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Kindle Notes & Highlights
by
Sönke Ahrens
Dicho de otra forma, quienes tomen notas de forma eficaz no se enfrentarán nunca más a una pantalla en blanco.
Tenerlo todo en la cabeza no es suficiente, ya que ponerlo en papel es lo más difícil. Por eso, la escritura productiva y de calidad está basada en tomar buenas notas. Reescribir algo que ya se ha escrito es inigualablemente más fácil que unir todas las piezas de cabeza e intentar extraerlas desde ahí.
Lo importante no es quién seas, sino lo que haces.
Por suerte, esto no es todo. Hoy por hoy sabemos que el autocontrol y la disciplina tienen mucho más que ver con nuestro entorno que con nosotros mismos (cf. Thaler, 2015, cap. 2), y el entorno puede cambiarse.
Una tarea que tenga significado y que esté bien definida siempre va a vencer a la fuerza de voluntad. Lo que nos va a garantizar el éxito es, precisamente, no tener que usar la fuerza de voluntad. Aquí es donde la organización de la escritura y la toma de notas entran en acción.
«Nunca me fuerzo a hacer algo que no me apetezca. Si me atasco, hago otra cosa».
Una buena estructura es lo que te permite cambiar fluidamente de una tarea a otra, sin arriesgar que todo el plan se pare o que se pierda la perspectiva general.
Al desmenuzar la abstracta tarea de «escribir un artículo o un ensayo» en tareas pequeñas y definidas, te puedes centrar en una sola cosa, completar cada una en una sesión y seguir con la siguiente.
Está claro: la planificación hará que apruebes los exámenes si perseveras y aguantas, pero no te hará un experto ni una experta en el arte de aprender/escribir/tomar notas
Esto significa que es necesario contar con un sistema para llevar un registro del siempre creciente caudal de información, lo que permite combinar diversas ideas de una forma perspicaz con el objetivo de generar ideas nuevas.
Esto significa que aquellos que no son muy buenos en algo tienden a tener mucha confianza en sí mismos, mientras que aquellos que se esfuerzan tienden a inflavalorar sus habilidades.
no se trata solamente de coleccionar reflexiones, sino de hacer conexiones que despierten nuevas ideas.
En cuanto a productividad y simplicidad, vas a sobrepasar fácilmente a aquellos que no toman notas de forma tan eficiente.
la mayoría de las distracciones no vienen de nuestro entorno, sino de nuestra mente.
Y he aquí otra idea a destacar de David Allen: solo si confías en tu sistema, solo si sabes que todo va a quedar recogido dentro de este, el cerebro podrá liberarse de distracciones y concentrarse en la tarea en cuestión.
No solo enfatizaba que nunca se forzaba a sí mismo a hacer algo que no le apetecía, sino que incluso dijo: «Solo hago lo que me resulta fácil. Solo escribo si inmediatamente sé cómo hacerlo. Si dudo durante un instante, dejo el tema de lado y hago otra cosa». (Luhmann et al., 1987, 154f.)[4]
Solo si nos estructuramos de una manera flexible, que nos permita hacer ligeros y constantes ajustes, podremos mantener alineados el interés, la motivación y el trabajo, lo cual es una condición para que el trabajo fluya casi sin esfuerzo.
Hay estudios sobre gente exitosa que han demostrado una y otra vez que el éxito no es el resultado de la fuerza de voluntad y superar la resistencia a hacer algo, sino más bien el resultado de ambientes de trabajo favorables que evitan esa resistencia desde el principio.
En vez de luchar contra dinámicas adversas, las personas altamente productivas esquivan la resistencia, igual que los campeones de judo. No se trata solo de tener la mentalidad adecuada, también se trata de contar con el flujo de trabajo correcto.
la mayoría de la gente no espera mucho de las ideas sencillas.
Al leer algo, escribía la información bibliográfica en una carilla de la ficha y en la otra carilla tomaba notas breves sobre el contenido (Schmidt 2013, 170). Guardaba estas notas en el Zettelkasten bibliográfico.
Si me obligaran a reducirlo a un único punto, sería este: necesitamos una estructura sencilla y externa para pensar que compense las limitaciones de nuestro cerebro.
Todo el mundo encuentra su motivación cuando la línea de meta está al alcance de la mano.
solo hay que centrarse en convertir una cadena de ideas en un texto continuo.
reúne las notas y ponlas en orden, conviértelas en un borrador, revisa el borrador y listo.
Escribir notas acompaña al trabajo principal y, si se hace bien, lo complementa.
Si quieres aprender algo y recordarlo, tienes que escribirlo. Si quieres entender algo de verdad, tienes que traducirlo a tus propias palabras.
El pensamiento tiene lugar tanto en el papel como en nuestra cabeza.
«No importa cómo se implementen los procesos internos, lo que sí necesitas entender es hasta qué punto la mente depende de andamios externos»
Si hay algo en lo que los expertos están de acuerdo es en que tienes que externalizar las ideas, tienes que escribir.
Si escribimos, es más probable que entendamos lo que leemos, que recordemos lo que aprendemos y que nuestr...
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Y si tenemos que escribir de todos modos, ¿por qué no usar la escritura para construir recursos para n...
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Pensar, leer, aprender, comprender y generar ideas es la labor principal de todo aquel que estudia, investiga o escribe. Si escribes para mejorar todas estas actividades, tienes el viento a tu favor. Tomar notas de manera eficaz te será de gran ayuda en la travesía.
Ten siempre algo a mano para escribir y capturar todas las ideas que te vengan a la mente.
Hay una leyenda urbana que cuenta que la NASA se puso como objetivo crear un bolígrafo que funcionase en el espacio. Si alguna vez has intentado utilizar un bolígrafo bocabajo, probablemente te hayas dado cuenta de que la gravedad es la responsable de que la tinta corra. Se dice que después de una serie de prototipos, varias pruebas y mucho dinero invertido, la NASA desarrolló un bolígrafo totalmente funcional que no dependía de la gravedad. Funcionaba usando nitrógeno comprimido que propulsaba la tinta hacia el papel. Al parecer, los rusos tuvieron el mismo problema. Lo solucionaron usando
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El Zettelkasten proporciona un andamiaje exterior para pensar y ayuda con aquellas tareas que no se le dan muy bien a nuestro cerebro, entre ellas, sobre todo, el almacenamiento objetivo de la información.
Pese a que la escritura a mano consta de beneficios evidentes (cf. en el siguiente capítulo 3.2.1), yo recomiendo usar la versión digitial, aunque solo sea por la movilidad que ofrece.
Si tienes bolígrafo y papel, un editor, tu Zettelkasten y tu sistema de referencias a mano, ya lo tienes todo para comenzar.
Con tener en cuenta unos cuantos principios y entender la lógica del Zettelkasten, no veo motivo por el que alguien no sería capaz de replicar la fórmula de Luhmann para ser capaz de aprender, escribir e investigar con éxito.
El conocimiento privado no existe en el mundo académico. Una idea que te guardas para ti es como no haberla tenido nunca. Un hecho que nadie puede reproducir no es un hecho. Hacer algo público siempre significa escribirlo para que alguien pueda leerlo, y es que la historia de las ideas no escritas no existe como tal.
Si escribir es el medio donde sucede la investigación y estudiar no es otra cosa que investigar, entonces no hay razón para no trabajar como si escribir fuera lo más importante y lo que más cuenta.
La idea era sencilla, pero no fue fácil ponerla en práctica de manera eficiente.
En el sistema antiguo, la pregunta es: ¿bajo qué tema guardo esta nota? En el sistema nuevo, la pregunta es: ¿en qué contexto querré volver a encontrarme con esta nota?
La mayor ventaja frente a un sistema de almacenaje descendente organizado por temas es que el Zettelkasten es más útil conforme va creciendo, en vez de volverse caótico y confuso.
Un error típico que cometen muchos de los estudiantes más perseverantes es que siguen el consejo de tener un diario científico.
No me sorprende que mi amigo tenga una estantería llena de cuadernos repletos de ideas buenísimas, pero ninguna publicación que enseñar.
Luhmann nunca subrayaba frases en los textos que leía ni tampoco comentaba en los márgenes; lo único que hacía era tomar notas breves sobre las ideas que le llamaban la atención en una hoja de papel: «Tomo una nota con los detalles bibliográficos. Por detrás escribo “en la página X está esto, en la página Y está lo otro” y esta nota va al fichero bibliográfico, donde recopilo todo lo que leo».
El hecho de que cada nota tenga el mismo formato y se encuentre en el mismo sitio posibilita que luego puedan ser combinadas y fusionadas para crear algo nuevo.
Todo conlleva escribir: tenemos que leer con un bolígrafo en la mano, desarrollar ideas en papel y construir una piscina de pensamientos externalizados en continuo crecimiento.
Si no has escrito mientras leías, es verdad que tu cerebro es el único sitio al que puedes acudir.