Hugo García Michel's Blog, page 237

December 23, 2014

Smashing Pumpkins navideños

Está bien, lo acepto: esta vez el título de la columna es engañoso y no se ajusta del todo a la verdad. Sí, en efecto, voy a referirme al más reciente álbum de los Smashing Pumpkins. Sin embargo, lo único de navideño que tiene el disco es haber aparecido en estos días previos a la fiesta más importante de la cristiandad. Sólo quise llamar la atención del amable lector, normalmente distraído en estos días de final de año. Me disculpo por emplear tan bajo recurso.
  Pero valió la pena que se tomara usted un poco de su tiempo para leer el artículo, porque Monuments to an Elegy (2014), el flamante plato de esta legendaria agrupación de Chicago, es una obra de excelente factura. Billy Corgan (y aquí podría haber un segundo engaño porque, seamos honestos, se trata más de un disco de Corgan que de los Smashing Pumpkins, ya que es el único miembro original del cuarteto que está presente en la grabación y todas las canciones son suyas)… Billy Corgan, decía, nos regala, con cierta tacañería cuantitativa aunque con gran generosidad cualititativa, nueve temas que abarcan apenas poco menos de media hora de escucha. Puede parecer muy poco –y lo es–, pero le aseguro que, aun así, Monuments to an Elegy es una colección de muy buenas y variadas composiciones.
  Corgan ha sabido madurar sin perder sus raíces y su estilo primigenio. En estas nueve piezas está todo lo que este músico ha sido, desde el primer disco de los Smashing Pumpkins hasta su más reciente trabajo como solista, y eso se transluce en canciones como la inicial y brillantísima “Tiberius”, la bella y suntuosa “Being Beige”, la intensa y persistente “Anaise!”, la poderosa y densa “One and All”, la inesperadamente electrónica “Run2Me”, la mágica y sensual “Drums + Fife”, las casi new wave “Monuments” y “Dorian” (esta última una delicia) y la grungera y a la vez popera “Anti-Hero”.
  Monuments to an Elegy es un trabajo impecable. Poco importa si son o no los Smashing Pumpkins. La presencia fundamental es la de Corgan y esa está ahí, inconfundible, indeleble, espléndida.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)[image error]
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Published on December 23, 2014 16:35

December 22, 2014

La coartada perfecta

Si Alfred Hitchcock fue el amo del suspenso en el cine, Patricia Highsmith lo fue en la literatura y eso se ve tanto en sus espléndidas novelas (como Ese dulce mal, Crímenes imaginarios, El grito del búho o, mi favorita, La celda de cristal) como en sus estupendos, intensos y casi siempre irónicos relatos breves. "La coartada perfecta" es uno de ellos y se trata de un claro ejemplo de las habilidades de la Highsmith para el suspense. En pocas páginas, nos envuelve con esta historia de un torpe asesinato "por amor" que tiene todos los ingredientes para ser descubierto y que de pronto, por una caprichosa vuelta de tuerca del destino, otorga al homicida una inesperada coartada que en verdad parece perfecta y promete salvarlo de la cárcel, hasta que, justo al final, un detalle en principio insignificante se convierte en su condena.
  Hay que leer este cuento para conocer la anécdota y saber de los personajes que aparecen en ella. Por ello no doy los detalles del mismo, sino sólo la estructura en que se enmarca, una estructura genial, resuelta por la escritora tejana con su excepcional talento narrativo que desemboca en un guiño sarcástico al lector, quien no sabe si alegrarse o condolerse por la suerte del asesino.[image error]
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Published on December 22, 2014 17:57

December 21, 2014

El perfume de la papaya verde

Poética, contemplativa, leve, tranquila, de una abrumadora belleza visual y temática, esta cinta franco-vietnamita, escrita y dirigida en 1993 por Tran Anh Hung (quien casi veinte años después realizaría la versión cinematográfica de Tokyo Blues o Norwegian Wood, la novela de Haruki Murakami), es una de esas sorpresas artísticas que llegan ante uno casi sin querer y muy de vez en cuando.
  El perfume de la papaya verde es un poema fílmico, una historia en la que el tiempo transcurre con una sabia placidez y aunque pareciera que a lo largo de la película nada pasa, en realidad es mucho lo que acontece a lo largo de más de diez años en la vida de la protagonista principal, Mui, una niña huérfana que llega a trabajar a la casa de una conflictiva familia de clase media alta del Saigón de 1951. Todo lo que sucede en la casa y en el seno de esa familia lo vemos por medio de los ojos de esta chiquilla analfabeta que con ojos llenos de inocencia y asombro se fija en cada detalle de lo que transcurre a su alrededor, ya sean los problemas de sus patrones y sus hijos, los secretos de la cocina o las minucias que ofrece la naturaleza que la rodea: el canto de los grillos, el rocío que escurre en las plantas, la diaria labor de las hormigas y el aroma sempiterno de la papaya verde.
  Así pasan los años, hasta que se produce una tragedia en la casa y ante la escasez de dinero, Mui debe irse a trabajar a la casa de un joven amigo de la familia, un apuesto pianista que la contrata y que no le hace mucho caso, a pesar de que ella se desvive -aunque con grande y elegante discreción- por atenderlo con minuciosa y callada lealtad. Él tiene una novia pedante con la que al fin termina y entonces descubre la belleza de Mui, ya una veinteañera, a quien no sólo toma como mujer sino que le enseña a leer con simpática dedicación.
  Dirigida con un tacto y una sutileza sorprendentes, El perfume de la papaya verde es una obra de arte. Fue filmada en Francia, enteramente en estudio, a pesar de que todo el tiempo uno cree que la historia se desarrolla realmente en aquel Saigón anterior a la guerra de Vietnam.
  Una absoluta maravilla.[image error]
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Published on December 21, 2014 21:30

December 20, 2014

El Estado Islámico de Guerrero

México es el único país del mundo donde los patos le tiran a las escopetas. El síndrome del 68 es un trauma tan grande que paraliza a los gobiernos y hace que su obligación de guardar el orden y la paz se olvide, en aras del derecho que tenemos los ciudadanos para protestar y manifestarnos… y de paso para tundirles a los policías y demás fuerzas “represoras”.
  Esto quedó más que claro a partir del 1 de diciembre del año antepasado, cuando grupos de enmascarados atacaron a los granaderos de la capital con piedras, palos y bombas molotov, y llegó a su clímax en estos días en Guerrero, cuando so pretexto del crimen de Ayotzinapa, profesores pertenecientes a la CETEG se lanzaron abiertamente a las calles para incendiar edificios públicos, destrozar bienes, incendiar vehículos y, en el extremo del delirio y la iracundia, golpear policías, vejar funcionarios, humillar periodistas y atropellar (y no es metáfora) a agentes federales.
  Convertida en una especie de réplica región 4 del Estado Islámico, la CETEG actúa con ciego fanatismo y arrasa a todos aquellos que no están con ella. Se arroga incluso el derecho a decidir quién puede y quién no puede celebrar algo, bajo su dicho de que “estamos de luto”, y en consecuencia sus hordas actúan violenta y arbitrariamente. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que linchen a alguien o de plano empiecen a “ajusticiar” a “enemigos del pueblo” por motivos “revolucionarios”? Mientras tanto, el gobierno estatal brilla por su ausencia.
  Al recibir la medalla Belisario Domínguez hace unos días, el escritor Eraclio Zepeda, un hombre de intachable trayectoria de izquierda, dijo que “por grande que sea el dolor, el crimen no se combate con más crimen. La arbitrariedad, la violencia, la destrucción de instituciones y propiedades de particulares y el acoso de los trabajadores y la ley, al grado de poner en peligro su propia integridad, es inaceptable”.
  La mala imitación del EI en Guerrero no puede continuar con semejante impunidad. Navegar con patente de progresista no otorga licencia para vandalizar, para delinquir, para agredir o –esperemos que no ocurra– para matar.
  (Aun así: feliz Navidad, estimado lector).

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)[image error]
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Published on December 20, 2014 16:38

December 19, 2014

Leon Russell / Asylum Choir II (1971)

El antiguo pianista y arreglista de Joe Cocker construyó una muy respetable discografía, en la cual destaca este prácticamente desconocido larga duración en cuyos cortes podemos encontrar una parte de las más experimentales y peculiares canciones del controvertido multiinstrumentista, al lado del hoy olvidado Marc Benno.

Mejor tema: “Straight Brother”

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Published on December 19, 2014 17:55

December 17, 2014

Moonrise Kingdom

Me encanta el mundo mágico del cine de Wes Anderson. Ese toque tan suyo en cada una de sus películas, ese colorido casi de cuaderno para iluminar, esos personajes al mismo tiempo inocentes y perversos y siempre tan vulnerables.
  De sus filmes, uno de los pocos que me faltaba ver era este, de 2012, y no pudo dejarme más satisfecho después de presenciar su historia, fantasiosa y deliciosamente delirante como todas las historias que crea este realizador tan singular. Esta vez todo transcurre en una isla, al parecer de la costa del Atlántico Norte estadounidense, donde viven unas pocas personas y hay un campamento de boy scouts (o algo parecido a los boy scouts).
  La historia es tan sencilla como que uno de los scouts adolescentes (Sam) se escapa del campamento para encontrarse con la hija del matrimonio encargado del faro de la isla (Susy), para huir juntos a un lugar situado en el otro extremo de la ínsula (el lugar se llama justo Moonrise Kingdom), con la intención de vivir por siempre juntos, cosa que al final no consiguen. Esa es la línea argumental básica. Pero alrededor de la misma se teje una maravillosa serie de anécdotas y personajes, manejado todo con finísima ironía.
  La cinta es placentera y deliciosa y aparte de la dirección de Anderson, esta apoyada por actores de la talla de Frances McDorman, Bruce Willis, Edward Norton, Tilda Swinton, Harvey Keitel y los muy andersianos Jason Schwartzman y, por supuesto, Bill Murray, además de varios estupendos y muy jóvenes actores, entre quienes destacan sobremanera Jared Gilman como Sam y Kara Hayward como la linda aunque extraña Susy.
  Otra gran película de Wes Anderson.[image error]
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Published on December 17, 2014 18:19

December 16, 2014

Una delicia decembrina

No es propiamente un álbum de temas navideños y sí, en efecto, los discos con versiones a standards ya están muy vistos y muy escuchados. Tampoco es una obra revolucionaria o una propuesta arriesgada. Todo lo contrario: estamos frente a un suave y delicado platillo musical debido a un dúo que con proverbial sutileza y agradecible discreción ha grabado ya varios largas duración de música tranquila, simple y francamente deliciosa.
  La actriz Zooey Deschanel y el cantautor folk M. Ward, más conocidos en esta vertiente como She & Him, retornan al terreno discográfico con este Classics (Columbia, 2014), una colección de conocidas piezas del cancionero estadounidense, eso que se conoce como el American Songbook, y lo hacen con gran fortuna.
  No es que en sus anteriores álbumes no hayan incluido covers, pero la mayor parte de su repertorio era (es) original. Sin embargo, en este Classics hacen honor al título del plato y nos entregan trece canciones clásicas de la música popular, sobre todo de los años cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo pasado. Pero no piense usted que el dueto se fue por el camino fácil de incluir sólo temas archiconocidos, de esos que aparecen en todo disco de este tipo. Si bien hay piezas célebres como “This Girl’s in Love with You”, “It’s Not for Me to Say”, “We’ll Meet Again” y “Unchained Melody” (esta con las Chaplin Sisters como exquisitas invitadas), también se dieron a la tarea de buscar otras no tan repetidas y eso es de agradecer.
  De ese modo, es posible disfrutar de composiciones tan bellas y placenteras como “Oh No, Not My Baby”, “Stars Fells on Alabama”, “Teach Me Tonight”, “I’ll Never Be Free” o “It’s Always You” que en la voz de Zooey Deschanel suenan, todas ellas, en verdad espléndidas. Los arreglos son también de primera y guardan una austeridad que hace que el sonido resulte íntimo, amable, amigable, casi confidencial.
  Un disco perfecto para regalar o regalarse (ahora que si desea un álbum puramente navideño, el dúo hizo el muy grato A Very She & Him Christmas en 2011).

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)[image error]
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Published on December 16, 2014 20:10

December 14, 2014

Chespirito

Nada he mencionado aquí sobre la muerte de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, acaecida el pasado 28 de noviembre. No tengo mucho que decir, más allá de lo lamentable que es casi toda muerte. Su humor nunca me gustó (aunque mi hermana Myrna me recordó hace poco que yo solía reír mucho con sus intervenciones en el programa Cómicos y canciones, con Viruta y Capulina, que veíamos a mediados de los años sesenta en el canal 2, en glorioso blanco y negro. Chespirito era el libretista del programa y aparecía de vez en cuando como actor de reparto. Su mayor gracia era recibir algún golpe en la cabeza y caer de espaldas, recto como una regla, sin mover un músculo. Esa caída era realmente desternillante ante mis ojos infantiles).
  Sin embargo, ya como Chapulín Colorado o Chavo del Ocho (porque empezó en el canal 8 de Televisión Independiente de México, antes de que Telesistema Mexicano absorbiera a esa televisora para transformarse en la actual Televisa) nunca me gustó realmente. No diré que jamás vi sus programas, porque mentiría. Tampoco que logré escapar de sus repetidísimas frases que todos conocemos. Pero creo que escasas veces me hizo reír realmente. Siempre lo encontré demasiado bobo y ramplón.
  Aun así, tengo una anécdota simpática de él: Gómez Bolaños vivía en Tlalpan cuando yo era adolescente y a su hija, más o menos de mi edad, la conocíamos como La Chéspira. La chava le gustaba a mi primo Arturo. No recuerdo si estaba bonita o no. Quién sabe qué habrá sido de ella, de la famosa Chéspira.
  Sirva todo lo anterior para justificar la estupenda y muy gráfica ilustración del gran Ricardo Sandoval que acompaña a esta entrada.
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Published on December 14, 2014 22:29

Una maravilla

El rostro de la mujer en la historia de la pintura.


Publicación de Roberto Javier Saez.

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Published on December 14, 2014 22:29

Adiós a los padres

Hay novelas con las que uno se encariña sin remedio. No sólo por lo bien escritas o por su alta calidad literaria, sino, más que nada, por la calidez que transmiten, por lo entrañable de sus historias, por la identificación que logran con quien las lee. Esto no es algo que suceda muy a menudo, al menos no en mi caso, y acaba de pasarme con la lectura de las dulces, fuertes, tiernas, ácidas, sensibles, desgarradas, tristes, felices, irónicas, empáticas, enojadas, comprensivas, rencorosas, alegres, desenfadadas, simpáticas, arrebatadas, amables y, sobre todo, amenas páginas de Adiós a los padres, la más reciente novela de Héctor Aguilar Camín.
  De hecho no sé si en sentido estricto se trata de una novela, de un libro de memorias, de una biografía familiar o de todo eso junto y más, cosa que a final de cuentas no importa tanto. Lo importante es la manera como el autor nos lleva de la mano al interior de su intimidad personal, cómo nos cuenta los secretos más hondos de su padre y de su madre y, con ellos, de sus hermanos, tíos, abuelos, parientes, amigos y enemigos y, también, de sí mismo.
  La base fundamental del relato es la historia de Héctor y Emma, de Emma y Héctor, los padres de Aguilar Camín, desde que se conocieron, en una mítica y tropical Chetumal, en la selva y el calor del entonces territorio de Quintana Roo, hasta sus respectivas y dolorosas muertes. Dos vidas que sirven de guía al libro, como los dos rieles de una vía encima de la cual el tren de la historia familiar avanza, retrocede, se detiene, vuelve a echarse a andar corre, se alenta, se acelera, se acompasa y, sin descarrilar jamás, culmina en dos terminales distintas pero a la vez muy parecidas.
  El autor inicia la narración a partir de una foto de los padres, cuando estos prácticamente acaban de casarse, en 1944. De ahí avanza a tiempos más presentes y luego regresa al pasado, en un juego temporal que marcará el estilo y el ritmo de la narración. Hay muchísimas anécdotas que pintan a todos y cada uno de los personajes del libro, pero sobre todo a Héctor y a Emma, a Emma y a Héctor, aunque hay otros casi igualmente importantes, muy en especial la extraordinaria tía Luisa Camín, quien por sí sola merecería una novela completa.
  Están los abuelos y las abuelas, paternos y maternos (¡ese tremendo don Lupe!), con todas sus contradicciones y sus viejas maneras de ser. Está Chetumal, como una presencia a la vez idílica e infernal, y está la ciudad de México, como una tierra prometida que asusta y fascina a los que recién llegan a ella y a su modernidad alemanista de los años cincuenta (aunque ya gobierna Ruiz Cortines). Están las grandes fiestas familiares y sus comilonas. Están las diferentes casas habitadas por la familia. Están los ciclones del sureste y los temblores de tierra capitalinos. Están la casa de huéspedes y el taller de costura de las hermanas Camín y está la oscura vivienda en céntrica vecindad del hombre que se ha ido del seno familiar. Pero sobre todo -y regreso a los dos personajes centrales- están las biografías del apasionado y afligido Héctor Aguilar Marrufo y su vida llena de pequeños triunfos y grandes fracasos, de una inseguridad existencial que lo lleva a abandonar a los suyos durante más de treinta años y a reaparecer, pobre y disminuido, cuando ya se acerca el final de su vida, y de la firme e inconmovible Emma Camín García, con su belleza y porte juveniles, con su carácter español y cubano, con su amor por el canto, con su posterior abnegación y su lucha colosal por sacar adelante a sus hijos, aun cuando su marido se ha ido para no volver y para no volverlo a ver.
  Hay momentos dramáticos en Adiós a los padres, como hay momentos chuscos que provocan la risa franca. Hay también frases memorables por su belleza literaria que no pude evitar subrayar: "el cerco tembloroso de los labios"; "un rumor sellado por un resplandor de olvido"; "el círculo fantasmal de una ausencia que ha llenado mi vida"; "el alma transida de un exquisito pudor mexicano"; "la especialidad de los hijos que es cometer errores ante los ojos de su padre"; "La vida se va corriendo hacia su muro infranqueable, porque la vida es para morir".
  Novela melancólica, novela vital. novela humana, novela que ajusta cuentas pendientes y nos lo narra de puertas abiertas, sin falsos pudores y con admirable valentía.
  Un adiós a los padres que es a la vez un bienvenidos y un hasta la vista.[image error]
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Published on December 14, 2014 21:46

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