Nieves Hidalgo's Blog: Reseña. Rivales de día, amantes de noche, page 21

June 7, 2019

June 6, 2019

¿Has leído Lágrimas negras?

Un poquito de LÁGRIMAS NEGRAS 


Tenía que haber supuesto que buscaría cualquier triquiñuela», se lamentó Thara interiormente, viendo a los niños formar de dos en dos y salir después a escape hacia sus escondites. En segundos, el patio quedó desierto y ella se encontró en una incómoda situación: si se negaba a formar pareja con Gresham arruinaría el juego y si aceptaba... Le entró un sudor frío pensando que podrían hallarse aislados, sólo Dios sabía dónde dentro del rancio y vetusto edificio, que sin duda disponía de más de un recoveco. Nerviosa ante tan perturbadora y a la vez atractiva perspectiva, se mordió el labio inferior, como solía hacer cuando algo la inquietaba. Los profesores, liberados de sus obligaciones por la tarde de fiesta que les permitía dedicarse a sus familias, se despidieron y se marcharon y el clérigo, con aire despistado, se dirigió a su despacho, pidiéndole a Gresham que se pasara por allí cuando acabasen. Los chicos que ejercerían de batidores aguardaban impacientes a que ellos dos se escondieran. James también esperaba, pendiente de Thara. 
«¡Qué demonios! —se dijo ella, agarrando su bolsito decidida—. Encontraré el modo de mantenerlo a raya. Porque quiero mantenerlo a raya, ¿no?» 
Se le aceleró el pulso al verlo a él reírse por lo bajo. Se lo veía tan campante. El muy bellaco sabía que acababa de ponerla en un brete y estaba disfrutando a su costa. ¡Bribón! Eso sí, un bribón realmente atractivo, que conseguía que flaquearan sus convicciones. Por más que lo intentaba, no le encontraba defectos a su físico: ojos oscuros, pómulos pronunciados, nariz romana, labios... Carraspeó al llegar a ese punto, pero sin ser consciente de ello, continuó evaluando su apostura, una apostura que, junto con ese toque de personalidad entre desvergonzada y tierna, hacía imposible que nadie se resistiera a su encanto. 
—¿Qué puntuación obtengo? 
—¿Qué? 
—Me estás evaluando, ¿no? 
—¿De qué diablos hablas? 
—Me has repasado de arriba abajo como si me estuvieras tasando. 
—A ti no te funciona bien la cabeza —le reprochó ella, íntimamente sofocada porque la había descubierto. 
—Es posible, pero me mirabas como un sabueso que olfatea un hueso. 
—¡Oh! 
—Sí, ¡oh! 
—Yo... 
James se puso repentinamente serio y Thara no supo decidir si estaba más guapo así, mostrándose severo, o cuando exhibía su sonrisa pícara. En cualquier caso, le quitaba el aliento. Miró la mano morena, de largos y elegantes dedos, que le tendía. 
—Seré un ángel. 
—Y yo me lo voy a creer. 
—Esperan por nosotros, todos los demás se han escondido ya. 
—Pues que sigan esperando. 
—Moon... 
—¡No me llames Moon! —gritó, porque se le ponía la piel de gallina cuando lo hacía con aquella voz cadenciosa, de íntimos matices, que más que hablar sugería. 
—Como gustes. ¿Prefieres que nos marchemos? No lo creo, ¿verdad? Les estropearías la diversión y no vas a defraudarlos. 
—Prefiero defraudarlos a verme obligada a pararte los pies. Ve con cuidado, no sea que se me dispare un tiro. 
—No llevas tu pistola. 
—¿Eso crees? 
—Está bien, no vamos a discutir ese punto ahora. Si es lo que quieres, recogeré las facturas y nos iremos —dijo, alejándose hacia la salida del patio—. La verdad, Moon, no creía que fueses tan cobardica. —Se paró para mirarla por encima del hombro—. ¿Y tú quieres enfrentarte a un asesino, cuando tiemblas por no sé qué reticencias ante un simple juego? ¡Valiente detective estás hecha!
Sigue leyendo rxe.me/K0QNOQQ

1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 06, 2019 00:16

June 4, 2019

June 2, 2019

La etiqueta en el Londres Victoriano

Se conoce como época victoriana al periodo de tiempo que abarca el reinado de la reina Victoria de Inglaterra, que fue entre los años 1837 y 1901. Históricamente se encuentra entre la Regencia y el periodo eduardiano. 
A día de hoy, lo que se define como etiqueta difiere mucho de lo que fue en la época victoriana.
En Londres, el hombre o la mujer que quería ser considerado un «caballero» o una «dama», había de cumplir con unas reglas específicas si pretendían ser apreciados como tal. 
Existían muchos libros y circulaban muchos periódicos y revistas en los que se enseñaba a las damas y caballeros victorianos a comportarse correctamente de acuerdo a las expectativas de la sociedad. 
La reina Victoria y su familia fueron un modelo a seguir muy respetado. 
A continuación detallamos una lista con algunas de las normas y pautas más comunes, interesantes o extrañas, que eran de obligado cumplimiento en el Londres victoriano: 

El objetivo de una dama victoriana era complacer a su marido y servir a los demás.

Una mujer no debía asistir jamás a un baile sin escolta, y nunca debía quedarse sin compañía puesto que resultaba grosero que una mujer estuviera sola en un baile.

Las señoras habían de bailar con distinción y moverse con elegancia. Ante todo, el principal fin de la danza en la mujer era complacer al hombre.

Una mujer estaba obligada a embellecerse, incluso aunque tuviera que recurrir a trucos de belleza para ocultar todas sus imperfecciones.

Todo el mundo tenía que lavarse al menos una vez al día, eso sí, con menos de un cuarto de galón de agua (un galón equivale a 3,7854118 litros).

A las cenas había que asistir perfectamente aseado y con la ropa adecuada.

En las comidas no era correcto que hubiera en la mesa objetos de ningún tipo entre los comensales porque ello dificultaba la conversación de los invitados.

El caballero que escoltaba a una dama siempre se sentaba a su izquierda.

Los miembros de un matrimonio nunca se sentaban juntos.

La servilleta debe usarse siempre antes y después de beber.

Un caballero nunca debe jurar.

Un caballero nunca debe participar en una conversación alterada porque eso llamaría la atención

Una mujer jamás debe hablar o reír en voz alta, porque eso atraería la atención sobre ella.

Un caballero nunca tiene conversaciones privadas en público.

Por norma general, la mujer se toma del brazo derecho del caballero.

Cuando un caballero camina por la calle siempre debe reconocer a sus amigos levantando su sombrero. Nunca jamás habrá de ignorar a un conocido.

Si un caballero se cruza por la calle con una mujer o un anciano deberá ceder a estos el lugar que queda al lado de los edificios.

Si en la calle una mujer ha de pasar por encima de algo, deberá levantar su vestido solo un poco por encima del tobillo y únicamente lo hará con la mano derecha, hacerlo con las dos manos se considera vulgar.

Un caballero permanecerá de pie hasta que todas las señoras de la sala estén sentadas.

Un caballero nunca permitirá que una mujer realice cualquier servicio que precise para sí misma, él deberá realizar estas tareas para ella: conseguirle una silla, recogerle algo que dejó caer...

Una persona con el pelo de color rojo brillante deberá casarse con alguien de pelo negro.

Un caballero jamás se quita la chaqueta para bailar.

Ni damas ni caballeros deben socializar con personas que tengan malos modales.

Nunca se le da la espalda a nadie, incluso aunque sea para abrir una puerta o una ventana.

Se considera vulgar a alardear de uno mismo.

Cuando se mantiene una charla sencilla y educada, no es de buen gusto introducir un tema interesante, ya que esto podría dar lugar a una larga conversación.

Un caballero no debe demostrar su conocimiento o logros frente a gente ignorante.

Un caballero siempre abre las puertas a las damas y jamás utiliza un lenguaje grosero o malsonante en su presencia.

En las salutaciones y presentaciones, las señoras harán una reverencia y los caballeros se inclinarán hacia adelante.
Un caballero se pone de pie cuando una mujer entra o sale de una habitación.

Y ahora, después de tanta norma, unas poquitas curiosidades de la época:
- En el momento en el que un hombre decidía que quería a una mujer en matrimonio, estaba obligado a solicitar su mano y el permiso para la boda a los padres de la dama. 
- Puesto que el matrimonio incluía honestidad, sinceridad e intimidad, la idea de «amor romántico» empezó a ser cada vez más popular. 
- Por aquellos entonces los diamantes se pusieron de moda en los anillos de compromiso porque representaban la inocencia. 
- A partir de 1850, la «luna de miel» comenzó a ser algo cada vez más común. Al principio, la pareja solía viajar con sus familiares, pero más tarde ya empezaron a disfrutarla solos la novia y el novio.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on June 02, 2019 12:55

May 31, 2019

Lee un poquito de Reinar en tu corazón



REINAR EN TU CORAZÓN 

Él sacó de su bolsa algunos utensilios de aseo, que dejó sobre la cómoda, así como una de las camisas limpias que llevaba, pulcramente dobladas, y que colgó de los pies de la cama. Tatiana no contaba con aquello. Frunció el cejo y preguntó: 
—¿Qué se supone que está haciendo, milord? 
—¿Qué crees tú? —respondió él, mirándola por encima del hombro—. Tenemos una cita y quiero asearme un poco. Deberías hacer otro tanto, ¿no? 
—Pero... —Se le atragantó la saliva en la garganta ante tal perspectiva, por lo que no vaciló en reprocharle—: ¡Usted no puede quedarse aquí! 
—¿Quién lo dice? 
—El pudor más elemental, señor mío. —Se le encaró con los brazos en jarras. 
—Acabásemos. Volvemos a las andadas. 
—¿A las andadas? 
—A hacerte la estrecha y todo eso. —Se quitó la chaqueta, la corbata y el chaleco, sacándose luego la camisa por encima de la cabeza. 
El rubor cubrió el rostro de Tatiana a la vista de su torso moreno y le dio de inmediato la espalda, a pesar de lo cual no pudo evitar retener en sus retinas la imagen de su espléndida figura. 
—Le ruego, milord, que busque otro cuarto para mí. 
—No queda más que éste, ya lo has oído. Te guste o no, tendremos que compartirlo. ¡Vamos, Tatiana! Deja de comportarte como una puritana escandalizada, no va contigo. Nadie va a forzarte, tómatelo con calma. Para tu tranquilidad, tú ocuparás la cama... a solas. Yo me conformaré con una manta en el suelo. 
Ella se volvió, espoleada por el descortés comentario, presta a soltarle cuatro frescas. No tuvo ocasión de ello, porque unos golpes en la puerta dieron paso a una muchacha con una jofaina en una mano y un par de toallas en la otra. Sin una palabra, lo dejó todo a los pies del palanganero, les hizo una reverencia y desapareció. 
Tatiana estaba desconcertada. Si hubiera tenido a su alcance un objeto con que golpearle la cabeza, lo habría hecho. Se le fue la vista al crucifijo, pero abandonó la idea de inmediato; aquel bárbaro no merecía que cometiese un acto sacrílego. Cuadró los hombros, cogió su bolsa de viaje y se dirigió hacia la salida. No debía seguir allí, era inadmisible que compartieran habitación. Winter estaba equivocado si pensaba que iba a consentirlo. 
—¿Adónde crees que vas? 
—Me voy con Lynton. 
—Te aseguro que en el almacén estarás mucho menos segura que aquí. 
—Me arriesgaré —contestó, empecinada, tratando de abrir la puerta. 
No llegó a hacerlo. Se lo impidió el brazo de él, que pasó junto a su cabeza cerrando de golpe. La cogió luego del hombro, haciéndola girar como una peonza, para encontrarse casi pegada a su pecho desnudo. De inmediato, Tatiana colocó la bolsa entre ambos, aun consciente de la fragilidad de la barrera y de lo pueril de esa actitud. Estaba asustada, muy asustada. Porque se daba cuenta de que, a poco que él se lo propusiera, no se resistiría a la atracción que exudaba aquel hombre. Le costaba un triunfo apartar la vista de su cuerpo, delgado y fibroso, que, en realidad, estaba deseando acariciar. No quería saber nada de dignidad femenina, quería olvidarse de todo y echarse en sus brazos, como ya lo había hecho antes. El nudo que tenía en el estómago le subió a la garganta, pero se irguió retadora; por nada del mundo iba a darle el placer de que se burlara de su flaqueza. 
—Cámbiate de vestido y arréglate el pelo, no tenemos tiempo para estupideces. 
—No pienso dormir en este cuarto. 
—Pues yo no pienso dejar que duermas en cualquier parte. 
—Entonces, búsquese otro para usted. 
—Tampoco tengo intenciones de hacer tal cosa. Por si no te has enterado, no queda ni un pajar libre en toda la maldita ciudad. Así están las cosas. 
—Esto es un chantaje indecente. 
—¡No me fastidies!
Sigue leyendo rxe.me/CBKWTDS

1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 31, 2019 00:20

May 29, 2019

Ódiame de día, ámame de noche, reseña de Rocío DC en RNR

Rocío DC hace esta preciosa reseña en RNR de mi novela Ódiame de día, ámame de noche. Agradezco muchísimo las bonitas palabras con las que describe esta historia y me alegro de corazón que la haya disfrutado tanto. Os dejo un trocito, pero si queréis leerla completa no dejéis de pinchar AQUÍ.
En esta segunda entrega de la trilogía «Un romance en Londres», Nicole intenta salvar el abismo que le separa del hombre que despierta su pasión y convertir el odio en amor.
Nieves Hidalgo vuelve a deleitarnos con una maravillosa historia como solo ella sabe hacerlo, y mi debilidad por la pluma de la autora no tiene nada que ver con esta afirmación, es un hecho que las novelas de esta mujer son auténticas joyas de la novela romántica.

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 29, 2019 14:51

Rocío DC hace esta preciosa reseña en RNR de mi novela Ód...

Rocío DC hace esta preciosa reseña en RNR de mi novela Ódiame de día, ámame de noche. Agradezco muchísimo las bonitas palabras con las que describe esta historia y me alegro de corazón que la haya disfrutado tanto. Os dejo un trocito, pero si queréis leerla completa no dejéis de pinchar AQUÍ.
En esta segunda entrega de la trilogía «Un romance en Londres», Nicole intenta salvar el abismo que le separa del hombre que despierta su pasión y convertir el odio en amor.
Nieves Hidalgo vuelve a deleitarnos con una maravillosa historia como solo ella sabe hacerlo, y mi debilidad por la pluma de la autora no tiene nada que ver con esta afirmación, es un hecho que las novelas de esta mujer son auténticas joyas de la novela romántica.

1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 29, 2019 14:51

May 28, 2019

Brumas

 •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 28, 2019 03:50

May 27, 2019

Reseña Ódiame de día, ámame de noche

Os invito a que leáis esta fantástica reseña que Naitora, del blog Locas del romance hace de mi novela Ódiame de día, ámame de noche. Me alegra muchísimo que le haya gustado y le agradezco profundamente la reseña que ha hecho. Os dejo un trocito, pero no dejéis de visitar el blog, de verdad que merece la pena.
Si bien, como ha ya he dicho, no hay secretos, sin embargo, es gracias a esta premisa y al gran elenco de personajes que te hace disfrutar de una trama bien hilada, con espías incluidos, en que Ódiame de día, Ámame de noche, te puede ir cautivando, con dos personajes de talante fuerte, mujeres que van pisando fuerte, bailes de máscaras, seducción y un conjunto de elementos que lo hacen ideal para disfrutar sin parar de principio a fin de un romance complicado hasta volverse claro y precioso.

  
1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 27, 2019 11:40

May 26, 2019

Artículo: Historia de la menstruación


Sí, este es un tema sobre el que todas, hablando de las protagonistas de nuestras novelas románticas, nos hemos interrogado montones de veces. Así que era solo cuestión de tiempo -y de un largo y difícil trabajo de campo-, que dedicara un artículo a la menstruación.
Comenzaré haciendo primero un poco de historia.
La pérdida mensual de sangre en la mujer al ser un signo externo y evidente, llamó la atención a los pueblos de la antigüedad. Por tanto no es de extrañar que llevara aparejados temores sociales o personales y también diversas supersticiones. Tal vez uno de los primeros temores inspirados por la menstruación ocurriera en la prehistoria entre los cazadores, ante el riesgo de contaminarse con la sangre menstrual y que pudiese atraer animales aumentando el riesgo de ser atacados.
Para los persas (800 a.C.), la mujer que había tenido un hijo, igual que la mujer que estaba menstruando, era "impura" y se le aislaba por cuatro o más días en un cuarto que tenía desparramada paja seca y alejada quince pasos del fuego y el agua (elementos limpios). En la India oriental (Siglo VI a.C.), los ritos de purificación de la mujer menstruante eran muy precisos, y establecían que la mujer debía frotarse los dientes, hacer gárgaras doce veces y lavarse manos y pies; posteriormente zambullirse doce veces en el río, y tras salir de él, frotarse con lodo que llevara estiércol fresco, volver a zambullirse en el agua treinta y cuatro veces, y repetir las friegas de lodo; repetir la inmersión veinticuatro veces, frotarse el cuerpo con azafrán y, para terminar, otros veinticuatro chapuzones más.
Mucho se ha especulado sobre la causa de la menstruación y durante mucho tiempo (hasta fines del Siglo XIX) prevalecieron las ideas de la medicina griega, que la veían como una forma de excreción de residuos. Hipócrates (466-377 a.C.) consideraba que la sangre menstrual era un producto de desecho y esto era debido a que la mujer generaba demasiada sangre. Apuntaba que el origen de este sangrado se debía a que la mujer era excesivamente caliente y solo por este medio lograba atemperar el organismo. Galeno (Siglo II d.C.), pensaba lo contrario, pues para él la sangre menstrual aparecía debido a la imperfección de la mujer, que era fría y húmeda, por la falta del calor necesario, lo que causaba una digestión anormal de los alimentos; la función del sangrado era eliminar los materiales de desperdicio.
La tradición popular y religiosa romana le imputaba a la menstruación efectos peligrosos y maravillosos. El principal divulgador de estas ideas fue Plinio El Viejo (23-79 dC) quien pensaba que nada era más poderoso, para bien y para mal, que la sangre mensual de las mujeres.
Estas son algunas de las cosas que se le atribuían a la menstruación: podía curar verrugas, manchas de nacimiento, gota, bocio, hemorroides, epilepsia, lepra, dolores de cabeza... Podía alejar a los demonios , se utilizó como una ofrenda a algún dios y para hacer filtros y encantamientos de amor.
En los siglos XVIII y XIX la "melancolía" se puso de moda. Los casos de depresión y suicidio, cuando sus protagonistas eran del género femenino, se relacionaron con el supremo poder del útero, que actuaba a capricho sobre el estado de la mujer. La mayoría de las autoridades médicas creían que durante el periodo menstrual la mujer estaba especialmente débil y predispuesta a una gran variedad de enfermedades perniciosas. Para ello recomendaban reposo y tratar de evitar cualquier tipo de actividad física o mental. Estaba completamente prohibido bailar, montar en bicicleta, correr, remar, así como cualquier tipo de ejercicios atléticos; también era peligroso viajar en automóvil, tren o carruaje.
El misterio del origen de la menstruación comenzó a desvelarse en 1908 por dos médicos de la Universidad de Viena, Fritz Hitschman (1870-1926) y Ludwig Adler (1876-1958).
Vemos pues que la historia de la menstruación evoluciona desde el concepto mágico y astral, pasando por las teorías filosóficas que la catalogaron como un producto de la digestión además de una demostración de la inferioridad de la mujer, hasta que en el siglo XX, gracias a los avances de la ciencia, se descubrió que los órganos genitales femeninos tenía funciones específicas orientadas a la búsqueda de la gestación. Fue así que después de cientos de años de ignorancia, se lograron eliminar la mayoría de las supersticiones que existían sobre la sangre menstrual, a pesar de que, aún a día de hoy, al concepto de inferioridad de la mujer todavía le falta experimentar muchos e importantes cambios.
Voy a intentar ahora responder a algunas de las preguntas que nos hemos hecho muchas veces:
¿Qué hacían, cómo se las apañaban nuestras congéneres en la antigüedad cuando tenían la regla?
La historia de las mujeres, especialmente sus asuntos cotidianos, resultaba inadecuada o poco interesante hasta para hablar de ella. Durante siglos, en las culturas europeas, las mujeres solo eran "buenas" para un número limitado de cosas y habida cuenta que eran los hombres los que dominaban el cotarro, no es de extrañar que una de las razones por las que no se sabe muy bien lo que hicieron las mujeres en el pasado, en cuanto a sus periodos se refiere, es porque la mayoría de la información que nos ha llegado ha sido a través de los hombres, y ellos apenas han hablado de "estas cosas de mujeres". Es casi imposible saber a ciencia cierta lo que usaron las mujeres en la mayoría de las culturas, aunque con toda probabilidad, desde siempre, habrían utilizado almohadillas, trapos, esponjas, hierba, pieles y otros materiales absorbentes.
La primera evidencia que ha llegado hasta nuestros días de qué era lo que usaban las féminas durante la menstruación viene del antiguo Egipto. Los investigadores creen que las mujeres egipcias usaron papiros ablandados y hierbas para producir una especie de tampones rudimentarios de usar y tirar. En la época romana se piensa que utilizaban algodón y lana. Y, en general, en todo el mundo, las pieles de animales fueron usadas para absorber la sangre menstrual.
¿Las mujeres del pasado perdían menos sangre que las de la actualidad? En caso afirmativo, ¿era una opción, como en algunas partes se apunta, que esa sangre la absorbieran sus propias ropas? ¿O usaban toallas o algún tipo de compresa? Y si era así ¿cómo lo sujetaban al cuerpo o a la ropa?
No se sabe, o al menos no se puede estar seguro, de cuál es el nivel de pérdida de sangre que tenían las mujeres en el pasado. Al parecer esto puede variar con la dieta y la gente no estaba tan bien alimentada en el pasado como ahora.
Aparentemente muchas mujeres de ciertas partes de Europa entre 1700 y 1900 no utilizaron nada en especial: ni trapos, ni toallas sanitarias, ni esponjas, ni cualquier otra cosa durante la menstruación porque sangraban en su propia ropa. Y dado que la mayoría de los primeros colonos de América procedían de Europa, lo más probable es que estadounidenses y canadienses también lo hicieran así.
En 1700 (y mucho antes) las mujeres y los hombres en Europa y América llevaban una camisa larga desde los hombros hasta las pantorrillas, pegada a su piel de día y de noche. Esta era su única ropa interior. Las clases ricas y superiores llevaban esta misma camisa pero en versión de lujo.
Solo los hombres llevaban pantalones como ropa exterior, un símbolo de su autoridad (de ahí el dicho "el que lleva los pantalones"), aunque las mujeres a veces los usaban como ropa interior cuando viajaba o cuando el clima era frío.
En 1757 un médico alemán (Christian TE Reinhard) dio una razón por la que las mujeres no debían usar pantalones o ropa interior cerrada: "sus genitales necesitan aire para permitir que la humedad se evapore, para evitar que se descomponga y dé olor". Pero reconoció, sin embargo, que las mujeres podían usarlos en climas fríos y de protección contra los insectos.
Más tarde, más o menos a partir de la Revolución Francesa, las mujeres comenzaron a usar ropa interior, pololos y pantaloncillos, que cubrían sus piernas por completo debajo de los vestidos vaporosos. Aunque se tardaron décadas para que se aceptaran los pantalones como ropa interior entre las clases altas, y aún más entre la gente común. Estos últimos continuaron llevando solamente la camisa debajo de la ropa durante la mayor parte del siglo XIX.
Antes del siglo XX, las mujeres europeas y americanas menstruaban con poca frecuencia en comparación con la actualidad. Comenzaban a menstruar más tarde, alrededor de la segunda mitad de la adolescencia y dejaban de hacerlo antes, eso si es que vivían lo suficiente para experimentar la menopausia. Por tanto tenían un tiempo más corto de menstruación.
Se casaban muy jóvenes y se usaban pocos medios de anticoncepción. Su misión era tener hijos y se tenían bastantes, por lo que sus menstruaciones desaparecían, obviamente, con cada embarazo. Amamantaban a sus retoños durante bastante tiempo y, por regla general, durante el periodo de lactancia se suspende la menstruación.
La mujeres eran más propensas a estar bajas de defensas, desnutridas o enfermas (o una combinación de las tres cosas a la vez) y esto también podía detener la menstruación.
Así que no es de extrañar que en los cortos espacios de tiempo en los que tenían el periodo, utilizaran cualquier trapo viejo para absorber la sangre. Esta era al menos la costumbre de las mujeres rurales y de las clases bajas.
El lavado y cambio de ropa interior era considerado como poco saludable ya que las mujeres temían que se bloqueara el sangrado o que causara un sangrado más intenso.
Dos escritores alemanes señalaron que prácticamente solo las mujeres que se dedicaban al teatro usaban esponjas, cojines o almohadillas que se hacían con tela, como protección menstrual. La mayoría de las mujeres sangraban en su propia camisa y a veces durante días sin cambiarse.
Algunos registros escritos alrededor del 1800 sugieren que la ropa interior negra era usada "durante el mes de la mujer".
En el siglo XIX, las mujeres usaban ropa interior con una abertura permanente entre las piernas. Con los vestidos que se usaban entonces, un tipo de ropa interior ideado con el sistema tradicional de tirar de ella hacia abajo a la hora de hacer sus necesidades, hubiera sido muy engorroso.
En este siglo se idearon y registraron diversas patentes para sujetar las toallas sanitarias o almohadillas para el uso de la menstruación.
Un hombre de Chicago diseñó, aunque no llegó a fabricarse, una especie de copa menstrual unido al extremo de un alambre (¡solo un hombre podía diseñar algo así!) la cual a su vez estaba conectada a un cinturón alrededor de la cintura de la mujer.
Llegados al siglo XX la ropa empezó a ser más ligera, por lo que ya no era necesaria la abertura en la ropa interior pues no resultaba incómodo bajarla y los calzones podrían entonces cumplir con su función de ocultar y cubrir los genitales. Pero seguían siendo de pierna ancha y larga hasta mediados de 1930.
En 1914 casi todas las mujeres usaban toallas sanitarias de tela. Las toallas sanitarias se lavaban y si las mujeres no estaban en sus casas porque estaban de viaje y no podían utilizar las instalaciones donde se alojaban, solían quemarlas en la chimenea de la habitación que ocupaban.
Ya en la década de 1890, en Inglaterra, había quemadores portátiles disponibles específicamente para quemar toallas sanitarias. En esta misma década se podían comprar ya las primeras toallas sanitarias desechables.
Al parecer, fue a las enfermeras a quienes se les ocurrió usar como toallas sanitarias, para contener su flujo menstrual, los apósitos y vendajes desechables que usaban para contener la sangre de las heridas de los soldados. Esta idea enseguida tomó forma y empezaron a producirse manufacturas de toallas sanitarias lo suficientemente baratas como para que su uso se extendiera.
Las primeras compresas con adhesivo aparecieron a finales de 1960. Esto fue algo revolucionario pues las mujeres pudieron empezar a deshacerse de los artilugios que hasta ese momento usaban para sujetar sus toallas sanitarias. A mediados de los años ochenta la compresa con cinturón ya no estaba disponible para su venta.
Curiosidades:
- Las mujeres de hoy en día, en general, tiene la menstruación antes y la menopausia les llega alrededor de los 52 años de edad. También demoran la maternidad, a menudo hasta mediados o finales de los 30, tienen menos hijos y no siempre los amamantan. Todo esto conduce a que tengan muchísimos más periodos, algo que en la teoría, no es "ni natural ni sano".
- La ovulación y la menstruación mes tras mes se asocia con muchos problemas de salud, incluyendo un aumento en el riesgo comprobado de cáncer de ovario, anemia asociada con reglas abundantes, quistes ováricos, y endometriosis.
- La actriz Marilyn Monroe sufría un caso grave de endometriosis por lo que se sometió a muchas operaciones y tomó analgésicos durante años lo que, indirectamente, contribuyó a su muerte por una sobredosis accidental de drogas.
- Sangrar a los enfermos como tratamiento para sus enfermedades (esto se alargó hasta el siglo XX) fue algo recomendado por el gran médico griego Hipócrates, después de observar que las mujeres se recuperaban de la hinchazón y los dolores después de comenzar su período. El presidente George Washington se encuentra entre las muchas personas que murieron o enfermaron gravemente por esta práctica tan popular.
- En 1912, el New York Times publicó un artículo en el que se indicaba: " las mujeres no tienen derecho a votar porque son emocionalmente inestables cuando están menstruando y por lo tanto no pueden manejar esta responsabilidad".
- A comienzos del siglo XX, las aspirantes universitarias eran disuadidas de ir a la universidad porque no era buena para su útero. La explicación era que para estudiar se necesitaba toda la sangre en el cerebro y si se quitaba del útero causaría un daño permanente a los órganos reproductivos de la mujer. Un tal Dr. Edward H. Clark escribió un libro en el que sugería que "la educación superior podría causar la atrofia en el útero de la mujer".
- Disney hizo una película educativa sobre la historia de la menstruación. Dura 10 minutos y se hizo en 1946. Lo más probable es que sea la primera película en la que se diga la palabra vagina.

- En el pasado, las iglesias cristianas negaron la comunión a las mujeres que menstruaban.
- Los únicos mamíferos que tiene la menopausia son las elefantas, las ballenas jorobadas y las hembras humanas.
- Un período menstrual completo, por lo general, llena menos de la mitad de una taza de sangre, incluyendo los coágulos. Un sangrado abundante se define por llenar más de una taza por ciclo (usar una compresa o un tampón cada hora durante seis horas seguidas o tener un período que dura más de siete días).
- Los coágulos provienen de los calambres y contracciones uterinas que son tan fuertes y frecuentes que a la sangre no le da tiempo a diluirse antes de salir. Tener coágulos pequeños al día durante el período es normal.
- El sangrado menstrual tiende a ser más pesado y largo durante los meses de invierno
- Cuando nace una niña su número de óvulos nace con ella y tiene alrededor de dos millones. En la pubertad le quedan solo unos 40000 de los cuales menos de 500, con el tiempo, son liberados en realidad.
- Hasta alrededor de los 18 años, los períodos irregulares son muy comunes debido a que el cuerpo todavía está trabajando en perfeccionar el sistema.
- El óvulo femenino es la célula más grande del cuerpo humano y la única célula humana que puede ser vista a simple vista.
- En cierto momento de la historia, las mujeres que se quejaban de dolor menstrual fueron tratadas por psiquiatras ya que los dolores menstruales eran vistos como un rechazo de la propia feminidad.
- Los investigadores han demostrado que las reclusas son mucho más propensas a cometer un crimen violento antes de la menstruación que después.
- Una mujer joven puede tener su primera regla en cualquier momento entre los 10 y los 16 años de edad.
- Las feromonas pueden conducir a la sincronía menstrual. Esta teoría sugiere que las mujeres que viven en estrecha proximidad desarrollan períodos sincronizados.
- Aunque es poco probable, es posible quedarse embarazada durante la menstruación.
- Los estudios demuestran que la luz artificial por la noche influye el ciclo menstrual de una mujer.
- El tampón moderno fue inventado por el Dr. Earle Haas en 1929 y fue llamado "dispositivo catamenial" o "dispositivo mensual." Se registró el nombre de la marca como Tampax.
Un curioso vídeo de promoción de Tampax en Alemania:


- A lo largo de su vida una mujer utiliza 3.500 días en menstruar.
- La edad media para dejar de tener el período son los 51 años aunque los síntomas de la menopausia pueden comenzar tan temprano como a los 32.
- Algunos psicoanalistas, como Freud, han sugerido que la menstruación es una "señal sangrienta de la pérdida de la mujer del pene" y que es un recordatorio a la mujer "de su falta de limpieza e inferioridad."
- Diferentes estudios sugieren que los ritos del matrimonio son una extensión de los ritos de la menarquía, lo que puede explicar por qué muchos vestidos de novia han sido históricamente rojos.
- El nombre de "progesterona" surgió en la Segunda Conferencia Internacional sobre Estandarización de Hormonas Sexuales en 1935, y significa "a favor de la gestación".
Video sobre la colocación de la copa menstrual: 


Se han quedado, como es lógico, muchas cosas por contar o mencionar, pero tampoco se trataba de hacer un artículo interminable. En cualquier caso, podéis hacer vuestras aportaciones al tema añadiendo un comentario.
*Agradezco a Harry Finley que permitiera en su día obtener información de su interesantísima página web http://www.mum.org/  para realizar este artículo.
*Otras fuentes: http://zl.elsevier.es/es, http://www.gurl.com/, http://facts.randomhistory.com/random...
1 like ·   •  0 comments  •  flag
Share on Twitter
Published on May 26, 2019 12:26

Reseña. Rivales de día, amantes de noche

Nieves Hidalgo
Preciosa la que ha hecho Lady Isabella de Promesas de amor.

https://florecilladecereza.blogspot.c...
...more
Follow Nieves Hidalgo's blog with rss.