Nieves Hidalgo's Blog: Reseña. Rivales de día, amantes de noche, page 28

November 5, 2018

Artículo: Amores reales: Salomón y la reina de Saba

Siguiendo con estos artículos que escribí en su día para distintos lugares con los que colaboré, esta vez le toca el turno a la historia de amor entre Salomón y la reina de Saba.


Salomón es, acaso, el rey más célebre y memorable de todos. Conocido por su inmensa inteligencia y por sus grandes obras, como el Templo de Jerusalem para albergar la Sagrada Arca de la Alianza, su fabuloso palacio, el terraplén que unía el templo con la ciudad, la seguridad interna el reino, la expansión del comercio o su extraordinaria flota que transportó toneladas de oro desde Ofir, en el Mar Rojo.
Acabó con la independencia de las tribus y unificó el reinado bajo su mandato, dándoles prosperidad. Su fama y sabiduría se extendió por el mundo. Y por todos lados se hablaba de su inmensa fortuna, que ha dado pie a numerosas leyendas.
Pero como todo mortal, tenía sus flaquezas. Y aunque en un principio amó a Dios sobre todas las cosas, la abundancia, el poder y la carne le traicionaron.
Según nos relatan algunos escritos, Salomón envió un cuervo en busca de una apreciada abubilla y éste la encontró por fin en un lejano oasis conocido por El jardín de los dos Paraísos. La abubilla, ya en la corte de Salomón, le relató que allí vivía la más hermosa y rica reina, una mujer cuya belleza haría temblar la fe del hombre más virtuoso. Salomón se interesó más por las riquezas de aquella reina que por su teórico atractivo, ya que poseía un harén con preciosas mujeres y le envió un ultimátum para que rindiera su reino al de Israel.
Makeda (también conocida por Bilqis o Balkis, Nikaule o Nicaula), lejos de doblarse ante la voluntad de Salomón, ordenó que prepararan el viaje y se presentó con un gran séquito en Jerusalem, enfrentándose al rey para intentar conseguir un pacto que no subyugara a su pueblo. Su ánimo era negociar con el rey de los israelitas y regresar a su país. Pero quedó deslumbrada por la magnificencia de la ciudad y, sobre todo, por la apostura y sabiduría de su gobernante, del que dicen se enamoró al instante.
Durante tres largos años, la Reina de Saba permaneció junto al monarca y logró un tratado beneficioso para ambos pueblos, donde primó la no agresión y el intercambio comercial.
Salomón quedó prendado de la belleza de Makeda. La deseó. Infinitos fueron los costosos regalos que le entregó y múltiples las lisonjas con las que la embriagó, a fin de ganarse su amor. Sin embargo, y a pesar de lo que el cine nos mostró, se cuenta que ella se resistió cuanto pudo. Su orgullo no le permitía ser una más en el harén de aquel hombre. Ella era una reina y su pueblo era lo primero.
Según la historia —o la leyenda—, Salomón, desesperado por conseguir los favores de aquella mujer que le había embrujado, trazó un plan cuando ella decidió regresar a su país. Alargó su conversación con ella hasta tarde, consiguiendo que se quedara a dormir en el palacio. Makeda le hizo prometer que no intentaría nada y él accedió a cambio de que ella no tomara nada de su casa. Aunque sorprendida e irritada, porque él presuponía que podía robarle, aceptó. Por la noche, los sirvientes dejaron una vasija con agua al lado de la cama de la Reina de Saba y cuando ella fue a beber, la mano de Salomón la detuvo argumentando que si ella no había cumplido el pacto, él tampoco lo haría.
Makeda se entregó aquella noche al hombre que amaba en secreto desde hacía tres largos años.
Salomón la cubrió de besos, de caricias, deslizó en sus oídos todas las palabras guardadas durante aquel tiempo y que pugnaban por salir. La amó como nunca amó a ninguna otra mujer. La pasión se desató, se desbordó como el río que recibe más caudal del que puede aceptar y durante aquellas horas, aquella única noche, ambos olvidaron quienes eran. No hubo rey de Israel ni Reina de Saba, solamente dos cuerpos unidos, batallando en el mar embravecido de la pasión, reposando cuando caían agotados y regresando de nuevo, una y otra vez, a la cumbre del placer.
Aquel amanecer, mientras los rojizos rayos del sol asomaban sobre el Templo de Israel y los cánticos de los sacerdotes saludaban el nuevo día, Salomón dejó su semilla en Makeda.
Cuando la reina supo que estaba embarazada, con el corazón dividido entre su pueblo y sus obligaciones y el amor que profesaba a Salomón, decidió que no podía retrasar su regreso a Saba. Y fue allí, en el Jardín de los dos Paraísos, donde alumbró a su único hijo, al que llamó Menelik.
Durante veinte años, mantuvo el secreto de aquel vástago. Lo amó como había amado a Salomón, con la misma intensidad, porque era el fruto de su pasión por el rey israelita al que no olvidó nunca y cuya ausencia lloraba cada noche y cada amanecer. Tragándose su sufrimiento, instó a Menelik a viajar a Jerusalem para conocer a su padre. Y Salomón le recibió entusiasmado, aunque avejentado. La ausencia de Makeda le volvió un ser vanidoso y rencoroso, que incluso cayó en la idolatría desoyendo las advertencias de Dios.
Dicen que Menelik no aceptó la propuesta de Salomón para quedarse en Jerusalem y gobernar a la muerte del monarca y escapó de la ciudad un anochecer, llevándose consigo El Arca de la Alianza.
Y Salomón, aquel que había sido el más grande, el más sabio, el que para acabar con la rivalidad entre dos mujeres que se disputaban el mismo niño mandó cortar al bebé por la mitad y de ese modo supo quién era la verdadera madre, ese que compuso odas hermosísimas, el Libro de los Proverbios y el Cantar de los Cantares, cayó en la apatía. Porque fue magno, célebre e inteligente, pero no consiguió vivir con la mujer a la que amó más que a su existencia ni disfrutar del hijo que acabó traicionando su confianza.
Hasta aquí la leyenda, porque aunque sabemos que Salomón existió y que también existió el Reino de Saba, no se ha podido confirmar la de Makeda, una mujer que desplomó las creencias de un rey y le amó, en la lejanía, hasta la muerte.
De manera que quedémonos con la historia que nos mostró la pantalla. Con ese amor extraordinario, sexual y sensual entre un Yul Brynner magistral y una Gina Lollobrigida esplendorosa, dirigidos por King Vidor en el año 1959. Con el lujo del palacio de Jerusalem, sus bailes voluptuosos y mundanos. Imaginemos que aquella época fue así y que Salomón y la Reina de Saba gozaron de muchas noches de pasión, atrapados en el torbellino de un amor de celuloide.
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Published on November 05, 2018 02:47

November 1, 2018

Booktrailer de Lobo

Se reedita Lobo con una preciosa y mucho más acertada cubierta que la primera vez. Para celebrarlo, os dejo el booktrailer de la novela. Espero que, si no lo habéis hecho aún, os animéis a leer la novela después de verlo.


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Published on November 01, 2018 23:24

October 31, 2018

Brumas en Eslovenia

Otra de mis novelas ha sido adquirida por una editorial eslovena para ser publicada allí. Espero que la disfruten. Os dejo aquí la portada que han ideado para ella, ¿que os parece?


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Published on October 31, 2018 03:35

October 29, 2018

Alma vikinga

Alma vikinga se reedita de nuevo y esta vez con otra portada.

Sinopsis
Odín, dios de la guerra, lo había elegido. Educado en las armas, el vikingo y semidiós Ishkar, primogénito de la casa de Vadin, estaba destinado a realizar grandes conquistas.
Cruzó los fiordos para adentrarse en el sur, para doblegar bajo el poder de su brazo a cuantos pueblos se opusieran a su cometido. Era un semidiós. Un vikingo. Y al igual que sus dioses, la cólera y la valentía lo caracterizaban.
Sayka hija de Zollak, había tomado las armas en reemplazo de su hermano menor para defender a su pueblo de toda clase de invasores.
Amparado él por Odín, seguidora de la fe cristiana ella, se enfrentarán en un mundo regido por la sangre y la espada.
Opiniones sobre esta novela:
En los blogs...«Un relato apasionante donde se mezclan aventura, tradición y pasión. Dos personajes fuertes de carácter que deberán limar sus diferencias para llegar a unirse. Una historia que no defraudará a los seguidores de Nieves Hidalgo.»Blog El coleccionista de relatos
Los lectores de Nieves Hidalgo han dicho sobre la novela...«¡Me ha encantado! Cierto que siempre me ocurre con lo que escribe esta mujer, pero es inevitable cuando se tiene la pluma, la imaginación y el talento que ella tiene.»
«Diálogos geniales y chispeantes, rifirrafes y batallas verbales buenísimas, una narración excelente, amena e ilustrativa de la época, buenísima ambientación y trama, estupendos secundarios y una preciosa historia de amor. Tiene todo lo que yo busco en una novela romántica, ¡si es que no hace falta más para hacerte pasar unas horas de lectura estupendas!»
«Ya tenía ganas de leerme una novela romántica así, con aventuras, amor y unos diálogos con mucho ingenio que siempre caracterizan a esta autora. Los personajes me han encantado.»
«Como siempre, Nieves Hidalgo o defrauda. Esta novela es toda una aventura sobre la intrusión de los vikingos en tierras inglesas. Es muy romántica y con personajes de fuerte carácter. Me ha gustado mucho».
Aquí podéis leer el primer capítulo.
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Published on October 29, 2018 10:54

October 26, 2018

Artículo: Castillos medievales

Este es otro de los artículos con los que disfruté mucho mientras buscaba información para una de mis novelas. Obviamente, resumiré mucho todo cuanto encontré, pues hay montones de páginas y libros donde, si necesitáis saber más, podréis documentaros extensamente.


Los castillos se empezaron a construir en el siglo X y continuaron hasta el siglo XV. Muchos de ellos no estaban relacionados directamente con la defensa. Su único fin no era sólo asegurar la paz en la región, servían también al señor para extender su dominio y hacerlo más provechoso. Era necesario tener la autorización real, resultaban caros de construir y se levantaban en lugares estratégicos no sólo pensados para los tiempos de guerra sino también de paz. Además, era el centro donde el señor feudal impartía justicia. Al principio se construyeron simples torres rodeadas por empalizadas. En sus inicios se usó mucha madera que a partir del siglo XII se fue sustituyendo por piedra. Poco a poco se fueron haciendo más gruesas y anchas las murallas, añadiendo torres, creando puentes levadizos y fosos cada vez más profundos. No existían normas en su construcción, sino que el constructor se adaptaba a las necesidades militares, el presupuesto de su dueño e incluso el lugar donde iba a alzarse. Era primordial que se construyera en un lugar de gran visibilidad sobre el terreno circundante y que contara con una fuente de agua limpia para que en caso de asedio pudiera abastecerse. La guarnición a menudo practicaba sus habilidades guerreras y cuando no estaba en estos menesteres estaba ocupada instalando almacenes, municiones o reparando sus armas de guerra. En el interior apenas había muebles, las ropas se guardaban en baúles y la mesa solía ser un tablero con caballetes que una vez usada se retiraba y mucha gente usaba el espacio para dormir sobre esteras en el suelo. Cuando el castillo era sitiado el ejército sitiador esperaba hasta que los habitantes muriesen de hambre o enfermasen. En muchas ocasiones los sitiadores sobornaban a alguien del castillo para que abrieran las puertas. 
Las partes importantes de un castillo: 
Murallas: Construidas con piedra o ladrillo, rodeaban todo el castillo y necesariamente debían ser de considerable altura y consistencia, puesto que tenían que resistir el ataque de los invasores. 
Foso: Se trataba de una zanja ancha que se llenaba de agua y que se construía rodeando el castillo por los lados más desprotegidos. 
Puente levadizo: Unía la barbacana con el patio de armas, sobre el foso de agua y era levantado cuando había peligro de ataque. 
Puertas: necesariamente tenían que ser grandes y fuertes ya que era el primer lugar por el que atacaban los enemigos. Solían tener trampas para repeler estos ataques. 
Poterna: Puerta falsa para salir o entrar disimuladamente. 
Rastrillo: En forma de reja, construido con madera de roble y recubierto de hierro, protegía la entrada principal. 
Balistrarías o aspilleras: aberturas a través de las cuales disparaban los arqueros, eran bastante estrechas en el exterior ampliándose hacia el interior, de forma que los arqueros pudiesen defender el castillo sin ser alcanzados. 
Torre del homenaje: solía estar situada en el centro de la fortaleza y era donde vivían el señor del castillo y su familia. Tenía varias plantas. 
Barbacana: estructura que se construía frente a las murallas para proteger el acceso a la puerta principal. 
Patio de armas: era el centro del castillo y a su alrededor se levantaban distintas dependencias como la capilla o la armería. Dependiendo de la extensión de la fortaleza podía haber otras salas, otros patios e incluso jardines donde se cultivaban hierbas. 
Adarve: pasillo situado sobre las murallas que estaba protegido y por el que hacían la guardia los centinelas, normalmente unían las torres y servía también para defender la puerta principal. 
Algunas armas de lucha: 
El trabuquete era una máquina de asedio. Lanzaba proyectiles a gran altura e incluso sobrepasaba las murallas desde una distancia de trescientos metros. 
El almajaneque era otra máquina de asedio cuyos proyectiles eran de trayectoria baja. Las piedras disparadas golpeaban contra las murallas. 
El mantelete protegía a los arqueros o zarpadores. Era una empalizada portátil. 
Las vasijas incendiarias estaban llenas de líquidos inflamables que prendían a todo cuando se rompían. 
Las ballestas eran un arma terrible, precisa y poderosa. Contaba con la ventaja de poder dispararse en espacios reducidos. Poniendo un poco de cera de abeja en la punta y con un buen ángulo de tiro podía traspasar las placas de la armadura. 
El arco largo era un arma que para usarla se necesitaba una gran habilidad. Era rápido de disparar. Por cada cuatro flechas que lanzaba un arquero el ballestero sólo lanzaba una saeta. Se podían variar las puntas de las flechas en función de a qué se iba a disparar (caballos, personas o armaduras). 
A partir del siglo XVI, quedando los castillos obsoletos en su función militar, muriendo el feudalismo y con la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos fue abandonándolos para instalarse en mansiones palaciegas en la corte, con el consiguiente deterioro de estos.

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Published on October 26, 2018 09:42

Castillos medievales

Este es otro de los artículos con los que disfruté mucho mientras buscaba información para una de mis novelas. Obviamente, resumiré mucho todo cuanto encontré, pues hay montones de páginas y libros donde, si necesitáis saber más, podréis documentaros extensamente.


Los castillos se empezaron a construir en el siglo X y continuaron hasta el siglo XV. Muchos de ellos no estaban relacionados directamente con la defensa. Su único fin no era sólo asegurar la paz en la región, servían también al señor para extender su dominio y hacerlo más provechoso. Era necesario tener la autorización real, resultaban caros de construir y se levantaban en lugares estratégicos no sólo pensados para los tiempos de guerra sino también de paz. Además, era el centro donde el señor feudal impartía justicia. Al principio se construyeron simples torres rodeadas por empalizadas. En sus inicios se usó mucha madera que a partir del siglo XII se fue sustituyendo por piedra. Poco a poco se fueron haciendo más gruesas y anchas las murallas, añadiendo torres, creando puentes levadizos y fosos cada vez más profundos. No existían normas en su construcción, sino que el constructor se adaptaba a las necesidades militares, el presupuesto de su dueño e incluso el lugar donde iba a alzarse. Era primordial que se construyera en un lugar de gran visibilidad sobre el terreno circundante y que contara con una fuente de agua limpia para que en caso de asedio pudiera abastecerse. La guarnición a menudo practicaba sus habilidades guerreras y cuando no estaba en estos menesteres estaba ocupada instalando almacenes, municiones o reparando sus armas de guerra. En el interior apenas había muebles, las ropas se guardaban en baúles y la mesa solía ser un tablero con caballetes que una vez usada se retiraba y mucha gente usaba el espacio para dormir sobre esteras en el suelo. Cuando el castillo era sitiado el ejército sitiador esperaba hasta que los habitantes muriesen de hambre o enfermasen. En muchas ocasiones los sitiadores sobornaban a alguien del castillo para que abrieran las puertas. 
Las partes importantes de un castillo: 
Murallas: Construidas con piedra o ladrillo, rodeaban todo el castillo y necesariamente debían ser de considerable altura y consistencia, puesto que tenían que resistir el ataque de los invasores. 
Foso: Se trataba de una zanja ancha que se llenaba de agua y que se construía rodeando el castillo por los lados más desprotegidos. 
Puente levadizo: Unía la barbacana con el patio de armas, sobre el foso de agua y era levantado cuando había peligro de ataque. 
Puertas: necesariamente tenían que ser grandes y fuertes ya que era el primer lugar por el que atacaban los enemigos. Solían tener trampas para repeler estos ataques. 
Poterna: Puerta falsa para salir o entrar disimuladamente. 
Rastrillo: En forma de reja, construido con madera de roble y recubierto de hierro, protegía la entrada principal. 
Balistrarías o aspilleras: aberturas a través de las cuales disparaban los arqueros, eran bastante estrechas en el exterior ampliándose hacia el interior, de forma que los arqueros pudiesen defender el castillo sin ser alcanzados. 
Torre del homenaje: solía estar situada en el centro de la fortaleza y era donde vivían el señor del castillo y su familia. Tenía varias plantas. 
Barbacana: estructura que se construía frente a las murallas para proteger el acceso a la puerta principal. 
Patio de armas: era el centro del castillo y a su alrededor se levantaban distintas dependencias como la capilla o la armería. Dependiendo de la extensión de la fortaleza podía haber otras salas, otros patios e incluso jardines donde se cultivaban hierbas. 
Adarve: pasillo situado sobre las murallas que estaba protegido y por el que hacían la guardia los centinelas, normalmente unían las torres y servía también para defender la puerta principal. 
Algunas armas de lucha: 
El trabuquete era una máquina de asedio. Lanzaba proyectiles a gran altura e incluso sobrepasaba las murallas desde una distancia de trescientos metros. 
El almajaneque era otra máquina de asedio cuyos proyectiles eran de trayectoria baja. Las piedras disparadas golpeaban contra las murallas. 
El mantelete protegía a los arqueros o zarpadores. Era una empalizada portátil. 
Las vasijas incendiarias estaban llenas de líquidos inflamables que prendían a todo cuando se rompían. 
Las ballestas eran un arma terrible, precisa y poderosa. Contaba con la ventaja de poder dispararse en espacios reducidos. Poniendo un poco de cera de abeja en la punta y con un buen ángulo de tiro podía traspasar las placas de la armadura. 
El arco largo era un arma que para usarla se necesitaba una gran habilidad. Era rápido de disparar. Por cada cuatro flechas que lanzaba un arquero el ballestero sólo lanzaba una saeta. Se podían variar las puntas de las flechas en función de a qué se iba a disparar (caballos, personas o armaduras). 
A partir del siglo XVI, quedando los castillos obsoletos en su función militar, muriendo el feudalismo y con la consolidación de las monarquías absolutistas, la nobleza propietaria de los castillos fue abandonándolos para instalarse en mansiones palaciegas en la corte, con el consiguiente deterioro de estos.

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Published on October 26, 2018 09:42

October 22, 2018

Lady Ariana. Sinopsis y fragmento

¿Te apetece leer un trocito de esta novela que tan buena acogida y crítica ha recibido entre las lectoras de novela romántica.


Sinopsis

La promesa a un amigo moribundo obliga a Rafael Rivera, conde de Trevijo, a casarse con una díscola heredera inglesa, Lady Ariana Seton.
Ella acepta el compromiso impuesto por su abuelo, con la confianza de conseguir un divorcio rápido y encontrar al hombre adecuado para ser su marido de forma permanente.
En una época en la que España está dividida en dos bandos, los que tratan de instaurar de nuevo la monarquía y los que la denostan, Rafael y Ariana se verán envueltos en un complot para asesinar al que subiría al trono como Alfonso XII, mientras luchan enconadamente contra la atracción que, de forma irremediable, les va uniendo.
Estas son algunas de las cosas que los lectores han dicho de esta novela...
«Las novelas de Nieves siempre están llenas de aventuras, protagonistas masculinos que son auténticos héroes, y heroínas de carácter que no se dejan doblegar con facilidad. ¡Qué aventura tan entretenida y qué historia tan bonita!»
«Esta autora no defrauda, siempre impecable en todo lo que escribe. Concretamente esta novela me ha encantado, dinámica, divertida, apasionante la historia de amor de Rafael y Ariana.»
«Una más que me leo de esta autora y otra vez, como siempre me pasa, me quedo con ganas de leer más. Entretenidísima, con protagonistas estupendos, diálogos muy buenos y aventura, aventura y aventura para pasarlo muy bien.»
Y aquí puedes leer el primer capítulo.
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Published on October 22, 2018 09:41

October 18, 2018

Booktrailer Rivales de día, amantes de noche

Si aún no has leído Rivales de día, amantes de noche, espero que este booktrailer te anime a hacerlo.



Puedes comprar esta novela pinchando aquí.
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Published on October 18, 2018 02:36

October 14, 2018

Booktrailer de El mar en tus ojos

Si aún no has leído El mar en tus ojos, espero que este booktrailer te anime a hacerlo.


Puedes comprar la novela pinchando aquí.
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Published on October 14, 2018 04:33

October 3, 2018

Rivales de día, amantes de noche

Rivales de día, amantes de noche es la última novela que he publicado.

Es la primera entrega de la trilogía Un romance en Londres .

Podéis encontrarla en digital y en papel en Selecta y Vergara, respectivamente, ambos sellos de Penguin Random House Grupo Editorial


Sinopsis:

No te pierdas esta fascinante primera entrega de la trilogía «Un romance en Londres».
Una promesa que él romperá por culpa del amor...
Un amor por el que ella arriesgará la vida...
Barbara Ross, tras la muerte de su único pariente, se ve obligada a viajar desde Edimburgo a Londres para ponerse a cargo del tutor elegido por su tío para ella. No sabe nada de ese sujeto salvo su nombre: Alan Chambers, vizconde de Maine. Imagina que será un caballero de edad avanzada, como lo era su tío, pero Maine no es, ni por asomo, lo que la muchacha espera encontrar.
Alan Chambers, segundo hijo del duque de Hatfield, ha aceptado la tutoría por la amistad que le unía a Thomas Ross, esperando tener como pupila a una niña. Tampoco él se imagina que va a encontrarse con una mujer en edad de casarse. La atracción que siente por ella desde el primer momento va a ponerle las cosas muy difíciles, sobre todo porque ha jurado no permitir que ninguna mujer domine su vida... como le sucedió a su padre.
Una antigua afrenta y el enfermizo deseo de venganza de un hombre, unido a la codicia de poseer una famosa esmeralda, propiedad de Barbara, harán que sus vidas peligren y que deban poner a prueba la fuerza de su amor.
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Published on October 03, 2018 14:42

Reseña. Rivales de día, amantes de noche

Nieves Hidalgo
Preciosa la que ha hecho Lady Isabella de Promesas de amor.

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