Fabio Descalzi's Blog, page 11

Una de las más antiguas bibliotecas

[image error]Una de las bibliotecas más antiguas del mundo, si se consideran aquellas que han venido funcionando de manera ininterrumpida, es la del Monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí (actual Egipto).Este lugar sagrado dedicado a la mártir santa Catalina de Alejandría, según la tradición se levanta allí donde se supone que Moisés vio la «zarza que ardía sin consumirse».

Contiene la segunda colección más importante de códices en el mundo, después de la Biblioteca del Vaticano. Incluye el famoso Codex Sinaiticus del siglo IV.

Más detalles en este enlace: The oldest continuously operating library in the world is in this Egyptian monastery.

Bronce y dorado

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Astas enhiestas,

cronopio solitario,

frío ramaje.

Las hojas amarillas de un árbol de los cuarenta escudos (Ginkgo biloba) engalanan el fondo de la escultura de un cérvido en un paseo urbano de la ciudad de La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina.

Ya publicado en Salto al Reverso.

Canguro del futuro

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Con su mochila cargada de los restos de ese extraño objeto interestelar, la mamá canguro se rascó el pelaje fluorescente y se encaminó, a saltos, hacia el refugio nuclear abandonado.

La descripción de aquel lugar le resultaba inefable. Predominaba el ambiente grisáceo, y los demás canguros le esperaban con cautela; se encontraba en el «Centro de la Verdad». Y aquel tubo no era más que eso mismo: la realidad convertida en algo tangible. En ese planeta poblado de algas y líquenes fosforescentes, lo únicos seres superiores eran aquellos canguros, apenas custodiados por sus nubes; esas gélidas, impávidas, impenetrables capotas de nubes que recubrían el firmamento y parecía que cubriesen las cabezas de los canguros. Los únicos seres capaces de ver la dureza de las injusticias que el llamado le había infligido al planeta.

La mamá canguro, con su molesta carga a cuestas, sentía el agobio más gravoso, propio de la tarea que le había sido encomendada: abrirle los ojos a aquel ciego que lo era por no querer ver.

Colaboración con Celeste Jiménez, ya publicada el domingo en Letras & Poesía.

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¡Los campeones leen!

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Hace algún tiempo te pedí ayuda para un proyecto de biblioteca. ¿Querés saber más?

Finalmente se inauguró la biblioteca del Club Carabelas. Con mucho trabajo de los chicos y de sus padres. Con cariño y dedicación. Con este hermoso mural y su frase. Dedicado por la Generación 2006, esos niños que van entrando en la adolescencia guiados por el director técnico Quarneti. Aprontándose a crecer en el fútbol y en la vida.

En la imagen se aprecian varios libros, entre otros: “El fin del principio”, redactado por todos los chicos del cuadro y publicado como obsequio para sus familias; y “Amigos orientales”, escrito y donado por quien estas líneas escribe.

Fue un enorme gusto poder participar de esta inauguración. Vos también lo hiciste posible con tu colaboración. Ahora sí: ¡campeones, a leer!

Vení a la 42ª FIL

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No te la pierdas.

Sí, es la 42ª Feria Internacional del Libro.

En el Palacio Municipal de Montevideo.

Más detalles aquí.

¡Feliz día de la traducción!

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¡Ya está llegando!

[image error]Una producción colectiva de Letras&Poesía.

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Vejez a los veintiuno

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No puede ser. Siempre tropezando con la misma piedra. No cambia más.

Otra vez Tahir la engañó con la primera que encontró.

Igual que aquel otro, el petiso desacatado, no aprende más. Se les tira encima sin pensar.

No como yo, que ahora estoy en otro plan, más tranquilo. Ya no es como en aquellos años, cuando apenas me picaba la pubertad y, sin buscarla ni provocarla, la tuve encima. Por unos cuantos años fue el cuento de nunca acabar.

Pero estos dos aprendieron de mí. Todo lo que no debían. Mucho más de lo que les dije. Como si tuvieran ojos de adivino, me perforaron el cerebro y… todo lo que no les quería contar, me lo copiaron. Palabra por palabra.

Como si, sin querer hacerme daño, me succionaran toda la novelería descarada de la juventud. Ahora son ellos los que están hechos unos desaforados.

¡Qué viejo que me siento! A los veintiuno ya lo he visto todo…

Mis propios amigos de toda la vida que pierden la cabeza siempre…

Como cualquiera…

Segundo movimiento del concierto “Otoño”, de las Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi (1717). Palabras que van cayendo como hojas amarillas arrancadas por la brisa.

Ya publicado en Letras & Poesía el mes pasado.

 

Cuarto seminario en Paraguay

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Con varios exponentes paraguayos e internacionales: [image error]

Tren sin parada, el libro

Días atrás, te anuncié una sorpresa:

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