Zoé Valdés's Blog, page 3204

¡Ana María Matute, Premio Cervantes 2010! ¡Otra gran alegría!

Muchas felicidades a mi querida amiga Ana María Matute, quien ha sido condecorada con el Premio Cervantes 2010, merecidísimo. En El País.

Tuvo la inmensa generosidad de presentar mi novela Café Nostalgia en Madrid, hace algunos años.

Felicidades, Ana María, un gran beso.

Sobre ella en este blog, aquí, aquí, y aquí.

Con Ana María Matute en Dublín, 2009

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Published on November 24, 2010 08:33

Maya Pliséstkaya, 85 aniversario.

En La Reina de la Noche.

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Published on November 24, 2010 07:17

Defensa de lo privado. Wolfgang Sofsky.

Un regalo de Juan Abreu.

Sólo el inicio de un libro fascinante:

"I

HUELLAS.

Para cuando Antón B. salío de su casa, por la mañana, había pasado ya por tres controles. Un ordenador de la compañía telefónica había almacenado la conversación con sus padres. En el corredor, apenas había abierto la puerta del piso, había entrado en el campo de visión de una cámara. Y mientras se apresuraba, con su hijo de cuatro años hacia el ascensor, en la planta baja el portero se encaminaba hacia la puerta giratoria. Con una mano a la espalda y la otra atareada en el botón superior de su librea azul., dirigió una amistosa inclinación de la cabeza hacia B. Antes de ajustarse el nudo de la corbata para la siguiente inspección, anotó rápidamente en el libro de registro la hora en que B. había abandonado el edificio..

En el trayecto hacia la guardería, B. advirtió que la aguja del depósito de gasolina se acercaba peligrosamente a la zona roja. En varios cruces de calles parecían haberse colgado durante la noche nuevos aparatos. En la gasolinera redescubrió las familiares cámaras. El cajero dirigía de vez en cuando la mirada hacia las pequeñas pantallas, en las que no aparecían sino automóviles, surtidores, ocupantes aburridos en los asientos de los coches y clientes que iban de un lado a otro. B. Pagó la cuenta, como siempre, con la tarjeta. En el resguardo estaba anotado, además del importe de la gasolina, el del periódico y un cucurucho de confites de regaliz que entregó a su lloriqueante retoño. En la guardería, algunas calles más allá, el niño se precipitó de repente corriendo, resplandeciente de alegría, en el gran salón de juegos, donde en la esquina colgaba la bamboleante cabeza de un payaso, cuyo ojo izquierdo negro y fijo de cristal espiaba el espacio. Si B. deseaba seguir observando desde el despacho el trajín de su hijo, sólo necesitaba conectar su ordenador en la oficina."…

(Fragmento).

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