Lola Ancira's Blog, page 59

May 28, 2014

Niños tristes – Gabriel Rodríguez Liceaga




Niños tristes (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2013) de Gabriel Rodríguez Liceaga (escritor mexicano, 1980) es una antología de nueve cuentos y el quinto libro del autor, pues ya ha publicado dos novelas y dos antologías más de relatos. Con estelibro,Rodríguez ganó el Premio Nacional de Narrativa María Luisa Puga (cuento) en 2010 y con Perros sin nombre el Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí 2012.
Niños tristes, ya lo ha mencionado el autor, es una evocación a lo que alguna vez fueron todos los protagonistas de estas historias: niños tristes que devienen en adultos aún más tristes, en trágicos y desesperados seres humanos que han cobrado conciencia de su existencia y que, a pesar de todo, continúan con la farsa día tras días. Niños tristes está conformado por imágenes estremecedoras más por lo verosímil de la situación que por el suceso en sí. El lenguaje coloquial permite una lectura íntima que, junto con la sucesión de singulares escenas, dan cuenta de ciertas peculiaridades del estilo del escritor.
Todas estas historias son fragmentos de vidas teñidos por la melancolía, que bajan a diferentes velocidades por abismos individuales y que durante el viaje arrastran a quienes están más cerca. Conocer a estos niños tristes es indagar en la existencia de seres humanos ordinarios y resignados a vivir con la desdicha: la pareja que vive al lado o enfrente de nuestro hogar, el conductor del transporte público con el que existe una relación de indiferencia recíproca; el guardia que custodia la entrada a cualquier lugar donde hay presupuesto para contratarlo (por ínfimo que sea lo resguardado, incluidos oficinistas); amigos que mueren mucho antes de lo pensado y a los que podemos seguir visitando gracias a la red; así como las ideologías impuestas con opresión y tiranía que demuestran la violencia permanente en nuestra especie. Y están también aquellas personas que surgen de una realidad excluida: indigentes a los que, después de cierto tiempo, nos familiarizamos, al igual que a los cadáveres de diversos animales urbanos que se pueden admirar cotidianamente en el asfalto o la acera (incluidos, sí, los seres humanos); y los abundantes vendedores ambulantes de pornografía pirata y su vasto repertorio de material.
Sentir conmiseración por otras especies y no por la propia, así como encontrar los momentos más emotivos en relatos donde un animal muere en condiciones desconocidas o violentas es, sin duda alguna, desconcertante y abrumador, pues siempre he tenido la idea de que un animal jamás hará daño por placer (como sí lo hace el ser humano) y por ende, nunca será acreedor a cualquier tipo de crueldad. Es de esa desigualdad, de ese abuso e injusticia de donde surge el sentimiento de compasión por un ser abusado y en el que no hay cabida para el odio, pues pareciera que el sufrimiento ha llenado toda su existencia.
El perro del oficial Muñoz es, en parte, razón por la que escribí el párrafo anterior. El nombre de Brunello queda haciendo eco tras cerrar el libro, el nombre y su imagen fuerte, que a pesar de su trágico final, conserva cierta firmeza de espíritu. Una vida de poco más de una docena de kilos que vale mucho más que la de varios humanos y que incluso brinda más cariño y amistad que éstos.
Otro de mis cuentos favoritos es En el instructivo dice que los arrojes a la basura aún vivos queme pareció, en primera instancia, una historia sobre abortos. Me llevé una (no grata) sorpresa al descubrir que se refiere a otros seres vivos, y aquí lo sorprendente es el grado de indiferencia y apatía que se puede sentir por otra vida, lo práctica que resulta la cultura insensible en la que vivimos y lo accesible que se muestran ciertos mecanismos de tortura que permiten atrapar y simplemente desechar, junto con los desperdicios, esas vidas minúsculas que deben aborrecen más que nosotros coexistir en el mismo espacio.
En Zoológico de animales muertos, la idea de un bestiario del fin del mundo reflejalo que realmente son esos lugares de confinamiento: esclavitud de seres majestuosos al servicio de la diversión de insensatos que incluso pagan para mantener dicho espectáculo, y que además transmiten la normalización de la crueldad, meramente por placer, a las generaciones más jóvenes. Pero este zoológico alberga un conjunto de cadáveres de animales postapocalípticos, es el espectáculo de la decadencia que aún es adornada por una belleza que se transforma con cada fase de la putrefacción. Incluso podría pensarse que la única manera de escapar del cautiverio, escogido o impuesto, es a través del espectáculo de la muerte.
Los Werners falsos retratan la existencia predestinado a desaparecer, la derrota de una visión fantástica sin fundamentos sólidos que es destruida por elementos externos que no logran comprenderla y que, en un arrebato feroz, aniquilan ideales desconocidos.
Niños tristes es un reflejo, un recuerdo de que todos, en algún momento de nuestra existencia, fuimos (y tal vez seguiremos siendo) nada más que desdichados infantes anhelando lo imposible.
Este autor también forma parte del reciente proyecto de Joel Flores para difundir la literatura contemporánea de nuestro país, por lo que transcribo una de las preguntas y respuestas de su entrevista que me encantaron:

JF.- Cada uno de los cuentos de Niños tristes es una alegoría perfecta de la sociedad alienada por la modernidad que nos ha tocado vivir. Creemos en el amor como un proceso desechable. Creemos en las relaciones cada vez más de forma impersonal. Nos educaron para ser el mejor de una sociedad y terminamos siendo parte del ejército de seres que piensan lo mismo. ¿Cómo se formó este libro? ¿Cuál fue su proceso de creación y bajo qué ideas?
GRL.- Nos educaron para ser una bola de pajaritos enjaulados. La forma como escribí este libro de cuentos es la siguiente: durante cuatro años escribí –no sé– veinte cuentos,luego maté once y me quedé con los nueve que conforman el libro, que a mi parecer eran los mejores. Las ideas que me inspiran son lo de menos. Historias por contar sobran. Basta con señalar una noticia al azar en el periódico,cambiarle de canal a la tele o prestarle el mínimo de atención a nuestra pareja.Lo realmente importante para el cuentista es pulir la forma como se cuenta, ejercitar la prosa, evocar estructuras, borrar párrafos, intentar diferentes puntos de vista, contar la misma historia con tres páginas o con quince, o con cuarenta. En una palabra: escribir. Y escribir y escribir.

Portada del suplemento cultural 'La gualdra' No. 145, de La Jornada Zacatecas.

Pueden leer la entrevista completa directamente en el blog de Flores, que lleva por título Escribir es comer camote 364 días al año .
Actualmente, Rodríguez escribe constantemente en su interesante columna de la Revista Cultural Crítica, que pueden leer aquí.
Niños tristes está a la venta en librerías El sótano y EDUCAL.
Presumo mi dedicatoria por el autor y el hecho de que no encontré una línea que los salvó, si no varias, a pesar de no requerirlas, pues se salvan por sí mismos:


Aquí las mencionadas líneas y el extraordinario anuncio de que el cuento del mes (que publicaré en la siguiente entrada) será precisamente de este autor. Hasta pronto, niños tristes.
Los Werners falsos
“Resulta que sí existe el silencio.” P. 32
En el instructivo dice que los arrojes a la basura aún vivos
“Él a veces la sueña. No siempre la menciona a la séptima cerveza.” P. 33
“Esa consumada necesidad de Mirna por sentirse insegura (...)” P. 34
“(...) la redundancia cierra las puertas del paraíso” Ibídem
“Cada quién elige su infierno.” Ibídem
“Él la observa y piensa que, de haber podido, le hubiera encantado masturbarla al menos una vez a la semana durante todo el tiempo que estuvieron separados. Masturbarla y nada más. Masturbarla y ya.” P. 35
“Entonces él se transforma en el malhumorado borrachito de fin de semana que en realidad es. Triste hombre en calcetines que memoriza nombres de escritores impronunciables para después utilizarlos como si fueran la carta más grande en sus ridículas reuniones.” P. 35-36
“Los tronidos de protesta de los muebles cansados de ser muebles.” P. 41
El perro del oficial Muñoz(La autopsia del bebé mamut)
“(...) vb¿i en un programa de tele que cada vez que subes una escalera vives dos segundos más. Yo por eso todos los días bajo cuantas escaleras se me presenten en el camino.” P. 48-49
Nadien sabe amar

“Lee NADIENSABE AMAR en la pared donde está recargada Silvia fumando. Le da risa la falta de ortografía. Piensa que el amor es para analfabetos.” P. 58
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Published on May 28, 2014 19:22

May 23, 2014

Mar de la memoria – Gilma Luque




Mar de la memoria (Ediciones B, 2013) de Gilma Luque (escritora mexicana, 1977) es la segunda novela de la autora, egresada de Filosofía de la Universidad del Claustro de Sor Juana y becaria del FONCA en la disciplina de novela durante dos periodos.
La novela está conformada por dos partes y ambas son narradas por Gabriela Rodríguez, la protagonista: la primera, Materia oscura, es narrada desde la voz de la adolescencia, de la impericia de una adolescente de 17 años que carga, desde que fue concebida, con el dolor de una madre abandonada y suicida. El lenguaje es coloquial y cumple a la perfección la creación del perfil de Gabriela, nos introduce de manera rápida y personal a un universo donde la mentira y la soledad son las bases que conforman la realidad de los personajes.
Materia oscura incluso puede designar la esencia de ambas mujeres, ese silencio perpetuo dentro de sus almas que lo cubre todo, esa ausencia de felicidad más por decisión propia que por designio del futuro, por una elegida permanencia eterna en el pasado. Una materia en ausencia de color y de dicha pero que no elimina del todo la felicidad en su existencia, que aún recuerda cómo disfrutar de ciertos pequeños placeres que les permiten aferrarse a lo que está por venir, a pesar de la certeza de saber perdido todo.
Algo extraordinario es que esta primer parte termina de manera contundente con cuatro líneas que describen un suceso terrible y que encierran la furia, la rabia del abandonado, del que se sabe de pronto solitario y extraviado, del que ya no reconoce su propio cuerpo o sus propios recuerdos, del que se deja morir siguiendo a ese primer muerto en nuestras vidas que desprende una parte de nuestra alma para no irse tan solo a dónde sea que vaya, porque si hay algo seguro, es que ese nuevo lugar será desolador.
La segunda parte, Féretro de cristal, (que por cierto, lleva un hermoso epígrafe de Banana Yoshimoto) muestra un fuerte cambio en la narrativa: ésta madura junto con el personaje, pues han transcurrido casi dos décadas y su voz lo refleja. Debo admitir que me sentí fascinada con este giro, con la profundidad reflejada por Luque y un estilo mucho más definido, una aguda sensibilidad y un delicado uso de alegorías y símbolos que no están exentas en la primer parte.
Luque, a lo largo de la novela, hace un compendio de explicaciones y sentimientos sobre lo que es vivir de la mano de la tristeza, tener una existencia vacía que se resguarda en la de otros y que incluso lleva a la protagonista a la codependencia hacia pretendidas figuras de autoridad o idealizadas por la mente y el imaginario de la adolescente y sus reminiscencias, ya en la adultez.
Gabriela no sólo heredó ciertos rasgos bellos de su madre, también su tristeza y abatimiento por la vida, esa eterna melancolía que acompañan a quienes se saben fuera de lugar en esta existencia terrenal. Luque otorga a la depresión la condición de ser, una condición natural y humana de la que nadie está exento, pero que la mayoría decide encubrir con pretendida felicidad y fingidas sonrisas que permiten que el curso de la vida, así como la estirpe, continúen.
Uno de los misteriosos temas que activa el mecanismo de esta historia es el suicidio, la acción que anula la vida por decisión y mano propia, y que por más disparatado que pueda parecer, se hace o decide conscientemente, variando el tiempo de planeación, acción e intentos.
A continuación, trascribo mi pregunta y respuesta favorita en una entrevista a la autora que encontré en Internet:
¿Tuviste algunas relecturas o lectirasnuevas para reforzar cosas a la hora de escribir?
Tuve relecturas importantes, por ejemplo, La campana de cristal, de Sylvia Plath. Me pareceque la idea o el tono salía de eso, una vez queuno desea morir de verdad va a terminar haciéndolo.En el libro hago referencia a Platón, siempre releo ideassobre la muerte. Lo que significa no estar aquípensando que lo que tienes que hacer es estar aquí.
Pueden leer la entrevista completa desde la página original en este enlace.
Para leer un amplio fragmento de la novela, pueden visitar el siguiente enlace.
Mar de la memoria está a la venta en las librerías Gandhi, El sótano y El péndulo.
Cierro la reseña con una serie de frases que encierran todo el misterio del título y la novela en sí, todo el desasosiego que significa la existencia para estas dos mujeres.
“Lo que más recuerdo de mi madre son sus mentiras. Miente para casi todo, aún cuando no hay necesidad (...)” P. 17
“Las islas, como los bosques, son lugares para perderse.” Ibídem
“Una confesión jamás debería de tomarse a la ligera: decir hace que las cosas dejen de ser las mismas.”P. 19
“Kati dice que la gente no cambia, se revela. Y ella se siente un monstruo.” P. 27
“(...) siempre me despido con una angustia que me sigue como perro, un perro que se aferra a que yo sea su dueña, un perro agresivo, lastimado.” P. 30
“¿Cómo diablos se las arregla para ser tan infeliz?” P. 33
“Yo tengo un señor perro llamado Angustia y vive en mi corazón decapitado.” P. 35
“Ya no se qué palabras usar con ella, qué palabras podrían causar su muerte.” P. 37
“Posiblemente quieras a alguien más que a ti, lo sé porque así somos: amar nos rebasa.” P. 55
“(...) me contó de un río que tiene las aguas del olvido, si tomas de ellas te quedas sin recuerdos: quiero varios frascos.” P. 57
“Soy una mujer que duda, que teme. No se cómo ni cuándo comencé a abrir las manos, el corazón, a dejar mi vida en un lugar seguro: Lejos de mí.” P. 82
“Los días no me traicionaron hasta que se cansaron de la mentira.” Ibídem
“Tenía miedo de salir y perderme, miedo de estar tan sola, de poder pensar y sentir, miedo de ese deseo que yo enterraba muy dentro de mí para que no fuera cierto: deseaba morir.” P. 91
“Yo era una asesina en potencia y estaba enamorada.” P. 108
“(...) todo era frío porque así es la muerte.” p. 110
“Es tan fácil olvidar lo importante, subestimarlo cuando algo bello es posible.” P. 112
“Mi memoria elige para recordar los momentos menos adecuados. Tal vez lo hace a propósito para que lo sucedido no sea tan real, no lo sea todo.” P. 116
“Tomé más vino para recordar u olvidar lo inexorable, lo inminente, para sentirme alegre aunque fuera una mentira o para llorar sin ninguna restricción y con el pretexto de no estar en mis cabales, aunque ese no fuera u pretexto, aunque fuera una verdad ignorada, y que nadie creería si yo la pronunciaba sólo porque sí.” P. 120
“Yo me recuerdo ilesa, a salvo de la vida, ausente, fuera.” P. 121
“Sentirse innecesario te borra.” P. 125
“Pero el pasado se repite sin cansancio aunque no volvamos a él. Tiene su propio espacio. El espacio del pasado es continuo.” P. 126
“Uno no elige los recuerdos, ellos nos inventan a nosotros.” Ibídem
“Yo quería besar a alguien indiferente a mí. ¿Y si esa era la única felicidad?” P. 127“(...) siempre pasaba algo en la vida que nos volvía incapaces para estar vivos de verdad. Algo que nos debilita, sí, ya no podemos equivocarnos, caer. Tenemos un muerto.” P. 128
“Pensé: Toda mi desdicha ahora le pertenece.” P. 133
“Ella sólo lloraba por las noches, de 11 a 1. Por el día su tristeza era resignada.” P. 135
“Pensaba ilusamente que uno entristecía por algo y no como condición de ser.” P. 140
“Pensé que siempre terminábamos siendo la sombra de algún muerto.” P. 150
“Reclamarle por qué no me salvaba de mí.” P. 155
“El amor es un accidente que pocas veces les sucede a dos personas al mismo tiempo.” P. 165
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Published on May 23, 2014 20:06

May 14, 2014

El último intento - Mariel Iribe Zenil




El último intento (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2013) de Mariel Iribe Zenil (escritora mexicana, 1983) es una compilación de nueve cuentos y el primer libro publicado de la autora. Algunos de sus relatos ya han aparecido en cuatro antologías y fue becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sinaloa.
El último intentodescribe, a través de una narrativa intimista y de una atmósfera familiar (que lo mismo se desarrolla en lo rural que en lo urbano), todos esos pequeños esfuerzos diarios por mantener una relación que se sabe perdida y desgastada por la vida misma, por la simple interacción de dos existencias opuestas que se obstinan en permanecer juntas: (...) se habían unido hasta que la muerte, si podía, les hiciera el favor de separarlos (...).
La mayoría de los cuentos están narrados en tercera persona, pero descubrí, con asombro, que es en la narración en primera persona donde Iribe se expresa con mayor fuerza y donde los acontecimientos son más brutales y espontáneos. Giros inesperados en las tramas que llevan a finales imprevistos son un común denominador que, junto con algunos secretos atroces, coadyuvan a dotar de vida y sensibilidad a estas historias a través del imaginario.
Estos relatos reflejan el tiempo y las palabras que han sido tragadas, todos esos sentimientos enmarañados que crean redes insalvables que retienen la felicidad y terminan por convertirse en amargura y aflicción, en impulsos homicidas y pensamientos criminales de los que nadie está exento.
Tres de los cuentos más fascinantes son El último intento, Cine Veracruz y La tía Inés.
El último intentorefleja las manías que, con el paso del tiempo y de los años, merman la relación. Expone obsesiones, comportamientos repetitivos y obsesivos que a su vez generan otros y transforman al que observa. El último intento es entonces la tentativa final por encontrar una solución, por fatal que ésta pueda ser.
Cine Veracruz describe la vida de una anciana que sufre de Alzheimer (tema que me apasiona) pero que aún tiene episodios con plena consciencia de sí misma y la enfermedad que la aqueja, reconociendo sus limitaciones y viviendo del recuerdo, ese lugar atrofiado al que no siempre puede regresar, al que se aferra con ciertas reminiscencias que le dicen quién fue, que aún guardan claves de aquello que ha sido su existencia y a las que se empecina infantilmente al tiempo que afirma: (...) los años se han llevado mi memoria.
En La tía Inés, descubrimos la historia de ciertas mujeres de una particular familia a través del testimonio de una de ellas. Una confesión detallada sumergida en erotismo, picardía y diversas actividades sexuales como el voyeurismo y el exhibicionismo, que nos hacen volver a la adolescencia de la protagonista y al precipitado debut en su vida sexual, al tiempo que revela otras intimidades que inclusive, en ciertos aspectos, recuerdan a la historia de “Las Poquianchis”.
El juegodemuestra el trasfondo donde es mejor esconder ciertas verdades, gustos o afinidades para evitar cualquier tipo de conflicto con otra persona: ese trasfondo de donde cuestiones complicadas sólo asoman a través de ciertas artimañas y manipulaciones perspicaces que poco a poco demuestran sus razones ocultas reales.
Podría fácilmente aducirse que los personajes de Iribe sufren de psicosis, pero en realidad sufren la existencia, sufren todo un sin fin de emociones con los que hemos sido dotados, padecen los mismos terrores de toda la humanidad y son atormentados por fantasmas ancestrales que terminan por convencerlos de que este mundo es un gran sin sentido que inútil y maniáticamente tratamos de ordenar para dotar de algún significado. Porque el ser humano necesita explicaciones, razonamientos lógicos para poder funcionar: leer a Iribe es llegar a una puesta en escena donde se muestra lo paradójico del asunto.
Iribe deja claro que la comunicación por el lenguaje corporal es mucho más efectivo que la palabra, que los pensamientos tienen una voz más alta y fuerte que los vocablos y que los trastornos de personalidad son más comunes de lo que creemos. Paranoia, temores irracionales, pánico e imaginadas realidades paralelas confluyen en todas las oportunidades finales que se otorgan a otra persona; incesantes pensamientos trágicos de los que no se puede huir...
Para finalizar, transcribo unos párrafos de la entrevista realizada por Joel Flores a Mariel Iribe, que se publicó en el suplemento cultural La gualdra, de La Jornada Zacatecas, aquí el enlace completo en el blog del escritor.
JF.- La mayoría de las historias de El último intento son anticlimáticas: dos personajes urden su propia trampa que termina resuelta o complicada por un final suspendido o abierto, que genera ambigüedad, una interrogante para el lector. ¿Cómo concibes el cuento?
MIZ.- Siempre he creído que el cuento es un breve instante en la vida de las personas. Un instante que guarda cierta magia y algo oscuro que puede o no revelarse al final. Siempre que escribo o que estoy pensando en una idea que me da vueltas en la cabeza, no puedo evitar pensar en la teoría de Hemingway, en la que compara este género con un iceberg. En el cuento solo se revela de manera parcial la vida de una persona, y todo lo que está debajo lo sabe el autor, pero no lo revela. Y ahí, en esa línea tan delgada en donde se establece el límite de lo que se dice y lo que no, está el arte o la habilidad para construir un cuento.

El último intento está a la venta en las librerías EDUCAL y Gandhi.
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Published on May 14, 2014 20:05

April 30, 2014

El abismo más profundo (Andrés Caicedo y el segundo aniversario del blog)

Ilustración por Abia Dina Diaz
El blog cumple hoy su segundo aniversario y lo celebro de la mejor manera: compartiendo mi texto más reciente escrito para la Revista Yaconic, publicado en su web hace algunos días.
Con esta breve biografía del apasionado escritor Andrés Caicedo, De letras y maullidos cuenta ya con tres entradas dedicadas a él: debutó con su novela corta Angelitos empantanados y su siguiente aparición fue con el cuento En las garras del crimen.
En lo personal, conocer e investigar sobre la vida de mis autores preferidos es tan importante como leer su obra, pues así se encuentran nuevos matices en sus temáticas o  se logra cierta comprensión más profundas sobrecuestiones específicas en su literatura, pero claro, cuidando y evitando siempre criticar al autor con argumentos ad hominem (esas falacias que a menudo son empleadas por detractores poco astutos).
Sin más dilación, El abismo más profundo, texto que muestra una parte mucho más personal de la vida de Caicedo y que revela ciertos acontecimientos íntimos y desgarradores de su existencia, pero tan fascinantes como su literatura. 
El abismo más profundo
Andrés Caicedo nació el 29 de septiembre de 1951 en Colombia y desde temprana edad mostró un gusto peculiar por la lectura, la escritura y la mentira, tres factores indispensables para la formación de un escritor. En 1968 estudió teatro en la Universidad del Valle y en 1969 publicó en varios diarios sobre crítica cinematográfica, además de recibir dos premios literarios por sus cuentos Berenicey Los dientes de Caperucita. Fascinado por el cine, en 1971 fundó, junto con otros amigos, el Cine-Club de Cali, donde un grupo reducido de personas veían las proyecciones que él mismo seleccionaba. Su tiempo transcurría entre crítica de cine, guiones, adaptaciones, cuentos y ensayos.
En 1973 viajó a Nueva York con la idea de vender algunos de sus guiones para largometrajes, pero fracasa en este cometido y vuelve a su Cali al siguiente año, mismo en el que escribe, según sus palabras, su mejor cuento: Maternidad. Inicia la publicación de su revista Ojo al cine, que se convertiría en la de mayor importancia en su país, y se publica uno de sus relatos por primera vez, El atravesado. Caicedo ya había afirmado que vivir más de 25 años era una insensatez, y sabiéndose cercano a la edad límite, tuvo dos intentos de suicidio. Escribe entonces dos cuentos más, publica los siguientes tres números de su revista y entrega a Colcultura (ministerio de cultura de Colombia) el manuscrito de su novela ¡Que viva la música!
Finalmente, Caicedo se suicidó el mismo día en que recibió una copia de su primera novela publicada, y, a modo de señal de que había logrado su meta en la vida, decidió partir definitivamente. La mayoría de sus publicaciones son póstumas, entre las que se encuentran más de 20 cuentos, nueve compilaciones, tres novelas inconclusas y más de cinco guiones para cine y teatro.
Andrés le escribe a su gente y a su ciudad; trata de comprender y escribir a través de los ojos de los menos afortunados; describe una sociedad en la que la moral depende del contexto y la violencia es habitual, lo mismo que las injusticias, y en la cual la creciente urbanización destaza cada vez con más saña a la naturaleza: ese lugar hermoso, poseedor de tranquilidad y divinidad.
Su obra está impregnada de Poe, Unamuno, Borges, Melville, Hawthorne y muchos otros. En su literatura menciona otros textos, a otros autores y otras obras, incluso ideas para otros cuentos. Caicedo es autobiográfico: con detalles y nombres revela partes de su realidad y critica a la sociedad en la que le tocó vivir y a la que enfrentó desde los 20 años con la creación de una vanguardia contestataria en su ciudad natal: Cali, pequeña capital localizada en la costa occidental del país.
La narrativa de Angelitos empantanados o historias para jovencitosse caracteriza por tener listados de sustantivos y adjetivos que intensifican la emoción, el significado de cada palabra. Ésta es una historia conformada por tres partes. En la parte final, uno de los personajes de Caicedo narra desde la muerte, tras ser asesinado. De la misma forma lo leemos ahora, como un fantasma que ha dejado su legado escrito para perdurar en la memoria, en las conciencias, y quizá así llegar a la indicada, a una mente con la misma hambre por vivir apasionadamente un tiempo reducido pero significativo, lo que sin duda evoca la siguiente frase de James Dean:
LIVE FAST, DIE YOUNG, AND LEAVE A GOOD-LOOKING CORPSE.
Pero Caicedo, además de dejar un hermoso cadáver, dejó una obra inédita e incompleta: su primera novela recién publicada, poemas, el inicio de un documental que nunca se finalizó por diferencias con el director, amistades entrañables y un amor idealizado al que le pedía, en su última carta, en seis compulsivos y repetitivos renglones “No te vayas, no te vayas, no me dejes, no me dejes”, cuando en realidad fue él mismo quien se dejó ese día, tras presentarse frente a ella después de ingerir 60 pastillas de barbitúricos y morir sobre el escritorio.
El caleño además se justifica ante su madre un año antes de partir de nuestro mundo y deja claro que la decisión estaba tomada desde hacía tiempo:
“Nací con la muerte adentro y lo único que hago es sacármela para dejar de pensar y quedar tranquilo. Yo muero porque ya para cumplir 24 años soy un anacronismo y un sinsentido, y porque desde que cumplí 21 vengo sin entender el mundo. Ahora mi razón está extraviada, y lo que hago es solamente para parar el sufrimiento”. Andrés Caicedo, fragmento de una carta a su madre (1975).
El poeta maldito colombiano no ha sido olvidado: en 2012, conmemorando los 35 años de su muerte, se inauguró la exposición Andrés Caicedo: Morir y dejar obra en la Biblioteca Luis Ángel Arango, en Colombia. En ella se mostraron diversos documentos, manuscritos, fotografías y cartas del escritor. Así es como Caicedo quiso perdurar y con ello se ganó la inmortalidad. Así es como lo recordamos ahora y le hacemos saber, donde quiera que esté, que logró su cometido y que su corta existencia y grande creación sigue asombrando, influenciando y destrozando a los vivos. Hasta la siguiente página, Andrés.
Caicedo es el eslabón perdido del boom. Y el enemigo número uno de Macondo. No sé hasta qué punto se suicidó o acaso fue asesinado por García Márquez y la cultura imperante en esos tiempos. Era mucho menos el rockero que los colombianos quieren, y más un intelectual. Un nerd súper atormentado. Tenía desequilibrios, angustia de vivir. No estaba cómodo en la vida. Tenía problemas con mantenerse de pie. Y tenía que escribir para sobrevivir. Se mató porque vio demasiado.Alberto Fuguet
No podría decir exactamente por qué en la obra de Andrés la fascinación por el horror. Puedo hablar de la fascinación por el horror que siento yo después de leer a Andrés. Primero que todo, es como una fascinación por la maldad, antes que por el horror, y por una pasión que es más grande inclusive que el amor o que cualquier otra pasión, que es la pasión por el miedo -según Stevenson, la más grande de las pasiones- y es esa cosa de sentir uno que se pierde, de sentir que de pronto las cosas no funcionan como uno piensa, que poco a poco uno se puede ir deslizando y perderse de una realidad.
Óscar Campo
Agradezco todas sus lecturas y cierro este año con un documental sobre Ándres Caicedo, ese angelito empantanado que huyó de este mundo abrumador.


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Published on April 30, 2014 17:52

April 23, 2014

Los franceses no existen – Víctor Roberto Carrancá

Víctor Roberto Carranca
Los franceses no existen es un cuento que forma parte del libro El espejo del solitario (Editorial Ficticia, 2014) de Víctor Roberto Carranca, cuya reseña publiqué en la entrada anterior en el blog.Narra la historia fascinante de una pareja que, tras varios fracasos para tener un hijo, buscan la ayuda de un experto que hace realidad el deseo del que son cautivos desde varios años atrás.Lo fantástico radica en sí en el origen inexistente de aquel prodigio, que denota su singularidad desde el aspecto físico hasta el lenguaje: un niño francés.El protagonista, que es el padre, es la evidencia perfecta de la reacción humana a lo desconocido o a lo extraño, que fluctúa entre el miedo y la negación. Y es que, en realidad, son la paranoia y las alucinaciones las creadoras de una amenaza imaginaria y por tanto inofensiva pero colmada de  prejuicios que pesan cada vez más en la vida de aquellos que lo rodean, incluido, claro, su pequeño y único vástago. Pueden leer el cuento directamente en donde fue publicado por primera vez, en el sitio web de la revista Vice.
 Sketch by Edward Gorey
Los franceses no existenPermítaseme hablar acerca de mi esposa y del acto de traición que destruyó nuestro matrimonio. No importa que todo haya sucedido en otro plano de existencia, mi mujer me había sido infiel y el niño del que me suponía padre no era, en realidad, hijo mío. Esto es algo seguro, irrebatible y axiomático a pesar de que el engaño ocurrió en un espacio y tiempo distintos al que habitamos.Han pasado muchos años desde que un doctor rescató nuestro linaje de las inclemencias del vientre de mi esposa. Pareciera ser que la vida confundió la barriga de mi consorte con una tumba de ilusiones paternas.¿Cuántos niños perdimos allá adentro? No lo sé, pero debieron ser muchos puesto que cada vez que mi mujer se embarazaba, el feto desaparecía, de la noche a la mañana, sin dejar rastro.He aquí que llega un médico resuelto a rescatar nuestra descendencia del pozo hambriento de la esterilidad. Aunque el estómago de mi querida estaba tan plano como la i de infértil y no redondo como la b del embarazo, el médico me aseguró que sacaría un niño de allá dentro. Tan pronto hizo esta declaración, el doctor le pidió a mi mujer que se recostara en el diván y abriera las piernas. Acto seguido, vistió su mano con un guante de plástico, se reclinó acucioso ante el arco creado por mi esposa, le levantó el vestido y… bueno, el caso es que esa misma tarde mi queridita logró dar luz a un niño que, por blanco y débil, me recordaba a una estatuilla de porcelana.Para fortuna nuestra —corrijo, sería para nuestra desgracia—, la figura frágil que era mi hijo jamás se quebró bajo nuestro cuidado sino que creció, creció y creció para convertirse en un rapazuelo inteligente y peculiar, ay, tan inteligente y tan peculiar que no pude evitar cuestionarme sobre su origen.Todo empezó una mañana en la que observé a mi hijo con detención y me percaté de las numerosas diferencias que existían entre nosotros. Me refiero a que él poseía una figura tan esbelta y seria como la de una botella de licor de albaseco, a pesar de que su madre y yo somos tan robustos y joviales como dos barriles del vino más corriente; o el hecho de que él siempre cuidara sus modales en la mesa mientras que mi mujer y yo nos alimentamos como dos marranos expuestos a varios días de inanición. Súmese a lo anterior, la razón más importante que habría de sembrar mi incertidumbre: el hecho de que mi hijo, a sus siete años, hablara un francés más elocuente y perfecto que el de cualquier francés que yo haya escuchado en mi existencia.No me extrañaba que mi hijo, siendo tan pequeño, dominara un idioma en el cual nunca pudo haber sido instruido. Me extrañaba, eso sí, que la lengua que hablaba fuera justamente el francés, siendo que los franceses, al igual que los fantasmas, la felicidad o los conejos, no existen. He revisado cada mapa, enciclopedia y atlas y puedo asegurarlo, confirmarlo y reiterarlo: no existen los franceses. No existen, nunca han existido y tal vez nunca existirán. Aun así, mi hijo aseguraba hablar francés y yo no pude desmentirlo, pues a pesar de que nunca he visto, escuchado o imaginado a un francés, nada podía ser más afrancesado que esas palabras frías que mi niño sacaba de su boca como si su lengua fuera una cuchara para helado.Tal vez esto hubiera pasado inadvertido. Tal vez su madre y yo hubiéramos creído que el hablar francés era parte de alguna fase conflictiva de la infancia. El problema, aquello que hizo brotar mi descontento y generó mis dudas sobre la fidelidad de mi pareja, el problema, repito, es que mi hijo hablaba muy bien el francés mientras que en nuestra lengua apenas pronunciaba una que otra palabra. Esto me llevó a una única, posible e irrebatible conclusión: mi hijo no era mi hijo sino el hijo de un francés. Sí, un francés hipotético, irreal e ilusorio, pero eso sí, con suficiente desidia para preñar a la esposa de un hombre honesto y cuya única falta fue considerar como inofensiva la inexistencia de los franceses. El hijo de un francés como aquellos en los que usted y yo nos negamos a creer.Tonto no soy y sé reconocer a un francés cuando lo veo y, aunque me niego a creer en ellos, sí, con seguridad puedo decirles que mi supuesto hijo estaba emparentado con algún francés y no con este humilde hombre al que sólo le queda, como única riqueza, un relato aburrido aunque no exento de penas.Días después, cuando reuní el valor para interrogar a mi esposa, ella me aseguró que jamás había estado con un francés, que ni siquiera sabía lo que era uno y por el tono en el que yo se lo cuestionaba preferiría nunca saberlo. Yo confío en mi señora. Siempre lo he hecho. Pero las evidencias dictaban que aunque nunca estuvo con un francés, nunca lisonjeó ni conversó con uno, mi esposa tuvo el hijo de un francés y no el de un rodeniano como yo. Por ello no tuve más opción que confesarle a mi hijo que él no era hijo mío y que su vida se basaba en un engaño.Resumiré este desagradable episodio con mi hijo llorando en el patio, preguntándose (en francés, por supuesto) por el sentido de su existencia. Y digo resumiré porque aunque mucho ocurrió después, ahora sólo he de hablar de lo que sucedió a partir de que el muchacho supo que él era en realidad un francés y no un rodeniano como todos pensábamos.Sin duda mis palabras agravaron la enfermedad del niño, puesto que a las pocas semanas de hacerle saber su condición de francés, el pequeño comenzó a olvidar todo acerca de nuestra hermosa Roden.Sucedía, por ejemplo, que si en la escuela se le cuestionaba sobre cualquier tema de historia —como, supongamos, el nombre de los 27 monarcas cégicos—, el niño excretaba una lista de incomprensibles nombres franceses. Lo mismo ocurría cuando debía cantar nuestro himno, recitar un poema tradicional, sumar, restar o jugar a la pelota. Todo le salía en francés y, al poco tiempo, mi hijo ya no sabía hacer nada en nuestro idioma.¿A dónde, me pregunto, habían ido todas las historias que le contábamos por las noches? ¿Por dónde se escaparon los relatos de cuando Matías Papalote mató a su esposa y la enterró en una nube o aquellos acerca de José el Solitario y de cómo lo internaron en un asilo por escribir desvaríos como este?Se quedaron, eso sí, miles de palabras francesas que se amontonaron en su boca al grado de hacerle nudos en la lengua y provocarle úlceras en las encías —unas pústulas blancas que el médico atribuyó a la falta de vitaminas aunque usted y yo, sabemos diferente.Llegó el momento en que a mi hijo le cambió incluso el nombre y, de un día para otro, ya no se llamaba como mi mujer y yo decidimos nombrarle, sino que respondía algún nombre francés que nunca, nunca, pude pronunciar.Al final, el muchacho ya no tenía nada de hijo mío. Cuando nos dirigíamos a él, sus ojos se transformaban en dos túneles que llevaban hacia un lugar extraño, abundante en viñedos, campesinas hermosas y muchos, muchos conejos —sí, amigo ¡conejos!—Hijo mío —le decía yo al verlo abstraído en ese mundo interno—, soy tu padre, ¿acaso no me reconoces?Él abría su boca y me decía algo que en su idioma debía significar:—Señor, ¿hacía a dónde emigran las aves en invierno?Después de mucho meditarlo, concluí que no quedaba más opción que pedirle que se fuera de la casa. Preparé una maleta en la que guardé algo de ropa, comida y lo que cupo de mi tristeza. Yo mismo llevé a mi hijo a la puerta. Una vez afuera, él agitó su pañuelo en señal de despedida y comenzó su camino hasta desvanecerse entre la niebla de nuestra querida ciudad de Roden.Es el momento de poner un punto final a la vida de mi hijo, pero no puedo hacer lo mismo con lo que respecta a esta historia. Aún abunda el dolor y la desesperanza y, aunque le puedo contar muchas otras penas acerca de mi vida, creo conveniente seguir con la que iniciamos. Así que dispénseme por no contarle acerca del linchamiento de mi primo hermano o de cuando mis sobrinos perecieron en manos de un maniático. Ya habrá tiempo, estoy seguro de eso, sea aquí o en otro lado. Pero ahora, a lo que sigue.Convencido de que estas desgracias fueron consecuencia de la intangible infidelidad de mi pareja, convencí a mi mujer para que se entregara, sin dilación alguna, a las autoridades. Acudimos juntos a la comisaría. Tomados de las manos y con lágrimas en los cuatro ojos le relatamos a un oficial lo sucedido.Por fortuna en Roden la justicia ha quedado en brazos de hombres comprensivos. A pesar de la falta de pruebas y de lo irracional que sonaba nuestra historia, los oficiales consintieron el arresto inmediato de mi esposa.Antes de que se la llevaran a las galeras, mi mujer y yo nos despedimos con un abrazo, más fuerte y amoroso que el que intercambiamos el día de nuestra boda. Ella se disculpó por haberme engañado, de manera tan misteriosa, con un francés inexistente. Yo le dije que eso ya no importaba.Sin mujer e hijo. Así quedé por culpa de un francés irreal aunque, repito, muy insidioso.A veces pienso, con cierta esperanza, si el haber tenido el hijo de un francés significa que alguien, en alguna parte, ha tenido un hijo mío. ¿Se trata, acaso, de una reflexión disparatada? ¿No es posible que alguien, un amigo, un vecino, un pariente lejano, haya concebido a quien debió ser mi hijo?Piénselo. Tal vez, poniendo atención, usted mismo descubra que su hijo no es, como siempre ha creído, un hijo suyo.
De ser así, lo insto a presentármelo. Quizá su niño me mire y, al hacerlo, su corazón, tan solitario como el mío, gritará con un latido: “¡Mira pequeño, éste es tu padre!”
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Published on April 23, 2014 14:23

April 13, 2014

El espejo del solitario – Víctor Roberto Carrancá




El espejo del solitario (Editorial Ficticia, 2014) es el primer libro de Víctor Roberto Carrancá (abogado y escritor mexicano, 1984) que reúne 19 relatos fantásticos (algunos a su vez formados por varias historias) y un glosario. Ha recibido varios premios literarios y en 2009 fue seleccionado por su cuento El organilleropara aparecer en la antología Estación central bis de la misma editorial; es egresado de la Sogem. El libro se puede adquirir en Librerías Gandhi o directamente en la página de Ficticia.
De una increíble narrativa descriptiva, un lenguaje estético y cuidado, abundante intertextualidad y un imaginativo privilegiado, Carrancá demuestra el valor literario de su obra, siendo, a mi parecer, uno de los mejores escritores contemporáneos y un nieto perdido de Borges. El espejo del solitario es un compendio de historias conectadas por vasos comunicantes que nos resumen las memorias de una civilización paralela a la nuestra; y he ahí donde reside la magia de Carrancá, en crear un cosmos (y su catálogo de términos) en poco más de 130 páginas, al que designa enigmática y atinadamente Enogea*.
'*De acuerdo al Solitario, la etimología procede del prefijo lívico “E” (sin) y la palabra “Noges” (sentido, comprensión).'
Enogea no se nos presenta como otro territorio o limitada realidad, sino como otro planeta, otro universo tan basto y desconocido como el propio, donde seres mitológicos cuentan con una existencia tangible y, como sucedería con un espejo, algunas situaciones ocurren en el sentido inverso. Quizá en realidad Enogea no es un universo tan distante como parecería: al igual que en algunos sitios de nuestra tierra, en aquel supuesto universo paralelo Elvis es considerado un dios, un género musical y un deporte son la religión y doctrina y el psicoanálisis y las obras literarias de ficción se consideran libros sagrados y sus fantasmas, al igual que los nuestros, son entes incorpóreos en búsqueda de la felicidad. Una de las temáticas recurrentes en la obra de Carrancá son los sueños, mostrados precisamente como espejos, como un plano perfecto para el desdoblamiento de la realidad.
A través de cuantiosas referencias literarias (como El Decamerón , El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha , Alicia en el país de las maravillas yAlicia a través del espejo), cinematográficas ( The Truman Show ), religiosas, musicales e incluso radiofónicas, Carrancá crea un sin fin de personajes, lugares y situaciones a las que se les concede vida mediante la lectura y aún después de ella, pues toda invención se vuelve eterna al ser interpretada.
(SOURCE: ASYLITHUM, VIA UNDEADREDEMPTION)
Carrancá también nos otorga explicaciones fantásticas a hechos o situaciones comunes que convierten lo ordinario en asombroso; nos da la posibilidad de ver desde otro ángulo la vida misma y nuestra existencia. Adopta el papel de nigromante que ha de fascinar al lector y transformar su presente mostrando el engranaje que hace girar el mecanismo de lo ordinario y demostrando que todo lo establecido puede (y debe) ponerse en duda.
Varios son los cuentos que me parecieron maravillosos (en sí todos tienen una genialidad particular) y me sorprendió que el libro iniciara precisamente con el cuento por el que conocí al autor, Los franceses no existen, que presentaré en la siguiente entrada como cuento del mes. Debo decirles que contacté al autor gracias a esa lectura y en un gesto de lo más amable, aceptó que hiciéramos intercambio de nuestros primogénitos. Aquí está mi linda dedicatoria:


El hombre que bajó por la chimenea, Hoy llovió mujer sin piernas, Sobre un libro condenable, Las mujeres siempre mueren en las historias (drama criminal de realidad imposible), Un veloz comentario en torno a la obra de Josaeph Crineey La paradójica condición de los gatos de Schrödinger son sólo algunos de los mejores cuentos del libro. Criminología, metaficción, paradoja, demencia y existencialismo (entre muchas otras cuestiones más) convergen en estas letras que logran crear el mejor pase para partir de este mundo.
En El instrumento de Woofer H Carrancá hace una alusión al programa de radio que se transmitió el 30 de octubre de 1938 en Estados Unidos, en el cual el actor y guionista Orson Welles dramatizó la novela La guerra de los mundos de H. G. Wells. Lo asombroso del caso está en que, en ese entonces, muchas personas que sintonizaron el radio ya empezada la emisión y que no habían escuchado que se trataba de una dramatización, entraron en pánico al creer real la invasión extraterrestre. Nueva York fue una de las ciudades víctimas de la histeria colectiva del programa que duró más de 50 minutos, del que añado el video con el audio completo.


En los cuentos Sobre un libro condenable yBotellas en el mar (este último dentro de Extractos del cuaderno de José el solitario) Carrancá hace uso de una técnica narrativa a través de las notas a pie de página como recurso de ficcionalización que me recordó a una de las minificciones que aparece en Relatos vertiginosos (Antología de cuentos mínimos, Alfaguara 2001) donde el texto está constituido en sí por los enormes pies de página, más que por los escasos fragmentos del relato, que en lo personal me gusta descifrar como una burla al academicismo.
En una de sus presentaciones, el autor afirmó que La paranoia de este estilo es que siempre van aumentado los temores. Al recurrir a instrumentos como la interpretación de los sueños uno empieza a comprender que existen numerosas realidades a las que trata de pertenecer y al adentrarse en ellas crean a su vez más laberintos.”
La eternidad reflejada por el espejo, la soledad multiplicada ad infinitum y todo lo incomprensible en esta vida encuentra algunas explicaciones y salidas opcionales de la mano de José el solitario. Lo lamentable es terminar el libro y dejar al Solitario donde fue encontrado, en esa sempiterna melancolía.
Carrancá suele publicar diversos textos creativos y agudos en la Revista Crítica y también pueden leer más comentarios sobre El espejo del solitario y sus presentaciones en este enlace.
Para cerrar la reseña, algunas de las frases memorables el libro:
Los franceses no existen
“(...) los franceses, al igual que los fantasmas, la felicidad o los conejos, no existen.” P. 10
“Preparé una maleta en la que guardé algo de ropa, comida y lo que me cupo de tristeza.” P. 13
“(...) aunque le puedo contar muchas otras penas acerca de mi vida, creo conveniente seguir con la que iniciamos.” P. 13
Sobre un libro condenable
(pie de página) “7. Como se sabe, la religión lisberiana asegura que el infierno existe en una dimensión paralela que mantiene estrecha relación con al nuestra.” P. 39
(pie de página) “14. (...) el Compendio de Oniristas sí hace referencia a las sacerdotisas de la Secta Dual, quienes creían que la existencia se llevaba a través de dos vidas: la primera, la del cuerpo tangible y durmiente; y la segunda , la de un yo interno que viaja a otra dimensión cada vez que uno duerme.” P. 40-41.
Una historia sobre béisbol
“Palabras al fin, Yo no tenía por qué creerlas. Supongo que por eso él siempre me decía aquella frase que me duele tanto: -¿Tú no entiendes, verdad? No, no lo entiendes.” P. 58
Un caso llevado ante el ministerio
“Para este diplomático, el catolicismo consiste, simplemente, en un fraude religioso promovido con el objeto de impulsar ese estilo de música llamado corifeo.” P. 62
Máscaras
“Fue al inicio, sutil y silenciosa. Dama etérea de naturaleza invisible, perfumó los callejones con su aroma febril. Después de siete días de paciente incubación, incluso la lluvia murmuraba su nombre:-La peste, la peste.” P. 73
“Unos se sentaban sobre la acera y, con la cabeza inclinada, se golpeaban una de las orejas con la esperanza de que algún trozo de memoria saliera por la otra. Otros simplemente se arrojaban al mar.” P. 76
Botellas en el mar
“Tanto había sido el ahínco y tanto el tiempo que le tomaba esta empresa, que el marinero Castre había olvidado envejecer.” P. 78
“(...) obras literarias que fueron escritas y debidamente embotelladas.” P. 79
“(...) los personajes de los sueños pesan lo mismo que cualquier otro pensamiento (...)” P. 85
La torre de Moeb
“(...) allá arriba había un Dios solitario que soñaba con crear un mundo lleno de hombres.” P. 92
Al hombre lo dicta el perro
“Yo escribiría, si lo mío fuera escribir, textos tan pretenciosos, tan vacíos y aburridos, que no exagero al aceptar que nunca habría alcanzado el más mínimo reconocimiento.” P. 96
La paradójica condición de los gatos de Schrödinger
“El mayor problema de adoptar un gato de Schrödinger, es la complejidad de habitar con un animal que está muerto y vivo al mismo tiempo.” P. 113

“Todo depende de la persona que se atreve a abrir la puerta y, tristemente, del humor que el lector tiene en ese momento.” P. 116
El milagro
“(...) coloca su silla frente al escritorio (...) una flama inspiradora le dice que aquello que va a verter sobre las hojas, creará algo sin precedentes. “Esto” piensa, “será importante en algún sitio”.” P. 133
Glosario de términos sobre un lugar llamado Enogea
“BERMEJA, ISLA: (...) la locura consiste en volverse prisionero de los lugares que uno recrea con la mente. se trate de sueños o alucinaciones, el más complejo de los universos es aquel que construimos a partir de nuestra falta de cordura.” P. 135-136
“CATOLICISMO: fraude religioso creado con el único objeto de promocionar el género musical conocido como Corifeo.” P. 136


“MAR DE LOS SARGAZOS: (...) Ahí llegan, entre otras cosas, (...) los globos que utilizan los niños para escribirle a las estrellas (a las que piden un deseo que se cumple sólo si estas se suicidan).”
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Published on April 13, 2014 12:52

April 5, 2014

Reseña de Tusitala de óbitos en Yaconic



Este mes inicia con la segunda reseña escrita para mi libro "Tusitala de óbitos" por Pablo Anduaga para la revista Yaconic, que se publicó hace un par de días.
Leer estas líneas me han dejado con una gran sonrisa en el rostro y completamente halagada; la atinada descripción de mi narrativa y ciertas características que el autor del texto señala me encantaron, pues reflejan precisamente el resultado de una lectura profunda y meticulosa, así como sinceras reflexiones particulares.
Para leer el texto en el sitio original, pueden visitar este enlace, que los llevará directamente a la entrada en la página de la revista.

Por Pablo A. Anduaga
Un alma vieja. Eso es Lola Ancira. Una mente que pareciera haber viajado por diferentes épocas donde se desarrollan las más sorprendentes ficciones sin necesidad de lo estridente o explosivo. Queretana de nacimiento, esta alma del mundo tiene su bastión en la anécdota profunda de cada uno de los 15 relatos que conforman su primer compendio de cuentos.
Tusitala de Óbitos nunca deja de sorprender y a pesar de ser un libro aparentemente corto sus relatos calan hondo, la pluma de la nobel autora tiene una paleta creativa digna de quien ha vivido intensamente media vida. Las historias de Violeta, Felice & Soren, Jaubert, o la del cazador de monstruos son de lenta asimilación, aptas para cualquier mente más no para todo criterio. Ancira obliga a dar una ojeada dentro de lo que nos incomoda, jamás con el morbo descarado o el facilismo de lo explícito, tan sobreexplotado en la época reciente. Tampoco usa el lenguaje arrabal del chilango ni su violencia callejera tan gastada hoy día, lo suyo es más elegante y por ende, más perverso.

Lo que une estas quince historias es la profunda imaginación que las distingue, se agradece el buen juicio al darle su espacio a cada una, destaca de sobremanera lo mucho y profundo que cuenta en tan pocas páginas. En su debut Lola firma un libro que escapa al reduccionismo de lo bueno o malo para ubicarse en el juicio del gusto auténtico. Vaya manera de entrar en Grandes Ligas.
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Published on April 05, 2014 16:54

March 31, 2014

La desconocida del mar y otros textos recuperados – Francisco Tario



La desconocida del mar y otros textos recuperados de Francisco Tario (escritor mexicano, 1911-1977) publicado por Ficticia Editorial en 2013, es un libro que reúne, en tres partes y 162 páginas, siete cuentos fantásticos, algunas entradas del diario del autor en su juventud y unos párrafos que describen el trabajo de su hijo menor como pintor. Es, en su totalidad, un cofre que congrega algunas joyas literarias imperdibles de Tario para todo aquel dispuesto a entrar en su universo literario y, en especial, para sus lectores más devotos.
Desde el prólogo, donde Alejandro Toledo, a través de algunas alusiones a E. T. A. Hoffman menciona ciertos vínculos con las letras de Tario, surge una atmósfera propicia que sitúa a las historias y los personajes de Tario en la noche, ese territorio eternamente misterioso y conveniente para albergar a la fantasía y la imaginación, ese espacio que en su oscuridad vuelve reales y verosímiles las historias más extravagantes.
Dos guantes negros es uno de los cuentos más sobresalientes del libro, pues no solamente dota de vida a objetos insospechados y por completo triviales, sino que la finalidad de uno de ellos es más que maligna y perversa, homicida. El cuento completo lo pueden leer, en formato pdf, en la entrada posterior a esta publicación.
Las detalladas descripciones y tramas enigmáticas convierten a estas lecturas en maravillosos instantes de asombro y desconcierto, incluso en un anhelo por conocer lo inexistente, como Taón, ese país tan mencionado por el pequeño Jacinto Merengue en el cuento homónimo, un lugar que se vuelve familiar de tanto leer sus cariñosas descripciones y que crea un sentimiento de fraternidad que se instala junto a los recuerdos del hogar propio.
EnRosenda Monteros, el autor expone de forma elegíaca no la figura de una mujer, sino sus efectos fatídicos en los hombre, su afinidad de efigie y enigmático propósito.
En La desconocida del mar, más que describir un sentimiento de amor es el relato de un fuerte sentimiento de adoración y una fijación por lo desconocido enfocado en la silueta de una mujer que, a pesar de ser real, recrea una existencia fantasmal muy parecida a la creada en La invención de Morel , por Bioy Casares. También hay cierta connotación que recuerda la película de El ángel exterminadorde Buñuel, una singular característica que comparte con el siguiente relato del libro, Contraluz.




Jud, el mediocre es un basto océano de referencias literarias y una oda a escritores, poetas y filósofos como Keats, Virginia Woolf o Valery, donde un escritor se debate entre la realidad y un trastorno previo a la muerte que contiene frases e ideas magníficas.
Por todo lo anterior (y más detalles que seguramente se me escaparon), este libro es un must havepara todos los amantes de la literatura fantástica y el imaginario de Tario.

Para finalizar, transcribo mis frases favoritas del libro (de nuevo, bastantes) en las que pueden atisbar la fascinante creación de Tario.


Prólogo
“(…) entiendo por fantástico la exteriorización del conocimiento o del deseo que no se puede justificar por una causa racional, y por maravilloso aquello que es considerado imposible, inconcebible, que parece superar las fuerzas conocidas de la Naturaleza u oponerse a sus procesos habituales.” P. 9-10
“La nocturnidad, dice Juan Tébar (prologuista español de los cuentos de Hoffmann), es un estado de ánimo, un modo de entender la vida.” P. 11
”(…) en Tario la muerte es el comienzo y el fin de la historia, pues se camina del asesinato al olvido, que es visto como una segunda y definitiva muerte: el fantasma se desvanece cuando se pierde su recuerdo.” P.12

Rosenda Monteros
“Es una estatua precoz, enferma de la vieja soledad de las estatuas.” P. 89
“Es húmeda y olvidadiza, de oscilación muy precisa, temperatura malsana y pensamientos tristes.” P. 89
“Y guardad bien el secreto (…) Muchos han muerto y no lo saben.” P.90

Sobre la pintura de Julio Farell
“El misterio no entra por los ojos, como la luz de la mañana, sino que se filtra por sorpresa en la corriente sanguínea y se refugia en un rincón indeterminado de nuestro ser.” P. 91
“Eso que el hombre debió perder casi sin darse cuenta y que difícilmente recupere…” P. 92

La desconocida del mar
“(...) la sensación íntima del bienestar ajeno y el propio mar, luminoso y excesivo, no logran sino acentuar visiblemente su profunda melancolía. Sobresaltada por toda suerte de remordimientos y alucinaciones (...) “ P. 95
“(...) con qué poca cosa el corazón humano se conforma.” P. 96
“Está solo. Y aquel lugar tan luminoso y plácido, aquel mar tan ruidoso y azul, se transforma, en virtud de la súbita soledad, en el más lóbrego y aborrecible rincón.” P. 97
“Amaba, por consiguiente, a un fantasma y era amado a la recíproca por el fantasma desaparecido.” P. 98
“También busca. También fracasa. (…) Y no es el encuentro de dos personas extrañas y ajenas, sino de dos seres solitarios a quienes un grave y doloroso amor ha unido,” P. 99
“La felicidad -advierte- acude una sola vez, pero jamás vuelve. Y su felicidad se ha perdido.” P. 99
“Sabe que por aquél amor mentirá; y miente. Que por aquel amor traicionará; y traiciona. Y se ve obligada a recurrir a las más sucias mentiras, a los más innobles recursos para prolongar aquél amor un día más, uno solo. Entiende muy claramente que, perdido este amor, su vida se derrumbará definitivamente por segunda y última vez.” P. 100
“(...) hermosas y trágicas vidas tiran de ellos en dos direcciones contrarias (...)” P. 101
“Es un repentino y oscuro pánico el suyo que le anuncia que ha de morir.” P. 101
“Cada ruido le anuncia algo; cada silencio le previene un riesgo; cada palabra es un símbolo fatal.” P. 102
“(...) es preciso escapar, evadirse a cualquier precio de la tortura infinita, de la monstruosa e interminable espera.” P. 102
“La herencia definitiva de la soledad.” P. 103

Contraluz
“(...) se despeñaba fatal y vertiginosamente hacia un tenebroso abismo al cual los demás se asomaban con susto.” P. 106
“La noción de un mundo ajeno, incomprensible y malsano, a espaldas suyas, llenábala de un terror casi sagrado y, sin saber a qué atribuirlo, procuraba ahora que sus pasos sobre la alfombra no produjesen el menor ruido, como si temiera que ese mundo oculto y nefasto pudiera desperezarse de pronto e inundar con su horror la casa.” P. 110
“Su imaginación de había desbocado como un potro salvaje y ya no encontraba forma de serenar y ordenar sus pensamientos.” P. 111
“(...) esos incongruentes y amenazadores seres que son los locos.” P. 112
“Habían transcurrido dos meses desde mi última visita al infierno (...)” P. 118
“(...) no todo lo visible es solamente nuestra realidad, sino que la auténtica realidad se esconde detrás de esa formal apariencia que nosotros, precipitada y gratuitamente, llamamos única realidad.” P. 119
“(...) un ser de otro mundo que se presentaba alegremente, inconsciente de su terrible significado.” P. 124
“¡Vasto, insólito, abrumador mundo por el cual camina el hombre a tientas, inconsciente de su enigmática trascendencia!” P. 125
“(...) mi angustia iba en aumento y una sensación de soledad infinita, de minúscula pequeñez humana, me acompañó a partir de entonces.” P. 129

Jud, el mediocre
“Tampoco habitaba en la tierra. La tierra consta de tantas degradantes e insulsas cosas como son el amor, la amistad, la muerte, las verdolagas, el placer, la erisipela, la piedad y la alegría, y él habitaba un cuartito de 3x4 poblado de espejos invertidos donde muertos ilustres y otros ilustrísimos moribundos se asomaban a la superficie para guiñarle el ojo y conducirlo en silencio a lo largo de una aristocrática avenida. Keats, Bergson, Virginia Woolf, Eliot, con sus delantales blancos, lo conducían de la mano por unos encantadores macizos de crisantemos y le ofrecían compota de pera o le pellizcaban los carrillos.” P. 132
“Cuando el hombre acepta su catástrofe, ya obtuvo su diagnóstico: tiene la salvación a mano.” P. 133
“Su renuncia a existir, creo, no tiene ya remedio.” P. 133
“(...) en algún escritorio del mundo un hombre de verdadero talento se debatía con sus dóciles fantasmas.” P. 134
“Mas la soledad es fuego y las flamas de cualquier hornilla nos alcanzan, impidiéndonos aproximarnos.” P. 135
“Gira, manotea, saca la lengua, está aún pendiente de morirse.” P. 135
“Podría ser un bienaventurado. Mas ha dejado de pertenecernos, lo cual ya es más doloroso.” P. 136
“Su utilidad humana aún no ha sido descubierta.” P. 136
“(...) las palabras son cabalmente explícitas, genuinas, demoledoras. Las palabras son siempre responsables de su propio hechizo. Y no es posible burlarlas.” P. 138
“-Mi poder está en el método -en el alambre, quería decir; dialogaba-. ¡Crearé! P. 139
“(...) el mundo de los enfermos es un reino inesperado, misterioso e incomprensible, como el de los poetas.” P. 140

“(...) la vida es ardiente, insensata, rica o siniestra, pero incomprensible.” P. 142
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Published on March 31, 2014 21:27

March 24, 2014

Dos guantes negros – Francisco Tario

Francisco Tario
Francisco Pelaéz, conocido en el mundo literario como Francisco Tario (escritor mexicano, 1911-1977) fue poco conocido debido a que no se incorporó a corriente literaria alguna y carecía de interés en lo referente a las interacciones sociales en este ámbito. La mayoría de su obra no tuvo mucha difusión, a pesar de contar con seis libros publicados antes de morir, pero en los últimos años se ha reivindicado su obra a través de recientes publicaciones como Cuentos completos I y II (editorial Lectorum, 2004), la novela Aquí abajo (Conaculta, 2011) o las compilaciones Dos guantes negros (Instituto Nacional de Bellas Artes, 2011), La desconocida del mar (editorial Ficticia, 2013, increíble libro que actualmente estoy leyendo y del que pronto habrá una reseña en el blog y en el que descubrí este fascinante cuento) y La semana escarlata y otros relatos (coedición de Conaculta y editorial Lectorum, 2014).
La narrativa de Tario gira en torno a situaciones o acontecimientos inauditos e inexplicables, se refugia en el mundo oculto de los sueños y la muerte, de los fantasmas y el inconsciente, donde los delirios y lo fantástico recrean una realidad no mejor o peor, sino diferente. Se aleja de sus contemporáneos en cuanto a la temática y lo más probable es que por esto se recluyera. Precisamente hace dos semanas, en la presentación del libro La semana escarlata y otros relatos, Guillermo Samperio dijo:
En la década de los cuarenta, en México, pocos escritores exploraron los terrenos de la imaginación fantástica. Sin embargo, Francisco Tario escribió libros de corte macabro y fantástico, de ambiente nocturno, grotesco, disparado, sensual, que se acerca a la alucinación propia de lo maravilloso sombrío y el humor siniestro.
Descubrí el fascinante y desconcertante mundo literario de Tario a través de una entrada en el blog de Alberto Chimal, en la que publicó uno de los cuentos del autor: La noche de los cincuenta libros. Quedé encantada con aquella intrigante lectura e investigué más sobre el autor, compré uno de los dos volúmenes de Lectorum (que sigue esperando su lectura) y finalmente, en noviembre de 2013, el día de la presentación de mi libro en Zacatecas, Jaime Mesa tuvo la amabilidad de obsequiarme el libro de Tario publicado por Ficticia, La desconocida del mar.
Dos guantes negros es el primer cuento del libro y está dedicado a su hijo más pequeño, por lo que podría pensarse que el cuento es infantil, pero en realidad es una historia de misterio muy bien narrada, con una trama enigmática y  singular que convierten al cuento en un terror maravilloso enfocado a un objeto por completo inofensivo. La atmósfera turbia del cuento evoca las siniestras historias cortas de Edward Gorey, tanto por la temática tétrica como por su enfoque “infantil”.

Por desgracia, ahora no tengo el tiempo suficiente para transcribir el cuento completo, pero les dejo un enlace a esta revista digital de ISSU donde lo pueden leer directamente (junto con dos cuentos más de su autoría), gracias a la publicación de la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes. Espero que lo disfruten tanto como yo y que se interesen en este genial autor, si es que no lo conocían aún. Pueden leer también otro de sus cuentos, Música de Cabaret, en otra entrada del blog de Chimal.
En La desconocida del mar, Alejandro Toledo menciona en el prólogo:
En un mueble comprado décadas atrás en una iglesia por el escritor Francisco Tario (1911-1977), se han alojado álbumes con fotografías y recortes periodísticos, originales mecanográficos, una partitura de su autoría (“Fantasía del amor”), dibujos eróticos, grabaciones y objetos varios. Esa cómoda antigua emprendió a mediados del siglo XX el viaje de la familia Peláez Farell a España; fue heredada por uno de los hijos, Julio, artista plástico, quien en los años noventa la trajo de regreso a la ciudad de México y la ha llevado consigo en sus ya varias mudanzas por esta metrópoli.
Ese mueble, de frente barroco y laterales coloniales, parece un pozo sin fondo; de ahí salieron, tiempo atrás, las obras de teatro incluidas en el volumen El caballo asesinado (1988); la novela Jardín secreto (1993); y, en lo que se creyó un último hallazgo, apareció ahí hace unos años el cuento infantil “Jacinto Merengue”. En vísperas al centenario del nacimiento del escritor, la cómoda mágica nos descubre el poema/cuento “Una roca frente al mar” y el relato “Dos guantes negros”, textos de consumo casero en los que Tario trabajó como regalo para Sergio y Julio, sus hijos, y en donde no abandona su irremisible vocación hacia lo extraño.
Parte de la portada de Dos guantes negros
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Published on March 24, 2014 12:58

March 17, 2014

Musiquito del talón – Alfonso López Corral



Musiquito del talón (Premio Nacional de Cuento Joven Comala 2013) de Alfonso López Corral (escritor mexicano, 1979) es un libro que está conformado por nueve cuentos de ficción que se desarrollan en la ciudad de Navojoa, Sonora.
Tuve el placer de leer este libro hace poco más de un mes, pero por cuestiones de tiempo no había tenido oportunidad de escribir la reseña. Les presumo la dedicatoria:




En estas páginas, López acerca a los lectores de latitudes distantes no sólo la violencia, sino el aspecto más humano de quienes la ejercen y sufren por ella, convirtiendo a la ferocidad actual que reina en ciertas partes de nuestro país en un sólo sentimiento, en historias palpables donde la comprensión de otras realidades se convierte en empatía.
Este musiquito es una especie de exposición para conocer las razones existentes de los movimientos del otro lado del tablero, son un puñado de explicaciones y piezas de rompecabezas en los que las historias más disímiles cobran sentido y donde la naturaleza humana y su ambición siguen siendo el principal misterio.
Pero incluso estas verdades cambiarán según la versión que estemos leyendo: la del vencedor o la del vencido; o según el ánimo de López para venerar o degradar a sus personajes, justo como pasa en el relato más corto del libro, El último hombre de pie.
Dos de mis cuentos preferidos fueron Treinta balazos y Diablos sin cruces. Treinta balazos narra de forma sardónica las travesías del Flaco Irene, un policía ineficaz al que le es asignado el urgente levantamiento de un cuerpo. Entre burlas de sus compañeros y contratiempos inesperados, el Flaco logra finalizar su misión de la mejor manera que le es posible y que, por supuesto, no era la esperada. En Diablos sin cruces se desarrolla la historia de dos hombres, Esquela y Martincillo, que intentan llegar a través del desierto a Sonora tras haber sido asaltados y golpeados brutalmente. Durante un tramo del camino y sus diálogos, se esclarece un poco lo sucedido, pero uno de ellos no logra resistir más y muere. El sobreviviente decide volver e indicar a la esposa del difunto el lugar donde deberá clavar una cruz para alejar a los diablos y, de paso, poder rescatar los restos del banquete que seguramente buitres y coyotes no tardarán en devorar.
Como el propio autor lo menciona en esta entrevista, las historias que conforman Musiquito del talón (titulo que surgió de un corrido de los Hermanos Vega y que pueden escuchar al final de la entrevista) favorecen la ficción sobre la crónica, lo que convierte a estos cuentos en posibles acontecimientos verdaderos pero únicos, con protagonistas particulares que quizá, en alguna realidad alterna, tuvieron precedentes o tendrán sucesores.
En esta otra entrevista, realizada por uno de sus amigos (lo que permite cierta cercanía con el autor) López nos habla, entre otras cosas, del significado del premio nacional que ganó con Musiquito del talón, de algunos autores imperdibles, del panorama que viven los escritores contemporáneos y, por supuesto, de su literatura.
¿Cómo se fue fraguando “Musiquito de talón”?
En un primer momento quise que “Musiquito del talón” fuera un homenaje a mi barrio, al barrio donde crecí, y su gente. También quería que se viera reflejado mi gusto por el corrido. Lo demás fue una amalgama entre cuentos leídos y admirados (el lector no batallará para notar las deudas de esas historias) y el exceso de realidad que tuve (por mi adicción a la lectura de los periódicos) a causa del desastre que ha sido este país a raíz de la llamada guerra contra el narco. Una palabra que enseguida se hizo frase fue la que detonó el libro: “Camposanto. Este país se convirtió en un camposanto. Este país se llenó de muertos“.
Pueden adquirir el libro a través de la página de novedades de Tierra Adentro o en las librerías EDUCAL.
Por último, transcribo algunas de mis frases favoritas dentro de los relatos:
“(...) cuando alguien dispensa a los muertos un trato distinto al que están acostumbrado, entonces sí se enojan, se sienten. (...) ya nomás se comunicaba con los muertos, con números, panegíricos o canciones. Eran los únicos que le importaban.” En Musiquito del talón.
“Yo ya tengo los años para empezar a olvidar (...)” En Héroes entre nosotros.
“(...) sabía que los muertos nunca llegan solos.” En Treinta balazos.
“Los jotos nunca deben ser viejos ni feos (...)” Ibídem
“(...) se fue al infierno, no cabía en otra parte.” En Diablos sin cruces.
“Nomás no cierres los ojos que así llegan las malas ideas.” Ibídem
“-Pues dicen -el dicen le amargó el hígado, palabra culona que usaban todos para no quedar fuera de algo, pero sin ser responsables-” En Derelicción.
“Es cierto que las cosas rara vez son como las cuentan, mucho menos como uno las imagina, si bien conservan la virtud de ser mejores o peores; pero cuando son inocuas, sin remedio ni ponzoña, entonces la expectativa cae al vacío, estéril, incapaz de hacer nuevos llamados al deseo, al miedo o a la esperanza.” Ibídem
“No es bueno que un hombre beba solo, porque corre el riesgo de que el diablo se acerque a hacerle compañía, pero todavía es peor no beber.” Ibídem
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Published on March 17, 2014 17:49