Hugo García Michel's Blog, page 100
November 1, 2018
Algo importante
Hoy di banderazo de salida para algo que puede ser muy importante y que puede resolverse pronto o hasta dentro de muchos meses. Ya se verá. El caso es que ya no hay vuelta atrás. Suerte para mí.
Published on November 01, 2018 18:48
October 28, 2018
(What’s the Story) Morning Glory
El segundo gran disco de Oasis. Al contrario de
Definitely Maybe
que era un álbum más rocanrolero,
(What's the Story) Morning Glory?
(1995) tiende a los temas en los cuales la melodía es lo primordial, algo de lo que dio al brit pop una de sus características más notorias. Se trata además de una obra más trabajada, producida con mucho mayor detalle y con composiciones que juegan de mejor manera con el rango estilístico y que, por tanto, abarcan una gran cantidad de variaciones. Los arreglos son más finos y elaborados. Es, digamos, un disco más
Sgt. Pepper
que
Rubber Soul
. También es una colección de canciones que tiende hacia una mayor introspección letrística. Hay más emociones íntimas y emocionales en juego y hasta algunas metáforas bien logradas (se sabe que el fuerte de Noel Gallagher nunca han sido las letras). Asimismo, el grupo suena mejor desde un punto de vista instrumental y la voz de Liam Gallagher se permite más matices y colores, lo cual la hace sonar menos plana y más intencionada.(What's the Story) Morning Glory? arranca a la perfección con “Hello”, una pieza al mismo tiempo agresiva y melódica, ruidosa y armónica. La sigue la conocida “Roll with It”, un rocanrolito irresistible (debo confesar que ésta fue la primera canción que escuché de Oasia y que su sonido me capturó de inmediato). Curiosamente, se trata de uno de los temas con menos huellas del estilo de Noel Gallagher. Aquí hay algo de crudeza y hasta cierto sonido rasposo, es como una canción atípica y tal vez en ello se encuentre su mayor mérito.
“Wonderwall”, en cambio, es y representa muy otra cosa. Posiblemente se trate de la composición sine qua non de Oasis, la que mejor lo define como grupo y como proyecto. Construida a la perfección, con una melodía inconfundible, armonías en sutil progresión y una interpretación vocal excelente por parte de Liam Gallagher, estamos ante una mera canción de amor (escrita por Noel Gallagher a su novia Meg Matthews), pero vaya nivel de canción. Es la canción.
Otra joya es la inmediata “Don't Look Back in Anger” (cuyo piano empieza –sólo empieza– como el de “Imagine” de John Lennon), una melodía de gran belleza musical, en verdad conmovedora. “Hey Now!”, por su parte, es una enérgica e interesante tonada que da pie (después del breve puente instrumental de la primera “Swampsong”) a la peculiar “Some Might Say” que sin dejar de ser claramente britpopera, mucho abreva del noise rock y de las paredes de sonido a la Phil Spector. “Cast No Shadow”, en cambio, es un retorno a la calma, en un suave tema dedicado –se dice– a Richard Ashcroft de The Verve. Mientras tanto, “She’s Electric” es uno de los cortes más divertidos del álbum, una composición que puede remitir a T. Rex, pero que representa, definitivamente, otra de las piedras fundacionales del brit pop.
La homónima “Morning Glory” nos prepara para la cenital culminación del disco (ahí están otra vez el noise rock y la pared de sonido), no sin antes pasar por una segunda “Swampsong” igualmente instrumental y brevísima. “Champagne Supernova”, el último tema de (What's the Story) Morning Glory?, es casi un himno, una composición in crescendo, una escalera al cielo llena de triunfal imaginería sesentera, la mejor manera de culminar –con Paul Weller como guitarrista invitado y Neil Young como presencia fantasmal– un álbum así de bueno.
Nunca pudo Oasis encontrarse en una cumbre artística y creativa más alta y a más de veinte años de distancia, la sigue extrañando.
(Reseña que escribí originalmente para el Especial No. 27 de La Mosca en la Pared, publicado en enero de 2006)
Published on October 28, 2018 18:13
October 27, 2018
Cámara húngara: Para documentar nuestro pesimismo
Los cinco meses que transcurren entre la celebración de las elecciones y la toma de posesión presidencial habían sido siempre un lapso de relativo vacío político y escaso movimiento, tiempo de reacomodos y de tomar algunas precauciones ante el gobierno que llegaba. Esta vez no fue así y el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, ha sabido llenar ese vacío, aunque no de la mejor manera. Lo que hemos visto del 1 de julio hasta ahora (con la cereza del pastel llamada consulta ciudadana) no deja lugar para el optimismo. AMLO y los suyos se han dejado llevar por la soberbia que les dio su indiscutible victoria electoral y actúan no como un gobierno que se dispone a servir a todos los mexicanos, sino como una secta inflexible y arrogante, sobrada y pagada de sí, que se ha otorgado el papel de propietaria del país.
Las señales son ominosas. La manera torpe, cínica y desaseada como se organizó la consulta sobre el aeropuerto de la Ciudad de México es apenas la punta del iceberg de lo que nos espera. Esa es una señal de lo que se viene, pero hay otras, como la inminente desaparición de la reforma educativa y la muy posible entrega del SNTE a su antigua lideresa, la inefable Elba Esther Gordillo, o los ataques intolerantes del propio López Obrador contra lo que llama la prensa fifí e incluso contra periodistas concretos, como Carlos Loret de Mola.
Y aún hay más: la violencia linchadora de algunos legisladores de Morena en las cámaras; el discurso polarizante del presidente electo y muchos de los suyos en lugar de buscar la conciliación; el anuncio orgulloso de que a la toma de posesión vendrán Nicolás Maduro, Evo Morales y un alto dignatario de Corea del Norte; el fracaso de los foros sobre seguridad; el nombramiento como directora de Conacyt de una delirante seudo ecologista que abomina de la “ciencia neoliberal” (¿existe tal cosa?)… En fin. Todos los días hay algo nuevo para documentar nuestro pesimismo.
Faltan poco más de 30 días para que dé inicio el gobierno de la llamada cuarta transformación. Si tratamos de verlo con sentido del humor, quizá nos esperan días, semanas, meses y años de risa loca. Aunque de la risa loca podemos pasar a la risa histérica y de ahí al llanto dantesco. Porque ya lo anotó el propio Dante Alighieri a la entrada del infierno: “Dejad, los que aquí entráis, toda esperanza”.
Published on October 27, 2018 10:48
October 23, 2018
Apuntes para una historia crítica del rockcito (I)
En el principio fue el cover. Es decir, la imitación. Es decir, la copia. Fue una marca, un sello de origen. Mientras en los Estados Unidos el rock and roll ponía a temblar a las buenas conciencias y a todo un mundo establecido sobre bases que tenían que ver con la decencia, la pureza, la virginidad, la lozanía, la pulcritud y el miedo al comunismo, en México algunos jóvenes urbanos de las clases alta y media se entusiasmaron no tanto con lo que representaba aquella música desde un punto de vista social y hasta político, sino simple y sencillamente por cómo sonaba y cómo provocaba mover los pies y bailar. ¿A quién le importaba, en el lado sur de la frontera que marcaba el río Bravo, que Chuck Berry o Little Richard escribieran letras provocativas, grasosas, de doble sentido, en las cuales las intenciones sexuales eran a veces bastante explícitas? No, no. Si allá se hacía eso, en un país como los Estados Unidos Mexicanos, tanto o más conservador y decente que el país blanco (en el sentido WASP: White Anglo-Saxon Protestant) de los Estados Unidos de Norteamérica, muchas de las adaptaciones de aquellas mismas canciones hablaban de “un helado de frambuesa, un helado de limón” (“Tutti Fruti”), “vamos por el cura que ya me quiero casar, no es que seas muy bonita sino que sabes bailar” (“La Plaga”) o “si tu confidente soy y en secundaria voy, soy tu confidente, voy en secundaria, vamos a bailar el rock” (”Confidente de secundaria”). Todo simple, todo bobalicón y sin malicia. Nada de leer entre líneas alguna sugerencia de tipo –¡horror!– sicalíptico. Ese sello inocentón, adolescente y hasta un tanto oligofrénico habría de convertirse en la marca de casi todo el rock que se haría en nuestro país a lo largo de las siguientes décadas… y hasta la fecha.De hecho, los primeros rocanroles que se hicieron en nuestro país no fueron producidos por jóvenes músicos en la edad de la punzada, sino por filarmónicos adultos ultra convencionales, en especial por directores de orquesta que lo mismo le entraban a la guaracha y el chachachá que al swing y el bolero. La cosa era interpretar los siempre efímeros “ritmos” de moda, algunos con nombres tan excéntricos como el bolero-tango, el nuba-americano y el kaicongo (sic). Por eso, cuando el rocanrol irrumpió en la Norteamérica anglosajona, en la otra Norteamérica, la mexicana, el explosivo género fue tomado como un simple ritmillo más que, según se creía, no tardaría en llegar a su punto máximo de efervescencia para luego desinflarse, disolverse y quedar en el total olvido.
Mexican Rock and Roll
El primer rock (es un decir) que se grabó en México fue “Mexican Rock and Roll”, un tema instrumental compuesto por Pablo Beltrán Ruiz e interpretado por su orquesta. Por supuesto que de rocanrol tenía sólo el título, mas era la señal de que aquella música iba penetrando lenta pero firmemente en el sacrosanto territorio patrio. A decir de Federico Arana, en su imprescindible libro Guaraches de ante azul, el primer disco de rock cantado por un connacional apareció en septiembre de 1957. Se trataba del un EP con las canciones “Príncipe azul” y “Meciéndose todo el día”. La intérprete: la hoy universalmente olvidada Aurora Román. Pocas semanas después, otra cantante más conocida, la chicana Gloria Ríos –quien se presentaba como vedette en diversos antros del Distrito Federal– grabó su propio disquito seudorocanrolero con los temas “El relojito” y “La mecedora”. El rocanrol empezaba a ser negocio en el país y pegó más fuerte cuando se exhibió en los cines nacionales la película Al compás del reloj, un churrazo gringo, sí, pero en el cual aparecían Bill Haley y sus Cometas, los Platters y otros exponentes del flamante género. Muchos jóvenes mexicanos vieron y escucharon al fin aquella música contagiosa y… se contagiaron. Los productores cinematográficos de este lado de la frontera olieron el dinero fácil que podían sacar con filmes similares y como en cascada se dejaron venir cintas infectas como Locos peligrosos, La locura del rock’n roll o Los chiflados del rock’n roll (esta última ¡con Agustín Lara, Pedro Vargas y Luis Aguilar!), entre otras.
Todos odiaban a Elvis
Cuando el rocanrol empezaba a ser más y más aceptado por los jóvenes mexicanos, sobrevino aquella infecta campaña contra Elvis Presley promovida por lo más oscuro e híper conservador de nuestra sociedad ultramontana. Un seudoperiodista de nombre Federico de León se sacó de la manga una supuesta declaración de Presley, según la cual el de Tupelo, Mississippi, habría dicho que prefería besar a tres negras antes que a una mexicana.
Nadie se molestó en averiguar si Elvis había dicho aquello y se dio por hecho que sí, lo cual derivó en una de las campañas periodísticas más idiotas en la historia de este país. En diversos medios de comunicación, se atacó alegremente al cantante por haber osado mancillar el honor de la impoluta mujer mexicana. La hipocresía y el chauvinismo salieron a relucir con total impunidad a la hora de darle con todo al intérprete de “Jailhouse Rock”. Columnistas, editorialistas y demás “líderes de opinión” se rasgaron las vestiduras y clamaron llenos de indignación porque se vetara a Elvis Presley, se quemaran sus discos y se hiciera todo para que la juventud nacional no lo escuchara más y retornara a oír la tradicional y muy bonita música mexicana que tantos valores tenía, etcétera. Ya después se supo que lo de la famosa declaración había sido un invento del tal De León, pero nadie se ocupó de aclararlo.
(Continuará)
(Publicado el día de hoy en mi columna "Plumas de caballo" del sitio Juguete Rabioso)
Published on October 23, 2018 19:59
October 20, 2018
Cámara húngara: NAICM: la gran farsa
La forma como se organizó la inminente consulta sobre la continuación o no del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en Texcoco o su supuesta alternativa, utilizando la base militar aérea de Santa Lucía, es una de las muestras más fehacientes de la manera como el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y Morena entienden (o más bien no entienden) la democracia.Se trata a todas luces de una gran farsa en la que los dados están cargados y en la que al final todo lo determinirá una sola persona (quien seguramente ya tiene la decisión tomada). Kafkiana, enredada, inconstitucional, la consulta se le hará a muy pocas personas (ni siquiera el uno por ciento del padrón electoral) y parece claro que la opción por Santa Lucía es la que ganará, sin que ello garantice que el presidente electo opte por dicha opción. Así de delirante el asunto.
Aparte de todo, la consulta tiene características que rozan con la ilegalidad, ya que el artículo 35 de la Constitución señala que para realizarla tiene que ser convocada por el jefe del Ejecutivo (AMLO todavía no lo es), por una tercera parte de las cámaras de Diputados o Senadores o 2 por ciento del total del padrón electoral, que debe estar a cargo del INE, que las preguntas las tiene que aprobar la Suprema Corte de Justicia, que se debe realizar el mismo día que la elección federal y que es obligatoria para el gobierno si participa 40 por ciento de la lista nominal de electores. Nada de eso se cumple en esta desfachatada imitación de consulta que nada tiene de popular y mucho ofrece de vodevil carpero.
Esto poco parece importar a sus organizadores del gobierno de transición, quienes la llevarán a cabo, la financiarán, la vigilarán, contarán los votos y manejarán todo al viejo estilo priista, como en aquellos tiempos que creíamos superados, en los que las votaciones eran manipuladas por el gobierno en turno, por medio de la Secretaría de Gobernación.
Un gran teatro, pues. Una farsa que preocupa no sólo por la suerte del aeropuerto, sino porque nos permite ver el modo como se conducirán las cosas en los tiempos de la llamada Cuarta Transformación. De dar miedo.
Published on October 20, 2018 14:18
October 17, 2018
Rincón zappiano
Published on October 17, 2018 17:26
October 16, 2018
Meddle
He aquí un álbum verdaderamente espléndido que puede ser dividido en dos partes que se diferencian con claridad (lo cual por supuesto resultaba más evidente en el disco original en vinil, con sus caras A y B).La primera parte está compuesta por cinco composiciones de muy variados estilos, iniciando con “One of These Days”, tema instrumental de aires épicos que consigue un muy interesante y poderoso clima que va creciendo conforme transcurre, hasta lograr un final apoteósico. “A Pillow of Winds” es una tonada de reiterativos acordes guitarrísticos en contrapunto (a la manera de "Dear Prudence" de los Beatles) y hermosas y nostálgicas vocalizaciones susurrantes. Le sigue “Fearless”, una tranquila melodía cuyo arreglo instrumental recuerda al Jimmy Page de los primeros años ledzeppelinianos y que culmina con los clásicos cánticos de los aficionados al futbol británico. También está “San Tropez”, una divertida y muy placentera tonada que bien podría haber sido escrita por Donovan o por Ray Davies; la pieza incluye un jazzero solo de piano cortesía de Rick Wright.
El lado A concluye con “Seamus”, curioso y no por ello menos delicioso blues acústico que se ve acompañado por un sardónico coro de perros que ladra y aúlla a lo largo del corte.
La segunda parte de Meddle (1971), en cambio, está conformada por una sola y larga composición a manera de suite, una especie de jam session de atmósferas cósmicas, rica en variaciones y cambios estructurales, con prolongados bloques sonoros. Se trata de la espléndida "Echoes", la cual prefiguraba ya lo que habría de ser el estilo de Pink Floyd a partir de sus siguientes trabajos discográficos.
(Reseña que escribí para el Especial No. 7 de La Mosca en la Pared, dedicado a Pink Floyd y publicado en enero de 2004)
Published on October 16, 2018 17:02
October 14, 2018
Excelente
Published on October 14, 2018 16:54
Un mes
Hoy cumplí un mes de haberme mudado a Tlalpan. Qué rápido corre el tiempo. Han sido treinta días en los que me he adaptado rápidamente a mi nueva vida y sobre todo a mi nuevo horario de sueño. Si durante años me dormía a las cinco o seis de la mañana y me levantaba a las doce o una de la tarde, como tengo que hacerme cargo de las tres comidas de mi mamá y ella se levanta muy temprano, ahora me despierto a las ocho y me duermo como a las doce. Pero no me ha pesado.A la casa le he ido dando mi toque personal y al igual que en el depto, tengo dos habitaciones, además de que me traje mi sala y mi biblioteca. Por ese lado, todo va quedando muy padre y hasta me ilusiona. En ese aspecto, no extraño mi querido apartamento de Ciudad de los Deportes. Lo extraño, eso sí, en cuanto al clima (allá no se sentía jamás mucho frío o mucho calor, al contrario de aquí) y por supuesto extraño las visitas de mis amigas, a quienes ahora les quedo mucho más lejos, aunque confío en que poco a poco eso vaya cambiando.
El entorno es muy distinto. Aun cuando estoy a dos cuadras del metrobús, si bien bastante más al sur, allá era un ambiente digamos más refinado que por estos lares que nada tienen que ver con lo que dejé hace 18 años. Pero ya escribiré de eso.
La cosa es que hoy cumplo un mes de estar en la nueva-vieja casa y, con todo, me siento bien.
Published on October 14, 2018 14:15
October 13, 2018
Cámara húngara: Prepotencia de nuevos ricos
Ominosas señales se nos presentan a diario, durante esta prolongada y exasperante espera, antes de que llegue la fecha que fatalmente ha de llegar. Este lapso de cinco meses, entre el 1 de julio pasado y el aún remoto 1 de diciembre próximo, se ha vuelto eterno. Es como si el propio país se negara a arribar a ese sábado en el que el nuevo gobierno tomará posesión plena de la presidencia de la república. Es una sensación de morosidad, una percepción de alargadísima pausa que pocas veces se había experimentado.
Hablo de ominosas señales cotidianas, porque quienes se disponen a tomar las riendas del país muestran cada día que no se encuentran preparados para hacerlo de la mejor manera. Lo vemos ya en las dos cámaras legislativas, controladas en forma aplastante por los diputados y senadores de Morena. Lo vemos en las actitudes prepotentes y ostentosas, como de nuevos ricos, de algunos personeros del que será el próximo gabinete presidencial. Lo vemos en las declaraciones –que no dejan de ser rijosas y polarizantes– de quien es ya presidente electo de México.
La victoria que consiguió la coalición Juntos Haremos Historia no hizo a sus dirigentes, militantes y seguidores más humildes o generosos. Todo lo contrario: se subieron a su ladrillo, se marearon y hoy muestran una soberbia y un desprecio supinos contra “los perdedores” (es decir, los 60 millones de mexicanos que no votamos por ellos).
Ejemplos hay varios. Uno lo dio hace un par de días el próximo secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriu, quien acompañado por la inminente secretaria del Medio Ambiente, Josefa González, se metió ilegalmente a una propiedad privada y haciendo arrogante alarde de su futuro puesto (que legalmente aún no desempeña), amenazó a la abogada de los dueños del predio –quien lo invitaba a abandonar el lugar– con que regresaría el 2 de diciembre, una vez que el nuevo gobierno se haya instalado en el poder. Como escribió Juan Ignacio Zavala en El Financiero: “Un tipejo tratando de amedrentar a una mujer y hacerla sentir menos ante el hombre que será poderoso”.
Otro ejemplo, ya muy sobado y conocido, es el de la ostentosa boda de la mano derecha de AMLO, César Yáñez, en la que la contradicción, la ostentación y la incongruencia se mostraron con un cinismo coronado, de manera lamentable, por la portada y el reportaje en Hola, la más fifí de las revistas fifís.
Por último están las muy recientes declaraciones del propio Andrés Manuel López Obrador contra quienes osan criticarlo, al volver a llamarlos camajanes y, sí, fifís. Al parecer, se niega a aceptar que ya no se encuentra en campaña y que ya es el presidente electo de todos los mexicanos, incluidos camajanes, pirrurris, riquines, señoritingos y fifís.
La cuarta transformación.
Published on October 13, 2018 09:18
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