Andrés Accorsi's Blog, page 68

February 6, 2019

HERMOSO MIERCOLES

Hermoso día de verano, y una noche tranqui como para escribir las reseñas de los últimos libritos que tuve oportunidad de leer.Empiezo con el Vol.3 de Ping Pong, este manga de Taiyo Matsumoto que me tiene totalmente cautivado. Es un shonen sumamente atípico, con muchísimo énfasis en los personajes, en el desarrollo del mundo interior de cada uno de ellos, sus ilusiones, sus anhelos, la forma en que se vinculan entre sí, con su entorno y con este maravilloso deporte. Este tomo está particularmente centrado en cambios y conflictos de los personajes, mucho más que en los partidos. Y por supuesto, hay partidos. Y por supuesto, Matsumoto los aprovecha para irse al carajo con unas imágenes poderosísimas, llenas de fuerza, de impacto, en las que sentís el movimiento, oís cómo se acelera la respiración de los personajes, casi les olés la transpiración. La magia que tira el autor en el armado de estas páginas (las que le dedica a los partidos) es indescriptible y deberían usarse para dar clases de narrativa en cualquier escuela o taller de historieta.Decía yo que Ping Pong es un shonen atípico, y la verdad que es una afirmación totalmente al pedo, porque con sólo mirar el dibujo de Matsumoto te cae al instante la ficha de que esto no tiene mucho que ver con Dragon Ball, Saint Seiya o One Piece. Hasta en las viñetas donde sólo vemos edificios queda claro que a Matsumoto le interesa dibujar en un registro distinto al de la mayoría de los mangakas, con otro tratamiento de la mancha negra, sin eliminar los grisados de trama mecánica, pero mucho más jugado al claroscuro. Pariente de José Muñoz en el manejo de la línea y la mancha, continuador de Guido Crépax en el tratamiento de los espacios blancos y el armado de las secuencias, originalísimo en la elección de los planos y los ángulos, Matsumoto es una rara avis del manga que en esta obra (previa a la mucho más famosa Tekkon Kinkreet) narraba con un equilibrio perfecto entre claridad y potencia visual. Antes de entrarle al Vol.4 voy a mechar algún otro manga que tengo pendiente, pero vamos a volver pronto a dejar la vida en la mesa de Ping Pong.  Me vengo a Argentina, a 2018, para encontrarme con Fáunica, una novela gráfica de Marcia Juárez que quizás sea su ópera prima (la verdad, no conozco obras previas de esta autora). Lo primero que me sorprendió fue la extensión de la historieta: casi 150 páginas, algo bastante infrecuente en las nuevas generaciones de autores. Y lo que más me gustó es el guión. En menos de 150 páginas, Juárez nos sitúa en un mundo fantástico, presenta y desarrolla a tres o cuatro personajes importantes, plantea un conflicto sumamente interesante, lo hace crecer, lo deja explotar en unas cuantas secuencias de acción, le pega un par de vueltas de tuerca bastante impredecibles y lleva toda la trama hacia un cierre realmente satisfactorio, y para nada definitivo, como para que eventualmente Velvet pueda volver con nuevas aventuras. Los diálogos están muy bien escritos, la evolución de Velvet de joven aprendiz de enfermera a chica superpoderosa es creíble y hasta emotiva, el rol en la trama de esta sociedad utópica y esta tecnología vegetal están muy bien pensados, el ritmo del relato es sostenido, atrapante. De pronto me encontré frente a un guión de una solidez impresionante, no exento de cierta profundidad que suele faltarle a las historietas de aventura y machaca apuntadas al público juvenil.El dibujo me convenció un poco menos. Por momentos lo vi bien, por momentos algo precario. La aplicación de las tramas de grises, por ejemplo, me pareció impecable. Y las onomatopeyas, por el contrario, me resultaron espantosas, sumamente descuidadas. No tengo dudas de que Marcia Juárez puede crecer un montón dentro de este estilo filo-manga (o pseudo-manga, como más les guste), pero la veo bien encaminada. No hay tropiezos en la narrativa, no hay errores notorios en la anatomía y en todo caso será cuestión de ganar en belleza plástica sin sacrificar dinamismo ni fuerza en el trazo. Espero ansioso nuevos trabajos de esta autora.Como siempre, hasta acá llegamos. Sigo avanzando con las lecturas para volver pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.

  
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Published on February 06, 2019 18:04

February 4, 2019

NOCHE DE LUNES

O trasnoche, en realidad, porque se me hizo tarde grabando un podcast con mis amigos de Tierra-X. Vamos rapidísimo con las reseñas de los últimos libritos que me bajé.Desde un ya lejano 16/10/17 tenía colgada Iron Fist: The Living Weapon esa serie de 12 episodios recopilada en dos tomos. Por fin le pude entrar al Vol.2 y bueno, recomiendo repasar la reseña del Vol.1 porque coincido mucho con lo que escribí en aquella ocasión.Esta es una aventura grandilocuente, estridente, hiper-pasada de rosca, en la que Kaare Andrews nos bombardea sin tregua con una sucesión interminable de peleas contra ninjas, androides, monjes, demonios y un largo etcétera. Y no sólo está todo dibujado como la hiper-concha de Dios (en un estilo a caballito entre Frank Miller y Fernando De Felipe), si no que además está todo perfectamente articulado con la larga historia previa de Iron Fist. Muchos elementos que me encontré hace poco en el Essential (ver reseña del 18/12/18) acá aparecen resignificados por Andrews, que nunca deja de nutrir a su epopeya con toques de continuidad tomados de distintos momentos de la historia de Danny Rand.Y aunque la historia fuera infinitamente más básica y más cabeza de lo que ya es, igual habría que recomendar The Living Weapon sólo por lo que hace Andrews en materia de dibujo, color y narrativa. En esos rubros, acá tenemos una orgia, un bacanal, un canto a todo los excesos que están bien. Andrews llega a armar una sola viñeta repartida en SEIS PAGINAS, una séxtuple splash-page en la que vemos a Iron Fist destrozándole la cabeza a un villano de una ñapi. Son excentricidades rayanas en la demencia, de un autor que se anima a todo menos a pasar desapercibido. Me encantó verlo a Andrews decido a hacer en este comic un montón de cosas que nunca habíamos visto en apectos como el tratamiento del color, las onomatopeyas, la puesta en página, la violencia a niveles desorbitados, la forma de mostrar las escenas oníricas y los flashbacks… Sin dudas este segundo TPB es lo mejor que leí de este autor, del cual ya me hice hardcore fan. Lo único flojo es un detalle del argumento del último episodio: la hija de Howard Meachum que busca vengar la muerte de su padre es una muy buena idea… que ya habia tenido Doug Moench en los ´70. El resto está muy bien y creo que cualquier fan de Iron Fist va a coincidir conmigo en que es lo mejor que le sucedió al personaje desde la etapa de Matt Fraction y Ed Brubaker. Me vengo a 2018, cuando se publica en Argentina el nuevo trabajo de Nahuel Sagárnaga, el autor que la rompiera con ¡Corré, Wachín!. Ahora es el turno de Mirina (café y tortas robot), una combinación muy lograda entre aventura y comedia. Mirina es una androide poderosísima, con cuerpo de chica de unos 20 años, que lucha contra robots malignos y contra delincuentes en general. Pero además es camarera en una especie de Starbucks, tiene un grupito de amigos y trata (sin ningún éxito) de levantarse a las chicas que le gustan. De todo esto, incluso de la orientación sexual del personaje, Sagárnaga saca situaciones muy cómicas, que mantienen muy alto el nivel de la comedia. En los dos últimos episodios se suma como co-guionista Martín Renard, que hace gala de un oído para los diálogos afiladísimo, perfectamente sintonizado con el habla de los jóvenes de la Buenos Aires actual. O sea que si a este comic le sacáramos la machaca y las explosiones, igual sería divertidísimo de leer como una especie de Friends más actual y 100% porteño.Pero además la faceta aventurera está muy bien trabajada, no es un relleno ni un fan service berreta, si no un muy buen intento de contar las andanzas de una chica superpoderosa insertada en nuestra realidad cotidiana. El dibujo de Sagárnaga es espectacular, al nivel de cualquier autor grosso de cualquier país. Y claro, se luciría muchísimo más en un formato más libre. Acá, encapsulado en tiras de tres o cuatro viñetas, el dibujo no termina de explotar nunca, no va nunca a la par de la estridencia y el impacto que proponen un montón de pasajes del guión. Me encantaría releer Mirina en otro formato, remontado como comic-book o como álbum europeo, con no más de seis o siete viñetas por página y con la posibilidad de que Sagárnaga se vaya al carajo en alguna splash-page, o en viñetas bien zarpadas, que subrayen y/o apuntalen lo grosso de los combates. Así se ve muy lindo todo, pero me parece que en otro formato se vería mucho mejor, más power.Machaca, robots, explosiones, chistes, romance, rock, guiños a mangas y videojuegos, sexualidades alternativas y bares chetos donde un café de mierda vale una fortuna en un comic fresco, canchero, entrador, pensado para que sientas que estos personajes son amigos tuyos de toda la vida. Ojalá haya pronto nuevas aventuras de “la mujer lesbiónica”. O nuevas recopilaciones de las tiras de Wachín. O cualquier otra cosa que lleve la firma de Nahuel Sagárnaga, un autor clave para disfrutar la historieta argentina actual.
Gracias por estar ahí y nos reencontramos con nuevas reseñas muy pronto, acá en el blog.  
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Published on February 04, 2019 19:38

February 1, 2019

VIERNES DE RAREZAS

Vengo de leer dos libros sumamente atípicos, dos ejemplos de comic de autor, donde no existen restricciones de géneros y –por ende- se puede contar cualquier cosa o incluso no contar nada.Arranco en 2009 cuando se publica en Francia la novela gráfica Rebétiko, del maestro David Proudhomme. A lo largo de casi 100 páginas, el autor nos invita a vagabundear por los barrios bajos de la Atenas de 1936 de la mano de un grupo de rebetes, unos músicos bastante atorrantes, casi marginales, que cultivan el rebétiko, un género popular barriobajero, no muy distinto a lo que fue el tango en sus orígenes. Me gustaría contar algo del argumento, pero la verdad es que –para 100 páginas- el argumento de Rebétiko es tan tenue, tan exiguo, que no da. Incluso cuando Proudhomme hace aparecer puntitas de conflictos que podrían dinamizar la trama, las deja ahí, sin explorar, o sin darles demasiado énfasis. La llegada del ejecutivo de la discográfica yanki podría haber gestado un conflicto copado; el hecho de que Beba es un minón infernal que se junta con cuatro o cinco lumpenes a los que sólo les interesa la música, el escabio y fumar hachís también. Incluso la coyuntura política podría haber soportado que la estructura dramática del relato se sostuviera en ella, pero tampoco. Proudhomme explica el contexto político del peor modo posible: a través de un personaje que lo único que hace es explicar el contexto político. Aparece tres páginas, expone la situación generada por la llegada al poder del filo-fascista Metaxas a lo largo de un “diálogo” con Markos y ya está, no lo vemos más.¿Qué queda, con qué llena el autor casi 100 páginas? Con un slice of life de estos músicos borrachines y kilomberos, que desde la bohemia, la música y el desparpajo encarnan algo así como una resistencia rea y artística en los violentos años previos a la Segunda Guerra Mundial. ¿Alcanza para mantenerte atrapado? No, pero no es esa la idea de Proudhomme. ¿Y con qué te conquista? Claramente con la faz gráfica, que es perfecta. La línea es perfecta, el color es perfecto, la anatomía, las expresiones faciales, los climas, la reconstrucción de la época, todo eso es perfecto.La narrativa… y, ya es un poquito más polémica. El autor abusa un poco de las páginas con ocho viñetas iguales, y cuando rompe esa grilla casi siempre es para sumar más viñetas chiquititas, muy pocas veces para darle más aire a alguna viñeta importante. En Rebétiko vamos a encontrar peripecias, secuencias con mucho ritmo, y también momentos muy tranqui, donde a Proudhomme no le interesa tanto cebarnos con una trama si no más bien seducirnos con los climas y transmitirnos sensaciones. Si no te jode leer comics donde la trama no es lo principal, acá vas a flashear fuerte con el dibujo, que es realmente majestuoso. Algo parecido me pasó con Alienígena, la ópera prima de Julia Inés Mamone. Es una historia totalmente jugada a la introspección, a la reflexión, donde la autora no se sube al tren de la aventura y los cheap thrills ni siquiera cuando aparecen elementos fantásticos (el alienígena del título). También acá la música cumple un rol importante, contribuye mucho a la creación de este clima melancólico, que no cambia demasiado ni siquiera cuando Julia nos muestra garches bastante subidos de tono (con cinturonga incluído) entre la protagonista y sus distin@s amantes. El tema de la sexualidad está muy presente, de hecho la protagonista además de no tener nombre no está definida claramente como mujer. Dice “me siento solx, estoy rodeadx de edificios”… Recién cuando la vemos desnuda nos convencemos de que se trata de una chica. Porque también es importante en la obra el hecho de que este personaje no luce el típico cuerpo de “minita que está buena”, si no que es más bien corpulenta, con pelos en las piernas y menos cintura que Bob Esponja.Buena parte de lo que pasa tiene que ver con la vida sexual y las fantasías sexuales de este personaje, que no lo dice abiertamente pero (postulo yo, en base a haber escuchado charlas y entrevistas que brindó la autora) se siente medio alienígena en un mundo cis, heterosexual y patriarcal. O sea que hay un mensaje (no muy panfletario pero bastante obvio) de militancia contra todas esas reglas tácitas que determinan qué carajo es “lo normal” en una sociedad. El dibujo de Mamone es realmente exquisito, una mezcla muy sutil, muy lograda, en la que veo algo de Paul Pope, algo del estilo más “filo-gekiga” de Berliac, un laburo increíble en los fondos y muchos logros en el color. Le falta un poquito más de plasticidad, para que los personajes no se vean estáticos, pero quizás es algo buscado por la autora para subrayar que en esta obra lo importante no es la acción. Y la narrativa… de nuevo, acá tenemos una grilla hegemónica (seis viñetas casi iguales) que se rompe muy pocas veces. Pero bueno, al tratarse de una autora que está dando sus primeros pasos, no me parece mal que apueste a lo seguro. En todo caso, los saltos al vacío, los riesgos que asume Alienígena, los asume en otros rubros. Espero descubrir pronto nuevos trabajos de Julia Mamone, a ver para dónde agarra.Gracias por todo y nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas, acá en el blog.

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Published on February 01, 2019 13:28

January 29, 2019

TRIPLETE DE MARTES

Mientras nos derretimos de calor y le pedimos a Thor que nos mande unos truenos acompañados de lluvia, me tomo un ratito para reseñar los últimos libros que tuve oportunidad de leer.Batman & Robin Adventures Vol.1 recopila los diez primeros números de la serie homónima, la segunda basada en los gloriosos dibujos animados de Batman de los ´90. Hay cuatro dibujantes, de los cuales uno es decididamente flojo (el ignoto Tim Harkins). El mejor de los cuatro es el que menos páginas dibuja, el notable Ty Templeton. Y el que más dibuja es el siempre efectivo Rick Burchett, un prócer poco valorado del mainstream yanki. Por supuesto todos siguen a pies juntillas la estética de la serie animada, que (no hace falta que lo aclare yo veintipico de años tarde) es sencillamente perfecta. Los dibujantes ponen algún mínimo rasgo de estilo, como para que si les prestás mucha atención puedas diferenciarlos, y claro: ninguno es Bruce Timm. Pero Tempelton y Burchett captan sin ningún inconveniente la atmósfera oscura y el dinamismo elegante y potente de aquellos míticos dibujos animados y cada tanto hasta asumen algún riesgo en la narrativa, con vueltas de tuerca que en animación no se pueden hacer.Templeton dibuja poco, pero escribe unos cuantos de estos diez episodios. Como en la serie animada, son guiones simples pero que incluyen momento cruciales, dilemas éticos que los héroes deben resolver y que van más allá de llenarle la cara de dedos al villano de turno. Y como en la serie animada, cada vez que aparece Paul Dini te clava esos episodios inolvidables, repletos de espesor dramático, mala leche, conflictos a todo o nada y pinceladas de un humor muy eficaz. Son esos episodios en los que Batman no llega a ser el héroe, si no que es entre un testigo y un obstáculo en historias que giran en torno a las mejores versiones de personajes clásicos como Two-Face, el Riddler y el Joker y a la única versión que me resulta interesante de Harley Quinn. Los guiones de Templeton no son para nada chotos (el de los chicos que quieren reemplazar a Robin es brillante), pero al lado de las gemas que pergeña Dini quedan un poco opacados. Amo al Batman Animated de los ´90 y ni bien pueda, le entraré a los tomos que me faltan para completar esta colección, que en su momento compré en revistitas que después vendí. Allá por el 04/11/17 me tocó reseñar el Vol.1 de Daily Life of Sefora, un comic realizado por el catalán A.C. Puig y publicado en nuestro país por el sello Módena. Recomiendo repasar aquel texto para no tener que repetir los conceptos allí vertidos, que se aplican perfectamente al Vol.2. El único cambio que percibo es una mejora en la calidad del dibujo, siempre en esa línea tomada del maestro Akira Toriyama. El resto sigue igual. Y banco mucho la decisión editorial de reemplazar los localismos e informalismos españoles por localismos e informalismos porteños. El hecho de que se haya podido editar un segundo tomo me hace pensar que el Vol.1 encontró un público, y la verdad es que es una idea reconfortante, porque está bueno que se editen comics (o mangas, ponele) para chicas de 13-14 años, que intuyo es el segmento al que apunta A.C. Puig con esta serie.

Y también en 2018 se publicó en Argentina el libro Historias Cortas, que reúne los trabajos realizados para el recordado Suplemento de Historietas Nacionales de Télam por una dupla de lujo: Luciano Saracino y Carlos Gómez. Estamos (por enésima vez) ante una cantidad de páginas de historieta demasiado exigua como para armar un libro sustancioso. Así es como nos terminan por vender una publicación repleta de relleno: carátulas y páginas en blanco que no aportan absolutamente nada y textos que están buenos, pero no son lo que uno paga cuando compra un libro de Saracino y/o Gómez. En total, sobre 96 páginas, sólo 58 son de historieta y muchas tienen tres viñetas o menos. Un disparate.Felizmente, entre esas 58 páginas de historieta hay algunas joyitas que merecían ampliamente ser republicadas en papel y atesoradas en las bibliotecas de miles de lectores. La que más me atrapó es (paradójicamente) Kuntur, una saga que Saracino y Gómez iniciaron a fines de 2014 para discontinuarla poco después, luego de un puñado de páginas (sí, el libro tiene pocas historietas y una de ellas es apenas el inicio de una historia que quedó inconclusa). También me parecieon logradísimas La Playa, Se Llama Justicia y la emotiva Dictadura. Son historietas en las que Saracino más que narrar una aventura, se juega a bajar línea en forma poética o irónica, y le sale realmente muy bien.Claro, tener de dibujante a Carlos Gómez es como jugar con 40 ases de espada en el mazo. No podés perder nunca. El proyecto de Télam le permitió a Gómez volver a producir material para el mercado argentino después de muchos años, y el cordobés se aferró con todo a esa posibilidad. Acá se lo ve comprometido, jugado, dispuesto a detonar todo su talento en estos breves relatos imaginados por Saracino. Y además encontré a un Gómez propenso a explorar cosas nuevas desde la estética, como ese estilo deformado, grotesco, perfectamente idóneo para acompañar al guión, que pela en La Playa.Si sos fan de Saracino o de Gómez, tenés que tener este libro sí o sí. Y si recordás con nostalgia la época en la que el Estado apostaba a la historieta como vehículo cultural, que podía entretener, emocionar o hablar de temas profundos, de relevancia política o social, también te recomiendo Historias Cortas. 
Perdón por la extensión infinita del texto, y nos reencontramos pronto, acá en el blog. (¡Ahí se largó-ya! ¡Gracias, Odinson querido!)
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Published on January 29, 2019 17:14

January 26, 2019

RESEÑAS DE SABADO POR LA NOCHE

Hora de reseñar un par de libritos que me bajé en estos días, y empiezo con el Vol.52 de Spirou y Fantasio, continuación directa del que vimos el 13/12/18.A lo largo de 46 páginas repletas de acción (y para nada exentas de humor), Fabien Vehlmann y Yoann revelan en detalle el nuevo y demencial plan de Zorglub y llevan a Spirou y sus amigos nada menos que a la luna. Sí, ya sé… Tintin fue a la luna en 1953 y esto es de 2011. Pero acá la historia va para otro lado: hay experimentos científicos bizarros, un complejo hotelero de lujo, casinos, montañas rusas, celebridades, deportes, erupciones solares y hasta licántropos. No es el guión más prolijo de Vehlmann, porque evidentemente está decidido a que la diversión se lleve puesta a la lógica, y para eso hay que dejarse llevar por este torbellino de disparates sin hacerse demasiados planteos. Pero no sólo el álbum resulta muy entretenido: también hay espacio para desarrollar un poco más la relación entre Zorglub y Pacome, el Conde de Champignac, dos viejos amigos hoy en bandos opuestos. El único personaje que sobra esta vez es Fantasio, que casi no tiene escenas en las que pueda lucirse. El dibujo de Yoann, impresionante como siempre, tanto en las páginas de 9 ó 10 viñetas chiquitas como cuando puede meter menos cuadros y zarparse más en cada uno de ellos. Creo que aunque no me interesara en lo más mínimo la trama del álbum lo habría disfrutado simplemente por lo bien dibujado que está, por la generosidad con la que Yoann despliega su arsenal de recursos visuales y narrativos. Pronto voy por más Spirou, pero con álbumes de décadas anteriores. Salto a 2018, cuando en Argentina se publica El Arca de Lucas Leppe, una breve novela gráfica escrita por Nicolás Gath y dibujada por Juan Pablo Massa, un habitué de las antologías que publicaba Universo Retro. Lo primero que llama la atención del librito es la cantidad de páginas de relleno que le clavaron. La historieta tiene 42 páginas y el libro 56, un disparate que sólo sirve para encarecer innecesariamente el producto. Después sorprende la diferencia entre el dibujo de la portada (a cargo de Richard Ortiz) y el de las páginas interiores. Más allá de la diferencia de calidad gráfica entre uno y otro dibujante, son estéticas muy distintas. Quizás en otros mercados estén más acostumbrados a que la estética de las portadas no coincida con la de las páginas interiores, pero para Argentina es medio una anomalía.Y finalmente, lo que más me sorprendió es que, para ser la opera prima de Gath, esto está muy bien escrito. No se me ocurren muchos guionistas que hayan debutado con guiones de este nivel. Ojo, que no se malinterprete esto: El Arca… no es la Gloria Máxima del Noveno Arte. Es una historieta breve, de entretenimiento, absolutamente pasatista, pero que cumple con creces su única intención que es la de divertir al lector. Es un guión en tono de comedia, con aventuras, bizarreadas, chistes y machaca, desarrollado sin fisuras ni tropiezos. Se nota mucho que Gath y Massa la pasaron bárbaro trabajando en esta historieta y que lo que estamos viendo es apenas una puntita, un primer esbozo de lo que los autores tienen ganas de hacer con Lucas Leppe y su mono Manuel. En un nivel bastante por encima de otros trabajos suyos que me había tocado leer, Juan Pablo Massa ensaya acá un dibujo tipo Andy Khun, con bastante influencia de Jack Kirby y una gran atención por los detalles y referencias retro que son importantísimos para la trama. El efecto del punteado (que nos remite a la impresión de las revistas viejas) está muy bien logrado, el color es muy efectivo, la puesta en página es tradicional pero con la variedad necesaria para sorprender al lector… Muy buen trabajo también en la faz gráfica.Para la próxima, recomiendo no agregarle al comic páginas al pedo e imprimirlo del modo más croto que se pueda, para que llegue a un precio bien accesible a los lectores. El Arca de Lucas Leppe tiene esa magia (que en su momento tuvo 4 Segundos) capaz de cautivar a gente que habitualmente no lee historietas, pero para que eso se potencie, el comic tiene que ser barato y estar en todas partes. Ojalá esta novelita gráfica sea apenas el Vol.1 de una extensa serie.
Y nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on January 26, 2019 18:40

January 23, 2019

UNA NOCHE MAS

Mientras el amigo Donald Trump y sus esbirros aplauden el intento de golpe de estado en Venezuela, yo me siento a escribir las reseñas de un par de libritos que me bajé en estos días.Arranco con The Territory, una obra que ya tiene 20 años encima y una dupla autoral con chapa de Dream Team: nada menos que los británicos Jaime Delano y David Lloyd, los mismos de The Horrorist y de la mejor época de Night Raven. El trabajo de Lloyd es alucinante. Acá el prócer abandona su estilo más formal, o más frío, como si de pronto quisiera dejar de seguir las huellas de Frank Hampson y Solano López para convertirse en un discípulo avanzado de Joe Kubert. Este es un Lloyd más salvaje, que dibuja más suelto, que se va al carajo con la puesta en página, con las líneas cinéticas, con los ángulos que elige. Un Lloyd vibrante, emotivo, al que –como en casi todos sus trabajos- el color no le hace justicia. En The Territory, Lloyd tiene la posibilidad de colorear sus propios dibujos y no, no tengo dudas de que esto se vería aún mejor en blanco y negro. En el guión también, tenemos a un Delano extraño, casi frenético. La historia nos transporta a un mundo extraño, repleto de elementos de ciencia-ficción, aventura clásica y terror, todos mezclados. El guionista propone un ritmo muy intenso, muy vertiginoso, que no da tiempo para explicar qué carajo está pasando, ni quién es este personaje que dice no recordar nada de su pasado, ni cómo funciona este mundo alucinante al que se traslada. La idea no es explicar, sino impactar al lector con secuencias potentes, trepidantes, combates tremendos contra hombres, monstruos y máquinas, traiciones, persecuciones… Por momentos The Territory parece uno de esos guiones raros que escribía Ricardo Barreiro para Skorpio o Fierro en los ´80, esas aventuras enroscadas, explosivas, con más violencia que profundidad. O sea que si lo que te gusta de Jamie Delano es esa capacidad de abordar temas socialmente relevantes, o de meterse a full en la psiquis de los personajes, la verdad que acá vas a encontrar algo muy distinto. Bien escrito, muy ganchero, pero sin ese toque más jugado, o más corrosivo que suelen tener los guiones de este ídolo. Allá por el 22/10/13 me tocó reseñar Mocha Dick, de la dupla integrada por el guionista Francisco Ortega y el dibujante Gonzalo Martínez (no el Pity, otro Gonzalo Martínez), ambos referentes de la historieta chilena actual. En 2017, la dupla lanzó una nueva novela gráfica: Álex Nemo y la Hermandad del Nautilus, bastante emparentada con la anterior en el sentido de que el protagonista es un adolescente chileno a quien vamos a acompañar en una gran aventura que va a marcar también su tránsito hacia la juventud. Álex Nemo y la Hermandad del Nautilus es el enésimo comic de aventuras ambientado en universo literario, un recurso ya bastante utilizado, pero que acá funciona a la perfección. Buena parte de la trama se motoriza con la interacción entre personajes de nuestra realidad y de las novelas del glorioso Jules Verne, o sea que si tenés presente (o más o menos) la obra del mítico escritor francés, vas a cazar y a disfrutar toneladas de referencias. Y si no, igual la historia se hace muy llevadera, muy entretenida.Las peripecias son gancheras, los personajes están bien trabajados, el ida y vuelta entre el mundo real y los mundos ficticios está bien planteado, las escenas de acción y las revelaciones impactantes están bien repartidas a lo largo de las 125 páginas que dura la obra… La idea es que cualquier lector de 12 años en adelante se sumerja en la novela y no la suelte hasta el final. Y eso fue exactamente lo que me pasó a mí.En la faz gráfica lo tenemos a Martínez tan sólido como en Mocha Dick, con la misma soltura, la misma magia a la hora de aplicar grisados y texturas, la misma versatilidad para plasmar expresiones faciales de personajes muy distintos entre sí, y –me parece- más logros en el armado de las secuencias. Como buen arquitecto, Martínez le presta muchísima atención a los fondos, en los que nos ofrece un laburo descomunal. Pero también la rompe cuando dibuja máquinas, trajes de época, animales, paisajes exóticos… Hermoso trabajo de este inmenso narrador de aventuras.Y obviamente no puedo dejar de señalar que, una vez terminada la historieta, el libro se pone la capucha, empuña el chumbo y sale a robar con casi 40 páginas en las que tenemos diagramas técnicos de los vehículos ficticios que aparecen en la obra, el listado de las referencias a todas las obras literarias y autores a los que se hace mención, y –lo más ladri- un glosario de personajes, locaciones, especies animales y artefactos tecnológicos que aparecen en la historia. Todo esto es absolutamente innecesario y no le agrega casi nada a la muy grata experiencia de leer Álex Nemo y la Hermandad del Nautilus. Por supuesto, espero ansioso el próximo trabajo de Ortega y Martínez.
Y esto es todo por hoy. Pronto habrá más reseñas para compartir, como siempre, acá en el blog.
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Published on January 23, 2019 18:31

January 21, 2019

LECTURAS VERANIEGAS

Sigo avanzando con las lecturas y ya tengo un par de libritos más para reseñar.A veces ser muy fan de un autor te juega una mala pasada. Por ser fan de John Paul Leon, y al enterarme de que en este trabajo lo entintaba nada menos que Shawn Martinbrough (del que también soy fan), me leí Logan: Path of the Warlord, un comic que hace agua por todos lados.El dibujo no es gran cosa. De alguna manera, la alquimia entre Leon y Martinbrough no funciona, o por lo menos no se ve tan bien como un comic 100% de Leon o 100% de Martinbrough. A ver, esto es de 1996, cuando la mayoría suponía que a Wolverine había que dibujarlo al estilo de Joe Madureira o Adam Kubert. En ese sentido, esto es re-transgresor. Pero no es bueno. Y por si faltara algo, el color (a cargo de Gregory Wright) es defintivamente inmundo. Esto está tan mal hecho, que el comic termina… en la retiración de contratapa, con una página en blanco y negro. Te lo juro. Es un prestige de 48 páginas con 49 páginas de historieta. Y en esa última página en blanco y negro queda claro lo mucho que daña ese color de lesa humanidad a los dibujos de Leon y Martinbrough.A todo esto no mencioné que el guión es obra de Howard Mackie, verdulero emblemático de la Marvel de los ´90, hoy felizmente olvidado. Pobre pibe, acá no emboca una. El conflicto no es interesante, el villano es un Juan Carlos Nadie que no genera nada, los elementos fantásticos están incorporados a la trama “realista” con la destreza de un pingüino empetrolado… Lo único rescatable es un clásico sensei que trata de encauzar un poco a Logan para que controle mejor su naturaleza violenta. El resto naufraga en el mismo océano de la intrascendencia donde fueron a parar casi todas las obras de Mackie. Es una lucha… En 2018 hubo ediciones argentina y española para Segunda Venida, una novela gráfica del guionista español Abel Alves (muy conocido también en Uruguay, donde residió varios años) y el dibujante argentino Juan Caminador. Si leíste unos cuantos comics de Vertigo, el argumento de Segunda Venida te va a resultar bastante típico: una chica adolescente descubre que en su filiación intervino un elemento sobrenatural muy grosso, y alguien le revela que es el receptáculo de inmensos poderes y que va a jugar un rol clave en una guerra que tiene que ver con Dios. No quiero contar nada más de la trama para no spoilear, porque es una obra bastante reciente. Quiero subrayar el ritmo del relato, que es absolutamente atrapante, lo bien trabajados que están los personajes (a los que en 160 páginas les pas de todo y crecen un montón) y preguntarme (ya lo hice cuando se editaron otras obras de Alves en Uruguay) por qué carajo esto se publica en el slang de la península ibérica, ese que aprendimos leyendo historietas de El Víbora y escuchando los discos viejos de Joaquín Sabina. Buena parte de la gracia de Segunda Venida reside en que Alves se mata para que los personajes de Evangelina y Susi nos resulten reales, cercanos, para que nos identifiquemos de una con ellas. Pero si dicen “coño”, “tía”, “bollera” y “eso molaría mucho”, nos ponen una serie interminable de barreras para que los lectores ripolatenses no nos podamos identificar. Realmente, no entiendo qué les costaba traducir los diálogos al argentino para la edición nacional.El dibujo de Juan Caminador es extraordinario. Fluído, dinámico, expresivo, extremo en las escenas de acción, muy idóneo para plasmar emociones en las escenas más intimistas, con un gran trabajo en los fondos y en la aplicación de los grises. Y así como afirmo que el prestige de Logan sería mil veces mejor sin esos colores hediondos, postulo que Segunda Venida se vería mucho mejor si fuera a todo color. No sólo por la magia cromática que tira Caminador en la portada, si no por la onda misma de la historia, re-da para meterle color a las 160 páginas. Aunque sea para subirla a la web y no imprimirla jamás, estaría genial una versión a todo color de esta historia. Y si no se puede, no hay drama. Así como está es una gran novela gráfica, que te entretiene, te emociona, te shockea y hasta te deja pensando. Sumamente recomendable para los fans de las aventuras épicas a todo o nada que ofrecen algo más que machaca grandilocuente.Y esto es todo, por ahora. La seguimos muy pronto, ni bien tenga más material leído para reseñar acá en el blog. 


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Published on January 21, 2019 19:09

January 18, 2019

VIERNES DE SEGUNDAS PARTES

Casualmente los últimos dos libros que leí son continuaciones de otros que ya vimos acá en el blog, lo cual me permite escribir textos más breves.El 21/12/18 empecé a leer Ping-Pong,el manga del sensei Taiyo Matusmoto acerca del mejor deporte que existe en el universo, y ahora me bajé el Vol.2. En esta segunda entrega, todo sucede durante un torneo, con lo cual vemos pocas escenas por fuera de los partidos. Es decir que no hay tanto espacio para el desarrollo de los personajes (me da la sensación de que eso va a estar en el núcleo del Vol.3). Y por otro lado, tenemos 200 páginas repletas de unas batallas alucinantes, que explotan de emoción, suspenso, fuerza y movimiento. Matsumoto ya me había sorprendido en el Vol.1 con esa forma hiper-impactante de narrar los partidos de ping-pong, pero ahora que se juega por los puntos, ya no entre compañeros de equipo sino entre institutos rivales, el vértigo se potencia y cada secuencia es una epopeya, dibujada como la hiper-concha de Dios por esta bestia fuera de todo canon.Es loquísimo ver a un autor supuestamente “raro” como Matsumoto al frente de un shonen de deportes, pero la verdad es que a pesar de la mayor linealidad del relato, Ping-Pong ofrece un montón de sorpresas, de giros inesperados y de esos toques de extraña genialidad que uno aprendió a asociar con el autor de Tekkon Kinkreet, GoGoMonster, Blue Spring y tantas otras gemas. La puesta en página, el equilibrio entre blancos y negros, los detalles en las tribunas, las expresiones faciales… En realidad toda la faz gráfica nos indica que no estamos leyendo un shonen típico, que acá hay algo más: una intención autoral más ambiciosa,  una búsqueda por traspasar las fronteras del simple entretenimiento y los cheap thrills. Prometo entrarle pronto al Vol.3, para ver cómo afecta a Smile y a Peko el resultado de las eliminatorias que componen el grueso de este vibrante Vol.2. Otro que llega al Vol.2 es el Super Ninja Kururo, la gran creación del chileno Marko Torres que descubrimos el 05/09/17 gracias a la edición argentina a cargo del sello Comiks Debris. Presentados los protagonistas, explicado el origen de los fabulosos poderes de este ninja chiquito y cabezón, en esta segunda entrega Torres se anima a lanzarse a un aventura un poquito más compleja… y mucho mejor que la primera, por lo menos a nivel guión.
Acá tenemos peleas tremendas, peripecias imposibles y chistes de enorme efectividad englobados en una trama muy sólida, que avanza a muy buen ritmo y en la que sucede lo inesperado, todo el tiempo. El dibujo y el color de Torres son (una vez más) excelentes y totalmente irresistibles para cualquier fan de los dibujos animados. Preparate a maravillarte y a cebarte como cuando éramos chicos de la mano de este grande de la historieta que es Marko Torres. Y a esperar con todo el entusiasmo que salga pronto un tercer álbum con nuevas aventuras del Super Ninja Kururo.Buen finde para tod@s y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on January 18, 2019 15:55

January 15, 2019

TARDE DE MARTES

Aprovecho un rato libre para reseñar un par de libros que ya tengo leídos.Me voy a 2015, cuando se reúne después de muchísimos años la dupla integrada por el escritor y guionista estadounidense Jerome Charyn y el dibujante francés François Boucq, para la que será su tercera (y hasta ahora última) obra en conjunto. A lo largo de 80 páginas, Little Tulip nos invita a seguir la vida de Paul, un chico que nace en Estados Unidos, se muda con su familia a Rusia y durante los años ´40 vive la pesadilla de la persecución política, la captura a manos del régimen stalinista y la vida en cautiverio en un gulag de Siberia. Tras recuperar la libertad en 1953, vuelve a New York. Charyn nos narra en paralelo la infancia y juventud de Paul en Rusia (donde le dicen Pavel) y su presente, ambientado en la convulsionada New York de principios de los ´70. Y tanto el joven Pavel como el adulto Paul la van a pasar sumamente mal.Little Tulip es una de las historias más sórdidas, más oscuras, más desoladoras que leí en mi vida. Ni siquiera cuando narró su autobiografía en la novela The Catfish Man, Charyn se privó de mostrarnos escenas violentas o escabrosas. Pero en esta obra lleva ese nivel de truculencia y mala leche a límites insospechados. Acá sí, no vas a encontrar ni cinco centavos de esperanza. Recién sobre el final, Charyn se anima a explorar una remota posibilidad de paz y tranquilidad para un personaje que a lo largo de la novela va a perder prácticamente todo. Ya sea en Rusia o en EEUU, bajo la mano dura de Josef Stalin o bajo la mascarada de Richard Nixon, Pavel/ Paul será protagonista o testigo de asesinatos, violaciones, torturas, mutilaciones, peleas sangrientas y escenas de sexo con menores de edad. No quiero contar más del argumento, pero básicamente son esas dos historias: el paso de Pavel de niño a joven en las heladas estepas rusas y una aventura de corte más policial en la New York de los ´70, entrelazadas con notable habilidad por un Charyn inspiradísimo. Y por supuesto, todo retratado con escalofriante belleza por el inmenso Boucq, quien maneja a la perfección la documentación histórica, el marco de realismo que requiere la historia, y a la vez sabe aportar esa cuota de expresionismo, de grotesco incluso, que acentúa la crueldad, la perversión o la venalidad de los distintos personajes que pueblan las viñetas de Little Tulip. Imposible recomendarla lo suficiente, de verdad. Si leíste La Mujer del Mago o Boca de Diablo, ya sabés que Charyn y Boucq no fallan. Salto a Argentina, a 2018, cuando se publica el primer librito de Proyecto Tifón, una saga que reúne a varios de los superhéroes que integran el universo de Capitán Barato, creados por Daniel Muller y Lea Caballero. Acá el Capitán Barato aparece muy poquito, en un brevísimo back-up en el que lo vemos hospitalizado. Yo asociaba al personaje con el humor, o la comedia, y claramente este libro no va para ese lado. El tramo central de la publicación está dividido en dos capítulos, ambos escritos por el imparable Rodolfo Santullo, que creo que nunca había escrito superhéroes. El primer capítulo se centra en Miss Capi, una justiciera urbana sin poderes que sobrevive de modos absolutamente inverosímiles a los embates de varias villanas (estas sí, bastante más power que un humano normal). Recién al final las Tragedias parecen infligirle a la heroína la previsible derrota, acompañada de una “muerte” que cualquier fan de los superhéroes sabe que se va a revertir. Todo esto está dibujado por Kristian Rossi, a quien se le nota mucho el parentesco estético con Eduardo Risso (de quien es asistente), con una narrativa muy sólida, un buen trabajo en el color y algunos fondos que podrían estar y no están (los que están, están buenísimos). Durante todo ese primer tramo, Miss Capi trata infructuosamente de contactarse con otro héroe, Alto Voltaje, quien está investigando acerca del Proyecto Tifón y su vinculación con quien parece ser el principal villano de esta saga. Alto Voltaje será el protagonista excluyente del segundo capítulo, donde no hay mucho más que una confrontación con los esbirros de este villano (al que Santullo logra dotar de una cierta tridimensionalidad) y la confirmación de que el Proyecto Tifón es mucho más peligroso de lo que suponían los héroes. Este tramo tiene a cargo de la faz gráfica a Pablo Ayala (lo vimos allá por el 16/05/18), que lleva al extremo la técnica de las fotos retocadas en el Photoshop, con millones de filtros y efectos locos. El fuerte de Ayala es el color digital, con el que logra unos engamados muy atractivos, que además de darle clima al relato le dan una pátina de belleza pictórica. Y lo vi un poco más firme en las escenas de acción que en trabajos anteriores. Aclaro que NO soy fan de la estética pseudo-pictórica basada en el manoseo de fotos, pero hecha esa salvedad, el trabajo de Ayala me gustó.Lo único que realmente no me cerró es lo poco que pasa en 52 páginas. Puestos a sintetizar o ir al grano, se podría haber contado lo mismo en 24 ó 30, como mucho. Pero como los diálogos de Santullo son ágiles y los dibujos se ven bien, no me molesta tanto la estirada. Veremos cómo sigue la historia en la segunda entrega, en la que el foco estará puesto en otros personajes a los que nunca escuché nombrar.
Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.  
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Published on January 15, 2019 09:36

January 12, 2019

PREVIA CON RESEÑAS

Gran noche de sábado para salir a atorrantear, pero antes, las reseñas de los brolis que me terminé en estos días.El Vol.3 de la Daredevil Ultimate Collection recopila los números que me faltaba leer para completar la etapa de Ed Brubaker al frente de esta serie, acompañado casi siempre por Michael Lark. Brubaker tomó las riendas de Daredevil con el protagonista en cana, y se va subiendo la apuesta, cantándole “quiero retruco” al pobre pibe que viene después, que es Andy Diggle: para el final de la Era Brubaker, Daredevil queda de capo de The Hand, la nefasta secta de ninjas místicos, que se dedican a asesinar gente por un puñado de dólares. Si te parece mucho, te cuento que Charles Soule cerró su etapa en Daredevil dejando al personaje muerto. Eso es un “quiero vale cuatro”.Básicamente el mega-TPB podría dividirse en tres arcos argumentales. El primero (estirado hasta el infinito) narra la odisea de Matt y sus amigos para evitar que muera en la silla eléctrica un tipo de mierda, que en realidad es inocente. Una gran historia, con infinita chapa para Dakota North, que pasa de cero a la izquierda a personajón. El segundo tramo es el más pochoclero, el más jugado a la acción de palo-y-palo, muy centrado en la irrupción de Lady Bullseye como asesina estrella de The Hand. Acá Brubaker reparte el juego entre más y más personajes y brillan el Maestro Izo y Iron Fist, entre otros. Y el tercer tramo es la resolución: el regreso del Kingpin a New York, la guerra triple entre el ninjerío, el capo mafia y los buenos y al final, el giro magistral e impredecible con el que todo cierra: Daredevil desactiva la identidad de Matt Murdock y asume la conducción de The Hand para la estupefacción de propios y ajenos. Por supuesto que todo este descenso de Matt a los abismos de la corrupción está muy bien llevado. Todo el tiempo al héroe le pasan cosas horribles, que lo hacen caminar por una cornisa cada vez más finita. Rosquear con el Kingpin y The Hand es casi la solución menos asquerosa de todas las que se le aparecen a Daredevil, en un contexto que lo va asfixiando cada vez más, a medida que Brubaker le pisotea los ideales y le complica los vínculos. Gran laburo de este guionista fundamental que tiene hoy EEUU, muy bien complementado por un Michael Lark muy inspirado y muy comprometido, al mismo nivel (o un poquito por encima) de lo que vimos en Gotham Central. Gran cierre de la etapa que tuvo que bancarle los trapos nada menos que a la de Brian Michael Bendis. Salto a Argentina, año 2018, para leer El Borde, una novela gráfica escrita y dibujada por Bruno Chiroleu, otrora director y asiduo colaborador de la antología Términus. Me encantó el dibujo. Bruno encuentra un punto justo entre realismo y expresionismo, y lo complementa con un manejo magnífico del claroscuro y las tramas mecánicas. El armado de las secuencias, la elección de los ángulos, el movimiento de la “cámara”, los momentos en los que el autor decide matarse en los fondos u omitirlos por completo… todo eso está impecable, al nivel de cualquier autor consagrado en cualquier mercado de los importantes.El argumento también me resultó atrapante: un hotel en el medio de la nada (poco casualmente parecido al que le sirve de sede a la San Luis Comic Con) varios huéspedes, un garca que domina la escena con maligna frialdad, historias que se cruzan y se enredan, un final trágico… No está mal. Lo que me hizo un poco de ruido es el guión en sí, la forma en la que Chiroleu desarrolla esas ideas y esos personajes. El autor recurre a escenas mudas, escenas oníricas, va armando un clima más bien extraño, que por momentos se vuelve un poco críptico. No es que Bruno le escape a las escenas más explícitas, para nada: hay piñas, tiros, cuchillazos, persecuciones y hasta sexo entre un hombre grande y una menor de edad, que acepta tomar una droga para estar inconsciente durante el garche. Por suerte abundan las sorpresas, los momentos fuertes y los volantazos en algunos personajes, que parecen ir por un carril pero terminan en otro. Recomiendo tratar de leer El Borde en clave de thriller clásico, sin dejarse distraer por esa impronta más extraña, más ambigua, de relato enroscado onda David Lynch, que aflora por momentos y que no es ni a palos lo que mejor le sale a Chiroleu. Espero ansioso nuevos trabajos de este notable historietista.
Y esto es todo por hoy. Nos reencontramos pronto, con nuevas reseñas acá en el blog.
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Published on January 12, 2019 18:50

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
Andrés Accorsi isn't a Goodreads Author (yet), but they do have a blog, so here are some recent posts imported from their feed.
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