Bruno Moreno Ramos's Blog, page 35
July 8, 2020
Una sugerencia canónica sobre el acceso al Papa
No suelo hacer sugerencias sobre las leyes canónicas que rigen a la Iglesia universal (en primer lugar, porque no estoy suficientemente capacitado para hacerlo y, en segundo, porque muchas de mis sugerencias empezarían por la escasamente canónica medida de “dar una patada en el trasero a…”). En este caso, sin embargo, me voy a atrever a hacer una sugerencia, confiando en que, de todas formas, nadie le prestará mucha atención.
Es una idea muy sencilla. Se trata de incluir un canon en el Código de Derecho Canónico que establezca que todo cardenal tendrá el privilegio de ser admitido a presencia del Papa cuando lo considere necesario, sin necesidad de citas previas, ni de obtener el visto bueno de secretarios o curiales en general. A fin de cuentas, los cardenales son las personas específicamente encargadas de asesorar al Papa en el gobierno de la Iglesia. ¿Cómo van a hacer eso si no pueden expresarle sus preocupaciones?Leer más... »
July 5, 2020
Nostalgia del cielo 3
Solo es una foto antigua de una mujer arrodillada que reza el rosario por sus difuntos, pero, a poco que uno tenga algo de fe y sensibilidad, podrá vislumbrar en ella la fe católica hecha carne y la nostalgia de un cielo real, necesario y en ocasiones casi tangible, en el que Dios destruirá la muerte para siempre y enjugará las lágrimas de todos los rostros. El rosario de esta mujer, ofrecido por los muertos, es un ancla en medio de las tempestades de la vida, a menudo el único ancla que permanece firme cuando el mundo parece no tener sentido, las preguntas quedan sin respuesta y el dolor no se puede soportar.
Hasta hace muy poco tiempo, casi todo el mundo tenía esa ancla o, al menos, sabía que el ancla existía y que se podía acudir a ella. Si uno lee casi cualquier devocionario o texto espiritual católico de, digamos, los mil años anteriores a la mitad del siglo XX, una de las primeras cosas que saltan a la vista es el empeño universal en rezar por los difuntos, la presencia constante de las almas del purgatorio en la mente de los fieles y la conciencia de que rezar por los que habían muerto era una obra de misericordia y uno de los principales deberes del católico.Leer más... »
June 18, 2020
Viven en las tinieblas y nos da igual
La oración de laudes de esta mañana dice, con una tranquila seguridad: “Dios todopoderoso y eterno: a los pueblos que viven en tiniebla y en sombra de muerte, ilumínalos con tu luz, ya que con ella nos ha visitado el sol que nace de lo alto, Jesucristo, nuestro Señor”.
Y yo me pregunto: si nos tomamos en serio lo que dice la liturgia de la Iglesia, ¿no habrá que deducir exactamente eso, que los pueblos que no conocen a Cristo viven en tinieblas y en sombras de muerte? Sí, gracias a Dios vislumbran alguna verdad, de lejos y confusamente, pero lo cierto es que viven en tinieblas. A oscuras. Entonces, ¿no será que lo que más necesitan esos pueblos es la fe católica, la luz del sol que nace de lo alto y que es Jesucristo nuestro Señor?Leer más... »
June 15, 2020
Au contraire, Monsieur l’évêque
Cuentan que a un francés le preguntaron si había podido comer algo durante la agitada travesía en barco que acababa de realizar. “Au contraire!”, respondió él, con el rostro aún algo verdoso.
La anécdota me ha venido a la cabeza al leer una cosa que contó D. Jorge en su blog. Según parece, hay obispos que le animan a seguir escribiendo y, hace poco, uno de allende los mares, le dijo que “hay cosas que se deben decir pero que los obispos no siempre deben hacerlo”, y que decir esas cosas les tocaba a los sacerdotes.
Entiendo a lo que se refería el señor Obispo (que ya demuestra buen gusto al elogiar a D. Jorge), pero, teniendo en cuenta nuestras circunstancias, no puedo evitar pensar: “¡al contrario!”. Los últimos que deben callarse son los obispos. Quizás no haya habido ninguna generación en la historia de la Iglesia (y ha habido algunas terribles) en que los obispos hayan estado más callados sobre lo esencial. Todo lo que es políticamente incorrecto de la doctrina católica se acalla o solo se menciona en los términos más vagos, diluidos e inofensivos posibles, porque el mundo no quiere oírlo. Si no hablas para advertir al pecador de su mal camino a fin de que viva, ese pecador morirá por su maldad, pero yo te pediré cuentas de su sangre.Leer más... »
June 9, 2020
La Virgen Corredentora y el Papa Francisco
Tradicionalmente, la Iglesia ha sido muy cuidadosa a la hora de calificar las afirmaciones desacertadas. No todo lo erróneo es herejía y no es lo mismo negar una verdad de fe como la resurrección de Cristo que rechazar una opinión piadosa o generalmente aceptada por los teólogos, pero no de fe, como, por ejemplo, la infalibilidad de las canonizaciones.
Por ello, la teología y las declaraciones magisteriales han usado en el pasado diversas categorías de error, que corresponden a distintos niveles de gravedad, pero también a la forma en que se defienden esas posturas, el efecto que causan o incluso la inoportunidad prudencial de las mismas. Algunas de esas categorías son, por ejemplo, (afirmación) materialmente herética, formalmente herética, escandalosa, errónea, injuriosa a los méritos de Cristo, temeraria, blasfema, contraria a la verdad católica, contraria a la disciplina universal de la Iglesia, etc.
Una de las categorías más leves, y que a mi juicio muestran mayor sutilidad, es la de afirmación ofensiva para oídos piadosos (piarum aurium offensiva). Es decir, afirmaciones que rechinan y chirrían a los cristianos, que vulneran el sensus fidei de los fieles, su sentido de lo que se puede y no se puede decir en materia de fe. Probablemente todos hayamos oído frases que nos rechinan en ese sentido, de manera que, quizá sin poder explicar con claridad por qué, las rechazamos y no nos parecen católicas o al menos pensamos que un católico no debería decirlas.Leer más... »
June 2, 2020
La pelea por la herencia y los topos
En el último artículo del blog apareció un lector, Luis Z., que hizo una pregunta interesantísima y merecedora de una reflexión aparte.
“Sobre justicia en la Tierra. Aquel pasaje donde un hombre pide a Jesús que reprenda a su hermano por quedarse con la herencia y no repartirla, y Jesús le dice que no es juez para estar repartiendo herencias.
No sé si es lo que se esperaría de Jesús. Yo mismo hubiera acudido a Jesús para que, con su autoridad moral, imparta justicia en la repartición de la herencia. Ya sé que su reino no es de este mundo. Ese pasaje me produjo tristeza. ¿No debemos pedir a Jesús un poco de justicia aquí en la Tierra? Quizá es lo que esperaríamos de un caballero. Sé que la justicia vendrá después, y será muy dulce”.
En el pasaje al que se refiere Luis Z. es muy conocido: Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia». Jesús le respondió: «Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?». Es cierto que, al leer esto, podemos extrañarnos y nos surgen preguntas: ¿no está siendo Jesús muy brusco con ese joven? ¿Y si tenía razón en que su hermano le estaba estafando? ¡Pues claro que Jesús es juez y árbitro! ¿Por qué no le hace caso?
Es interesante reflexionar sobre esto, porque es algo que nos sucede con cierta frecuencia: leemos un pasaje de la vida de Cristo narrada por los Evangelios y pensamos que no termina de convencernos, que debería haber hecho otra cosa o que lo que hizo no parece muy propio del Hijo de Dios. Cuando nos pasa algo así, siempre, siempre, siempre se debe a que no hemos comprendido nada de nada. No es que hayamos errado un poco el camino; es que pensamos que estamos cerca de Sevilla cuando asoma en el horizonte Vladivostok. Leer más... »
June 1, 2020
El juramento de Pentecostés
Para celebrar la Solemnidad de Pentecostés, honrar al Espíritu Santo y deleitar a los lectores, traigo al blog el legendario juramento de Pentecostés que hacían todos los años los caballeros de la Tabla Redonda, tal como lo relata Sir Thomas Malory en La Muerte de Arturo:Leer más... »
May 24, 2020
Nostalgia del cielo 2
La foto de estos aldeanos arrodillados mientras un sacerdote pasa para llevar el Santísimo a un enfermo se tomó en Checoslovaquia, a finales de los años sesenta. El fin de una era. Muy poquitos años después, el mundo nunca volvería a ser el mismo y, en otros lugares, cuando se hizo la foto las cosas ya habían cambiado.Leer más... »
May 21, 2020
Necrológica de un tremendo fracaso
En el comunicado de prensa que han publicado los jesuitas españoles por el fallecimiento del antiguo General de la Orden, el P. Adolfo Nicolás, tras unas palabras amables de su sucesor el P. Sosa, se describe su generalato de esta forma:
“A su generalato aportó su conocimiento y sensibilidad de las culturas orientales, la espiritualidad en diálogo con otras religiones y reafirmó el compromiso prioritario por la promoción de la justicia y la reconciliación.
A lo largo de estos años lideró un trabajo de intensa reestructuración de la provincias jesuíticas europeas y americanas y, sobretodo (sic), insistió repetidamente en la necesidad de combatir la superficialidad, trabajando desde la profundidad y la creatividad. A lo largo de su gobierno animó a los jesuitas a redescubrir la dimensión universal de la Compañía de Jesús y a impulsar la colaboración con otros, creyentes o no. Algunos de los acentos de su generalato fueron el trabajo en favor de los más desfavorecidos, la ecología, la reconciliación y el trabajo por la paz como principio irrenunciable; o la educación de los jóvenes”.
Creo que estos párrafos de resumen de su período en el cargo solo pueden resumirse a su vez así: un tremendo fracaso. Por supuesto, quienes los escribieron pensaron que estaban relatando grandes logros, pero ese autoengaño es una muestra más del monumental fracaso al que se estaban refiriendo. No debemos juzgar al P. Nicolás como persona, porque se encuentra ya ante un Juez inmensamente más justo y misericordioso que nosotros, pero se puede y se debe decir que, como general de los jesuitas, su labor fue un completo desastre y estos dos parrafitos lo atestiguan.Leer más... »
May 17, 2020
Epigramas para un mundo que se muere
Pocas cosas hay más evidentes que el hecho de que nuestro mundo se está muriendo. Y con “mundo”, con perdón de la Laudato Si, no me refiero al planeta Tierra, sino a nuestra civilización occidental y cristiana. Cada noticia que escuchamos lo confirma y no hay estadística que no clave un clavo más en el ataúd. Si quedara alguna duda, bastaría que un político cualquiera abriese la boca para corroborarlo y no haría falta más que toparse con una horrible iglesia moderna y preguntarse si en realidad se trata de una fábrica de piensos para que no pudieran quedar dudas: la decadencia de la civilización occidental se está acelerando y, salvo milagro, el final no puede estar muy lejos.
Hay pocas cosas más evidentes, como decía, pero millones y millones siguen sin enterarse, confiando irracionalmente en que mañana será igual que hoy y nunca cambiará nada más que el modelo de su iPhone. Los políticos gastan y gastan como si no hubiera mañana, quizá porque sospechan que no lo habrá. Una y otra vez oímos hablar a los obispos de primaveras eclesiales, las maravillas del diálogo o la importancia de la ecología, mientras sus iglesias están casi tan vacías como sus seminarios y sus fieles se parecen a un pagano como una castaña a otra castaña. Es como si estuvieran aletargados.Leer más... »


