Andrés Accorsi's Blog, page 33

September 15, 2022

NOCHE DE JUEVES

Mientras repaso la larga lista de ciudades que me toca visitar en Octubre y Noviembre (síganme en Instagram o estén atent@s a la Agenda Argenta de Comiqueando, que ahí va a estar toda la info), tengo un par de libritos más para reseñar. Arlekín y Cascabel, de la editorial Utopía, reúne dos series realizadas por Quique Alcatena para la revista Anteojito en los años ´80. Son historietas cuyos originales no se conservaron, por lo cual hubo que hacer un trabajo complejísimo de restauración en base a las páginas digitalizadas de las revistas de los ´80. Esta tarea estuvo a cargo del gran J.J. Rovella y la verdad es que fue estupenda: las historietas se ven muy bien, los colores están en sus tonos justos, la línea no se ve mordida ni empastada... una maravilla. Pero el libro tiene varios problemas en rubros vinculados a la edición, principalmente dos: 1) una cantidad grosera de errores en los textos. Faltan o sobran letras en algunas palabras, faltan algunos espacios entre palabras, no hay un criterio coherente para cortar las palabras con los guiones, algunos "continuará" con los que terminaba cada entrega fueron eliminados para el libro y otros no, y cosas así que complican un poco la lectura (que ya de por sí puede ser intrincada porque los diálogos están escritos en español clásico, y los personajes usan el "vosotros"). Es increíble, realmente, cómo no se supervisa mejor el tema de los textos en ediciones lindas y chetas como esta. El problema nº2 es menor, pero me hincha las pelotas: ya que se trabajó sobre las revistas originales, ¿tanto costaba poner un rengloncito de texto que dijera "esta historieta se publicó en Anteojito entre Tal Mes y Tal Mes de Tal Año"? ¿Por qué tenemos que adivinar esa data tan importante para darle contexto a las obras? De hecho, en el libro aparece primero la aventura de Arlekín y después las de Cascabel, pero Alcatena las publicó en Anteojito en el orden inverso. Cascabel es bien de principios de los ´80 (ahí el trazo de Quique está más emparentado con sus trabajos para la DC Thomson de Escocia) y Arlekiín es de la segunda mitad de los ´80, y visualmente está más cerca de La Fortaleza Móvil y demás series escritas por Ricardo Barreiro con las que Quique ganó protagonismo en las páginas de Skorpio. Pero de eso me enteré porque se me ocurrió preguntare a Quique en qué orden dibujó el material que incluye el libro, y lo lógico sería que esa información apareciese en la propia publicación. En cuanto al material en sí, se trata de historietas para chicos de 8 a 10 años, que al salir en entregas de una página en una revista semanal tenían que generar un poquito de intriga y hacer avanzar un poquito la trama en muy pocas viñetas. Y está bien, tienen ritmo, están repletas de personajes y conceptos muy originales, muestran ese interés en las distintas mitologías y las distintas civilizaciones que suele desplegar Alcatena en sus obras para adultos, la violencia no está enfatizada, y tanto el dibujo como el color están bien logrados, más allá de que el Alcatena de los ´80 no tenga la destreza narrativa ni la imaginación explosiva del Alcatena más reciente. Como curiosidad, como "Year One" de la ilustre trayectoria del maestro, Arlekín y Cascabel es un lindo libro. Y probablemente hasta pueda entusiasmar y estimularle la imaginación a los niños y niñas del Siglo XXI porque las historias, si bien son ingenuas, no son pelotudeces. Para los que creíamos que nunca se iban a reeditar los trabajos de Quique para Anteojito, Arlekín y Cascabel es un milagro que vale la pena celebrar. En 1999, cuando la editorial estadounidense Kitchen Sink se fue al descenso, dejó sin recopilar una miniserie de Atomic City Tales, la gran creación del capo canadiense Jay Stephens. Por suerte, unos años más tarde entró en escena Oni Press y publicó este Vol.2 de Atomic City Tales, que lamentablemente sería el último. Acá tenemos, en maravilloso blanco y negro, una excelente historieta de Stephens, que disecciona de manera divertida y por momentos transgresora el funcionamiento de la pica entre superhéroes y supervillanos, los romances entre compañeros de equipo, los cambios en trajes y poderes de los superhéroes y demás tropos de las aventuras de este género inagotable. Pero además Stephens se suma a la saga como un personaje más, un dibujante de historietas que en el mundo de los Astonishers y la Maniac Gang trabaja como "cronista" de las aventuras y las registra a modo de comics. La historia avanza a muy buen ritmo, si bien se caga olímpicamente en las convenciones del típico relato superheroico para concentrarse en la faceta más humana de Big Bang, Doc Phantom y demás personajes de ambos bandos. El libro incluye unas páginas adicionales en las que Stephens cierra de alguna manera el universo que quedará trunco con la desaparición de Kitchen Sink, muchos bocetos, páginas descartadas, y una breve historieta protagonizada por un personaje llamado The Stiff, más para el lado del hard boiled, donde las tintas corren por cuenta del glorioso Mike Allred y las tonalidades de gris las agrega Laura Allred. Una perlita más para un TPB que visualmente es una fiesta, porque está todo puesto al servicio del lucimiento de un dibujante como Stephens, que es descomunal. Además de su vasta producción en el campo de la historieta infanto-juvenil, en sus trabajos para adultos (como este) el canadiense desarrolló un estilo donde se mezclan el ya citado Allred con Seth y Jaime Hernández, con unos resultados formidables. Además, en este tramo final de Atomic City Tales tenemos hallazgos en la narrativa, en la aplicación de grises y hasta en el rotulado y las onomatopeyas. Hoy que cualquier gil se hace el banana deconstruyendo los mitos superheroicos, no está mal ir 25 años para atrás y ver cómo lo hacía este monstruo superdotado que es Jay Stephens. Un trip agridulce, porque hace años que el autor abandonó el Noveno Arte para laburar en dibujos animados, pero muy divertido, muy flashero, muy original y muy recomendable tanto para los fans de los superhéroes atípicos como para los que se copan con una historieta de perfil más autoral. Y nada más por hoy. En cualquier momento arranco con un experimento medio bizarro que se va a desarrollar a lo largo de siete días consecutivos, acá en el blog. Guarda que va a ser un desconche. Ah, sí, me olvidaba: junto a Gonzalo Ruiz revivimos en podcast Distinguida Competencia, ahora centrado en la producción de DC Comics entre el año 2000 y el 2011. Se puede escuchar gratis en https://anchor.fm/distinguida-compete...
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Published on September 15, 2022 18:36

September 12, 2022

DISPAREN AL HUMORISTA

La visitadísima vagina de sus progenitoras, ¿cómo mierda puede ser que haya conseguido este libro a dos mangos en una librería de saldos? Disparen al Humorista es uno de los mejores libros que leí en mucho tiempo, algo que debería ser de lectura obligatoria en todas las putas escuelas del planeta. No puede ser que no haya hordas de lectores dispuestos a apuñalarse unos a otros por un ejemplar de este libro. Este es un comic que te modifica, te cambia la vida, te abre puertas para repensar un montón de cosas que tienen que ver con el humor, la risa, la comicidad y sobre todo la libertad para expresarnos. Son 150 páginas inolvidables, en las que Darío Adanti (historietista argentino radicado hace muchos años en España, del que ya vimos otros trabajos acá en el blog) echa mano a una infinidad de recursos para explicar de manera graciosa y atractiva qué es el humor, cómo funciona y por qué no tiene sentido ponerle límites o restricciones. El dibujo de Adanti es maravilloso, con una paleta de colores de tremendo impacto y momentos en los que la línea desaparece y es el propio color el que define los contornos de los personajes y demás elementos gráficos que aparecen en la viñeta. Casi todo el libro está armado con grillas clásicas, de cuatro o seis viñetas de tamaños prácticamente idénticos. Pero cuando esa grilla deja lugar a puestas en página más experimentales (esas a las que Thierry Groensteen calificaría de "ostentosas"), el talento de Adanti estalla como una supernova y nos ofrece momentos inolvidables, fascinantes, que no tienen nada que envidiarle a las puestas más extremas de las que pelaba J.H. Williams III en Promethea. Disparen al Humorista nos muestra al autor argentino en su mejor nivel, en un despliegue iconográfico de inmensa generosidad, con caricaturas, onomatopeyas (pienso en esas novelas gráficas de ahora sin onomatopeyas y me dan ganas de repetir las puteadas con las que empecé esta reseña), tipografías integradas a las viñetas, ese planteo cromático por momentos extremo, y sobre todo con un diseño muy personal, donde nada es como lo vemos en el mundo real, sino como Adanti tiene ganas de representarlo. Los personajes pueden ser esqueletos, un cacho de tronco con saco y corbata, una bombita de luz con un cerebro adentro, un tipo con cabeza de tostadora, un gatito antropomorfo, el propio Adanti... lo que venga. Todo está pensado minuciosamente para sorprender al lector y hacerlo entrar a este ensayo en el que el autor le da mucho protagonismo al texto, pero se mata para que el dibujo nos mantenga absolutamente atrapados a lo largo de todo el libro. Y lo mejor que tiene Disparen al Humorista es que, mientras el dibujo es claramente en joda, el texto es en serio. Adanti investigó, estudió teorías sobre el humor, revisó la historia, recopiló citas, refutó mitos, pensó a fondo en el tema y -como todo ensayista- volcó sus conclusiones en un trabajo con el que por supuesto se puede disentir, pero al que no se le puede decir ni mu en cuanto a la forma en que propone toda una serie de ideas, propias y heredadas de teóricos anteriores. Me sorprendió que Darío no trabajara con aquella cita de Arthur Schopenhauer que solía mencionar el Negro Dolina, esa que decía algo así como "hacer humor es básicamente poner algo allí donde no va". Una definición brillante, que no aparece en este libro, en el que abundan las definiciones brillantes acerca del humor, sus causas y sus efectos. Pero la verdad que es un texto completísimo, sustancioso, lleno de momentos que te disparan ideas, que te invitan a replantearte un montón de cosas, y que rápidamente te convencen del principal argumento que esgrime Adanti en estas páginas, que es lo ridículo y lo nocivo que resulta tratar de limitar las temáticas que se pueden abordar desde el humor. Esa exploración de las barreras que aparecen por derecha y por izquierda, el rol de los medios y las redes sociales en la instauración de estas instancias de censura o de represión a la labor del humorista, por un lado es cautivante y por el otro descorazonadora. Y lo que propone Adanti para dejar sin efecto esos mecanismos de censura es tan disparatado como genial. Recomiendo enfáticamente Disparen al Humorista, es una obra realmente fundamental para cualquier fan de la historieta y el humor. Ojalá la consigas barata como la conseguí yo, pero si la tenés que pagar un poco más, no lo dudes. Esto vale cada centavo que desembolses por el libro. Y nada más, por hoy. Nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on September 12, 2022 18:44

September 7, 2022

DE NUEVO AL RUEDO

Costó encontrar un rato para escribir las reseñas, pero bueno, acá estamos, en la previa a un nuevo viaje a Córdoba para una nueva edición de Docta Comics. Empiezo con un integral en tapa dura que trae todo el material de Sam Pezzo realizado por el maestro Vittorio Giardino entre 1978 (sí, a mí también me sorprendió que las primeras historias fueran tan antiguas) y 1983. Allá por el 28/11/13 vimos un álbum de Sam Pezzo, que está incluido en este masacote, y me acuerdo que el guion no me había convencido demasiado, principalmente por la sobrecarga de elementos, peripecias y giros argumentales que incorporaba Giardino en una cantidad de páginas relativamente pequeña. Eso se repite a lo largo de todo este tomo: las historias están muy comprimidas, no dan respiro y por momentos agobian al lector con la cantidad de cosas que pasan en 30 ó 35 páginas. No todos los guiones me parecieron flojos, hay un par que realmente funcionan bien... pero seguramente funcionarían mejor con seis u ocho páginas más para que haya pausas, o momentos para bajar un cambio, reflexionar, contemplar, esas cosas que normalmente suceden en las novelas de género hard boiled que inspiraron a Sam Pezzo, pero acá brillan por su ausencia. Giardino trae todos los tópicos del policial negro yanki a una ciudad que no nombra, pero que claramente es italiana. Así, a la figura del detective que investiga casos turbios (no muy distintos de los que unos años antes investigara Alack Sinner), se suma la sombra de una violencia urbana que a fines de los ´70 estaba muy presente en una Italia dominada por las mafias y por conflictos políticos muy picantes. Entre una cosa y otra, estas historietas desparraman cadáveres a diestra y siniestra y naturalizan totalmente el hecho de que haya tiroteos en cualquier lado y a cualquier hora. Por supuesto Giardino se para del lado correcto de la grieta, y si bien Pezzo no es un héroe ni un personaje particularmente virtuoso, el rol de los villanos suele recaer (como en Alack Sinner) en personajes acomodados, casi siempre elitistas. Es impresionante lo mucho y lo rápido que evoluciona el dibujo de Giardino. En las primeras historias no opone mayor resistencia a la poderosa influencia de José Muñoz, o incluso a la de Chester Gould, porque puebla estas aventuras de freaks deformes y contrahechos. Gradualmente se calma un poco, y si bien no abandona el uso de abundantes masas negras, estiliza mucho más a los personajes, mientras experimenta una mejora en el manejo de los fondos y el rotulado que va claramente para el lado de Hergé y Edgar-Pierre Jacobs. Sam Pezzo es una historieta muy de su época, que hoy, comparada con obras más recientes de Vittorio Giardino, se ve bastante precaria. Pero tiene ese atractivo: el de permitirnos constatar cómo el ídolo empieza bien de atrás y evoluciona a pasos agigantados hasta convertirse en un maestro del blanco y negro, el dibujo realista y un grafismo en el que conviven Muñoz, Hergé, Guido Crépax, Milo Manara y varios más de los maestros que marcaban el pulso del comic europeo a principios de los ´80. Salto brutal a Estados Unidos, años 2000 y 2001, cuando Dan Abnett y Andy Lanning, tras ponerle fin a dos colecciones mensuales de la Legion of Super-Heroes, relanzan al clásico grupo (en su versión post-Zero Hour) en una maxiserie de 12 episodios titulada Legion Lost. Una historia extrema, bastante jugada, a la que por ahí le sobran un par de episodios, pero que me volvió a impactar como cuando la leí por primera vez hace 20 años... y eso que sabía quién moría, quién era el villano encubierto... Los guionistas británicos no solo orquestan una saga grandilocuente y pensada para redefinir al grupo de jóvenes paladines del Siglo XXI, sino que además demuestran un muy buen manejo de personajes que no crearon ellos. Al trabajar sobre una cantidad reducida de Legionarios, todos tienen su oportunidad de lucirse y de desarrollarse. Por ahí Chameleon es quien menos se modifica (mirá qué ironía, un cambiaformas que se resiste al cambio) a lo largo de la historia, pero el resto sin dudas sale de esta ordalía bastante distinto de como entró. Abnett y Lanning juegan fuerte con los conceptos de ciencia ficción que les habilita el hecho de tener una serie ambientada mil años en el futuro. Por más comics de la Legion que hayas leído, Legion Lost transmite todo el tiempo sentís la sensación de que puede pasar cualquier cosa, y eso probablemente sea lo mejor que tiene la obra. La movida de los británicos de meterle un tono más oscuro a la Legion funcionó, y dio pie a una serie que duró bastante. Parte del gancho tiene que ver con que Legion Lost tuvo como principal dibujante a Olivier Coipel, quien la había roto toda en los últimos números de la serie que precedió a este relanzamiento. Coipel le pone todo a la creación de bichos alienígenas y se nota que disfruta muchísimo las escenas de acción. Los trajes, las armas y los rostros de los personajes también están muy bien logrados. El problema son los fondos. O en realidad, la cantidad de páginas en las que Coipel no te dibuja un puto fondo ni por accidente. Dale, flaco... media pila. Sos francés, a los dibujantes franceses les queman la cabeza para que se maten con los fondos... Alguno, aunque sea para engañar al lector, tenés que dibujar, aunque labures para EEUU. Los números que no dibuja Olivier los saca con jerarquía otro dibujante francés, Pascal Alixe, que también me gusta mucho y que se rompe un poquito más el culo para que de vez en cuando haya un fondo atrás de los personajes. Fuera de ese detalle, este es un comic de superhéroes fuerte, que no perdió vigencia 20 años después, y que por ahí quedó perdido entre tantos relanzamientos fallido de la Legion pero en aquel entonces fue realmente importante, por lo menos para los fans del clásico grupo de DC. Y termino con un comic argentino reciente, también repleto de conceptos de ciencia ficción, ambientado en una galaxia remota y con una notable escasez de fondos (parece la cuenta bancaria de una empresa quebrada). Galathea es una creación de Lucas Gutiérrez, quien escribe casi todas las historias que integran este librito, colorea todas y dibuja solo algunas. También hay unas cuantas páginas muy bien dibujadas por Fernando Calvi (a quien la paleta de Gutiérrez complementa a la perfección) y breves colaboraciones de Juan Caminador, Nicolás Brondo y Leo Sandler. Las aventuras de Galathea son sencillas, el conflicto que las motoriza se reitera varias veces en pocas páginas, y en todo caso el atractivo pasa por la acción, por el desarrollo de personajes y por la construcción de un mundo que seguramente Gutiérrez y sus colaboradores tienen pensado seguir explorando en futuras entregas. Por ahora es una aventura bastante clásica, muy en la línea Star Wars, a la que le falta un poco de complejidad y sobre todo más trabajo en los fondos. Nada más, por ahora. Tengo leído otro libro, pero no me queda tiempo para escribir la reseña (anticipo: es un LIBRAZO). Gracias por el aguante y nos vemos en Docta Comics.
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Published on September 07, 2022 19:48

August 31, 2022

NOCHE DE MIÉRCOLES

O de mierda, ¿para qué vamos a andar con eufemismos, a esta altura? Estoy intoxicado desde ayer, con diarrea y vómitos, y es una sensación horrenda, que me impidió hacer prácticamente todo lo que tenía programado para hoy. Por lo menos al quedarme en casa tuve tiempo para terminar un libro y encarar estas reseñas... Sigo a full con 20th Century Boys y el Vol.6 me pareció alucinante. La cantidad de personajes en escena, el misterio de Amigo que está cada vez más cerca de resolverse, los huevos de Naoki Urasawa para dejar fuera de cámara durante cientos de páginas a Kenji, que supuestamente es el protagonista de la saga... Y eso sin hablar del dibujo, que es glorioso, a años luz de todos esos simios amaestrados que llenan páginas de los shonen en un estilo uniforme, de modo que cada día sea más difícil distinguir a unos de otros. Los personajes están diseñados de manera brillante, pero son apenas la puntita del iceberg. Todo este mundo peligrosamente cercano que dibuja Urasawa está pensado para envolvernos en la historia y que nos resulte verosímil y atrapante. Hasta que pasadita la mitad del tomo, el autor hace una de más y el verosímil se va al carajo. En una secuencia ambientada en 2015, cuando Otcho es un señor de casi 50 años, obtiene una pista importantísima que lo acerca a resolver el misterio de Amigo porque RECUERDA UNA CONVERSACION QUE TUVO CON UN COMPAÑERITO EN QUINTO GRADO. Chau, imposible. Me resulta más fácil creer que Macri no tuvo nada que ver con el espionaje a los familiares del ARA San Juan. ¿Qué clase de persona recuerda en 2015 algo que le dijo un compañerito de la primaria en 1971? No hay forma. 20th Century Boys es un manga en el que la reconstrucción de un pasado lejano tiene muchísimo peso, desde el primer tomo. Pero no se puede apelar a saltos al vacío tan extremos como el que pega Urasawa en esa secuencia. Fuera de eso, un tomo redondísimo, un guion que no deja cabos sueltos, un suspenso siempre asfixiante, personajes y situaciones muy gancheros, giros impredecibles, revelaciones impactantes... un lujo. Hace poco prometí volver a visitar al Conan de Timothy Truman y Tomás Giorello, y acá estoy, con un arco de cuando los capos ya dejaron la serie mensual y empezaron a realizar miniseries protagonizadas por un Conan ya veterano, ahora Rey de Aquilonia. De todos esos arcos publicados por Dark Horse bajo el rótulo de King Conan, el "mejor rankeado" por los fans es este, Wolves Beyond the Border, tal vez porque tiene la particularidad de no seguir de manera lineal a ningún relato de Robert E. Howard, sino que está armado por Truman a partir de fragmentos de obras que Howard dejó inconclusas, a las que el guionista les incorporó muchísimo de su propia cosecha. Y además a Truman siempre se le dio muy bien el western, y Wolves Beyond the Border es un western apenas camuflado. Nunca fui muy lector de Conan, pero creo que esta es la historia que más me gustó de todas las que leí con este personaje. Me gusta que sea un cincuentón muy curtido, no tan impulsivo como en sus años mozos. Me gusta que para cuando matan a sus compañeros uno ya se encariñó con ellos... y lo que más me gusta: a diferencia del Conan de Roy Thomas, el clásico, el de los años ´70 en Marvel, este no está suavizado. La violencia es tremenda, la sangre te salpica, vuelan cabezas a la mierda... como debe ser un comic de bárbaros, no? Pero además hay diálogos muy logrados, hay cuerpos desnudos, hay gente que coge... Muchas cosas que en el Conan de Thomas no recuerdo haber visto nunca. Por ahí (repito) porque leí muy poco. Este guion de Truman está pensado para satisfacer a cualquier fan de la aventura. Hay locaciones exóticas, sacrificios, persecuciones, magia, combates a todo o nada, suspicacia (porque la alianza entre los "buenos" es bastante frágil), lindos toques de continuidad que hilvanan a la era de Conan con las de otros personajes de Howard, volantazos que no te ves venir... Realmente está todo muy bien pensado y bien cuidado. Y el dibujo de Giorello, ma-mita... Mejor que en el tomo anterior, mejor que nunca. Una bestialidad lo que dibuja nuestro compatriota en estas páginas. Tomás entregaba lápices sin entintar, tan complejos, tan sólidos, tan trabajados, que -photoshop mediante- se ven como si estuvieran entintados como los dioses. Sobre esos lápices, el colorista (nada menos que el gran José Villarrubia) no tenía más que añadir su propia magia, con unos resultados sublimes. Como la vez pasada, me llamó la atención que Giorello narre todo tan "de cerca", con muchos planos cortos. En general queda bien, pero hay secuencias que por ahí se verían mejor contadas "más de lejos", con más protagonismo para los fondos y menos para las figuras y los rostros. Creo entender por qué Giorello se siente tan cómodo cuando puede meter muchos primeros planos: si bien este animalito dibuja TODO muy bien, en los rostros saca una diferencia brutal con sus colegas. A las mujeres las dibuja hermosísimas, con esa sensualidad tipo Alfonso Azpiri, y a los hombres les pone esa gestualidad adusta, por momentos salvaje, que recuerda al toque al gran Jorge Zaffino y que tanto le gusta al lector yanki. El Conan de Giorello es enorme y exhuberante, y habita un mundo al que también se le aplican esos calificativos. Y el aporte de Villarrubia hace que todo sea vea aún más bello y más épico. Si alguna vez te copás con Conan y te preguntás por dónde empezar a leer los comics del Cimmeriano, yo iría directo a Truman y Giorello. No puede fallar. Nada más. Gracias por tanto y hasta pronto.
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Published on August 31, 2022 18:10

NOCHE DE MIÉRCOLES

O de mierda, ¿para qué vamos a andar con eufemismos, a esta altura? Estoy intoxicado desde ayer, con diarrea y vómitos, y es una sensación horrenda, que me impidió hacer prácticamente todo lo que tenía programado para hoy. Por lo menos al quedarme en casa tuve tiempo para terminar un libro y encarar estas reseñas... Sigo a full con 20th Century Boys y el Vol.6 me pareció alucinante. La cantidad de personajes en escena, el misterio de Amigo que está cada vez más cerca de resolverse, los huevos de Naoki Urasawa para dejar fuera de cámara durante cientos de páginas a Kenji, que supuestamente es el protagonista de la saga... Y eso sin hablar del dibujo, que es glorioso, a años luz de todos esos simios amaestrados que llenan páginas de los shonen en un estilo uniforme, de modo que cada día sea más difícil distinguir a unos de otros. Los personajes están diseñados de manera brillante, pero son apenas la puntita del iceberg. Todo este mundo peligrosamente cercano que dibuja Urasawa está pensado para envolvernos en la historia y que nos resulte verosímil y atrapante. Hasta que pasadita la mitad del tomo, el autor hace una de más y el verosímil se va al carajo. En una secuencia ambientada en 2015, cuando Otcho es un señor de casi 50 años, obtiene una pista importantísima que lo acerca a resolver el misterio de Amigo porque RECUERDA UNA CONVERSACION QUE TUVO CON UN COMPAÑERITO EN QUINTO GRADO. Chau, imposible. Me resulta más fácil creer que Macri no tuvo nada que ver con el espionaje a los familiares del ARA San Juan. ¿Qué clase de persona recuerda en 2015 algo que le dijo un compañerito de la primaria en 1971? No hay forma. 20th Century Boys es un manga en el que la reconstrucción de un pasado lejano tiene muchísimo peso, desde el primer tomo. Pero no se puede apelar a saltos al vacío tan extremos como el que pega Urasawa en esa secuencia. Fuera de eso, un tomo redondísimo, un guion que no deja cabos sueltos, un suspenso siempre asfixiante, personajes y situaciones muy gancheros, giros impredecibles, revelaciones impactantes... un lujo. Hace poco prometí volver a visitar al Conan de Timothy Truman y Tomás Giorello, y acá estoy, con un arco de cuando los capos ya dejaron la serie mensual y empezaron a realizar miniseries protagonizadas por un Conan ya veterano, ahora Rey de Aquilonia. De todos esos arcos publicados por Dark Horse bajo el rótulo de King Conan, el "mejor rankeado" por los fans es este, Wolves Beyond the Border, tal vez porque tiene la particularidad de no seguir de manera lineal a ningún relato de Robert E. Howard, sino que está armado por Truman a partir de fragmentos de obras que Howard dejó inconclusas, a las que el guionista les incorporó muchísimo de su propia cosecha. Y además a Truman siempre se le dio muy bien el western, y Wolves Beyond the Border es un western apenas camuflado. Nunca fui muy lector de Conan, pero creo que esta es la historia que más me gustó de todas las que leí con este personaje. Me gusta que sea un cincuentón muy curtido, no tan impulsivo como en sus años mozos. Me gusta que para cuando matan a sus compañeros uno ya se encariñó con ellos... y lo que más me gusta: a diferencia del Conan de Roy Thomas, el clásico, el de los años ´70 en Marvel, este no está suavizado. La violencia es tremenda, la sangre te salpica, vuelan cabezas a la mierda... como debe ser un comic de bárbaros, no? Pero además hay diálogos muy logrados, hay cuerpos desnudos, hay gente que coge... Muchas cosas que en el Conan de Thomas no recuerdo haber visto nunca. Por ahí (repito) porque leí muy poco. Este guion de Truman está pensado para satisfacer a cualquier fan de la aventura. Hay locaciones exóticas, sacrificios, persecuciones, magia, combates a todo o nada, suspicacia (porque la alianza entre los "buenos" es bastante frágil), lindos toques de continuidad que hilvanan a la era de Conan con las de otros personajes de Howard, volantazos que no te ves venir... Realmente está todo muy bien pensado y bien cuidado. Y el dibujo de Giorello, ma-mita... Mejor que en el tomo anterior, mejor que nunca. Una bestialidad lo que dibuja nuestro compatriota en estas páginas. Tomás entregaba lápices sin entintar, tan complejos, tan sólidos, tan trabajados, que -photoshop mediante- se ven como si estuvieran entintados como los dioses. Sobre esos lápices, el colorista (nada menos que el gran José Villarrubia) no tenía más que añadir su propia magia, con unos resultados sublimes. Como la vez pasada, me llamó la atención que Giorello narre todo tan "de cerca", con muchos planos cortos. En general queda bien, pero hay secuencias que por ahí se verían mejor contadas "más de lejos", con más protagonismo para los fondos y menos para las figuras y los rostros. Creo entender por qué Giorello se siente tan cómodo cuando puede meter muchos primeros planos: si bien este animalito dibuja TODO muy bien, en los rostros saca una diferencia brutal con sus colegas. A las mujeres las dibuja hermosísimas, con esa sensualidad tipo Alfonso Azpiri, y a los hombres les pone esa gestualidad adusta, por momentos salvaje, que recuerda al toque al gran Jorge Zaffino y que tanto le gusta al lector yanki. El Conan de Giorello es enorme y exhuberante, y habita un mundo al que también se le aplican esos calificativos. Y el aporte de Villarrubia hace que todo sea vea aún más bello y más épico. Si alguna vez te copás con Conan y te preguntás por dónde empezar a leer los comics del Cimmeriano, yo iría directo a Truman y Giorello. No puede fallar. Nada más. Gracias por tanto y hasta pronto.
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Published on August 31, 2022 18:10

August 28, 2022

HISTORIETA REVÓLVER: CASA ABIERTA

Por su volumen y por su repercusión, este libro merecía una reseña para él solito. Ahí vamos. Después de un par de años de intentar la proeza con una antología que salía en kioscos y comiquerías de manera bastante periódica, en 2021 la editorial Primavera Revólver rompió su propia lógica y se volcó decididamente al formato libro. Y en vez de discontinuar la antología, la agrandó, la convirtió en un potente masacote de más de 200 páginas, en el que conviven 28 historietas. Como es lógico, la calidad no puede ser pareja si hay 28 historietas y 58 autores involucrados, pero la lectura del tomo resulta -en general- muy satisfactoria. Vamos a recorrer algunos momentos destacados. ¿Está piola poner la mejor historieta adelante de todo, o conviene guardarla para el medio, o para el final? No sé, es un lindo tema para debatir: anatomía de las antologías. Lo dejo picando. Esto viene a cuento de que Casa Abierta arranca con Vacío, una historieta de Sergio Carrera que sin dudas está en el podio de lo mejor del libro. Oro, plata, bronce... no sé, pero seguro es de las tres mejores. Una verdadera gema. La otra que seguro pelea el primer puesto es la de María Eugenia Alcatena y Muriel Frega. Se llama La Siesta y en apenas 12 páginas ofrece tantas buenas ideas, tanta imaginación en la puesta en página y unos dibujos tan hermosos, que la tuve que releer dos veces más. Y también me parece alucinante que se haya publicado en castellano La Noche de Rasputín, una de las 10 historietas que componen la mítica antología Un Giorno, Un Secolo. En este caso, el guion de Robin Wood lo dibuja Quique Alcatena y de la magia de estos dos próceres del Noveno Arte sale un relato realmente inquietante, fiel a la historia real, pero con espacio para la fantasía y la poesía. Después hay cosas raras, como esa historieta de Carlos Albiac y Horacio Lalia, que parece de principios de los ´80. ¿Estaba inédita, o es algo que ya se publicó hace más de 40 años en alguna revista de Record? Me encantaría saberlo. También es polémica la decisión de republicar (pasada a grises de manera no muy lograda) una historieta de Luciano Saracino y Dante Ginevra que ya formó parte de otra antología (De Amor, de Locura y de Muerte, reseñada el 26/05/11). La historia más larga del tomo está escrita por Néstor Barron y dibujada por el recordado Walther Taborda, en un estilo espectacular, muy loco, como si la estética de Taborda de pronto se fusionara con la de Enki Bilal. El guion, lamentablemente, se me hizo largo. Para cuando el conflicto realmente cobra tensión, ya me había aburrido con muchas secuencias innecesarias. ¿Qué más me gustó? Muchas cosas. Ver a El Sombra y Tito dibujados por Edu Molina fue genial. Esas cuatro paginitas de Martín Renard y Tomás Aira (Timeblocked) también me encantaron, sobre todo por el excelente manejo de los diálogos que muestra el guionista. Los dibujos de Diego Pogonza, impresionantes, de altísimo nivel. En general hay muy buenos dibujantes, sobre todo de estilos realistas: Manuela Mauregui la rompe, Carina Altonaga la rompe, Marcelo Valentini está muy bien, Julio Azamor también... Y fuera del estilo más académico, sin dudas Sejo se lleva todas las palmas. También me gustaron mucho el dibujo de Oscar Capristo, la breve historieta de Emilio Balcarce y Fabián Mezquita, y dos ideas, que dieron pie a sendas historietas que por ahí no alcanzaron todo su potencial: la de Dolores Alcatena parte de una premisa sumamente atractiva, pero algo en el dibujo hizo que no me pegara tan fuerte. Y la de Hernán Martignone y Diego Rey, también, parte de una premisa que me entusiasmó, pero me encontré con que eran cuatro páginas sin un conflicto, y yo soy de esos pelotudos que quieren que en las historietas haya un conflicto, algo que se tenga que resolver en algún momento de la trama. Ya nombré a un montón de autores y autoras destacados, y podría sumar menciones a Lubrio, Pablo Barbieri, Sergio Ibáñez, Juan Sáenz Valiente, Alejandro Farías, Gustavo Schimpp, Kripto... Mucha gente muy talentosa hizo su aporte a Casa Abierta, y si bien no todos estuvieron a la altura del material que más me interesó o más me emocionó, la acumulación de experiencias, estilos y miradas diversas sin dudas enriquece la propuesta. La portada de Aleta Vidal está buenísima, la calidad del papel es muy buena, el material está muy bien reproducido (tanto las páginas en blanco y negro como el segmento a todo color), y en general se siente que Paula Varela, la editora de la antología, le pone mucho amor al proyecto, no lo hace para facturar unos mangos ni para buscar chapa o protagonismo. La verdad que está buenísimo que en la era de las novelas gráficas de chotocientas mil páginas haya un espacio para que los maestros de siempre compartan con los autores más jóvenes las páginas de una antología potente, donde todos puedan brillar con historias cortas que visiten distintas temáticas y las aborden en distintos estilos. Este año ya se publicó otro número bien nutrido de Historieta Revólver, que seguramente voy a leer recién en 2023. Así que el proyecto sigue adelante, y eso hay que celebrarlo. Nada más, por hoy. Como suele suceder, reapareceré con nuevas reseñas ni bien tenga más material leído. Gracias y hasta entonces.
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Published on August 28, 2022 19:58

August 26, 2022

MAÑANA DE VIERNES

Acá estoy de vuelta, con un par de libros para reseñar. Después del hitazo que significó Los Años de Allende (ver reseña del 21/08/15), era obvio que la dupla integrada por Carlos Reyes y Rodrigo Elgueta iba a volver. Y volvió en plena pandemia, con un libro editado a fines de 2020, titulado Nosotros los Selk´Nam, en el que exploran la historia, la cosmogonía, la cultura y el legado de esa peculiar tribu aborigen que habitó la Tierra del Fuego, tanto del lado chileno como del argentino. Nosotros los Selk´Nam es un libro raro. Más que una novela gráfica pareciera ser un ensayo gráfico. No está la intención de contar una historia, sino más bien de recabar testimonios y datos que nos ayuden a pensar en los misterios de esta etnia casi desaparecida de la faz de la Tierra. A lo largo de casi 140 páginas, Reyes y Elgueta aparecen como personajes del libro: a veces le hablan directamente al lector y otras veces interactúan con artistas, intelectuales o científicos que estudiaron el tema de los Selk´Nam, o se inspiraron en sus leyendas para crear otras obras. Así, de manera fragmentaria, el libro nos ofrece distintas miradas acerca del fenómeno, unas más centradas en la historia de los aborígenes fueguinos, otras más teñidas por la fascinación que ejerce su conexión con una cierta metafísica muy elevada y conectada con relatos épicos y hasta con cuestiones de género hoy muy candentes. Cada tanto, Reyes y Elgueta interrumpen estas charlas con expertos para mostrarnos algunas viñetas dibujadas en un estilo mucho más caricaturesco, donde sí avanza una ficción un poco más tradicional, protagonizada por una pareja, y por supuesto también vinculada al atractivo que hoy tienen la cultura y los mitos de los Selk´Nam. No es la parte que más me interesó. Lo más rico, para mi gusto, es el tramo más histórico, en el que los autores y los especialistas con los que conversan sacan a la luz la forma atroz en la que terratenientes y empresarios, avalados por los gobiernos de Argentina y Chile, les robaron las tierras a este pueblo y lo exterminaron. Lo más tremendo es que es un exterminio que recién se calmó un poco a principios del Siglo XX, es decir que es bastante reciente y -lo que es peor- está bastante documentado, porque se da en una época en la que hasta existía la fotografía. Una vez más, la codicia de los grandes capitalistas se lleva puesta a una civilización entera, y acá te cuentan quiénes fueron, cómo lo hicieron y cómo sobrevivieron los pocos Selk´Nam que aún hoy pueblan la región más austral de la Patagonia. El dibujo de Elgueta es excelente de punta a punta, en los distintos estilos que aborda. Ya sea cuando retrata a la parejita, o cuando replica el estilo de los antiguos grabados, o cuando mete ilustraciones a lápiz con un trazo más suelto, el trazo del dibujante conjura climas increíbles. Las escenas de cabecitas que hablan no se hacen aburridas, la reconstrucción de las épocas pasadas está lograda de manera magistral y la combinación de distintas técnicas de dibujo y entintado no confunde en ningún momento al lector ni lo distrae de lo importante, que es lo que revelan la investigación de los autores y los testimonios de los entrevistados. Si te interesa saber mucho más acerca de los Selk´Nam (o los onas, como lo llamaban los libros de historia de los que estudiamos en los ´70 y ´80), este es el álbum de historietas al que le tenés que entrar. Nueva edición para Las Andanzas del Incorregible Paolo Pinocchio, esta vez en Argentina (yo tenía la española, de DibBuks, reseñada el 18/04/12), y bueno, una excelente excusa para releer todo el material protagonizado por el muñeco maldito y nacido de la pluma de Lucas Varela. El nuevo recopilatorio trae todas las apariciones de Paolo excepto la novela gráfica final, que salió en Francia en 2021 y acá llegará... eventualmente. Bajo una nueva portada demasiado buena para ser real, el libro pone en orden todas las historietas de Paolo, en las que se ven algunos retoques respecto de sus apariciones en revistas como Fierro o libros anteriores como Estupefacto, Matabicho, o el ya citado recopilatorio de DibBuks. En algunas páginas hay viñetas agregadas, las breves historias presentadas originalmente como tiras ahora son páginas de historieta tradicionales, y el cambio más notable es que Varela acotó muchísimo la paleta de colores. Hay decenas de páginas en las que no vemos ninguna tonalidad de azul, y las tonalidades de verde escasean aún más. Predominan blanco, negro, gris y tonalidades de rojo, a las que también se suman de a ratos naranjas y amarillos. La verdad que el resultado no cambia mucho al quitarle variedad cromática a las historias: el dibujo sigue siendo extraordinario y los guiones mantienen intactas sus dosis de delirio y pésima leche. Probablemente entre los lectores argentinos Paolo Pinocchio sea la más difundida de las obras de Lucas Varela, con lo cual me da la sensación de estar hablando al pedo, de algo que casi todos ya leyeron y ya saben que es una obra maestra de este monstruo de la historieta surgido hace 25 años en las páginas de Comiqueando. Pero habrá algún despistado (o despistada) que todavía no entró a este mundo de fantasía putrefacta, de demonios que se convierten en gusanos, de almas condenadas con forma de masacotes, de orgías satánicas y cuentos de hadas enchastrados de crueldad y miseria. Ese es el mundo de Paolo Pinocchio, un mundo en el que el Medioevo es reversionado para incluir recitales de rock y en el que las palabras típicas de los porteños se cuelan en diálogos pomposos y circunspectos con un efecto cómico demoledor. Humor negro, abyección moral, aventuras que avanzan con una lógica cercana a la de los sueños, y la desbordante imaginación de Varela puesta al servicio de criaturas y escenarios donde la fantasía y la desolación van de la mano. Si los guiones fueran horribles o no estuvieran, habría que comprar este libro por los dibujos, que son gloriosos. Pero además los guiones existen y son brillantes, así que no hay forma de escapar a este infierno encantador, que es apenas una muestra del talento descomunal de Lucas Varela. Nada más por hoy. Gracias y nos reencontramos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on August 26, 2022 07:24

August 22, 2022

NOCHE DE LUNES

Vamos con un par de libritos que me devoré estos últimos días. Conan: Black Colossus es el Vol.8 de los tomos que recopilan la más extensa de las distintas series regulares que protagonizó el Cimmerio en Dark Horse. Este tomo me llamó la atención por el equipo creativo: guion de Timothy Truman, dibujos de Tomás Giorello. Un combo más que atractivo incluso para alguien que (como yo) no es fan de Conan. Adentro me encontré con una historia que adapta un relato de Robert E. Howard en el que básicamente Conan tiene que ponerse al frente de un ejército inmenso para combatir a otro ejército inmenso, que además tiene como líder a un hechicero con zarpados poderes sobrenaturales. Y al final gana Conan, y para festejar se pega una revolcada con una hermosa princesa. ¿Más de 130 páginas para contar eso, estás seguro? ¿No será un malentendido? No. La batalla se despliega en los dos últimos capítulos, y todo el resto es un larguísimo build-up, en el que Truman se dedica a mostrarnos lo malo y poderoso que es el villano, mezclado con escenas en las que Conan se gana de a poco la lealtad de mercenarios, aristócratas y demás muchachones de armas tomar que se integrarán a sus huestes, muchos de los cuales no sobrevivirán. Lo más interesante de esta previa interminable llega cuando Truman contrasta a un Conan rústico, sucio y desprolijo, con estos aristócratas, nenes de mamá que frecuentan los palacios pero que en su vida se enfrentaron a las amenazas que el Cimmerio derrota todos los días, con la naturalidad con la que uno se lava los dientes o saca la basura. Esas pinceladas de intriga palaciega, desarrolladas en diálogos muy dinámicos, hacen que todas esas páginas se sostengan un poco más, incluso a lo largo de capítulos (como el 3 y el 4) en los que prácticamente no hay acción. Y por supuesto el dibujo de Giorello, complementado de modo insuperable por el color de José Villarrubia, le imprime a la historia una fuerza increíble. Tanto en los momentos ominosos, como cuando hay que mostrar a milicos y príncipes rosqueando en un palacio, como cuando estalla el combate entre cientos (o miles) de soldados, cada uno con sus armas, cascos, caballos, etc., nuestro compatriota da cátedra de cómo se dibuja una historieta de aventuras. Criaturas fantásticas, chicas hermosas, bárbaros armados hasta los dientes, hechiceros malignos, palacios majestuosos, Giorello te dibuja todo con una elegancia y una potencia que te pone los pelos de punta. Por ahí hay un cierto abuso de los primeros planos (esos en los que Tomás deja ver en los rostros de los varones la sana influencia de Jorge Zaffino), en secuencias donde se podría haber contado lo mismo "de más lejos". Pero la verdad es que la entrega del dibujante es completa, y el resultado es formidable. Tengo que pensar mucho para recordar cuándo fue la última vez que leí un comic de Conan tan bien dibujado. Se supone que la dupla Truman-Giorello llega a su cima más adelante, en la saga de King Conan, así que prometo entrarle pronto a un tomito que trae algo de ese material. Mientras tanto, si nunca leíste el Conan de Dark Horse, ya sabés que en Black Colossus te esperan una historia que tarda en explotar pero no está mal, y uno dibujos y un color alucinantes. Me voy a España, año 2018, cuando se publica El Tesoro del Cisne Negro, una novela gráfica en la que el hiper-consagrado Paco Roca forma equipo con el diplomático y escritor Guillermo Corral, ahora convertido en guionista de historietas. Si el otro día cuando leía El Pacto del Letargo hubo momentos en los que flasheaba una novela de Arturo Pérez-Reverte, con El Tesoro del Cisne Negro llegué al punto de chequear si el argumento no estaba basado en una obra del maestro cartaginés. Esta es una novela absolutamente protocolar que, como todo trámite protocolar, avanza a un ritmo muy lento. La trama es muy atractiva, y tiene más de un punto de inflexión en los que gana nuevas capas de complejidad, para que los conflictos se tensen y uno no sepa cómo se pueden llegar a resolver. En general, es un buen guion, con buen desarrollo de personajes y un tratamiento serio y verosímil de una temática muy ganchera como es la aparición en nuestro milenio de un gigantesco tesoro hundido en el océano desde principios del Siglo XIX. Los dos problemas que encontré son: 1) el villano es un personaje sin matices ni dobleces. Desde la primera vez que aparece ya intuís que Frank Stern es un sorete, y en las 200 páginas de la novela Corral no hace más que ratificarlo. 2) una punta relevante de la trama se resuelve con una casualidad medio grosera, cuando Alex va al mismo restaurante que Stern y Moreno, el mismo día, a la misma hora. El resto está muy bien. Es una historia de verdad, memoria, justicia y dignidad, que se apropia de elementos de la comedia romántica, del thriller financiero y del courtroom drama tan popular en EEUU. Y tiene ese final agridulce, onda Raiders of the Lost Ark que me cerró por todos lados. El dibujo de Paco Roca es sintético, adusto, con una economía de recursos muy notable. Por momentos me pareció estar viendo dibujos hechos a tinta sin lápiz previo, pero evidentemente la planificación de las secuencias de Roca es tan ajustada que no se puede hacer sin por lo menos bocetos bastante trabajados. Roca se esfuerza todo el tiempo para que el dibujo no llame la atención, no nos distraiga ni por un segundo de la historia. El dibujo está ahí porque filmar El Tesoro del Cisne Negro con actores en escenario reales era un kilombo y salía muy caro. Pero pareciera no tener ninguna otra función. El color sí, es muy generoso en climas, transmite muchísima emoción y funciona como un elemento importante en la narración. Es raro lo que me pasó con el dibujo, porque por un lado me gustó, y por el otro pienso que esto mismo lo podría haber dibujado un tipo mucho más genérico, más del montón, mucho menos talentoso que Roca, y habría funcionado de la misma manera. Y Paco podría haber dedicado los años que trabajó en este libro a otra obra con guion suyo, de esas que te masacran el alma. Pero bueno, se copó con este proyecto, le dio jerarquía y visibilidad a un guion muy consistente y no se le puede decir ni mu, porque el resultado es satisfactorio, lo mires por donde lo mires. Tengo un libro más de Roca sin leer, que supongo que llegaré a reseñar muy a fin de año, o ya el año que viene. Y nada más. Muchas gracias a tod@s l@s que descargan la Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/. Hicimos un laburazo y está bueno que llegue a destino. Nos vemos pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.
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Published on August 22, 2022 18:47

August 19, 2022

NOCHE DE VIERNES

De a poquito se me van acomodando los horarios y empiezo a encontrar momentos para leer comics y reseñarlos, que para eso está este blog. Sobre fines del año pasado, Loco Rabia y Belerofonte lanzaron el libro Nuggu y los Cuatro + La Niña de Sal, de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena. Los memoriosos recordarán que allá por 2007, Belerofonte había publicado en Uruguay un librito que traía Nuggu y los Cuatro. Cuando se anunció este, pensé que simplemente le habían agregado atrás otra serie de la dupla con una ambientación similar, como suele hacerse. Imaginate mi sorpresa cuando descubrí que La Niña de Sal no solo comparte ambientación con Nuggu y los Cuatro, sino que retoma a los personajes y los conceptos de aquella saga. O sea que a las 70 páginas originales se les sumaron 144 más, que forman parte de un mismo universo y resignifican lo que Eduardo y Quique nos habían contado en aquella primera saga. La única cagada que tiene el libro es que no ofrece información acerca de cuándo se realizaron estas historietas o cuándo fueron publicadas en Italia, su mercado original. El resto, todo alucinante. Mazzitelli y Alcatena nos llevan a una versión fantástica y desaforada de Japón, donde conviven imperios poderosísimos, demonios ancestrales, hechiceros malignos, monjes, luchadores y todo de tipo de criaturas una más extrema que la otra. Como siempre, el guionista se las ingenia para contar pequeñas historias dentro de la historia troncal (que parecen ser dos, pero es una sola cuyo foco se desplaza un poquito), para mechar sutiles pinceladas de humor y algunos bloques de texto de increíble vuelo poético. Fiel a su costumbre, los guiones de Mazzitelli requieren de la violencia para resolver los conflictos, pero esta está bastante desenfatizada. Nunca llegan a ser historietas "de machaca", si bien proliferan las espadas, los ejércitos y los combates a todo o nada entre seres hiper-poderosos. Esta vez tenemos un héroe que realmente transpira la camiseta y la pasa mal para conseguir su objetivo, el rústico Togoro, quien recién alcanzará la paz en la última viñeta. Y dos chicas en roles muy destacados: Yaomi en el primer tramo y Okima en el segundo encerrarán las claves para que la historia avance y llegue a buen puerto. El trabajo que hace Mazzitelli con estos dos personajes es realmente muy notable. Como son historias pensadas para ser publicadas en episodios de 12 páginas, algunas incluyen peripecias que -miradas con un poquito de perspectiva- no aportan tanto al desarrollo global de las tramas, sino que están ahí básicamente para que no se vaya el episodio entero sin que "pase algo" que impacte al lector. Pero la lectura en libro, con toda la saga junta, no transmite la sensación de "esto está estirado al pedo", en lo más mínimo. El dibujo de Alcatena está en ese nivel de esplendor al que se subió hace más de 30 años y nunca se bajó. Acá encontré algo infrecuente en la obra del ídolo: una página de 11 viñetas. Y no, no tuve un flashback traumático a la época en que leía las revistas de Columba. Quique pilotea con maestría el obstáculo de tener que meter todos esos dibujos y todos esos globos de diálogo en una sola página sin dejar nunca de maravillar al lector con su imaginación y su oficio para contar estas epopeyas, una más zarpada que la otra. Recomiendo enfáticamente Nuggu y los Cuatro + La Niña de Sal, tanto a los fans de la dupla Mazzitelli-Alcatena como para quienes todavía no se aventuraron en los mundos fantásticos de estos dos genios de la historieta mundial. Me voy contra dupla tremenda, la que integran Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. Mucho después del final de Death Note, los demiurgos de aquel "shonen que redefinió el shonen" se volvieron a reunir para sumar algunas historias cortas que continúan y expanden la idea del manga original, y felizmente Ivrea las reunió en un librito muy copado. Las tiras cómicas me parecieron malísimas. Las dos historias más breves, las de la infancia de L, están bien sobre todo por la impresionante calidad de los dibujos. Y las tres historias extensas son lo que realmente vale la pena. La saga de C-Kira se mete con el espinoso tema de los ancianos sin recursos, a los que tan caro resulta mantener en una sociedad envejecida como es la japonesa. Y con la eutanasia, así, en general, con la gente que vive porque no le queda otra pero -si le dan a elegir- preferiría morir. La saga de A-Kira tiene un guionazo, una intriga tensa, espesa, donde nunca tenés idea de qué puede llegar a pasar, qué nuevos volantanzos pueden llegar a pegar el propietario del Death Note y Ryuk, nuestro shinigami favorito. Es todo un gran in crescendo maligno, pasado de rosca, que va a terminar con una puñalada trapera por parte de... alguien. Una historia en la que alguien que no ambiciona el poder ni la riqueza desequilibra todo un mundo regido por esos "valores". Y la saga de Taro Kagami es la que baja a tierra el concepto del Death Note, porque esta vez no está en manos de un maestro de la manipulación, ni de un estratega genial, sino de un pibe más chico, de unos 13 o 14 años, que toma conciencia de a poco de lo zarpado que es poder decidir si los demás viven o mueren. Las tres historias recuperan la sensación que me produjo la lectura del manga original, y en buena medida se debe a lo bien que narran estos dos monstruos. El dibujo apenas baja un poquito la calidad en la última historia (la de Taro), pero también mejora notablemente en las dos secuencias breves de la infancia de L. Así que visualmente esto es tan cautivante como los 12 tomos de Death Note. Solo lamenté que en estas historias no haya personajes femeninos importantes, que es algo que Takeshi Obata dibuja maravillosamente bien. Pero está todo muy bien logrado: el mundo de los shinigamis y el contraste con el mundo real, las expresiones faciales de los personajes, los sutiles toques que le mete a Near para dar cuenta de que pasó el tiempo... todo funciona tan bien como en el manga original. La traducción de Damián Gaggero, impecable. Y ahora sí, creo que no hay más Death Note. Pero si cada tanto se juntan Ohba y Obata y se les ocurren ideas tan interesantes como estas para continuarla (o para continuar Bakuman, ¿por qué no?), cuenten conmigo, que acá hay un comprador incondicional. Vuelvo pronto con nuevas reseñas. Gracias por el aguante, hasta entonces, y no dejen de descargar la nueva Comiqueando Digital en https://comiqueandoshop.blogspot.com/, que está buenísima.
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Published on August 19, 2022 15:51

August 18, 2022

CRACK BANG BOOM: TRES IDEAS PARA MEJORAR

Después de dos años de paréntesis forzado por la pandemia, Crack Bang Boom volvió y volvió en plena forma. No solo no se desarmó el equipo de producción, sino que se lo vio muy afilado, muy bien ensamblado. Y por si la gran convocatoria de público y la alta calidad de la propuesta no alcanzaran, se sumó también la noticia (la bomba, en realidad) de que la organización y la Municipalidad de Rosario firmaron un convenio que garantiza la realización conjunta de DIEZ ediciones más del evento. Claramente se inicia una nueva etapa para Crack Bang Boom, que probablemente incluya la "mudanza" a otro predio dentro de Rosario, con las posibilidades que brinda este compromiso de largo plazo entre una organización privada (liderada por el maestro Eduardo Risso) y una estatal, el municipio de la ciudad que funciona como sede del evento. En ese contexto, me parece que es un buen momento para proponer tres ideas que podrían elevar aún más la calidad de este evento que desde 2010 es pasión de multitudes y que tiene más que ganado un lugar de privilegio entre los fans y los profesionales de la historieta, dentro y fuera de Argentina. 1) SUMAR ACTIVIDADES APUNTADAS AL PÚBLICO INFANTILCrack Bang Boom es un evento de marcado perfil familiar, y sobre todo los sábados y domingos, asiste una gran cantidad de familias con chicos chiquitos. Hasta hoy, con once ediciones a sus espaldas, la convención no contempló a ese segmento etáreo en su programación. Las opciones para los más chiquitos parecieran ser participar del cosplay, ver el cosplay, o instar a sus padres a que les compren cosas en los stands. Me parece que la propuesta se enriquecería mucho si se incorporaran talleres de dibujo, concursos con preguntas sobre dibujos animados, pequeñas obras de teatro (con actores o con títeres), performances de narradores que cuenten cuentos, o cualquier otra de las típicas actividades que suelen verse en la grilla de la Feria del Libro Infantil, por poner un ejemplo cercano. 2) DEPURAR EL ÁREA COMERCIALResulta increíble que, año tras año, las autoridades de la ciudad de Rosario brinden sus espacios públicos para que se venda con total impunidad una amplísima variedad de merchandising trucho. En los pabellones que CBB dedica a los stands comerciales, se ven invariablemente juguetes, mochilas, prendedores, tazas, posters, indumentaria y muchos otros productos realizados en forma clandestina por gente que vulnera los derechos de reproducción de franquicias internacionales como Star Wars, Harry Potter, Stranger Things, Los Simpsons, DC Comics, Marvel Comics y decenas de series de manga y animé de origen japonés, entre otras. Esto debería estar prohibido en un evento 100% privado, y mucho más en un evento donde un estado municipal forma parte de la organización. Sin dudas, es una práctica que debería alarmarnos, no solo por su carácter ilícito, sino porque no se condice con la jerarquía internacional del evento. 3) RECUPERAR LOS ESCENARIOS PARA EL ÁREA CULTURALCon el correr de las ediciones, cada vez más libros se lanzan en las fechas de Crack Bang Boom y las presentaciones de los mismos hegemonizan la programación que se puede ver en los escenarios previstos para las charlas. Gradualmente, la programación de las charlas se fue "tercerizando", en el sentido de que la grilla se llena con propuestas formuladas ya no por la organización, sino por los propios expositores: todos quieren un espacio en los escenarios para promocionar sus nuevos lanzamientos. Así, el área comercial coloniza espacios que deberían estar reservados a actividades culturales o de entretenimiento. Con la cantidad de artistas, editores, comerciantes y demás profesionales vinculados al mundo de la historieta que asisten cada año a la convención, en estos escenarios se podrían generar charlas, debates, espacios de reflexión que enriquezcan la experiencia de los asistentes, y dejar que los expositores promocionen sus lanzamientos cada uno en su stand. De hecho, cuando desde la programación se proponen debates, o charlas temáticas donde los panelistas pueden exponer distintos puntos de vista sobre alguna problemática puntual, el público suele responder de modo entusiasta y los resultados son muy positivos. Las presentaciones de libros, en cambio, salvo honrosas excepciones, rara vez concitan el interés del público asistente. NADA MÁSEste es el aporte que me gustaría hacer, como alguien que asistió a 10 de las 11 ediciones de Crack Bang Boom: en las siete primeras fui expositor, en las tres primeras colaboré con la organización, y en las tres últimas fui simplemente como asistente. Desde distintos lugares observé distintos detalles y encontré estos tres puntos en los que -en mi opinión- todavía hay espacio para mejorar. Contento por la vuelta de la única convención de Argentina a la que me resulta atractivo asistir, y agradecido por el buen trato que se nos brinda tanto a los profesionales como al público en general, celebro que haya Crack Bang Boom para rato y espero que algunas de estas ideas se puedan llevar a la práctica en esta nueva etapa.
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Published on August 18, 2022 06:15

Andrés Accorsi's Blog

Andrés Accorsi
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