Hugo García Michel's Blog, page 234

January 22, 2015

Del uso de la corrección política como imagen pública

Ahora que al grupo Maná le ha dado por acercarse a los más altos niveles de la política (sus integrantes se han entrevistado con el presidente Felipe Calderón –de quien se dice que es su fan- y con la senadora estadounidense Hillary Clinton), vuelve a surgir la discusión sobre el papel social de los músicos y de otras personas ligadas al arte (si lo que hace Maná es arte o no, ya es harina de otro costal).
  ¿Debe un personaje de esos aprovechar su fama y su influencia pública para convertirse en estandarte e incluso en líder de causas como la lucha contra la pobreza, el rescate ecológico o la renegociación de la deuda de los países más subdesarrollados? La respuesta puede ser afirmativa, pero también presenta algunas aristas dudosas.
  Es claro que alguien que goza de gran popularidad puede emplearla para beneficio de mucha gente. Sin embargo, el asunto se tuerce cuando las supuestas buenas intenciones y la inefable corrección política son usadas como mera cuestión de imagen, a fin de mostrar una cara que en el fondo no existe y que no sólo conlleva beneficios publicitarios sino incluso económicos.
  ¿Quién puede decir cuál es el grado de sinceridad y cuál el de hipocresía en individuos como Bono (de U2), Chris Martin (de Coldplay) o Fher (de Maná)? Sólo ellos y su conciencia lo saben. Pero de que sus posturas sociales, ambientalistas y/o políticas les han sido de una u otra forma redituables, es un hecho innegable.

(Editorial "Ojo de Mosca" que escribí en La Mosca en la Pared No. 115, abril de 2007)[image error]
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Published on January 22, 2015 17:00

January 21, 2015

Clockers

Uno de mis cineastas favoritos, desde hace muchos años, es Spike Lee. Pero sobre todo el Spike Lee de sus primeras películas, cuando su estilo era tan inequívoco y particular. Uno veía una cinta suya y de inmediato encontraba elementos que la distinguían y que no permitían confundirla con la de otro realizador. Esos elementos están presentes en Clockers (1995), un filme estupendo sobre la venta de drogas al menudeo en un barrio negro de Nueva York y todo lo que la rodea.
  Ahí está una trama perfecta, llena de grandes diálogos, giros inesperados, violencia callejera, apuntes sociales, toques de humor negro (en todos los sentidos de la palabra). Ahí está el cuadro de actores (con algunos que solían aparecer en cada una de sus películas primigenias, incluido el propio Lee), siempre solventes y con el papel preciso (como en esta ocasión la pareja de agentes policiacos, protagonizada por los enormes Harvey Keitel y John Turturro o el protagonista principal, Strike, interpretado de manera impecable por Mekhi Phifer). Ahí está, por supuesto, la música, siempre perfectamente elegida. Ahí está, claro, la dirección de Spike Lee: impecable pero imperfecta, limpia pero áspera, con un ritmo que parece llevar los beats del mejor hip hop.
  Drama, comedia, thriller, todo mezclado para dar como resultado una obra a la altura de los grandes trabajos del director de Do the Right Thing (1989) y Jungle Fever (1991). Magnífica.[image error]
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Published on January 21, 2015 20:56

January 20, 2015

Diciembristas en enero

El problema de clasificar o de etiquetar a la música es que tiene como resultado una atomización que, muchas veces, termina por significar nada. ¿Cómo denominar a cierto subgénero como indie-pop, cuando ni siquiera queda claro qué es eso que se denomina como indie?
  The Decemberists es una de las agrupaciones más interesantes del rock actual, si entendemos al rock como un universo que abraza a una gran cantidad de géneros que van del folk al metal y del punk al progresivo, etcétera. Antes, uno escuchaba a Buffalo Springfield o a Black Sabbath y aunque sus estilos eran radicalmente distintos, se les consideraba básicamente como grupos de rock. Hoy día, hay que meter a cada propuesta musical en un sub-sub-sub-subgénero específico, en un ejercicio tan discutible como inútil.
  Volvamos con los Decemberists, el quinteto de Portland, Oregon, encabezado por el talentoso compositor, guitarrista y cantante Colin Meloy, quienes desde 2001 han venido deleitándonos con un rock que abreva del folk y que hereda lo mejor de gente como Neil Young, David Crosby, James Taylor, It’s a Beautiful Day o The Byrds, por mencionar algunas de sus más remotas raíces (aunque la mercadotecnia actual los sitúe como intérpretes de indie pop, sólo por su notable facilidad armónica y melódica).
  What a Terrible World, What a Beautiful World (Capitol, 2014) es el nombre de su flamante nuevo álbum, el séptimo en su discografía, que aparece precisamente el día de hoy martes y que vuelve a ofrecernos su muy característico sonido por medio de catorce composiciones espléndidas, llenas de una gran belleza musical y poética. Temas como “Lake Song”, “Till the Water Is All Long Gone”, “The Singer Adresses His Audience”, “The Wrong Year”, “Cavalry Capain”, “Anti-Summersong” o “Philomena” poseen una sofisticación y una finura que apelan tanto a la emoción estética como a la inteligencia del escucha.
  Un disco a la altura de las mejores obras del grupo, como los grandiosos Picaresque (2005) o The Hazards of Love (2009). Un magnífico disco... de rock.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)[image error]
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Published on January 20, 2015 12:00

January 19, 2015

La Mosca y yo: David Cortés

En estos diez años, La Mosca ha sido la única publicación roquera capaz de enfurecerme. NO ha habido número en el cual no se haya vertido una opinión polémica. Eso habla de la libertad con la cual se puede escribir en este foro que, aunque muchos lo nieguen, es uno de los más leídos en el ámbito musical. Sí, tal vez el tiraje no sea apantallante; pero el número de lectores, de verdaderos lectores, supera al de otras revistas. Estar aquí durante diez años ha sido un buen negocio.

David Cortés
(Publicado originalmente en La Mosca en la Pared No. 82, febrero de 2004, número del décimo aniversario moscoso)[image error]
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Published on January 19, 2015 20:00

January 18, 2015

Para celebrar los noventa y tres

Mi prima Irma y mis hermanas Myrna e Ivette organizaron una comida en casa de la primera para festejar el cumpleaños número noventa y tres de mi mamá (que fue el pasado día 10).
  Todo estuvo muy bien, muy a gusto. Estuvimos ahí mi mamá (claro), Ivette, Myrna, Jorge, Leyla, Irma, sus hijos (y por ende mis sobrinos) Eduardo y Freddy (y las hijas de este: Michelle y Paola), mis también sobrinos Alina y Víctor Hugo (hijos de mi prima Dora, q.e.p.d.), la hija de Alina, la esposa y la hijastra de mi tocayo, Hallet, Alain y yo.
  Tacos ahogados (muy buenos), botanas, chelas, refrescos, gelatina, pastel y café. Muchas risas y buenas charlas en un ambiente familiar y muy cordial.
  Salí como a las ocho (Víctor Hugo me dio un raid). Todo estuvo más que bien (salvo que Itzel Salgado, quien me había dicho que vendría a cenar, jamás apareció).[image error]
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Published on January 18, 2015 21:30

January 17, 2015

¿Será mucho pedir?

¿Será mucho pedir que nuestros políticos de todo signo empiecen a comportarse como servidores públicos y no como individuos que se sirven de lo público para provecho propio?
  ¿Será mucho pedir que los políticos que ocupan un puesto de elección popular honren y respeten a los electores y esperen a terminar sus gestiones en el tiempo legalmente establecido, en lugar de saltar de un puesto a otro como –palabra de moda– chapulines?
  ¿Será mucho pedir que el gobierno, en sus diferentes instancias, haga respetar la ley y rinda cuentas de todo lo que se hace con el dinero del presupuesto?
  ¿Será mucho pedir que el gobierno cumpla con su obligación de hacer que se respete la paz y combata a quienes provocan la violencia, ya sea desde el crimen organizado o desde organizaciones políticas radicales?
  ¿Será mucho pedir que las autoridades responsables dejen de mostrarse timoratas ante los ataques a edificios públicos y vías de comunicación por el temor a que se les acuse de represoras?
  ¿Será mucho pedir que quienes se sienten impunes dejen de tener manga ancha para destruir lo que se les antoja y sean sancionados como dictan las leyes?
  ¿Será mucho pedir que hechos trágicos no sean manipulados y aprovechados por grupos políticos que los utilizan para fines aviesos?
  ¿Será mucho pedir que surja una izquierda moderna, inteligente y cosmopolita (Roger Bartra dixit) que sustituya a nuestra actual seudo izquierda troglodita, corrupta, oportunista, envilecida, mesiánica y reaccionaria?
  ¿Será mucho pedir que la derecha partidista adopte un discurso igualmente moderno y democrático y que regrese a las raíces de los fundadores de su partido principal?
  ¿Será mucho pedir que el viejo PRI desaparezca en definitiva y que surja uno nuevo que adopte una política progresista que recoja las mejores banderas de lo que fue la llamada revolución mexicana?
  ¿Será mucho pedir que en México imperen la razón, el diálogo y la negociación por encima del encono, el rencor, la desconfianza y el maniqueísmo?
  ¿Será mucho pedir?
  Por desgracia, ¡ay!, sí es mucho pedir.

(Publicado hoy en mi columna "Cámara húngara" de Milenio Diario)[image error]
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Published on January 17, 2015 18:21

January 16, 2015

Graham Nash / Wild Tales (1973)

Toda la capacidad melódica de Graham Nash en un álbum sutil, armónico, francamente hermoso. Menos conocido que su Songs for Beginners de 1971, pero posiblemente más profundo y menos pretensioso.

Mejor tema: “Another Sleep Song”

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Published on January 16, 2015 16:11

January 15, 2015

Tatiana

Después de casi un año sin verla, ya que se fue a España gracias a una beca en periodismo que le dieron, hoy volví a ver a mi queridísima y admirada amiga Tatiana Maillard. La invité a cenar a la casa y la pasamos muy a gusto. Se ve muy bien y muy contenta. Ya volvió a integrarse a sus labores en la revista emeequis, donde ahora está reporteando. Un enorme gusto volverla a ver y recuperar su siempre bella e inteligente presencia.[image error]
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Published on January 15, 2015 17:12

January 14, 2015

Gone Girl

¿Qué es Gone Girl, la más reciente película de David Fincher? ¿Un thriller, un film noir, una cinta de suspenso, una obra de horror? Es todo eso y a la vez, no lo es. Hay ahí elementos que la pueden relacionar con filmes de dudosa calidad como Atracción Fatal de Adrian Lyne o Instintos básicos de Paul Verhoeven, pero también con joyas cinematográficas como Vértigo de Alfred Hitchcock o Vestida para matar de Brian de Palma.
  Gone Girl (2014, rebautizada como Perdida en México) es una película impresionante, impactante, inteligente, que sabe jugar con el espectador y va siempre dos pasos adelante del mismo. Uno nunca sabe quién es más culpable en esa enferma pareja que todos a su alrededor consideran sana y ejemplar, si Nick, el marido, interpretado por un estupendo Ben Affleck (aunque muchos no lo crean) o Amy, la esposa, a quien da vida de una manera tremendamente convincente Rosamund Pike (tan convincente que da miedo toparse con una persona con esa capacidad de manipulación y chantaje, aunque las hay, vaya que sí, de ambos sexos).
  La cinta tiene varias vueltas de tuerca que la hacen retomar aire cuando parece que la historia está concluida y nos arrastra por nuevas circunstancias, cada vez más terribles, dentro de una atmósfera opresiva en la que la música de Trent Reznor y Atticus Ross tiene un papel determinante.
  Se trata de una fábula sobre el matrimonio convertido en guerra (aunque no a la manera de la delirante La guerra de los Roses de Danny de Vito), en ataque perpetuo de uno contra la otra y de una contra el otro, en fábrica de odios y de desconfianzas, en campo propicio para manipular y perjudicar, en infierno sin salida, en cuarto cerrado del que no hay manera de escapar, incluso cuando se intente hacerlo por medio de métodos criminales. Tal vez en momentos la historia llegue a la exageración y la caricatura y uno piense que es imposible que dos que se amaban terminen por hacerse tanto daño, pero es algo que sucede, vaya que sucede.
  Dice algún crítico que Fincher es un misántropo, pero que la misantropía también puede ser entretenida, como lo es en esta cinta larga pero jamás tediosa, violenta y dura pero jamás tremendista. En el fondo, existe un gran sarcasmo en ella, sólo que es un sarcasmo sádicamente escalofriante.[image error]
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Published on January 14, 2015 19:35

January 13, 2015

Jazz rap alemán de lujo

Uno de los subgéneros más contagiosos y fascinantes, por su acompasada rítmica, su sutil sentido armónico, su perfecta mezcla de géneros y su inherente y hechizante sensualidad es el jazz rap que comenzó a hacerse en los Estados Unidos, desde finales de los años ochenta, con proyectos como Gang Starr, Guru o US3.
  En muchas partes del mundo hubo replicas de este estilo y una de las más afortunadas surgió en la ciudad de Braunschweig, Alemania, a principios de los noventa, cuando Christian Eitner, Matthias Lanzer y Ole Sander conformaron a la sensacional banda Jazzkantine.
  Debo a mi querido amigo, el especialista Sergio Monsalvo C., el descubrimiento de esta agrupación, dueña de una considerable discografía, a partir de su magnífico álbum homónimo de 1994 y que el año pasado puso en circulación su más reciente trabajo discográfico: Ohne Stecker.
  El jazz de lentos beats de Jazzkantine se combina a la perfección, en la mayoría de las quince composiciones que conforman el plato, con las voces rapeadas de Eitner o de algunos hip-hoperos y cantantes invitados. Hay rapeos en alemán y en inglés, pero también hay piezas cantadas (como la extraordinaria “Egotrippin”, en la que la hermosa voz de la vocalista estadounidense Nora Becker brilla esplendorosa). De igual manera, hay coqueteos con el mejor funk y por ahí brillan reminiscencias de los Beastie Boys, como en la sensacional “Mic & Bühne”. También hay ecos de lo mejor de bandas como Chicago y Blood, Sweat & Tears en algunos arreglos de metales (cortesía de la NDR Big Band) y hasta coqueteos con el blues, como en “Geht Ab (Küchen Session)” y la sugerente “Einfach Mit Jazz”.
  Ohne Stecker es un gran disco, una más que agradable sorpresa, plena de interés y frescura. Hay grandes partes de jazz (ese solo de flauta en “Bin Im Delirium” es una maravilla) y multitud de hallazgos (¿qué tal esa exquisita versión de “Take Five” de Paul Desmond?) que se van haciendo más claros y brillantes con las repetidas escuchas.
  Una joya para oídos y sensibilidades gourmets.

(Publicado hoy en mi columna "Gajes del orificio" de la sección ¡hey! de Milenio Diario)[image error]
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Published on January 13, 2015 17:57

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