Roberto Martínez Guzmán's Blog, page 2

January 3, 2017

SIETE LIBROS PARA EVA: Capítulo 3



A media mañana, el sol calentaba con insistencia en Oseira y todo transcurría con total normalidad en el pequeño pueblo. Daba la sensación de que aquel año el verano se había adelantado en una zona de montaña donde lo habitual era que solo hiciese calor de verdad durante los meses de julio y agosto. Por ello, los habitantes más madrugadores aprovechaban la jornada para trabajar en sus fincas desde muy temprano, cuando la temperatura aún era baja, mientras que los demás, los que dedicaban el fin de semana solo a descansar, comenzaban a salir a la calle a esta hora. Algo más tarde, y de manera escalonada, irían llegando los visitantes que se acercaban al pueblo con el único propósito de conocer su monasterio. La presencia de turistas nunca había alterado la tranquila armonía de Oseira, y un coche patrulla, aparcado delante de la casa del alcalde, tampoco suponía un motivo de alarma en ese momento. Sobre todo, si no estaba acompañado de unas noticias que todavía nadie había difundido.Tan solo unos metros carretera arriba, en el centro del pueblo y con la casa fuera de su radio de visión, Manuel y Sergio saboreaban la última ronda en la puerta del bar «Escudo». Lo que en un principio pretendía ser un breve café mientras Lina se arreglaba, acabó por convertirse en dos vermuts en Cea y otros tantos en Oseira, estos por iniciativa de un vecino de hábitos poco sobrios y amistad fácil con el que los dos hombres habían conectado con inusual facilidad ese sábado. Unos hábitos, los del hombre, que hacían que su compañía fuese intermitente, y que por cada tres tragos que daba a su vaso, solo uno lo tomase en compañía de ellos.—Hoy vas a comer en una gran fiesta —resonó en la empedrada calle, proveniente de la entrada del bar.Manuel, en la puerta, avanzó un paso hacia el improvisado pregonero, colocó una sonrisa forzada en su cara y lo abrazó por los hombros.—No hace falta que se entere todo el pueblo —le susurró al oído en tono conciliador.Sorprendido por la indicación, el hombre detuvo su abrupta oratoria y miró a Manuel. Tras un instante de duda, se zafó del abrazo con cierta dificultad y golpeó con fuerza la espalda del alcalde como signo de complicidad, o como simple vía de escape a una situación que le resultaba incómoda. Sin descuidar el vaso que tenía en la mano, dio media vuelta y entró de nuevo en el local en busca de una compañía más receptiva, mientras Manuel volvió al lugar donde se encontraba Sergio.La verdad era que, a pesar de lo que pudiera parecer, Manuel siempre se encontraba a gusto entre sus vecinos y, desde que había sido elegido alcalde, mucho más. Él era un hombre excesivo en todos los sentidos. En el aspecto físico, por su altura y gran corpulencia, cercana a los ciento cincuenta kilos de peso; y en el mental, porque nadie que lo conociese podía tener alguna duda de que era capaz de hacer cualquier cosa con tal de conseguir lo que se proponía. Aunque nunca había sido una persona de gran cultura, con su determinación había logrado levantar una de las mayores empresas constructoras de la provincia de Ourense. Una empresa que había labrado su crecimiento no solo con la construcción de viviendas nuevas, sino también adquiriendo locales a precio de saldo que, tras rehabilitar, vendía a uno mucho mayor. Nadie sabía con exactitud de cuántos inmuebles era propietario Manuel en Cea y Ourense, pero cualquier vecino de la localidad podría enumerar una amplia lista si se lo propusiese. Sergio, por su parte, quizá buscaba en el alcohol la porción de seguridad que se había dejado la tarde anterior en Santiago. Lo que en un principio prometía ser una jornada especial, acabó por convertirse en una tarde noche mediocre. O incluso peor. Dos objetivos llevaba en la maleta cuando llegó a la ciudad: uno, aprobar una de las dos asignaturas que le faltaban para acabar la carrera de Psicología y otro, forzar un encuentro casual con Eva antes de tomar el camino de regreso a casa. En cuanto al primero, a esas horas su licenciatura seguía a la espera de los mismos dos aprobados que el día anterior y, respecto al segundo, el intento acabó por convertirse en una empresa imposible. Si por la tarde, en la Facultad, no había conseguido verla, por la noche tampoco corrió mejor suerte. En busca de una remota posibilidad, a las tres de la mañana había bebido diez copas, visitado unos treinta locales y paseado por otras tantas calles. También había montado guardia en más del doble de esquinas a la espera de que, siendo un día grande de la noche compostelana, las compañeras de piso hubiesen convencido a Eva para salir, pese a que casi nunca lo hacía. Fue a esa hora cuando vio a Ana y Rebeca en compañía de algunos amigos y supo que su búsqueda y sus esperanzas habían acabado. Si Eva no formaba parte de aquel grupo, por fuerza tenía que haberse quedado en casa. De lo que sucedió después, prefería no acordarse. No se sentía orgulloso, casi ningún hombre se sentiría orgulloso de ello, y él no dejaba de pertenecer a ese sexo. Cada vez que la idea asomaba a su cabeza, el chico se esforzaba por encerrarla a la fuerza en ese secreto rincón que todos tenemos reservado en nuestra cabeza para los recuerdos incómodos. Un escondite mental que, en su caso, comenzaba a ocupar demasiado espacio.Hacía cinco años que Eva había roto la relación que habían mantenido hasta entonces y Sergio se negaba a aceptar aquella realidad. Le costaba asumir que una cosa había sido conquistarla cuando todavía era una adolescente y cualquier chico le resultaba interesante, y otra muy diferente conservar la pasión cuando los ojos de su amada se abrieron por completo a la realidad. Una realidad, además, que en ningún caso lo dejaba en buen lugar bajo el criterio de Eva. Pese a todo, Sergio todavía buscaba un punto, un momento, quizá una confluencia perfecta de circunstancias que volviera a unirlos. Y, a poder ser, de una manera definitiva. Pero el fuego de una relación nunca se apaga al mismo ritmo cuando dos personas ya caminan solas, y la idea de Sergio resultaba tan factible en Cea y en sus pensamientos, como imposible en Santiago y en los de Eva. Los dos hombres acabaron esa última ronda con tranquilidad y decidieron recorrer a pie los trescientos metros escasos que les separaban de la finca. A la boda irían en el de Manuel, más grande y cómodo, y dejaron el de Sergio aparcado frente al bar. Durante el trayecto de vuelta, nada les resultó extraño. Manuel estaba radiante porque aquella boda le permitiría ejercer el papel de alcalde recién elegido, uno de los siete con los que contaba su partido en la provincia. Sergio, por su parte, estaba incluso más callado de lo que en él era habitual y se limitaba a seguir la intranscendente conversación que dirigía su frustrado suegro. Sin embargo, cuando faltaban pocos metros para llegar a la finca y Manuel buscaba en el bolsillo la llave para abrir el portalón de entrada, Sergio se quedó atrás de manera intencionada. Recorrió con uno de sus dedos el arcaico muro del monasterio, miró un momento de reojo a su acompañante y preguntó por sorpresa, tratando de no imprimir una importancia especial a sus palabras: —¿Qué quería Miro el viernes? —¿En el Ayuntamiento? —contestó Manuel con aire rutinario—. Quería confirmar que íbamos a la boda. También me preguntó por ti.—Os escuché hablar algo sobre una reunión y me dio la sensación de que estabais preocupados. Por eso te lo pregunto.Sergio esperó la respuesta con disimulada expectación, pero desde su posición, solo apreció una pequeña mueca en la cara de Manuel mientras giraba la llave en la cerradura y empujaba el portalón.—Siempre hay reuniones —murmuró tras entrar—. Eso no es cosa tuya. Cuando los dos hombres llegaron a la casa había pasado casi una hora desde la visita de los guardias. Lina se había cambiado el vestido de gala y esperaba en el salón, sentada junto a la puerta, al lado del teléfono y mirando su reloj sin parar. Antes de que ellos pudieran tomar conciencia de la situación, los recibió con un escueto sollozo:—Eva ha desaparecido… —solo acertó a decir.La frase, que pretendía ser una explicación detallada, acabó convirtiéndose en un corto anuncio. Eso sí, en un anuncio muy elocuente. Los dos hombres se quedaron paralizados en la puerta al oírlo. Sergio, en silencio, mientras Manuel, tras un breve instante de incredulidad, frunció el ceño como si el significado de aquellas palabras hubiese ejercido de espoleta a un incipiente cabreo.—¿Cómo desaparecido? —dijo casi a gritos, mientras avanzaba hacia dentro—. ¿No le has dicho que tenía que estar aquí a las doce? Lina se pasó una mano por los ojos ante aquel arrebato y continuó su explicación inicial:—No, no ha llegado. Acaba de venir la Guardia Civil, han encontrado su coche abandonado cerca de Santiago y nadie sabe nada de ella desde ayer por la tarde. Tiene el móvil apagado y no han querido decirme por qué, pero creo que se temen que le haya podido pasar algo grave. Tenemos que ir a Santiago a hablar con la Guardia Civil, porque lo están investigando.—Pero, que le haya podido pasar ¿qué? ¿Has llamado a Ana y a Rebeca?—Sí —contestó, elevando el tono de voz hasta el que había usado su marido, con intención de reafirmarse—. No está en casa y desde ayer por la tarde no la han vuelto a ver —dijo de un tirón.Después, cogió aire y añadió casi con desesperación:—¡Tenemos que irnos!Manuel se quedó parado un segundo, como aturdido por el inusual tono de voz de Lina.—¡Joder, esta chica siempre metiéndose en líos! —sentenció después.Y añadió:—¿Estás segura de que te dijeron que teníamos que ir allí?—Sí, y cuanto antes.En el centro del salón, Manuel oscureció su semblante de manera definitiva y se dirigió hacia la posición de Lina para descolgar el teléfono que tenía al lado. Esta se apartó ante su avance. El hombre marcó un número con decisión y esperó apenas un tono. Cuando desde el otro lado alguien saludó anunciando que había entablado comunicación con el cuartel de la Guardia Civil, Manuel dijo con voz seca y firme, como si estuviera iniciando un discurso:—Soy Manuel Rodríguez, el alcalde. Creo que han estado en mi casa hace un momento.La respuesta del guardia fue una corta y precisa explicación que se resumía en la necesidad de personarse en el cuartel de Santiago sin falta y a la mayor brevedad. Tan concisa que cualquier posible réplica estaría predestinada al fracaso. Así lo entendió Manuel, que tras colgar el teléfono con un forzado «de acuerdo», tomó camino de las escaleras. —Voy un momento arriba a avisar a Miro —dijo pensativo—. Después vamos para allá —añadió antes de salir del salón.—Yo voy a llamar a Vicky, que aún no he hablado con ella.—Sí, dile que venga.Vicky era la hija mayor del matrimonio. Muy educada y comedida, desde pequeña siempre había sido la preferida de Manuel. A sus veintiséis años y recién casada con Roberto, residía en Bilbao desde entonces. La chica no tardó en contestar la llamada de su madre y, nada más escuchar la noticia, fue ella misma la que resolvió que debía trasladarse de inmediato hasta Oseira. Sin abandonar el teléfono, ojeó un periódico y, tras unos segundos, anunció que a las cinco de aquella misma tarde llegaría al aeropuerto de Santiago de Compostela para quedarse el tiempo que fuese necesario. Allí la recogerían sus padres.Aún no había acabado la conversación Lina cuando Manuel salió de su dormitorio pensativo, con su teléfono móvil en la mano y concentrado en la breve charla que acababa de mantener. Miro era un hombre de gran diplomacia en las distancias cortas y su respuesta había sido tan breve como cordial. No había preguntado grandes detalles, ni pedido muchas explicaciones, tan solo se limitó a responder que no se preocupase y que esperaba que la localizaran pronto. También había añadido que trataría de excusar su ausencia ante los demás invitados con toda la discreción que estuviese a su alcance. Esto último fue lo que en realidad desconcertó a Manuel. Por más vueltas que le daba en su cabeza, no lograba interpretar el tono con el que el presidente de su partido había pronunciado aquellas palabras finales.Sin dejar de pensar en ello, bajó al salón y esperó al lado de la puerta a que Lina acabase de despedirse. Una espera que, en algún momento, trató de hacer más breve apremiándola a poner un punto final precipitado a la conversación. Cuando esta colgó el teléfono, los dos salieron sin demora. Afuera esperaba Sergio, sentado en el porche de la casa. El chico se levantó en cuanto los vio aparecer. Ni Manuel ni Lina habían reparado en su ausencia dentro de la casa, ni en qué momento había abandonado el salón, como tampoco oyeron que había dicho que quería acompañarlos a Santiago. Daba igual, los dos lo conocían y, en el fondo, no les extrañó su comportamiento, ni tampoco su interés. 
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Published on January 03, 2017 01:04

SIETE LIBROS PARA EVA: Cap��tulo 1


Gustei, un d��a de Julio de 1999

3:00 de la madrugada

Eran cuatro, todos alrededor de una peque��a mesa y con diez cartas en la mano. Un peque��o grupo de amigos sentados en la estrecha terraza exterior de la Parrillada Sam��n sin m��s pretensi��n que pasar un rato agradable apostando un caf��, dos copas de licor y un refresco. A aquella hora, hac��a rato que los clientes menos habituales hab��an acabado de cenar y no era raro que Carlos, el due��o, se prestara a bajar las luces y alargar la noche en el momento del cierre cuando las ��nicas personas que quedaban dentro del local eran viejos amigos y fieles compa��eros de subastado. Para los cuatro de igual manera, esas partidas supon��an un momento de especial tranquilidad al final del d��a, jugadas sin mirar el reloj y cuando el suave roc��o de la noche se convert��a en el bien m��s preciado en d��as de calor.

A la escasa luz de los focos exteriores, el due��o hab��a repartido las cartas, todos expuesto sus subastas y Pablo, el m��s joven, fue el encargado de abrir el juego, dado que nadie hab��a igualado la suya. Pablo vest��a ropa de marca, ten��a el pelo rizado y eso, unido a algunas poses estudiadas, le confer��a un cierto aire de gal��n. Una impresi��n que, por otro lado, se desvanec��a en cuanto empezaba a hablar. Se hab��a sentado de espaldas al aparcamiento y, desde esa posici��n, coloc�� una carta en la mesa con decisi��n. Sindo, su compa��ero de la derecha, dej�� caer la suya encima con cierta desgana, inclin��ndose con lentitud hacia adelante. Este era un hombre alto, de ojos claros, mirada distante y una leve curvatura en su espalda. Con cada palabra que sal��a de su boca parec��a querer demostrar al mundo que algunas personas pueden sentirse por encima del bien y el mal tan solo con desearlo. Una actitud que tambi��n se reflejaba en su manera de jugar, dado que nunca hac��a esperar a sus compa��eros.

El tercer turno fue para Toni, apenas dos a��os mayor que Pablo y que se hab��a sentado de espaldas al local. ��l era el ��nico que divisaba el aparcamiento, la carretera y tambi��n la gasolinera que estaba situada casi enfrente de la parrillada. Una amplia vista en donde buscaba la inspiraci��n para su juego. De pelo largo y poco arreglado, acostumbraba a reclinar el respaldo de la silla hacia atr��s durante la partida, y esa acci��n se ve��a favorecida por la cercan��a de la pared.

Toni hab��a estado concentrado en sus cartas mientras sus dos anteriores compa��eros jugaban. Cuando le lleg�� el turno a ��l, ech�� una ojeada a las que estaban en la mesa y perdi�� la mirada en la lejan��a, como si la oscuridad de la noche le indicara por se��as cu��l era la mejor opci��n a elegir. Por lo general, lo hac��a durante un par de segundos. Aquel d��a, sin raz��n aparente, se tom�� algunos m��s.

�����Juegas? ���se oy�� desde su izquierda.

El chico mir�� a su lado, eligi�� una de las cartas que ten��a en la mano y la solt�� encima de las otras. Carlos ten��a la suya preparada. La puso sobre la ��ltima y recogi�� las cuatro apil��ndolas a su lado.

���No s�� por qu�� piensas tanto ���dijo en direcci��n a Toni���. Estaba claro que este as lo ten��a yo.

Carlos estaba ese d��a contento. Las casi cincuenta plazas del aparcamiento se hab��an cubierto en su totalidad y eso supon��a que la caja se hab��a llenado m��s de lo normal. Hac��a rato que no dejaba de sonre��r y, con esa expresi��n en la cara, puso una nueva carta boca arriba para abrir la segunda mano.

Pablo la mir�� de reojo, de inmediato eligi�� una de entre las suyas, la lanz�� casi sin moverse y volvi�� a centrarse en las que le quedaban. Sindo dej�� caer otra, ya preparada, y cedi�� el turno a Toni que, de nuevo con la mirada perdida, pareci�� no enterarse.

Tras unos breves segundos de pausa y silencio, sus tres compa��eros se fijaron en el chico al un��sono. Este estaba concentrado en la penumbra de la gasolinera, pero no buscando la inspiraci��n habitual, m��s bien daba la impresi��n de que pretend��a transportarse hasta ella sin tocar el suelo.

�����Toni! ��Estamos al juego? ���bram�� de nuevo Sindo.

���S��.

En un segundo, el chico ech�� la vista a las cartas ya jugadas, luego a las que ten��a en la mano, y dej�� una con rapidez, aunque sin seguir el ceremonial que acostumbraba.

Carlos no dio importancia al hecho. Amonton�� las cuatro que hab��a en la mesa junto a las anteriores y eligi�� otra para iniciar una mano nueva. Fue entonces cuando Toni interrumpi�� la partida de manera brusca:

�����Qu�� es aquello? ���pregunt�� se��alando hacia el frente.

Sus tres compa��eros miraron hacia la carretera alertados por el tono del chico.

���All�� ���puntualiz�� ��l.

En ese momento, los cuatro se fijaron a la vez en la gasolinera, apenas iluminada por la peque��a farola del alumbrado p��blico. Ante sus ojos y en la distancia, una sombra de aspecto humano se desplazaba con torpeza desde la peque��a tienda de atr��s hacia los surtidores del centro.

Carlos se levant�� en su asiento, Sindo se dio la vuelta con cierta desgana y Pablo dej�� caer sus cartas en la mesa boca arriba.

���Parece un hombre ���apunt�� este.

�����Qu�� hace all��?

�����Es un borracho o est�� herido?

Todos dudaron un instante.

�����Vamos?

Los cuatro dejaron sus sillas y se dirigieron hacia aquel hallazgo cada vez a mayor velocidad. El aparcamiento lo cruzaron andando; la carretera, corriendo.

Mientras se acercaban, la figura se apoy�� en uno de los surtidores y se escurri�� hasta el suelo. Desde all��, alcanz�� gateando el siguiente y, usando este como si de una pared se tratara, se levant�� de nuevo para dirigirse a duras penas hacia la carretera, como si quisiera ir al encuentro de los hombres.

Carlos encabezaba el grupo.

���Es una chica ���dijo en cuanto la escasa luz le permiti�� verla���. ��Joder, est�� herida!

�����Eso es sangre? ���pregunt�� Pablo, que se hab��a quedado petrificado unos metros m��s atr��s.

���S�� ���apunt�� Sindo, cerrando el grupo.

Este adelant�� a Pablo, ech�� una breve mirada a la chica y enseguida decidi�� su funci��n:

���Voy a avisar a una ambulancia, y a la Guardia Civil.

Carlos, con Toni al lado, hab��a agarrado a la chica por los hombros para evitar que se desplomara.

�����Qu�� te ha pasado? ���le pregunt��.

La joven no pronunci�� una palabra. Tosi�� varias veces y se limit�� a mirarlo mientras se agarraba el cuello con evidente dificultad para respirar. Su ch��ndal, que parec��a haber sido blanco en mejores tiempos, estaba te��ido de un rojo que resaltaba incluso en la oscuridad del lugar.

Carlos la estir�� con cuidado, se sent�� en el suelo y coloc�� su muslo como improvisada almohada. La joven recost�� la cabeza y cerr�� los ojos. ��l le dio dos palmadas en la cara, suaves, sin imprimir m��s fuerza que la que consideraba del todo imprescindible para mantenerla consciente:

���No te duermas ���dijo.

La chica abri�� los ojos y volvi�� a toser.

���Intenta no dormirte ahora, ��vale? ���repiti�� ��l en un tono m��s paternal.

Despu��s, le retir�� con cuidado el pelo de la cara. Un pelo que se adivinaba rojo en condiciones normales, pero que en esos momentos, por efecto de la sangre, hab��a adquirido un tono negruzco.

���Mira, ��no es la chica que sale en la tele? ���pregunt�� hacia Toni.

El chico, que hasta entonces hab��a permanecido como espectador de la situaci��n, se agach�� a su lado.

���Se parece ���dijo, con cierta sorpresa���. S��, puede ser ella.

A su espalda, Sindo se esforzaba por hacerse entender al tel��fono, tambi��n por transmitir una urgencia que no percib��a que hubiera captado su interlocutor:

���No lo s��, est�� cubierta de sangre ���dec��a, sin medir el volumen de su voz���. La cabeza, el pecho, parece que va vestida de rojo, pero creo que el ch��ndal es blanco. Ha perdido mucha sangre, dense prisa. S��, claro que he avisado a la Guardia Civil.

Al otro lado del tel��fono, la demanda de m��s datos parec��a no cesar.

���Pues no lo s��, debe de tener un golpe en la cabeza, o un corte profundo. Ella est�� m��s o menos consciente, pero no habla. No sabemos qu�� le ha pasado.

Los otros tres hombres lo escuchaban sin intenci��n de contradecirlo.

En ese momento, el reflejo de la sirena de un coche patrulla ilumin�� el oscuro lugar de azul.

���Acaba de llegar la Guardia Civil ���despidi�� Sindo una conversaci��n a la que ya no sab��a qu�� m��s pod��a aportar���. Me imagino que ellos se har��n cargo de la situaci��n.

Toni hab��a ido al encuentro de los reci��n llegados.

���Est�� malherida. Creemos que puede ser la chica que ha salido estos d��as en la tele.

Fuera del veh��culo, los dos guardias se miraron entre s��, con evidente extra��eza.

�����Qui��n? ��Eva? ���pregunt�� uno de ellos.

���S��, esa.

Los agentes volvieron a mirarse. El primero dedic�� un gesto de incredulidad al chico y se alej�� unos pasos mientras abr��a l��nea en su interfono.

���De todos modos, si est�� herida, voy a pedir refuerzos ���dijo���. Habr�� que investigarlo.

A su espalda, el otro se acerc�� hacia donde estaba la chica. Nada m��s llegar a su altura, dijo para s��:

���No puede ser.

Al instante, se agach�� al lado de Carlos y acerc�� su cara hacia ella, con la intenci��n de verla mejor:

���Es imposible ���balbuce��.

En esa posici��n, la observ�� en silencio durante un peque��o instante, pero que a todos pareci�� enorme.

�����C��mo te llamas? ���pregunt�� al fin.

La joven contest�� mirando de reojo al reci��n llegado. No pod��a hacer m��s, pero las miradas no pronuncian nombres.

El guardia apoy�� las rodillas en el suelo y pas�� su mano por la mejilla de la chica, dos veces, buscando con ello una mejor identificaci��n, como si la sangre seca se pudiese limpiar con el simple roce de la piel humana. Despu��s, casi petrificado, volvi�� a tomarse un par de segundos para contemplarla.

���Cielo santo ���murmur�� para s�����. Es incre��ble, est��s viva.

Su rostro hablaba de una manera mucho m��s expl��cita que su voz y parec��a llevar un cartel que dec��a: ��Estoy viendo a un fantasma��.

Volvi�� a pasar la mano por la cara de la chica una tercera vez.

�����Te llamas Eva?�� ���pregunt��.

Ella asinti�� con la cabeza con dificultad y volvi�� a toser hacia el muslo de Carlos.

Entonces, el guardia reaccion�� y se levant�� sobre sus rodillas buscando en la penumbra de la noche la figura de su compa��ero.

���S��, es ella ���grit�� con fuerza���. ��Y est�� viva!

El otro guardia se estremeci�� en su posici��n, antes de imprimir un mayor ��nfasis a la comunicaci��n que estaba teniendo. El primero volvi�� a gritar, casi con desesperaci��n:

�����Que se den prisa, y pide refuerzos!

Al acabar, se sent�� sobre sus talones y se concentr�� en la chica, con una mano apoyada sobre los hombros de esta, como si tratase de constatar que aquel cuerpo cubierto de sangre segu��a respirando.

���Dios m��o, ��d��nde has estado, de d��nde has salido? ���pregunt�� casi con el mismo tono con el que se le pregunta a un enfermo en coma en la soledad de un hospital, sin esperar una respuesta.

Sindo se acerc�� a ��l.

���Cuando llegaron ustedes estaba pidiendo una ambulancia. A esta hora de la noche y desde Ourense, no creo que tarde en llegar.

���Quince minutos ���puntualiz�� el guardia entre dientes.

La chica segu��a tosiendo a cada instante.

���Te pondr��s bien, aguanta un poco. Solo un poco.

Con el interfono reci��n apagado todav��a en la mano, el primer guardia se acerc�� hacia ellos y requiri�� a Sindo para hablar con ��l.

�����Fue usted quien nos ha avisado?

�����S��, llam�� yo, pero est��bamos los cuatro juntos.

�����C��mo la han encontrado?

���Est��bamos all��, jugando una partida ���repiti�� se��alando hacia la terraza���. Vimos que se mov��a algo en esta zona, nos result�� extra��o y nos acercamos a mirar. Al llegar, la encontramos.

�����Y no vieron alg��n coche que se fuese minutos antes, o que hubiese llegado poco antes?

���No, no vimos a nadie. Ya le digo que est��bamos jugando una partida. ���Sindo alz�� los hombros a modo de excusa���. En realidad, tampoco nos fijamos demasiado hasta que la vimos.

Pero en este momento, un rayo de luz pareci�� iluminarse en su cabeza y se volvi�� hacia los dem��s.

���Toni, ��t�� has visto algo? Parar a alg��n coche, o as��.

El chico neg�� con la cabeza, balanceando su pelo de un lado a otro en la acci��n.

En el suelo, Eva alz�� las cejas de un impulso, incluso levant�� la cabeza unos cent��metros sobre el muslo de Carlos, esforz��ndose en intentar hablar o tal vez para se��alar algo, pero acab�� por no conseguir ninguna de las dos cosas. Una reacci��n a la que el guardia que estaba agachado no le dio importancia.

���No te preocupes, peque��a, cogeremos a quien te haya hecho esto ���dijo en un tono paternal, a la vez que cog��a de la mano a la chica.

Sin soltarla, ech�� una mirada en c��rculo e hizo un gesto de contrariedad.

���Pues est�� claro que alguien tuvo que dejarla aqu��, ella no pudo llegar sola en este estado ���razon��, m��s para s�� que para ser o��do.

Despu��s alz�� la voz, en un tono que no dejaba lugar a dudas de que aquello era una orden:

���No toquen nada y pisen lo menos posible. En cuanto llegue la ambulancia, cerraremos el per��metro y buscaremos alg��n rastro, o alguna huella. Algo tiene que haber.

En aquellos momentos, al reflejo azul que iluminaba la noche de manera intermitente, pronto se uni�� otro de color naranja, y poco despu��s varios m��s de los azules. Una combinaci��n de colores que anunciaba sin lugar a dudas que all�� hab��a sucedido algo grave.

Apenas media hora m��s tarde y cuando un cami��n de bomberos pasaba en direcci��n a Cea estremeciendo a los presentes con su estridente sonido, una ambulancia part��a del lugar a toda velocidad en direcci��n contraria, rumbo a Ourense. Quiz�� contagiado por el sonido del cami��n, el conductor accion�� su sirena, pese a estar la carretera despejada por completo. La Guardia Civil que la acompa��aba hizo lo mismo. Con dos motorizados delante para abrir paso y un coche patrulla custodi��ndola detr��s, la comitiva semejaba una gran burbuja de luz y sonido dispuesta a atravesar la ciudad en el menor tiempo posible, sin permitir que nada ni nadie se interpusiese en su camino.

Dentro del veh��culo, todo el mundo buscaba con af��n una herida por la que pudiese estar sangrando la chica, otorgando una relevancia secundaria a cualquier otra lesi��n que pudiera sufrir. 
Afuera, la investigaci��n hab��a comenzado.
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Published on January 03, 2017 01:03

SIETE LIBROS PARA EVA: Capítulo 1


Gustei, un día de Julio de 19993:00 de la madrugada

Eran cuatro, todos alrededor de una pequeña mesa y con diez cartas en la mano. Un pequeño grupo de amigos sentados en la estrecha terraza exterior de la Parrillada Samán sin más pretensión que pasar un rato agradable apostando un café, dos copas de licor y un refresco. A aquella hora, hacía rato que los clientes menos habituales habían acabado de cenar y no era raro que Carlos, el dueño, se prestara a bajar las luces y alargar la noche en el momento del cierre cuando las únicas personas que quedaban dentro del local eran viejos amigos y fieles compañeros de subastado. Para los cuatro de igual manera, esas partidas suponían un momento de especial tranquilidad al final del día, jugadas sin mirar el reloj y cuando el suave rocío de la noche se convertía en el bien más preciado en días de calor.A la escasa luz de los focos exteriores, el dueño había repartido las cartas, todos expuesto sus subastas y Pablo, el más joven, fue el encargado de abrir el juego, dado que nadie había igualado la suya. Pablo vestía ropa de marca, tenía el pelo rizado y eso, unido a algunas poses estudiadas, le confería un cierto aire de galán. Una impresión que, por otro lado, se desvanecía en cuanto empezaba a hablar. Se había sentado de espaldas al aparcamiento y, desde esa posición, colocó una carta en la mesa con decisión. Sindo, su compañero de la derecha, dejó caer la suya encima con cierta desgana, inclinándose con lentitud hacia adelante. Este era un hombre alto, de ojos claros, mirada distante y una leve curvatura en su espalda. Con cada palabra que salía de su boca parecía querer demostrar al mundo que algunas personas pueden sentirse por encima del bien y el mal tan solo con desearlo. Una actitud que también se reflejaba en su manera de jugar, dado que nunca hacía esperar a sus compañeros.El tercer turno fue para Toni, apenas dos años mayor que Pablo y que se había sentado de espaldas al local. Él era el único que divisaba el aparcamiento, la carretera y también la gasolinera que estaba situada casi enfrente de la parrillada. Una amplia vista en donde buscaba la inspiración para su juego. De pelo largo y poco arreglado, acostumbraba a reclinar el respaldo de la silla hacia atrás durante la partida, y esa acción se veía favorecida por la cercanía de la pared.Toni había estado concentrado en sus cartas mientras sus dos anteriores compañeros jugaban. Cuando le llegó el turno a él, echó una ojeada a las que estaban en la mesa y perdió la mirada en la lejanía, como si la oscuridad de la noche le indicara por señas cuál era la mejor opción a elegir. Por lo general, lo hacía durante un par de segundos. Aquel día, sin razón aparente, se tomó algunos más.—¿Juegas? —se oyó desde su izquierda.El chico miró a su lado, eligió una de las cartas que tenía en la mano y la soltó encima de las otras. Carlos tenía la suya preparada. La puso sobre la última y recogió las cuatro apilándolas a su lado.—No sé por qué piensas tanto —dijo en dirección a Toni—. Estaba claro que este as lo tenía yo.Carlos estaba ese día contento. Las casi cincuenta plazas del aparcamiento se habían cubierto en su totalidad y eso suponía que la caja se había llenado más de lo normal. Hacía rato que no dejaba de sonreír y, con esa expresión en la cara, puso una nueva carta boca arriba para abrir la segunda mano. Pablo la miró de reojo, de inmediato eligió una de entre las suyas, la lanzó casi sin moverse y volvió a centrarse en las que le quedaban. Sindo dejó caer otra, ya preparada, y cedió el turno a Toni que, de nuevo con la mirada perdida, pareció no enterarse. Tras unos breves segundos de pausa y silencio, sus tres compañeros se fijaron en el chico al unísono. Este estaba concentrado en la penumbra de la gasolinera, pero no buscando la inspiración habitual, más bien daba la impresión de que pretendía transportarse hasta ella sin tocar el suelo.—¡Toni! ¿Estamos al juego? —bramó de nuevo Sindo.—Sí.En un segundo, el chico echó la vista a las cartas ya jugadas, luego a las que tenía en la mano, y dejó una con rapidez, aunque sin seguir el ceremonial que acostumbraba. Carlos no dio importancia al hecho. Amontonó las cuatro que había en la mesa junto a las anteriores y eligió otra para iniciar una mano nueva. Fue entonces cuando Toni interrumpió la partida de manera brusca:—¿Qué es aquello? —preguntó señalando hacia el frente.Sus tres compañeros miraron hacia la carretera alertados por el tono del chico. —Allí —puntualizó él.En ese momento, los cuatro se fijaron a la vez en la gasolinera, apenas iluminada por la pequeña farola del alumbrado público. Ante sus ojos y en la distancia, una sombra de aspecto humano se desplazaba con torpeza desde la pequeña tienda de atrás hacia los surtidores del centro.Carlos se levantó en su asiento, Sindo se dio la vuelta con cierta desgana y Pablo dejó caer sus cartas en la mesa boca arriba.—Parece un hombre —apuntó este.—¿Qué hace allí?—¿Es un borracho o está herido?Todos dudaron un instante.—¿Vamos? Los cuatro dejaron sus sillas y se dirigieron hacia aquel hallazgo cada vez a mayor velocidad. El aparcamiento lo cruzaron andando; la carretera, corriendo. Mientras se acercaban, la figura se apoyó en uno de los surtidores y se escurrió hasta el suelo. Desde allí, alcanzó gateando el siguiente y, usando este como si de una pared se tratara, se levantó de nuevo para dirigirse a duras penas hacia la carretera, como si quisiera ir al encuentro de los hombres. Carlos encabezaba el grupo.—Es una chica —dijo en cuanto la escasa luz le permitió verla—. ¡Joder, está herida!—¿Eso es sangre? —preguntó Pablo, que se había quedado petrificado unos metros más atrás.—Sí —apuntó Sindo, cerrando el grupo. Este adelantó a Pablo, echó una breve mirada a la chica y enseguida decidió su función:—Voy a avisar a una ambulancia, y a la Guardia Civil.Carlos, con Toni al lado, había agarrado a la chica por los hombros para evitar que se desplomara.—¿Qué te ha pasado? —le preguntó.La joven no pronunció una palabra. Tosió varias veces y se limitó a mirarlo mientras se agarraba el cuello con evidente dificultad para respirar. Su chándal, que parecía haber sido blanco en mejores tiempos, estaba teñido de un rojo que resaltaba incluso en la oscuridad del lugar.Carlos la estiró con cuidado, se sentó en el suelo y colocó su muslo como improvisada almohada. La joven recostó la cabeza y cerró los ojos. Él le dio dos palmadas en la cara, suaves, sin imprimir más fuerza que la que consideraba del todo imprescindible para mantenerla consciente:—No te duermas —dijo.La chica abrió los ojos y volvió a toser.—Intenta no dormirte ahora, ¿vale? —repitió él en un tono más paternal. Después, le retiró con cuidado el pelo de la cara. Un pelo que se adivinaba rojo en condiciones normales, pero que en esos momentos, por efecto de la sangre, había adquirido un tono negruzco.—Mira, ¿no es la chica que sale en la tele? —preguntó hacia Toni.El chico, que hasta entonces había permanecido como espectador de la situación, se agachó a su lado.—Se parece —dijo, con cierta sorpresa—. Sí, puede ser ella.A su espalda, Sindo se esforzaba por hacerse entender al teléfono, también por transmitir una urgencia que no percibía que hubiera captado su interlocutor:—No lo sé, está cubierta de sangre —decía, sin medir el volumen de su voz—. La cabeza, el pecho, parece que va vestida de rojo, pero creo que el chándal es blanco. Ha perdido mucha sangre, dense prisa. Sí, claro que he avisado a la Guardia Civil.Al otro lado del teléfono, la demanda de más datos parecía no cesar. —Pues no lo sé, debe de tener un golpe en la cabeza, o un corte profundo. Ella está más o menos consciente, pero no habla. No sabemos qué le ha pasado.Los otros tres hombres lo escuchaban sin intención de contradecirlo.En ese momento, el reflejo de la sirena de un coche patrulla iluminó el oscuro lugar de azul.—Acaba de llegar la Guardia Civil —despidió Sindo una conversación a la que ya no sabía qué más podía aportar—. Me imagino que ellos se harán cargo de la situación. Toni había ido al encuentro de los recién llegados.—Está malherida. Creemos que puede ser la chica que ha salido estos días en la tele.Fuera del vehículo, los dos guardias se miraron entre sí, con evidente extrañeza. —¿Quién? ¿Eva? —preguntó uno de ellos.—Sí, esa.Los agentes volvieron a mirarse. El primero dedicó un gesto de incredulidad al chico y se alejó unos pasos mientras abría línea en su interfono. —De todos modos, si está herida, voy a pedir refuerzos —dijo—. Habrá que investigarlo.A su espalda, el otro se acercó hacia donde estaba la chica. Nada más llegar a su altura, dijo para sí:—No puede ser.Al instante, se agachó al lado de Carlos y acercó su cara hacia ella, con la intención de verla mejor:—Es imposible —balbuceó.En esa posición, la observó en silencio durante un pequeño instante, pero que a todos pareció enorme. —¿Cómo te llamas? —preguntó al fin.La joven contestó mirando de reojo al recién llegado. No podía hacer más, pero las miradas no pronuncian nombres.El guardia apoyó las rodillas en el suelo y pasó su mano por la mejilla de la chica, dos veces, buscando con ello una mejor identificación, como si la sangre seca se pudiese limpiar con el simple roce de la piel humana. Después, casi petrificado, volvió a tomarse un par de segundos para contemplarla.—Cielo santo —murmuró para sí—. Es increíble, estás viva. Su rostro hablaba de una manera mucho más explícita que su voz y parecía llevar un cartel que decía: «Estoy viendo a un fantasma». Volvió a pasar la mano por la cara de la chica una tercera vez.—¿Te llamas Eva?­ —preguntó.Ella asintió con la cabeza con dificultad y volvió a toser hacia el muslo de Carlos. Entonces, el guardia reaccionó y se levantó sobre sus rodillas buscando en la penumbra de la noche la figura de su compañero. —Sí, es ella —gritó con fuerza—. ¡Y está viva!El otro guardia se estremeció en su posición, antes de imprimir un mayor énfasis a la comunicación que estaba teniendo. El primero volvió a gritar, casi con desesperación:—¡Que se den prisa, y pide refuerzos!Al acabar, se sentó sobre sus talones y se concentró en la chica, con una mano apoyada sobre los hombros de esta, como si tratase de constatar que aquel cuerpo cubierto de sangre seguía respirando.—Dios mío, ¿dónde has estado, de dónde has salido? —preguntó casi con el mismo tono con el que se le pregunta a un enfermo en coma en la soledad de un hospital, sin esperar una respuesta.Sindo se acercó a él.—Cuando llegaron ustedes estaba pidiendo una ambulancia. A esta hora de la noche y desde Ourense, no creo que tarde en llegar.—Quince minutos —puntualizó el guardia entre dientes.La chica seguía tosiendo a cada instante.—Te pondrás bien, aguanta un poco. Solo un poco.Con el interfono recién apagado todavía en la mano, el primer guardia se acercó hacia ellos y requirió a Sindo para hablar con él.—¿Fue usted quien nos ha avisado?­—Sí, llamé yo, pero estábamos los cuatro juntos.—¿Cómo la han encontrado?—Estábamos allí, jugando una partida —repitió señalando hacia la terraza—. Vimos que se movía algo en esta zona, nos resultó extraño y nos acercamos a mirar. Al llegar, la encontramos.—¿Y no vieron algún coche que se fuese minutos antes, o que hubiese llegado poco antes?—No, no vimos a nadie. Ya le digo que estábamos jugando una partida. —Sindo alzó los hombros a modo de excusa—. En realidad, tampoco nos fijamos demasiado hasta que la vimos.Pero en este momento, un rayo de luz pareció iluminarse en su cabeza y se volvió hacia los demás.—Toni, ¿tú has visto algo? Parar a algún coche, o así.El chico negó con la cabeza, balanceando su pelo de un lado a otro en la acción. En el suelo, Eva alzó las cejas de un impulso, incluso levantó la cabeza unos centímetros sobre el muslo de Carlos, esforzándose en intentar hablar o tal vez para señalar algo, pero acabó por no conseguir ninguna de las dos cosas. Una reacción a la que el guardia que estaba agachado no le dio importancia.—No te preocupes, pequeña, cogeremos a quien te haya hecho esto —dijo en un tono paternal, a la vez que cogía de la mano a la chica.Sin soltarla, echó una mirada en círculo e hizo un gesto de contrariedad.—Pues está claro que alguien tuvo que dejarla aquí, ella no pudo llegar sola en este estado —razonó, más para sí que para ser oído. Después alzó la voz, en un tono que no dejaba lugar a dudas de que aquello era una orden:—No toquen nada y pisen lo menos posible. En cuanto llegue la ambulancia, cerraremos el perímetro y buscaremos algún rastro, o alguna huella. Algo tiene que haber.En aquellos momentos, al reflejo azul que iluminaba la noche de manera intermitente, pronto se unió otro de color naranja, y poco después varios más de los azules. Una combinación de colores que anunciaba sin lugar a dudas que allí había sucedido algo grave. Apenas media hora más tarde y cuando un camión de bomberos pasaba en dirección a Cea estremeciendo a los presentes con su estridente sonido, una ambulancia partía del lugar a toda velocidad en dirección contraria, rumbo a Ourense. Quizá contagiado por el sonido del camión, el conductor accionó su sirena, pese a estar la carretera despejada por completo. La Guardia Civil que la acompañaba hizo lo mismo. Con dos motorizados delante para abrir paso y un coche patrulla custodiándola detrás, la comitiva semejaba una gran burbuja de luz y sonido dispuesta a atravesar la ciudad en el menor tiempo posible, sin permitir que nada ni nadie se interpusiese en su camino. Dentro del vehículo, todo el mundo buscaba con afán una herida por la que pudiese estar sangrando la chica, otorgando una relevancia secundaria a cualquier otra lesión que pudiera sufrir. 
Afuera, la investigación había comenzado.
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Published on January 03, 2017 01:03

September 6, 2016

Nueve razones que invitan a leer SIETE LIBROS PARA EVA

Hola a todos.
Los que habéis leído mis obras anteriores sabréis que uno de los principales pilares de la promoción de mis libros es ofrecerlo a varios blogueros para su lectura y reseña. Con SIETE LIBROS PARA EVA reconozco que no lo he hecho y no por desidia o falta de tiempo.Como lo incluí en el CONCURSO INDIE 2016 preferí, con mayor o menor acierto, que fueran los blogueros quienes se acercaran a él por iniciativa propia y lo reseñaran en la medida que suscitara su interés.Hoy, que he colocado el lateral dedicado al libro, he estado recopilando de memoria las reseñas que ha tenido hasta ahora y, si bien son menos de las que podrían ser, me he dado cuenta de que el bagaje es mucho más satisfactorio de lo que podría pensar.Ha tenido presencia en blogs de gran prestigio entre los lectores, ha sido leído por algunos de los blogueros más exigentes, ha traspasado fronteras e, incluso ha suscitado el interés de algún blog que nunca me había leído. Puedo decir que todos ellos han valorado positivamente la novela y recomendado su lectura. Incluso han discrepado en un final que diseñé exactamente con esa intención: dividir a los lectores entre aquellos a los que le pareciese genial y los que no les gustase. Por todo ello, creo que cada una de estas reseñas suponen una razón para acercarse a la novela. Las enumero a continuación y os invito a elegir la que queráis para que os convenza de que, si habéis elegido SIETE LIBROS PARA EVA como vuestra próxima lectura, será más que satisfactoria: 
El búho entre librosEl espejo de la entrada Un lector indiscretoLa huella de los librosMi rincón de reseñasLos libros de Dánae Onallives Cruce de caminos My world between books 
Gracias a todos ellos y un abrazo. Roberto.

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Published on September 06, 2016 05:04

July 26, 2016

7 curiosidades sobre SIETE LIBROS PARA EVA

Hola a todos.
Ayer fue el Día de Galicia y no colgué una entrada porque no tuve acceso al ordenador hasta bien entrada la noche. He pensado que, en compensación, yo que no suelo hablar de mí, puedo colgar hoy siete curiosidades sobre SIETE LIBROS PARA EVA. Entre otras cosas, porque no solo yo soy gallego sino que la novela también la ambiento en Galicia.
1.- Comencé a trabajar en ella en 2011. Durante estos cinco años la paré para escribir y publicar otras dos. “Muerte sin resurrección”, nada más comenzar, y “Café y cigarrillos para un funeral”, cerca del final. La primera porque necesitaba publicar una novela en seis meses y preferí empezar de cero una nueva y más sencilla, y la segunda, porque surgió poco antes de acabarla el proyecto de Serial Books.
2.- Antes de titularse SIETE LIBROS PARA EVA, tuvo otro título. Los ganadores en el sorteo de “Los libros de Dánae” os habréis dado cuenta de que el archivo que recibisteis se llama “MAC -Kindle”. Esto es debido a que, en un principio y hasta hace solo dos años, la novela se iba a llamar de otro modo: “Matar a Cenicienta”, MAC. A pesar de haber variado un poco la trama, estoy seguro de que los que la hayáis leído le encontraréis sentido a ese título.
3.- El personaje de MANUEL existe en el mundo real. Eso sí, ni se llama Manuel ni es político... ni es masculino. Pero existe tal y como está reflejado en la novela.
4.- “Muerte sin resurrección” es la hermana pequeña de SIETE LIBROS PARA EVA. O esta la hermana mayor de la primera. Como dije en el primer punto, nada más comenzarla em di cuenta de que necesitaba publicar una novela en seis meses. Como no me consideraba capacitado para acabarla en ese plazo, decidí frenarla y comenzar otra de cero más sencilla de escribir, pero con un esquema similar. Quizá en el resultado final no se aprecie la relación, pero os aseguro que existe en el armazón. En SIETE LIBROS PARA EVA, llevo tres hilos argumentales y, lo que hice en Muerte sin resurrección, fue coger uno y desarrollarlo desde dos ángulos.
5.- Dos editoriales quisieron publicarla ¡antes de estar escrita! Me resultó curioso, porque yo solo había publicado una novela. Una, cuando llevaba diez capítulos y otra, sin leer absolutamente nada. Y no, no eran ni de coedición ni de autopublicación, os lo aseguro. Al final, la segunda la deseché por la primera, y la primera porque no llegamos a un acuerdo.
6.- La idea inicial del argumento partió de un sueño. Aunque no os lo parezca, este es un punto muy curioso, porque nunca, nunca, recuerdo lo que he soñado la noche anterior. Soy de los que se echa a dormir y ya no se entera de nada más hasta que suena el despertador. Cuando lo hago, un par de veces al año a lo sumo, suele darme el argumento de una novela. De hecho, SIETE LIBROS PARA EVA no es la única.
7.- La parte que más trabajo me costó escribir fue el final. Incluso llegué a pensar que había creado una trama que no conseguiría convertir en novela y que tendría que variarla o descartar todo lo escrito. No es que no supiese cómo quería que acabase, sino que no sabía como plantearlo. Lo escribí desde cero tres veces, lo refomé por completo otras cinco y, al final, “Café y cigarrillos para un funeral” me sirvió de guía. Pensaréis qué tiene de complicado. Pues que debía meter una trama suficiente para una nueva novela en no más de 15 o 20 mil palabras porque, de lo contrario, el resultado final podría parecerse demasiado a dos novelas unidas, que se anularan entre sí. Espero haberlo conseguido.
En fin, que espero que os hayan resultado interesantes y solo me queda invitaros a leerla.Os dejo los links de compra (porque aquí en el blog todavía no los he colgado).
- España: http://amzn.to/29pGGrt - USA/ Latinoamérica: amazon.com/dp/B01HVYEAA8/ - México: amazon.com.mx/dp/B01HVYEAA8/ 
Un abrazo. Roberto.

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Published on July 26, 2016 05:04

June 6, 2016

NO RESURRECTION ("Muerte sin resurrección" en inglés)






PALM SUNDAY
1
   There was little else to say. The woman rounded off her serene exposition and remained silent, as if wanting to give the young priest some time to assimilate everything that he had just heard. It was necessary for him to take a few seconds, and he shifted nervously in his seat a couple of times. When he finally became aware of the fact that the woman had finished, he did not know what to say. Of course, he had felt uncomfortable in the confessional on a few other occasions, including those in which he had had to endure sexual propositions, but this one today was very different. He noticed how his blood had run cold through his veins, and the warm aroma of incense and laurel in the church had transformed within his small, enclosed corner, into a macabre stench of death. A sensation that was as indescribable as it was repulsive.   Finally, he stuttered several times, and only managed to say timidly:      “I cannot grant you absolution. At least, not right now.”        “I understand.”   The confession now over, the priest looked up through the screen, and could see as the woman was beginning to stand up, just as she was asking him one last question:          “Can I rely on you?”   The young priest hesitated for a moment. Not because he wanted to think about his response, but rather more as a result of the pure state of bewilderment in which he found himself.        “Yes, I will be there. The exact same time next week…” he answered, eventually, trying to find a sign of confirmation from her.   But there was no answer. Nor were there any more questions. The woman finished getting up, and then her image disappeared from behind the screen.   The priest slightly opened the upper part of his confessional and, through the narrow crack, he followed her with his eyes. Her features were rounded, as if created in accordance with an established model. Her hair, black and tied back in a ponytail. Nothing in those moments differentiated her from the rest of the people in the church and, in spite of the attractive curves that one could make out beneath her jeans and modest t-shirt, nobody took any notice of her.   In a few short seconds, he slipped away down the side nave, making his way discreetly towards the exit door. He did not stop to pray, or do a penance, or even pause at the Eucharist. Put simply, he just went.  The young priest tilted his head unconsciously, trying to follow her for longer, but it ended up being impossible amongst the multitude of people packed into the church. As soon as the woman had completely disappeared from his reduced field of vision, he could not avoid crossing himself quickly, in a compulsive manner, as if he had just seen the very Devil itself. A real one, of flesh and bone, and it had even told him its name: Emma.   He was certain now that he would never forget it.


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Published on June 06, 2016 03:58

May 28, 2016

CARTAS DESDE EL MALTRATO: Sinopsis, estructura y primeros capítulos




SINOPSIS: 
Montse sufrió durante varios años un cruel maltrato a manos de su marido. Primero psíquico y después, físico y sexual. Una vez que pudo salir de esa situación y rehacer su vida, decide dar a conocer el diario que escribió en aquellos años. 
Para este libro, ella aporta sus escritos y el autor, en ese momento su pareja, su experiencia como novelista para ponernos en antecedentes, narrar los períodos en los que no se conserva el diario y aportar las claves necesarias para entender la historia. El resultado es un documento único que refleja tanto el progreso en el comportamiento del maltratador como las sensaciones de la víctima cuando aún no sabe qué pasará al día siguiente o qué final tendrá la historia.
Esta es la tercera edición de Cartas desde el maltrato. En ella se incluyen las 256 cartas del diario original tal y como fueron redactadas en esos momentos, con el único filtro de una corrección de erratas. 

Estructura y primeros capítulos:

PRÓLOGOINTRODUCCIÓNI. EL DESAMORII. EL DIVORCIO- III. ESPERANDO UN PAPEL- IV. TODO SIGUE IGUAL- V. EN SUS MANOS- VI. ¿TRABAJO = INDEPENDENCIA?- VII. DOLOR… Y ESPERANZA- VIII. EMPUJADA AL INFIERNO- IX. PREPARADA PARA MORIR- X. A UN CENTÍMETRO DE LA MUERTE- EPÍLOGO
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Published on May 28, 2016 10:09

CARTAS DESDE EL MALTRATO: I. El desamor


«Donde se arremolina el humo, algo ardió mucho tiempo antes de que lo viéramos.»PETER HILLE

Sábado, 08/04/2006, 04:15«Esta mañana he estado de compras... cómo odio ir de compras!!! Muchas veces creo que lo mío no es normal, a todas las mujeres les encanta ir de compras… por qué a mí no? Hacía un buen día, se respira un aire de esos que a mí me encantan, lleno de olor a flores, a buenos recuerdos... pero, en el fondo, sé que no me voy a comprar nada, que lo único que quería era salir un poco de casa. Teníamos que habernos ido a la finca, pero finalmente Sergio se ha encontrado mal y mi hermana ha decidido quedarse… otro fin de semana sin nada emocionante en mi vida. Todo el día limpiando, cocinando, viendo al otro tumbado en el sofá… y, por la noche, sexo por compasión, y porque me deje en paz. Qué vida más triste la mía, debería hacer algo para cambiarla... no sé, estudiar más, por ejemplo. Me gusta hacerlo y me entretiene de tanto aburrimiento… cómo ronca este tío, no me deja ni escribir. Y aún me queda mañana encerrada en casa…Estuve ayer hablando con mi hermana. Le conté, como otras mil veces, mi intención de divorciarme. Ella no lo soporta, no soporta a Quique, dice que me merezco mucho más, que ya no sabe qué hago con él… que siempre será un muerto de hambre… si supiera que él piensa de ella que es una engreída y presumida Barbie de dos duros, que no la soporta... Es gracioso, porque me he dado cuenta de que, aunque no se soportan, cuando coinciden lo disimulan muy bien, sobre todo ella, e incluso parece que sean amigos… joder con la hipocresía!!!»
__________________ Sergio: fotógrafo de profesión y compañero sentimental de Miriam. Alto, guapo, inteligente, de una gran nobleza y con una posición económica y social privilegiada. El marido que toda madre soñó para su hija y una persona íntegra y excepcional en todos los sentidos. Miriam acabará casándose con él, una vez que este caiga enfermo de gravedad. En realidad, nunca llegó a tener constancia de lo que sucedía en la vida de Montse.__________________

Lunes, 10/04/2006, 01:30«Hoy estuve todo el día pensando en mi vida, y la verdad es que es verdaderamente neutra. No hay nada más en ella que mi niña, y Miriam… pero no sé aún cómo hacer que mi vida recupere la normalidad. Joder, cuánta gente existe como yo? Cuántas personas se encuentran sin poder salir solas de casa, y lo jodido no es no poder salir sola… es que tampoco puedo salir con cualquiera, tan solo me vale Quique o Miriam… no lo entiendo, por muchas vueltas que le doy, no entiendo cuándo me volví así, ni cómo… Si yo era normal, salía a comprar, a trabajar, a divertirme, viajaba sola… pero llegué a Siles y algo se rompió dentro de mí… no lo entiendo… quizás fue por su actitud, una manera de protegerme… ni idea… Dónde se quedó la Montse que siempre había sido? Me da tanta envidia la gente que puede salir a comprar una barra de pan sin sufrir un ataque de ansiedad… qué sensación más horrorosa tengo constantemente…»

Martes, 11/04/2006, 23:00«Hoy al estar en la cafetería, Miriam y yo hemos recordado viejos tiempos. Qué risa, cuánta gente que nos hizo reír… y llorar, cuántas cosas vividas… qué libertad, qué manera tan bonita de vivir… a veces creo que daría lo que fuese por volver allí, a sentir cosas… pero sin renunciar a mi pequeña… la cosa más bonita de mi vida… lo mejor que podía tener con diferencia. Este ha llegado de mala leche, tiene mil problemas con los compañeros de trabajo, ellos ya son mayores y se hacen los tontos a la hora de trabajar… ya le he dicho que me parecía normal, ellos llevan allí toda la vida y son mayores, ya no les apetece trabajar, para eso está él, que es joven. Pero eso le jode un montón… le revienta, y encima se ha enterado que Manuel —a quien pienso que le tiene envidia— cobra el doble que él... pero bueno también trabaja a destajo y, desde luego, es mucho más listo que él… Huele a cerveza, le he preguntado, y me ha dicho que eso era imposible porque solo se había tomado una… jajajaja, ya no me lo creo... no sé qué concepto tiene él de una…»
__________________Manuel: compañero de trabajo, que no amigo, de Quique. Lleva tiempo en la empresa y, como bien dice en la carta, cobra más o menos el doble que Quique desde el inicio. Entre otras cosas, porque trabaja muy bien y a destajo. Quique no lo soporta, y Manuel a Quique, tampoco.__________________

Jueves, 13/04/2006, 00:47«Acaba de llamarme Jose, qué simpático es, tiene una voz chispeante, hablo delante de Quique, tan solo es un amigo, no tengo nada que esconder… pero Quique no lo soporta… dice que le cae fatal, y eso que no lo ha visto nunca. Estuve estudiando con la niña, hay que ver lo pronto que aprenden los niños… es maravilloso. La miro y remiro, y es como si no tuviese nada de su padre, tan clavada a mí, tan dulce, tan ingenua… seguro que así no le irá bien en la vida... A veces siento que he nacido para obedecer a los demás, porque no sé imponerme, porque la gente me trata como si fuese alguien a quien decirle exactamente lo que debe hacer, porque soy demasiado estúpida como para saberlo por mí misma… y todo por tener la cualidad de saber estar callada, de no mostrar si sé algo de las cosas, por no dar lecciones a nadie… Y yo me pregunto si es tan malo ser así… si se supone que los demás son mejores… Le digo a Quique que podía especializarse en algo, en paneles solares por ejemplo… lo veo con una gran salida y de hecho forma parte de algún modo de su profesión… pero qué va, dice que no tiene cabeza, que no puede, que no sabe estudiar… Joder, no se esfuerza ni una gota en mejorar… prefiere ser un ignorante toda su vida, le vale con tener poco y mal, sin ambiciones, sin sueños ni ilusiones… qué gris es. Y encima cuando no sabe defenderse con las palabras, que es siempre, decide hacerlo mediante chillidos, que aún es peor… porque, en el fondo, queda como un chillón sin razón… o sea, más idiota al fin, pero eso solo en casa, porque fuera es el tío más callado del mundo, de esos que no habla por no molestar… no lo entiendo, que en casa sea de un modo y fuera de otro… en qué momento finge más o mejor…?»
­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­__________________Jose: amigo y confidente de Montse desde hace años, con el que se relaciona casi en exclusiva por teléfono. Una de las pocas personas que llega a estar al corriente de la situación de Montse. Persona insegura, con mil problemas ficticios, le gusta que le escuchen y le consideren un amigo fiel. Con una economía desahogada y sin cargas familiares ni apenas vida social, no quiere, o no es capaz por su carácter de ofrecer más apoyo a Montse que el de ejercer como un mero interlocutor telefónico.__________________

Viernes, 14/04/2006, 05:26«Hoy hemos salido de fiesta Miriam y yo, llevaba años sin salir de noche, incluso tenía un poco de miedo. Hemos visto a Alonso… joder, está igual que siempre, un pelín más mayor, pero igual. Qué gracia nos ha hecho verlo… hemos intentado seguirle la pista… al final, hemos estado muy cerca de él, haciendo todos el avión. Me ha parecido fatal que no me saludase después de que ya nos hemos visto alguna vez y hemos hablado por teléfono en varias ocasiones… Pero bueno, desde luego la nota discordante, como no, la ha puesto mi estúpido marido… Me ha llamado unas 25 veces… no sé… Miriam ha estado a punto de tirar mi móvil a una fuente. Cuando he llegado a casa estaba él sentado en el sillón, con una cara que daba miedo. Le he dicho que no me parece normal que no pueda salir una puta noche con mi hermana sin que él me agobie, que llevo años sin salir… y me ha dicho que no puedo salir y volver a las tantas, que él se preocupa, que si había mucho ambiente y mucho tío guapo, que si pienso que soy una chica joven para andar por ahí a las tantas, que la niña no se quería dormir… Joder, menudo show me ha montado… y eso que llevo mil años sin salir… pero años, años… Me ha dicho que no vuelva a hacer eso… tiene un ataque de celos insoportable… así que me he venido para la cama y él se ha quedado en el comedor… ya vendrá si quiere, no he hecho nada malo…»
__________________ Alonso: antiguo novio de Miriam. Tan alto y guapo como moldeable y manejable, siempre presto a cumplir cualquier deseo de su idolatrada novia. Después de una descompensada relación con Miriam, acabada en intento de suicidio, siguió con su vida sin llegar a olvidarse nunca de ella.      Siempre mantuvo contacto con Montse, aunque fuera de manera esporádica, pero ajeno a su situación.__________________

Sábado, 15/04/2006, 00:00«Quique sigue con su mosqueo, que si ligamos mucho, que si habíamos quedado con alguien, que si mil idioteces… tan solo habíamos salido a bailar y pasárnoslo bien, ni tan siquiera bebemos… qué coño le pasa a este tío? Me tiene más harta…!!! No puedo hacer nada sin dar mil explicaciones, siempre deja caer que soy una facilona… hay que joderse… llevo 7 años con él y jamás he mirado a nadie más, pero lo que más me flipa son sus prohibiciones… me prohíbe salir nunca más por la noche y mucho menos con Miriam, que me mete cosas raras en la cabeza. Se le va la cabeza, esta noche quería sexo, a mí no me apetecía, así que al final se ha dormido intentándolo… le miro mientras duerme y no siento nada… dónde se quedó la pasión??? Y la ilusión…??? No sé, no veo nada en él, tan solo me vienen a la cabeza malos recuerdos, gritos y algún gesto raro… pero de cosas bonitas, bien pocas… ni tan siquiera cuando nació la niña… porque él quería un niño!!! Joder, me pone de los nervios pensar en según qué cosas… Voy a llamar a Jose a escondidas… necesito hablar un poco…»

Domingo, 16/04/2006, 00:30«Dice que quiere ir a Ribeira… pues ya se puede largar él solo, yo no piso más allí, ya fui una vez… y la verdad es que para ver gente marginal no me apetece nada ir… además, todas sus conversaciones son estúpidas. No soporto ese ambiente. Al único que soporto es a Antón… los demás le dan un sentido nuevo a la palabra miserables. Aún no ha llegado… pienso en mi vida sin esperar a que él entre por esa puerta y la encuentro muy mejorada… creo que esta noche podré dormir a gusto con este silencio…Son mucho más que eso y cada uno en su estilo… Dios, todo lleno de borrachos ridículos diciendo a cada cual más barbaridades y este payaso riéndole las gracias… son todos patéticos… Y ese asco de casa, en la que no dejé que se sentase la niña por si cogía el tifus… madre mía… qué asco!!! Quique dice que se avergüenza… pero bien que quiere ir, dice que es por Antón, pero no me creo nada... en el fondo él pertenece allí, salió de allí gracias a mí... pero siempre queda algo…»
__________________Antón: el mayor de los hermanos de Quique. Ejerce un férreo control sobre una familia desestructurada por completo. Al menos, sobre la que sigue residiendo en Ribeira. Respeta y, en cierto modo, admira a Montse desde el día en que esta se enfrentó a él sin disimulo al querer controlar también su matrimonio como parte de la vida de su hermano.Solo conoce lo que ocurre en Lugo por lo que le cuenta Quique y, pese a todo, le dice una y otra vez que se olvide de Montse.__________________

Miércoles, 19/04/2006, 23:00«Como cada día, fui a ayudar a Miriam a limpiar la Clínica, y después vimos la telenovela… Después tengo que esperar a que este nos venga a buscar aquí a la Clínica. Joder… me siento fatal cuando a veces me tengo que esconder para que el jefe no me vea. La niña y yo nos sentamos en las escaleras… que están frías y se apaga la luz del portal constantemente. Prefería estar en casa, por lo menos haría algo, la niña podría estudiar, yo misma podría estudiar… pero la verdad es que Miriam así tiene menos trabajo, yo limpio mientras ella atiende el teléfono y coloca las historias… Después llega Quique, casi siempre con ganas de ir a tomar algo, y mi vida sigue igual, llena de mil cosas aburridas, y aunque Miriam piensa que pronto todo va a cambiar, yo no veo ningún cambio… y eso me va minando la alegría, la ilusión... vuelvo a tener sexo con este, hay cosas que las hace bien, las otras rematadamente mal, por eso no compensa… pero bueno, total, qué más da…»
__________________Ayudar a Miriam a limpiar la Clínica: Miriam trabaja en una Clínica privada que tiene que limpiar por las tardes, para lo cual utiliza a Montse como «ayuda» mientras ella ordena las historias clínicas. Por supuesto, sin contraprestación alguna y, como manifiesta en la carta, escondiéndola de terceros «para no dar mala imagen». Esta es una de las «ventajas» que a Miriam le reporta su jerárquica relación con Montse. Unos privilegios que incluyen también poder hacer una llamada perdida cada vez que quiere hablar con ella por teléfono, que esta se encargue de muchas de sus gestiones administrativas y de un sinfín de recados de índole personal. Todo ello con la dificultad añadida de su agorafobia, que hace que en muchas ocasiones tenga que utilizar a Quique para desplazarse, al no poder resolver el trámite en cuestión por teléfono.__________________

Jueves, 20/04/2006, 00:30«Mañana nos vamos a Foz… ¡¡¡Qué bien!!! Este imbécil dice que se va a Ribeira, que si puede llevarse a la niña, le digo que no y entonces empiezan los chillidos… que si mi familia es mejor que la suya, que si siempre va al mismo sitio, que si tal, que si cual… y entonces yo le he dicho si no veía como estaba la casa de su madre, que está peor que abandonada, que si no se da cuenta de que aquel ambiente no era bueno para ella, que en esa casa debe haber ratas del tamaño de un gato… Dios mío, la única vez que fui casi vomito del asco. Me dice que va a ir a casa de su hermano, pero aun así me niego, paso de que esté con aquella gente, me odian, y por lo tanto no creo que quieran bien a mi hija…Finalmente se irá solo, aunque está muy mosqueado, me ha dicho que a ver si mi familia era la joya de la corona, le he dicho que quizás no, pero por lo menos uno podía comer tranquilo sabiendo que no habría ninguna cucaracha en el caldo… Qué asco, por Dios!!!  Se ha metido en la cama mosqueado, muy mosqueado… y yo cabreada, muy cabreada… Parece que solo lleva a la niña para exhibirla y que le da lo mismo en qué condiciones esté… pues a mí no… Qué asco de gente, de casa, de sitio!!!»
__________________Foz: es el lugar de residencia de la familia directa de Miriam, que a su vez, es familia lejana de Montse. Los fines de semana suele pasarlos allí.No son conscientes por completo de la situación de Montse porque todo lo que ocurre en Lugo lo saben a través de Miriam. Esta se esfuerza en que Montse vaya cada vez menos, para que no aprecien su progresivo deterioro físico y psíquico o pueda acabar destapando su situación personal en cualquier conversación.__________________

Lunes, 24/04/2006, 01:28«Qué a gusto se estaba en la finca, y eso que ha estado nublado… pero, por lo menos, nos reímos, echamos unas partidas de cartas y la niña está en libertad con los animalitos… Creo que soy la que más recoge y limpia, pero no me importa, los demás se escaquean como pueden… sé que no les gusta hacerlo y a mí no me importa. Este llegó de Ribeira más idiota de lo que se fue, dice que su familia se queja de que nunca lleve a la niña, que tienen ganas de verla… pues que vengan ellos, yo no pienso volver a pasar por ver el asco de casa, el olor a sucio… las borracheras… Al mismo tiempo, él mismo me dice que se avergüenza de cómo tiene la casa su madre, está más preocupada por beber que por limpiar de vez en cuando, si pasasen los Servicios Sociales por allí, la ingresaban en una Residencia, por borracha y cerda… es antihigiénico entrar allí, debe haber hongos de pura mierda que se amontona… Después ha querido sexo, no me apetecía nada, así que le he dicho que me dolía la cabeza… Qué típico suena… pero a veces resulta… jajajaja… a ver si puedo dormir, porque estoy muy cansada…»

Martes, 25/04/2006, 23:30«Miriam hoy no trabajaba. El jefe iba a no sé qué, pero mañana sí. Vaya tela trabajar el miércoles y el jueves. Hoy Quique ha vuelto a ponerse a montar el barco, lleva 5 años montándolo, joder, parece la Catedral de Santiago… jajajaja… y eso que no lo hacía mal del todo, no, es muy mañoso... es lo único que tiene. La verdad es que desmonta y arregla cualquier cosa... pero madre mía, se lo regalé el primer año que estábamos en Siles, en Reyes, y desde entonces está montándolo. Dice que ahora le tiemblan más las manos, y en cuanto ve acercarse por allí a la niña le chilla como un poseso, como si fuese sorda… ya estoy hartándome de sus chillidos… ese chico tan tímido… tan bueno… tan callado… Joder, un día voy a grabar sus conversaciones  y gritos, a ver si la gente ya me deja de decir lo calladito y bueno que es... ya me tienen hasta el culo con esas tonterías… lo callado y bueno que es en la calle... aquí es un imbécil que me prohíbe mil cosas y se cree con el derecho a gritar constantemente por cualquier cosa… Todo el mundo habla sin saber... por eso yo prefiero callar…»

Jueves, 27/04/2006, 02:15«Quique quería salir aprovechando que la niña está en casa de Miriam, pero yo no quiero salir con él, no me gusta, no me siento ni cómoda ni segura, no quiero que me vean con él, sigo con mi idea de divorciarme, o separarme, así que cuanto menos hagamos juntos, mejor… Le he dicho que saliese él, que a mí me daba igual, pero dice que sin mí no va a ninguna parte. Qué pesadez esto de que cada momento en su vida tenga que estar yo presente. Joder, que él sí que puede salir solo, y así yo disfrutaría de un poco de soledad… que falta me hace… Añoro tanto volver a soñar con cosas bonitas, poder recordar viejos tiempos, poder sonreír sin motivo, o llorar sin motivo, poder sentir cosas… lo que quiera en cada momento. Hace tanto tiempo que no puedo hacer lo que quiero, que me siento tan esclavizada por las apariencias, la voluntad de los demás, lo que se supone que debo hacer…»

Miércoles, 03/05/2006, 00:30«Hoy ha venido Yolanda del cole llorando, un compañero suyo, con fama de bestia, le ha dado un mordisco. Le tengo dicho mil veces que se defienda, que no ataque sin razón, pero sí que se defienda, que no se deje avasallar. Dice que, al final, los han castigado a los dos, a él por morderla y a ella por chivarse… manda huevos… que la castiguen por decir qué niño la ha mordido. En este colegio tienen ideas como mínimo algo raras… pero bueno, al final se ha olvidado del tema. Al llegar su padre se lo ha enseñado y él, a gritos, le ha dicho si no sabe defenderse… y se ha vuelto a poner a llorar, así que quien ha gritado he sido yo… ya estoy harta de que le chille sin motivo como a mí, que pague con nosotras todos sus problemas en el trabajo… sus idioteces… Después me he ido a la cama, y me ha pedido perdón, le he dicho que se disculpase con la niña, y lo ha hecho a regañadientes… sigue aquí al lado, intentando llegar a ver lo que escribo... pero no da… mala suerte…»

Viernes, 05/05/2006, 03:19«Hoy he estado especialmente fría y distante, así que Quique, al final de la noche, me ha preguntado si le quería... le he dicho que le había querido mucho, que creo que eso ya lo había demostrado después de todo lo que pasé en Valencia, de lo que luché… Me ha preguntado si estaba enamorada de él… le he dicho que no estaba segura de haberlo estado nunca… y entonces me ha dicho: «pero me quieres…». Tendré que explicarle en otro momento la diferencia entre pasado y presente —te he querido—te quiero—. Le digo que le quiero como persona, pero que creo que ya no le amo como hombre. Me dice que eso es porque he estado todo el día de mal humor, me besa y se abraza a mí cuando se acuesta… Eso es… de nuevo ignora mis palabras y escucha solo lo que quiere… Da igual, sé lo que no siento, sé lo que ya hace mucho que no siento…»

Sábado, 06/05/2006, 02:48«Hoy, paseando por el centro, he visto a Samuel, y se me ha helado la sangre. Madre mía, qué enamorada estuve de ese chico, para mí el chico más sexy del mundo, vivimos cosas increíblemente divertidas, excitantes y llenas de magia… sé que ahora está casado, ha envejecido un poco, pero sus ojos siguen siendo los mismos, los que me hechizaron hace muchos años. Iba con su niño, que es clavado a él. Me he quedado tan asombrada que Quique me lo ha notado, me ha dicho que quién era, y le he respondido que un viejo amigo… Al llegar a casa, Quique ha empezado la guerra de los celos… mil preguntas estúpidas, mil preguntas de las que seguro que no quiere escuchar la respuesta… Y mientras él me chilla, recuerdo mis mejores momentos con Samuel… en el río… era el chico más sexy que he visto en mi vida, tenía un aire especial… Como no le prestaba mucha atención, Quique me ha zarandeado los hombros, diciéndome que le hiciera caso. Le he dicho que no me pusiera la mano encima, que no volviese a sacar la vena violenta conmigo, que ya se lo había pasado alguna vez… pero que no se pasase. Finalmente se ha largado por la puerta y yo he aprovechado para llamar a Miriam y contarle que había visto a Samuel… me ha hecho tanta ilusión!!! También le he contado lo de Quique. Sabía que se me había notado en la cara, yo soy así de transparente… Sé que esta noche soñaré con Samuel, con nuestras citas secretas y nuestras escapadas… cómo han cambiado las cosas desde entonces!!! Creo que para él también…»
__________________Samuel: Antiguo amigo de Montse, por el que sintió un auténtico amor platónico hace años. Hombre inteligente, independiente y muy atractivo. Casado desde hace poco tiempo, no conserva relación alguna con ella.__________________

Domingo, 07/05/2006, 03:00«Ya desde la mañana, Quique ha vuelto con el tema de Samuel, y por mucho que le digo que llevo 10 años sin verlo, él insiste en que la cara me ha cambiado al verlo… y yo también lo sé, no esperaba verlo, y me ha dado una gran impresión. Él no me ha visto, pero el corazón se me quedó parado durante un instante. Quique ha vuelto hoy a preguntarme qué había entre nosotros... ya le he dicho como veinte veces que está casado desde hace 6 o 7 años, de hecho tiene un niño de la edad de la Yolanda… pero no hay tu tía. Y a mí no me da la gana de contarle nada, pertenece a mi intimidad, uno de esos momentos bonitos de mi vida… de los que aún a veces recuerdo para sentirme viva… Pero él está tan molesto que vuelve a gritarme y ya empieza a írsele la cabeza... que si salimos aquella noche para ver si lo veía, que si habíamos quedado con viejos amigos, que si lo añoraba… Este tío dice unas tonterías a cada cual más grande… y lo peor es que se las cree… Me ha cogido de la cara y me ha exigido que le diga la verdad… He apartado sus manos y me he venido a la habitación… y él detrás mío, diciéndome cosas de Miriam, que si ella tiene la culpa, «que es ella quien quiere que vea a gente de mi pasado… que es lo que ella quiere... apartarme de él para quedarse ella conmigo... como yo hago todo lo que manda…». Cada vez se le va más la cabeza. Después me ha hecho prometerle que no pasó nada el único día en años que salí… Qué coño iba a pasar… tan solo quería bailar un poco… no todo el mundo sale de casa para follar y beber como cosacos… hay gente que tan solo sale a bailar y disfrutar de la compañía de alguien a quien quieres... eso él no lo entiende… Debe ser porque nunca lo ha hecho…»

Lunes, 08/05/2006, 00:30«Hoy estuve con Miriam y le conté mi encuentro con Samuel… y lo nerviosa que me puse… ella sabe muy bien lo que sentía por él… Y después le conté toda la movida con Quique, dice que ya no sabe qué hago con él, que no puedo hacer nada, que parece mi guardián, que es un celoso compulsivo… Hemos estado hablando de los viejos tiempos… de lo bien que lo pasábamos a pesar de llorar muchas veces… vivíamos intensamente, cada situación era un mundo… y cada día, una emoción… Ahora nuestra vida era aburrida y plana... somos demasiado jóvenes como para pensar eso de la vida… Por la noche un poco más de caras largas, pero esta vez ya sin discusión de por medio, de hecho, apenas nos hablamos… me da igual… paso de sus historias mentales… él se lo guisa y él se lo come… Qué neuras…»

Jueves, 11/05/2006, 01:30«Hoy habíamos pensado volver a salir, pero la verdad es que no podría volver a aguantar otra escenita. De hecho, ya tengo más que claro lo que quiero… sacarlo de mi vida… Miriam y yo hemos estado hablando mucho sobre ello y ella me entiende. No puedo soportarlo más, no lo quiero, no lo deseo, no aguanto más sus gritos, sus insultos, su control de cada paso que doy… es como ser una esclava, a veces ni me molesto en hablar por si acaso se molesta… así no se puede vivir, porque si aún lo quisiese, el amor podría servirme como excusa, pero ni siquiera puedo agarrarme a eso. He de darme cuenta de que no puedo volver a sentir nada más por él… que eso se acabó hace ya mucho tiempo y que el sexo por compasión es como una manera de venderse…Tengo que hacerme fuerte para decírselo… tengo que buscar la manera más adecuada, de forma que él se mantenga tranquilo… tengo que pensar muy bien cómo hacerlo…»

Lunes, 15/05/2006, 23:30«Al volver de la finca toda la casa estaba impoluta, incluso demasiado, lo que me hace sospechar el porqué de ese repentino cambio. Todo limpio, colocado, cuidadosamente tratado… y Quique con una sonrisa de oreja a oreja… y me pregunto: habrá leído mi última carta? Es tan ruin que sería capaz de cualquier cosa. Me ha dicho que esta noche pediríamos chino, una de mis comidas preferidas, y así no tendría que cocinar. Ha colocado la mesa, ha llamado él y ha pedido mis platos preferidos… ha acostado a la niña… y cuando nos hemos acostado, me ha besado dulcemente, suavemente, acariciándome levemente, sin fuerza, sin hacerme sentir invadida. Ahora aquí en el comedor no entiendo nada, este cambio de actitud le durará poco, lo sé, ya lo he visto antes, y eso es lo que de verdad me preocupa… sus cambios de humor. Está como jugando a ser el marido perfecto, pero ya es algo tarde para eso…»

Martes, 16/05/2006, 02:23«Me acuerdo de cuando Quique llegó a Valencia… con aquella pinta de quinqui, desastrado, sin objetivos en la vida, con una afición desmesurada por la coca, y tan joven… era un niño. Madre mía, después de luchar tanto para que normalizase su vida, ahora me doy cuenta de que me alegro de que lográsemos estabilizarla, pero que finalmente mis sentimientos se rompieron… son demasiadas cosas, demasiado daño… Me ha tratado como a un objeto, dejándome de lado, ignorándome, insultándome, tratándome a un nivel que nunca he merecido… No lo entiendo, yo que hice todo por él, que le di un camino en la vida, que luché tanto por que se le quitase el cartel de «drogata de mierda», que conseguí que se volviese más que respetable… menuda manera de pagarme todo cuanto luché por él, contra todo y todos. Esta noche vuelven las preguntas, las acusaciones falsas, los inventos sobre con quién quedaba, que a quién me gustaría tirarme, sus ataques constantes a Miriam… Madre mía, qué pesadilla escuchar esto una y mil veces, además de manera tan imbécil, sabiendo que no puedo salir de casa, que ha conseguido convertirme en una antisocial… qué más quiere de mí??? Pues ya verás cuando le diga que me quiero divorciar… es capaz de matarme… madre mía, qué coño hará cuando le diga que no quiero seguir con él? Bueno, ya se verá…»

Jueves, 18/05/2006, 02:00«Sigo contándole a Miriam lo infeliz que soy, y ella sigue pensando que es por tenerlo a mi lado, que me amarga la vida, que me controla demasiado, y que no sabe por qué no me defiendo, por qué no le digo que me deje en paz, que total él no me aporta nada… Pero ella no sabe los arranques que tiene a veces, los picos de violencia que tiene de vez en cuando… esa mirada que me da tanto miedo, el temblor de sus manos, como se le hinchan las venas del cuello... y aún me da más miedo cuando no le sucede discutiendo, sino hablando normalmente… Es cuando algo dentro de mí se pone en alerta, y me da la sensación de que estoy loca, pero me fío de mis instintos y sé que dentro de él hay una parte del maltratador de su padre, como en sus hermanos. Justifica las hostias que le da su hermano a su cuñada… pero son todos igual de violentos, creo que por todo lo que vio de su padre, al que respeta a pesar de saber que siempre los martirizó a todos, menos a él. Él fue una especie de testigo, no recibió hostias pero vio como su padre era cruel con todos los demás… tendrá algo de su padre dentro??? A veces le veo una especie de cosa, de sensación… y me pongo en alerta… no he visto a nadie temblar de esa manera, cambiar la mirada de esa manera…»

Martes, 23/05/2006, 23:46«Hoy está cansado, se ha quedado dormido enseguida, entre otras cosas, porque he descubierto que si cena mucho, le entra más sueño… así que a partir de ahora le haré cenas bestiales, jajajaja. Ni tan siquiera le he preguntado qué ha hecho el fin de semana, la verdad es que me importa muy poco… me doy cuenta de que cada vez me importa menos todo lo que hace, lo que le pasa… no le deseo nada malo, pero tampoco quiero que él me lo proporcione a mí… Tenemos una niña en común, y solo por eso, debemos llevarnos bien, por su bien. Hoy se la ha llevado un rato al parque, la niña venía feliz, encantada con su cubo y sus palas… tanto le cuesta hacer eso con su hija? Joder, yo por una sonrisa suya doy la vida. Después ha estado jugando un rato con ella… a veces creo que realmente podría ser un gran padre si se lo propusiese... pero se lo propone tan poco…!!! Después los besos, los «tequieros», y finalmente sus ronquidos, sus brazos sobre mis caderas… y mi huida silenciosa de la cama para poder escribir un rato… Me relaja hacerlo… es como ser libre… puedo escribir todo cuanto pienso de manera libre, sin tener que guardar las apariencias… sin máscaras… tan solo yo y un papel en blanco delante… cómo me ha gustado siempre hacer esto… toda una vida haciéndolo… escribiendo tantos nombres, tantas situaciones… Me da tanta vida poder tener esta pequeña afición…!!!»

Jueves, 25/05/2006, 01:00«Hoy de nuevo me he sentido humillada. Miriam gasta una cantidad indecente de dinero en estupideces, mientras yo paso hambre. Apenas puedo comprar algo de comer… me humilla ir a una tienda, pagar casi 200 euros por unas botas y saber que no tengo nada para comer… y no digo nada, porque incluso podría enfadarse si se lo digo. Ella y su altivez, dice que es muy comprensiva si se hablan con ella las cosas… cojones... es muy comprensiva si le dices de manera constante lo que ella quiere oír. Al llegar Quique le he dicho que no tenía nada para comer. Ha tenido que llamar a Fran para que le diese un adelanto, y finalmente hemos podido ir a comprar. Joder, me revienta estar delante cuando Miriam se gasta esa cantidad de dinero en una cosa tan trivial y no se le ocurre preguntarme... qué tal vas de dinero Montse? Necesitas algo Montse? Porque yo soy tan gilipollas que todos los días la llamo a la Clínica y le pregunto si necesita algo… y si lo necesita, Quique se lo lleva… Eso es equidad... sí señor… toda la vida he sido una gilipollas… qué suerte ha tenido la gente que se ha cruzado en mi camino… siempre preocupándome por ellos, porque no les falte de nada, a pesar de que me falte a mí misma, toda la vida la misma idiota. Cómo me gustaría ser a veces una cabrona… una de esas personas que nada más piensan en sí mismas… que pisan a quien sea por un euro… Con esta forma de ser «nunca llegaré a nada por sensible y tonta», como decía mi madre… Pero no quiero cambiar… es mi manera de ser, por eso tengo la conciencia limpia…»
__________________Fran: jefe y, en cierta medida, amigo de Quique. Siempre dispuesto a ayudarle, aunque luego se lo cobre con creces en el trabajo. No sabe, ni tampoco le importa, lo que ocurre en casa de Montse.__________________

Sábado, 27/05/2006, 04:19«Hoy el sexo no ha estado mal, no es que me haya enterado de mucho pero bueno, por lo menos no ha sido desagradable. La verdad es que el chico se esfuerza, pero debe ser que influye mucho el hecho de que no sienta amor por él, y por eso me siento tan vacía, es como un trámite a seguir. Son orgasmos fingidos, y muchos jadeos… como a él le gusta… que yo no sienta nada es lo de menos… lo que cuenta es el ruido, como en las bombas de las fiestas… qué patético!!!  Por lo menos, hoy no olía a cerveza, y entre eso y el hecho de pensar que era otra persona… la cosa no ha estado tan mal… qué suerte tengo de que me queden recuerdos de los que tirar cuando me hacen falta… jajajaja, madre mía, aquel día en el río, aquel cuerpo perfecto, aquellos brillantes ojos azules… me excito con solo pensarlo… Jamás olvidaré mis encuentros furtivos con Samuel, fueron tan especiales, tan apasionados y a la vez, tan suaves e inocentes… jamás hubo sexo… pero tenía las mismas sensaciones que si lo hubiese tenido. Qué guapo!!! Qué interesante…!!! Hace ya tantos años…»

Viernes, 02/06/2006, 03:30«Hoy ha cobrado… una mierda claro, porque, como siempre pedimos adelanto, al final se cobra una mierda, pero bueno, ya estoy acostumbrada a no tener un duro… aunque claro, eso le ha permitido venir mucho más tarde y con unas cuantas cervezas de más… porque para eso siempre hay dinero, me ha dicho que después de trabajar como un negro, cosa que dudo, se merecía una cervecita… Bueno, me da igual, la cuestión es poder comprar algo de carne y tener una vida medio decente. Hoy sus besos ya eran babeos, le he dicho que me tenía muy harta y él me ha respondido que eso era porque estaba allí y me acordaba de mis viejos amigos, que él no podía competir con ellos, tan altos, tan guapos, tan buenos… Se le va la cabeza, especialmente porque no sabe cómo es ninguno de ellos, pero se ha hecho una imagen y yo creo que la mayoría de las veces es equivocada… Pero bueno, la verdad es que en inteligencia cualquiera de ellos era superior, pero Quique tampoco pone nada de su parte para cambiar eso, se lo he dicho mil veces, que estudie algo, tan solo por superarse, pero es como si se encontrase cómodo tal y como está… escribiendo como un niño de cuatro años, o peor… pero da igual, para ser fontanero no hay que ser un genio, joder, pero si es por amor propio. Hoy ya, de nuevo, le molestaba la niña… que si es un coñazo, que si le deje ver la tele, que si no sabe de nada… pero en cuanto le he dicho que mañana se iba a Foz, entonces, de nuevo la guerra de qué pintaba allí la niña, que el fin de semana era para que estuviese con sus padres… siempre se contradice, dice lo que le da la gana según le convenga… Ya no escucho la mayoría de las tonterías que dice… que si soy una zorra porque pienso en otros pero no se lo digo… Cada vez tengo más claro que, de algún modo y con una cara espantosa, lee lo que yo escribo… tiene una cara de espanto, a este nadie le ha enseñado lo que es el respeto… ni lo ha conocido nunca… Que lea lo que quiera… es lo que hay. Él no puede cambiar que no sienta nada por él… pero dudo que haya leído eso, si no ya se habría armado una mucho más gorda…»

Martes, 06/06/2006, 02:30«Se acerca mi santo… y nuestro aniversario de boda… Yo elegí que fuese el mismo día, así que ahora me jodo y una cosa va unida a la otra. Me hace una ilusión loca… irónicamente, claro. Me miro en el espejo y estoy mucho más vieja de lo que debiera, esto de no ver apenas el sol me hace un daño terrible, incluso psicológicamente… Ya sé lo que me espera, regalos horteras, sexo, miles de promesas de esas que lleva años incumpliendo… y cómo no, una copa para celebrarlo... él, claro. Yo a aguantarle las copas, las promesas, los regalos y el sexo… Cada aniversario de boda es un triunfo para él... y una carga para mí… algo no funciona desde luego… es lo único que tengo claro…»

Jueves, 08/06/2006, 02:00«Já, me ha dejado escoger regalo de onomástica, así que he elegido ir a cenar fuera los tres. Así, por lo menos, como cosas que ya no estoy acostumbrada a comer… como buena carne, calamares de esos ricos… y, sobre todo, sin tener que fregar después y recogerlo todo… creo que es un buen regalo… pero como siempre eso tiene segunda parte, la de hoy ha sido una horterada de figura de dos ocas o algo así formando un corazón. No sabía si llorar o mondarme de la risa, cada vez vamos a peor… y claro, cómo no, el sexo para conmemorar nuestro aniversario… madre mía, qué noche más larga, qué llena de cosas que no aguanto, de sonrisas fingidas… no sé cómo hacerlo, pero ya no paso más tiempo casada con este tío… ya no me da la gana fingir más, estoy harta de hacer lo que se supone que debo… y él, encantado de la vida tras regalarme ese horror de figura… Madre mía, qué desastre, pero debo parecer contenta o sus venas volverán a hincharse… Y volverá a atemorizarme… cuando esté fuera de mi vida, todas esas estupideces irán directas a la basura, ni el más hortera de los mortales tendría algo así en su casa… ni en su vida. Y ahí está, roncando tan feliz, pensándose el mejor marido del mundo, el más romántico, el más detallista… joder, qué manera de tirar el dinero…»

Lunes, 12/06/2006, 03:30«Miriam y yo nos hemos echado unas risas con los súper regalos de Quique, mientras estábamos en la finca. Hemos hablado de nuestro pasado, de la noche que vimos a Alonso, de cuando vi a Samuel… qué risa recordando cosas, qué aire fresco nos entra cada vez que pensamos en todo lo que vivíamos de aquella.He tenido que parar de escribir, porque ha llegado Quique queriendo leer lo que escribía, y como no le he dejado me ha zarandeado intentando quitarme la libreta… finalmente, y viendo que ya se estaba pasando, me ha dicho que las mujeres normales no escriben cosas a escondidas de sus maridos y yo le he dicho que los maridos normales tampoco rebuscan los diarios privados de sus mujeres… así que, al final, le he dicho que quizás nada de aquello era normal… y se ha ido... diciéndome mordazmente que algunos tenían que madrugar… será cabrón… sabe que estoy deseando trabajar y me ataca con eso, cuando sabe que no puedo salir de casa desde que él me sacó de Valencia. Intento encontrar el momento exacto en que me sucedió esto, y la lógica entre por qué en Valencia podía salir y en Siles ya no… Pero por mucho que pienso, no encuentro el momento exacto. Es como si, poco a poco, algo se hubiese apoderado de mi… me sentía tan mal en Siles, tan abandonada, tan ignorada…»

Miércoles, 14/06/2006, 02:00«Finalmente he localizado a Charly. Escucho su voz, con su acento venezolano, y no me lo creo… doce años después y he localizado a casi todo el mundo…Hemos tenido una conversación muy interesante, rara, pero interesante... creo que a él tampoco le ha ido muy bien la vida, está un poco cansado, por lo visto acaba de separarse y las cosas no le van muy bien. Me ha hecho ilusión hablar con él, ya le he dicho que ahora tiene mi teléfono así que, si le apetece, me puede llamar. También le he dado instrucciones sobre el horario en que me podía llamar, para que este pelmazo no me la líe cada dos por tres… La verdad es que he perdido todo interés por Charly, pero me llama la atención saber de su vida. Esta noche Jose me ha llamado, ya me tenía preocupada, está muy agobiado, casi al borde de un ataque de histeria, él y sus problemas de personalidad, sus miedos y sus inseguridades… habla conmigo para que se la reconstruya… tiene huevos!!! Si él supiese que yo estoy infinitamente peor… pero bueno, al final se ha quedado mejor, más tranquilo, y me acaba de enviar un sms… gracias a Dios que tenía el móvil en vibración. Últimamente siempre lo tengo así de noche… estoy harta de gritos y explicaciones… estoy harta de esta vida de mierda!!!»
__________________He localizado a Charly: Montse, desde su regreso a Lugo, intenta localizar a todos los integrantes de su pandilla de juventud, con bastante éxito. Uno de los últimos es Charly, al que todo el mundo predestinaba como su futuro marido por aquel entonces. Exjugador modesto de baloncesto, le gustaban sobremanera los flashes de su pequeña ciudad. Cuando acabó su carrera profesional, se casó y comenzó a trabajar como cantero, y es posible que todavía se esté adaptando a la falta de protagonismo de su actual vida.Su relación con Montse en esta época no pasa de un café entre viejos amigos.__________________

Sábado, 17/06/2006, 03:00«Charly me llama a diario y esto me está dando muchos problemas con Quique porque, a pesar de que no hablamos de nada interesante, siempre coincide que está él en casa… y tiene un cabreo de narices. Finalmente le he dicho que venga a verme y tomaremos algo. Ha quedado en venir el viernes que viene, y le he dicho que no me llame más hasta entonces, que a Quique le jode. Esta noche se lo he comentado a Quique, no tengo por qué engañarlo, he quedado con un amigo para tomar algo y punto, le he dicho que mientras yo me tome algo con Charly, él aproveche y se vaya con la niña al parque, que no pasa nada, que tan solo está un poco mal porque se está separando y sigue enamorado de ella… pero Quique se ha puesto histérico, como si me fuese a acostar con él. Sus manos volvían a temblar y sus ojos estaban enrojecidos, pero finalmente me ha dicho que no pasaba nada, que total tan solo era un amigo, que confiaba en mí… No sé, no me quedo muy convencida… Pero bueno, iré a tomarme algo con él y a ver qué hace este, así también tendré una idea de si mis ideas son ciertas o son imaginaciones mías…»

Miércoles, 21/06/2006, 01:30«Hoy le conté a Miriam que he quedado con Charly el viernes… se partía de risa. Le he dicho que se lo había dicho a Quique y su reacción. Coincidimos en que tan solo quedo con un amigo y punto… que no pasa nada…  pero los celos de Quique pueden ser un gran problema... ya veremos. Después otra de mis conversaciones estúpidas con Quique, que si este quiere solo sexo, que si a mí también me gusta él… joder, le he dicho mil veces que está hecho polvo porque le acaba de dejar su mujer y no hay manera de que lo entienda… pero bueno, que piense lo que quiera. No hay nada de eso, en ningún momento lo hemos planteado de ninguna de las maneras…»

Viernes, 23/06/2006, 04:30«Hoy estuve con Charly, cuando llegó a buscarme en coche me quedé muy impresionada de lo envejecido que está, y de lo mal que le han sentado los años… Madre mía, parece un viejo!!! Hemos dado la vuelta al edificio para ir a una cafetería tranquila, bastante ansiedad tengo yo ya… y al parar en el semáforo… ha pasado el Quique con la niña de la mano por el paso de cebra... su mirada me ha helado la sangre… Apenas llevábamos diez minutos en la cafetería cuando me ha sonado el móvil… era, cómo no, Quique... quería que volviese ya, que la niña no paraba de llorar, que dónde estaba que iba él… Después mi teléfono sonaba cada dos minutos… insoportable… así que le he pedido que me llevase a casa... ha salido del coche para despedirse, y Quique en el portal con la niña… Cuando ha visto a aquel tío de 2,07 metros dándome dos besos de despedida creo que algo ha estallado dentro de él… Hemos entrado en el portal, cogiéndome él del brazo fuertemente… ha mandado a la niña a la habitación… le temblaba hasta la voz… ha empezado a gritarme que no tenía que aguantar eso… que qué había pasado… que casi se vuelve loco cuando me ha visto en el coche con él... que si me vuelve a ver en esa situación me mata a mí y a mi acompañante…  Me zarandeaba de manera constante y no escuchaba nada de lo que le decía… me ha cogido la cara y aplastándomela contra la pared me ha amenazado con mil cosas… que si se me ocurre verme con alguien me dé por muerta, que se ha sentido humillado, ridículo… que de él no se ríe nadie… que soy suya… y punto…  Después se ha ido y mi pequeña ha salido diciendo que se había escondido detrás de la puerta... que no sabía qué pasaba, le he dicho que nada... que no se preocupe… Cuando este ha vuelto, ha venido si cabe peor… me ha dicho que con el único que follo es con él… que me mataría si se entera de que alguien me ha tocado… que no le toque los huevos porque le da lo mismo, tiene muy poco que perder… Madre mía, lo que ha tardado en dormirse… yo aún sigo llorando… me tiembla el cuerpo. Creo que sería capaz de hacerlo, sería capaz de matarme, me considera su propiedad… tengo que salir de esto cuanto antes… Las cosas van a peor a una velocidad de vértigo… Joder…qué está pasando???»
__________________Qué está pasando: Después de esta carta, Montse no escribe en un período de 15 días. En ellos, de manera proporcional al progresivo aumento de la enfado de Quique por el café que fue a tomar con Charly, se afianza en Montse el convencimiento de que no quiere, ni debe, seguir con él por más tiempo.En este tiempo, su inicial idea de divorciarse se convierte en decisión definitiva y, a partir de entonces, tan solo se dedica a buscar la forma y el momento adecuado para decírselo sin, en la medida en que le sea posible, provocar su ira.Hacia el final de este período, y poco antes de comunicarle su decisión, se reinician las cartas.__________________

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Published on May 28, 2016 09:47

CARTAS DESDE EL MALTRATO: II. El divorcio


«Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros.»HERMANN HESSE

Viernes, 07/07/2006, 02:17«No puedo esperar más para decirle que no lo soporto, que no soporto cada vez que se acerca a mí para besarme, cada vez que intenta rozarme. Lo veo aquí en la cama, a mi lado, roncando, hace meses que intento que no me toque, porque no lo soporto. No me gusta nada de él, de hecho, me pregunto en qué demonios estaba pensando cuando decidí empezar una vida con él. Uffff… ya no puedo más, estoy harta de sus regalos horteras, cada vez que mete la pata, cada vez que me insulta. No quiere que estudie, tan solo quiere verme aquí todo el día, y me siento tan encerrada… Me da miedo decirle que me quiero divorciar, pero es lo que quiero, no tener ningún vínculo legal con él, ser libre otra vez. Hoy tuve otro de esos bajones de ansiedad, intenté bajar a por pan y volvió a inundarme esa sensación de querer morirme que ya casi se me está haciendo familiar. ¡¡¡Qué pena!!! Toda la vida luchando contra todo, para llegar a no saber ni ir sola por la calle, como si fuese un bebé, dependiendo de él para todo… me siento ridícula, no soy capaz de hacer las cosas que hacen las demás personas, las cosas normales, no creo que sea una buena madre… no puedo salir a la calle con mi niña, y es muy difícil explicarle lo que pasa. Todos los días mi niña me recuerda que todas las mamás de sus compañeros los llevan al colegio y van al parque, me siento absolutamente fracasada como madre y como mujer… pero tengo que correr el riesgo de empezar una vida nueva sin él, tengo que recuperarme de esto. No sé cómo me he vuelto así. Yo, tan independiente, con tantas ganas de hacer cosas, de vivirlas… ahora no soy nadie, no valgo como mujer, ni tan siquiera como persona. De mañana no pasa, tengo que decírselo ya, antes de que me vea vomitando por el asco.Mañana….»

Sábado, 08/07/2006, 03:47«Se lo he dicho, tras años pensándolo, al final se lo he dicho. Su cara era un mapa. Le he dicho que no le quería y su cara de asombro me ha dejado paralizada. Al principio me decía que no entendía… cómo puede no entenderlo? Después ha pasado a enfadarse y golpear las paredes, como otras muchas veces, y yo he seguido sin inmutarme, esperando a ver dónde acababa ese momento… y por último, se ha echado a llorar, suplicándome que no le dejase, que no sabía que iba hacer sin mí. Le he explicado que podíamos seguir siendo amigos, que tenemos una hija en común que no tiene la culpa de que a mí se me acabase el amor. No hace más que decirme que estoy confundida, que seguro que estoy enfadada por algo, que le perdone lo que haya hecho… pero que no le deje. Mi voz ha sido baja, tranquila, a pesar de los nervios que tenía, y la suya ha ido al alza en todo momento. Después ha empezado a buscar culpables… no se da cuenta de que hace años que ha ido rompiendo mis sentimientos? No le he dicho que me daba asco cada vez que me tocaba, que me había convertido en lo que ahora era, que había vivido su total indiferencia durante años, mientras yo me iba muriendo poco a poco en silencio, y me encontraba absolutamente sola, aislada, mientras él seguía con su vida… y hoy me veo tan sometida a él que me asusto, es muy triste depender de alguien a quien no quieres para hacer cualquier cosa, incluso bajar al portal. Me tengo que recuperar, pero no va a ser fácil. El primer paso lo he dado, lo quiero fuera de mi vida ya. Lo he dejado en el comedor, llorando, hablando solo, sabiendo que esta noche no voy a poder dormir. No es fácil decirle a alguien después de seis años que no le quieres, pero en su caso se lo ha ganado a pulso, llevo años perdonándole cosas, dejándolas pasar, aguantando callada, y encerrándome en mí misma hasta el punto de no saber cómo salir de todo esto. Sé que ahora la soledad va a ser incluso física, pero quizás me sienta mejor y pueda empezar a organizar mi vida mejor, quizás pueda estudiar, incluso sonreír sin miedo a que después me suelten un sermón sobre cada una de mis sonrisas. Esta noche no estoy bien, nunca me ha gustado hacerle daño a nadie, al revés, siempre he preferido recibir yo los golpes por duros que fuesen, antes que ver a alguien de mi alrededor como yo tantas veces me había sentido. Pero esta noche no he podido evitarlo, no podía vivir más esta mentira. Mi mente…»

Domingo, 09/07/2006, 00:23«Lleva todo el día preguntándome por qué, y la verdad es que me esfuerzo en explicarlo, sobre todo siendo lo más sincera posible. Sabe que no ha sido bueno conmigo, que me ha ignorado estos últimos años de convivencia, que nuestras discusiones son constantes, que hace mucho tiempo que no soy feliz. Está llorando aún ahora, y eso que llevo más de hora y media hablando con él, intentándole hacer ver que es lo mejor para los dos… qué lástima ver al padre de mi hija tan destrozado, llorando como un niño, porque además sé que en el fondo querría borrar de mi memoria todas las cosas por las que he tenido que pasar, las humillaciones, la soledad, todo el daño que él y su familia me han hecho de manera constante… pero ya no quiero ni puedo olvidar. Tan solo me gustaría que entendiese que me merezco otra vida, pero que dentro de esa otra vida no tiene por qué estar él excluido, porque nuestra niña estará siempre ahí, y deberíamos aprender a ser amigos por su bien. Me ha pedido pasar aquí la noche, le he dicho que no, que prefería que estuviese en el sofá, y desde allí se escucha su llanto. Sé que es lo mejor…»

Lunes, 10/07/2006, 01:36«Por fin me ha llegado la carta del Colegio de Abogados… me han concedido el abogado de oficio!!! Estoy deseando concertar una visita con él para que esto acabe cuanto antes. Cuando se lo he dicho, su cara no se ha inmutado, simplemente me ha dicho que llamase y le pidiese hora… quizás al final se va haciendo poco a poco la idea de que esto se acabó, de que no podemos seguir juntos. Estoy tan cansada esta noche…»

Martes, 11/07/2006, 01:46«Parece entender en cierto modo todo lo que me ha llevado a tomar esta decisión, aunque no lo comparte. Está dispuesto a luchar por mí, a seguir intentándolo, a pesar de que claramente le he dicho que no tenía nada que hacer. Pero bueno, la cuestión es que se haga a la idea pues estuve informándome sobre el «Divorcio Express», y creo que es justo lo que quiero. Ahora tengo que encontrar la manera de explicárselo a mi pequeña, de una manera también clara, tan solo tiene cuatro años y medio pero estoy convencida de que será capaz de entenderme, pero aún no estoy preparada. Quique parece estar hoy mucho mejor, de hecho, lleva todo el día esforzándose en estar agradable e incluso se ha ofrecido a hacer la cena. Le he dicho que esta semana buscaría abogado, aun sabiendo yo que ya lo había solicitado anteriormente y me lo habían concedido, y ha estado de acuerdo. Ha jugado un rato con mi niña y después la ha acostado. Me dice que hoy ha estado muy mal en el trabajo, que Fran le ha preguntado qué le pasaba. Me repite constantemente que no le deje, que hará lo que haga falta… pero es tan tarde ya… Ha venido hasta la habitación, me ha suplicado que le deje dormir aquí, que no va a tocarme pero que necesita sentir mi cuerpo a su lado, que no sabe dormir sin mí… me siento tan culpable de verlo tan derrotado… Pero no, debe acostumbrarse a dormir solo, a vivir solo. Escucho los ronquidos de mi pequeña. Me duele tanto la cabeza… pero sé que lo que hago está bien. Ya no lo quiero, hace tiempo que no siento nada por él, y en el fondo él lo sabe, me ha hecho tanto daño... se le pasará. Ahora está muy mal pero se recuperara, lo sé…Acaba de salir de mi habitación. No dejaba de acariciarme las manos y los brazos, mientras yo me esforzaba en explicarle que no quería que aquello continuase de ningún modo. Al llegar de trabajar me ha dado un beso, como si no hubiese pasado nada, no entiende que eso ya no puede hacerlo? Esta mañana he conseguido la cita con el abogado de oficio para el divorcio y cuando se lo he dicho su cara ha contenido un gesto de impotencia terrible. El abogado me ha dicho que teníamos que redactar el convenio para presentarlo en los próximos días. Esta noche he cogido los libros para estudiar, tengo que ponerme las pilas… Mi niña me pide ir al parque, que le lleve yo al cole… no entiende cómo las demás madres pueden hacerlo y yo no, y no sé cómo explicarle esta fobia absurda que me impide hacer lo que cualquier persona hace… no sé cómo explicarle que no soy capaz de salir sola a la calle, a veces me da la sensación de que preferiría estar muerta. Me siento tan cobarde…Mañana nos espera el abogado… ya le he dicho lo que quería por teléfono… la verdad es que no quiero que él salga perjudicado…»
__________________Divorcio Express: modalidad de divorcio, instaurada en España en el año 2005, mediante la cual las parejas consiguen la sentencia disolutoria en un plazo aproximado de tres meses. Para poder acogerse a ella, la separación debe ser de mutuo acuerdo y cumplir unos determinados requisitos.__________________

Miércoles, 12/07/2006, 12:32«Esta tarde nos ha podido recibir el abogado. Quique ha aceptado todo cuanto él decía, tranquilo, entendiendo perfectamente la situación. El abogado no es la joya de la corona pero por lo que él mismo dice el divorcio de mutuo acuerdo no trae ningún tipo de complicación, de hecho ya hemos redactado el convenio regulador, pues tanto él como yo queremos un régimen abierto de visitas. Yo no quiero nada, mis manos me darán todo cuanto necesito para vivir… tan solo tendrá que abonarme la pensión de manutención de la pequeña, y la mínima. Realmente, tan solo quiero que mi vida empiece de nuevo sin él… Estoy verdaderamente contenta de que ya se pueda presentar la demanda de divorcio. Él ha estado toda la tarde y noche callado, impasible, ni tan siquiera hemos hablado de la visita al abogado, pero me da igual... por fin empiezan los trámites!!!Creo que esta noche por fin podré volver a soñar mientras duermo, y mañana planificaré mi nueva vida...»

Jueves, 13/07/2006, 04:52«No puedo dormir. Quique ha tenido problemas en el trabajo. Dice que tiene neuras, que hace las cosas mal porque no sabe lo que hace… Ha discutido con un compañero, no lo soporta. Lo he escuchado dar vueltas en el comedor, durante más de una hora, hasta que de nuevo ha aparecido en mi habitación, pidiéndome un abrazo, una simple caricia. Sus ojos están tan enrojecidos e hinchados que se me parte el alma al verlo. Lo he abrazado, para reconfortarlo, pero él ha intentado aprovechar la situación para sobarme… Dios, no entiende que no siento nada!!! Lucho todos los días contra la grima que me invade cada vez que me toca con intención de excitarme. No puedo. Ni tan siquiera puedo fingirlo ya. No lo entiende, quiere una oportunidad de hacerme el amor… para qué? Ni tan siquiera me provoca un leve impulso. Sus manos han temblado mucho esta noche. No me da buen rollo esa actitud. Me he sentido acorralada. He aprendido con el tiempo a esconder el dolor, el miedo, el asco… pero también a mantenerme impasible ante él. He tomado una decisión y la voy a mantener hasta el final… sus súplicas y lloros acabarán el día que se dé cuenta de que no vale la pena tener al lado a quien no te ama. De momento no se da cuenta, pero se la dará. Esta noche no ha hablado con su niña, simplemente ha dejado que le diese el beso de buenas noches. Vaya tela. Le tenía preparada la cena. Ha cenado en silencio. Después me ha contado todo el rollo del trabajo. La verdad es que no le estaba escuchando con atención, mi cabeza estaba con mi hermana, mientras recordaba que me había dicho que Sergio se encontraba mal, que le dolían las cervicales, que no se le pasaba y que tenía que ir al médico, seguro que es una contractura por el estrés.»

Viernes, 14/07/2006, 02:58«Otro interminable fin de semana empieza. Madre mía qué pesado es. Me he acostado a dormir la siesta y cuando he querido darme cuenta estaba a mi lado, rodeando mi cuerpo con sus manos, tocándome el pelo, y acariciando mis pantorrillas. Intento ser suave cuando aparto sus manos de mí, intento no ser desagradable, pero lo toma como un juego y al final tengo que ser fría y cortante, sintiéndome terriblemente incómoda. La niña ha venido a la habitación y él ha aprovechado para besarme a traición y decir mil veces cuanto me quería delante de la niña. Hoy tenía que haber ido a trabajar pero finalmente ha decidido no hacerlo. No tenemos un duro y él prefiere quedarse aquí a controlarme, esto es increíble, a pesar de saber que no puedo salir de casa, se queda aquí de manera constante. Esta tarde me ha llamado Jose, es una alegría escuchar una voz tan llena de vida, tan alegre y divertida al otro lado. Me cuenta sus problemas y así, de paso, hace que me olvide un poco de los míos. Quique ha estado escuchando desde el pasillo, pensando que yo no me daba cuenta, y aun sabiendo que tan solo es un amigo, a la hora de cenar me ha preguntado que había hablado con él, me ha dicho qué derecho tenía él de llamarme, que no entendía por qué yo tenía que hablar con otra gente, aunque fuesen amigos míos. Estos interrogatorios hace ya un tiempo se han vuelto constantes y cada vez me agobia más. Hace apenas media hora ha vuelto a llamarme Jose, acababa de salir de trabajar, y le apetecía saber cómo estaba antes de irse a dormir. La verdad es que nos llevamos muy bien, siempre nos hemos llevado bien. Es un chico encantador, aunque tiene un grave problema de personalidad no perfilada y por eso necesita el constante apoyo de una persona que le diga lo que está bien y mal. Justo después de colgarle a él, me ha llamado César desde Londres, se siente muy solo tan lejos de su casa y lo veo normal. Quique se ha apoyado en el marco de la puerta de la habitación mientras hablaba con él, me ha hecho sentir tan mal sin tener por qué. Después un nuevo interrogatorio, y sus manos han vuelto a temblar de una manera rara… me ha dado miedo. Se ha sentado sobre mi cama y me ha acusado de tener algo con ellos, cosa que sabe de sobra que no es cierta. Sus ojos estaban enrojecidos y olía repugnantemente a cerveza, no quiero habituarme a ese olor, me da asco. Me ha negado una y otra vez que hubiese bebido más de dos cervezas, pero no me creo nada… Ha vuelto a intentar besarme, pero esta vez sus manos me han lastimado el cuello… Después ha vuelto a venir llorando, pidiéndome perdón, diciéndome cuanto me quiere, que no puede vivir sin mí, que no me hace daño aposta… yo reprimo mis lágrimas porque sé que pronto todo esto acabará… el agobio, el control, el acoso, el miedo, la violencia...  pronto acabará.»
__________________César: Amigo de Montse. Se siente muy solo porque, en pocos meses, ha sufrido la separación de su pareja y un traslado forzoso a Londres por motivos laborales. Persona independiente y triunfadora, a diferencia de Jose no necesita hablar con alguien por necesidad sino por aburrimiento, y no llega a darse cuenta de la situación que vive Montse en ningún momento.__________________

Sábado, 15/07/2006, 23:51«Todo el día encerrada en casa, viéndole tumbado en el sofá, viendo como mi pequeña se desesperaba por ir al parque. Ni tan siquiera se digna a contestarle cuando le habla, le agobia según él. He recibido una llamada de Jose, tiene una de sus crisis de identidad. Jajaja… le encanta complicarse la vida sin razón. Esa llamada me ha costado mil explicaciones, parece que Quique no quiere entender que pueda tener amigos sin más. No pienso dejar de hablar con la gente que me une una amistad y que además está lejos, es mi única conexión con el mundo exterior. Me ha vuelto a pedir que me piense lo del divorcio… como si no estuviese más que pensado!!! Me paso la vida limpiando y recogiendo cosas, es incapaz de mover un dedo. » (…)
2:37«Joder, he tenido que dejar de escribir porque ha aparecido por aquí y además exigiendo leer lo que estaba escribiendo. Qué cansado es todo esto!!! Me ha gritado, he tenido que cerrar la puerta de mi niña para que no despertase. No he bajado la mirada ni un momento, pero he notado un latigazo de ansiedad inmenso. Ha golpeado la pared, insultándome, diciéndome que era una zorra y que tenía algo con Jose, que seguro que ya me lo había tirado. Es increíble… no puedo salir de casa pero me voy tirando a la gente por ahí. Después se ha ido, y cuando ha vuelto, ya con su inconfundible olor a cerveza, ha llorado, ha suplicado, cogiéndome de los hombros y zarandeándome. Estoy alucinada. ¿Qué hace? No me gusta que me toque con esas temblorosas manos y esa desesperación en la mirada… he sentido miedo. He tenido que calmarlo. Me ha costado, de hecho no ha querido salir de la habitación y hoy tengo que escribir estas palabras con él sobre mi cama, vestido y bebido, roncando… Creo que hoy no dormiré...»
__________________Creo que hoy no dormiré...: A partir de este momento, y debido al acoso de Quique, Montse suele pasar, cada vez más a menudo, las noches en vela. Para mantenerse despierta y entretenida, comienza a chatear a través de Internet. Esto propicia que entre en contacto con determinadas personas que irán apareciendo en sucesivas cartas, aunque ni adquieren una gran relevancia en su vida ni llegan a estar nunca al corriente de su situación personal.__________________

Domingo, 16/07/2006, 00:16«Todo el día sola, pero por lo menos tranquila, con mi pequeña, jugando. Me ha contado que ayer escuchó gritar a papá y que se asomó a escondidas. Me pregunta por qué lloraba papá. No sé cómo explicárselo. Noto miedo en sus ojos, pero le tranquilizo, confía en mí, así que la tranquilidad vuelve a su carita, pensando que papá tan solo se había enfadado por cosas del trabajo. Se me ha hecho un nudo en la garganta, he estado a punto de llorar. Pero ya pronto todo esto se acabará y empezará una nueva vida para nosotras. Sin gritos, sin olor a cerveza, sin ver cómo ignora a su hija de una manera brutal. La risa de mi pequeña se ha convertido en mi mayor fuente de vida, cuando hacemos los deberes juntas, cuando jugamos con cualquier cosa. Me estoy dando cuenta de que todo eso se acaba los días de cada día a las siete y poco de la tarde que él llega. Entonces le molesta todo, que nos riamos, que haya juguetes en medio, que me suene un mensaje en el móvil, aunque sea de mi hermana… todo es un estorbo últimamente. Hemos salido a comprar, después hemos parado en una cafetería, donde no ha faltado la cerveza de turno, seguro que no es ni la tercera ni la cuarta del día… Después de nuevo en casa. Esto empieza a ser todo lo contrario a un símil de hogar. Mi pequeña me habla en bajito para no molestar, y cuando Quique se dirige a ella, normalmente ya a gritos, mi niña le responde mirándome a mí, con miedo en la mirada, y eso me enerva… todo esto está acabando con mis nervios… estoy tan cansada!!! Mi niña quería ir hoy al parque y de nuevo se ha quedado en casa…»

Lunes, 17/07/2006, 01:12«Otro puto lunes. Otra vez la misma puta conversación, la llorera, la pérdida de nervios… y después las disculpas, el espiarme. Escucho cómo ronca, pero no puedo dormir... qué coño me pasa? No hay nada que solucionar, no siento nada por él… qué quiere que haga? Me dice todo gracioso que dónde voy tan maquillada… si espero ver a alguien… yo que no me maquillo nunca!!! ¿No puedo salir de casa y me pregunta a dónde voy? Joder, esto es surrealista, me quiere volver loca… intento no ser desagradable… al revés... generalmente soy hasta agradable, le pregunto cómo le ha ido el día, qué tal en el trabajo… pero siempre todo mal, todo le ha ido mal, está muy jodido y eso le impide trabajar bien, se pelea con los compañeros por mi culpa, por cómo lo estoy haciendo polvo… «y mientras tú por ahí, intentando pillar algún rollo»… yo??? Debo ser imbécil, porque cuando todas las chicas se divertían yéndose con unos y con otros, yo andaba siempre con novio formal y después voy de imbécil y me caso. Jamás he entendido que la gente fuese infiel, de hecho, yo preferí decirle que ya no sentía nada por él, a jugar con sus sentimientos… y dice que busco una aventura??? Hoy hablé con Jose, me ve hecha polvo, pero tampoco le doy detalles del porqué, he aprendido a callar mi dolor, además él es muy inestable emocionalmente y se ahoga en un vaso de agua. La verdad es que es el único momento agradable del día, el único en que me siento útil, el único en el que me dicen: «…me he sentido mejor después de hablar contigo», porque ya no me siento bien ni cuando hablo conmigo misma…»

Martes, 18/07/2006, 23:55«Ya estoy en mi habitación, prefiero la soledad y poder soñar despierta como cuando era pequeña, nunca aprendí lo que mi madre tantas veces me explicó, me parece estarla oyendo: «hija, eres tonta, no existen los príncipes azules, deja de soñar y confórmate con encontrar a alguien que te haga medianamente feliz…» Y yo llevo toda la vida resistiéndome a eso, aunque quizás en el fondo tenga razón. Estoy sumida en un mundo de sueños absurdos, creado por mi estúpido romanticismo, el que me hizo aguantar durante años la tortura de sentirme ignorada, esperando la llegada de ese absurdo príncipe azul que no llegaba nunca… que no existe. Sabes mamá, me gustaría que estuvieses viva aunque solo fuese para escuchar tu fría voz diciéndome que nunca agachase la cabeza, ya que si había alguien en aquella familia que se había ganado aquel derecho era yo, que me pase mi niñez trabajando, sin quejarme, luchando contra todo y todos por sobrevivir, totalmente aislada, pero viva… sabiendo como todo el mundo se aprovechaba de mí, a la vista, y no haciendo nada para evitarlo… y ahora esto???Solo quiero tener la oportunidad de vivir una vida normal con mi pequeña pero, por lo visto, ni eso puedo…»

Miércoles, 19/07/2006,  03:27«Hoy ha llamado el abogado…. vamos a presentar el divorcio, por fin!!! Dios, quiero que esto acabe cuanto antes, que él encuentre rápido a una chica y sea muy feliz, y que me deje vivir a mí con mi niña, sin pedir nada más, sin desearle nada malo… jamás pensé que ser honesta me trajese alguna consecuencia. Quique estaba tranquilo, casi deseando que llegase el momento de firmar, hemos repasado con el abogado los términos del divorcio, mañana a primera hora tenemos que ratificarlos en el Juzgado, y no hemos puesto ningún inconveniente. Eso es lo que yo quería, una cosa civilizada, tranquila, tan solo pensando él lo mejor para mi niña, dejando de lado todo cuanto le pudiese hacer daño… en el fondo es su hija, y tiene derecho a tener contacto con ella, además, no quiero que nadie más sufra en todo esto. El abogado estaba contento, parece que todo funciona al fin!!! Joder, sigo sin poder dormir, y ya tengo una ojeras que casi no puedo disimular ni con maquillaje. Estoy horrorosa pero pronto acabará todo y empezará una nueva vida para mí… y en esa vida volveré a soñar que existen los príncipes, y la magia, y todas las cosas que no se pueden comprar con dinero… he aprendido a ser tan pobre que ya no le pido dinero a la vida, tan solo tranquilidad… es patético no tener ambición, pero la verdad es que creo que lo único que necesito es mirarme al espejo y no verme tan asquerosa… no me reconozco, estoy tan vieja y fea… apenas me acuerdo de cómo me maquillaba, no sé esconder estos años de abandono total…»

Jueves, 20/07/2006, 03:23«Hoy hemos ido al Juzgado, teníamos que ratificar el convenio para que el divorcio se concretase y se hiciese efectivo. Los dos nos hemos ratificado. La jueza nos ha informado que en un plazo aproximado de tres meses el divorcio será efectivo. He suspirado con alivio cuando le he visto firmar pues, en el fondo, tenía miedo de que en el último momento se negase, y eso haría que las cosas se alargasen mucho más. Sí, hoy estoy un paso más cerca de mi libertad… de poder encontrar de nuevo mi camino, que no sé si será mejor o peor, pero será mío, el que yo elija, el que me apetezca. La noche ha vuelto a estar marcada por los llantos y la desesperación, las maldiciones… y al final se ha encerrado en la habitación del fondo. Tengo miedo de que haga algo contra sí mismo, pero no puedo acercarme, porque sino pensará que esa es una buena estrategia y lo hará cada dos por tres. No, he hecho la cena para mí y mi niña y nos hemos puesto a cenar, le he preguntado si quería cenar y me ha dicho que no… bueno, seguro que después toma algo. Lo más importante ya está hecho, los papeles han sido firmados. Le he enviado un mensaje a Jose para decírselo… estoy tan contenta!!! Tengo sueño pero me he acostumbrado a no dormir, y aún no sé muy bien por qué. Seguiré viendo un rato la tele y leyendo comics... a ver si me entra el sueño…»

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Published on May 28, 2016 09:47

CARTAS DESDE EL MALTRATO: Introducción


 «Es casi imposible llevar la antorcha de la verdad a través de una multitud sin chamuscarle la barba a alguien.»GEORG C. LICHTENBER

Soy un hombre con suerte. Estoy seguro de que, si alguien me hubiera dicho en otras circunstancias que cuando encontrase a mi media naranja, esta sería una mujer que acabase de sufrir un brutal maltrato por parte de su exmarido, pensaría sin dudarlo que esa persona me estaba tomando el pelo. Más que nada porque siempre me he considerado una persona exigente a la hora de entablar una relación. Pero como este mundo no siempre es lógico, desde hace unos meses me siento afortunado de compartir mi vida con una mujer, Montse, que ha logrado sobrevivir a un infierno gracias a su gran valentía y determinación. Unos valores que sigue conservando en la actualidad y que han sido claves para que este libro pudiera salir a la luz.Una de las principales cosas que me llamó la atención de ella fue que desde el primer día de la relación me informó con todo lujo de detalles de su situación personal, de todo el horror que había sufrido durante años y de las secuelas que le habían podido quedar por ello. Sin duda, este conocimiento de su pasado fue clave para que, tras poner sobre la mesa el dato que desde niña tenía la afición de escribir un diario personal en forma de cartas, nos planteáramos la posibilidad de publicar aquellas que había escrito durante los últimos y más duros meses del maltrato al que se había visto sometida. Unas cartas íntimas y personales y que habían sido redactadas muchos días como vía de escape a la situación que estaba viviendo, e incluso en ocasiones, como improvisado recurso para no caer en la desesperación cuando todas las salidas parecían cerrarse ante ella. Pensamos que sería interesante hacerlo a modo de terapia psicológica, pero también para que cualquier persona pudiese conocer con detalle el desarrollo y evolución de una situación de este tipo a través de la visión personal que tiene la víctima en esos momentos. Es evidente que la decisión última estaba en sus manos, pero tras meditarlo unos días, no solo se atrevió a que salieran a la luz, sino que además pensó que por mi afición a escribir, mi carácter analítico y el conocimiento que tengo de ella misma, de su vida y de su entorno, yo sería la persona más adecuada para dar forma al futuro proyecto. Me siento halagado por ello y este es el resultado.Lo primero que hay que tener presente a la hora de hablar de un maltratador es que no todos son iguales. Según los profesionales de la psicología, existen dos tipos principales. Uno es el «cobra», un individuo frío y calculador cuya violencia nace de la necesidad que tiene de salirse siempre con la suya y de asegurarse de que su pareja sepa y asuma que él está siempre por encima de ella. Por las buenas o por las malas. Es por esto que sus agresiones suelen ser controladas y premeditadas. Este maltratador, una vez que la relación se rompe o ha sido denunciado, se vuelve en un primer momento extremadamente peligroso, porque esa ruptura la considera como un desafío a su liderazgo. Tiene una parte buena, y es que cuando ve que no le compensa seguir presionando a su pareja, suele retirarse sin más. Sin embargo, la parte mala es que acostumbra a irse tan solo para empezar de cero con una nueva víctima.Por otro lado, está el maltratador tipo «pitbull». Es, en líneas generales, una persona tímida y encantadora para el entorno, pero que muestra su cara más monstruosa y violenta en la intimidad de una manera silenciosa. Considera que su pareja le pertenece por el simple hecho de quererle y, motivado por su baja autoestima, se convierte en un ser celoso, posesivo y que ejerce una vigilancia sin descanso hacia ella por el miedo que siente a que le abandone o le engañe. Esto hace que intente controlar su comportamiento desde el primer momento de la relación y vaya poco a poco rebajando su independencia hasta llegar a anularla por completo. Su característica principal es que es muy obsesivo, por lo que su violencia surge de manera impulsiva en medio de las discusiones, siempre va en aumento y, por norma general, no tiene techo. Se denomina «pitbull» porque su obsesión no desaparece aunque la relación se rompa o sea denunciado. Muy al contrario, sigue tratando de controlar y reconducir a su ya expareja hacia sus dominios y, en la medida en que no lo consigue, prefiere verla muerta antes que fuera de su control.Como resumen, podría decirse que aunque la manera que tienen de actuar en la práctica es muy semejante, los dos llegan a este comportamiento por caminos opuestos: el «cobra», al sentirse superior al resto de mortales y el «pitbull», justo por todo lo contrario. El primero necesita demostrarlo cada día humillando a su pareja y el segundo necesita rebajar la autoestima de esta al sentirse vulnerable. Eso sí, tanto en uno como en otro caso, su violencia siempre va en aumento de una manera lenta pero progresiva hasta el punto de que la mayoría de las víctimas de malos tratos, mirando al pasado, son incapaces de acertar a delimitar con exactitud cuál ha sido la primera agresión física que recibieron. Dicho en otras palabras, un maltratador nunca agrede la primera vez a su pareja sin antes haber debilitado su confianza y autoestima —descontento en la relación, desconsideraciones, menosprecios— como paso previo a la violencia psicológica —insultos, amenazas—. Una vez que consigue que los insultos y amenazas sean asumidos por su víctima es cuando, aprovechando una fuerte discusión, pasa a las agresiones físicas de pequeño calibre —agarrones, empujones—, primero muy leves para ir aumentando de manera progresiva su intensidad. Cuando estas también se han hecho en cotidianas y son asumidas por su pareja, pasa a la siguiente fase, la de golpearla. Al principio, de forma esporádica y justificándose con mil excusas, para pronto convertirse en auténticas palizas. Pues bien, si es cierto que todos los maltratadores se pueden englobar siempre con bastante claridad dentro de estos dos perfiles, Quique, el exmarido de Montse, es el más fiel ejemplo de un maltratador «pitbull». Tanto es así que hoy en día todavía albergo serias dudas de que su obsesión se haya desvanecido por completo y estoy convencido de que es muy real la posibilidad de que en cualquier momento pueda aparecer en su vida con las más siniestras intenciones.Otra de las características de un «pitbull» es que, al sentirse inferiores, circunscriben su maltrato a su pareja, pero con el resto del mundo son inofensivos y hasta encantadores. Por ello, suelen encontrarse más a menudo con «cómplices tácitos» dentro del entorno de esta. Personas que sospechan o son conscientes de que se está produciendo ese maltrato, pero que actúan como si no existiera. Muchas veces no solo lo permiten sino que facilitan el juego del maltratador, que intenta con todas sus fuerzas que los allegados de la víctima lo consideren como la persona ideal para su pareja a base de realizar favores de todo tipo o dedicar halagos interesados.Por eso, este libro no solo se refleja el maltrato directo sufrido por Montse a manos de quien era su marido en un principio, y exmarido después, sino también el ambiguo papel desarrollado por el entorno de ambos y que motivó que nadie le ayudase hasta el momento en que tomaron conciencia de que su muerte podía resultar inminente. Y todo pese a que era público y notorio su progresivo deterioro físico y moral e, incluso, las evidentes secuelas que presentaba por el propio maltrato. Un claro ejemplo de esto era la agorafobia —fobia a salir sola de casa—, quizá la más grave y de más difícil curación que existe, y que Montse la sufrió durante cinco de los siete años de relación sin que nadie a su alrededor se preocupase por ello.Dentro de este libro, y para que la historia resulte ágil, he considerado oportuno incluir solo las 256 cartas correspondientes a los dos últimos años de maltrato, primero psicológico y después físico y sexual, por lo que antes de comenzar a desglosarlas resulta necesario explicar de manera breve las circunstancias y hechos acontecidos con anterioridad en la vida de Montse.Nacida en Valencia en 1974 y siendo la quinta de seis hermanos, vive una infancia difícil en la que su carácter soñador contrasta con el tremendo realismo que se respira a su alrededor, que va desde la incomprensión generalizada hacia su carácter hasta la necesidad de trabajar desde los doce años para ayudar a la economía familiar, todo ello dentro del entorno de bajos fondos en el que vivía. De un modo paralelo, desde muy corta edad viaja a Foz para disfrutar los veranos con su familia materna, en donde entabla una gran amistad con Miriam, prima con edad más próxima a ella y a la que, pese a su peculiar carácter egocéntrico, siempre ha considerado como una auténtica hermana.En 1992, coincidiendo con la mayoría de edad, Montse va a pasar el verano a Foz como es costumbre y, harta del ambiente que vive en Valencia e influida por la devoción que siente hacia su hermana, se queda a vivir en Galicia con el apoyo de esta. Tras anunciar la decisión a sus familias, las dos se instalan en Lugo y permanecen juntas durante seis años, en los que Montse trabaja por el día, estudia por las noches y comparte piso y vivencias con Miriam. Sin embargo, en la primavera de 1998 decide volver a Valencia por sorpresa, consciente de que su hermana la ha ido convirtiendo poco a poco en un simple apéndice suyo y sintiendo que le resulta imposible vivir con un mínimo de independencia y dignidad. Al enterarse, Miriam, agraviada, no vuelve a dirigirle la palabra en cinco años.De nuevo en su ciudad natal, Montse se instala sola desde el primer día, trabaja, recupera viejas amistades y se relaciona de igual a igual con su familia. Pero, sobre todo, tras zafarse del dominio de Miriam, consigue recuperar la independencia y vitalidad que siempre la había caracterizado.Al poco tiempo, también empieza a recibir las llamadas de Quique, amigo lejano de Galicia, seis años menor que ella y que había conocido meses atrás en Ribeira. Quique es una persona tímida y apocada, pero también cocainómano y muy desarraigado, que había logrado averiguar el teléfono de Montse por amigos comunes. Tras una primera llamada de cortesía, comienza a telefonearla cada vez con más frecuencia y le demuestra día a día una entrega e interés desmesurado, convirtiéndola en el centro de su vida aun residiendo a más de mil kilómetros. Después de varias llamadas, Montse decide darle una oportunidad pensando que, por el carácter entregado y hasta sumiso de Quique, puede convertirse en su pareja ideal, la que mejor se adapte a su carácter sensible y romántico, algo que hasta entonces nunca había conseguido. Eso sí, bajo ningún concepto está dispuesta a soportar los vicios de este.La relación formal entre los dos se inicia cuando, tras una conversación en la que Quique le pide a Montse que lo acoja en Valencia, puesto que su vida corre grave peligro en Ribeira por una deuda impagada, esta le brinda la oportunidad de vivir con ella a cambio de que él se comprometa a desintoxicarse de la cocaína. Quique acepta la condición y así, en noviembre de 1999 y a punto de cumplir veinte años, desciende del tren en Valencia con una maleta semivacía en la mano y quince mil pesetas como único capital. A partir de ese instante, Montse apuesta fuerte por su recién estrenada relación y abandona su acomodada vida por una de esfuerzo y dedicación, convencida de que todo cambiará en cuanto Quique se recupere de su adicción. Por ello, salda las deudas de este en Ribeira, le ofrece alojamiento y comida, y pasa horas y horas con él a lo largo de los siete meses que dura su proceso de desintoxicación. Por su parte, Quique le ofrece todo su cariño y, sobre todo, le demuestra un carácter sensible y sumiso que enamora a Montse y sorprende a su entorno más próximo.A principios del verano del año 2000, recién recuperado para la sociedad, Quique encuentra trabajo en Valencia. En ese momento, sigue siendo una persona sumisa y servicial aunque, de un modo paralelo, comienza a mostrar poco a poco un carácter cada vez más celoso. Quizá por ello, inicia una intensa labor de convencimiento tratando de conseguir que Montse se case con él y acepte tener un hijo en común.Pese a que esta nunca había creído en el matrimonio, la pareja pasa por el altar en junio de 2001 y, poco después, en octubre, ya esperan su primer hijo. Nada más conocer la noticia, Quique la convence de que, por su estado, lo más conveniente es que su madre, Rosario, se desplace a Valencia para atenderla mientras dure el embarazo.Por ello, en diciembre de 2001, llegan a Valencia la propia Rosario y Santi, uno de los hermanos de Quique que, sin nada interesante que hacer en Ribeira, se une al traslado. Los dos viven con los recién casados durante casi un año, hasta noviembre de 2002. A lo largo de ese tiempo, Montse no solo descubre los antecedentes penales de Santi sino que también se pone de manifiesto el acentuado alcoholismo de ambos, lo que dificulta la convivencia en gran medida. En realidad, la madre de Quique se dedica a menospreciar de manera constante a Montse y Santi se pasa los días cortejándola. Todo ello a espaldas de Quique, que muestra una total incredulidad siempre que Montse le informa de la situación y le expresa su creciente descontento. De hecho, es tal el desinterés de Quique, que esta no consigue que acepte sus quejas hasta que graba los acosos y menosprecios que sufre y le muestra la cinta. Pocos días después de esto, Santi y Rosario toman el camino de vuelta a Ribeira. En medio de esa tensa situación, en julio de 2002, nace su hija Yolanda, entre la inmensa alegría de Montse y el desencanto de Quique, que tenía el deseo de que fuese un niño y no una niña, y no duda en culpabilizar a Montse por «no haber sido capaz de darle un niño». Con todo esto, la vida privilegiada e independiente que Montse había conseguido tener a su regreso a Valencia, se desmorona a pasos agigantados y, entre septiembre y noviembre de ese nefasto año de 2002, vencida por la presión psicológica soportada en los últimos meses, Montse empieza a sufrir los primeros episodios de agorafobia, aunque de forma leve y esporádica. Con la marcha de la madre y el hermano de Quique, estos brotes cesan y Montse intenta recobrar la normalidad y tranquilidad. Sin embargo, acaba por resultarle una misión imposible. Quique, a raíz de la «tremenda decepción» que le produce el haber descubierto el nefasto comportamiento de su familia con su pareja, cae en una profunda depresión. Por ello, durante los siguientes meses, ignora a Montse, no toca a su bebé y, en febrero de 2003, decide abandonar un trabajo muy bien remunerado debido a que, según sus propias palabras, «no podía dejar que Montse estuviera sola en casa». En medio de esta situación, también le manifiesta de una manera cada vez más insistente que no consigue adaptarse a la vida en Valencia, entre otras cosas, porque «no soporta la inseguridad de la ciudad, ni la altura de sus edificios».Con estos argumentos, y utilizando como principal arma de presión el hecho de que su madre y hermano se hubiesen tenido que marchar por decisión de Montse, Quique la presiona para que acepte la opción de irse a vivir juntos a otro lugar de España, en donde ambos estén alejados de sus familias. Como quiera que Quique ya no tiene trabajo en este momento, ni tampoco está dispuesto a buscarlo, y que los primeros apuros económicos empiezan a hacer acto de presencia, Montse no ofrece mucha resistencia y deciden trasladarse a Siles, un pequeño pueblo de Jaén que nunca antes habían pisado.Poco tiempo después, en marzo de 2003, llegan a su nuevo hogar con la ilusión de Montse por conseguir de una vez iniciar una feliz vida en pareja junto a su hija de nueve meses. Sin embargo, la depresión de Quique desaparece en el mismo momento que pisa Siles y, alejados de todo entorno familiar, no solo afianza sus celos sino que empieza a mostrar un comportamiento egocéntrico y despectivo hacia ella. Por ello, ya al poco tiempo de instalarse, Montse se siente sola, ignorada y menospreciada de manera habitual.Todo lo contrario que Quique, que apoyado por sus nuevas amistades de Siles, decide abrir una ferretería a pesar de la oposición de Montse, que desde el primer momento intenta convencerlo para que abandone la idea convencida de que está abocada al fracaso. Pero Quique no cede en su empeño y, en mayo de 2003, tras solicitar varios créditos, la pareja abre al público la segunda ferretería en esa pequeña localidad. Si bien es cierto que los inicios de cualquier negocio siempre son duros, en este caso, son demoledores, y la aventura apenas dura cinco meses. Así, en octubre de 2003, dan por finalizada su aventura empresarial sin haber conseguido en ningún momento tener más de dos o tres clientes al día.Unos días antes del cierre, Montse recibe la noticia del repentino fallecimiento de su madre en Valencia. A la postre, el gran apoyo que siempre tuvo en su vida. Más allá del duro golpe moral que le produce su muerte, también va perdiendo el contacto que mantenía con sus hermanos, por la distancia que los separa y porque, en realidad, la madre era quien ejercía de nexo de unión entre ellos. Un hecho trascendental en este momento es que, aprovechando el suceso, Miriam le envía una emotiva carta a Montse con la que consigue retomar el contacto con ella.Tras el cierre de la ferretería, Quique solo tarda unos días en encontrar trabajo, pero la pareja está arruinada. Su economía apenas les alcanza para poder comer un poco de sopa al día y Quique termina por culpabilizarla de la miseria en la que se ven inmersos «por no haberle advertido con más fuerza de que ese negocio estaba predestinado al fracaso». Es evidente que la vida de Montse sigue en caída libre y sus sueños de felicidad y complicidad en Siles se diluyen sin que pueda evitarlo. Esto provoca que vuelva a sufrir agorafobia, en esta ocasión ya de una manera severa, lo que empequeñece de un modo determinante su posición ante Quique. Con su forzoso aislamiento y sin el apoyo de su pareja, Montse pasa los días encerrada en casa con Yolanda, su única fuente de ilusión en este momento.Miriam, por su parte, va consiguiendo recuperar su cariño y confianza, y ganando cada día que pasa más influencia en su vida. Tanto es así que a principios de 2005 ya presiona a Montse para que la pareja se traslade a Lugo y, aunque esta se muestre reticente al principio, acaba aceptando con la confianza de que Miriam haya abandonado con el paso de los años su carácter egocéntrico y posesivo. Decidida a irse, Montse se lo plantea a Quique que, harto también de la vida en Siles, acepta de inmediato. La pareja llega a Lugo en junio de 2005. Miriam, sin limitaciones económicas en su vida, les espera con todo preparado para que el cambio sea lo menos traumático posible —piso, muebles, colegio para la niña—. No solo eso, a los pocos días, el azar hace que se encuentre con la posibilidad de influir de forma decisiva para que Quique consiga trabajo. Grave error el aceptar todos estos favores. La deuda moral que tendrán con Miriam a partir de ese momento será enorme y ella la usará como arma de presión el resto de sus vidas de un modo implacable. Sobre todo, contra Montse.Si bien es cierto que, en los primeros meses en Lugo, la agorafobia de Montse experimenta una leve mejoría, por la ilusión que le produce la posibilidad de tener una vida mejor cerca de su familia gallega, esta pronto se ve aumentada al no cumplirse dichas expectativas. Además, ya ha perdido por completo el contacto con sus hermanos.En realidad, desde la llegada de la pareja a Lugo, se inicia una lucha entre Miriam y Quique por la influencia sobre Montse. Si Quique controlaba su vida en Siles, en este momento ese control pasa a Miriam, mediante el cobro de su «enorme deuda moral» por ejercer de salvadora en la delicada situación económica y personal que estaban viviendo. De manera inmediata, empieza a desarrollar una intensa labor de presión sobre ella para que abandone a Quique, ofreciéndole su apoyo incondicional en caso de que decida dejar a «alguien que no le llega a la altura de los zapatos y no entiende cómo pudo fijarse en él». Quique, por su parte, desde finales del verano de ese 2005 empieza a darse cuenta de la negativa influencia que supone Miriam para sus intereses. Entre otras cosas, está viendo cómo Montse puede salir de casa con la compañía de Miriam y sin necesidad de contar con él. Como respuesta a todo ello, radicaliza su carácter celoso y posesivo y urde estrategias para conseguir que Montse no pueda salir de casa en compañía de Miriam y solo lo haga en la suya.Así pasan los meses, en los que la lucha de poderes es permanente y Montse se acostumbra a vivir, o sobrevivir, dedicándose por entero a su hija. Pero en febrero de 2006, se desequilibra la balanza de manera casual. Quique se marcha a trabajar a Santander una semana y, en ese período de tiempo, Montse se da cuenta de que su vida es mucho más feliz sin él. Y lo que es más definitivo ante sus ojos, que en ese tiempo no le ha echado de menos lo más mínimo. A partir de entonces, comienza a plantearse en privado, y al margen de la influencia de Miriam, que quizá no lo quiera en su vida.Poco más de un mes después de este momento, el 8 de abril de 2006, y ya con Montse casi convencida por completo de que quiere separarse de Quique, es cuando se fecha la primera carta de su diario que he considerado procedente incluir.Antes de empezar a desglosarlas, y a modo descriptivo, he de decir que en origen cada carta está escrita sobre una hoja de libreta cuadriculada de tamaño folio. Y cada una de estas hojas, está firmada y cuenta con un encabezamiento en el que figura la fecha de su redacción, día, mes, año y, en muchas de ellas, también la hora. Para su trascripción en este libro, he añadido el día de la semana —que no figura en casi ninguna de las cartas originales— y, en aquellas que tampoco consta, la hora aproximada en la que se escribió. También he de reseñar que, debido al propio paso del tiempo, no todas se conservan en buen estado —muchas están arrugadas o amarillentas—  y en algunas se aprecian con claridad restos de lágrimas, sangre, etc. Además, para salvaguardar el anonimato y la seguridad de la protagonista, y por el respeto a las personas que aparecen a lo largo de sus cartas, he cambiado todos los nombres y lugares que aparecen en ellas. Comenzando por la propia Montse, nombre ficticio de la protagonista. Eso sí, siempre teniendo el máximo cuidado de que la historia en conjunto no se vea alterada en modo alguno por estos cambios.Por último, me gustaría aclarar que he decidido transcribir el texto original de las cartas tal cual fue redactado en origen, a pesar de que el resultado pueda ser un libro algo más complicado de leer, no solo por la dureza de su contenido sino porque se escribe a través de textos que no han sido redactados para ser publicados. Pero es importante indicar que las únicas modificaciones que les he realizado son simples correcciones de erratas. Por el contrario, he querido conservar su redacción original porque creo que el lenguaje utilizado en ellas —vulgar y hasta desagradable en ocasiones— y las propias incorrecciones de los textos —enlazar frases con puntos suspensivos, signos de interrogación triples en más de una ocasión— aportan un plus incalculable sobre el estado de ánimo de la protagonista en cada momento y contituyen la mejor aproximación a los devastadores efectos que produce una situación de maltrato dentro de una pareja.Por último, señalar que, a partir de este momento, todo el peso de la historia lo llevará su diario, interrumpiendo con mis explicaciones la cadencia de cartas lo menos posible y limitándome a aportar los datos necesarios que no se incluyen en ellas y a narrar de manera breve los períodos más o menos prolongados de tiempo en los que no se escribieron o no se conservaron esas cartas.

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Published on May 28, 2016 09:47