Pedro P. Enguita's Blog, page 22
October 15, 2017
Crítica: La mirada extraña
La mirada extraña
es una colección de cuatro novelas cortas en donde prima el sentido de la maravilla que tanto juego da en la ciencia ficción.Lo cierto es que es un libro que me ha dejado con un sabor agridulce. Me ha encantado el derroche de imaginación de Felicidad Martínez. También me gusta cómo termina ligando las historias entre sí, algo que resultó una sorpresa muy agradable (no lo ves venir hasta que no has leído buena parte del libro) y que deja un buen sabor de boca al final.
Como aspectos no tan buenos debo avisar que al principio el libro se hace un poco durillo. Además, la historia con la que arranca (Fuego cruzado) es la más difícil de entender, lo que no contribuye precisamente a la facilidad. Cuando estaba en esa primera historia me quedé con la sensación de "¿pero este no era ese libro tan bueno del que todo el mundo hablaba?". Por otro lado, literariamente hablando, tiene altibajos. Debo decir que el estilo de la autora no es muy de mi gusto (aquí muy probablemente pesan mis prejuicios, qué le vamos a hacer).
Deliberado o no, las dos mejores historias (por su temática más sofisticada, me atrevería a decir, las dos primeras son sexo y violencia) las deja para el final: Los dioses de Amarán y La perversión de la luz. Eso contribuyó a que mi valoración del libro mejorara con cada nueva historia que leía.
En resumen, un libro recomendable por su gran dosis de imaginación y que va de menos a más.
Published on October 15, 2017 11:13
October 6, 2017
Crítica: El despertar del leviatán
El despertar del leviatán es un libro escrito por un tal James S.A. Corey (en realidad, un pseudónimo de los autores Daniel Abraham y Ty Franck).
Se trata de una space opera agradable y dinámica, llena de acción. Incluye quizás una de las mejores descripciones de una batalla espacial que he leído. La descripción de los diversos bandos y sus motivaciones es realista y bastante completa. También vale la pena mencionar cómo se representan los diferentes personajes, algo que no esperaba en mucha profundidad, y cómo los autores utilizan el lenguaje para hacerlo. Como autor sé lo difícil que es cambiar el lenguaje para reflejar las diferencias de caracteres.
Desafortunadamente, hay varios contratiempos en el libro:
Carece de poesía. Lo sé, es quizás un prejuicio, pero tengo la sensación de que si una novela carece de poesía no es una buena novela. No estoy diciendo que son malos escribiendo, en absoluto. Son buenos planteando los personajes, la trama y la acción, pero tengo la sensación de que al libro le falta algo para ser perfecto.La última parte del libro es un poco inverosímil y me da la impresión de que el libro parece pensado desde el principio para hacer una serie de televisión.
Como todo el mundo debe saber, la serie The Expanse se basa en esta saga (El despertar del leviatán cubre, más o menos, la primera temporada de The Expanse) y la comparación es inevitable. Empecemos:
La trama está mejor descrita en el libro. Al final de la misma se entiende claramente quién está moviendo los hilos y por qué.El programa de televisión comienza de una manera fea, con un montón de dialecto criollo que hacen que la comprensión de los hablantes de inglés no nativos un dolor en ... bueno, ya sabes.El libro tiene mucho menos criollo y es mucho más fácil entenderlo. Además, el programa de televisión va mejor a medida que avanza, mientras que el libro -en mi opinión- hace lo contrario.El libro llena algunas lagunas que se pueden tomar como errores en la serie como, p.e. cómo se crea la gravedad en los asteroides (pista: giran).Como ya he dicho, los personajes están mucho mejor descritos en el libro que en la serie.Eché de menos la terrestre Chrisjen Avasarala.En resumen, un libro entretenido, que gustará a aquellos amantes del espacio, la acción y las tramas complicadas. Sin ser alta literatura, los personajes valen la pena.
Se trata de una space opera agradable y dinámica, llena de acción. Incluye quizás una de las mejores descripciones de una batalla espacial que he leído. La descripción de los diversos bandos y sus motivaciones es realista y bastante completa. También vale la pena mencionar cómo se representan los diferentes personajes, algo que no esperaba en mucha profundidad, y cómo los autores utilizan el lenguaje para hacerlo. Como autor sé lo difícil que es cambiar el lenguaje para reflejar las diferencias de caracteres.
Desafortunadamente, hay varios contratiempos en el libro:
Carece de poesía. Lo sé, es quizás un prejuicio, pero tengo la sensación de que si una novela carece de poesía no es una buena novela. No estoy diciendo que son malos escribiendo, en absoluto. Son buenos planteando los personajes, la trama y la acción, pero tengo la sensación de que al libro le falta algo para ser perfecto.La última parte del libro es un poco inverosímil y me da la impresión de que el libro parece pensado desde el principio para hacer una serie de televisión.
Como todo el mundo debe saber, la serie The Expanse se basa en esta saga (El despertar del leviatán cubre, más o menos, la primera temporada de The Expanse) y la comparación es inevitable. Empecemos:
La trama está mejor descrita en el libro. Al final de la misma se entiende claramente quién está moviendo los hilos y por qué.El programa de televisión comienza de una manera fea, con un montón de dialecto criollo que hacen que la comprensión de los hablantes de inglés no nativos un dolor en ... bueno, ya sabes.El libro tiene mucho menos criollo y es mucho más fácil entenderlo. Además, el programa de televisión va mejor a medida que avanza, mientras que el libro -en mi opinión- hace lo contrario.El libro llena algunas lagunas que se pueden tomar como errores en la serie como, p.e. cómo se crea la gravedad en los asteroides (pista: giran).Como ya he dicho, los personajes están mucho mejor descritos en el libro que en la serie.Eché de menos la terrestre Chrisjen Avasarala.En resumen, un libro entretenido, que gustará a aquellos amantes del espacio, la acción y las tramas complicadas. Sin ser alta literatura, los personajes valen la pena.
Published on October 06, 2017 15:14
October 1, 2017
La Paradoja de Fermi (12/12): Consideraciones finales
En diez posts he ido desglosando diversas hipótesis para explicar la Paradoja de Fermi. He intentado siempre ser lo más riguroso y científico posible aunque -obviamente- uno no puede escapar de tener un sesgo personal. Va siendo hora de hacer un resumen general de la situación.
Empecemos por el principio. En la Vía Láctea hay -grosso modo- cien mil millones 100.000.000.000) de estrellas. La mayor parte de ellas (probablemente casi todas) tienen planetas. De estos una buena cantidad debe hallarse en la Zona Habitable de sus estrellas (1).
No todos los planetas nos interesan. Aquellos que orbiten estrellas de muy baja metalicidad (2) no nos interesan dado que en ellos parece difícil que haya aparecido la vida. En otros casos, las estrellas son de corta vida. Algunos serán demasiado pequeños para retener una atmósfera, orbitarán alrededor de una enana blanca (3), habrán cambiado radicalmente su órbita, etc. Finalmente, podría ser que los planetas demasiado cercanos al centro galáctico sufrieran una cantidad de radiación (en forma de estallidos de supernovas o de GRBs ocasionales) demasiado elevada. Pero tampoco parece que haya unas dificultades excesivas para que exista un buen número de planetas de un tamaño similar a la Tierra y que tengan la temperatura y composición química adecuada (4).
Así pues, planetas potencialmente habitables hay muchos, muchísimos. Es un número claramente inferior al de estrellas pero, a pesar de todo, siguen siendo muchos.
Si ya tenemos un planeta potencialmente habitable ¿habrá vida en él? Hasta los años 80 había muchos científicos que consideraban que no, que podría ser que la vida fuera un fenómeno de muy difícil repetición. Hoy en día las cosas han cambiado, la clave es que, conforme las investigaciones
han ido avanzando, se tiene cada vez más claro que la vida apareció sobre la Tierra en cuanto tuvo una mínima oportunidad (o sea, en cuanto hubo océanos). De ser así, parece probable que la vida aparezca en cuanto tenga una mínima probabilidad.
Hasta aquí todo parece ir bien. Ahora es cuando la cosa se pone interesante.
La vida tardó mucho, muchísimo, en dar con formas complejas en la Tierra. Y eso que la Tierra tiene condiciones óptimas y no ha sufrido ningún gran cataclismo capaz de borrar la vida sobre su faz. Parece, pues, que se necesitan miles de millones de años en pasar de organismos unicelulares a formas pluricelulares. No hay ninguna garantía de que haya muchos planetas que permanezcan habitables durante miles de millones de años, por lo que podría ser que la vida pluricelular sea rara. A pesar de esto, la cantidad de planetas en la galaxia es tan abrumadora que, probablemente, necesitemos más argumentos.
¿Podría ser que la inteligencia fuera rara? A priori no se puede descartar que existan planetas sin inteligencia, donde formas de vida "vegetales" sean las únicas existentes o donde los animales no pasen de ser medusas (5). Es una posibilidad no descartable pero, a mi modo de ver, no demasiado realista. Desde la aparición del sistema nervioso central, el índice de encefalización de la especie más inteligente no ha hecho más que subir. Demasiada casualidad, digo yo.
Llegamos -por fin- a los puntos que, para mí, probablemente tengan la clave del asunto.
En primer lugar, no hay ninguna garantía de que la inteligencia lleve por necesidad a la civilización. Nuestros antepasados tardaron mucho tiempo en pasar de ser unos simios a construir las pirámides. En todo ese tiempo hubo varias glaciaciones y grandes erupciones volcánicas. Nuestros ancestros las pasaron canutas y bien podrían haberse extinguido. En segundo lugar, tener una civilización no implica desarrollar tecnología avanzada. Por desgracia, la mayoría de los que se preocupan
por la Paradoja de Fermi son físicos, astrónomos o biólogos y tienen -en general- escaso conocimiento de las ciencias humanas. Pero a lo largo de la historia ha habido numerosas
ocasiones en las que el progreso científicos se interrumpía, a veces sin querer, a veces de forma deliberada (6). Sencillamente, yo no descarto que la galaxia esté llena de constructores de pirámides, que prohíban los utensilios de metal por ir contra su religión.
El tercer argumento es que puede ser que todas las civilizaciones se extingan tarde o temprano. Puede
ser por una catástrofe natural o una catástrofe provocada (no es imprescindible que dispongan de tecnología avanzada para ello) (7). Sería triste pero podría ser perfectamente posible. Una civilización tecnológicamente avanzada puede que tenga en sus "genes" un crecimiento exponencial y causar, con ello, su propia destrucción.
En cuarto lugar, puede ser que el viaje interestelar sea a efectos prácticos imposible y, por lo tanto, las civilizaciones deban detectarse a distancia. Esto se une a otro argumento, el que dice que simplemente no ha pasado suficiente tiempo para que nos detecten o el que dice que nadie emite (y por tanto no se puedan detectar).
Y, por último, los dos argumentos más "raros" y que clasifico a parte. El que defiende que somos los primeros y el que defiende que están aquí pero no se quieren mostrar. Ambos me parecen plausibles.
Si alguien me pregunta le diré que no sé con cuál quedarme de todos estos. Según el día que tenga.
(1) Dejaremos aparte combinaciones "exóticas" como satélites tipo Europa o Encélado, que podrían albergar vida aunque están fuera de la Zona Habitable. Este tipo de satélites podrían existir incluso en planetas errantes (es decir, que no orbitan alrededor de ninguna estrella). Que haya vida o no en ellos no altera el resultado de este post.
(2) En astronomía se entienden por "metales" todos los elementos más allá del litio dado que son aquellos que no se originaron
en la nucleosíntesis primordial. Esto incluye el carbono, oxígeno, nitrógeno, potasio, etc. que son indispensable para la vida.
(3) El problema de un planeta que orbite alrededor de una enana blanca es que antes de ello habrá pasado por cambios cataclísmicos producidos por la fase de gigante roja de la estrella, las eyecciones masivas de materia en su fase final, etc.
(4) Conviene recordar que dos moléculas que se suelen considerar imprescindibles para la vida (agua y dióxido de carbono) figuran entre las más comunes del universo.
(5) Digo medusas porque no tienen sistema nervioso central.
(6) Por poner dos ejemplos, mil años de Imperio Bizantino produjeron muy poco avance tecnológico y el Imperio Otomano logró bloquear el avance de la imprenta durante más de tres siglos.
(7) Repito que no hace falta una tecnología avanzada para causar una catástrofe medioambiental y, si no se lo cree, piense en el inmenso daño que causa la agricultura y que se ha llevado por delante a más de una civilización.
Empecemos por el principio. En la Vía Láctea hay -grosso modo- cien mil millones 100.000.000.000) de estrellas. La mayor parte de ellas (probablemente casi todas) tienen planetas. De estos una buena cantidad debe hallarse en la Zona Habitable de sus estrellas (1).
No todos los planetas nos interesan. Aquellos que orbiten estrellas de muy baja metalicidad (2) no nos interesan dado que en ellos parece difícil que haya aparecido la vida. En otros casos, las estrellas son de corta vida. Algunos serán demasiado pequeños para retener una atmósfera, orbitarán alrededor de una enana blanca (3), habrán cambiado radicalmente su órbita, etc. Finalmente, podría ser que los planetas demasiado cercanos al centro galáctico sufrieran una cantidad de radiación (en forma de estallidos de supernovas o de GRBs ocasionales) demasiado elevada. Pero tampoco parece que haya unas dificultades excesivas para que exista un buen número de planetas de un tamaño similar a la Tierra y que tengan la temperatura y composición química adecuada (4).
Así pues, planetas potencialmente habitables hay muchos, muchísimos. Es un número claramente inferior al de estrellas pero, a pesar de todo, siguen siendo muchos.
Si ya tenemos un planeta potencialmente habitable ¿habrá vida en él? Hasta los años 80 había muchos científicos que consideraban que no, que podría ser que la vida fuera un fenómeno de muy difícil repetición. Hoy en día las cosas han cambiado, la clave es que, conforme las investigaciones
han ido avanzando, se tiene cada vez más claro que la vida apareció sobre la Tierra en cuanto tuvo una mínima oportunidad (o sea, en cuanto hubo océanos). De ser así, parece probable que la vida aparezca en cuanto tenga una mínima probabilidad.
Hasta aquí todo parece ir bien. Ahora es cuando la cosa se pone interesante.
La vida tardó mucho, muchísimo, en dar con formas complejas en la Tierra. Y eso que la Tierra tiene condiciones óptimas y no ha sufrido ningún gran cataclismo capaz de borrar la vida sobre su faz. Parece, pues, que se necesitan miles de millones de años en pasar de organismos unicelulares a formas pluricelulares. No hay ninguna garantía de que haya muchos planetas que permanezcan habitables durante miles de millones de años, por lo que podría ser que la vida pluricelular sea rara. A pesar de esto, la cantidad de planetas en la galaxia es tan abrumadora que, probablemente, necesitemos más argumentos.
¿Podría ser que la inteligencia fuera rara? A priori no se puede descartar que existan planetas sin inteligencia, donde formas de vida "vegetales" sean las únicas existentes o donde los animales no pasen de ser medusas (5). Es una posibilidad no descartable pero, a mi modo de ver, no demasiado realista. Desde la aparición del sistema nervioso central, el índice de encefalización de la especie más inteligente no ha hecho más que subir. Demasiada casualidad, digo yo.
Llegamos -por fin- a los puntos que, para mí, probablemente tengan la clave del asunto.
En primer lugar, no hay ninguna garantía de que la inteligencia lleve por necesidad a la civilización. Nuestros antepasados tardaron mucho tiempo en pasar de ser unos simios a construir las pirámides. En todo ese tiempo hubo varias glaciaciones y grandes erupciones volcánicas. Nuestros ancestros las pasaron canutas y bien podrían haberse extinguido. En segundo lugar, tener una civilización no implica desarrollar tecnología avanzada. Por desgracia, la mayoría de los que se preocupan
por la Paradoja de Fermi son físicos, astrónomos o biólogos y tienen -en general- escaso conocimiento de las ciencias humanas. Pero a lo largo de la historia ha habido numerosas
ocasiones en las que el progreso científicos se interrumpía, a veces sin querer, a veces de forma deliberada (6). Sencillamente, yo no descarto que la galaxia esté llena de constructores de pirámides, que prohíban los utensilios de metal por ir contra su religión.
El tercer argumento es que puede ser que todas las civilizaciones se extingan tarde o temprano. Puede
ser por una catástrofe natural o una catástrofe provocada (no es imprescindible que dispongan de tecnología avanzada para ello) (7). Sería triste pero podría ser perfectamente posible. Una civilización tecnológicamente avanzada puede que tenga en sus "genes" un crecimiento exponencial y causar, con ello, su propia destrucción.
En cuarto lugar, puede ser que el viaje interestelar sea a efectos prácticos imposible y, por lo tanto, las civilizaciones deban detectarse a distancia. Esto se une a otro argumento, el que dice que simplemente no ha pasado suficiente tiempo para que nos detecten o el que dice que nadie emite (y por tanto no se puedan detectar).
Y, por último, los dos argumentos más "raros" y que clasifico a parte. El que defiende que somos los primeros y el que defiende que están aquí pero no se quieren mostrar. Ambos me parecen plausibles.
Si alguien me pregunta le diré que no sé con cuál quedarme de todos estos. Según el día que tenga.
(1) Dejaremos aparte combinaciones "exóticas" como satélites tipo Europa o Encélado, que podrían albergar vida aunque están fuera de la Zona Habitable. Este tipo de satélites podrían existir incluso en planetas errantes (es decir, que no orbitan alrededor de ninguna estrella). Que haya vida o no en ellos no altera el resultado de este post.
(2) En astronomía se entienden por "metales" todos los elementos más allá del litio dado que son aquellos que no se originaron
en la nucleosíntesis primordial. Esto incluye el carbono, oxígeno, nitrógeno, potasio, etc. que son indispensable para la vida.
(3) El problema de un planeta que orbite alrededor de una enana blanca es que antes de ello habrá pasado por cambios cataclísmicos producidos por la fase de gigante roja de la estrella, las eyecciones masivas de materia en su fase final, etc.
(4) Conviene recordar que dos moléculas que se suelen considerar imprescindibles para la vida (agua y dióxido de carbono) figuran entre las más comunes del universo.
(5) Digo medusas porque no tienen sistema nervioso central.
(6) Por poner dos ejemplos, mil años de Imperio Bizantino produjeron muy poco avance tecnológico y el Imperio Otomano logró bloquear el avance de la imprenta durante más de tres siglos.
(7) Repito que no hace falta una tecnología avanzada para causar una catástrofe medioambiental y, si no se lo cree, piense en el inmenso daño que causa la agricultura y que se ha llevado por delante a más de una civilización.
Published on October 01, 2017 12:44
September 8, 2017
La Paradoja de Fermi (11/12): Apenas hemos empezado a buscar
La última solución para la Paradoja de Fermi es también sencilla: apenas hemos empezado a buscar.
¿Es posible que sea tan fácil? La verdad es que sí. Nuestras emisiones de radio son fácilmente detectables pero ¡ay! solo llevamos 100 años emitiendo ondas de radio. Eso significa que, en el mejor de los casos, pueden habernos detectado y contestado civilizaciones que se encuentren a 50 años luz.
¿Podrían detectarnos de otra forma? Sí. Podrían detectar las luces de nuestras ciudades. Pero es mucho más difícil que mediante ondas de radio. Así, si para una civilización distante 50 años luz sería fácil detectar nuestras ondas de radio, para ver nuestra iluminación nocturna necesitaría un telescopio de aproximadamente 2'5 kilómetros de diámetro (sic), un tamaño más que considerable y de coste astronómico. Por otro lado, las luces de las ciudades se han desarrollado a la par que las ondas de radio, así que tampoco solucionamos nada. Si lo que buscamos es ver las construcciones alienígenas, la cosa se pone todavía más fea. Para poder detectar estructuras de 1'5 km (suficiente para detectar las grandes ciudades y embalses) ubicadas a 50 años luz necesitamos un telescopio de 150.000 kilómetros de diámetro (?!). Podemos reducir la magnitud del engendro mediante técnicas de interferometría pero, a pesar de todo, seguimos hablando de un tamaño prohibitivo. Vamos, que ver las pirámides de Alfa Centauri va a ser que no...
En resumen, es perfectamente posible que existan civilizaciones alienígenas relativamente cerca pero que no se hayan puesto en contacto con nosotros simplemente porque todavía no les han llegado nuestras ondas de radio. Eso es algo que el tiempo arreglaría. O sea, que si no les hemos encontrado es porque apenas hemos empezado a buscar.
¿Es posible que sea tan fácil? La verdad es que sí. Nuestras emisiones de radio son fácilmente detectables pero ¡ay! solo llevamos 100 años emitiendo ondas de radio. Eso significa que, en el mejor de los casos, pueden habernos detectado y contestado civilizaciones que se encuentren a 50 años luz.
¿Podrían detectarnos de otra forma? Sí. Podrían detectar las luces de nuestras ciudades. Pero es mucho más difícil que mediante ondas de radio. Así, si para una civilización distante 50 años luz sería fácil detectar nuestras ondas de radio, para ver nuestra iluminación nocturna necesitaría un telescopio de aproximadamente 2'5 kilómetros de diámetro (sic), un tamaño más que considerable y de coste astronómico. Por otro lado, las luces de las ciudades se han desarrollado a la par que las ondas de radio, así que tampoco solucionamos nada. Si lo que buscamos es ver las construcciones alienígenas, la cosa se pone todavía más fea. Para poder detectar estructuras de 1'5 km (suficiente para detectar las grandes ciudades y embalses) ubicadas a 50 años luz necesitamos un telescopio de 150.000 kilómetros de diámetro (?!). Podemos reducir la magnitud del engendro mediante técnicas de interferometría pero, a pesar de todo, seguimos hablando de un tamaño prohibitivo. Vamos, que ver las pirámides de Alfa Centauri va a ser que no...
En resumen, es perfectamente posible que existan civilizaciones alienígenas relativamente cerca pero que no se hayan puesto en contacto con nosotros simplemente porque todavía no les han llegado nuestras ondas de radio. Eso es algo que el tiempo arreglaría. O sea, que si no les hemos encontrado es porque apenas hemos empezado a buscar.
Published on September 08, 2017 13:06
September 7, 2017
La Paradoja de Fermi (10/12): Están aquí pero no quieren mostrarse
Una forma de solucionar la Paradoja de Fermi es sencilla y un tanto, ejem, incómoda: están aquí pero no quieren mostrarse.
¿En qué puede basarse semejante idea? En primer lugar, en que los propios humanos tenemos establecido que en caso de detectar una inteligencia extraterrestre ni el descubridor ni nadie más debería responder sin que haya antes un acuerdo internacional. En segundo lugar, hay ejemplos de culturas terrestres con las que se evita deliberadamente el contacto (el único ejemplo que queda en la actualidad es el de los sentinelenses). Del mismo modo que nosotros nos lo pensamos dos veces antes de contactar con otra civilización ¿podría ser que los extraterrestres no quisieran contactar con nosotros? Podrían tener varios motivos. Por ejemplo, para estudiarnos sin interferir en nuestro desarrollo. O, tal vez, piensen que no estemos preparados para asumirlo.
No obstante, la idea tiene muchos problemas.
El primero es que atribuir intenciones humanas a una civilización extraterrestre es, como mínimo, arriesgado.
El segundo es que incumple una regle básica en ciencia: no es falsable. ¿Qué diferencia hay entre una civilización extraterrestre que no quiere mostrarse y una que no existe? ¿Qué diferencia hay entre un dragón invisible, que no come, no emite calor, no respira, no deja marcas en el suelo, no emite sonidos... y uno que no existe? Como diria Karl Popper, es tan erróneo que ni siquiera es falsable. Eso no quiere decir que sea necesariamente anticientífico pero seguro que como mínimo es acientífico y eso es adentrarse en terreno pantanoso.
El tercero es más peliagudo y es que precisamente esta hipótesis es defendida por medios abiertamente anticientíficos, con historias conspiranoicas incluidas. No es de extrañar, pues, que los científicos huyan de esta hipótesis como de la peste.
A pesar de esto, cabe recordar el viejo refrán griego: la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero . ¿Podría ser, del mismo modo que nosotros enviamos sondas a explorar el espacio, que los extraterrestres ya estén explorando la Tierra pero prefieran no mostrarse?
¿En qué puede basarse semejante idea? En primer lugar, en que los propios humanos tenemos establecido que en caso de detectar una inteligencia extraterrestre ni el descubridor ni nadie más debería responder sin que haya antes un acuerdo internacional. En segundo lugar, hay ejemplos de culturas terrestres con las que se evita deliberadamente el contacto (el único ejemplo que queda en la actualidad es el de los sentinelenses). Del mismo modo que nosotros nos lo pensamos dos veces antes de contactar con otra civilización ¿podría ser que los extraterrestres no quisieran contactar con nosotros? Podrían tener varios motivos. Por ejemplo, para estudiarnos sin interferir en nuestro desarrollo. O, tal vez, piensen que no estemos preparados para asumirlo.
No obstante, la idea tiene muchos problemas.
El primero es que atribuir intenciones humanas a una civilización extraterrestre es, como mínimo, arriesgado.
El segundo es que incumple una regle básica en ciencia: no es falsable. ¿Qué diferencia hay entre una civilización extraterrestre que no quiere mostrarse y una que no existe? ¿Qué diferencia hay entre un dragón invisible, que no come, no emite calor, no respira, no deja marcas en el suelo, no emite sonidos... y uno que no existe? Como diria Karl Popper, es tan erróneo que ni siquiera es falsable. Eso no quiere decir que sea necesariamente anticientífico pero seguro que como mínimo es acientífico y eso es adentrarse en terreno pantanoso.
El tercero es más peliagudo y es que precisamente esta hipótesis es defendida por medios abiertamente anticientíficos, con historias conspiranoicas incluidas. No es de extrañar, pues, que los científicos huyan de esta hipótesis como de la peste.
A pesar de esto, cabe recordar el viejo refrán griego: la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero . ¿Podría ser, del mismo modo que nosotros enviamos sondas a explorar el espacio, que los extraterrestres ya estén explorando la Tierra pero prefieran no mostrarse?
Published on September 07, 2017 12:14
September 2, 2017
Reseña de "Los pintores de estrellas verdes" en Sitio de Ciencia-Ficción
Hacía tiempo que no hablaba de Los pintores de estrellas verdes. Pues bien, aquí va una pequeña noticia: tengo una nueva reseña, esta vez en el Sitio de Ciencia-Ficción. La ha escrito José Joaquín Ramos, el esforzado ex-editor de Alfa Eridani con quien tuve el placer de publicar varios de los relatos incluidos en la antología.
Podéis encontrar la reseña aquí .
Esto es todo, ahora me pongo a escribir, leñe ;-)
Podéis encontrar la reseña aquí .
Esto es todo, ahora me pongo a escribir, leñe ;-)
Published on September 02, 2017 04:20
August 20, 2017
La Paradoja de Fermi (9/12): Los viajes interestelares son imposibles
Una de las formas más directas de solucionar la Paradoja de Fermi es esta: los viajes interestelares son imposibles.
Veamos, supongamos que tenemos una civilización extraterrestre a "solo" doscientos años luz. Esta civilización puede haber detectado la Tierra, puede saber que alberga vida gracias a su composición atmosférica. Pero saber que alberga vida inteligente es mucho más difícil. Hace doscientos años la mejor señal de que en la Tierra había una civilización es la existencia de la agricultura. Ahora bien, conseguir desde otro sistema solar imágenes de la Tierra suficientemente precisas para detectar nuestros campos de cultivo no es precisamente fácil, se requiere un telescopio de tamaño tan considerable que sinceramente dudo que eso sea posible.
Así que, en resumen, las civilizaciones extraterrestres puede que estén en sus mundos de origen, incapaces de detectarnos y de saber que aquí les estamos buscando.
Otro elemento a tener en cuenta es pensar qué sucede si ponemos en la galaxia a una civilización extraterrestre que se expande por las estrellas. La respuesta es que, de ser así, esta civilización coloniza toda la galaxia en un tiempo sorprendentemente breve. Incluso a una velocidad "baja", pongamos solo 300 km/s, toda la galaxia quedaría colonizada en "solo" 50-100 millones de años.
¿Mucho tiempo? Sí, pero poca cosa comparada con los 14.000 millones de años que grosso modo tiene el universo.
Así que, en resumen, de ser posible el viaje interestelar resulta difícil explicar por qué no está toda la galaxia colonizada. Debería haber extraterrestres aquí mismo... A menos que los viajes interestelares sean imposibles.
¿Pero lo son?
Recordemos que la historia de la exploración espacial tripulada no es precisamente rutilante. 56 años después del primer vuelo tripulado solo dos países tienen naves tripuladas. Hace 45 años que no visitamos la Luna, que está aquí al lado. El primer viaje a Marte se prevé de aquí a 20 años y, de aquí a 20 años, seguirá estando previsto a 20 años vista. En estos momentos toda nuestra presencia tripulada se limita a una estación espacial con 6 personas. El espacio es un medio increíblemente hostil, donde la gravedad es diferente, no hay comida, combustible, escasea el agua, la radiación te puede matar e incluso falta el aire. Si no somos capaces de colonizar la Luna ¿vamos a ir a las estrellas?
La historia de la exploración espacial automática es más exitosa. Hemos visitado todos los planetas al menos una vez. Tenemos sondas estudiando el Sol, Venus, Marte, los asteroides, Júpiter, Saturno e incluso 3 que están saliendo del Sistema Solar. Visto lo visto, visitar las estrellas no parece tan difícil... O tal vez sí. El problema son las distancias. Neptuno está a 4 horas luz del Sol. La estrella más cercana está a 4 años luz, unas 9000 veces más lejos. Si a eso unimos que ya tardamos
años en llegar a Neptuno (13 años en la última propuesta de la NASA), tenemos un tiempo de viaje de decenas de miles de años para un viaje interestelar.
Aquí reside el problema. ¿Cómo lograr que una nave (tripulada o automática) resista un viaje de miles de años? La respuesta es que no se puede, así que solo nos queda aumentar la velocidad.
Casi todo lo que hacemos en el espacio lo hacemos gracias a la propulsión química. Esta no va a mejorar mucho pero podemos buscar formas de propulsión alternativas. Con motores iónicos y energía nuclear (dos tecnologías a nuestro alcance) podemos alcanzar fácilmente los 300 km/s, mucho más que con la propulsión química. A pesar de eso, un viaje a la estrella más cercana sigue siendo de 4000 años. Casi nada.
¿Podemos ir más rápido? Parece que sí pero no hay ninguna alternativa viable de momento. Proyectos como el Lighsail prometen alcanzar velocidades mayores, nada más y nada menos que 60.000 km/s... Suficiente para llegar a la estrella más cercana en 80 años. Claro que son proyectos y con sondas muy pequeñas... Y, aunque una sonda probablemente pueda resistir 80 años, un ser humano no lo va a hacer (a menos que se recurra a cosas como naves generacionales, hibernación, etc).
¿Podemos ir aún más rápido? Probablemente no. La naturaleza juega malas pasadas, el problema no sería tanto alcanzar dichas velocidades sino resistirlas. Y es que el impacto contra un humilde átomo de hidrógeno a 10.000 km/s tiene su cosa y el de un grano de polvo es suficiente como para volatilizar toda la nave. Existe un límite, no podemos decir cuál, pero siendo optimistas (o sea, suponiendo que no vas a chocar con nada mayor de dos átomos) posiblemente sea en torno al 30% de la velocidad de la luz.
Y, aunque fuera posible ¿ve usted a la humanidad gastando semejante cantidad de recursos? Yo tengo mis dudas. Incluso aunque lo intentáramos es probable que el coste sea astronómico.
Por supuesto, la idea de que el viaje interestelar es imposible no va a gustar a los tecnooptimistas. Alegarán (con razón) que lo mismo se dijo de los vuelos en avión y del viaje espacial. Dirán que hay formas de viajar más rápido que la luz, como el motor de Alcubierre. Tal vez tengan razón. Espero sinceramente que tengan razón. Pero, en tal caso, ¿por qué no los hemos visto por aquí?
Otra pega es que las distancias no son necesariamente tan grandes. Las estrellas se mueven. Así, puedes esperar sentado a que la estrella más cercana esté mucho más cerca y entonces lanzarte a por ella a una velocidad más reducida y asequible. Vale, tendrás que esperar miles de años, pero ¿seguro que nadie lo ha hecho antes?
Veamos, supongamos que tenemos una civilización extraterrestre a "solo" doscientos años luz. Esta civilización puede haber detectado la Tierra, puede saber que alberga vida gracias a su composición atmosférica. Pero saber que alberga vida inteligente es mucho más difícil. Hace doscientos años la mejor señal de que en la Tierra había una civilización es la existencia de la agricultura. Ahora bien, conseguir desde otro sistema solar imágenes de la Tierra suficientemente precisas para detectar nuestros campos de cultivo no es precisamente fácil, se requiere un telescopio de tamaño tan considerable que sinceramente dudo que eso sea posible.
Así que, en resumen, las civilizaciones extraterrestres puede que estén en sus mundos de origen, incapaces de detectarnos y de saber que aquí les estamos buscando.
Otro elemento a tener en cuenta es pensar qué sucede si ponemos en la galaxia a una civilización extraterrestre que se expande por las estrellas. La respuesta es que, de ser así, esta civilización coloniza toda la galaxia en un tiempo sorprendentemente breve. Incluso a una velocidad "baja", pongamos solo 300 km/s, toda la galaxia quedaría colonizada en "solo" 50-100 millones de años.
¿Mucho tiempo? Sí, pero poca cosa comparada con los 14.000 millones de años que grosso modo tiene el universo.
Así que, en resumen, de ser posible el viaje interestelar resulta difícil explicar por qué no está toda la galaxia colonizada. Debería haber extraterrestres aquí mismo... A menos que los viajes interestelares sean imposibles.
¿Pero lo son?
Recordemos que la historia de la exploración espacial tripulada no es precisamente rutilante. 56 años después del primer vuelo tripulado solo dos países tienen naves tripuladas. Hace 45 años que no visitamos la Luna, que está aquí al lado. El primer viaje a Marte se prevé de aquí a 20 años y, de aquí a 20 años, seguirá estando previsto a 20 años vista. En estos momentos toda nuestra presencia tripulada se limita a una estación espacial con 6 personas. El espacio es un medio increíblemente hostil, donde la gravedad es diferente, no hay comida, combustible, escasea el agua, la radiación te puede matar e incluso falta el aire. Si no somos capaces de colonizar la Luna ¿vamos a ir a las estrellas?
La historia de la exploración espacial automática es más exitosa. Hemos visitado todos los planetas al menos una vez. Tenemos sondas estudiando el Sol, Venus, Marte, los asteroides, Júpiter, Saturno e incluso 3 que están saliendo del Sistema Solar. Visto lo visto, visitar las estrellas no parece tan difícil... O tal vez sí. El problema son las distancias. Neptuno está a 4 horas luz del Sol. La estrella más cercana está a 4 años luz, unas 9000 veces más lejos. Si a eso unimos que ya tardamos
años en llegar a Neptuno (13 años en la última propuesta de la NASA), tenemos un tiempo de viaje de decenas de miles de años para un viaje interestelar.
Aquí reside el problema. ¿Cómo lograr que una nave (tripulada o automática) resista un viaje de miles de años? La respuesta es que no se puede, así que solo nos queda aumentar la velocidad.
Casi todo lo que hacemos en el espacio lo hacemos gracias a la propulsión química. Esta no va a mejorar mucho pero podemos buscar formas de propulsión alternativas. Con motores iónicos y energía nuclear (dos tecnologías a nuestro alcance) podemos alcanzar fácilmente los 300 km/s, mucho más que con la propulsión química. A pesar de eso, un viaje a la estrella más cercana sigue siendo de 4000 años. Casi nada.
¿Podemos ir más rápido? Parece que sí pero no hay ninguna alternativa viable de momento. Proyectos como el Lighsail prometen alcanzar velocidades mayores, nada más y nada menos que 60.000 km/s... Suficiente para llegar a la estrella más cercana en 80 años. Claro que son proyectos y con sondas muy pequeñas... Y, aunque una sonda probablemente pueda resistir 80 años, un ser humano no lo va a hacer (a menos que se recurra a cosas como naves generacionales, hibernación, etc).
¿Podemos ir aún más rápido? Probablemente no. La naturaleza juega malas pasadas, el problema no sería tanto alcanzar dichas velocidades sino resistirlas. Y es que el impacto contra un humilde átomo de hidrógeno a 10.000 km/s tiene su cosa y el de un grano de polvo es suficiente como para volatilizar toda la nave. Existe un límite, no podemos decir cuál, pero siendo optimistas (o sea, suponiendo que no vas a chocar con nada mayor de dos átomos) posiblemente sea en torno al 30% de la velocidad de la luz.
Y, aunque fuera posible ¿ve usted a la humanidad gastando semejante cantidad de recursos? Yo tengo mis dudas. Incluso aunque lo intentáramos es probable que el coste sea astronómico.
Por supuesto, la idea de que el viaje interestelar es imposible no va a gustar a los tecnooptimistas. Alegarán (con razón) que lo mismo se dijo de los vuelos en avión y del viaje espacial. Dirán que hay formas de viajar más rápido que la luz, como el motor de Alcubierre. Tal vez tengan razón. Espero sinceramente que tengan razón. Pero, en tal caso, ¿por qué no los hemos visto por aquí?
Otra pega es que las distancias no son necesariamente tan grandes. Las estrellas se mueven. Así, puedes esperar sentado a que la estrella más cercana esté mucho más cerca y entonces lanzarte a por ella a una velocidad más reducida y asequible. Vale, tendrás que esperar miles de años, pero ¿seguro que nadie lo ha hecho antes?
Published on August 20, 2017 04:13
July 27, 2017
La paradoja de Fermi (8/12): Las civilizaciones son breves
Una forma de resolver la Paradoja de Fermi es condenadamente sencilla: las civilizaciones son breves. Si las civilizaciones tecnológicamente avanzadas no sobreviven más allá de unos cientos de años, la paradoja queda perfectamente resuelta.
Nuestra civilización tiene múltiples formas de exterminarse, todas ellas estupendas.
Algunas de ellas requieren tecnología punta y mucha mala leche:
Armas de destrucción masiva. Resulta difícil pensar que un conflicto con armas químicas pudiera dessembocar en la aniquilación de la humanidad. Pero, ciertamente, una guerra con armas nucleares o biológicas lo puede hacer perfectamente.Ataque informático. En un mundo cada vez más interconectado no es inverosímil suponer que un virus informático fuera capaz de paralizarlo todo.Otros son una combinación de tecnología punta y naturaleza desbocada:Tormenta solar. Las tormentas solares tienen la mala fortuna de provocar problemas en las líneas de alta tensión. Ningún problema en la Edad Media, pero ahora podría provocar un colapso de la red eléctrica en medio mundo.Hay muchas que podemos causar los humanos por nuestro poco respeto por la naturaleza:Cambio climático.Erosión del terreno.Contaminación.Sobreexplotación de recursos.Extinción de especies.EtcNo olvidemos las de la naturaleza per se:Caída de meteoritos. Pregúntele a los dinosaurios, aunque la verdad es que cada vez los tenemos más fichados.GRBs y/o supernovas cercanas.Grandes erupciones volcánicas. Se hipotetiza que una de ellas casi extermina a la humanidad hace 70.000 años.Tampoco es inverosímil un mundo futuro en el que se pierde la tecnología porque la población cae en picado por una baja natalidad o uno en el que los humanos renuncian a la tecnología para volver a la naturaleza. A este respecto conviene recordar a aquellos que abogan por una limitación del crecimiento como forma de evitar un hipotético colapso.
Y, por último, no está de más recordar que nuestra sociedad -progresivamente más compleja- resulta cada vez más difícil de entender, de tal forma que cada vez tiene más "modos de fallo catastrófico" no previstos o "Cisnes negros". Recuérdese cómo una crisis imprevista, la de Lehman Brothers, produjo el colapso del sistema financiero mundial.
Esta hipótesis es triste pero no la podemos descartar. Si todas las civilizaciones que han existido terminan desapareciendo nosotros padeceremos el mismo destino más tarde o más temprano.
Nuestra civilización tiene múltiples formas de exterminarse, todas ellas estupendas.
Algunas de ellas requieren tecnología punta y mucha mala leche:
Armas de destrucción masiva. Resulta difícil pensar que un conflicto con armas químicas pudiera dessembocar en la aniquilación de la humanidad. Pero, ciertamente, una guerra con armas nucleares o biológicas lo puede hacer perfectamente.Ataque informático. En un mundo cada vez más interconectado no es inverosímil suponer que un virus informático fuera capaz de paralizarlo todo.Otros son una combinación de tecnología punta y naturaleza desbocada:Tormenta solar. Las tormentas solares tienen la mala fortuna de provocar problemas en las líneas de alta tensión. Ningún problema en la Edad Media, pero ahora podría provocar un colapso de la red eléctrica en medio mundo.Hay muchas que podemos causar los humanos por nuestro poco respeto por la naturaleza:Cambio climático.Erosión del terreno.Contaminación.Sobreexplotación de recursos.Extinción de especies.EtcNo olvidemos las de la naturaleza per se:Caída de meteoritos. Pregúntele a los dinosaurios, aunque la verdad es que cada vez los tenemos más fichados.GRBs y/o supernovas cercanas.Grandes erupciones volcánicas. Se hipotetiza que una de ellas casi extermina a la humanidad hace 70.000 años.Tampoco es inverosímil un mundo futuro en el que se pierde la tecnología porque la población cae en picado por una baja natalidad o uno en el que los humanos renuncian a la tecnología para volver a la naturaleza. A este respecto conviene recordar a aquellos que abogan por una limitación del crecimiento como forma de evitar un hipotético colapso.
Y, por último, no está de más recordar que nuestra sociedad -progresivamente más compleja- resulta cada vez más difícil de entender, de tal forma que cada vez tiene más "modos de fallo catastrófico" no previstos o "Cisnes negros". Recuérdese cómo una crisis imprevista, la de Lehman Brothers, produjo el colapso del sistema financiero mundial.
Esta hipótesis es triste pero no la podemos descartar. Si todas las civilizaciones que han existido terminan desapareciendo nosotros padeceremos el mismo destino más tarde o más temprano.
Published on July 27, 2017 12:03
La paradoja de Fermi (8/10): Las civilizaciones son breves
Una forma de resolver la Paradoja de Fermi es condenadamente sencilla: las civilizaciones son breves. Si las civilizaciones tecnológicamente avanzadas no sobreviven más allá de unos cientos de años, la paradoja queda perfectamente resuelta.
Nuestra civilización tiene múltiples formas de exterminarse, todas ellas estupendas.
Algunas de ellas requieren tecnología punta y mucha mala leche:
Armas de destrucción masiva. Resulta difícil pensar que un conflicto con armas químicas pudiera dessembocar en la aniquilación de la humanidad. Pero, ciertamente, una guerra con armas nucleares o biológicas lo puede hacer perfectamente.Ataque informático. En un mundo cada vez más interconectado no es inverosímil suponer que un virus informático fuera capaz de paralizarlo todo.Otros son una combinación de tecnología punta y naturaleza desbocada:Tormenta solar. Las tormentas solares tienen la mala fortuna de provocar problemas en las líneas de alta tensión. Ningún problema en la Edad Media, pero ahora podría provocar un colapso de la red eléctrica en medio mundo.Hay muchas que podemos causar los humanos por nuestro poco respeto por la naturaleza:Cambio climático.Erosión del terreno.Contaminación.Sobreexplotación de recursos.Extinción de especies.EtcNo olvidemos las de la naturaleza per se:Caída de meteoritos. Pregúntele a los dinosaurios, aunque la verdad es que cada vez los tenemos más fichados.GRBs y/o supernovas cercanas.Grandes erupciones volcánicas. Se hipotetiza que una de ellas casi extermina a la humanidad hace 70.000 años.Tampoco es inverosímil un mundo futuro en el que se pierde la tecnología porque la población cae en picado por una baja natalidad o uno en el que los humanos renuncian a la tecnología para volver a la naturaleza. A este respecto conviene recordar a aquellos que abogan por una limitación del crecimiento como forma de evitar un hipotético colapso.
Y, por último, no está de más recordar que nuestra sociedad -progresivamente más compleja- resulta cada vez más difícil de entender, de tal forma que cada vez tiene más "modos de fallo catastrófico" no previstos o "Cisnes negros". Recuérdese cómo una crisis imprevista, la de Lehman Brothers, produjo el colapso del sistema financiero mundial.
Esta hipótesis es triste pero no la podemos descartar. Si todas las civilizaciones que han existido terminan desapareciendo nosotros padeceremos el mismo destino más tarde o más temprano.
Nuestra civilización tiene múltiples formas de exterminarse, todas ellas estupendas.
Algunas de ellas requieren tecnología punta y mucha mala leche:
Armas de destrucción masiva. Resulta difícil pensar que un conflicto con armas químicas pudiera dessembocar en la aniquilación de la humanidad. Pero, ciertamente, una guerra con armas nucleares o biológicas lo puede hacer perfectamente.Ataque informático. En un mundo cada vez más interconectado no es inverosímil suponer que un virus informático fuera capaz de paralizarlo todo.Otros son una combinación de tecnología punta y naturaleza desbocada:Tormenta solar. Las tormentas solares tienen la mala fortuna de provocar problemas en las líneas de alta tensión. Ningún problema en la Edad Media, pero ahora podría provocar un colapso de la red eléctrica en medio mundo.Hay muchas que podemos causar los humanos por nuestro poco respeto por la naturaleza:Cambio climático.Erosión del terreno.Contaminación.Sobreexplotación de recursos.Extinción de especies.EtcNo olvidemos las de la naturaleza per se:Caída de meteoritos. Pregúntele a los dinosaurios, aunque la verdad es que cada vez los tenemos más fichados.GRBs y/o supernovas cercanas.Grandes erupciones volcánicas. Se hipotetiza que una de ellas casi extermina a la humanidad hace 70.000 años.Tampoco es inverosímil un mundo futuro en el que se pierde la tecnología porque la población cae en picado por una baja natalidad o uno en el que los humanos renuncian a la tecnología para volver a la naturaleza. A este respecto conviene recordar a aquellos que abogan por una limitación del crecimiento como forma de evitar un hipotético colapso.
Y, por último, no está de más recordar que nuestra sociedad -progresivamente más compleja- resulta cada vez más difícil de entender, de tal forma que cada vez tiene más "modos de fallo catastrófico" no previstos o "Cisnes negros". Recuérdese cómo una crisis imprevista, la de Lehman Brothers, produjo el colapso del sistema financiero mundial.
Esta hipótesis es triste pero no la podemos descartar. Si todas las civilizaciones que han existido terminan desapareciendo nosotros padeceremos el mismo destino más tarde o más temprano.
Published on July 27, 2017 12:03
July 18, 2017
La Paradoja de Fermi (7/12): Nadie emite
Una curiosa forma de solventar la Paradoja de Fermi es suponer que nadie emite.
Nosotros estamos buscando civilizaciones alienígenas mediante sus (supuestas) emisiones de radio. Las ondas de radio tienen una ventaja que con frecuencia se olvida pero que es muy, muy importante: el universo no emite a gran potencia en ondas de radio, por tanto las emisiones humanas fácilmente se sobreponen a ese ruido de fondo. De hecho, los humanos podemos emitir a tanta potencia en la longitud de onda del hidrógeno neutro (21 cm) como toda nuestra galaxia. Es por esto que podemos detectar fácilmente una sonda ubicada en órbita de Marte. Imagínese si esto lo intentáramos con luz visible...
Pero las ondas de radio tienen sus inconvenientes. La capacidad de transmisión es escasa. Y, al radiar indiscriminadamente, las emisiones se pueden interferir (sin querer o de mala fe) y pueden interceptarse. Es por ello que, desde hace tiempo, se viene investigando en usar haces láser para transmitir. La gran ventaja del láser es que permite emitir mucha más información y que, al emitirse en una sola dirección, solo va a recibirlo el destinatario. Algunos satélites militares ya emplean láseres (a los militares eso de que no les puedan interceptar ni interferir las emisiones les encanta) y los civiles están haciendo sus pinitos en el tema.
Obviamente, podemos imaginar un mundo, dentro de unas décadas, en la que los humanos ya no estemos emitiendo alegremente ondas de radio al espacio. Emitiríamos haces láser, que nadie vería a menos que esté precisamente en la dirección del haz.
¿Podría ser que la emisión en ondas de radio fuera una etapa breve en la historia de una civilización? ¿Podría ser que la galaxia estuviera llena de civilizaciones indetectables?
Nosotros estamos buscando civilizaciones alienígenas mediante sus (supuestas) emisiones de radio. Las ondas de radio tienen una ventaja que con frecuencia se olvida pero que es muy, muy importante: el universo no emite a gran potencia en ondas de radio, por tanto las emisiones humanas fácilmente se sobreponen a ese ruido de fondo. De hecho, los humanos podemos emitir a tanta potencia en la longitud de onda del hidrógeno neutro (21 cm) como toda nuestra galaxia. Es por esto que podemos detectar fácilmente una sonda ubicada en órbita de Marte. Imagínese si esto lo intentáramos con luz visible...
Pero las ondas de radio tienen sus inconvenientes. La capacidad de transmisión es escasa. Y, al radiar indiscriminadamente, las emisiones se pueden interferir (sin querer o de mala fe) y pueden interceptarse. Es por ello que, desde hace tiempo, se viene investigando en usar haces láser para transmitir. La gran ventaja del láser es que permite emitir mucha más información y que, al emitirse en una sola dirección, solo va a recibirlo el destinatario. Algunos satélites militares ya emplean láseres (a los militares eso de que no les puedan interceptar ni interferir las emisiones les encanta) y los civiles están haciendo sus pinitos en el tema.
Obviamente, podemos imaginar un mundo, dentro de unas décadas, en la que los humanos ya no estemos emitiendo alegremente ondas de radio al espacio. Emitiríamos haces láser, que nadie vería a menos que esté precisamente en la dirección del haz.
¿Podría ser que la emisión en ondas de radio fuera una etapa breve en la historia de una civilización? ¿Podría ser que la galaxia estuviera llena de civilizaciones indetectables?
Published on July 18, 2017 12:07


