WenSofi (Eclecticamente_Lectora) > Recent Status Updates

He odiado a varios personajes a lo largo de mis años lectores, este sujeto tiene un lugar privilegiado en la mesa de los imbéciles.

Traigo un nudo atorado de puro coraje, maldito Ardan y mil veces maldito.

Diría que recibirá un poquito de su propia medicina pero lo dudo, sobre todo por como no sufrió y se arrastró lo suficiente Gabriel.

Ojalá Bryn se regresará al Midgard y Freyja le otorgará otro caraid.

Malditas chispas. Son mi droga, mi adicción, el subidón que he buscado durante tanto tiempo. Y él me los puede dar así como así. Sin ningún esfuerzo.
No puedo evitar odiarlo un poco mientras contengo un gemido, sin siquiera intentar alejarlo. Él es mi crack. Puede hacer lo que quiera conmigo, y es la mayor
impotencia que he sentido nunca.

Mi princesa se está ahogando ahí fuera y yo seré su maldito salvavidas aunque sea lo último que haga. Ella
me necesita.

Había probado la fruta prohibida, y Dios mío, era dulce, pero me temo que dar otro mordisco, otro lametón, otra chupada no sería más que veneno.

Lyla nunca me miró como si fuera un monstruo. Mi lista de pecados era mucho más corta por aquel entonces, pero mis manos no estaban ni mucho menos limpias.

Las verdades y las rosas tienen espinas.
HENRY DAVID THOREAU

Echar de menos a la gente que te conoce mejor de lo que te conoces tú mismo te hace sentir vacío. Había tratado de llenar ese vacío, pero quizá se suponía que ese espacio hueco debía quedar en mi corazón.

Cada día sentía el dolor, los recuerdos. Cada día pensaba en los dos. Suponía que era la bendición del corazón roto.

Te dicen que no salgas con nadie durante años, que dejes que pase el tiempo, pero con el amor no se puede hacer eso. Porque, ¿sabes? el tiempo no existe en el amor. Lo único que el amor cuenta son los latidos del corazón. Si le amas, no te lo impidas. Date permiso para sentir de nuevo.

Vale la pena tener el corazón roto, por esos momentos de felicidad. Y los pedazos de un corazón se pueden volver
a juntar. Quedarán cicatrices, claro, y alguna herida, y a veces los recuerdos del pasado llegan a quemar, pero eso quiere decir que has sobrevivido al incendio. Ese dolor marca tu renacer.

¿Y tu corazón? Se rompe. Se rompe en mil pedazos sin pedir perdón. Se quiebra en un millón de trocitos y te
deja inerte, incapaz de sentir nada, mirando desconcertada los pedazos que hay en el suelo porque has perdido toda tu libertad, tu libre albedrío, el sentido
común que una vez poseíste. Ya no están. Lo entregaste todo a cambio de esa mentira que llaman amor, y ahora estás destruida y no queda nada.

¿Sabes ese lugar que existe entre las pesadillas y los sueños? ¿Donde el mañana nunca llega y el pasado ya no duele? ¿El lugar donde nuestros corazones laten al unísono? ¿El lugar donde el tiempo no existe, y es fácil
respirar?
Quiero vivir en ese lugar contigo. T.C.

—Muéstrame las sombras que no te dejan dormir. Bésame con tu oscuridad.

Dependía de mi tacto, de cada caricia: hasta la última fibra de su cuerpo me suplicaba que explorara sus miedos más profundos y sus sabores más dulces.

Medesnudaba y le hacía el amor a su pasado.
La penetraba y le hacía el amor a mis fantasmas.
No estaba bien, pero tenía sentido, en cierto modo.
Su alma estaba herida, y la mía consumida.
Cuando estábamos juntos, dolía menos. Cuando estábamos juntos, no era tan difícil aceptar el pasado.
Cuando estábamos juntos, nunca me sentí solo, ni un segundo.

nos quedamos así, en silencio, juntos. No sé quién posó primero los labios en los del otro, pero mantuvimos un beso quieto. No, no era exactamente un beso. Eran dos alientos enviando aire a los pulmones del otro, evitando que cayéramos en los precipicios de nuestra propia
oscuridad. Tristan espiraba, yo inspiraba.

Hice lo mismo, observando su sufrimiento, el dolor que invadía su espíritu. Una parte de mí deseaba no haberle dado las pilas, pero la otra estaba feliz porque su reacción significaba que aún respiraba. A veces lo más duro de seguir viviendo sin tus seres queridos es recordar cómo respirar.

El dolor daba miedo, parecía peligroso, real. Me gustaba. Me gustaba mucho, de una manera retorcida y asquerosa. Dios, lo adoraba. Adoraba que me doliera.
Adoraba sentir el dolor.

Durante unos segundos, me sentí igual que antes.
Parte de un todo.
Completa.
Un fragmento de algo divino.

La sensación de calidez que inunda tu piel cuando es otro quien te da su aliento.
Echaba de menos que me abrazaran. Echaba de menos que me tocaran, que me desearan… Echaba de menos a
Steven.
Los besos de Tristan estaban cargados de furia y de tristeza, pedían perdón y eran agónicos, estaban en carne viva y eran de verdad.

lo veía. Veía más allá del odio de su mirada y comprendía que su ceño fruncido ocultaba su dolor. Veía los pedazos heridos de su alma que, de alguna manera, eran iguales a los míos.

Estúpidos recuerdos.
—Se cuelan sin darte cuenta, y te dejan sin aliento— susurró, como un alma en pena que se despedía de sus seres queridos.

Tristan abrazó a su perro, que parecía cansado pero se las arregló para mover la cola al ver a su dueño, lamiéndole y consolándole con su cariño. Tristan sonrió, era imposible no verlo esta vez. Era una enorme sonrisa de alivio. Si el amor fuera un momento, habría existido entonces.

«…Al igual que Nasila, el bagaje que transporté era de gran sencillez, las poquitas cosas que al mirarlas las sentí mías de verdad…».

La Dana de hacía un tiempo atrás, aquella muchacha abandonada, cohibida y de futuro preestablecido, hubiese llorado sin consuelo: casi muero, ya no le importo… Pero en ese instante, encontré el resurgir de entre mis cenizas, ya todo me pareció minucia comparado con la vida de otras mujeres: las que vivían en distintos países al nuestro, las que lucharon en siglos pasados por hacerse respetar, por conseguir la liberta

Si hubiese podido elegir, la habría escogido a ella como pareja de sangre sin dudarlo ni un momento, pero un vampiro no elegía a su pareja, sino que era el destino quién decidía por él. Suspiró. ¿Acaso no era irónico que siendo el rey tuviera tan poco que ofrecerle a esta delicada, bella y efímera criatura?

Un beso más. Un tacto sólido de él hacia mí. No era sobre la pasión. No era incluso sobre comodidad. Esto era una conexión entre nosotros. Sentí su necesidad hacia mí, y la mía crecía dentro de mí. No era sexual. Era primordial. Era la necesidad de ambos estar bien.

Le sentí queriendo reclamarme, acercándome
al máximo.
Yo también lo necesitaba. Ahora. Aquí. Necesitaba el toque de mi hombre. Necesitaba sentirme expuesta a él, mi alma expuesta para que pudiéramos conectar en el nivel más profundo. Después del sentimiento de la otra noche de inminente perdición, necesitaba recordarle a quién pertenecía y qué alma me pertenecía a mí: Carter.

—¿Hiciste todo eso por mí?
—Declararía la guerra por ti.
Él me robó el aliento, de nuevo. Cada vez era más difícil respirar alrededor de este hombre. Siempre me sentía como si estuviera teniendo un ataque al corazón, y esta no era una excepción.

Era extraño para mí. La forma más sensual con la que me había hablado antes se había ido. Fue entonces cuando me di cuenta de que lo había hecho a propósito. Quería invocar el deseo dentro de mí, así que lo hizo. ¿Todo en él era un arma? ¿Su voz, sus ojos, su cuerpo, su mente?