Guillermo Martínez's Blog, page 13

November 7, 2016

Crimen y Pesquisa (libro sobre el género policial en Argentina)

El género policial en la Argentina (1870-2015): literatura, cine, televisión, historieta y testimonio)
Román Settom y Gerardo Pignatiello (compiladores)
PDF completo disponible. 





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Published on November 07, 2016 05:17

November 3, 2016

November 2, 2016

Padres e hijos: Un aire de familia (de Eugenia Almeida)

Artículo de Eugenia Almeida publicado en La Voz con el título Padres e hijos con la misma profesión: Un aire de familia, noviembre 2016.
En la historia de la literatura existen muchos casos de padres e hijos unidos por la escritura. ¿Qué es lo que está en juego cuando eso sucede? De los Dumas a los King, un repaso por algunos casos famosos.
Padres e hijos. Lazos de por vida que no hemos elegido y que no podemos deshacer. Si hubiera que elegir una sola palabra para definir esa relación quizás la más adecuada sería "compleja". A ese vínculo y su complejidad se les puede agregar una variable más. ¿Qué pasa cuando padres e hijos eligen la misma profesión? ¿Y qué pasa si ese punto en común es la literatura?
Familias de escritores. Existen muchísimos ejemplos y diversas posibilidades, correspondidas o no: la admiración, el desprecio, la indiferencia, la competencia, el enriquecimiento.
Tessa y Roald Dahl; Carol y Mary Higgins Clark; Auberon y Evelyn Waugh; Mary Shelley y su madre, la escritora y filósofa Mary Wollstonecraft; David y John Updike; John Steinbeck  y sus hijos John IV y Thomas; Christopher y J. R. R. Tolkien; Klaus y Thomas Mann; Elvira Orphée y Flaminia Ocampo; Benjamin y John Cheever; Seepersad y VS Naipaul; Esther Tusquets y Milena Busquets. Apenas se comienza a buscar, la red de "padres e hijos escritores" viene llena de nombres. Y, a veces, de un solo nombre que sirve para designar a dos personas.
Alejandro Dumas y Alejandro DumasA partir de 1840, hubo cierta confusión en el ambiente literario francés. Había dos Alejandro Dumas escribiendo. El mayor, autor de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo. El menor, autor de La dama de las camelias. Dumas hijo nació cuando Dumas padre tenía 22 años. La madre era una modista. Dumas padre se negó a reconocer el bebé. Siete años después, cuando nació su hija, la madre de la niña, la actriz Catherine Lebay, le exigió que reconociera también al primogénito. Dumas aceptó. "Hacerse cargo" significó separarlo de su madre para dejarlo en un colegio, algo que marcaría la obra literaria del hijo, en la que muchas veces aparecen mujeres que sufren injusticias. Quizás haya sido Dumas hijo quien mejor resumió esa relación cuando confesó: "Mi padre es un niño grande que tuve cuando era pequeño".
Herencia pesadaJohn Fante nació en 1909, en Estados Unidos. Familia pobre. Inmigrantes italianos. Padre alcohólico. Escribe. Vende su primer cuento. Cuartos de pensión, empleos precarios. A los 29 años publica su primera novela. No logra el reconocimiento que espera. Cada día es más pobre y está más furioso. Hasta que llega una oferta de Hollywood y el alivio económico. Pero también la sensación de "haberse vendido". Fante se refiere a sí mismo y a otros colegas como "mercenarios de la pluma". En 1937 conoce a la poeta Joyce Smart. Tienen cuatro hijos. Dan es el segundo. Para Dan, el viejo sólo está interesado en sus amigos, el juego y el alcohol. John replica sus experiencias de infancia: alcohol y violencia. Su hijo dirá años después: "Nuestra vida familiar era un infierno". Para él su padre es un tipo despreciable y, a la vez, un escritor insuperable.
Cuando Dan era chico recibió correo de su padre, desde Roma. Decía: "Me escribiste una carta muy bonita, limpia, clara, directa al grano. Tal vez seas un escritor, como yo. Piénsalo". Dan lo pensó durante años. Cuando su padre murió decidió dejar el alcohol y escribir. Su primera novela recibió más de 30 rechazos. Pero siguió. En uno de sus libros, Dan dejó de lado todo eufemismo y se centró en lo autobiográfico. El título es muy descriptivo: Fante, un legado de escritura, alcohol y supervivencia.
Dan escribe. Como su padre. Autodestrucción, alcohol y esa mirada vuelta hacia sí misma tan característica de cierta literatura norteamericana escrita por varones blancos. Registros autobiográficos de hombres que se perciben  a sí mismos como una especie de catástrofe genial que fracasa exitosamente. Una selfie del desastre. Ensalzamiento del yo con un gesto de asco. Tanto asco que parece amor. No sorprende que a Bukowski le haya fascinado la escritura de John Fante.
Familia de terrorStephen King no comulga con las visiones edulcoradas de la paternidad y se atreve a decir públicamente que su tercera novela, El resplandor, fue su "confesión" de que los hijos a veces se perciben como una carga agobiante. La novela estaba dedicada a su hijo, un niño que en ese momento tenía 5 años. El chico creció y, en 2005, publicó su primer libro. Eligió hacerlo en un país extranjero (Gran Bretaña) y con seudónimo. Joe Hill. Nada de recurrir a la fama del padre.
Dos gotas de agua. Stephen King y su hijo, juntos en un partido de básquet.
El libro fue bien recibido y Hill decidió, dos años más tarde, publicar una novela. Fue el momento de dar a conocer su secreto: era el hijo de Stephen King.
Hill reconoce ser un admirador de la obra de su padre y resume su desafío en unas líneas: "Lo más difícil para mí fue crear una identidad, especialmente como escritor. No en contra de él, no en lucha con él, sino a un costado: la pregunta era cómo encontrar mi carril".
El escritor Peter Straub –amigo de la familia– cuenta que Stephen King solía jugar con sus hijos a inventar historias. Planteaba escenarios y luego les preguntaba cómo seguir. Quizás aún estén jugando: la última novela del hijo entabla un diálogo con un libro clásico del padre; el padre retoma en uno de sus libros las criaturas que ha creado el hijo. Como bien dice Joe Hill: "Todo escritor es hijo de otro escritor. Puede que no lo sean de sangre, pero son hijos literarios. (…) yo luché con algo muy excepcional y extraño, que es ser hijo de sangre de mi padre literario".
En el nombre del padreKingsley Amis escribió novelas, poesía, cuentos, ensayos, crítica y guiones para radio y televisión. En su juventud fue parte del grupo de escritores conocidos como "Los iracundos".  Martin Amis nació en 1949, cuando Kingsley tenía 27 años. Alguna vez el padre dijo que su hijo era "demasiado listo para resultar tan mediocre como escritor".
El novelista Kingsley Amis juega al ajedrez con sus dos hijos. De ellos, Martin se convirtió en escritor, aunque su padre se la hizo difícil.
La relación nunca fue sencilla. Martin cuenta que sintió un "intenso e instantáneo dolor" cuando Kingsley le dijo que "no pudo" con su segunda novela. Su libro Experiencia parece ser el territorio que el autor utilizó para hacer cuentas con su padre. Allí, Martin describe con detalle la vida de Kingsley y su relación con el alcohol.
Es curioso cómo Martin vuelve una y otra a su padre. En diferentes reportajes, hablando de diferentes temas, una estructura se repite: "mi padre tal cosa, yo tal otra". Como si siempre estuviera atrapado en una dinámica de separación, de distinguirse de ese otro que también lleva su apellido. Le preguntan si el ritmo editorial lo presiona y dice que no; que él no publica un libro por año aunque su padre sí lo hacía. Cuando le preguntan sobre poesía, Martin cierra su respuesta diciendo: "Mi padre escribía poesía. Yo no". Le preguntan sobre la crítica y vuelve a mencionar a su padre. Le preguntan cómo ordena su biblioteca y responde: "Mis libros están divididos en dos áreas. Ficción y no ficción. Luego los ordeno por autores. Mi padre y yo, sin embargo, estamos juntos en un estante".
Martin vive en el mismo barrio donde vivió Kingsley.
Ciertas resonanciasLuisa Valenzuela nació cuando su madre, la escritora Luisa Mercedes Levinson, tenía 24 años. A la casa de infancia llegaban de visita escritores como Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, María Emilia Lahitte, Conrado Nalé Roxlo, Siria Poletti y Ernesto Sábato. Valenzuela recuerda que cuando Borges y su madre escribieron juntos el cuento "La hermana de Eloísa", ella oía las risas que venían de la habitación en la que estaban trabajando. Un recuerdo que agradece porque eso le dejó la convicción de que escribir era una actividad llena de alegría.
La escritora Luisa Mercedes Levinson crió a su hija Luisa Valenzuela en un entorno de escritores.
Al hablar de la relación con Levinson, Valenzuela cuenta una escena inaugural. Sexto grado. La maestra le pide a la madre que ayude a la hija con sus "composiciones". La niña tenía algunos problemas con esas tareas. Levinson hace lo suyo: escribe pensando "en la mentalidad de una nena de 11 años". A la hija esa redacción le parece "bochornosa". Decide escribir su propia historia.
Cuando le preguntan a Valenzuela qué opinaba Levinson de sus libros responde que no sabe. Ella siempre leía todo lo que escribía su madre porque la ayudaba a corregir sus manuscritos. Pero no sabe si su madre leía lo que ella escribía. Aunque recuerda un detalle, una anécdota. 1980. Valenzuela, que vivía en Nueva York, había llegado a la Argentina de vacaciones. Estaba escribiendo la novela Cola de lagartija. Levinson escribía El último zelofonte. Madre e hija se iban leyendo tramos de lo escrito y cuenta Valenzuela: "Surgió una especie de afinidad porque las dos teníamos alguna escena sobre el cuerpo de Evita. Las novelas no tienen nada que ver, pero esas páginas tenían algo extraño en común, como una resonancia".
Juegos de infanciaEn la casa de los Martínez no había televisor porque Julio no quería que nada distrajera a sus hijos de la lectura. Cada domingo había un ritual inalterable: reunía a los hijos, les leía un cuento y les pedía que cada uno escribiera. Luego había un "certamen literario de entrecasa" en el que los textos eran evaluados según "Originalidad, Resolución, Redacción, Prolijidad y Ortografía". El cuento ganador era pasado en limpio en la máquina de escribir del padre. Su autor recibía un chocolate como premio.
Guillermo Martínez siguió con esos juegos ya por fuera de la familia. Participó en muchos concursos, publicó sus primeros libros, se convirtió en un nombre clave de la literatura argentina.
Julio también escribía. Y era el primer lector de lo que escribía su hijo. Lo ayudaba pasando a máquina sus borradores. Cada vez que el hijo visitaba la casa paterna en Bahía Blanca, intercambiaban los cuentos que habían escrito. Los cuentos que el padre guardaba en un cajón esperando el momento del encuentro, ese espacio en el que el juego de infancia continuaba.
Después de su muerte, sus hijos decidieron publicar Un mito familiar, un libro que recopila historias inéditas escritas por ese ingeniero agrónomo que pasó toda su vida escribiendo, sin pensar en publicar. En su artículo "Un padre escritor", Guillermo Martínez cuestiona el "cliché" (propuesto por el psicoanálisis y la crítica literaria) de la necesidad del parricidio en la literatura. El escritor rompe con ese lugar común al decir que nunca quiso matar (ni siquiera simbólicamente) a su padre escritor porque fue justamente él quien le acercó lecturas fundamentales y "el ejemplo sostenido de su tecleo en el cuartito".

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Published on November 02, 2016 05:28

October 25, 2016

October 20, 2016

October 3, 2016

Entrevista para La Gaceta de Tucumán, octubre 2016

Entrevista publicada en La Gaceta de Tucumán con el título “Guillermo Martínez, el autor que leimprime filosofía al enigma criminal”, octubre 2016.
El escritor y matemático visitó la ciudad para estrechar las manos de Borges y Wittgenstein.
En el universo de Guillermo Martínez, las literatura, la filosofía del lenguaje y la matemática se transforman en tres perros que forman un círculo para morderse mutuamente la cola. Y la rueda empieza a girar y a girar y a girar dejando a su paso más preguntas que respuestas, más cuestionamientos que verdades absolutas, y sobre todo mucho más vértigo que abulia. Con esos enigmas que lo apasionan apretados en su valija, el autor de “Crímenes imperceptibles” -la novela policial llevada al cine por Álex de la Iglesia como “Los crímenes de Oxford”-, desembarcó en Tucumán ayer para compartir su conferencia “De Borges a Wittgenstein: series lógicas y crímenes en serie”, en el simposio “Wittgenstein: mares de lenguaje”.La conferencia comienza con un análisis de “La muerte y la brújula”, cuento de Jorge Luis Borges publicado a mediados de la década de 1940. “Se trata de una obra fundacional para la litera policial en Argentina. Pero toma más que nada la idea de la serie. En el relato de Borges hay una serie de crímenes vinculados con los puntos cardinales de la ciudad y hay una continuación que lleva al detective a descubrir el lugar donde se va a cometer el cuarto crimen. Lo tomo como un punto de partida para demostrar el comportamiento de las series lógicas y que no necesariamente tienen continuación única, que es justamente un problema que trató Wittgenstein de diversas maneras”Matemático además de escritor, Martínez aborda el tema de las paradojas de las reglas, en lo que ha profundizado el pensador austríaco: “El problema es que no hay unicidad en la continuación de una serie lógica. Es un problema que Wittgenstein trató de explicar cómo se resuelve, porque que afecta al modo en el que aprendemos, a los tests de inteligencia, afecta la posibilidad de pensar en una lengua perfecta, la posibilidad de enviar al espacio señales humanas que se interpreten de la manera que pretendemos... hay todo un mundo de vinculaciones relacionadas con esta cuestión”, remarcó.Aquellos planteos filosóficos se cristalizan en varias de las obras de Borges, un autor que se le puso nombre y apellido a la novela negra cuando se la tenía como un género menor de la literatura. Sobre la marcha que va tomando ese tipo de narrativa, Martínez conversó con LA GACETA.,
¿Sigue siendo un género menor la novela policial?De ninguna manera. El género se ha desarrollado en varias vías posibles. En Latinoamérica, por ejemplo, ha tomado mucha relevancia el narcocrimen, la pedofilia, la vinculación entre la policía y el terrorismo de Estado... hay muchas variantes, lo que cambia son los crímenes. Y también hay mucha cantidad, por lo que no toda esa literatura va a encontrar su público, pero no por el género.
¿Y qué es lo que se conserva en la esencia del género?Hay dos variantes muy diferenciadas. Por un lado tenemos el género policial negro, que acompaña el aquí y el ahora de las sociedades y que son casi testimoniales; y, por otro, está la novela que a mí me interesa más escribir que es el policial de enigma, el policial lógico, que no requiere tanto del aquí y el ahora. Yo creo que van a sobrevivir las dos vertientes.
Leer entrevista completa aquí

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Published on October 03, 2016 07:37

September 26, 2016

La razón literaria, entrevista de Nando Pagliaro

Entrevista publicada con el título Guillermo Martínez: “Me interesa una literatura que tenga un pieen la realidad”, en Polvo, septiembre 2016.
Por Nando Varela Pagliaro
Guillermo Martínez acaba de publicar La razón literaria, un libro que reúne ensayos, artículos y algunas conferencias que el autor de Crímenes imperceptibles dio en los últimos años. Un mediodía de otoño, nos encontramos en un bar del barrio de Colegiales para hablar del estado de la crítica, de los escritores de culto, de Borges como tema inagotable y de las similitudes entre el tenis y la literatura, temas alrededor de los cuales orbitan sus ensayos.
De algún modo La razón literaria es una continuación de La fórmula de la inmortalidad. ¿Qué cambió de tu forma de ver y entender la literatura desde aquel libro a éste?Las ideas y los clichés que pongo en cuestión responden a una línea que desde lo académico baja a los suplementos culturales, pero que no necesariamente está en discusión de forma horizontal en la literatura argentina. Sobre todo, a partir de la aparición de muchas editoriales independientes y del surgimiento de otras maneras de comunicarse entre los escritores y sus lectores. Ya no hay tanta mediación de la crítica dominante con respecto a lo que se hace y a cómo se valora lo que se hace.  Han surgido otros modos de validación y otros modos de intervención, lo que hizo que hoy los suplementos culturales hayan perdido algo de fuerza y centralidad.
Esos cambios que nombrás, ¿te parecen positivos o negativos?En algunos casos positivos, porque hay una mayor libertad, tanto para escribir en cualquiera de las estéticas que se elijan como para publicar. En otro sentido, extraño algo que tiene que ver con la formación literaria o la posibilidad de cotejar estéticas en base a lo que lecturas anteriores conectan con lo que se hace ahora. Me parece que se perdió ese vínculo. Ahora no necesariamente lo que se escribe lleva en sí una reflexión literaria sobre lo que ya está hecho en tal o cual campo. Muchas veces, cuando uno lee parece como si fuera una literatura de circunstancia, una literatura confesional, muy ligada al aquí y ahora, y a mí me interesa más la forma en que la literatura se conecta con lo que se ha hecho anteriormente.
En algún punto, ¿no es bueno olvidarse de la tradición a la hora de escribir?
Leer entrevista completa
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Published on September 26, 2016 08:15

September 20, 2016

24/9 Charla Literatura y Ciencia

Mundos paralelos. Diálogos entre científicos y escritores
Esta vez el escritor y matemático Guillermo Martínez dialogará con físico Willy Pregliasco sobre la ciencia y la novela, lo policial y lo detectivesco.En esta serie de encuentros, reconocidos científicos y escritores intercambiarán opiniones e ideas sobre cómo y de qué manera se entrelazan la ciencia y la literatura a la hora de la divulgación científica. Todos los sábados, con el escritor y periodista Daniel Guebel como moderador, se pondrán en juego estos mundos que convergen y se bifurcan en cada texto escrito. 
18 hs Centro Cultural de la CienciaGodoy Cruz 2290
CUPO LIMITADO
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Published on September 20, 2016 05:16

September 19, 2016

Guillermo Martínez's Blog

Guillermo Martínez
Guillermo Martínez isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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