Lola Ancira's Blog, page 38

October 24, 2018

Tiempo de Literatura MXL 2018





Hoy inició el encuentro literario Tiempo de Literatura MXL 2018, cuyas actividades se realizarán en Mexicali, Baja California, del 24 al 27 de octubre. 
Tiempo de Literatura reunirá a varios escritores, entre ellos Franco Félix, Néstor Robles y Mónica Maristain, y tendré el gusto de participar en dos mesas de lectura, la primera mañana (a las 17:30 horas en el Museo UABC) y la segunda el sábado (en la sala de conferencias, también a las 17:30).
Este encuentro es coordinado por la escritora Elma Correa, cuyo libro de cuento Que parezca un accidente  acaba de ser publicado por la editorial NitroPress






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Published on October 24, 2018 15:54

October 16, 2018

#MicroHorror - Historias de horror en un solo tweet




Estoy feliz de que mi cuento «Temporada de caza» haya sido seleccionado por @microhorror para su dinámica de "Historias de horror en un solo tweet", el día de hoy a las 22:00 horas. ¡Todos pueden participar!







MicroHorror‏ @microhorror 
MásInstrucciones para el #MicroHorror de hoy Paso 1: leer TEMPORADA DE CAZA de @Lola_Tusitala en : https://www.razon.com.mx/temporada-de-caza/ …Paso 2: inspirar su #MicroHorror de hoy en este texto Paso 3: usar además el HT #LolaAncira

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Published on October 16, 2018 13:47

September 30, 2018

La manzana - Joca Reiners Terron (cuento)




«La manzana» es un cuento de Joca Reiners (escritor brasileño, 1968) publicado en la Revista de la Universidad de México en marzo de este año. La traducción es de Paula Abramo.



La manzana

Era 1968. Konstantin volvió al laboratorio y tomó distraídamente la manzana que su mujer había depositado en el escritorio la noche anterior para que desayunara. Lena andaba preocupada por su salud, y con razón, pues él se alimentaba muy mal. Durante dos segundos, al observar el brillo de la cáscara roja, Konstantin ponderó comerse la manzana. Pero pronto cambió de idea y la puso junto con los otros objetos en el interior del prototipo. En el área de transferencia había un viejo reloj de pulsera que nunca se había retrasado ni un segundo y otro de arena, que había pertenecido a su bisabuelo. Sin parpadear dos veces, Konstantin presionó el botón. Era la centésima ocasión que lo hacía sin obtener resultados, y en la punta del dedo índice empezaba a salirle un callo. Cinco minutos después, cuando abrió la portezuela, el reloj de pulsera y el de arena seguían intactos, pero la manzana había desaparecido. A partir de ese experimento, Konstantin nunca volvió a ser el mismo. Todas las mañanas iba al laboratorio, se detenía frente al prototipo y observaba la ventanita del área de transferencia como si vislumbrara a través de ella un paisaje del futuro repleto de manzanos. No comprendía esa desaparición sin registros. La pérdida de apetito de su marido preocupó a Lena, que dejó de escoger las manzanas más rojas y rollizas del mercado. Ella ya no se acordaba muy bien del origen de su teoría, pero atribuía poderes inexplicables a las manzanas. Tal vez todo se debía a esos cuentos de hadas que tanto le gustaban de niña, o entonces a la atracción que siempre había sentido por el intenso carmín de su cáscara. Durante años, desde la mañana que siguió al día en que durmió por primera vez con Konstantin, lo había alimentado con manzanas escogidas con devoción. Lena atribuía su felicidad a las manzanas. Sin embargo, después de que Konstantin le relató a su mujer lo que había sucedido al accionar el prototipo, ésta dudó. Lena nunca había visto una fruta tan reluciente como la que había desaparecido en el experimento de su marido. Parecía perfecta, tanto en forma como en color. ¿Y qué decir del olor que despedía? No parecía una manzana de California, ni de ningún lugar de Estados Unidos, sino de la Rusia de su juventud. Era la manzana ideal, la que traducía a la perfección el poder de las manzanas y el amor que sentía por Konstantin. Y él la había desperdiciado en una de sus investigaciones, qué cosa. Así, ante la creciente distracción de su marido, Lena abandonó de una vez por todas su predilección por esa fruta. Empezó a servir alimentos más calóricos. Adoptó la comida congelada. Konstantin nunca se resignó a la falta de solución del enigma. Estaba viejo y sus oportunidades se acababan. Día tras día notaba que su cerebro ya no tenía la misma agilidad que en otras épocas, e incluso las ecuaciones fáciles le exigían más concentración de la que hubiera necesitado jamás. “De no ser por la fidelidad y devoción de Lena, ni me acordaría de comer”, rezongaba. Preocupado no tanto por su muerte, sino por la pérdida de la razón, había dejado de poner atención a los cambios del menú. Por otro lado, entre una y otra órbita de su cabeza alrededor de la Luna, a Konstantin le parecía extraño el comportamiento de su mujer. Lena parecía más triste y pasaba horas frente a la tele. Ya tampoco le llevaba manzanas para el desayuno. No parecía la misma persona. Pocos días después de cumplir 72 años, en diciembre de aquel año, Konstantin dejó colgado un artículo en la red mundial alternativa a internet conocida como thewall.net. En él explicaba los motivos de su fracaso como científico. La red thewall.net era el registro online más antiguo que existía. Algunos especulaban sobre su origen desconocido remontándolo a unos cien años. Ahí se colgaban preguntas de todo tipo. La de Konstantin decía así: “¿Qué saben de los viajes en el tiempo? ¿Alguien encontró una manzana aparentemente salida de la nada?” Murió sin recibir respuestas. Con el fallecimiento de su marido, la vida de Lena dejó de tener sentido. Konstantin murió tranquilamente, pues el Alzheimer había borrado las obsesiones científicas de su mente. Así, Lena pudo hacer lo que mejor sabía: cuidarlo. Sus meses finales habían sido muy serenos. Algunos meses después de su muerte y de las fiestas de fin de año, no obstante, Lena se puso nostálgica. Despertaba a la mitad de la noche y estiraba los brazos largamente hacia el otro lado de la cama, sin encontrar el cuerpo de Konstantin. Hasta extrañaba su roncar asmático, y le daba risa recordarlo. ¡Cuántas noches pasó Lena sin dormir por culpa de los ronquidos de Konstantin! Es curioso cómo lo que hace que una persona se enamore se convierte, pasado algún tiempo, en el principal motivo de odio. Tal vez ahora Lena ya estaba del otro lado. Había superado el resentimiento. Había vuelto al principio, y al fin podía amarlo de nuevo. Se quedó dormida.
Era 1938. Konstantin y Lena se conocieron en la Universidad de Moscú. Ella había perdido a sus padres en la adolescencia y vivía sola en un departamento minúsculo cerca de la estación Dmitrovskaya, mientras que Konstantin terminaba su doctorado en el Instituto de Ingeniería Física. Él tenía 42 años y nunca se había casado. Lena había cumplido 30 años en enero. Todavía era virgen. Casi siempre solo por los corredores de la escuela, Konstantin parecía un pájaro con las alas atrofiadas por la falta de vuelo. No era particularmente guapo, pero tenía una cabellera pelirroja y erizada que lo distinguía de la multitud de estudiantes. Cuando hablaba, parecía estar a punto de estallar en llamas. Una vez, en un baile, una amiga en común llamada Larissa los presentó. Era una buena amiga. Lena y Konstantin bailaron como locos esa noche. Él caminaba de un modo vacilante que al principio Lena atribuyó al vodka. No descubrió que no bebía sino hasta que lo besó bajo la luz amarillenta de los postes a la orilla del Volga. Pocas horas después, esa misma noche, Lena ya se habría enamorado de la forma tortuosa de caminar y existir en el mundo de Konstantin. Y, al inicio de la mañana siguiente, Konstantin ya se había convertido para ella en el mundo entero, un mundo solamente suyo y de nadie más. Caminaron abrazados hasta la estación y sólo cuando llegaron descubrieron que los trenes habían dejado de circular hacía mucho tiempo. Por el camino platicaron sobre las estrellas y hablaron del invierno y de la nieve y discutieron sobre la poesía y el flujo del tiempo, y Konstantin recitó muy alto unos versos de Pushkin que ella no conocía. Entonces él se puso a saltar por el murete que había a lo largo del río, y a Lena hasta se le fue el aire cuando casi se cayó. Después de eso, los dos se rieron a carcajadas, abrazados. Cuando pasaron por la estación Dmitrov­skaya, los techos de bronce de la ciudad, a lo lejos, empezaban a reflejar el sol. Ante su edificio, con el día fulgurando en el horizonte, Lena titubeó, pero al final guió al muchacho escaleras arriba tomándolo de las manos. Se enroscaron en el pasamanos y se besaron para celebrar cada descansillo que superaban, hasta alcanzar la puerta estrecha de madera del departamento de Lena; Konstantin la levantó en brazos y la llevó hasta la cama. Muy al principio de la tarde siguiente, Lena despertó hambrienta. Sentía que estaba emergiendo de un sueño infinito y circular tras recibir un beso llameante. Mientras descubría a la distancia que Konstantin roncaba a un volumen quizá demasiado alto para su gusto, revolvió la cocina sin encontrar nada de comer. Al sacar la segunda lata vacía de la repisa, no obstante, Lena encontró una manzana que no recordaba haber guardado allí. Su cáscara era tan roja —Lena la partió a la mitad y sintió su olor carmesí—, simplemente la manzana más hermosa que hubiera visto jamás; en el cuarto, Konstantin se desperezaba. Cada cual mordió su mitad de la manzana. En ese preciso instante ambos supieron que estaban unidos para siempre.
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Published on September 30, 2018 08:00

TOP 10: Escritores mexicanos de terror - Reactor 105.7




Clauzzen Hernández, conductora del programa «Hexen, el libro negro» en Reactor 105.7, realizó hace unos días un especial de literatura de terror mexicana, y fue muy grato descubrir que aparezco en la selección realizada por el escritor Miguel Lupián.
Esta lista, además, funciona como un catálogo que incluye varios enlaces e información específica que permiten acercarse y conocer un poco a cada uno de los autores.

Hexen, El libro negroJueves / 22:00 a 00:00 horas
Con Clauzzen HernándezUn programa cuya columna vertebral es la música subterránea pero que subraya la importancia de todas sus inspiraciones: literatura, artes visuales, arte negro, horror, fantasía, ciencia ficción, psiques extremas y delirantes, sátira, humor negro, milicia, historia, leyendas, mitos.
TOP 10: Escritores Mexicanos de TerrorListado leído en #HexenExtended 14.09.2018 Maratón música mexicana Reactor 105.7Escritores mexicanos de Terror porMiguel Lupián @mortinatos / Penumbria @RPenumbriaAutores clásicos con contemporáneos. Sobra decir que muchos quedaron fuera.AMPARO DÁVILA(1928)
La gran maestra del fantástico-terrorífico mexicano. Sus cuentos no pueden faltar en todo listado (sin importar del género que se trate).BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/284Cuentos recomendados: “El huésped” (su cuento más famoso), “Música concreta”, “La quinta de las celosías”.Libro recomendadoEl huésped y otros relatos siniestros(ilustrado por Santiago Caruso) / Fondo de Cultura Económica, 2018Para leer en líneahttp://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/176FRANCISCO TARIO(1911-1977)
Un clásico del cuento fantasmagórico y de terror mexicano. Nebuloso, inmisericorde, insólito y mágico.BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/1042Cuentos recomendados: “Ragú de ternera”, “La noche del féretro”, “Entre tus dedos helados”.Libro recomendadoObras completas, tomo I/ Fondo de Cultura Económica, 2015Para leer en líneahttp://www.uam.mx/difusion/revista/mar2004/tario.htmlADELA FERNÁNDEZ(1942-2013)
Autora poco conocida (salvo que fue la hija del “indio” Fernández) que mezcla la crueldad y el dolor, rompiendo las fronteras entre lo fantástico, lo onírico y el horror.BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/349Cuentos recomendados: “La jaula de tía Enedina”, “Cordelias”, “Yemasanta”.Libro recomendadoDuermevelas/ Aliento, 2003Para leer en líneahttp://mortinatos.blogspot.com/2010/11/la-jaula-de-tia-enedina.htmlEMILIANO GONZÁLEZ(1955)Nuestro gran consentido. Sus cuentos son una mezcla de terror, fantasía y decadentismo. Su obra podría ser clasificada como fantasía siniestra o weird.
Ensayos en http://www.penumbria.mx/category/emiliano-gonzalez/BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/454Cuentos recomendados: “Rudisbroeck o los autómatas”, “El discípulo”, “Último día en el diario del señor X”.Libro recomendadoLos sueños de la bella durmiente(versión reducida) / CONACULTA, 2005 (el original de 1978 es casi imposible de conseguir).Para leer en líneahttp://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/cuento-contemporaneo/13-cuento-contemporaneo-cat/188-084-emiliano-gonzalez?showall=&start=1Para escuchar en líneahttp://www.penumbria.mx/ultimo-dia-en-el-diario-del-senor-x/ATENEA CRUZ(1984)
Flamante ganadora del Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción 2017. Su novela corta (y fantasmagórica) Ecoses una siniestra mezcla entre Amparo Dávila, Adela Fernández, Juan Rulfo y la película Freaks.BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/108783Cuento recomendado: “Una mujer solitaria”.Libro recomendadoEcos/ Tierra Adentro, 2017Para leer en líneahttps://www.tierraadentro.cultura.gob.mx/una-mujer-solitaria/BERNARDO ESQUINCA(1972)
Tal vez el máximo exponente del terror y la novela negra en nuestros díasBIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/331Cuentos recomendados: “Moscas”, “A donde voy siempre es de noche”, “Los búhos no son lo que parecen”.Libro recomendadoDemonia/ Almadía, 2011.Para leer en líneahttp://www.cronica.com.mx/notas/2015/930626.htmlLOLA ANCIRA(1987)
Autora en pleno ascenso (está por salir su nuevo libro El vals de los monstruosen Tierra Adentro) que gusta mezclar referencias y géneros (con predilección por lo macabro).BIOhttp://imaginacionmx.tumblr.com/post/75705082031/lola-anciraCuentos recomendados: “Dédalo”, “Paygame”, “Cosmogonía de las parafilias”.Libro recomendadoTusitala de óbitos/ CONACULTA, 2013.Para leer en líneahttp://vozed.org/cuento/cosmogonia-de-las-parafilias-o-de-superpoderes-a-parafilias/NÉSTOR ROBLES(1985)
Terror hecho en Tijuana (aunque también escribe ciencia ficción).BIOhttp://editorialparaisoperdido.com/autor/nestor-robles/Cuentos recomendados: “Asesino anónimo”, “Llamada perdida”, “Bruja caníbal”.Libro recomendadoVoraz/ Paraíso Perdido, 2015.Para leer en líneahttp://imaginacionmx.tumblr.com/post/72139956592/n%C3%A9stor-roblesANA MARTÍNEZ CASAS(1990)
Tal vez la escritora más brutal de su generación.BIOhttp://www.elem.mx/autor/datos/15293Cuentos recomendados: “El gran guiñol”, “Erotic Pet Shop”, “Sueño de una noche de otoño”.Libro recomendadoFlores inmundas/ Lengua de diablo, 2014Para leer en líneahttps://issuu.com/penumbria/docs/penumbria_-_diecis__is_
(pág. 7)VALENTÍN CHANTACA(1986)
Autor terrorífico que ha sobresalido, principalmente, en la literatura juvenil, cerniendo sobre las nuevas generaciones atmósferas de miedo y angustia sofocante.
Lee su columna en Penumbria: http://www.penumbria.mx/category/la-caverna-del-conjurador/BIO: En 2009, fue seleccionado como miembro del Programa Jóvenes Creadores del FONCA, en la categoría de cuento. En noviembre del mismo año, fue incluido en la antología Estación Central bis con Zoológico infrarrojo: 2 historias de pollos (Ficticia Editorial). Dicho relato también fue traducido al francés y recopilado en la antología Lectures du Mexique, Nouvelles et microrécits. Auteurs Mexicains du XXI Siecle (publicación digital de la Universidad de Poitiers).En 2014, obtuvo una mención honorífica en el 4to Concurso Nacional de Haiku en México, organizado por el ITAM y la Academia Mexicana-Japonesa Tokiyo Takama. En 2015, fue beneficiario del PECDA (Programa de Estímulo a la Creación y al Desarrollo Artístico) Colima con el proyecto Las noches en Colima también son temibles.Cuentos recomendados: “La máscara”, “Tela de araña”, “Ojos amarillos”.Libro recomendadoNarraciones para leerse con la luz apagada/ Pearson, 2016Para leer en líneahttps://www.skribalia.com/no-dire-ni-una-palabra-un-cuento-de-valentin-chantaca-gonzalez/
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Published on September 30, 2018 07:47

September 29, 2018

Puedo soñar que ocurrió (cuento publicado en Punto de partida No. 211)




Ya está disponible (en impreso y digital) el número 211 de la revista Punto de partida. «Nuevos ecos del 68 / 50 años» reúne diversos textos de autores mexicanos nacidos entre el 87 y el 95 en torno a sucesos relacionados con el movimiento estudiantil de 1968. 
Comparto páginas, entre otros, con José Manuel Cuéllar (cuento), Aura García-Junco Moreno (crónica) y Berta Soní (ensayo).






Puedo soñar que ocurrió
Allí donde la toques, la memoria duele.
YORGOS SEFERIS


–Yo quería estudiar para sacerdote, pero no se pudo. Entré aquí porque no quería dejar de estudiar. También me puse a trabajar en un taller mecánico, junto con mi hermano, allá por la casa —Carlos se sinceraba a la menor oportunidad. Eran pocas las personas con las que podía conversar sin prisas.

—Fíjate, dos de mis amigos son miembros de la Acción Católica de la Juventud Mexicana. Yo les huyo por mis jales y porque el gobierno está siempre sobre ellos. Con decirte que nomás en la persecución de la época cristera mataron casi a mil —Manuel, quien tenía veintinueve años, una edad cercana a la de Carlos, era el único con quien había entablado amistad en la secundaria abierta.

—Mis papás fueron cristeros, mi viejo estuvo en muchas batallas. Mi mamá cuidaba a los heridos en la Santa Juana de Arco, qué no le habrá tocado ver… Luego nacimos nosotros.

—Oye, mano, deberías leer Héctor, es una novela sobre cristeros. Te la voy a regalar la próxima semana.

Carlos nunca había tenido un libro fuera de los de texto gratuitos y el misal de su madre. Manuel se lo entregó en una bolsa de papel estraza y le dijo que estaba un poco maltratado porque era una edición de 1953 que había conseguido en la librería de viejo de la Antonio Caso. Carlos se lo agradeció y lo primero que hizo fue escribir su nombre completo atrás de la portada: “Carlos Francisco Castañeda de la Fuente”. Después cerró el libro para admirar la tapa. Era verde esmeralda. Debajo de “Jorge Gram” y “Héctor. Novela histórica cristera”, tenía una fotografía en blanco y negro de un combatiente con un gran sombrero, carrilleras cruzadas en el pecho y un rifle descansando junto a él. Sentado en una silla y de guaraches, miraba al horizonte, desconfiado. 
Comenzó a leerlo esa misma tarde, durante los breves descansos en el taller mecánico en el que trabajaba; sustituyó su misal. El libro versaba sobre el enfrentamiento entre el gobierno y la Iglesia católica en México, la Cristiada. Aquellos batallones que luchaban, mataban y morían en nombre de Dios estaban integrados, en su mayoría, por campesinos leales a su fe.

Carlos marcaba oraciones, con lápiz hacía anotaciones al margen y doblaba por el borde las hojas a las que recurría con insistencia. Una frase en particular lo iluminó: “Detrás de cada movimiento hay un hombre dispuesto a dar la vida.” (Continuar leyendo en el sitio web de Punto de partida)


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Published on September 29, 2018 12:41

September 24, 2018

Revista Punto de partida 211 (FILUNI 2018)




En el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario 2018 presentarán el nuevo número de la revista Punto de partida, Nuevo eco del 68 / 50 años, que incluye un cuento mío (ese mismo día estará disponible la versión digital). 
La cita es el jueves 27 a las 18:00 horas en el salón Francisco Monterde del Centro de Exposiciones y Congresos UNAM.
Al presentar el programa de la Feria, que se inaugurará mañana, se mencionó el tema de los 50 años del movimiento del 68: 

(...) habrá conferencias y presentaciones editoriales en el marco de los 50 años del movimiento de 1968, que no podía quedar fuera de la feria, y para ello tendrán la presentaciones de volúmenes como “Mayo del 68: para quienes no lo vivieron”, de Patrick Rotman, el martes 25 a las 18 horas; y “Memorial del 68, vol. I Hechos y contextos”, el vol. II “Ciudadanía y movimientos”, y la “Revista Punto de Partida 211: Nuevo eco del 68/50años”, esto el jueves 28 a las 18 horas.Así como conferencias y mesas redondas, tal es el caso de “Dossier M68”, con Guadalupe Nettel, Julieta García González y Guillermo García Pérz, de la Revista de la Universidad de México, el 29 de septiembre a las 15 horas.
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Published on September 24, 2018 14:38

September 6, 2018

XXXVII Feria Internacional del Libro del Instituto Politécnico Nacional




Dentro del marco de la XXXVII Feria Internacional del Libro del Instituto Politécnico Nacional, que se realiza en el Centro Cultural Jaime Torres Bodet (Zacatenco) e inició el viernes 31 de Agosto y terminará el domingo 9 de septiembre, la escritora Laura Baeza y yo participaremos en la charla «El cuento y sus modalidades» precisamente el día del cierre, el domingo 9 a las 14 horas. La cita es en el Foro Einstein.
¡Hasta entonces!





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Published on September 06, 2018 11:29

August 31, 2018

La instrucción - Ignacio Solares (cuento)




«La instrucción» es un cuento de Ignacio Solares (escritor mexicano, 1945) publicado en el libro La instrucción y otros cuentos en 2007 por Alfaguara.




La instrucción

Para José Emilio Pacheco
Si tenemos capitán, ¿importan las prohibiciones?Julio Cortázar, Los premios


En el puente de mando, atrás de la ventanilla de grueso cristal violáceo, el capitán contempla un mar repentinamente calmo –de un azul metálico que parece casi negro en los bordes de las olas–, los mástiles de vanguardia, el compacto grupo de pasajeros en la cubierta de proa, la curva tajante que abre las efímeras espumas. “Mis pasajeros”, piensa el capitán.
Apenas un instante antes –algo así como en un parpadeo– dejaron atrás el puerto, que se les perdió de vista como un lejano incendio.
El barco cabecea dos o tres veces, con suavidad.
–Yo, la verdad, capitán, cada vez que salgo a alta mar siento la misma emoción de la primera vez –le comenta el contramaestre, un hombre de pequeña estatura, sonriente y de modales resbaladizos–. ¿Cómo dice el poema de Baudelaire? “Hombre libre, tú siempre añorarás el mar.” Pues yo lo añoro hasta en sueños. El puro aire salino y yodado me cambia la visión del mundo. Como si fuera una gaviota suspendida en lo alto del mástil, y desde ahí mirara el horizonte. Temo que un día esta emoción se me agote, usted me entiende. El paso del entusiasmo a la rutina es una de las mejores armas de la muerte, lo sabemos.
El capitán realiza su primer viaje en tan importante cargo, algo que esperó con ansiedad creciente desde el instante mismo en que decidió hacerse marinero.
Con actitud ceremoniosa levanta la cabeza, mete la mano al bolsillo interior del saco de hilo blanco (que apenas estrena) y toma la instrucción lacrada que, se le advirtió, sólo debería abrir ya en alta mar.
Desde hace días el corazón se le desboca con facilidad. Y hoy por fin llega al momento que, supone, pondrá fin a su incertidumbre sobre el rumbo por seguir, la clase de travesía que deberá realizar, cómo y con qué medios resolverá los problemas que enfrente.
Rompe los sellos como si rasgara su propia piel, abre el sobre y, para su sorpresa y desconsuelo, se encuentra con un texto fragmentado y casi invisible.
–¡Otra vez esta maldita broma! –dice el contramaestre chasqueando la lengua al descubrir el instructivo por encima del hombro del capitán–. Siempre la hacen a quienes ocupan el cargo de capitán por primera vez. Dizque para probar sus habilidades y capacidad de improvisación.
–Pues me parece una broma de lo más pesada. Y absurda, porque ahora no sabremos a dónde dirigirnos.
–De eso se trata, he oído decir que dicen. Precisamente, que en éste su primer viaje como capitán usted mismo decida a dónde ir, qué escalas hacer, cómo enfrentar los problemas que se le presenten. Incluso, cómo explicar y convencer a los pasajeros de la ruta que decida seguir y el por qué.
–Algunas palabras se leen aquí con cierta claridad –dice el capitán entrecerrando los ojos para enfocar el amarillento trozo de papel.
–Y si le ponemos un poco de agua quizá puedan leerse algunas más.
Con la punta del índice, como con un suave pincel, el contramaestre le pasa un poco de agua al papel.
–¡Mire, se han aclarado otras palabras!
–No demasiadas.
–Quizá sean suficientes. Por lo pronto, nos aclaran el Sur en vez del Norte y, lo más importante, que el nuestro no debe ser un viaje de recreo sino más bien formal y ceremonioso. Mire, aquí se lee muy clara la palabra “ceremonioso” y creo que la siguiente palabra es “ritual”.
–Ya me imagino explicándoles yo a los pasajeros que éste será un viaje “ritual”.
–Pues por lo menos tiene usted una pista de lo que debe decirles. He visto instructivos en que la única palabra que aparece es “convencerlos”, pero no se sabe de qué ni por qué. Además, usted por lo menos tiene muy clara la palabra “Sur”. Es mucho peor cuando le aparece “rumbo desconocido”, porque entonces toda la responsabilidad recaería sobre usted. Supe de un capitán que malinterpretó las instrucciones que se le daban… –y una chispita de ironía brilla en los ojos del contramaestre–. Bueno, no exactamente que se le dieran las instrucciones, sino que él debía adivinarlas en un papel como éste. Las malinterpretó y zozobró a los pocos días de haber zarpado. Otro más se desesperó tanto ante la confusión de las instrucciones que lanzó el trozo de papel por la borda. Lo único que consiguió fue que pocas horas después se pararan las máquinas del barco y no pudiéramos volverlas a echar a andar por más intentos que hicimos –las aletas de la nariz se le dilatan y respira profundamente–. O, en fin, me contaron de un caso aún más grave, porque la irresponsable y manifiesta desesperación del capitán provocó enseguida que una enfermedad infecciosa de lo más rara se declarara a bordo.
–Pero, ¿quién puede asumir unas instrucciones que no se le dan con suficiente claridad? –pregunta el capitán al tiempo que se le marcan las comisuras de los labios, en un gesto casi de asco.
–Creo que éste es el punto más delicado que enfrentará usted, por lo que me ha tocado ver. Hay capitanes que con muchas menos palabras en su instructivo toman una actitud tan decidida que así se lo hacen sentir a la tripulación y a los pasajeros. La respuesta por lo general es de lo más positiva. En cambio he visto a otros que, al titubear, provocan un verdadero motín a bordo, y no ha faltado la tripulación que se subleva y toma el mando de una manera violenta, con todas las implicaciones que ello significa para el resto del viaje.
–¿Y los pasajeros?
–Con los pasajeros más le vale tener un cuidado supremo. Porque si no están de acuerdo con sus decisiones, una queja por escrito a nuestras altas autoridades puede costarle a usted el puesto, lo cual significaría que éste fue su debut y despedida como capitán de un barco. Pueden hasta fincarle responsabilidades y demandarlo. Supe de un capitán que tardó años en pagar la demanda que le pusieron los pasajeros por daños y perjuicios.
–Dios santo.
–Empezarán por cuestionarle el rumbo que tome. Si va usted al Sur, le dirán que ellos pagaron su boleto por ir al Norte. Le van a blandir frente a la cara sus boletos, prepárese. Pero si decide cambiar de rumbo e ir al Norte, será peor, porque no faltarán los que, en efecto, prefieran ir al Sur, y lo mismo, van a amenazarlo con quién sabe cuántas demandas. Otro tanto le sucederá con las escalas que realice. Nunca conseguirá dejarlos satisfechos a todos, y más le vale tomar sus decisiones sin consultarlos demasiado. Simplemente anúncielas como un hecho dado, y punto. O sea, partir de que los pasajeros nunca saben lo que en realidad quieren y tomar las decisiones por encima de ellos, por decirlo así.
–¿Y si definitivamente no están de acuerdo con esas decisiones?
–Rece usted porque no le suceda algo así. Estuve en un barco en el que los pasajeros se negaron a aceptar el rumbo que decidió tomar el capitán y exigieron que les bajaran las lanchas salvavidas para regresar al puerto del que acababan de zarpar.
El capitán sostuvo el trozo de papel con dos dedos como pinzas y lo volvió para uno y otro lado. Suspiró.
–Si por lo menos lograra poner en orden las palabras que aquí aparecen. Pero son demasiados los espacios en blanco entre ellas.
–Consuélese. Recuerdo que un capitán cayó de rodillas apenas abrió el sobre sellado y se puso a orar por, según él, la gracia concedida de contar con unas cuantas palabras para guiarse en su viaje. Luego me decía: “Me complace pensar que los fundadores de religiones, los profetas, los santos o los videntes, han sido capaces de leer muchas más palabras que nosotros en estos textos casi invisibles, tras de lo cual seguramente los han exagerado, adornado o dramatizado, pero la verdad es que nos dejaron un testimonio invaluable para cada uno de nuestros viajes.”
–Prefiero atenerme a mis limitadas capacidades. ¿Y si le ponemos un poco más de agua?
–Inténtelo. Aunque si lo moja demasiado corre el riesgo de borrar alguna palabra. Lo mismo con la saliva, he comprobado que puede dar pésimos resultados. Quizá sea preferible conformarse con lo que tiene a la mano y no ambicionar más. Concéntrese en algunas de las palabras que se le dieron, léalas una y otra vez, búsqueles su sentido más profundo. Ahí tiene una, por ejemplo, que si la sabe apreciar, debería estremecerlo hasta la médula.
–¿Cuál?
–“Constelación”. ¿Le parece poco? Nomás calcule todas las implicaciones que puede encontrarle. Experiméntelo esta misma noche. ¿O no ha percibido usted el acorde, el ritmo que une a las estrellas de una constelación? ¿O tampoco ha notado que las estrellas sueltas, las pobres que no alcanzan a integrarse en una constelación, parecen insignificantes al lado de esa escritura indescifrable?
–¡No me hable más de escritura indescifrable, por favor! –dijo el capitán con un gesto de dolor.
El contramaestre no pareció escucharlo y miró fijamente hacia el cielo azul, como si sus palabras vehementes consiguieran ya empezar a oscurecerlo.
–El hombre debe de haber sentido desde el principio de la historia que cada constelación era como un clan, una sociedad, una raza. Algunas noches yo he vivido la guerra de las estrellas, su juego insoportable de tensiones, y si quiere un buen consejo espérese a la noche para contemplar el cielo antes de tomar cualquier decisión.
El barco tiembla, crece en velas y gavias, en aparejos desusados, como si un viento contrario lo arrastrara por un instante a un rumbo imprevisto.
Aquella noche, en efecto, el capitán ni siquiera intenta dormir (quizá tampoco lo intente las siguientes noches) y furtivamente sale de su camarote a pasear por la cubierta de proa. El cielo incandescente, el aire húmedo en la cara, lo exaltan y le atemperan la angustia que lo invade. El espectáculo sube bruscamente de color, empieza a quemarle los párpados. Los astros giran levemente.
“Ahí tiene una palabra que si supiera leerla lo estremecería hasta la médula”, recuerda que le dijo el contramaestre.
Contempla el trazo lechoso de la Vía Láctea cortado por oscuras grietas, el suave tejido de araña de la nebulosa de Orión, el brillo límpido de Venus, el resplandor contrastante de las estrellas azules y de las estrellas rojas. ¿Quién advierte la muerte de una estrella cuando todas ellas viven quemándose a cada instante? La luz que vemos es quizá tan sólo el espectro de un astro que murió hace millones de años, y sólo existe porque la contemplan nuestros pobres ojos. ¿Existe sólo por eso? ¿Existe sólo para eso?
El palo mayor del barco deja de acariciar a Perseo, oscila hacia Andrómeda, la pincha y la hostiga hasta alejarla.
El capitán quiere establecer y ahincar un contacto con su nave y para eso ha esperado el sueño que iguala a sus tripulantes, se ha impuesto la vigilia celosa que ha de comunicarlo con la sustancia fluida de la noche. ¿Será posible tomar hoy mismo una decisión?
Recuerda algunas de las otras palabras sueltas del instructivo, algún sustantivo redondo y pesado. Baja la cabeza y reconoce su incapacidad para descifrar el jeroglífico. Ya casi no entiende que no ha entendido nada. Siente que la fatalidad trepa como una mancha por las solapas de su saco nuevo. ¿Renunciar de una buena vez, aceptar que le finquen responsabilidades, pagar las demandas de los pasajeros? ¿O seguir, resistir un poco más, trepar los primeros escalones de la escalera de la iniciación?
Visiones culposas de barcos fantasmas, sin timonel, cruzan ante sus ojos.
Pero le basta levantar la cabeza y mirar los racimos resplandecientes en el cielo para que regrese el fervor. Entorna los labios y osa pronunciar otra palabra del instructivo, luego otra y otra más, sosteniéndolas con un aliento que le revienta los pulmones. ¿Qué otra cosa somos sino verbo encarnado?, piensa. De tanta fragmentaria proeza sobreviven fulgores instantáneos. La fragorosa batalla del sí y del no parece amainar, escampa el griterío que le punza en las sienes. Sus dedos se hunden en el hierro de la borda.
Se vuelve y mira hacia el puente de mando. El arco del radar gira perezoso. El capitán tiembla y se estremece cuando una silueta se recorta, inmóvil, de pie, contra el cristal violáceo. “Soy yo mismo”, supone. “Tenemos capitán”. Y es como si en su sangre helada se coagulara la intuición de una ruta futura, por más que se trate de una ruta inexorable.
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Published on August 31, 2018 10:34

August 30, 2018

El hambre heroica. Antología de cuento mexicano - Selección: Gabriel Rodríguez Liceaga




Ya está disponible mi reseña de la antología de cuento mexicano El hambre heroica (Editorial Paraíso Perdido, 2018) en la página web de Tierra Adentro.










CREAR UN PLANOpor Lola Ancira 

El hambre heroica (Editorial Paraíso Perdido, 2018) es una antología de cuento mexicano cuya selección estuvo a cargo de Gabriel Rodríguez Liceaga.Paulette Jonguitud, Jorge Comensal, Jaime Muñoz de Baena, Alfonso López Corral, Ave Barrera, Joel Flores, Alejandro Badillo, Herson Barona, Leonardo Teja, Úrsula Fuentesberain, Eduardo Sabugal, Zoe Castell, Aniela Rodríguez, Liliana Blum, Julián Herbert y Roberto Wong son los dieciséis autores que la integran. Cabe destacar que entre ellos hay tres ganadores del Premio Nacional de Cuento Joven Comala y dos del Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz. Además, en esta antología dedicada al gran Edmundo Valadés, cada autor cuenta con una original ilustración hecha por Mike Maese.Un cuento atrapa el segundo, un hecho esencial. En la introducción, Liceaga explica que “El cuento es un género que devela al autor; expone y exhibe su forma de traducir al mundo en palabras. En palabras que, bellamente conectadas, arman una historia. Cuentan algo. Hablo del acto de escribir en su forma más pura y básica. […] Un cuento es un gesto. Un gesto que puede ser a la par de terror y de asombro. De dolor y de clemencia. Un gesto que nos enloquece de ternura”. Liceaga reúne aquí varios gestos honestos y expresivos, en ocasiones incluso peligrosos, que nos transmiten, contagian sus emociones. También aclara que lo que caracteriza a estas obras es que sus autores están vivos. El criterio encerrado en estas páginas es, entonces, el gusto de un autor prolífico reconocido con varios premios nacionales, entre ellos el Sor Juana Inés de la Cruz en novela este año. (Continuar leyendo el texto completo en la página de Tierra Adentro.)
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Published on August 30, 2018 09:11

August 28, 2018

Revista Este País núm. 328




En el número actual (328, agosto) de la revista Este País encontrarán «El club de los delgados», cuento fantástico de Bernardo Esquinca. En las siguiente páginas está publicado un texto de Alejandra G. Amatto«Frente a las puertas de lo irresoluble: la literatura fantástica», un artículo genial sobre la literatura fantástica en el que realiza un recorrido por las primeras apariciones del género hasta su estado actual en México, en donde menciona a varios autores como Alberto Chimal, el propio Esquinca, ¡mi Tusitala !, Édgar Omar Avilés, Iliana Vargas, Miguel Lupián y Rafael Villegas.





      Algunas páginas más adelante, hay un poema imperdible y muy bello de Principia (FETA, 2018), de Elisa Díaz.


Frente a las puertas de lo irresoluble: la literatura fantástica Alejandra G. Amatto Cuña | 17.08.2018
Algo de historia crítica“Viejas como el miedo, las narraciones fantásticas son anteriores a las letras”, nos dice Adolfo Bioy Casares al inicio del “Prólogo” que acompaña la ya clásica Antología de la literatura fantástica de 1940. Publicada en colaboración con Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo, esta primera edición inauguró una verdadera batalla en contra del realismo imperante en la tradición literaria de nuestro continente y propuso a sus lectores, como señalaría años más tarde Borges, un nuevo amor: “el amor de la literatura fantástica, harto más verdadera y más antigua que los remedos del realismo”.1Afirmar que la esencia de lo fantástico, como lo hicieron estos tres maestros del género, era anterior al mundo de la escritura, implicó en la década del cuarenta, sin duda, una fuerte declaración de principios estéticos que, bajo esa categorización, podría presuponer, para cualquier lector contemporáneo, el temprano reconocimiento de este género dentro del canon literario universal. Sin embargo, la situación de la literatura fantástica por aquellos años era otra. La compilación de los tres argentinos —especialmente reforzada por la figura de un irreverente Borges, que ya se anticipaba como maestro del tema— impulsó una revisión y, en cierta forma, un descubrimiento de lo fantástico para gran parte de una nueva comunidad lectora latinoamericana que estaba plenamente tendida a los pies de la narrativa realista.La aparente desatención crítica que recibió la literatura fantástica durante un periodo prolongado (a pesar de poseer registros de sus orígenes escritos en nuestro continente desde el siglo XVIII) se debió, entre otros factores, a la gran dificultad que representaba la clasificación de varios de los textos que conforman el género. A esto se sumaba la perniciosa idea, dentro del mundo literario, de considerarla un tipo de literatura “menor” por su “aparente” desapego de los códigos realistas y de los temas sociales que imperaron a lo largo del siglo XIX y gran parte del XX. (Continuar leyendo el texto original en el sitio web de la revista Este País...)



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Published on August 28, 2018 11:36