Álvaro Bisama's Blog, page 62

October 18, 2017

Compromiso y desesperación

¿Qué futuro les espera a los 35.548 jóvenes de la Región Metropolitana que en 2016 “desertaron” del sistema escolar?, se preguntaba Soledad Alvear en estas páginas.


Ninguno, mientras no existan más y mejores escuelas de reingreso. A nivel país, son 77.554 niños y jóvenes los que han “desertado” del colegio, verbo injusto, porque desertar implica irse voluntariamente y lo que en la mayoría de los casos les ha sucedido es que fueron excluidos del sistema escolar por sus historias familiares conflictivas, sus precarias situaciones económicas y sociales, por un embarazo adolescente o por haber incurrido en consumo problemático de alcohol o drogas. En suma, por la pobreza de todo tipo en que han crecido y que los ha vuelto desconfiados, temerosos, desesperanzados.


Tal como afirma la ex ministra, las escuelas de reingreso son salvadoras. El único pasaporte que puede abrirles la esperanza a un futuro mejor, que no este secuestrado por el delito, el consumo problemático, el Narco del que hoy todos hablan.


Compromete y desespera ser parte de la solución, porque como directora de Súmate, fundación del Hogar de Cristo que mantiene 5 escuelas de reingreso, así lo siento. Compromete porque he visto cómo cambian cuando vuelven. Juntos, logramos sacar la mejor versión de ellos. Las escuelas de reingreso son un espacio de nivelación, donde se reencuentran con sus habilidades socioemocionales, desarrollan predisposición al aprendizaje y constatan que es posible construir una sociedad más solidaria, donde ellos caben.


Conozco decenas de casos de jóvenes que vuelven desesperanzados después de haber experimentado un trabajo precario en la construcción o en la feria, y que, al cabo de un tiempo de proceso educativo, en pocos meses, vuelven a confiar en sí mismos y se van sintiendo orgullosos de sus habilidades y logros. He vivido emocionantes reencuentros entre padres e hijos en una celebración de Fiestas Patrias o en el Día de la Familia. Y está también la amistad. Los cabros en la poblaciones más duras saben que los de la pandilla son amigotes útiles, no amigos de verdad, como los con que se reencuentran en la escuela, de esos que apañan en serio. Todo eso pasa en la escuela, por lo que es fundamental que regresen.


Lo único que requieren esos jóvenes para hacerlo es saber cómo volver. Y aquí es donde me desespero, porque necesitamos más escuelas de reingreso. Porque, habiendo tan pocas -no más de 15 en todo el país, las que atendemos apenas al 3% de la población excluida-, muchos no alcanzan a verlas.


Tampoco parece verlas el gobierno, ocupado en entregar educación superior gratuita, sin acordarse de estos 77.554 niños y jóvenes a los que no está garantizándoles su derecho a la educación, y que incluye a un tercio de los que están en el Sename.


Me desespero porque desde 2015, la glosa presupuestaria destinada a las escuelas de reingreso se ha ido reduciendo a razón de mil millones por año y para el presupuesto 2018 que se discute en el Senado está más escuálida que nunca, pese al aumento de las platas para Educación. ¿Cómo se explica esto si hay consenso en que la escuela de reingreso es salvadora? Que alguien responda.


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Published on October 18, 2017 04:13

Stop con vidal

No lo puedo creer. La virulencia con la que se ataca a Vidal es enigmática. Casi se está opinando de un criminal. Se le cuelga el mote de alcohólico con facilidad. Se le trata como beodo como si, los que lo acusan, tuvieran en el velador de su pieza exámenes de sangre diarios del jugador. Parece que quien hoy intente inclinar la balanza hacia Vidal es un pecador.


Varios lo apuntan como el gran responsable de la eliminación, el único culpable. ¡Qué idiotez más grande! ¿Un alcohólico sería titular en el Bayern? ¿Un ebrio estaría en la lista de los mejores volantes del mundo? ¿Un curado puede ser titular con Sulantay, Bielsa, Sampaoli, Borghi, Pizzi, Heynckes, Guardiola, Ancelotti, Conte, Allegri? Imposible.


Más respeto con Vidal. Se equivocó feo en el episodio del Ferrari en plena Copa América y debió ser sancionado. Sampaoli lo dejó, pensó en ganar y no en implantar método. Si hubiera sido un jugador de segunda línea lo mandaba fuera. Luego, falló en el momento que decidió ir al casino antes del partido con Paraguay. Error. Era su día libre, pero esa inoportuna salida lo desenfocó y jugó, como TODO el equipo, de manera deplorable. Personificarlo como el único blanco de crítica y definirlo como un borracho es de una tremenda bajeza.


Cada uno estampa sus apelativos y diagnósticos. En esta elección, yo defiendo a Vidal del linchamiento. Además que con técnicos que tienen la etiqueta de súper disciplinados, Vidal jugó siempre. El único que se atrevió a castigar públicamente fue Claudio Borghi. El resto calló.


Vidal ha jugado en la Selección desde 2007, 99 partidos (38 por eliminatorias).  Suma 23 goles. En la era Pizzi , 10, al igual que Vargas. Si es tan bueno para el copete, esos números no los podría alcanzar. Tirar mierda es un ejercicio gratis en este país. Ver el sufrimiento de un tercero es un caramelo. Varios se deleitan con la descalificación hacia Vidal; yo la detesto. La encuentro injusta y gratuita.  Si Sampaoli dijo, privadamente, que Vidal era ingobernable con el alcohol, ¿por qué no hizo nada como líder de la selección?. Guardó silencio y lo utilizó.


No tengo idea qué hace Arturo Vidal en su vida privada en Munich. Sólo evalúo su juego, actitud y rendimiento en las canchas alemanas. En ese terreno vuelvo a ratificarlo: es el mejor volante del mundo. Piensen más antes de escupirlo.


No ir a Rusia no fue culpa sólo del Rey. Fue una FARRA de todos, de un plantel y de Pizzi, que se fue, inexplicablemente, sin desnudar frente al país las razones del fracaso más grande de esta generación.


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Published on October 18, 2017 01:44

Solidaridad: buscando la salida

Desde el año 2011, se ha instalado en nuestro país la idea de que estamos enfrentando una crisis política. Para muchos, fenómenos como éste u otros semejantes, son consustanciales a la vida social, por ello, lo grave no es su existencia sino la incapacidad para conducirlos. Todo pasa, entonces, por leer bien el momento y conducir la salida.


Un sector no menor de la izquierda ofrece como respuesta una crítica radical al sistema de mercado, bajo la idea que hacia él se dirige el descontento social. Sin embargo, no son pocos los datos que sugieren que la molestia responde a cuestiones más complejas. El problema no sería con el consumo ni con la posibilidad de acceder a ciertos bienes, sino con el hecho de que dichos bienes ya no otorgan el reconocimiento social que se esperaba (por ejemplo, la educación). La insatisfacción, por lo tanto, no es ni contra el mercado -como mecanismo para distribuir ciertos bienes- ni contra las cifras “duras” de la economía, sino que sería más bien uno de aspiraciones y propiamente espiritual, es decir, un problema político.


Por otra parte, la pérdida del sentido de comunidad que ha corrido pareja con el proceso de modernización chileno ha exacerbado este malestar. En esta línea, hace no mucho tiempo, un personaje social se preguntaba cómo podían sentirse parte de una misma sociedad personas que viven en comunas con índices de calidad de vida de países europeos y otras con niveles similares a países africanos –no obstante pertenecer incluso a la misma ciudad–. ¿Qué razón habría para sentirme compatriota con quien no comparto mucho más que los triunfos –ahora quizás tristezas– de nuestra selección de fútbol?


Frente a esta encrucijada, la idea de la solidaridad y su formulación como principio político aparece como un complemento necesario para abordar la discusión. La solidaridad es la idea de que la interdependencia social hace imposible alcanzar el desarrollo individual aisladamente y sin considerar el bienestar social. De hecho, es al revés: nuestro pleno desarrollo sólo es posible en comunidad. Por ello, debemos buscar aquellos espacios que fomenten dicha colaboración, revirtiendo la tendencia de las sociedades modernas al aislamiento.


Al incorporarlo discursivamente a sus campañas presidenciales, pareciera que la derecha ha acogido la solidaridad como principio político. Sebastián Piñera incluso lo formuló como uno de los cuatro ejes que estructuran su programa. Si este hecho constituye o no un avance, depende en gran medida de cómo se vayan articulando las propuestas.


En esta línea, y para responder al desafío actual, el día de ayer, desde IdeaPaís lanzamos el libro colectivo “Solidaridad: política y economía para el Chile postransición” con la intensión de profundizar y también reformular dicho principio al país en que vivimos. Por eso, las miradas no están puestas sólo en los aspectos teóricos de la formulación de dicho principio, como su justificación e interacción con otros principios como la subsidiariedad, la justicia y la libertad, sino que se extiende a aspectos políticos y de política pública. Por ejemplo, se aborda su aplicación a la política medioambiental como componente correctivo cuando fallen los análisis preventivos o establece cierta solidaridad en el Plan Básico de Isapres con el fin de eliminar las preexistencias y la cautividad de los usuarios al asumir conjuntamente ese riesgo, entre otros temas.


Así como excluir la Solidaridad como principio político en base a prejuicios sería un error, esgrimirlo con fines puramente publicitarios sin tener intención de aplicarla ni enriquecer su contenido terminará por enterrar definitivamente una idea que ha generado suspicacias por el solo hecho de ser mencionada. Mal que mal, quienes se han atrevido a volver a lanzarlo en la discusión pública fueron tildados indistintamente de extremistas, moralistas, izquierdistas, totalitarios o hasta tontos. Por el contrario, su genuino desarrollo y aplicación podrían ser las primeras luces de una salida a nuestra crisis política actual.


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Published on October 18, 2017 00:03

October 17, 2017

Focalización y oferta programática 2.0

Hoy la Fundación Superación de la Pobreza entrega a los comandos presidenciales su propuesta de política social denominada Umbrales Sociales para Chile, donde el efecto estigmatizador de la focalización social en Chile, es central. Mejorarlo es el punto de partida para una nueva relación de las personas con las instituciones y entre los propios ciudadanos. Hemos comprobado en diversos estudios cualitativos, que nuestras pobrezas, vulnerabilidades y exclusiones se generan y persisten en gran medida, por ciertas relaciones sociales que se producen entre las instituciones y las personas.


Entender la pobreza también desde sus lógicas relacionales podría sonar extraño, pero no lo es en un país tan desigual como el nuestro. Es “relacional” porque las pautas de relación del Estado y las instituciones en general con las personas en pobreza obedecen a “relaciones” de auxilio y de asistencialismo, a través de las cuáles se ha operado por décadas con resultados desastrosos. Hemos asumido y normalizado socialmente que el Estado debe actuar solo cuando el mercado no lo hace. Así hemos construido escuelas “para pobres” en los mismos barrios segregados donde se construyeron casas “para pobres”, y donde éstos se concentran, al igual que consultorios y hospitales “para pobres”, donde se supone que se gastan racionalmente los recursos de todos los chilenos. Para decidir quiénes acceden a estos beneficios y quienes no, se utilizan sistemas más o menos sofisticados cuyas lógicas han ido cambiando, pero no así sus efectos.


Sin embargo, por mucho que se mejoren estos sistemas, siempre se terminará por “hacer competir” a individuos y familias por quién merece más las ayudas, lo que genera sentimientos de injusticia entre quienes habitan el mismo espacio físico, van a las misma escuelas, etc. Sin duda que la tarea pendiente, no es perfeccionar más los mecanismos de focalización, sino más bien dotarlos de una lógica distinta, donde estos procedimientos, entendiendo que no podemos dejar de focalizar por completo en un contexto de recursos limitados; permitan visibilizar los recursos de las personas, familias y comunidades.


Se trata de enriquecer la calificación económica que se hace de las familias considerando las propias opiniones de las personas que usan el sistema. Considerar por ejemplo, la presencia de niños o niñas infractores de ley, la migración irregular, el embarazo adolescente y otras. También que se consideren los gastos en vivienda, en enfermedades crónicas y en educación superior; y finamente, que se considere el factor territorial, considerando donde habitan las familias.


En definitiva, nuestra propuesta busca modificar las relaciones entre el Estado y los ciudadanos: que se abra a comprender que varias familias con muy pocas diferencias habitan los mismos territorios, posibilitando la participación colectiva en los programas sociales, determinando de mejor manera qué recursos se pueden movilizar en cada caso para mejorar el bienestar y acordar una estrategia pertinente con cada familia o comunidad, evitando la dependencia de ayuda estatal y generando lógicas de promoción social y no de asistencialismo. Se trata de cambiar el uso de los mecanismos de focalización, de ocuparlos de una manera distinta, con una oferta diferente, que contemple lo territorial. Resulta intolerable insistir en una oferta fuertemente individual, cuando requerimos urgentemente recomponer nuestro tejido social.


Nuestra propuesta es ambiciosa y aborda temas muy sentidos por la comunidad, detectados a nivel nacional. Chile está preparado para enfrentar estos desafíos.


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Published on October 17, 2017 04:41

Por justicia, erradiquemos la pobreza

El campamento Ribera Sur, se ubica en la comuna de Buin. Tiene una antigüedad de 10 años y en el lugar viven alrededor de 56 familias conformadas por areneros, temporeros y transportistas en su mayoría. No cuentan con áreas verdes ni espacios comunes, conviven con diversas plagas y aún existen casas sin acceso a servicios básicos como electricidad, agua potable y alcantarillado.


De acuerdo a nuestro último catastro, en nuestro país hay 702 campamentos en los que viven 40.541 familias. La cantidad de familias ha aumentado un 48% desde el 2011. Esta tendencia refleja la cruda realidad de Chile, donde las regiones de Valparaíso y Biobío concentran la mayor cantidad de campamentos, prueba latente de la pobreza más dura en nuestro país.


Actualmente, un 76% de estas familias no tienen acceso regular al agua potable, un 91% no tiene alcantarillado y un 48% no cuenta con acceso formal a la electricidad. Esta situación no nos puede dejar de brazos cruzados. No podemos permitir que algo tan básico como bañarse con agua caliente en las mañanas o tirar la cadena del baño para estas familias no sea posible.


En un día como hoy, pero hace 30 años, un movimiento de más de cien mil personas se congregó en la plaza de los Derechos Humanos y las Libertades en París, para conmemorar el primer día Mundial para la Superación de la Pobreza Extrema.


Cinco años después, en 1992, la ONU decidió declarar el 17 de octubre “Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza” y desde entonces los gobiernos, autoridades, integrantes de la sociedad civil y del sector privado se comprometieron a trabajar en conjunto para combatir la pobreza en cada rincón del planeta.


Debemos trabajar para que la erradicación de la pobreza no sea un gesto de caridad, sino un acto de justicia con todas esas familias que día a día han sido desplazadas por un sistema perverso que no les permite el acceso a una vivienda digna, salud y educación de calidad. Más todavía cuando el nivel de ingresos de nuestro país permitiría que de sobra todos pudieran aceder a ellos.


Nuestro trabajo, que hacemos semana a semana, es construir junto a las familias de campamentos y villas de blocks una sociedad donde todos se sientan parte, sin distinción de nacionalidad, sexo, creencia o ideología política. Hoy, más que nunca, debemos recordar esa movilización que reunió a miles de personas en el corazón de Francia para poder, con la misma convicción, lograr erradicar la pobreza de cada región del mundo. De esta manera, estaremos más cerca de la meta de construir un país menos segregado y de asegurar derechos sociales para todos y todas.


 


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Published on October 17, 2017 04:31

El legado

La entrevista dada por la presidenta Michelle Bachelet a este diario la semana pasada, a parte de invisibilizar por unos días al incómodo candidato Guillier,  ha dado para comentarios durante varios días. Estos han estado referidos al contenido de su legado, y se han emitido a modo de juicio evaluador de sus reformas. Así, presenciamos por un lado los discursos apologéticos (convencidos u obligados) que salieron a defender los distintos cambios impulsados. Por otro, se levantaron las voces críticas que sancionan como perjudiciales -desde el punto de vista económico y social- las reformas de educación escolar y superior, de impuestos, la ley de aborto, laboral, etc. Ambas trincheras, no obstante, suponen, bueno o malo,  el reconocimiento de un legado.  Tal vez convenga preguntarse primero si es oportuno y adecuado hablar de “legado”.


Si se analizan las reformas emblemáticas impulsadas por el gobierno de la Nueva Mayoría, poniendo el énfasis tanto en la ideología o diagnóstico que las inspira, parece más bien que, antes que “legado”, se apunta al “grabado”. Mirar la obra de este gobierno implica primero centrarse en aquellas características que sellan su identidad. Por eso, en esta primera dimensión, por mucho daño que produzca la testarudez o voluntarismo con que se han sacado adelante las promesas comprometidas, es más preciso referirse al sello que define la singularidad de este mandato.


Si, por el contrario, se prefiriese observar sólo  las consecuencias o impacto económico que generarán las reformas, ahí recién se abre una ventana para evaluar las condiciones de posibilidad de un eventual legado. Claro, pues, la condición necesaria para que el trabajo de un gobierno reformador se transforme en un legado político es, paradójicamente, lograr superar la barrera de la autoría. Es decir, no basta una ley para cambiar la realidad. Los mandatarios reformistas logran legar cuando transforman subjetivamente la conciencia colectiva, y eso ocurre cuando los cambios se adhieren a las valoraciones de las personas generando una cultura que gira en torno a esas tradiciones que se logran instalar. Eso ocurre transparentemente, o sea, asumiendo y traspasando esa costumbre adquirida a los demás de modo natural.


Sin embargo, para llegar a ese estadio, se requiere hacer un duelo con el gestor, el cual no se logra automáticamente, es decir, las  reformas por sí mismas no son garantía efectiva de un cambio. De hecho, parte medular del sentido de las democracias representativas es poder cambiar y revertir los escenarios en el mediano plazo (estas mismas reformas operan como dato de constatación de este argumento). Las mayorías y consensos son volátiles, más aun en la vorágine posmoderna donde la sensibilidad cultural se “caracteriza” por la hibridez identitaria y por experienciar caleidoscópicamente la realidad.


Dicho esto, las reformas políticas y económicas promovidas y aprobadas por este gobierno y su coalición requieren generar un cambio cultural para asentar realmente los objetivos que persiguen. Si cada uno de los proyectos y leyes impulsadas por la presidenta Bachelet  no logran cambiar la valoración de los ciudadanos, por ejemplo, en la forma de elegir e involucrarse en la educación de sus hijos, en el derecho que se reconoce a los niños a tener padre y madre, o en el modo que prefieren para negociar sus salarios y horarios, o hacia dónde prefieren que se destinen sus fondos de pensiones,  entonces no será posible un cambio efectivo.


Así las cosas, al parecer la discusión iniciada por el legado es prematura y responde  más bien a los bemoles propios del ambiente electoral.


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Published on October 17, 2017 04:28

Premio Nobel de Física 2017: Comenzando a escuchar el universo

Por estos días la noticia del Premio Nobel de Física 2017, otorgado a tres físicos estadounidenses por la detección de las ondas gravitacionales–las que predijo Einstein hace ya cien años–  ha ocupado las páginas de diversos medios de comunicación.  Pero más allá de lo mediático de este descubrimiento –porque la física  a veces sí puede ser mediática- es importante entender qué son las ondas gravitacionales, cómo es posible detectarlas y cuál es su importancia e impacto para la física  y la comunidad científica, en general. 


La respuesta no es tan compleja como podría esperarse. En definitiva, las ondas gravitacionales de las que hoy todo el mundo habla,  son  distorsiones del mismo espacio y tiempo que viajan a través del universo. Esto pareciera ser parte de una novela de ciencia ficción, pero lo maravilloso es que no lo es. Estas distorsiones, en realidad,  son predicciones de la teoría de la gravedad de Einstein y los físicos solo estábamos esperando su confirmación experimental. Y, felizmente, un siglo después el experimento LIGO (Laser Interferometer Gravitational-Wave Observatory) logró confirmar su existencia por primera vez. Por cierto, son muchos los físicos que han trabajado durante años y han jugado un rol fundamental en este descubrimiento.


Para poder entender intuitivamente qué son estas distorsiones, pensemos primero en una onda un poco más conocida: la luz. La luz es lo que se conoce como una onda electromagnética, esto es campos eléctricos y magnéticos que viajan a través del espacio a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. Esta es la velocidad de la luz. Por otra parte, la teoría de la gravitación de Einstein es para otro tipo de fuerzas: las fuerzas gravitacionales. Aquí los elementos fundamentales son el espacio y el tiempo en sí. Las distancias se distorsionan y los tiempos se dilatan. Estas dilataciones y contracciones pueden viajar a través del espacio y también lo hacen a la velocidad de luz. Y esto es lo que se conoce como ondas gravitacionales. La comprobación de su existencia es tan espectacular que incluso el propio Einstein dudó de ello y llegó a pensar que, de existir, era casi imposible que el ser humano pudiera detectarlas. Sin embargo, la naturaleza, el intelecto humano y el desarrollo científico tecnológico nos tenían preparada una sorpresa. De eso ya han pasado dos años.


El 14 de septiembre de 2015 los dos observatorios de LIGO, ubicados en las ciudades de Hanford, Washington y Livingston, Louisiana, detectaron, simultáneamente, las ondas gravitacionales emitidas por un evento violentísimo: la colisión de dos agujeros negros. Esta colisión ocurrió a una distancia de mil millones de años luz de nuestro planeta. Las ondas gravitacionales producidas en esta colisión tienen frecuencias entre 35 a 250 Hertz, rango que está, curiosamente, dentro de lo audible para los humanos. Hasta ahora con nuestros telescopios solo podíamos observar el Universo a través de las ondas electromagnéticas (luz) que nos llegan desde los confines del cosmos. Ahora, hemos adquirido un nuevo sentido: no solamente vemos la luz del Universo con nuestros telescopios, también podemos “escuchar” su bella sinfonía a través de las ondas gravitacionales.


De hecho, LIGO junto con un detector de las mismas características en Italia (VIRGO) anunciaron ayer la detección de un nuevo evento ultra violento: la colisión de dos estrellas de neutrones.  Y es aquí cuando sale a relucir toda la maravilla de lo que ya comenzó. Las estrellas, como bien todos sabemos, emiten luz. Al colisionar estas estrellas se emitieron ondas gravitacionales y, junto con la luz que emitieron en este choque, los telescopios del mundo alzaron su vista y pudieron detectarla al mismo tiempo que las ondas gravitacionales arribaron a nuestro planeta.  Nuestros telescopios en Chile, por estar en el hemisferio sur (opuesto al del LIGO y VIRGO), jugaron un rol crucial en esta nueva detección.


No cabe duda de que con estos descubrimientos comienza una nueva era. La era de la astronomía de ondas gravitacionales, insospechada para muchos, incluso para Einstein, y que nos ayudará a revelar los secretos más íntimos de nuestro Universo y nuestro lugar en él.


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Published on October 17, 2017 04:15

October 16, 2017

Pataduras

En menos de siete días la selección adulta, sobre la cual estaban construidas todas las expectativas posibles, quedó eliminada de  Rusia 2018 al ser goleada en Brasil, y la Sub 17, sobre la cual no había mayores esperanzas, fue apeada del Mundial en India rindiendo a un nivel que ni el más pesimista de los hinchas hubiera imaginado.


Por arriba y por abajo el fútbol chileno descarriló internacionalmente. Y si a eso le sumamos que nuestros clubes no son competitivos en la Libertadores y la Sudamericana, celebramos pasar una ronda, el panorama es extremadamente sombrío. Bonita primera línea de árboles era la mentada generación dorada. Esa generación, que en rigor fueron cuatro o cinco jugadores bien acompañados por otros, supo ocultar todos los males del fútbol chileno. Agarrados de la pisadera de sus dos copas América, dos Mundiales y la final de la Copa Confederaciones, el resto de la actividad supo crear una imagen de robustez y competencia que en realidad no existía.


La señal de alarma, hace años que suena, está en las selecciones menores. De pelear la clasificación a los mundiales, pasamos a la modesta aspiración de sacar un puntito. A nivel Sub 20 o Sub 17 no es raro que Chile pierda cuatro de cinco partidos en los sudamericanos. Ni hablar de clasificar a unos Juegos Olímpicos. Los entrenadores son más eficientes para dar explicaciones que para armar un equipo.


Por eso fue tan celebrado, en su momento, el equipo de Hernán Caputto: con muy poquito, logró meterse en el Mundial de la India. Esa clasificación fue una oda al fútbol de esfuerzo, aplicación y marca. Chile, como se señaló en su momento, parecía una selección noruega o búlgara. Mucho correr, meter, marcar, mucho balón parado, mucha pizarra. Pero no había nada de imaginación, toque gambeta y creatividad o improvisación. Este equipo de Caputto no tenía un solo jugador diferente, que pudiera resolver con pura improvisación. Pero ninguno. ¿No hay en todo Chile un muchacho de 16 años que la pise, amague y meta un cambio de frente? Los rivales del Mundial Sub 17, que habían visto los videos de Chile en el Sudamericano, supieron neutralizar las pocas y esforzadas virtudes del equipo y profundizaron todas sus carencias. En tres partidos el equipo de Caputto apenas remató al arco y casi no se creó ocasiones de anotar. La imagen final, defendiendo con nueve contra México pese a que se necesitaba ganar, es una clara y preocupante postal: Chile peleaba por no ser último en el Mundial (bajo India, Corea del Norte y Nueva Caledonia) y no por lograr la clasificación a la siguiente ronda.


Tras la eliminación de los adultos del Mundial de Rusia, mucho se habla del sistema que usaron los alemanes para levantar su fútbol tras la Eurocopa 2000, o de la escuela española que tantos triunfos recientes acumula, o del trabajo que se hace en Francia. Suena bonito y atingente aplicar esos planes maximalistas para nuestro fútbol. Bonito sí, pero son propuestas para la galería ¿Se está trabajando mal a nivel de inferiores? Seguro. Pero el problema es otro ¿Hay material para alimentar con jugadores competitivos las futuras selecciones? Tengo serias dudas. Mucha escuela de fútbol, mucho peto, mucha cancha sintética, mucho papá presionando a sus hijos, mucho lenguaje técnico de escuela de entrenadores. Pero los cabros ya no saben gambetear, no saben improvisar, no crean, no tienen picardía. Sólo corren. En Chile ya no se juega en la calle, en las plazas o en los descampados. Las benditas escuelas de fútbol se tomaron la fase inicial de aprendizaje, donde el niño juega por placer y diversión. A los ocho años los quieren mecanizar. Y más encima hay que pagar. Esta Sub 17 fue un avance de lo que viene: patadurismo. En un tiempo más, no tanto parece, jugadores como Alexis Sánchez, David Pizarro o Marcelo Salas van a ser apenas un recuerdo.


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Published on October 16, 2017 22:38

Recalificación del delito

Quienes enseñamos litigación en el nuevo sistema penal ponemos particular énfasis en lo central que es para ganar un juicio construir una teoría del caso coherente, que dé cuenta en forma íntegra de todos los hechos acaecidos y sus implicancias para el derecho penal. Por ello, la teoría del caso de la Fiscalía no se agota en subsumir determinados hechos en un tipo penal, debiendo hacerse cargo también de las motivaciones, las agravantes y eventualmente de las atenuantes con que actuaron los hechores. Básicamente el juicio consiste en convencer al tribunal sobre qué relato -el de la Fiscalía o el de la defensa- explica de mejor manera lo que efectivamente sucedió en los hechos objeto del juicio. Por lo mismo, no hay peor daño que se le puede hacer a la propia causa que apartarse de ese relato, cambiarlo sobre la marcha o hacer o decir cualquier cosa inconsistente con él. Si la propia parte cambia su versión durante el proceso es difícil que logre convencer de ella al tribunal.


Por lo anterior, no debiera de extrañar la posición de la Fiscalía en el proceso contra los comuneros mapuches de oponerse a la pretensión del gobierno de recalificar los hechos objeto de la acusación, desde un acto terrorista a un simple delito de incendio.


Aquí se ve lo distantes que son lógicas del derecho de las de la política. Por muy atendibles que fueran las motivaciones humanitarias del Ejecutivo para recalificar el delito, necesariamente iban a terminar chocando con las pretensiones del Ministerio Público, pues la recalificación no consiste simplemente en solicitar una menor pena por los mismos hechos, sino en afirmar que las circunstancias en que esos hechos se cometieron habrían sido distintas a las señaladas en la acusación; pero resulta que no hay ningún antecedente nuevo en el caso que justifique ese cambio.


Por otra parte la Fiscalía no debe preocuparse solo de este caso, sino también de darles un tratamiento igualitario a todas las víctimas e imputados en casos similares, principio que no tiene la misma importancia para el gobierno, el cual puede ejercer en forma discrecional sus facultades en esta materia y atender cuestiones contingentes como las consecuencias de una huelga de hambre.


Los problemas de cambiarse de caballo en la mitad de la carrera ya se pudieron constar en la audiencia de revisión de cautelares en que el abogado de Interior solicitó sustituir la prisión preventiva de los comuneros en huelga de hambre por el arresto domiciliario. En ella, el juez de garantía le preguntó: “¿Por qué acusa y pide entre 20 y 23 años, y hoy me dice que esas personas no son peligrosas?”. El mensaje del juez es obvio: en algún momento, ya sea en la acusación o ahora en esta audiencia, usted está utilizando mi tribunal para otros fines. Y eso no se aviene con la justicia. De paso sirvan también estas palabras del juez de garantía para desmentir a quienes piensan que los jueces lo único que hacen es defender a los delincuentes y que nunca se ponen del lado de las víctimas.


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Published on October 16, 2017 22:30

Las armas de Kast

Hasta ahora nadie lo ha tildado de “Cura de Catapilco”. Sin embargo, es un hecho que José Antonio Kast ha logrado capturar un porcentaje de votos que, más allá de otras variables, hace imposible que aspire a ganar en primera vuelta. Kast ha logrado combinar la rigurosidad germánica con la zorruna astucia de estas latitudes. Frente a toda la Corte Suprema, por ejemplo, le dijo a Guillier que sus votos estaban manchados por el narcotráfico de San Ramón.


Tamaña calumnia lo dejó estupefacto. Respecto a Sebastián Piñera, se negó a competir en primarias, y no ha escatimado en críticas a su programa. Ante la recalificación de las querellas por huelgas de hambre de imputados mapuches, le recordó que había cedido frente al mismo tipo de actos antes que Bachelet. Su comando quedó dando explicaciones.


Sus intervenciones y su programa muestran que Kast aparentemente responde a un paradigma político que ya va siendo típico en Europa: las minorías tradicionales abandonadas. Cierto que allá el fenómeno se refiere esencialmente a la inmigración y otros problemas de la comunidad económica. Acá, en cambio, se trata de un grupo de ciudadanos que se sentía más cómodo respirando en los territorios de la UDI, pero le repele Chile Vamos.


Y es que ahí su pensamiento “conservador” no tiene espacio político. Unos ejemplos: se sienten inseguros con el aumento creciente de la inmigración y en privado le atribuyen la proliferación de ciertas enfermedades; hubieran preferido ciertamente el rechazo del aborto. Por otro lado, perciben que el avance en el matrimonio igualitario y la adopción homoparental afecta la institución del matrimonio y les resulta incómodo decirlo abiertamente. También rechazan el cambio de género sexual. En otro ámbito, piensan que en los tiempos de Pinochet hubo actos reprochables respecto a los derechos humanos pero el país fue salvado del marxismo y devuelto a la democracia. No se consideran “cómplices pasivos” del daño causado a muchas familias chilenas, sino orgullosos actores del crecimiento del país que en esa misma época ocurrió. Hay personas afines a la idea de un indulto humanitario para reos exmilitares en condiciones especiales de enfermedad, incapacidad o edad avanzada; y, para finalizar, un grupo nada despreciable es partidario de considerar la idea de fomentar la tenencia de armas para defensa de las familias como forma de repeler la delincuencia.


Al contrario de lo que ha ocurrido en Europa, en que muchedumbres de “indignados” han propiciado importantes cambios legales o adelantado reformas referidas a diferentes derechos, en Chile los que sostienen las ideas recién señaladas no llenan plazas ni calles. A nuestro modo de ver, se trata de personas que, teniendo un punto de vista, quizás se han detenido ante la historia o se han negado a entenderla y mucho menos a aceptar cambiarla.


Kast está representando el pensamiento de estas minorías especiales. Los temas que toca en su campaña son graves, pero las soluciones que propone van a dejar las cosas igual o peor. Lo suyo, electoralmente hablando, responde al título de una de las grandes obras de Paul Auster: “Experimentos con la verdad”.


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Published on October 16, 2017 22:25

Álvaro Bisama's Blog

Álvaro Bisama
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