Pedro Cayuqueo's Blog, page 220
March 16, 2017
Liberalismo radical
El “Manifiesto por la república y el buen gobierno (una invitación a pensar)” ha generado cierta discusión entre sectores de la derecha, cumpliendo, en ese sentido, su invitación. Obviamente no se esperan solo alabanzas a un documento con carácter político e intelectual, razón por la que han aparecido críticas desde sectores liberales más radicales, tal como el caso de Valentina Verbal o Axel Kaiser. Como en cualquier diálogo, es necesario buscar el mejor entendimiento posible, evitando las simplificaciones que desvirtúan la propia posición o la que se busca rebatir. Así, hay, entre otras, dos cuestiones relevantes en las cuales se presenta el debate de manera extremadamente simplificada.
Por una parte, Verbal ha presentado como la primera idea que la derecha debería poner por delante lo que denomina presunción a favor de la libertad personal, por la cual todo lo que no está prohibido está permitido, pues “las personas son capaces de perseguir sus propios fines, salvo que afecten la misma capacidad de las otras”. Pero entonces, ¿por qué podemos prohibir algo? Normalmente el liberalismo más radical defiende una posición en la cual los derechos deben ser garantizados, por sobre cualquier discusión acerca de los bienes en juego. El problema radica en que cualquiera se dará cuenta, que habrá un momento en que el derecho individual de una persona real entrará en conflicto con el de otro individuo de la sociedad y, por lo tanto, se hará necesario ponderar ambos derechos. Es ahí cuando el “salvo que afecten la misma capacidad de las otras” personas, se torna totalmente insuficiente y se constituye como una simplificación del debate que no aporta muchos criterios nuevos ni soluciones para el caso concreto.
En un caso en particular y muy conflictivo: ¿cómo resolvemos los problemas que puede generar la libertad de expresión? ¿Podemos ponerle límites? ¿en qué sentido y bajo qué criterios? Es aquí cuando la libertad entendida como una visión neutral y sin contenido, se vuelve inútil porque necesariamente la discusión se tornará completamente hacia el contenido y el ejercicio de esa libertad. Ya no será un problema simplemente del marco, sino que también de qué dibujamos dentro de él: tendremos que hablar sobre bienes en juego y no sólo sobre derechos.
Un segundo tema, y en el cual muchas veces se simplifica la discusión, es la tradicional dicotomía entre individuo y Estado. Un deporte liberal es cazar “colectivismos”, pero resulta muy inconveniente salir a cazar al bulto y sin distinguir. Al no diferenciar de manera clara al individuo, al estado y a la sociedad, creen que cualquier posición que reivindique la importancia primaria de la sociedad es estatista. Y no es, para evitarles el susto, que exista una supremacía ontológica de la sociedad sobre el individuo. La pregunta realmente interesante es si acaso requerimos de la sociedad en algún sentido, o si ella es simplemente accidental. Al simplificar la separación entre Estado y sociedad, haciéndolos casi sinónimos, piensan que cualquier reivindicación de lo social es una defensa del burócrata ideologizado. Por el contrario, lo social es reivindicado porque es necesario y no solamente accidental para la realización personal. Seguir creyendo que existen individuos fuera y antes de lo social, es llevar las cosas a una utopía (o mito) como el de El mundo feliz en que las personas nacen fuera de la sociedad primaria y fundamental: la familia.
Simplificar el origen de la sociedad, al punto de creer que es un pacto originario entre hombres que existen fuera de ella, conlleva consecuencias tales como percibir el bien común como contrario al bien individual. Es decir, en constante choque. Así, la actitud debería ser una de desconfianza a todas las cosas comunes, porque si soporto estar en sociedad, es para conseguir cierta protección o ventajas de los esfuerzos comunes y nada más. Por el contrario, considerar que las sociedades existen como un hecho de la causa, permite dejar atrás la ficción del hombre aislado y podemos situar mejor el lugar que ocupa lo colectivo en nuestras vidas: lejos del colectivismo de izquierda, pero sin caer en la simplificación radical.
De lo contrario, será muy difícil explicar todas aquellas expresiones de la vida común que no encuentran respuesta en un simple cálculo de interés individual (como la existencia de la Teletón o de los Bomberos, entre otros).
Para realmente aportar al debate, la repetición de viejas fórmulas no funciona por sí sola. La intención debe ser aportar a la política real, y a los problemas que hoy nos presenta, y en ello, las ideas generales por sí solas no son de mucha ayuda.
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March 15, 2017
Bachelet y su último cuarto de hora
Tratar de hacer un análisis objetivo sobre estos tres años de gobierno no es para nada una tarea fácil, es más sincero afirmar que es un gobierno a todas luces complejo. Complejo porque los avatares de la naturaleza se han hecho notar, en tres años hemos tenido erupciones volcánicas, terremotos e incendios con claros rasgos apocalípticos. Los expertos dirán que es parte de nuestra geografía y los fanáticos que la presidenta es responsable de estas plagas seudo bíblicas y quizá ambos tengan la razón.
La naturaleza es algo que no podemos controlar, la pro-actividad sí. Como se fue oportuno con el terremoto en Chiloé, no lo fue en el incendio forestal reciente: las autoridades empoderadas marcan evidentemente la diferencia, mientras la ministra Narvaez actuó inmediatamente en el terremoto del sur, el director de la Conaf cayó en indecisiones que dilataron el actuar contra las llamas.
Pero no sólo los desastres naturales nos han acompañado –y nos seguirán acompañando-, este gobierno ha tenido que lidiar con sus compromisos de campaña, desafíos grandes que claramente no fueron medidos en profundidad al momento de plantearlos; una reforma educacional que nos lleve a la equidad educativa son palabras mayores, me enorgullece ver que como sociedad avanzamos en ese sentido, sin embargo requiere mucho más que las ganas de hacerlo, se necesita de gente competente y de los recursos necesarios para lograrlo. Caímos en manos poco expertas e imprecisas, obviamos la realidad económica compleja que se venía y terminamos con una reforma tributaria tan parchada que lo único que dejó fueron vacíos e imprecisiones y pero aún, con ello se perdió la gran oportunidad de hacer una reforma seria y profunda, y que recoja más que el aspecto tributario, sino el sistema financiero global. Terminó siendo una mala reforma que desacreditó el principio noble para el cual fue creada: La educación gratuita y de calidad.
También hubo otras modificaciones legales que es bueno destacar como el acuerdo de union civil -que es de esperar se transforme en matrimonio igualitario-, el fin al sistema binomial y la nueva ley de partidos políticos (fundamental para la transparencia); junto a proyectos tan vanguardistas para Chile como la irrupción en energía renovable, la legalización de la marihuana, la intervención del embarazo, que más allá de nuestras posturas, nos han hecho pensar en la sociedad que somos y queremos ser.
Del resto poco y nada se puede hablar, la reforma laboral es un misterio y con algo de escepticismo y mucho de temor esperamos lo que salga de ella; la constitucional será sólo un recuerdo, nos perdimos la tremenda oportunidad de cambiar aquellos vestigios dictatoriales y que son los verdaderamente importante para la ciudadanía, por querer hacer algo nuevo que a todas luces era inviable, por algo dicen que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Lo que sí es claro es que en tres años el país ha perdido parte importante de lo logrado como sociedad, hemos vuelto a caer en odiosidad, rivalidad y diferencias que sólo permiten ver en blanco y negro, ni siquiera con escala de grises. Los escándalos y el deambular de políticos por tribunales es algo que ya ni asombra; si viene de la Nueva Mayoría es malo para unos y si es propio de ChileVamos es un grave para los otros. Por ejemplo, si Bachelet no supo de los negocios de su nuera es imposible de creer, pero sí era creíble que Piñera no sepa como administraba su fideicomiso su hijo Sebastián. Si Orpis, Longueira, Zalaquet y Novoa obtuvieron recursos de forma fraudulenta son mártires; si lo hizo Rossi, Leon, Peñailillo y Girardi son delincuentes, es esta la situación monocromática en que estamos y que en lo único que han contribuido es a generar más desconfianza en la clase política.
Estos tres años de gobierno de la presidenta Bachelet han sido malos, los hechos así lo demuestra, los indicadores económicos confirman y la opinión pública lo reciente. No es responsabilidad exclusiva de La Moneda -pese a que pocas veces se ha visto a un gobierno con tanta falta de liderazgo y además comunicar tan mal- pero como la principal autoridad del país es el rostro que representa esta caída, será ella la cara de la crisis.
Queda un año, algunos dirán que por suerte, pero aún está la oportunidad de reflotar temas críticos para la sociedad como son Salud y Pensión, el tema está ahí, los recursos asignados, las propuestas sobre la mesa y la sociedad expectante. Pero este 2017 es de decisiones, de nuestras decisiones; vemos como los partidos no se han podido constituir y es obvio nadie quiere refichar por ellos; tendremos un nuevo sistema de elección proporcional, los candidatos presidenciales hasta ahora siguen siendo un misterio. Kast y Ossandón confrontando a Piñera, quién además tiene no uno, sino varios flancos abiertos con la justicia, pero por sobre todo con la ética, las cosas se pueden hacer de manera legal, pero no implica que sea éticamente correctas. Goic está iniciando una cruzada que cuenta con el debilitado apoyo de la DC; Lagos, sin posibilidad de despegar, y Guillier generando diálogos constantes, pero sin contenido.
En un año más tendremos otro presidente, además un parlamento renovado y nuevos gobiernos regionales, quizá es el momento de como sociedad considerar seriamente acercarnos a las urnas y votar por lo que realmente queremos, no podemos darnos el gusto de permitir que el 30% de nuestra sociedad decida por el 70% restante. Sólo cambiando eso es como los sueños en política se pueden hacer realidad.
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Política exterior
HOY LA frontera entre lo nacional y lo internacional es cada vez más difusa e interdependiente. Cualquier situación de relativa relevancia, sea política, económica, de seguridad o cultural, ocurrida en cualquier lugar del mundo, repercute en la realidad interna y en el entorno internacional. Por ejemplo: las elecciones de EE.UU. han cambiado el cuadro geopolítico y geoeconómico global en tres meses. Las elecciones en Francia, Holanda, Alemania, pueden cambiar el curso de la UE y de su posición estratégica en el mundo, y por lo tanto afectarnos directamente. La tensión entre las dos Coreas, entre Corea del Norte y Malasia, o entre China y Japón, crean una zona de inseguridad en el Pacífico con repercusiones globales, en términos de seguridad, pero también económico-comerciales.
Por lo tanto, se debe entender que actualmente, más que antes, el contexto mundial para nuestra política exterior es muy complejo, inseguro y multidimensional.
Debe en esencia ocuparse de que el país tenga fronteras seguras, una inserción económico-comercial bilateral, plurilateral y multilateral que favorezcan nuestro crecimiento, y cooperación para el desarrollo en sus variables bilaterales, horizontales y triangulares.
Tiene que ser reflejo y proyección de valores esenciales de nuestra identidad nacional, empezando por la democracia, los derechos humanos, la inclusión y un “estilo” de convivencia basada en el respeto a la diversidad, el diálogo y el consenso, llevado al plano multilateral, que se debe explicitar en los OO.II. del sistema.
Por ende, la política exterior de Chile debe contribuir desde su realidad, a fortalecer el multilateralismo, la paz, el desarrollo y la cooperación internacional.
Para que ello sea viable, debemos responder adecuadamente a las amenazas contra el multilaterismo en lo político (ONU) y económico(OMC); reforzar nuestra acción exterior en materia de ciencia, tecnología y cooperación académica, por los desafíos de la economía digital y el e-trade; desarrollar la Alianza del Pacífico en todas sus dimensiones; fortalecer nuestra relación con la UE en una nueva fase del Acuerdo de Asociación, intensificando el diálogo político y la cooperación, además del up-grading comercial y negociar la nueva situación creada por el Brexit, tanto con la UE como con el Reino Unido; combatir el proteccionismo, apoyando el libre comercio y la expansión comercial a todos los países, especialmente los menos adelantados; trabajar por la integración latinoamericana en términos competitivos para insertarlas en las cadenas globales de valor y en lo político equilibrar las relaciones dentro de la Celac; entenderse apropiadamente con EE.UU. dada su nueva política exterior, articularse con el Asia Pacífico de acuerdo a las nuevas realidades del área, entendiendo el liderazgo de China que trasciende el área y se proyecta multilateralmente, entre otras.
En año de elecciones presidenciales, es clave conocer las propuestas de los distintos candidatos presidenciales.
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Bases curriculares de 3° y 4° medio
Recientemente, el Ministerio de Educación publicó un “Documento de consulta pública” con una propuesta de organización curricular para los dos últimos años de la educación media. Estos cursos son los únicos faltantes para terminar una reformulación completa del currículum escolar que comenzó en 2011, de acuerdo a la Ley General de Educación de 2009. Esta propuesta se ha puesto a disposición de la ciudadanía para que ésta se pronuncie al respecto.
Un currículum nacional es un documento complejo y difícil de abarcar, y cuyas consecuencias e impacto sobre el sistema escolar son enormes. Es por esto que vale la pena que toda persona interesada en educación se tome el tiempo de analizar este documento de forma profunda y haga llegar al Ministerio sus observaciones, de manera que sean consideradas en el documento definitivo.
Existen muchos aspectos interesantes de la propuesta a los cuales referirse. El más visible es la nueva estructura de la formación general en tercero y cuarto medio, que es igual para los estudiantes de las modalidades humanístico-científica, técnico profesional y artística. Esta homologación es sin duda necesaria, dado que la actual diferencia entre ambas formaciones da origen a una odiosa discriminación que deja a los estudiantes de técnico profesional en desventaja respecto del acceso y permanencia en la educación superior. Afortunadamente, las asignaturas académicas mantuvieron su lugar como estructura básica del currículum, evitando caer en modas que, si bien son el deleite de ministros y parlamentarios de gustos escandinavos, poco tienen que ver con nuestro sistema educacional.
La propuesta de plan diferenciado (asignaturas electivas) y su organización parece también pertinente. Se echan de menos opciones orientadas a la tecnología y a la economía, y algunas de las que proponen son demasiado vagas -en particular “Ciencias sociales”-, pero en general se trata de una oferta atractiva y razonable. Se incorporan asignaturas electivas de “Ciencias de la salud” y de “Lectura y escritura en la educación superior”, ambas muy interesantes y que pueden refrescar la oferta formativa de la educación media. La nueva asignatura obligatoria de “Proyecto” es una innovación muy positiva para el contexto chileno, siendo el desafío principal buscar y capacitar docentes para lograr las competencias propuestas en nuestros estudiantes.
Respecto de los aspectos criticables hay uno especialmente grave. El currículum es una herramienta pedagógica concreta, es decir, se espera que sean los profesores de aula los que lo utilicen para su práctica cotidiana. Para que esto funcione, es fundamental que los objetivos de aprendizaje sean claros, directos y acotados, de manera que el profesor pueda identificar con claridad cuáles son los aprendizajes que se espera que el estudiante logre. Esta idea fue central para el desarrollo del currículum de 1° básico a 2° medio, pero aquí parece haberse desnaturalizado. Se opta por redactar los objetivos de manera muy general, desde una perspectiva muy académica y a veces esotérica, lo que los convierte en declaraciones muy lejanas a la sala de clases. Se podrá argumentar que son los programas de estudio los que deben solucionar este problema, pero esto equivale a retroceder a la lógica de los “Objetivos Fundamentales” de la LOCE: declaraciones tan altisonantes como irrealizables, y cuyo espíritu original era escasamente respetado en los planes y programas. El currículum, tanto en su fondo como en su forma, siempre tiene que vincularse a la dimensión práctica de la enseñanza, el aprendizaje y a la pedagogía, es decir al aula. Es de esperar que el Ministerio se aboque a repensar esta forma de redacción tan lejana a la sala de clases, y retome la línea de los cursos anteriores. Esto no implica recargar el currículo: muchos objetivos precisos y claros son menos demandantes que un objetivo general, arcano e inabarcable.
La propuesta, independiente de las críticas, es el resultado de un trabajo responsable, innovador y sin ánimo refundacional, que reconoce el valor de tradiciones y perspectivas que no son propias, dialogando abiertamente y priorizando la viabilidad y el bienestar de los estudiantes por sobre la ideología. Ojalá la retroexcavadora siga estacionada.
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Cuerdas separadas en la Araucanía
Durante el fin de semana pasado, un grupo de encapuchados quemo 17 camiones, 9 acoplados y un galpón de la empresa de transportes Cavalieri en la salida norte de Temuco, en el lugar se habría encontrado un lienzo con la leyenda “Sabotaje y resistencia a grandes expresiones capitalistas dentro de nuestro Wallmapu” y era firmada por la “ORT Wenteche Katrileo”.
Ante esto dirigentes de la Multigremial Araucanía y de la SOFO pidieron se declare estado de excepción y los dirigentes de camioneros le dieron 72 horas al Ministerio de Interior para que visitará la zona. El Ministro Fernández les respondió que él no trabaja bajo amenazas y que en unos días iría a la Araucanía. El Diputado Jorge Rathgeb aseguro que la declaración del estado de excepción sería la única manera de resguardar la paz, la tranquilidad y el trabajo de todas las personas que viven en la región, ya que mientras estuvieron los militares en los campos por los incendios forestales, no ocurrieron ataques terroristas. Aucan Huilcaman agrego que a su juicio los hechos no tienen relación con los mapuche, ya que en dicho lugar no viven personas mapuche ni existen reclamaciones territoriales, y no descarta que se trate de un auto atentado.
A nadie debió sorprender la reacción de estos y otros tantos personajes, toda vez que siempre se sigue el mismo guion: violencia, represión, diálogo, promesas y vice versa.
Honestamente no sé si estas personas repiten siempre lo mismo, no se dan el tiempo de investigar o solo les interesa tener una rápida respuesta a sus electores y asociados. Tanto es así que el Diputado Rathgeb dijo en una entrevista que Weichan Auka Mapu ha demostrado que es un grupo peligroso y que no dialoga, pero no fue ese grupo el autor del atentado, sino que fue la ORT Wenteche Katrileo quien supuestamente firmo el lienzo que se encontró.
En cualquier caso, la demagogia en torno a los atentados, más que esclarecerlos los hechos, ha provocado que estos se enreden aún más. No se confundan, no se trata de minimizar su gravedad, ya que es muy inverosímil que la empresa Cavalieri realizara un auto atentado que le costó más de 2500 millones de pesos como irresponsablemente insinuó un viejo dirigente indígena. Se trata de emitir juicios y diseñar políticas que efectivamente contribuyan a la construcción de un nuevo pacto social que desemboque en la paz y no enturbien más, nuestra ya delicada convivencia social.
Para esto debemos dejar de creer que todo es terrorismo mapuche. También, tenemos que dejar de bajarle el perfil a la brutal violencia que se viven en algunos sectores de la región, ya que existe violencia, es gravísima, y también hay casos que pueden ser calificados de terrorista.
No obstante, en este caso, el propio Vocero del Ministerio Público de la Araucanía, Roberto Garrido clarifico que, pese a la gravedad de los hechos, se iniciaría una investigación bajo la calificación de delito común, toda vez que un hecho terrorista debe implicar una afectación a la integridad física de las personas, lo que no ocurrió en el ataque a la empresa Cavalieri.
Debemos separar las peras de las manzanas y diseñar una política pública de cuerdas separadas, hoy se asume el conflicto chileno – mapuche como uno solo, cuando en realidad tiene múltiples aristas, la desventaja de la mirada actual es que finalmente no se avanza en nada, y los focos de conflicto que hoy no son violentos, con el tiempo se tornan violentos por no ser abordados por las autoridades.
Una cosa es la violencia rural en la Araucanía y otra muy distinta son las legítimas demandas del pueblo mapuche. El Estado y los distintos gobiernos de turno no pueden seguir escudándose en los actos de violencia, para desentenderse de su responsabilidad en los hechos que dieron origen al conflicto en la Araucanía, que a diferencia de lo que replican un par de dirigentes gremiales, no es algo que comenzó recién en los años noventa con la quema de camiones en Lumaco, el conflicto no ha cesado desde la segunda mitad del siglo XIX. Los mapuche tenemos recuerdos frescos del despojo, de las mentiras, de la exclusión y de la muerte de muchas familias mapuche. Si algún parlamentario tiene dudas al respecto, camine un par de metros, vaya a la Biblioteca del Congreso y revise la historia legislativa de las leyes del 4 de diciembre de 1866 o la del 21 de agosto de 1868.
Así, como en el año 1881 no hubo acuerdo entre los Longkos mapuche de atacar el fuerte Temuco en lo que se conoció como el último malón, hoy la gran mayoría de las personas mapuche rechaza el actuar violento de algunos sectores de nuestro pueblo, pero también entendemos porque lo hacen. Y es que los Gobiernos ni siquiera cumplen sus propias promesas, la Presidenta Michelle Bachelet lleva más de 1000 días de Gobierno y no ha cumplido nada de sus promesas para los primeros 100 días. Terminará su Gobierno y su único legado habrá sido haber triplicado los policías en la Araucanía y el nombramiento de otro General de Carabineros para perseguir a las comunidades.
Esperemos que los Gobiernos no se den cuenta muy tarde que el camino no puede ser otro, que el de retomar el dialogo, pero un dialogo horizontal, de pueblo a pueblo, un dialogo como el que Bernardo O´Higgins ofreció a los mapuche en 1819: “Araucanos, cuncos, huilliches y todas las tribus australes, ya no os habla un Presidente que siendo sólo un siervo del rey de España afectaba sobre vosotros una superioridad ilimitada, os habla el Jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia y esta pronto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne”. Y el Tratado de Tapihue de 1825 sellaba como un acuerdo de pueblos hermanos…
http://www.australtemuco.cl/impresa/2017/03/14/full/cuerpo-principal/3/
Bernardo O´Higgins (1819. El Supremo Director a nuestros habitantes de la Frontera del sur. Gaceta Ministerial de Chile, 13 de marzo de 1819. En El Archivo Bernardo O’Higgins. Tomo XII. Pág. 113
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Exalmar y Dominga: complejidades valóricas de sociedades
LOS CASOS de Exalmar y de minera Dominga han generado discusiones frente al uso de información privilegiada y abuso del poder; ambos usados para lograr beneficios económicos sobre el mercado y el resto. ¿Pero, por qué estos dos casos no afectaron significativamente los resultados de las encuestas ciudadanas?
¿Qué están preguntando los ciudadanos con sentido común? Tal vez dos preguntas muy simples. ¿Se puede ser tan torpe de usar información privilegiada para perder muchísimo dinero, como lo fue Exalmar? ¿Se puede ser tan poco inteligente de abusar del poder (parando Barrancones) para perjudicarse a sí mismo; políticamente y económicamente, como lo fue Dominga? Las respuestas podrían parecer obvias para algunos ciudadanos; o bien otros ciudadanos solo aceptan esa realidad sin preguntarse nada más.
Pero, ¿qué hay detrás de estas preguntas anteriores? Que se requiere que el Presidente Piñera renuncie a cualquier posibilidad de tener al alcance de la vista su patrimonio personal. Que esperemos lo que responda la institucionalidad; ya que esto se judicializó. ¿Son solo éstas las respuestas que necesitamos? ¡No! Porque hay una necesidad de una respuesta mucho más compleja y profunda que las anteriores.
La complejidad de una respuesta más profunda no es algo fácil ni nuevo en la historia de la filosofía universal en la sociedad occidental. En 1248 en el mundo occidental (polarizado en forma irreconciliable entre la fe y la razón); San Alberto y Santo Tomás de Aquino en Colonia, tomaban la decisión de combatir a la mayor amenaza que enfrentaba la Iglesia Católica de ese entonces: la capacidad de mezclar muchas verdades de forma torcida, a través de interpretaciones para generar una gran mentira. Esto lo había hecho el filósofo hispanoárabe Averroes, al traducir en forma mal intencionada y llena de interpretaciones muy interesadas la mayor parte de las obras de Aristóteles al árabe. La complejidad de este desafío, ocupó de ahí en adelante la vida entera de estos dos santos (a Dios gracias en forma exitosa).
La complejidad de una respuesta más profunda tampoco es algo fácil ni nuevo en la historia política mundial. El 16 de mayo de 1966, el Partido Comunista de China daba inicio a la Revolución Cultural Proletaria, que le permitió al líder comunista Mao Zedong liberarse de millones de sus enemigos ejecutándolos, o exiliándolos o mandándolos a trabajos forzados (“reeducación”). La estrategia era muy simple; consistía en generarle a un enemigo mentiras disfrazadas de verdad. Sin embargo, lo novedoso no era esto; lo realmente novedoso de Mao Zedong era insertarlo en la institucionalidad del Estado chino (su sistema de justicia); para eliminar a todos sus enemigos políticos desde la institucionalidad (a Dios gracias esto se terminó en China en los 70).
No soy de los que cree que las respuestas están en la filosofía universal, sino que solo están las preguntas adecuadas que nos ayudan a pensar con profundidad; tampoco creo que la historia se repite, sino que solo nos enseñan a observar en contexto el comportamiento humano. Lo que sí creo es que los ciudadanos tenemos más sentido común de lo que piensan algunos actores de derecha e izquierda con motivaciones políticas (que están abajo en las encuestas). Como ciudadanos tenemos que evitar caer en el exceso de ingenuidad y de apatía de los ciudadanos de Troya, cuando permitieron que sus líderes dejaran entrar un simpático y lindo caballo que en su interior solo traía la destrucción de su nación.
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El valor de las ideas
DIVERSOS PARTIDOS políticos se encuentran desarrollando encuentros programáticos con el objeto de delinear sus principales ideas y propuestas de cara a las elecciones de este año. Esta tendencia no es exclusiva de los partidos, pues algunos precandidatos presidenciales han anunciado que convocarán a profesionales y técnicos para elaborar sus propuestas. Incluso un grupo de senadores y cientistas políticos de centroderecha dieron a conocer un documento con ideas programáticas. En suma, pareciera que el valor de las ideas y del debate estaría resucitando y abriéndose paso en el intoxicado ambiente político, lo que es una excelente noticia.
El fantasma de la ausencia de debate de la última elección presidencial sigue presente entre los chilenos. Fuimos testigos de la escasa participación y discusión en la elaboración de las propuestas de los principales candidatos presidenciales. Sabido es, incluso, que la hoja de ruta de la actual administración fue redactada por un grupo minoritario de políticos denominado “G90”, bajo la conducción de los exministros Peñailillo y Arenas. No hace falta recordar el daño que este grupo, incluyendo ambas exautoridades, le hicieron al país. Los efectos negativos de “el programa”, realizado entre cuatro paredes y avalado incondicional e irresponsablemente por los partidos de la Nueva Mayoría, los sufrimos hasta hoy.
Pero el valor de las ideas no se agota en los programas de gobierno. El valor del diálogo e intercambio de opiniones transciende los períodos electorales. Es una necesidad permanente. Es de la esencia de la democracia. A partir del gobierno de Aylwin fueron frecuentes las iniciativas público-privadas que procuraban el diálogo entre representantes del quehacer nacional con el objetivo de crear puentes de acercamiento y canales de comunicación y confianza que dieron vida a la “democracia de los acuerdos”. Sin embargo, el actual gobierno, dándole la espalda a más de 30 años de entendimiento entre los chilenos, no solo sepultó este estilo de ejercer la democracia, sino que además abandonó el diálogo como forma básica de construcción de acuerdos políticos.
No debemos olvidar cómo se gestaron y aprobaron las reformas tributaria, laboral y educacional. La ausencia de diálogo y acuerdos, sumado a diagnósticos errados, se tradujo en la aprobación de reformas que hoy concitan amplio rechazo entre los chilenos. El proceso constituyente es otro buen ejemplo. El Ejecutivo está obsesionado con llevar adelante un proceso donde lo que domina la discusión es la forma de modificar la Constitución, sin existir claridad, ni menos acuerdos, sobre las propuestas de fondo. Churchill nos recuerda que “la democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando a las opiniones de los demás”. Bienvenidos sean, pues, estos encuentros, el intercambio de ideas y la formulación de propuestas serias y responsables, donde los centros de estudios tienen mucho que aportar. El debate sano y con altura de miras, en especial durante este año electoral, nos permitirá desarrollar nuestra democracia, protegiéndola de ideas y candidatos populistas y demagógicos.
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Héroes a la altura
Hace tres años estuvo a no mucha distancia de aquí, el teatro La Cúpula del parque O’Higgins, debutando en uno de los escenarios alternativos de Lollapalooza. En esos días, con apenas dos álbumes, el británico Jake Bugg representaba el rostro y el sonido de lo que se suponía era una especie de renovación del rock inglés, dispuesto a bucear en referentes prácticamente ignotos para el público, como el caso de los pioneros The Everly brothers, y guiños a los primeros días de Bob Dylan antes de caer poseso de una guitarra eléctrica. De voz nasal notoria y cara de niño con mirada severa, Jake Bugg se llevaba premios, elogios y la atención de figuras del negocio musical a escala global como Rick Rubin, a cargo de la producción de su segundo título Shangri-La (2013). Jake Bugg tiene ahora 23 años, un nuevo y vapuleado disco -One my one (2016)-, y su actitud denota un prematuro envejecimiento artístico.
La noche del martes no repletó la sala con capacidad para un millar de espectadores en el céntrico parque capitalino, y evidenció por qué su nombre dejó de ser interesante con tan poco recorrido. Bugg arrancó la noche solo en el escenario con cuatro temas acústicos incluyendo el corte que da título al nuevo trabajo y otra de las nuevas, The love we’re hoping for, con tibieza abrumadora. A pesar de uno que otro grito destemplado de sus seguidores millenials con ligera predominancia femenina, la partida no pudo ser más soporífera. Luego se sumó una banda discreta en extremo para agregar algo de voltios en las restantes canciones donde Bugg se pasó de la guitarra acústica a la eléctrica. El músico no se despegó de su sitio frente al micrófono y el arsenal de pedales, e interpretó su material con las ganas de quien timbra un alto de formularios. No se despeinó al momento de ejecutar solos en las seis cuerdas, y tampoco buscó reacciones en el público, limitado a aplaudir con cortesía sus piezas y demostrar algo parecido al entusiasmo en escasos cortes como Trouble town.
Para ser una figura tan joven y promisoria, Jake Bugg actúa en directo como si fuera un veterano que viene de vuelta, cuando no cuenta con historial ni canciones capaces de sostener esa posición por lo demás curiosa dada la breve biografía, y el notorio desencanto frente a su último material de dispersas intenciones, que en directo jamás adquiere nuevos contornos. El cantante y guitarrista finalmente resulta paradigmático de una generación melómana aún esperanzada en el viejo rock y que está en serios problemas para encontrar héroes a la altura.
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El principio republicano y el nacional-republicanismo de Hugo Herrera
Cuando los plebeyos romanos, en el primer acto de desobediencia civil registrado en la historia, decidieron retractar su participación en el ejercito del rey compuesto por los patricios, a menos que se les ofreciera igual trato ante la ley, los patricios entraron en pánico y mandaron a uno de ellos, Menenio Agrippa, para tratar de pacificarlos. Menenio les contó la fábula del estómago: las diferentes partes del cuerpo se quejaban que ellas hacían todo el trabajo de producir los bienes, pero el estómago se lo tragaba todo sin devolver nada. Entonces un día decidieron dejar de trabajar para que no le llegara nada al estómago. Pero pronto se dieron cuenta que si lastimaban al estómago, se lastimaban a ellos mismos, y así volvieron a trabajar. Leyendo los recientes artículos de Hugo Herrera sobre nación y república, me recordé de Menenio, porque el llamado que hace Herrera a integrar la nueva plebe bajo la idea de nación no es sino otra versión de tal fábula biopolítica. No hay lugar a duda que tal imagen orgánica del cuerpo político ha nutrido desde muchos siglos un ideal de república aristocrática, donde cada parte del cuerpo tiene su función bien definida, y los “mejores” (que casi siempre coinciden con los ricos) mandan al resto. Pero esa no es la tradición republicana moderna, que es revolucionaria. En los Discursos sobre la primera década de Tito Livio Maquiavelo sacó una conclusión opuesta a la de Menenio: según el Florentino, la corrupción de un cuerpo político siempre comienza por la cabeza (es decir, por los patricios), y para mantener una república libre entre iguales, a veces hay que cortar la cabeza: esto no le va hacer daño al cuerpo político, todo lo contrario.
¿Es este republicanismo “populista”? ¿Fueron las revoluciones inglesa, norteamericana, francesa, y las de todos los pueblos que siguieron sus ideales igualitarios, revoluciones “populistas”? La respuesta depende de cómo se entienda la idea de pueblo en el republicanismo. Al contrario de lo que afirma Herrera, el “principio” republicano no es la dispersión o “división del poder social”, sino, como dice Hannah Arendt en Sobre la revolución, es el principio de que el poder reside en el pueblo. Esto significa que un pueblo republicano no acepta la distinción entre algunos que mandan y otros que obedecen cuando se trata de legislar. La división del poder es algo necesario pero que se sigue del principio republicano. Como explicaba Thomas Paine, la idea fundamental del republicanismo es que son los pueblos quienes hacen (y deshacen) los gobiernos, y no los gobiernos a los pueblos. Por ende hay que asegurar que el poder del gobierno se mantenga siempre al servicio del poder del pueblo, y para lograr esto se dividen y se oponen los poderes del mismo gobierno, pero nunca el poder del pueblo (pues, ¿contra quién habría que dividir y oponer al pueblo?) Que la división principal del poder sea aquella entre el Estado y el mercado, como argumenta Herrera, no se encuentra en ningún texto republicano, pero sí en la interpretación neoliberal que Hayek hace del republicanismo. Por lo menos Hayek explicita las razones que motivan tal división: el afán de otorgar prioridad al “orden espontáneo” del mercado (que funciona sobre la base de las desigualdades entre los actores) por sobre la legislación democrática (que se basa sobre la igualdad de trato de los actores).
Llegamos así al segundo principio propuesto por Herrera, “el principio nacional,” que debe equilibrar al principio de “dispersión” del poder aportando la tan ansiada “integración” de los plebeyos. Herrera propone lo que se podría llamar un “nacional-republicanismo” según el cual la política debe apuntar hacia “una integración de todos los grupos en una cierta forma de existir común.” (Nación y república I, La Segunda, 17/01/2017) Pero la historia moderna nos enseña que el nacionalismo es un falso amigo de la política plebeya. El principio nacional rompe con la igualdad que define a los ciudadanos de una república porque necesariamente debe determinar quienes representan esa “cierta forma de existir común” y quienes no. Estos últimos son vistos como una amenaza a la integridad de la nación y pierden la protección que la ley debiera otorgar de igual manera a todo ciudadano, sea patricio o plebeyo. Hoy en día Trump es un excelente ejemplo de esa lógica, que en nombre de la “integración” de los “perdedores” de la globalización erige murallas entre los ciudadanos, debilitándolos aún más frente al gobierno. Trump es la ilustración de que el nacional-republicanismo es un oxímoron tanto como el nacional-socialismo.
Es por eso que el republicanismo revolucionario rechaza el principio nacional y le opone el principio federal según el cual comunidades políticas previamente constituidas pueden combinarse entre ellas y formar alianzas sin perder sus identidades. La diferencia entre nacionalismo y republicanismo se puede simbolizar a través de un ejercicio de aritmética política: si para la democracia formal, basada en el principio de una persona, un voto, 1+1 es siempre igual a 2, para el federalismo la alianza entre las partes resulta en más que la suma de ellas: 1+1>2. En vez, para el nacionalismo, la integración es siempre una reducción de la diferencia: 1+1
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Ahora sí Valdivia
Aparece el Mago y emerge el conflicto. Que su liga es pésima, que no lo exigen, que lo llaman y se lesiona, que está mal físicamente, que ya pasó su momento, que no se necesita, que desordena al equipo, etc. ¿Le es familiar? A mí no me importa ninguno de esos cuestionamientos, lo quiero sí o sí en la selección. Esos argumentos son debatibles, yo prefiero tenerlo acá en vez de que se quede viendo el partido con el jeque. Su talento y su rapidez mental no la tiene nadie en esta generación y no aprovecharlo sería un desatino.
No me agota escribir sobre él, la tinta que se ha gastado redactando sobre su personaje es incalculable. A favor y en contra. Eso genera el 10. Es curiosa mi ilusión porque a veces la historia termina con un final amargo, sentado en la tribuna, mirando desde el banco o tomando el avión de regreso antes del partido. Sin embargo, nadie me quita de la cabeza que su espacio está en Juan Pinto Durán.
Eso lo supo Nelson Acosta, Juvenal Olmos, Marcelo Bielsa, Claudio Borghi, Jorge Sampaoli y ahora Juan Antonio Pizzi: algo tendrá Valdivia. Hay episodios donde lo citan, se lastima y no juega. Hay otros donde lo llaman, es titular y termina como figura. Imposible olvidar su altísimo nivel en la final de la Copa América con Argentina, donde calló a cientos de detractores.
Te sorprende, te atrapa, te conmueve, en un segundo te modifica todo. Así es él, sorpresa permanente. Que juegue un tiempo o 30 minutos, en ese lapso te regala tres o cuatro pases de gol.
Me lo imagino en la espalda de Mascherano, de frente a los centrales y habilitando a Alexis Sánchez y a Eduardo Vargas en el Monumental de River. Pase profundo al espacio para que entren mirando al arco y definan. Déjenme soñar. Esa esperanza la tengo siempre con Valdivia, convivo habitualmente con esa quimera en cada fecha clasificatoria.
No es el reemplazante de Arturo Vidal, no es otro volante mixto, no es un nueve y medio; es un creador, un conductor, si llega a jugar será el 10 de la selección. Este grupo ha ganado con y sin él. Tal vez no sea de las piezas angulares de este armatoste que forman Bravo, Medel, Díaz, Aránguiz, Vidal, Sánchez y Vargas. Pero lo que tengo claro es que dentro de esta nómina Jorge Valdivia es único. No hay ninguno que se le asemeje y hoy Chile no lo puede desperdiciar. No nos falles, Mago.
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