra árida, bancales de almendros y viñedos, para convertirse en grandes avenidas, hermosos paseos. Volveré a comprar vino en el supermercado y no en la bodega, pasearé por la Gran Vía enamorándome de las chicas que están o pasan por Madrid y me perderé por Embajadores como acostumbro a hacer. Y, mientras tanto, tendré idas y venidas, golpes de suerte y de confusión, porque sin unos, no apreciaría los otros.

Por eso no pude responder a su pregunta. Ni antes, ni ahora. Me sigo perdiendo con frecuencia, aunque he aprendido a encontrarme.


La entrada Destinos se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on August 08, 2019 01:43

July 30, 2019

Cuatro ideas sobre por qué es el mejor momento para vivir de la escritura

Photo by Jesus Kiteque on Unsplash

Hace un tiempo que no escribo en Medium, aunque eso no significa que no haya estado tecleando como acostumbro.


Tengo la sensación de que la mayoría de gente que me lee aquí, busca contenido relacionado con la escritura o la motivación, razón por la que no he escrito nada últimamente -no tenía nada nuevo que aportar-.


Cada día que pasa, observo más esta profesión como cualquier otra, el problema es que -la mayoría de nosotros- partimos de un ideal obsoleto y que, en mi opinión, ha sido más una ilusión que algo verdadero. Por eso, cada vez me interesan menos ciertos discursos, por no decir casi ninguno.


Por supuesto, leo sobre figuras que marcaron un antes y un después. Me gusta curiosear, fantasear, saber qué hacían esas personas. Ciertos fetichismos comparables a las biografías de músicos o personajes ilustres. Pero nada más que rascar.


Después de diez años, llego a la concusión de que, sobre la escritura, me temo que está todo escrito. Lo único que ha cambiado ha sido el contexto y el modo de entrega. Y eso ha afectado en nuestros intereses, a las modas, pero a nada más.


El lenguaje es necesario para la comunicación y, por tanto, se ayuda de la escritura y de la lectura para su divulgación e interpretación. Como no me imagino -quién sabe, claro- a los humanos comunicándonos de otra manera -al menos, en vida-, presiento que le queda mucha carrera a seguir contando historias.


He dicho, digo y diré que es el mejor momento para vivir de la escritura -y de muchas otras cosas- porque:


a) Cualquiera puede escribir un libro.

Sólo necesitas un ordenador, un procesador de textos y una conexión a internet para documentarte. No hablo de talento, ni de ser leído. Hablo de escribir un libro, contar una historia, exponer una idea.


A escribir bien, se aprende. A contar historias, se aprende. El talento, se tiene o no se tiene. Pero, ¿cuántos talentos se desperdician por otras cuestiones? Mejor centrarse en las fortalezas que tenemos.


¿Quién no escribe un libro? La persona que se pasa la vida hablando de que va a escribir un libro.


No seas esa persona.


Cuéntalo cuando ya esté terminado.


Photo by Drew Graham on Unsplash
b) El statu quo ha cambiado.

No necesitas la aprobación de nadie para lograr lo que buscas. ¿Qué es lo que quieres? ¿Fama? ¿Dinero? ¿Suplir gastos? ¿Pagarte unas cervezas? Honestidad ante todo. Cada persona sabe de sobra lo que busca con su libro, otra cosa es que pretenda engañarse frente al espejo. Escribe la pregunta en Google y aprende a conseguirlo.


Cuando digo que ha cambiado, no me refiero a Amazon, ni a la irrupción del ebook. Esto ha ayudado a agilizar los procesos, igual que ahora no necesitamos una cámara para tomar una fotografía ni llamar a DHL para enviarla a su destinatario.


Ha cambiado porque la red ha permitido conectarnos de forma masiva, en cuestión de segundos, con personas que están en diferentes partes del globo.


El día que esto se termine -esperemos que nunca-, nos preocuparán otras cosas.


Photo by Maxi am Brunnen on Unsplash
c) Escribir puede convertirse en un oficio bien remunerado, sin necesidad del apoyo editorial.

Duro, tal vez, o no, pero cierto.


Sí, la gente lee, compra libros y vive su vida de la mejor manera que puede. ¿Quién tiene la verdad absoluta? Los números de los informes y los de tu cuenta corriente. El resto, son palabrerías.


Hay miles de autores por todo el mundo viviendo de esto. No es el futuro, es el presente.


Internet ha permitido que no necesites la difusión mediática de terceros para embolsarte un rico salario.


¿Cómo? Pues igual que todo: con esfuerzo, dedicación y consistencia.


No creo en la suerte o pienso que no es para mí. Personalmente, tengo cero expectativas de todo, incluso de mi persona. Esto no quita que no me marque unas metas claras, pero me ayuda a comprender que hay cosas que pueden no llegar a funcionar nunca -al menos, con el planteamiento del principio-.


Reconozco en este aspecto que soy bastante agresivo en mi modo de operar. Tal vez porque sea Tauro y no tome un no por respuesta. No importa. Soy todo o nada y disfruto con el juego.


Cada persona tiene una forma distinta de aproximarse a esto y es TOTALMENTE COMPATIBLE. Hay quien obtiene mejores resultados con menos esfuerzo y quien mete un gol en el segundo minuto de partido.


Bravo por todos. La vida es así.


Esto es importante porque aprender a manejar el estrés, las emociones y los desgastes es esencial para que no arda Troya.


Troya eres tú.


Photo by Mohamed Nohassi on Unsplash

Desde mi visión más personal (y puede que una de las claves del éxito), un escritor trabaja siete horas (o más). Es mi regla de oro y donde cojean muchas historias personales que escucho.


Ahí va el porqué.


Es tan simple como lo siguiente: en mi primer empleo -no he tenido muchos, lo reconozco-, trabajé gratis durante unos meses, porque quise, porque quería demostrar que podía aportar valor y merecer un salario por ello. Eso me cambió la mentalidad.


Si dedicaba siete horas (o más) gratuitas en una oficina por la que no era seguro que terminaran contratándome, ¿por qué no dedicarlas en lo que realmente me apasionaba? Y eso hice.


Me largué bien lejos y busqué un trabajo a jornada partida. 50/50. Así empezó todo, hasta que escribir fue el único empleo.


Sinceramente, me importaba un carajo lo demás.


¿Cómo contabilizar tus horas? Fácil. Escribe durante 30 minutos, cuenta las palabras que has plasmado y multiplica por dos. Eso es lo que escribes en una hora. Ahora, multiplica por siete.


Si escribes 200 en 30 minutos.


Deberías escribir 400 por hora (esto no es una ciencia exacta, hay picos de motivación y depende de muchos factores, pero se aproxima siempre).


Después por 7 y obtienes 2800 palabras.


Ahí tienes tu jornada laboral.


Ah, ¿que son muchas? ¿Que son pocas? ¿Que te gusta escribir cuando llegue la inspiración? Ese es tu problema, tu situación y tu circunstancia. Defínelos.


Esto no es una competición, ni se trata de ver quién escribe más rápido. Cada persona es un mundo y escribir más rápido o más lento no te asegura nada.


Te muestro mi forma de contabilizar las horas productivas en la pantalla, no las que pasamos en Youtube o comentando la jugada en las redes sociales.


Photo by NeONBRAND on Unsplash
d) Puedes escribir lo que te dé la real gana.

Este es un tema que genera controversia. Hay quien dice que solo vende lo que realmente tiene mercado (y no discrepo).


Si a ti te gusta escribir sobre vampiros o westerns en el espacio, ¿para qué demonios vas a escribir novelas de policías? ¿Y quién es esa voz ajena para decirte si lo que escribes es una pérdida de tiempo o no?


Si vas a escribir, necesitarás una buena fortaleza mental. Consejo: aprende a mandar al infierno a la gente y sus consejos y críticas destructivas, lo antes posible.


Lo que debemos preguntarnos es si hay suficiente público para este género. Siempre lo hay. Dedica horas, investiga y encuentra a esos lectores potenciales. Otra opción es la de mezclar géneros. Todo es posible: está en tu imaginación.


Escribe, publica, recibe retroalimentación y reajusta. Es un bonito y largo proceso. No dejes de experimentar y probar cosas nuevas.


Por tanto, si has llegado hasta aquí, te doy la más sincera enhorabuena.


Si tenías dudas sobre si merece la pena lanzarse, espero que se hayan resuelto del todo.


Estos son los cuatro puntos por los que creo que es el mejor momento para escribir y vivir de tu escritura (sin suerte, ni contratos editoriales).


Huelga decir que no tengo nada en contra del sistema tradicional, de firmar contratos y de quien prefiere otros caminos. De hecho, creo que todos pueden converger y no hay por qué cerrarse de miras. A mí lo único que me interesa es que las historias lleguen lo más lejos y a cuanta más gente sea posible. La unión hace la fuerza y yo siempre estoy abierto a nuevos retos.


No odio a nadie, ni tengo una lista negra de adversarios. Mi única enemiga es la pereza.


Para concluir, dejo fuera del tiesto muchas cosas, ya que este artículo daría para un libro.


El camino es largo y hay que tener correa para saber aguantar. Los egos más sensibles son los que peor lo pasan, pero todo cicatriza con el tiempo.



Como diría Tony Montana: el mundo es tuyo.


Ya sabes. Disfruta, escribe, diviértete y rock and roll.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Cuatro ideas sobre por qué es el mejor momento para vivir de la escritura se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 30, 2019 02:44

July 28, 2019

Cosas de julio y algunas curiosidades

[image error]

Yo también tengo una máquina de escribir que no uso


Hace casi dos semanas, dejé la capital y me vine al campo. Ya lo mencioné en una entrada anterior. Sin embargo, no mencioné qué iba a hacer aquí. Además de leer, relajarme, volver al deporte, disfrutar con calma del vino, los apertivios y tomar un poco de distancia del año vivido en Madrid -que estuvo lleno de momentos mágicos-, conduje hasta aquí con la idea de rematar la novela con la que me voy a presentar al Premio Literario de Amazon 2019.


Quien me siga por la lista de correo, probablemente, ya sabría esto.


[image error]


Mi última novela, hasta la fecha, Falsa Identidad está funcionando muy bien, y yo estoy muy contento de que Dana haya gustado. No puedo estar más agradecido. De aquí a finales de año, llegarán las dos siguientes entregas que completan la primera trilogía, sin contar con la vuelta de Rojo y Caballero.


No me preguntéis de dónde saco el tiempo.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 28, 2019 09:52

July 25, 2019

Prolífico


George Simenon, conocido por ser el creador del inspector Jules Maigret, solía escribir, cada día, de 60 a 80 folios en su máquina IBM eléctrica. En vida, publicó unas 500 novelas, y decía que escribía tan rápido porque su cerebro no le permitía ir más despacio.


Era metódico, ágil y sabía lo que hacía.


Reconozco que siempre he sentido curiosidad por los escritores prolíficos y las vidas que había tras sus nombres.


Nunca he juzgado a nadie por su modo de trabajar, ni por la velocidad.


No me interesan los prejuicios, sino lo que hay sobre el papel. Cada persona tiene su ritmo en la vida para todo, su manera de desarrollarse.


Me gustan las historias donde hablan de lo que no se ve, del arduo camino que se queda en la memoria. La curiosidad es importante y necesaria para el día a día.


Me gusta descubrir, saber más, entender a la gente, para aprender y reflexionar, en lugar de buscar la grieta por donde sabotearla. Al final, lo que prima es la satisfacción de uno mismo, en lugar de buscar la opinión complaciente de los demás, porque esto es muy complicado, por no decir imposible.


Hay mucha gente ahí fuera que, por norma, nunca estará satisfecha con lo que haga otra persona, por el hecho de no ser la protagonista.


Triste pero cierto, y es mejor aceptarlo y seguir con lo nuestro.


Los días son demasiado cortos para beber malos vinos, decía Goethe.


 


La entrada Prolífico se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 25, 2019 02:19

July 23, 2019

Hay que ser fuertes

Photo by Dan Burton on Unsplash

Nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que tienes.


Leo esta frase en alguna parte y pienso en estos momentos. Hace unos días, le comentaba a un buen amigo que me encontraba en el mejor momento de mi vida, capaz de todo, fuerte como un roble.


Escapé de Madrid (por llamarlo de algún modo, pues soy quien se pega a la ciudad) con el fin de cambiar de aires y obligarme a dar vida a la promesa que me había hecho previamente: escribir, no sólo una historia, sino LA HISTORIA que despidiera a Don como se merecía.


Para ello, además de una buena trama, necesitaba reunir ciertos elementos que conformaran el ritual matutino: dormir bien, una alimentación apta para la escritura, cortar de cuajo las salidas nocturnas (que sólo retrasarían el trabajo), conseguir un buen vino con el que disfrutar después de cada jornada y rodearme de silencio absoluto.


El lugar en el que escribo

Pues bien, me mudé al interior, a la soledad más pura, rodeado de naturaleza, de grandes extensiones de viñedos y almendros, un lugar donde los coches apenas se ven y la vida humana brilla por su ausencia.


A partir de este punto, trabajar sería fácil, pero sabía que me podía perder con facilidad en mil excusas.


Pero no está siendo. Además del entorno, hay un componente que es la energía que mueve y gira los engranajes. Saber que no tienes otra opción, volver a los inicios y contraer el músculo.


Sé que he dicho esto anteriormente, pero me asombro al ver que estoy escribiendo más que nunca.


No es una cuestión de musas, ni de energía divina.


Es trabajo, disciplina y consistencia.


Si echo la vista dos años atrás, mi método no ha cambiado mucho en rasgos generales. Simplemente, ahora planifico mejor, soy más determinante, el proyector de mi cabeza se mueve con más rapidez y mis músculos también. Intento superarme a diario, desde hace años, dando pequeños pasos y he aquí cuando comprendo que nada se alcanza de la noche al día, por mucho que nos quieran hacer creer lo contrario en ocasiones.


Sólo creo en aquello que esté bajo mi control, de lo contrario, es irrelevante. Y por eso no me oprime, ni tampoco me quita el sueño.


Deberíamos creer en nosotros mismos, más que en lo que otras personas piensan de nosotros. Desconocemos el potencial que habita en nuestro interior.


Y por eso hay que ser fuertes, porque sólo sabremos lo fuertes que somos cuando esa sea la única opción que tengamos.


Conecta conmigo

Pablo Poveda, periodista y escritor de novelas de ficción. Creo en la cultura libre y sin ataduras. Si te ha gustado este artículo, conectemos: te animo a que te suscribas y descargues gratuitamente una de mis novelas.


Si te interesa la escritura, descubre el curso de escritura que ofrezco para escribir, publicar tu libro en Amazon y lograr tus primeras ventas.


Si te ha gustado, ¿podrías darme diez o veinte aplausos para llegar a más gente?


También puedes seguirme en Instagram: @elescritorfantasma


Facebook: /elescritorfant


La entrada Hay que ser fuertes se publicó primero en Pablo Poveda.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on July 23, 2019 10:15