Pedro Cayuqueo's Blog, page 219

March 18, 2017

¿Dónde estás, Bachelet?

Nuestra presidenta de la república anda como ausente. Su mirada se vuelve vacilante, puesta cual en un infinito que no ve. Su rictus deviene inveterado, sus tonos de voz tienden a apagarse, sus respuestas adquieren insegura fugacidad. Eso cuando aparece -como sin aparecer-, cuando responde, eventos que se van haciendo acentuadamente infrecuentes.


Mientras tanto, ella tiene al país abierto, como en una sala de operaciones de cerebro. Ahí están, destapados los cráneos de la educación superior, de la constitución. La economía, ya cubierta y mal cosida, va entrando en recesión, sus reflejos quedaron torpes. Y la indolente efigie no emite reacción alguna. La economía, esa marmita que nos da de comer, se está vaciando o fundiendo, o achicando. O el fuego apagándose.


Presidenta, presidenta, ¿se trae algo entre manos? ¿O es simplemente que perdió interés en lo que hace y quiere como pasar? ¿Se deprimió o se desafectó del país? Usted, hija de aviador, sabe lo que es la patria. Que hay deberes del cargo, que hay tareas por cumplir, pues existen problemas y personas sufriendo.

La Presidencia de la República es símbolo e instrumento formidable, forjado por cuidadosa retórica, diseñado para sobreponerse a los peligros del caos y la autocracia, apto para pasarle por el lado de la oligarquía y conectar con el sentimiento popular, con los postergados y conducirlos hacia mejores condiciones culturales y materiales de existencia. Una presidenta ausente, y con el país destapado por arriba, es el escenario, entonces, de un drama nacional.


Quedar en la historia por la melancolía, cuando se está en un cargo, requiere responsabilidad. La asumieron Willy Brandt y hasta un Papa. Si no es la renuncia -para algo así no estamos preparados-, lo exigible, cuanto menos, es ponerse a ordenar los asuntos. Arreglar la casa.


El clima del país se enrarece. Los grupos emergentes experimentan una incertidumbre que se parece a veces a la de los ochenta. Las universidades buenas se están empobreciendo, con ellas la educación, la cultura, la ciencia y la tecnología se debilitan. Los funcionarios públicos decorosos padecen frente a los partisanos. Las regiones se desintegran. La pena de Arauco deviene insoluble. De los vecindarios pobres ya no se va la droga. La segregación se instala. El espíritu nacional se desazona ante la inactividad del “resorte principal de la máquina”. Alguien probablemente volverá sobre los nuestros como años de franco deterioro, cuando no perdidos.


No hay que engañarse: el desasimiento puede parecerse a un retiro, pero termina siempre siendo cómplice: de los males, de los poderosos. De los que activamente siguen con su operación, avanzando posiciones. El desasimiento de Bachelet puede ser la ocasión de una intensificación de la crisis difusa y generalizada en la que nos encontramos. Cual en el Centenario, la nuestra partió cerca de los dos siglos de vida independiente. Y sigue latente. Si antaño fue el proletariado el que pulsaba, hoy lo son, junto a sus remanentes, las clases medias emergentes. Requieren contar con espacios y reconocimiento, en un contexto institucional que los acoja ordenadamente.


Es un tiempo especialmente exigente para los políticos. Requiere proveerse de capacidades prospectivas, rodearse de equipos competentes; reformar al Estado; agrupar las provincias en pocas regiones viables; avanzar auténticamente en materias educacionales, científicas y culturales; hacia nuevos rumbos industriales y productivos. Pero, sobre todo: tener a la vista esas grandes reformas como conjunto, como la plataforma sobre la que ha consolidarse una convivencia nacional rehabilitada. Recién entonces saldremos del atolladero. Mientras tanto, en el despacho presidencial reina un silencio vendimiario.


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Published on March 18, 2017 02:10

Turquía contra Europa

El Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha provocado un grave conflicto diplomático con la Unión Europea, es decir con sus socios en la OTAN, para reforzar su posición de cara al referéndum que a mediados de abril decidirá si su país le confiere poderes cuasi dictatoriales.


El tono brutal de sus expresiones contra Holanda y Alemania, que han impedido que los ministros de Erdogan hagan campaña en esos países entre los inmigrantes turcos, así como las medidas que ha adoptado en el terreno diplomático, revisten mucho peligro. Erdogan ha amenazado además con renegar del acuerdo por el cual impide que dos millones de refugiados del Medio Oriente crucen la frontera con Europa.


Tres países europeos están en plena campaña electoral y en ellos el explosivo asunto migratorio lleva un año alimentando a la extrema derecha. Además, la OTAN pasa por un momento de introspección delicada ante los cuestionamientos que le ha hecho el socio principal, Estados Unidos, y la ofensiva constante de Vladimir Putin, desde Moscú, contra esa alianza.


Erdogan  ha llamado “nazis” a los holandeses, un país al que todavía se le escarapela la piel con el recuerdo de lo que fue la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial. Ha dicho lo mismo de Alemania, cuya clase dirigente vive obsesionada con limpiar esa culpa histórica (una de las razones de que haya tenido tan poca disposición a exhibir musculatura militar fuera de sus fronteras durante tanto tiempo).


Erdogan está dispuesto a incendiar la pradera occidental para ganar votos. Desde que en julio pasado fracasó el intento de golpe de Estado contra él en Turquía, no ha hecho otra cosa que purgar la administración pública, las instituciones jurisdiccionales y muchas instancias privadas de toda disidencia real o imaginaria, y destruir los ya disminuidos contrapesos al poder presidencial. Con el referéndum de abril, pretende concentrar el poder en su persona y pasar a ser un dictador con barniz plebiscitario.


Está, como lo están siempre los dictadores, nervioso pensando que, en vez de 90 por ciento, el respaldo al “Sí” podría arrojar cifras menos contundentes y abrir la posibilidad de que sus críticos impidan la mutación definitiva del sistema turco en cesarismo.


Aunque Rusia y Turquía han sostenido choques frecuentes, los intereses de Putin y Erdogan son crecientemente afines: ambos pretenden debilitar a la Unión Europea. Creen que Donald Trump es su aliado, algo que el populismo del estadounidense no necesariamente garantiza (esta semana estuvo justamente la alemana Angela Merkel reuniéndose con el Presidente Trump en Washington). El embate que recibe la democracia liberal europea por partida doble desde su flanco oriental, ahora que hay dudas sobre el compromiso de Washington con ella, es perversamente inoportuno.


Erdogan está dispuesto a llevar este enfrenamiento muy lejos y las consecuencias pueden ser graves para la política europea interna. Para impedir que la crisis de los refugiados del Medio Oriente fuera un caballo de batalla de los populismos nacionalistas en las elecciones en distintos países europeos este año, la Unión Europa llegó a un acuerdo con Turquía por el cual este país aceptó retener a los refugiados que ansiaban cruzar la frontera. La renuncia de Ankara a este compromiso supondría la la reapertura de una herida que nunca ha cerrado del todo y podría costarle a Merkel la reelección.


¿A quién beneficiaría todo esto? A partidos como el Frente Nacional de Marine Le Pen, en Francia, que pretenden gana elecciones con un discurso populista y nacionalista virulento. Erdogan lo sabe, de allí que su chantaje a Europa tenga toda la pinta de un as alto a la democracia liberal como paradigma.


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Published on March 18, 2017 02:09

El asesinato de Barthes

La primera novela del francés Laurent Binet abordaba, en parte, el asesinato de Reinhard Heydrich, el jerarca de las SS que discurrió cómo implementar la “Solución Final”, denominación que los nazis le dieron a lo que más tarde se conoció como Holocausto. Y digo en parte porque Binet, un tipo que se pasa de listo, insistió en involucrarse a sí mismo en el relato, contribuyendo con todo tipo de juicios, divagaciones y comentarios que, a la larga, exasperaban, distraían y aletargaban al lector. Aun así, la obra recibió en Francia todo tipo de premios y loas. En su segunda novela, titulada La séptima función del lenguaje, Binet no comete el error infantil de imponer su persona como un faro en la narración, pero de nuevo la incontinencia verbal se hace patente y uno termina especulando cuántos cientos de páginas le sobran a este libro voluminoso y por largos, larguísimos trechos, francamente delirante.


Dicho lo anterior, es innegable que la segunda novela de Binet tiene un comienzo fascinante: Roland Barthes, el gran semiólogo, filósofo, ensayista y crítico francés, ha sido atropellado en París tras asistir a un almuerzo con el futuro candidato a la presidencia François Miterrand. El hecho, en parte verídico, le sirve a Binet para orquestar una intriga de corte policial, en la que Barthes no habría muerto de manera accidental, sino que habría sido asesinado. ¿La razón? Un documento que revela la séptima función del lenguaje, una especie de piedra filosofal en versión lingüística: “Quien tuviera el conocimiento y el dominio de una función así sería realmente dueño del mundo. Su poder no tendría límites. Podría hacerse reelegir en todas las elecciones, sublevar a las masas, provocar revoluciones, seducir a todas las mujeres, vender toda clase de productos imaginables, construir imperios, apropiarse de toda la tierra, obtener todo lo que desee en cualquier circunstancia”.


El presidente de Francia en 1980, año en que transcurre la narración, es Valéry Giscard d’Estaing. Él está al tanto de la existencia del documento que supuestamente le fue sustraído a Barthes, y por supuesto que anhela tenerlo en su poder. Es así como en el lío se involucra la policía francesa por medio del inspector Bayard, quien, a su vez, contrata en calidad de ayudante a un profesor universitario, Simon Herzog, experto en semiología y admirador de Barthes. Pero ellos no son los únicos que andan tras el valioso papel: un par de búlgaros bigotudos y asesinos (el chofer de la camioneta que atropelló a Barthes también era búlgaro) y dos japoneses misteriosos, más una enfermera rusa que no es quien dice ser, eso sin contar a los agentes de la policía secreta de las principales potencias del mundo.


Hasta aquí la intriga es llamativa. P18Todo esto crea un terreno fértil para el delirio narrativo, y eso es precisamente lo que ocurre con La séptima función del lenguaje: rebalsada por todos los flancos, la que era una buena idea termina convertida en un guirigay monumental. Aun así, el libro de Binet volvió a recibir honores de crítica y varios premios, algo que lo lleva a uno a preguntarse de pasadita en qué estado se encuentra realmente la literatura francesa emergente.


 


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Published on March 18, 2017 02:08

La retroexcavadora

No quiero aguar la fiesta ni criticar a los exponentes del juego. Pobres, se mataron en la cancha y finalmente no es su culpa.


Tampoco al conductor, porque hizo lo que sabe y ya está. El fútbol, como la vida, tiene varias fórmulas y cada cual sabrá la que ocupa y el peso y trascendencia que ella tiene. Pero como muchos, en estos días donde ya nadie parece tener memoria y sólo importa conocer la India, he sentido la necesidad de volver a abrir el libro de los milagros que descansaba en mi repisa. Y leer un poco para aplacar ese sabor amargo que queda tras arrear una bandera, esa sensación de vacío que deja el logro sin belleza, ese malestar que queda al retroceder lo avanzado.


Dice la biblia, entre muchas cosas, “si tuviera que medir a los entrenadores, prescindiría del resultado. Analizaría el método, la forma de jugar de sus equipos. Sobre todo si son jóvenes en formación”. “Quienes ejecutamos esta profesión no podemos permitir que se gane de cualquier manera. Hay una ética de juego que cuidar”. “La gran ambición que tenemos es producir resultados a través de un comportamiento que estéticamente valga la pena. Nada más que eso y todo eso”. “Soy un obsesivo del ataque, trabajo para atacar, no para defender. Tener el balón, tener la autoridad, el protagonismo”. “La única manera que entiendo el fútbol es la presión constante, jugar en el campo rival; el dominio de la pelota y de las acciones. Sólo así se puede soñar con ganar siempre”.


Madre mía. Tan lejanos que suenan hoy esos conceptos, enterrados en el sótano (¿botados otra vez al río Maipo?) desde la partida de Bielsa y Sampaoli. Tan ajeno que resulta hoy, en Quilín y en las redacciones periodísticas, esa postura intelectual pero también espiritual que cambió todo, que nos llevó tan lejos, que hizo que nos sintiéramos por primera vez de verdad felices y orgullosos.

Hoy que la retroexcavadora parece arrasar con dichos principios ante la mirada torva de los responsables y el silencio cómplice de los mediocres, todos los conceptos, todas las convicciones que resultaban tan claras y evidentes hace tan poco, ya no están.


Volvimos al pasado de golpe, como un mazazo, combatiendo lo avanzado vaya uno a saber por qué conveniencias momentáneas. Bienvenidos otra vez a los feroces ochentas.

Insisto y comprendo: hay registros distintos en el fútbol. Diversidad. Pero cambiar la mano tan rápido, parece enfermizo. Casi mala leche. Hoy veo a demasiados calladitos (¿por fin felices y relajados?) sin interpelar el método, la forma, los niveles de la ambición, la estética. ¿Era necesario abjurar tan rápido, pasar la cuenta, renegar de los valores y las convicciones, renunciar tan luego a lo que nos hizo reconocidos, exitosos y admirados en el barrio y en el mundo? ¿Tan duros de mollera salimos?


Pregunta de varios periodistas extranjeros en Rancagua: “¿A qué juega hoy Chile? ¿Cuál es la identidad? Más allá de la eliminación de una y la clasificación de la otra, qué raras resultan hoy sus selecciones Sub 20 y Sub 17, tan distintas a la propuesta de la adulta, tan diferentes al nuevo Chile que conocimos los últimos años. ¿Dónde quedó el protagonismo, dónde el ataque asfixiante?”. Respuesta: “Pasó la retroexcavadora”. ¿Cómo? “Nada, un chiste interno. Político. Tiene que ver con cambiar lo que estaba razonablemente bien para terminar retrocediendo”. ¿Y la apuesta conceptual? “¿Cuál? El discurso en boga sólo apela al resultado. ¿El programa del candidato? Da lo mismo, lo que importa es mantener el poder. ¿Los inconvenientes éticos del empresario devenido en presidente? Da lo mismo, lo importante es recuperar el gobierno”.


Ya no hay camino, sólo importa la meta. Una vez más, nos fuimos al carajo. Sí, ya se: “éntrese, tatita”. Me entro. Incluso cuando se ganó, esta pelea estaba perdida. Demasiada seda para tanta mona.


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Published on March 18, 2017 02:00

March 16, 2017

El gobierno de la seguridad 2.0

En Chile la confianza en las policías, y en especial en Carabineros, supera a cualquier institución. La percepción general de honradez, trabajo dedicado y colaboración absoluta son valores que los ciudadanos reconocen en los hombres y mujeres que trabajan diariamente en las labores de control y prevención del delito. Pero también en las emergencias, en los eventos masivos, y diversas otras ocasiones donde la labor de carabineros se destaca además por la percepción general de honradez. Institución de carácter militar, altamente jerarquizada y con una férrea división entre oficiales y suboficiales; Carabineros es sin duda un ejemplo en América Latina.


Tal vez por su actitud, capacidad de trabajo o el orden en la respuesta institucional; los gobiernos, desde el regreso a la democracia, han sido más bien débiles en el control efectivo de sus labores. La profesionalización de los miembros de la institución es innegable, mientras que los ministerios a cargo han tenido un listado largo de personas con mínima preparación en el tema. Así, la institución ha ido creciendo y adquiriendo sus propios arquitectos, planificadores, administradores, contadores, abogados y asesores de comunicación. Crecimiento que no ha ido acompañado de capacidades civiles para monitorear y regular sus actividades, muy por el contrario.


Si bien la institución está llena de controles internos manejados por estrictos manuales internos con gente institucional, son pocos los espacios donde se puede identificar la injerencia civil para monitorear el cumplimiento de sus labores. Cuando esto ha ocurrido, los resultados no fueron alentadores. Así, por ejemplo, el Gobierno de Sebastián Piñera contrató a la Fundación Paz Ciudadana para evaluar el Plan Cuadrante y los resultados de la misma no se hicieron públicos de forma inmediata y a pesar que el informe decía “de esta forma, el Plan Cuadrante no constituye una modalidad diferente de actuación si se la compara con aquellas unidades que de manera explícita, según definición de la propia institución, no se insertan en esta estrategia” sus resultados no fueron debatidos en procesos amplios de mejora. 


No hay que olvidar que recién en Noviembre del 2016 el Consejo de Transparencia ordenó a la institución a revelar la dotación que tenían a nivel nacional dado que se negaba a entregar esta información (incluso a alcaldes e intendentes) invocando una norma del Código de Justicia Militar instaurada en 1987, aludiendo a que entregar los datos solicitados afectaría sus funciones, como también las tácticas y estrategias para el desarrollo de su trabajo.


Por años los niveles de autonomía y bajo gobierno civil sobre las instituciones policiales ha sido un hecho conocido y asumido por ambas coaliciones políticas que no han invertido en especialistas ni generalistas en la temática. Han existido esfuerzos, no se puede negar que hay avances, pero los mismos son limitados.


Los espacios de opacidad generan dudas y estas se expanden como una mancha de aceite cuando nos enteramos de un esquema funcionando dentro de la institución que podría sumar más de 10 mil millones de pesos en fraudes y medio centenar de Carabineros involucrados. ¿Qué pasó? La respuesta es bastante simple. No existe control civil sobre la institución policial, no estamos hablando de formularios que llenar, comisiones donde asistir, y largos procesos administrativos en los que participar; sino espacios donde funcionarios de gobierno que, siendo parte de un esquema de largo plazo, trabajen en conjunto con la policía para de forma colaborativa avanzar.


La corrupción en Carabineros es un hecho doloroso que debe seguir un proceso judicial que determine culpabilidades y posiblemente marque un claro antecedente que busque reorganizaciones al interior de la institución; pero al parecer es un caso aislado que ninguno de los controles internos supo identificar. La responsabilidad es también de aquellos que dejamos de insistir en la necesaria apertura, transparencia y especialmente control de las instituciones policiales.


La tarea pendiente para el próximo gobierno es clara y la evidencia internacional es tajante, las policías deben ser instituciones con espacios de autonomía profesional que les permitan diseñar sus estrategias y tácticas en base al conocimiento especializado pero el rol del gobierno es definir las políticas públicas, reconocer el valor de la transparencia de la información y de los procesos de toma de decisión.  


 


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Published on March 16, 2017 06:41

La centroderecha y el piano

Actualmente, un fenómeno político tiene expresión en diferentes latitudes. Partidos tradicionales son percibidos absolutamente desconectados de las demandas ciudadanas. Sectores de la sociedad parecen invisibles para los gobiernos y tecnócratas. Como consecuencia, plataformas o políticos populistas parecen representar mejor ese agudo malestar, obteniendo apoyo en las encuestas y contiendas electorales incluso en democracias avanzadas como Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Italia, Holanda o Austria. Algunos quizás se sientan convocados por ese movimiento anti-institucional que recorre el mundo, y crean que ese sentimiento de rechazo a las instituciones democráticas tradicionales es el camino para sintonizar con los chilenos y gobernar el país.


¿Es ese el camino que debe tomar la centroderecha para volver al poder? De ninguno modo, el populismo no solo va a contrapelo de nuestra tradición republicana como sector, sino que también es pan para hoy y hambre para mañana.


Entonces, ¿cuál debe ser el tono de nuestro discurso y el eje del relato de la centroderecha?


Los chilenos saben que la centroderecha es más eficiente y capaz en materia de gestión y administración. Los indicadores del gobierno del Presidente Piñera en materia de empleo y crecimiento, solo por mencionar algunos, expresan el punto de modo elocuente. No obstante, al mismo tiempo es necesario ofrecer un discurso convocante que dibuje un imaginario compartido, una idea de país que exceda los números o propuestas concretas de un programa (ya sabemos que la centroderecha prepara y ejecuta mejor los programas que la izquierda refundacional de hoy). Una metáfora simple ilustra lo señalado precedentemente. Si los ciudadanos fueran el público de un concierto de piano, les resultaría evidente que la centroderecha tiene virtudes técnicas muy superiores en la ejecución de una compleja pieza como lo es gobernar. Sin embargo, las piezas musicales de la centroderecha suenan demasiado cerebrales, un tanto desconectadas de la emocionalidad. El problema emerge porque al igual que la música, la política también se nutre de emociones y componentes subjetivos que no  resultan inteligibles a la luz de los presupuestos, los números y las propuestas técnicas.


Un escenario ideal para estrenar nuestras ideas y un relato bien afinado se presentará con ocasión de la realización de una gran primaria para escoger a nuestro abanderado presidencial. Ahí, nuestras ideas y proyecto de gobernabilidad para el país deben quedar claramente establecidos. Por el contrario, si hacemos de la primaria un circo romano de críticas y descalificaciones eso solo dará fuerza a una alicaída izquierda.


En suma, contamos con nombres para liderar este proyecto, entre ellos nada menos que el expresidente Piñera, cuyo gobierno fue sin duda muy exitoso de acuerdo a todos los indicadores convencionales con los cuales se mide una administración. Si logramos cuajar esa notable capacidad de gestión, ya probada, con un discurso que articule nuestro ideario en función de aquellos problemas y demandas acuciantes de nuestros compatriotas, lograremos dar forma a un sólido proyecto que fusione la responsabilidad de un buen gobierno con los componentes subjetivos asociado a un imaginario compartido de país. Afortunadamente, tenemos terreno avanzado en la materia, gracias al Manifiesto Republicano ampliamente discutido estos últimos días. Construir desde esa base nos permitirá afinar el piano y darle al pianista notas que le permitan no solo demostrar que la centroderecha es la el mejor desde el punto de vista técnico, sino que también que su sector logra conectar emocionalmente con el  público y a esos invisibles que se sienten dejados al lado del camino.


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Published on March 16, 2017 06:39

Reforma a la Educación Superior: y se nos vino marzo

LOS ÚLTIMOS planteamientos de la ministra sobre la Reforma a la Educación Superior muestran ciertas novedades, no obstante dejan muchos temas en el aire; por ejemplo al señalar que la Presidenta de la República prefiere que se tramite un solo proyecto, y no intentar que algunas materias se debatan primero en el Parlamento.


Una de ellas es la necesidad de contar con una Superintendencia de Educación Superior, con labores reguladoras que mejoren el funcionamiento de las instituciones. Con adecuadas facultades podría anticiparse a situaciones críticas, como cierres y quiebras que solo perjudican a los estudiantes; ya conocemos la situación de la Universidad Iberoamericana.


Este organismo podría ser un mecanismo útil para despejar asuntos que hoy se plantean sin base empírica; por ejemplo, la crítica al Consejo Nacional de Acreditación, que sustenta la supuesta necesidad de cambios profundos en esa entidad a raíz de problemas ocurridos hace más de seis años: la realidad demuestra que hoy no existe cuestionamiento producto de malas prácticas en los procesos de acreditación institucional, tanto de universidades privadas como estatales.


Sobre un asunto tan debatido como las transacciones relacionadas, las normas existentes respecto a las responsabilidades y derechos de directores y gerentes en una sociedad anónima abierta, son una buena guía para la administración de cualquier organización, definiendo lo que se espera de la conducta de sus integrantes y las sanciones por incumplimiento.


En todo caso, seguimos esperando que exista relación clara entre los contenidos del proyecto de ley y los objetivos que éste identifica: mejorar la calidad de nuestra Educación Superior y tener mayor equidad en el proceso formativo. La falta de coherencia tiene su origen en un diagnóstico erróneo sobre el sistema y sus componentes. En ciertos momentos, más que reconocer el aporte de las instituciones privadas, se acepta a regañadientes su existencia, planteando un cúmulo de restricciones a sus posibilidades de desarrollo. Existen visiones maniqueas sobre lo que han aportado y pueden aportar las Universidades Estatales o las del Cruch respecto a las privadas, sin considerar la calidad de las instituciones ni su aporte a la equidad. Autoridades de gobierno y parlamentarios, con frecuencia apelan a modelos ideales, comparando situaciones ajenas a la realidad nacional. Un caso es la pretendida superioridad de las universidades estatales, como tipología genérica, por sobre las universidades privadas; lo que se ha manifestado con fuerza en el financiamiento estatal, llevando a algo impensado, como es el recurso judicial de la Pontificia Universidad Católica de Chile por haberse vulnerado lo que, según su demanda, son derechos adquiridos.


Es de esperar que ahora tengamos un proceso reflexivo, que permita que todos los actores involucrados logremos que los cambios necesarios en nuestra Educación Superior vayan en la dirección de elevar la calidad y mejorar las oportunidades para los sectores de menos ingresos y capital cultural. No olvidemos que en el segmento de 40% de ingresos más bajos, solo estudian 36 de cada 100 jóvenes, mientras que en el 20% superior prácticamente todos lo hacen.


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Published on March 16, 2017 05:35

Cine sonoro

A veces pienso que el cine se juega tanto en la visualidad como en el lenguaje. Conceptos más o menos ampulosos e inasibles, como identidad nacional o cultura popular, cristalizan mejor en una frase, en un chiste, en una expresión que provoca de inmediato cierta identificación y cercanía.


Quien primero entendió esto fue Raúl Ruiz. Siguiendo los dictados de Nicanor Parra filmó Tres tristes tigres, portentosa y alucinada película que hace de las deformaciones del lenguaje cotidiano su marca de estilo. Poco importa que la trama nunca quede muy clara. Son cuatro personajes que deambulan por bares de Santiago y el departamento de uno de ellos. En el habla (en su tono sobre todo) se reflejan las diferencias sociales, los prejuicios de clase, las frustraciones y ambiciones con que encaran el presente.

Ruiz era un maestro a la hora de filmar esas conversaciones inconducentes, llenas de rodeos e interrupciones, lo que provoca el efecto de que se está hablando de dos o tres temas al mismo tiempo. Y entre medio están los chistes y esos ruidos que uno no sabe cómo ni cuándo llegaron al idioma. Para Ruiz, por ejemplo, “chhhhhhssss” era una forma del escepticismo.


Otras películas que captan de manera extraordinaria la dimensión oral son Te creís la más linda (pero erís la más puta), cuyo título ahorra todo comentario respecto del coloquialismo, y Educación física, sobre un profesor de San Antonio que vive con su padre y come chatarra todo el día para atenuar la ansiedad; es decir, el miedo. Las conversaciones entre ambos transmiten una sensación de verdad fabulosa, como si fueran anteriores al cine. Es frecuente que la pregunta más banal no se conteste o se conteste con otra pregunta nada que ver. ¿Cómo estuvieron las clases?, por ejemplo, queda flotando porque el hijo le pregunta si pagó la cuenta de la luz. Y de ahí se saltan al pastel de papa que está en el refrigerador. Nadie, sin embargo, podría decir que entre ese padre y ese hijo no hay comunicación.

Ahora en Netflix está la serie Historia de un clan, que condensa la creatividad de los argentinos para jugar con el lenguaje. Cuánta imaginación y humor y plasticidad hay en los sobrenombres, en la talla de doble sentido o en la información que se desea transmitir en clave. La acción se basa en una historia real, la de una familia de clase media que secuestraba millonarios en los 80. La trama solo se vuelve espeluznante hacia el final, porque la comicidad de los diálogos atenúa lo macabro durante gran parte de la serie.


El efecto es totalmente distinto al que provoca El clan, la película de Pablo Trapero sobre el mismo caso. Aquí el lenguaje es plano, estándar, quizá porque se trata de una coproducción con españoles. Es frecuente en este tipo de asociaciones la limpieza de los tics verbales, seguramente porque se cree que así se comunica mejor. Tonterías. Un crimen igual se cometió con Plata quemada, la novela de Piglia que es puro coa y que en su versión cinematográfica adolece de toda la vibra poética que aporta el lunfardo.


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Published on March 16, 2017 05:33

El ocaso

LA NUEVA Mayoría es poco más que la foto de los lunes en La Moneda. Entre sus dirigentes, predomina hoy la preocupación por la factura política que habrá que pagar por la gestión de gobierno, la incertidumbre electoral por el fin del binominal y el temor al futuro. Todo eso ocurre mientras la Presidenta Bachelet todavía está en funciones; cuando ya no esté, ni foto.


El gobierno de la NM provocó “desconfianza estructural” en la sociedad, y la mayor responsabilidad es de la Mandataria, que creyó que el país necesitaba virar a la izquierda e impuso un programa que hiciera sentirse cómodo al PC, y que se basaba en la idea de que más Estado significa más igualdad. Ese programa multiplicó los planes de gasto público y, a la vez, despreció el crecimiento de la economía. Si Chile ha podido amortiguar el daño de reformas tan defectuosas como la tributaria y la laboral, es porque progresó sólidamente en las décadas anteriores. Sin embargo, las expectativas de la población hace rato que van a la baja, la economía crece poco y el propio ministro de Hacienda reconoce los problemas para concretar inversiones.


Quienes como el ministro Mario Fernández abogan por la continuidad de una experiencia de gobierno abrumadoramente desaprobada por los ciudadanos, tienen sin duda dificultades para reconocer la realidad. Lo más conveniente es que él se concentre en cumplir con sus obligaciones lo mejor posible y que el gobierno no intente fijar la ruta de los próximos años.


Carolina Goic fue proclamada por la DC, pero no se sabe hasta dónde llegará; Guillier empezó a mostrar vacilaciones; Lagos está a la espera de lo que pase con el refichaje del PPD; y el PS intenta aclarar lo que quiere. Mientras tanto, la ansiedad parlamentaria está disparada. Ante la propuesta DC de presentar dos listas, los otros partidos piden lista única, es decir negociada con pactos por omisión y ojalá con seguro de vida, lo que implica meter a 7 partidos en una lista que legalmente debe tener 40% de mujeres. ¡Y todos los diputados quieren ser reelegidos!


Hablar de la primaria es surrealista. Depende en primer lugar de que los partidos cumplan el refichaje dentro de cuatro semanas, y eso está difícil. Pero incluso si la primaria llegara a realizarse, el espectáculo sería más bien penoso debido a las grietas que quedarían a la vista. ¿Sería una competencia por liderar el segundo capítulo del actual gobierno? Y todo eso, ¿para llevar a Chile hacia dónde? Lo más honesto sería que todos los partidos dieran la cara en la primera vuelta, y que en la segunda pactaran una fórmula de gobierno aquellos que tengan verdaderas coincidencias.


La NM va hacia el ocaso. Eso abre una oportunidad para configurar una centroizquierda moderna, genuinamente democrática, que defienda el valor universal de los DD.HH., que rechace todas las dictaduras, que tome distancia de los tics populistas y la reingeniería social con retroexcavadora. Una centroizquierda que apueste por la cooperación entre el Estado y el sector privado para que Chile sea más próspero y más justo.


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Published on March 16, 2017 05:30

Un equipo descalzo

Para visitar la India entenderla y disfrutarla se debe ver con otros ojos y sacarse el traje de occidental. Fascina su cultura alucinante llena de colores atrapantes. Lo que es caos para nosotros, para ellos es intrínseco a su realidad. La muerte arde en las riberas del Ganges. Abundan gurús y predicadores. La veneración de dioses es interminable.


Cuenta la historia que los indios, en plena dominación inglesa, fueron desafiados a jugar un partido de fútbol. Éstos llegaron con sus impecables zapatos y ellos descalzos. Las burlas no se hicieron esperar. Corolario, ganaron los de pies desnudos. Sin zapatos jugaron las Olimpíadas 1949 en Londres. Francia apenas les gano 2 por 1. Para el Mundial Brasil 1950, exigieron jugar al viejo estilo, sin zapatos. La FIFA se los prohibió y ellos tozudos, no asistieron. En los Juegos de Helsinki los eliminaron rápidamente: el clima frío les entumecía los pies y perdieron por goleada. En Melbourne 1956, asisten pero jugaba medio equipo con zapatos y los otros descalzos. Ésta es la controvertida India donde según sus creencias las vacas son sagradas.


En Chile, en tiempos de crisis, el presidente de la U usó estos términos frente a su capitán. Éste bajó la cabeza y tuvo que rumiar. Ésa es la India donde nuestra sub 17 tiene pasajes ya en los bolsillos. Depende del resultado frente a Ecuador. O ni siquiera.


Un equipo edificado con puros jornaleros, sin arquitectos, ingenieros ni capataces, sin vacas sagradas y un sólo dios. Pala y cemento bajo el sol.


Han avanzado con garra y rigor. La estética de su fútbol brilla por su ausencia. Es una cuadrilla de obreros que quiere edificar en el país de los pies descalzos. Tienen sus méritos al responderle a una afición que arrisca la nariz por su “falta de fútbol y elaboración”. Su frontalidad, carente de tejido, filigranas y armonía conceptual, le ha bastado para acunar sus sueños.


En resumidas cuentas, la sub 17 de Chile es una selección descalza y desnuda en muchos sentidos.

Como en el cine indio, si la película no gusta, hay que conformarse con un happy end.


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Published on March 16, 2017 03:54

Pedro Cayuqueo's Blog

Pedro Cayuqueo
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